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Críticas ordenadas por:
Al encuentro de Mr. Banks
Al encuentro de Mr. Banks (2013)
  • 6,7
    17.676
  • Estados Unidos John Lee Hancock
  • Emma Thompson, Tom Hanks, Colin Farrell ...
7
¿A quién queremos o creemos salvar cuando fabulamos una ficción?
¡Qué misterio el de la imaginación, el de la creación literaria, el de la creatividad de todo tipo! ¿De dónde nace, a qué se debe, por qué a veces parece más una pasión cuyo objetivo fundamental es enderezar algo que sentimos que estuvo mal? Misterios insondables de la vida, de la mente humana, de la naturaleza de las personas, abocadas a veces a reparar o reordenar los añicos de algo que se rompió ante nuestros atónitos y atormentados ojos o a expiar alguna culpa ajena aunque como niños nada pudimos hacer – y ahora como adultos repetimos aquello, desde la fábula, como queriendo cerrar una herida aún en carne viva y que nos devasta hasta el fin…

Esta cinta contiene varias películas a la vez. Por una parte está la batalla de egos entre Walt Disney (1901-1966) y la escritora australiana P.L. Travers (1899-1996) cuando el magnate norteamericano trató – por enésima vez – hacerse con los derechos para llevar a la gran pantalla el personaje más famoso salido de la pluma de la escritora, la memorable e inefable Mary Poppins. Pero también es el pormenorizado recuento de la infancia atormentada de la escritora en su Australia natal, donde presencia el declive y muerte de su adorado padre, con una agonía entre etílica y tuberculosa. Pero así mismo es el recuento e inventario implícito de todo aquello que nos aboca a fabular, a crear mundos fantásticos o ficciones de toda índole, como una forma de expiar alguna falta o de superar algún cataclismo del destino. O también es una amable y amena descripción de lo ingrato y arduo que puede ser el acto de escribir un guión y ensamblar todos los pormenores de una película hasta verla convertirse en realidad.

Y todo funciona bien y se funde en un hermoso relato entre la nostalgia, el amor, la gratitud, el reproche, el dolor, las huidas hacia delante, los mundos fabulosos de alborozo de mercadotecnia, los pequeños sinsabores trufados de amor paterno filial… En definitiva, se nos muestra un amplio abanico de tramas y sub-tramas, todas ellas bien urdidas y que tras una suntuosa y estomagante amabilidad de colorines no ocultan el poso indeleble de amargura o las lesiones calladas del alma que hemos ido recogiendo a lo largo del camino.

Mención expresa merece el espléndido reparto, todos ellos en estado de gracia. Especialmente memorable y adorable en su estirada vulnerabilidad brilla una felizmente recuperada Emma Thompson, absolutamente impresionante en su gama de matices y gestos. Casi a igual altura le dan la réplica tanto Tom Hanks, como Colin Farrell, Paul Giamatti y Jason Schwartzman. Ellos saben conferir las dosis de verdad que se esconde tras tanto oropel indigesto y celofán estomagante. Una muy bella película con sus dosis de profundidad y calado. Muy recomendable.
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73 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez en Anatolia
Érase una vez en Anatolia (2011)
  • 6,8
    2.076
  • Turquía Nuri Bilge Ceylan
  • Muhammet Uzuner, Yilmaz Erdogan, Taner Birsel ...
7
No dejes que la obtusa realidad estropee un áspero devenir apacible
Sobria, dura, poco amigable película turca sobre la búsqueda del cuerpo de un asesinado, mientras a su alrededor se va tejiendo un lento y frondoso tapiz de relaciones humanas, ambigüedades y detalles varios que nos ofrecen un amargo e inhóspito retrato del mundo contemporáneo, sin héroes ni grandes gestos, ni rituales de expiación o reconciliación. No hay nada fácil, ni rápido, ni fluido en el lento devenir casi documental de una trama poco proclive a dar gusto al espectador, sin ninguna concesión de cara a la galería.

La gran y refinada fotografía acentúa y resalta el contraste con la sequedad y pobreza que retrata. La belleza de las imágenes potencia la negritud y amargura de su contenido. Habitamos una cárcel de pequeños gestos, conversaciones recurrentes, hostilidad pueblerina, mezquindad cotidiana y escasa felicidad. La noche engulle el devenir cotidiano y al amanecer ni somos mejores, ni más sabios, ni hemos aprendido gran cosa.

Potente película sin apenas trama, diálogos casi crípticos o en todo caso elusivos, de difícil aprensión y torva mirada iconoclasta. No hay nada fácil ni sencillo en su aparente simplicidad - y, sin embargo, funciona como un reloj de precisión. Asistimos a la autopsia del desánimo cotidiano con profundo escepticismo e intranquilidad. Una película densa, telúrica, ingrata y para paladares refinados que sepan apreciar la morosidad narrativa y los pequeños gestos trascendentes. No es fácil de ver pero cala hondo. Muy interesante.
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35 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nymphomaniac. Volumen 2
Nymphomaniac. Volumen 2 (2013)
  • 6,6
    16.187
  • Dinamarca Lars von Trier
  • Charlotte Gainsbourg, Stellan Skarsgård, Shia LaBeouf ...
7
¿Cómo culminar la autodestrucción inevitable? Aniquilando lo construido…
Ingrata continuación del fascinante Volumen 1, ahora nos enfrentamos en esta segunda entrega al descenso al infierno personal, llena de aristas, de dolor, de daño, de perjuicio, de ingratitud, de felonías, de arbitrariedad, de amargura y sinsabores. Se hace difícil de ver y casi insoportable de aguantar en su machacona insistencia en indagar los más recónditos y amorfos entramados de la humillación, la culpa, la expiación y el sacrificio, como si de una mera mártir laica se tratase.

Porque estamos ante el calvario de un descreído, ante la ilustración de que no existe el más allá sino sólo el premio o castigo en el más acá, no hubiese más infiernos que las tinieblas terrenales, sin reparación ni purificación posibles que entronque con la tradición trascendente del ser humano. La pena es el destierro de la felicidad, no alcanzar nunca la paz, ni aspirar a la salvación o redención de la pena sino a través del más execrable del ojo por ojo y diente por diente. El descreimiento total de Lars von Trier parece abocarnos a la imposibilidad de encontrar la expiación o la remisión de la culpa, porque somos humanos y no hay nada fuera del ámbito terrenal, ni para bien ni para mal.

Por eso nos impone asistir a este abismo tenebroso donde la máxima trascendencia está en dar con la figura retorcida de un árbol, metáfora aberrante de nuestra alma impía, trasunto sin moraleja de las desdichas de la azarosa y sufrida protagonista. Todo es demasiado humano, desangelado (en sentido literal), desfigurado y monstruoso. No cabe el perdón si se niega la culpa, si se borra la transcendencia del alma o se identifica lo feroz, inmoral, cruel y sanguinario con la esencia misma del ser humano. Somos quien somos y nada más – parece decir.

La película se vuelve ingrata, amarga, deleznable y repulsiva, quizás como reflejo de lo que el cineasta cree demostrado – y esta angostura y limitación narrativa acaba lastrando al conjunto: el guión hace aguas en la última media hora, porque da un quiebro inverosímil, trata de cerrar como un rondó tétrico la caída esbozada al principio de la historia. Sin lograrlo. Esa predeterminación fatalista le resta fuerza y la hace caer hasta casi anularla, por inverosímil, por forzada, por maniquea. No sé si era su propósito, pero aun siendo hasta cierto punto coherente, el final es absurdo e increíble y limita el alcance global de la obra. Espeluznante y desesperante, una lacerante decepción.
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32 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oslo, 31 de agosto
Oslo, 31 de agosto (2011)
  • 7,1
    4.228
  • Noruega Joachim Trier
  • Anders Danielsen Lie, Hans Olav Brenner, Petter Width Kristiansen ...
8
¿Qué nos une a la vida? ¿Qué nos aboca a la muerte? Excelente película.
A cada paso – errado o acertado – vamos afectando a los que nos quieren o nos rodean y vamos marcando el devenir del tiempo con nuestros vaivenes y nuestras acciones y omisiones hasta configurar un singular tapiz que puede percibirse como que nos arropa y cobija o podemos sentir que hay algo que ha fallado y que, indefectiblemente, hagamos lo que hagamos, vamos tejiendo más bien una soga que nos pesa y que arrastramos hasta no poder ya con su peso, ni con su densidad, ni con su estela, ni con sus múltiples ramificaciones y consecuencias. Y la frontera entre el éxito o el fracaso es tan tenue como inapelable y acabamos abocados hasta abismos insondables de desesperación e impotencia…

Esta delicada película noruega explora esta difícil y etérea frontera que separa la vida de la muerte, las ganas de vivir y las ganas de escapar de la vida, las ganas de pasarlo bien o de, sencillamente, no pasarlo mal. Sin juicios ni veredictos, sin expiación ni remordimiento, sin ganas de hacer el mal aunque se esté pasando un calvario impreciso y amorfo… pero no hay acto sin consecuencias ni tropiezo sin efecto, todo va sumando lentamente hasta que algún vaso rebosa y ya nada parece poder recomponerse y volver a la normalidad. Hemos dejado pasar la vida y no sabemos cómo retomar el curso de los acontecimientos sin que nos enfrentemos a lo que algunos llaman fracaso, abominación o muerte.

Es un viaje a ninguna parte – o un viaje al fondo del alma herida – que no por desolador o triste nos priva del doloroso reconocimiento de una caída que no sabemos cómo ni cuándo ni porqué empezó pero que parece no tener fin. La atenta mirada del director disecciona la amarga desintegración de una inteligencia preclara, de un espíritu sensible, de una persona educada y arropada por familia y amigos, que, sin embargo, no encuentra su hueco en la vida ni sabe cómo rehacer unos puentes que ha ido quemando durante años de adicciones varias que le han llevado hasta encontrarse con los recovecos más desoladores de sí mismo. Y extiende la mano, pide ayuda, pero ya no hay nadie, ya no queda nada.

Hermosa y triste película llena de aciertos (esas conversaciones de calado ofrecidas en un aparente tono menor, esa atención a todos los detalles que nos rodean, ese tocar el piano como si estuviéramos acunando nuestro propio fin,…) y llena de un regusto que es tanto una exaltación a la vida como un reconocimiento de que, a veces, solo nos queda encaminarnos hasta nuestro último desenlace. Al final asistimos, una vez más, a los mismos escenarios que han adornado este taciturno devenir – y nos apresa una desolación que nos pone un nudo en la garganta. Apenas sin palabras quedamos quebrados. Soberbia y muy recomendable.
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56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Grandmaster
The Grandmaster (2013)
  • 6,0
    6.229
  • Hong Kong Wong Kar-Wai
  • Tony Leung Chiu-Wai, Zhang Ziyi, Zhao Benshan ...
6
Esteticismo, virtuosismo visual y afectación al servicio de una historia prolija y dispersa
Wong Kar-Wai es un cineasta de muy marcada y reconocible estética, y de reconocido prestigio crítico, no siempre acompañado de éxito de público, por ecléctico o minoritario que sea. En este caso presenta una biografía que abarca casi cuatro lustros (de los años treinta a los años cincuenta) que aborda temas como el honor familiar, la tradición y la enseñanza de las artes marciales, el amor no correspondido, la fidelidad a la tradición, el respeto al maestro, los peligros de la innovación y las fatales consecuencias de la falta de consideración hacia la historia de un linaje o de un pueblo.

Y la suma de las partes en verdad acaba por no estar del todo bien ensamblada, quedando todo bastante agobiado, encorsetado y disminuido por un exceso de decoración, de amaneramiento, de languidez, de gotas de lluvia cayendo a cámara lenta sobre charcos bellamente dispersos, de movimientos de cámara que apenas muestran leves gestos afectados o forzados encadenados visuales que poco añaden a la narración y contribuyen a ralentizar la historia y a distanciar al espectador por pura acumulación barroca de belleza, maquillaje, vestuario, muebles y muecas.

Wong Kar-Wai es un director de raza y con una estética singular, que cuando está al servicio de un relato cuajado y compacto, consigue obrar el milagro de ofrecer una joya de incalculable valor. Pero es este caso el episódico guión apenas engancha, los saltos en el tiempo contribuyen a diluir la atención y las bellas coreografías de las escenas de acción detienen en exceso el ritmo de la historia, por lo que se pierde interés y se anula su efectividad.

El tema central de la fructífera (o nociva) relación maestro – discípulo acaba ahogada entre tanto oropel y artificio. Es una película muy bella y es admirable el uso que hace de los decorados y del vestuario, pero sabe a poco y produce más cansancio y fatiga que logros o reconocimiento. Hermosa pero vacua, interesante pero prescindible. Decepcionante.
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23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobran las palabras
Sobran las palabras (2013)
  • 6,2
    7.720
  • Estados Unidos Nicole Holofcener
  • Julia Louis-Dreyfus, James Gandolfini, Toni Collette ...
7
Entrañable película sobre el amor a los cincuenta y los riesgos de las segundas oportunidades
Sobre todo es una película de actores (tanto Julia Louis-Dreyfus como James Gandolfini están en estado de gracia, encantadores, vulnerables, atractivos, adorables, tiernos y sugerentes) que consiguen transmitir con frescura y economía de recursos la complejidad de haber cumplido los cincuenta años y estar solo y sin pareja pero con ganas de compartir tu vida con algún otro relevante que dé sentido y complete la existencia, más allá del papel como progenitor, por intenso o gratificante que éste pueda ser. Esas arriesgadas segundas (o ulteriores) oportunidades que uno mismo desea y tema en igual medida…

Y la película transcurre con elegancia, tiento, mesura y buen humor por esa premisa que no por habitual en la vida se ha tratado con la debida prolijidad y deferencia en el cine, más atento a las alocadas correrías descerebradas de púberes (post) adolescentes con recurrente desbordamiento lúbrico. Es como si la madurez no existiera ni tuviera interés para el común de los mortales (espectadores de cine incluidos). Y es ese respeto por sus protagonistas, esa delicadeza y atención a los matices de todas las situaciones y reacciones lo que le dan a esta película un tono muy especial, reconfortante, cautivador y plenamente logrado. Y todo ello envuelto con buenas dosis de humor y simpatía.

Película recomendable y llena de discretas virtudes, que sin ser una maravilla está planamente lograda y por su rareza temática y su acierto narrativo merece destacarse y será recordada por las hordas de cinéfilos anónimos que acaban arropando y acogiendo todo aquello que de verdad merece la pena. Deliciosa y llena del secreto encanto de las cosas bien hechas.
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37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
A propósito de Llewyn Davis
A propósito de Llewyn Davis (2013)
  • 6,7
    25.963
  • Estados Unidos Joel Coen, Ethan Coen
  • Oscar Isaac, Carey Mulligan, John Goodman ...
7
La desalentadora historia de un fracasado, sin el más mínimo resquicio para la esperanza
Parece que hay consenso entre los críticos ‘serios’ y ‘sesudos’ que estamos ante una de las grandes películas de los hermanos Coen y una de las grandes películas del 2013. Con ese juicio previo fui al cine y he visto una buena película sobre un músico folk que no encuentra ni el éxito en su profesión ni un lugar en su vida y va dando tumbos y cayendo cada vez más hondo y de forma patética a un pozo sin fondo ni salida. Y la película, sin duda, se sigue con interés – salvo una ristra interminable de canciones folk que resulta rancia y soporífera (en su mayoría) y son por completo ajenas a nuestro ámbito cultural – pero en todo momento tuve la sensación de que faltaba ‘algo’ que convirtiera el filme en algo realmente memorable.

Y concluí que lo que le falta a esta cinta es autenticidad y vida. Me parece una trama muy impostada, muy literaria y ‘de guión’, donde las cosas – los sinsabores, ya que SOLO hay penalidades y disgustos – ocurren porque así han sido escritas por los guionistas, pero no porque realmente surja de forma espontánea ni natural de los personajes que se está retratando. Tanto determinismo fatalista – ayuno por completo de sentido del humor, salvo que se considere la congoja o la desdicha ajena, de alguna perversa forma, motivo de hilaridad – y acaba cansando al espectador que siente que lo que ve está ‘bien’, pero que le están hurtando la complejidad, riqueza y arbitrariedad de la vida donde se suelen mezclar quebrantos y algazaras en inestable cantidad y ritmo. Pero en esta película TODO es negativo.

Tanto inmotivado abuso del personaje principal – que con su inmensa cara de pena está presente durante todo el metraje – acaba fatigando al espectador, que si bien reconoce que todo está ‘bien’ (unos solventes actores, una fotografía que envuelve la penalidad con cierta dignidad) se dice, no sin sorna, que quizás habría hecho mejor yendo a ver alguna otra película que fuera más rica en matices y menos maniquea en su planteamiento. Porque ni siquiera unos actores vistosos y diestros pueden hacer mucho con unos personajes que huelen a naftalina y cartón-piedra (especialmente insoportable resulta Carey Mulligan, en un papel carente de sentido).

En definitiva, interesante pero bastante prescindible. Si no la ven, no se pierden nada, salvo que disfruten morbosamente solazándose con las desgracias ajenas…
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18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gente en sitios
Gente en sitios (2013)
  • 5,4
    4.507
  • España Juan Cavestany
  • Maribel Verdú, Adriana Ugarte, Alberto San Juan ...
6
Inquietante película experimental sobre las expectativas y el ensayo narrativo
Uno sale del cine algo perplejo y no sabiendo bien si ha asistido a un una tropelía descarada o a una valiente obra que ahonda, se arriesga y desafía las convenciones habituales. O un popurrí de todo eso. Porque de forma concluyente solo una cosa es cierta: es una película episódica y, como tal, es muy irregular, con fragmentos que funcionan muy bien desde el humor o desde lo desasosegante y excéntrico o desde la descarada provocación a los convencionalismos. Pero hay otros fragmentos más deslavazados, algo tópicos, bastante burdos o totalmente fallidos. Irregularidad que, sin embargo, suma, porque estamos ante una propuesta arriesgada y poco convencional que hace de su rareza virtud y de su juego su razón de ser.

Quizás la película peca de ser demasiado literaria (trata de trasladar el relato corto al cine, no siempre con fortuna, ya que el guión es muy irregular y falto de una mayor depuración y exigencia) y demasiado deudora de los arbitrarios gags televisivos (un ‘todo vale’ que equivale a nada vale nada o cualquier basura puede pasar por bisutería) de la más baja estofa – como el patético episodio sobre el supuesto gay y el tribunal familiar al que se enfrenta.

Muy irregular factura (esa cámara en mano y esa estética cutre de video de fin de carrera) y los muchos rostros conocidos que aparecen – está casi todo el cine español de los últimos quince años, así como algún actor de teatro – creo que dañan y devalúan la propuesta al ofrecer un experimentalismo formal desde un convencionalismo de marca reconocible que no casa nada bien y genera más rechazo que complicidad, al menos en mi caso, ya que parece alardear más de lo bien conectado que está el productor o director y no avala la valía intrínseca del proyecto o la confianza que se tenga en él.

En definitiva, admiro aquellos episodios logrados donde se ofrece un atisbo juguetón sobre el misterio, las expectativas convencionales, lo inquietante y lo arbitrario, pero me irrita tanto desaliño y tanta autocomplacencia donde parece que el cine tildado de experimental permite ofrecer cualquier cosa, sin un mínimo de autocrítica o de exigencia hacia la inteligencia del espectador, como si tuviéramos que rendirnos a la idea (por fallida o irregular que sea) por el mero hecho de ser novedosa, y no podamos evaluar los resultados desde una reivindicación sana del asistente que paga por dejarse llevar hacia algún lugar, por loco que sea, pero desde un necesario respeto. Quizás hubiera funcionado mejor directamente para televisión (aunque parezca un desdoro) pero para cine le falta un hervor y una mayor exigencia crítica y le sobra prepotencia y convicción de ser la repanocha de listos. Interesante, sugestiva, refrescante… pero difícil de recomendar o alabar.
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45 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una familia de Tokio
Una familia de Tokio (2013)
  • 7,0
    3.407
  • Japón Yôji Yamada
  • Isao Hashizume, Kazuko Yoshiyuki, Tomoko Nakajima ...
8
Una mirada lúcida sobre la vejez desde obtusas contradicciones familiares
Hermosa película japonesa, llena de vitalidad y enjundia, de profundidad y paz, de tanto desapego como gratitud, de claroscuros, aristas, asperezas y bondades, como en cualquier familia, como en la vida misma de cada cual. El máximo logro de esta sencilla crónica familiar es que – pese a las peculiaridades culturales y las particularidades geográficas – todos nos podemos sentir reflejados y todos observamos comportamientos y actitudes más que reconocibles y que nos remiten a la intimidad entrañable u hostil del seno familiar.

Son casi dos horas y media de metraje pero resulta pasmoso que si bien el ritmo es pausado, parsimonioso y hasta ceremonial, el tiempo apenas se hace sentir y nos sorprende que – sin solución de continuidad – la película concluya como llegada a un fin de trayecto inesperado y abrupto, dejando ganas de más, de no abandonar a esa familia (que no es ni modélica, ni particularmente interesante), de conocer más detalles y más vericuetos, de acompañar el día a día de cada uno de sus componentes, como impulsados por la constancia y el ronroneo de los latidos del corazón.

Más allá de que se trate de la recreación de una de las obras maestras más imperecederas de la historia del cine – la excelsa “Cuentos de Tokio” de Yasujirô Ozu, que a su vez era una recreación de una gran película yanqui “Dejad paso al mañana” del injustamente menospreciado Leo McCarey – esta película (que no hace olvidar a sus predecesoras pero es muy digna continuadora) ofrece un retrato incisivo, caleidoscópico, agudo, detallista y entrañable de los vínculos familiares, sobre todo cuando los progenitores se acercan a la ancianidad y todo parece abocado hacia un desenlace si no fatal, en todo caso larga y lentamente enunciado y anunciado…

El vetusto director japonés Yôji Yamada nos ofrece a sus 82 animosas primaveras un primoroso relato que oscila entre el homenaje y la más sincera intimidad e introversión. Su tono recuerda en algo a su gran obra “El ocaso del samurái” (2002), en la que ofrecía el retrato del fin de una época a punto de disolverse, entre la nostalgia y el homenaje. Siendo la estética y la dinámica muy diferentes, el enfoque resulta similar: canto por lo que ha sido, himno de alabanza por la belleza de las pequeñas cosas, gratitud por el amor que se ha profesado, sentido abandono de lo que no pudo ser…

Gran obra, llena de emoción, verdad y hondura, muy recomendable y plenamente satisfactoria.
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18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
De tal padre, tal hijo
De tal padre, tal hijo (2013)
  • 7,2
    7.521
  • Japón Hirokazu Koreeda
  • Masaharu Fukuyama, Yoko Maki, Jun Kunimura ...
6
Los desórdenes cuando no tenemos prioridades familiares y nos falta todo amor
Es llamativo que ambas películas japoneses que se han estrenado con diferencia de una semana tratan de la familia, de los valores familiares, del amor paterno-filial y de los pormenores de las ramificaciones emocionales de los vínculos sanguíneos (o no). En España hemos tenido una similar reflexión con “La gran familia española”, pero ha pasado injustamente desapercibida. Ahora con “De tal padre, tal hijo” el tema central es la consanguinidad y sus sutiles e imprevistas derivaciones que nos abocan más allá de la familia tradicional y de la simulación más espuria.

Porque esta película es una reflexión sobre los límites del amor, sobre lo que nos une y vincula en las relaciones familiares, sobre las diferentes formas de abordar la paternidad (desde la exigencia de conseguir una fotocopia de una mismo o bien abriendo las puertas de la libertad a que nos sorprendan sin prejuicios), sobre la dificultad de vernos y vivirnos en nuestro rol de padre y sobre los conflictos que ocasiona no saber manifestar nuestro amor y devoción filial. En España todo lo que huele a familia nos parece rancio, obsoleto o reaccionario, sin darnos cuenta que de lo que trata es de nuestra infancia y de las ilusiones y frustraciones asociadas a nuestros primeros estallidos vitales; no se trata de una mera cuestión ideológica.

El final de esta película es emocionante, intenso, hermoso y desafía todos los convencionalismos y los esquemas conocidos, pero el conjunto se queda por debajo de los las expectativas creadas. Hay demasiados tiempos muertos, se acumulan demasiadas escenas similares, apenas hay evolución y desarrollo en una trama que como tal es poca cosa y se resume en una frase (al nacer, hay un intercambio de niños en un hospital y eso aflora seis años después). Y las dos horas de metraje se pueblan de pequeños matices y sutiles variaciones de las relaciones familiares que no acaban de apasionar ni convencer porque resulta premioso, solemne y, sobre todo, demasiado frio.

Mi sensibilidad mediterránea necesita de unos brotes emocionales más directos y transparentes y se atrofia y languidece ante tanto envaramiento emocional: la cinta no trasciende la corrección formal ni emana pasión o arrebato alguno. Es mucho mejor “Una familia de Tokio” y mi recomendación se inclina claramente por la película de Yôji Yamada, mucho más intensa, más conmovedora y más turbadora que ésta, llena de buenos propósitos pero rácanos logros.
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29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
La jaula de oro
La jaula de oro (2013)
  • 7,1
    2.572
  • México Diego Quemada-Díez
  • Brandon López, Rodolfo Domínguez, Karen Martínez ...
7
El hombre es lobo para el hombre: desmoralizador relato de un viaje infausto
Desde Guatemala a Guatepeor, desde el infierno al abismo más tenebroso… Es encomiable que un director español, burgalés para más seña, nos ofrezca en su primera cinta un relato de unos ilusionados guatemaltecos en busca de una vía de escape a su pobreza y chato horizonte y emprendan una odisea poco gratificante de superación personal y ambición adolescente hacia ámbitos más propicios. Y como ya dijo el sabio, lo interesante de todo ese ajetreo es el viaje en sí mismo y no el mero punto de destino.

Y los hitos del camino serán los peores monstruos que imaginarse pueda: atrás quedaron las sirenas, los argonautas, las bestias o los cíclopes, quedan por sortear otros seres humanos, que tratan de hacer negocio de la miseria ajena, que explotan, secuestran, humillan, roban y sojuzgan a cualquier persona que trate de buscar un mundo mejor, trate de alcanzar una playa más cálida y grata que le que conocen. Y no hay bajeza, indignidad, vejación, ofensa y vergüenza que los ¿semejantes? no estén dispuestos a infligir a aquellos otros que muestran un poco de iniciativa y coraje por salir del lodazal en el que se encuentran inmersos.

Ingrata cinta de escasos diálogos, frenéticos movimientos de cámara, estilo documental, imágenes pedregosas, narrativa lineal y poco propensa al entretenimiento, angustiante relato de un loco peregrinaje por tierras americanas, de exuberante belleza y desleal afecto… Hay mucho que alabar en esta recia cinta hecha con amor hacia los personajes y odio hacia la sociedad, pero resulta difícil recomendar ésta más que lograda cinta que le puede a uno indigestar su próxima comida (trata de blancas, tiro al hombre como si fuera tiro al plato, expolio y oprobio del débil hacia el más exánime aún), porque no es para nada agradable ver lo que ya sabemos y comprobar que tenemos muchas suerte por vivir en un mundo reglado, ordenado y bastante pacífico…

Potente cinta de imágenes poderosas y desenlace descorazonador. Para espectadores curtidos, optimistas irredentos y espíritus concienciados sin resquicio para el desaliento.
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39 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lore
Lore (2012)
  • 6,4
    3.937
  • Alemania Cate Shortland
  • Saskia Rosendahl, Nele Trebs, André Frid ...
3
El viaje a ninguna parte: frustrante, deslavazado y arbitrario relato iniciático
Hay al menos algo logrado en esta cinta: el retrato de la Alemania de los días anteriores y meses posteriores a la muerte de Hitler y el fin de la II Guerra Mundial (todo es hambre, locura, descontrol, arbitrariedad, mercado negro e ineficaz reajuste a los nuevos tiempos que nadie sabe cómo van a devenir), pero este poderoso marco de referencia – que vertebra todo el relato – apenas consigue el propósito para el que fue creado: servir de soporte a una historia que vaya más allá del mero reflejo y evocación de una época difícil. Porque el problema central de la película es que no hay relato propiamente dicho, sino una sucesión arbitraria de comportamientos injustificados e inoportunos de su adolescente protagonista.

El peso del relato lo lleva esa atolondrada protagonista, niña apenas entrada en la adolescencia, que con su conducta entre bruta, brusca, hosca y encopetada va dando traspiés y trompicones por una historia que apenas interesa al espectador, que aburre soberanamente al personal y bordea el tedio y la fatiga en todo momento. Produce desaliente contemplar lo perdida que está la protagonista, toda ademán, displicencia, superioridad quebradiza, soberbia y holgazanería de clase dirigente venida a menos. Pero tanto quiebro narrativo sin cabeza, tantos saltos en la lógica psicológica de los personajes, tantos silencios espesos y desmedidos, producen un profundo sopor y pesadez en el espectador resignado.

¿Adónde nos lleva la película? Al final concluimos que todos esos cientos de estériles kilómetros recorridos entre penurias, barrizales, crímenes y gazuza han hecho crecer a la protagonista, que rompe con su pasado, con su fidelidad infantil nazi (las escuelas son muy nocivas, véanse veleidades integristas o esencialismos históricos o historicistas actuales), con su regurgitar consignas obtusas y obsoletas. Pero para entonces, tras casi dos horas de metraje, esos minutos de clarividencia, carecen de todo interés para el espectador, que hace tiempo que estaba suplicando porque terminara la tortura de esta película espesa, indigesta, plomiza e hinchada.

Pura baratija de saldo, sin interés, sin arte, sin ser digna del dinero pagado por la entrada. Prescindible, tan innecesaria como pretenciosa, totalmente fallida: ahórrensela.
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29 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nymphomaniac. Volumen 1
Nymphomaniac. Volumen 1 (2013)
  • 6,7
    23.506
  • Dinamarca Lars von Trier
  • Charlotte Gainsbourg, Stellan Skarsgård, Stacy Martin ...
8
Retrato de una dolorida adicción que merma toda percepción y acorta cualquier horizonte
Sorpresa mayúscula comprobar como un relato sobre una compulsión desaforada por el sexo despierta tan poca lívido y pese a la generosa propensión a la carne deja tan frío y exhausto como queda la sufrida protagonista – aunque por otros motivos. Es como si nos encontrásemos con la versión de una protagonista femenina de “Shame” (2011), el mismo afanoso autodestruirse debido a una adicción que trastoca y limita toda sensibilidad, induce al exceso y el desvarío y proporciona más dolor que satisfacción.

Asistimos a la confesión entre la atribulada protagonista y un antagonista que bien podría ser (aunque no se nos identifica como tal) un afable clérigo (aunque de origen judío) comprensivo y bienhechor que funciona de caja de resonancia apaciguadora que trata entender y explicarse sin censuras, desde lo terreno y práctico, tanta dispersión y prolijidad de la carne. Esa escucha no es desde la rijosidad o el pasmo, sino desde la cercanía y empatía del que conoce los dislates y trampas de la vida en toda su lacerante cotidianeidad.

Son dos horas que pasan en un soplo, que fascinan por el retrato de una devastación desoladora sin tapujos, ni subterfugios, ni digresiones innecesarias, donde cada imagen es un dolorido avanzar hacia el abismo, donde cada nuevo coito es un lento e inexorable descenso al infierno personal de la insensibilidad más aterradora, donde cada penetración es una terrible herida que no hace sino supurar pese a lo festivo de la apariencia y lo desenvuelto del personaje.

Fascinante e hipnótico recuento de estas tinieblas compulsivas que lacera el alma y produce una obturación de toda percepción y casi total aniquilación de la capacidad para vivir y sentir. Pero no desde un punto de vista moral o moralista, sino desde el recuento pormenorizado de esta adicción enloquecida que nos deja en el mayor de los desamparos cuando la protagonista se enamora y al borde de las lágrimas confiesa “no siento nada”. Caemos al vacío. Desolación extrema, catarsis imposible, seducción total. Una obra memorable. Y solo es la primera parte…
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28 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho ruido y pocas nueces
Mucho ruido y pocas nueces (2012)
  • 6,1
    1.532
  • Estados Unidos Joss Whedon
  • Amy Acker, Alexis Denisof, Nathan Fillion ...
7
Juguetona, arriesgada, divertida, valiente, intensa, variopinta, iconoclasta, festiva…
Jugosa, dinámica y ecléctica versión del clásico de Shakespeare, llena de jovialidad, entrega, ingenio, encanto y arrollador ritmo y desenfado. En un principio me daba pereza ir a ver la enésima adaptación de esta obra de teatro, sobre todo porque pensé que un americano sólo sería capaz de destrozar las sutilezas y el encanto de su vaporosa fragancia primaveral… Pero estaba equivocado y me alegro de haber disfrutado de ésta encantadora puesta al día del texto y su lograda plasmación cinematográfica, con un plantel de actores que bordan sus cometidos y relucen llenos de pasión en sus agradecidos papeles.

El blanco y negro añade fulgor y relumbrón al achispado juego de equívocos, amores, rencores, mentiras, sortilegios, falsedades, venganzas y esparcimiento que se nos ofrece. La ocurrente puesta en escena saca el máximo partido a una amplia casa y su preceptivo jardín, todo muy yanqui y – a priori – nada acorde con el pasatiempo que se nos plantea (esas guerras referidas, esos caballeros inquebrantables, esas doncellas lánguidas u ofuscadas, ese rancio sabor a lo añejo, a lo remoto, a lo desfasado)… y, sin embargo, funciona, nos arroya y arrebata, nos convence y vence, nos subyuga y solaza.

Nada más alejado de la simpleza yanqui que parecía presagiar la batuta de Joss Whedon, pero la sorpresa puede catalogarse de extrema si además comprobamos que no sólo ha dirigido, producido, compuesto la música y confeccionado la adaptación, sino que sale airoso y lleno de brío de semejante excéntrico atrevimiento. Arropado por unos actores luminosos y con una dicción perfecta (a poco que sepas inglés, los subtítulos son redundantes, incluso siendo un texto añejo como éste) y una gestualidad y lenguaje corporales dignos del mejor contorsionista. Entre todos ellos destacan Amy Acker, Fran Kranz y Alexis Denisof, briosos juglares modernos.

Da gusto ver un entretenimiento que conjuga un texto clásico con una inventiva moderna sin traicionar su espíritu ni ofrecer una acomplejada o rendida versión. Hay juego, ingenio, alegría e incandescencia en este entretenimiento vigoroso y lleno de magia y coquetería. Un encanto muy disfrutable y plenamente satisfactorio. Sería una pena que se la perdieran.
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21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vida sencilla
Una vida sencilla (2011)
  • 6,8
    1.551
  • Hong Kong Ann Hui
  • Deannie Yip, Andy Lau, Wang Fuli ...
7
El agradecimiento emocionado hacia una mucama generosa y entregada
Es el retrato de una mujer ya anciana, con cerca de ochenta años, que ha pasado como sirvienta en casa de una familia oriunda de Hong Kong pero que ahora vive dispersa por el mundo y que ya tan solo cuida y se dedica a uno de los hijos, soltero y trabajador empedernido, dedicado al mundo de la farándula y relumbrón, pero que sabe que al volver a casa va a tener los cuidados y atenciones de su inquebrantable y pertinaz sirvienta.

Esta cinta es el reflejo del lento declinar y apagarse de esta generosa mujer que ha dedicado sesenta años de su vida a servir a una familia y que forma parte del devenir y del alma íntima de dicho grupo familiar. No refleja más, pero tampoco refleja menos: es exactamente el retrato de un lento y progresivo declinar y apagarse de una mujer desprendida, cuidadosa y atenta y cómo uno de esos hijos que ella ayudó a criar se ocupa de ella y la atiende en el lento decaer y extinguirse de su afanosa existencia.

Hablar de la bondad de la gente, de su espíritu generoso y liberal, resulta ñoño o blando, pero en este caso se trata de una película de buenos sentimientos y de buenas acciones que se refleja plácidamente y con una mirada tan observadora como asiáticamente distanciada y que tras su aparente lejanía descubre un torrente callado de enternecimiento y gratitud. Porque esta película es un canto a todas esas personas – sobre todo mujeres – que han servido de apoyo y de ayuda o bien a otros familiares o bien han sido empleadas externas pero que han dado lo mejor de sí y de su existencia en velar por el bien de los demás y han arropado y cuidado a unos seres que si bien no son necesariamente consanguíneos, son familia emocional y vital.

Muy hermosa y emocionante cinta que es un canto a esas empleadas domésticas o a esos familiares altruistas (esas tías solteras de espléndida entrega, de amplio vuelo, de mañosa y desinteresada presencia, paciente devenir y dadivosos detalles) que han hecho del servicio a los demás, a los suyos – sean de sangre o no – su razón de ser y toda su existencia. Agradecido homenaje que el espectador contempla turbado y conmovido, incapaz de poner palabras a una emoción que nos vence e impregna como el oleaje de una mar infatigable. Gracias, muchas gracias, porque a vosotras os debemos mucho (os debemos todo) y nunca nadie se había parado a daros las gracias con tan bello y discreto gesto.
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26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
12 años de esclavitud
12 años de esclavitud (2013)
  • 7,3
    64.390
  • Estados Unidos Steve McQueen
  • Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong'o ...
7
Buena, intensa, atroz, hiriente, revulsiva y, ante todo, sobrevalorada
Soy un fan entusiasta y acérrimo de “Shame” (2011), que me parece una de las grandes cintas de la última década, por lo que visto el panegírico de buenas críticas cosechadas por ésta, tenía muy altas las expectativas. Quizás por eso la película me ha sabido a poco y sin desdeñar sus muchas virtudes (el reflejo detallado y sin medias tintas de una vivencia espantosa y repugnante, llena de inefable desmesura e inaudita repulsión y sobrecogedor realismo) me parece que se queda bastante por debajo de lo que pretende y que en este caso el exceso de hiperrealismo solo consigue distanciar al espectador, el cual reconoce y valora intelectualmente lo que está viendo, pero lo distancia y pierde emocionalmente, porque no hay ni el más mínimo resquicio para la empatía.

Es innegable que todos los actores están perfectos en sus cometidos, pero sobre todos ellos destaca – en un pérfido papel de inusitada crueldad y vesania – el actual chico de moda, Michael Fassbender. Y hay muchos actores de relumbrón y renombre que realizan aportaciones breves o fugaces, quizás interesados en figurar en un proyecto de prestigio y no tanto por la relevancia de su cometido. Esta descompensación entre su ‘nombre comercial’ y su ‘aportación real’ contribuye también a distanciarme del conjunto, ya que realmente salvo la enfrentada pareja protagonista, todos los demás carecen de un cometido que vaya más allá de servir a un propósito más alto: ser una gran cinta contra la esclavitud – empeño que todos suscribimos – pero que quizás hubiera necesitado de un planteamiento y ejecución más humildes.

El hecho de que se nos refleje (sin que tampoco tenga uno la sensación del paso del tiempo, la verdad) la vida y acontecimientos durante el oprobio de la esclavitud sobrevenida de un liberado músico neoyorquino, hace que todo resulte algo episódico, con una narrativa dispersa y algo carente de tensión dramática, confiando quizás en exceso en lo inhumano y bestial que se refleja, pero desatendiendo por el camino algún recodo más complaciente o que permita coger algo de resuello al extenuado y sobrecogido espectador.

En definitiva. Es una buena película llena de buenas intenciones y con un sano y loable afán de denuncia y crónica de lo que no debe volver a ocurrir jamás. Pero deja frío, muy frio al espectador, más atento en la acumulación de latigazos, vilezas y depravaciones que en disfrutar de una experiencia fílmica en verdad memorable. Buena, no cabe duda y, sin embargo, fallida, hinchada y sobrevalorada.
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218 de 269 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gran belleza
La gran belleza (2013)
  • 7,4
    37.956
  • Italia Paolo Sorrentino
  • Toni Servillo, Carlo Verdone, Sabrina Ferilli ...
6
Un hermoso canto a Roma y a ciertos zangolotinos que la pueblan
El comienzo (de hecho, la primera hora y pico) es un arrollador poema visual, oda a la belleza de una ciudad inigualable y homenaje a todas las apologías de esa ciudad eterna que la han precedido en el cine. Es un retrato magnífico y arrollador, lleno de vértigo y locura, entre el ridículo y lo felliniano. Pero luego la película se dispersa, disgrega, repite y acaba por dejar indiferente pese a tan espectacular comienzo.

También es un canto – como “Ciudadano Kane” – a lo que se perdió y que nos impide, de alguna forma, alcanzar una vida plena y satisfactoria, dejándonos deslizar por la pendiente de un lento deterioro anímico y espiritual que parece no tener fin. Esta espiral de nostalgia y pérdida ilumina, a ráfagas, a destellos, toda la cinta, pero acaba un poco sepultada entre tanto oropel y tanta virguería estéril, siendo más un bosquejo de lo que pude ser y no fue… como la vida misma de su protagonista.

La belleza y originalidad de las imágenes es incuestionable, el tono premioso es voluntario y retrata con valentía el lento ocaso de una vida ociosa echada a perder pese al talento inicialmente mostrado… pero el conjunto deja entrever una película que pudo ser y no es, quizás por un exceso de indulgencia, por una falta de autocrítica, por una falta de límite, muy acorde con los temas que aborda la cinta. Pero el conjunto resulta insatisfactorio pese a sus muchas virtudes y su radiante factura: hay demasiado y la desmesura cansa, aun cuando se reconozca cierta originalidad y varios logros.

Bella, torrencial y melancólica… deja un regusto amargo y cierto poso de insatisfacción.
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208 de 282 usuarios han encontrado esta crítica útil
El consejero
El consejero (2013)
  • 4,7
    12.575
  • Estados Unidos Ridley Scott
  • Michael Fassbender, Penélope Cruz, Cameron Diaz ...
7
Buen thriller sobre los cataclismos y matanzas que desencadena la perfidia
Tras toda fachada aparente aparece un fondo que nos ofrece las dobleces y los sinsabores de la ambición, de la venganza, de la desmesura, la codicia y la lujuria. Creemos, en nuestra ingenuidad, que podemos dominar a la bestia y que sólo queremos transitar el lado oscuro una única vez, tan solo por un rato, durante un fragmento ínfimo y mínimo de nuestras vidas, como si pudiéramos someter los entresijos del mal, como si los infaustos presagios nunca fueran a cumplirse y estuviéramos vacunados contra la hecatombe de la desdicha.

Queremos ser dueño y señor de nuestro destino, queremos ser ricos, espléndidos, hermosos, arrogantes, en la cresta de la ola, inmaculados e irradiar una imagen de éxito, de fulgor y de inmortalidad. Pero somos pasto del olvido y somos débiles y maleables y la avaricia nos lleva a perder de vista que somos meras marionetas zarandeadas por un destino que nos guarda, con cartas marcadas, alguna jugada maestra que lleva al traste el mejor de los planes y el más estudiado y controlado de los ardides.

Esta es una cinta sobre añagazas, dobleces, apariencias y ambición desmedida que acaba en tragedia irremediable. El final es soberbio y lleno de una negrura moral que apenas deja sombra para la más mínima esperanza. Quizás se le pueda reprochar al guión de Cormac McCarthy que sea demasiado literario y le falte una frescura y lozanía que en ningún momento pretende, pero el conjunto es muy satisfactorio, lleno de ironías, provocación y mal fario, lleno de perversas desdichas, siempre bordeando el abismo fatal. Y la luminosa dirección de Ridley Scott le proporciona una concreción envidiable.

Y los actores siguen el juego con delectación: sobre todo destaca el protagonista, el formidable Michael Fassbender, así como los veteranos Bruno Ganz y Rubén Blades, pero sobre todos ellos fulge una suntuosa y sinuosa Cameron Diaz, en uno de los mejores papeles de su irregular carrera. Recomendable y muy disfrutable.
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65 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stockholm
Stockholm (2013)
  • 6,5
    18.062
  • España Rodrigo Sorogoyen
  • Javier Pereira, Aura Garrido, Jesús Caba ...
8
Muy certera muestra de las triquiñuelas bastardas de la juventud irresponsable
Es gratificante comprobar el extremo ingenio y la profundidad de miras de este modesto proyecto realizado con muy poco dinero pero con muchísimo talento y con una excelente elaboración de guión, reduciéndose toda la historia a un intenso y laborioso diálogo que se prolonga durante una noche y prosigue, de forma reveladora y cruel, a la mañana siguiente. El andamiaje narrativo se reduce a la mínima expresión: un chico que quiere ligar y una chica que lleva tiempo sin salir y se siente atraída por la presencia, insistencia y perseverancia de la chácara de éste. Todo se reduce al tira y afloja de los ardides y devaneos de la seducción y a las mañas y estratagemas para cerrar esa noche que parecía anunciar algo de mayor calado.

La profundidad se consigue gracias a una minuciosa creación de personajes, todos los detalles son reveladores, cada palabra cumple un objetivo, cada artimaña está sabiamente escogida y tiene calado psicológico y rezuma veracidad existencial, configurando así la nada grata radiografía descarnada de una juventud obsesionada por la gratificación instantánea y por completo ajena a las consecuencias de sus actos. No es una cinta moralista, ni pretende sentar cátedra, ni ofrecer un estudio sesudo sobre los males actuales, pero su sabia observación, su meticulosa presentación de los rituales banales e intrascendentes de acoplamiento, le confiere una enjundia y una legitimidad estremecedoras.

Pocas veces se ha retratado Madrid tan bien, con tanta fuerza y con tanta certeza sus calles, sus casas y sus habitantes, pese a que apenas nos ofrece el retrato de dos personajes y el recorrido aturdido de algunas calles céntricas y el interior de un par de pisos anónimos y una terraza desasosegadora que revela el porvenir que no queremos encarar, que se utiliza como añagaza pero acaba revelando que la vida se vive a cada paso, en cada gesto, en todo lo que hacemos y en todo lo que omitimos. Hermoso poema visual nacido de la parquedad de medios materiales y la abundancia de talento cinematográfico. El excelente guión proporciona un armazón telúrico que nos pone frente a frente con la vida, queramos ver o no lo que ante nosotros se despliega.

Además hay que alabar la extraordinaria labor de los actores: Javier Pereira encarna con una veracidad penetrante la funesta y ciega liviandad del ligón egoísta e irredento y Aura Garrido alcanza cotas excelsas de desgarro, intensidad y hondura con su retrato de la chica frágil y de etérea indefensión. Ambos están soberbios y al mismo tiempo están al servicio de una historia que perdura y permanece más allá de su amargo y dolorido sobresalto.
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166 de 199 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blue Jasmine
Blue Jasmine (2013)
  • 6,8
    40.862
  • Estados Unidos Woody Allen
  • Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins ...
6
Belén Esteban es como Woody Allen: mucha personalidad y poca sustancia
Tras el visionado de esta agradable peliculilla del anciano pederasta Woody Allen (abusó del hijo que tuvo con Mia Farrow, que se ha negado jamás volver a verle y se casó con la que fuera su hijastra durante más de una década, con la que se lleva cuarenta años) vi de pronto claro que estamos ante un ejemplo paradigmático de una de las más notorias inflaciones de la telebasura mediática en la que vivimos: se confunden las ocurrencias con el ingenio, la exposición mediática con la valía profesional y la artificiosidad pretenciosa con la originalidad sincera. La bisutería, por muy fina y vistosa que sea, no será (ni podrá ser) nunca una joya.

Vaya por delante que esta película es la mejor de Woody Allen en casi dos décadas (lo cual es fácil), sólo superada por “Match Point” (2005) – ya que desde “Misterioso asesinato en Manhattan” (1993) su cine se ha ido deteriorando – perdiendo fuelle y fuste – casi en la misma medida y proporción en que su figura se ha convertido en un icono intocable, incuestionable, idolatrado y estratosféricamente catapultado a la veneración más irracional y vacua, ya que está incluso mal visto hablar mal de Woody Allen, al hacerlo demuestras que eres torpe, poco intelectual, muy facha, poco progre, bastante picha corta y muy corto de entendederas y que no sabes qué es lo oficialmente GRANDE y PROFUNDO del mundo artístico, vamos, que eres un memo integral.

El que la cinta se deje ver con fluidez y haga esbozar una agradecida y cómplice media sonrisa quizá sea su máxima virtud: las piruetas narrativas son tan artificiosas como inverosímiles, las coincidencias tan forzadas como falaces, los saltos en la lógica emocional tan arbitrarios como insípidos, que suspendemos el juicio crítico porque todo resulta agradable, vistoso y variopinto (potenciado por la exuberante fotografía del español Javier Aguirresarobe, todo fulgor, glamour y celofán). ¿Para qué exigir más, para qué enjuiciar lo que de forma talibán ya ha sido santificado por los popes de la crítica y los idólatras de las gacetillas? Porque si algo falla es el flojo y artero guión, apenas un bosquejo de una buena idea que se prolonga lánguida y episódicamente durante casi dos horas.

¿Cuál es el mayor logro de esta cinta? Su maravilloso y perfecto reparto, magníficamente engrasado y en un estado de gracia y plenitud pasmosa. Y sobre todos ellos brilla, se destaca, se hace con una de las creaciones más logradas, llena de detalles, sutilezas y matices que hacen crecer el resultado final hasta casi el éxtasis: una fabulosa e inolvidable Cate Blanchett en el papel que de título a la cinta, quizás en el papel que culmina su carrera, porque no hay registro que no aborde, gesto que no borde, ademán que no trascienda hasta convertirlo en una sublime creación, confiriendo verdad y hondura a lo que sobre el papel no deja de ser un amasijo de tópicos y simplezas. Ella es el gran éxito de la película y su inmarchitable regalo. Hay que verla para saber por qué el cine crea estrellas. Sólo ella justifica el visionado de esta obrilla de corto vuelo y nula trascendencia, ella deslumbra y arrolla. Sólo ella.
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20 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
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