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Críticas ordenadas por:
El Niño
El Niño (2014)
  • 6,1
    36.431
  • España Daniel Monzón
  • Jesús Castro, Luis Tosar, Eduard Fernández ...
6
¡Que le corten la cabeza!
El Niño es la película española más bestia de 2014. Una superproducción con todas las letras que nos mete en el mundo del narcotráfico en el estrecho de Gibraltar usando para crear la película las historias de varios narcotraficantes de los años 80.

Daniel Monzón, que ya opera a lo grande, dirige El Niño. Monzón es un tipo dicharachero y de buen humor, lo que se nota en la película, que pese a su seriedad dispone, siempre, de algún chascarrillo con el que dar naturalidad al relato. El guion es del propio Monzón junto a Jorge Guerricaechevarría y monta una historia que aparenta ser más compleja de lo que realmente es. La película es grande y el presupuesto está bien empleado, con planos abiertos aéreos de gran calidad, con un trabajo de sonido impecable, una fotografía espectacular y un virtuosismo con las cámaras que está fuera de toda duda. No obstante, El Niño peca en el guion, donde trata de enmarañar demasiado el relato y sus intentos caen en saco roto y ven, una y otra vez, cómo el espectador circula tranquilamente por el recorrido sin calentarse la cabeza en absoluto. Al final, da la sensación de que la superproducción tiene más peso que el thriller, que parece estar ahí para dar base a todo lo demás sin explotar por sí mismo en ningún momento. Por otra parte, Monzón se "salta" varios puntos importantes, dejando que las largas escenas dejen paso a las siguientes obviando, en más de una ocasión, detalles que deben ser relevantes para la trama. O se esconden algunas cartas o falta habilidad para hilar de forma convincente.

El reparto es la leche. Luis Tosar, Eduard Fernández y Sergi López son casi sinónimos de éxito en este apartado. Tosar está soberbio, como siempre, con una fuerza interpretativa que arrasa con todo; Fernández, por su parte, tiene esa naturalidad limpia que lleva a pantalla en cada aparición y que da credibilidad a todo lo que hace; López, otro auténtico monstruo interpretativo, es poseedor de una fiereza abrumadora y se crece cuando se cruza en pantalla con grandes intérpretes, con lo que en El Niño se siente en su salsa. Luego está Bárbara Lennie, que está impresionante, sorprendiendo en sus inicios en el mundo del cine. Los jóvenes forman un contraste un poco chocante. Jesús Castro, el guapo actor que ha llegado a nuestro cine para quedarse, demuestra mucho potencial (infinitamente más que en La isla mínima) pero queda clara su falta de rodaje, esperando constantemente su señal para entrar a los diálogos; Jesús Carroza resulta muy creíble y aporta grandes dosis de simpatía; Saed Chatiby resulta ser una muy grata sorpresa, despuntando en un par de escenas de forma muy notable y, por último, Mariam Bachir pone buenas maneras y una belleza deslumbrante para dar forma a un personaje con más vida de la que se nos muestra.

Resumiendo: El Niño es una superproducción en toda regla. Una confirmación más, por si alguien lo dudaba, del momento de cambio que vive ahora mismo el cine español. Ya hacemos películas de todo tipo, incluyendo aquellas en las que un helicóptero acaba hundido en el mar. Si logramos que ese crecimiento llegue unido al de grandes guiones, pronto tendremos películas que no solamente serán grandes, sino también buenas. O muy buenas. Material, hay.
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La isla mínima
La isla mínima (2014)
  • 7,2
    72.585
  • España Alberto Rodríguez
  • Raúl Arévalo, Javier Gutiérrez, Nerea Barros ...
6
Sé lo que hicisteis...
La isla mínima es un thriller policíaco ambientado en plena transición y con una historia detrás de una dureza tan fría como realista. Ganadora de 10 premios Goya, fue la gran triunfadora de su año y, para muchas, la mejor película española del año.

Alberto Rodríguez dirige La isla mínima. El guion lo firma él mismo junto a Rafael Cobos y nos sitúa en plena transición española, tras la muerte de Franco, una época en la que todo parecía estar cambiando pero seguía, dentro de ciertos términos, exactamente igual. Ese es el punto de partida para todo lo que sucede en La isla mínima. La Guardia Civil ya no goza del respeto (más bien miedo) de los ciudadanos, pero sigue teniendo ciertas licencias y algunos de sus miembros, como uno de los protagonistas de la película, entienden que hay cosas que son como son y que no van a cambiar de un día para otro por mucho que haya muerto un dictador hijo de puta. En ese personaje es donde se centra gran parte del peso de la película, puesto que se mezcla el ya mencionado cambio que atraviesa (de todopoderoso a "simple" autoridad), dejando que sus actos reflejen las dudas de si se llevan a cabo por falta de evolución o por exceso de ella. La búsqueda del asesino, centrándonos ya en la parte de thriller, no tiene demasiada cosa. Se enfoca de manera fría, provocando en el espectador la sensación de que todo lo siniestro es tan frívolo que asusta más todavía. Ahí hay un gran acierto de Alberto Rodríguez, que huye del ataque al sentimentalismo del espectador, al que trata en todo momento con un respeto impresionante puesto que asume que los que nos sentamos frente a la pantalla somos gente racional e inteligente, capacitada para entender lo que se nos muestra si, como hace él en La isla mínima, todo es tan evidente que incluso genera la duda de si hay algo más que se nos escapa. Con el arma del "sé que eres inteligente, te lo doy mascado y luego te hago pensar", se despide Rodríguez, que nos deja planos abiertos de mucho nivel, otros aéreos de gran belleza y algunos primeros planos de una potencia abrumadora.

Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo. Pedazo de pareja. Ambos "compitieron" por el Goya a Actor protagonista y fue Gutiérrez quien "venció". Podría haber sido Arévalo. Podrían habérselo partido, también. Ellos comandan y obedecen. Guían y siguen. Ellos son La isla mínima. El personaje de Gutiérrez es tal vez más rico, lo que ofrece al pequeño gran actor la posibilidad de explorar en él y sacar matices de gran importancia. Esa ambigüedad en la que el personaje se muestra como un cobarde pero inteligente miembro de la Guardia Civil que sabe que hay cosas intocables (como los caciques) y, por otra parte, nos invita a pensar en el resignado hombre que acepta lo que le viene y lo enfrenta casi como una venganza contra sí mismo hacen del personaje algo muy atractivo que a Javier Gutiérrez le da la oportunidad de hacer un trabajo memorable. Raúl Arévalo, que ejerce de contrapeso, cuenta con menos a su favor, pero se agencia esa interesante misión de poner la balanza en orden y lo hace de una manera brillante, sobre todo cuando ambos personajes, en sus respectivos viajes vitales, se cruzan en un mismo punto, momento que Arévalo aprovecha para decir que no hay un personaje sin el otro. Nerea Barros, con poca expresividad pero con bastante acierto, Antonio de la Torre sobrándose en pocos minutos para dejar claro que es un extraterrestre de la interpretación y el joven y poco acertado por su incapacidad para cambiar de cara Jesús Castro, son los principales secundarios. Tras ellos, los buenos trabajos de Manolo Solo, Mercedes León o Salvador Reina entre otros.

Resumiedno: La isla mínima es una película con un espíritu potente y un aspecto brillante. Tal vez quepa la duda de si la conexión entre cuerpo y alma es tan real como quiere ser, pero es indiscutible que, a efectos prácticos, su calidad general es altísima. La potencia del guion, las buena maneras con las cámaras, la sublime y ligera banda sonora y el fabuloso reparto hacen de La isla mínima un producto tan recomendable que, lo que en otras ocasiones calificaríamos de "imperdonables errores de guion", esta vez lo dejamos en "agujeros bien tapados".
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La noche de los muertos vivientes
La noche de los muertos vivientes (1990)
  • 6,2
    4.351
  • Estados Unidos Tom Savini
  • Tony Todd, Patricia Tallman, Tom Towles ...
5
Nosotros somos ellos
La noche de los muertos vivientes es el remake del clásico zombi de serie B de 1968 de idéntico título. Con algunos cambios, sobre todo en el enfoque crítico y en el desenlace, cumple como respetuoso homenaje y funciona bastante bien como película.

Tom Savini, que había trabajado como jefe de efectos visuales con George A. Romero en bastantes ocasiones (y había hecho un par de cameos en su saga zombi) dirige el remake con guion del propio Romero. Savini no es un virtuoso de la cámara, pero sabe seguir el manual y colocarse en el lugar oportuno para que la acción no pase de largo, lo que es más que suficiente en una película en la que el disfrute del espectador no está exactamente en calentarse la cabeza para descubrir la trama. El guion de Romero es, para mi gusto, bastante inferior al que utilizó con la película de 1968, pero sigue teniendo el encanto de quien lo firma y aunque el final te deja un poco con el culo torcido por su derrota en la inevitable comparación con el de la película original, sigue teniendo su punto. Savini, con lo que tiene, da su propio enfoque al convertir la película en algo bastante cercano al slasher y alejarse de la profundidad que tuvo la de Romero, algo que le funciona bastante bien teniendo en cuenta que hacer un calco de la primera película sería imposible o, con suerte, desafortunado.

El reparto es un poco flojo. Patricia Tallman empieza de maravilla pero a lo largo de la película muestra demasiados altibajos relacionados, normalmente, con una preocupante carencia de tensión. La tensión parece que es toda para Tony Todd, que sobreactúa una y otra vez hasta resultar un poco cargante. Tom Towles se pasa de frenada por momentos y, en otros, se queda corto, resultando bastante difícil de consumir su interpretación. En un plano más secundario, William Butler está correcto y tanto Katie Finneran como McKee Anderson resuelven con soltura sus sencillas papeletas.

Resumiendo: La noche de los muertos vivientes no es una película para quitarse el sombrero, pero sí es un sentido homenaje con sello propio que tiene su punto brillante cuando muestra sus cartas de slasher. Pese a que el desarrollo es ligeramente aburrido y el mensaje carece de la potencia necesaria, sirve, y mucho, como entretenimiento.
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El día de los muertos
El día de los muertos (1985)
  • 6,5
    7.013
  • Estados Unidos George A. Romero
  • Lori Cardille, Terry Alexander, Joseph Pilato ...
6
A afeitarse tocan, zombi
El día de los muertos es la tercera película de la hexalogía zombi de George A. Romero. En ella se da un paso más en la evolución de los zombis y de su efecto, como pandemia, a nivel mundial.

George A. Romero, el genio por excelencia del género zombi, dirige El día de los muertos. Romero tuvo claro en todo momento cómo quería mostrar la evolución de aquello a lo que dio vida allá por 1968 con La noche de los muertos vivientes. Si en la primera película nos encontrábamos a los caminantes de repente, como una novedad, y en la segunda asistíamos a cómo la humanidad intentaba asimilar la situación, en la tercera lo que vemos es cómo reaccionan los humanos ante el cataclismo que les ha tocado vivir. Un grupo formado por militares y científicos es el que protagoniza la historia y Romero distingue muy bien a los unos de los otros y, aunque usa estereotipos básicos, consigue definir cuál es la naturaleza de cada personaje. A partir de ahí, lo que nos encontramos es un síntoma de que los zombis pueden aprender (viéndolo en las putrefactas carnes de un zombi bastante simpático) y un desarrollo que utiliza bastantes de sus esfuerzos en dar forma al conflicto entre el pragmatismo militar y la evolución científica. Después de eso, y debido al hecho de que los humanos somos bastante capullos a la hora de trabajar en grupo aceptando las ideas de otros (con Romero nunca falta la crítica), festival de vísceras con una calidad en el gore como no se había visto hasta la fecha, a cargo de nombres reconocibles del género como Everett Burrell o Howard Berger, entre otros.

Lori Cardille ejerce de protagonista con un trabajo bastante bien metido en aquello que pide su personaje. Terry Alexander y Jarlath Conroy encabezan (cobrando especial peso en la segunda mitad de la película), con buenas maneras, a los secundarios. Richard Liberty hace una buena labor como un Frankenstein de guardería. A partir de ahí, entran los militares, encabezados por un Joseph Pilato que está cerca de destrozar cada escena en la que consume algunos minutos en pantalla. Gary Howard Klar y Ralph Marrero tienen también un espacio relativamente amplio frente a las cámaras y lo saldan de manera correcta. El apunte especial queda para la aparición en pantalla de Greg Nicotero, quien se convertiría, en poco tiempo, en el único Dios y señor del gore.

Resumiendo: El día de los muertos es, en palabras de George A. Romero, su película favorita de la saga. Yo, personalmente, tengo una opinión bastante lejana en ese aspecto, aunque admiro la capacidad que tiene esta tercera entrega para seguir con una evolución natural del universo creado en La noche de los muertos vivientes. Además, El día de los muertos, por sí sola, es ya una buena película.
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Escape de Absolom
Escape de Absolom (1994)
  • 4,9
    5.645
  • Estados Unidos Martin Campbell
  • Ray Liotta, Lance Henriksen, Stuart Wilson ...
5
Mítica
Escape de Absolom es una película de las que debería estar en todo estante que contenga la categoría "noventeras puras y duras". Una película de acción con fondo futurista y rocambolesco que hace las delicias de los que nos encantan los productos pasarratos.

Martin Campbell dirige esta salvajada que es Escape de Absolom. El guion, de Michael Gaylin y Joel Gross, no tiene mucha historia: en el futuro, las prisiones son empresas privadas y hay una que envía a quien le rota a una isla llamada Absolom, alejada del continente y cuya existencia (o lo que se hace en ella) es desconocida para la gente normal y corriente. A partir de ahí, asistimos a un Mad Max de menor calidad en la que unos asesinos salvajes (los outsiders) son los malos mientras que otros asesinos y maleantes de todo tipo (algo así como "el pueblo") intentan vivir con la mayor normalidad posible, creando una civilización con cargos, trabajos y rutinas. Un tipo duro, ex-militar, se ve de pronto dentro del berenjenal y ahí empieza la mandanga. Mandanga pura, oigan, de la de cortar cabezas, pegar tiros, meter estacas en el cuerpo, hacer explotar cosas... de todo, vamos. Hay villano maquiavélico, algo muy de los 90 y que parece que se ha perdido (gracias por Los mercenarios, Stallone) y hay un tipo bueno enfermo. De manual, vamos... Todo muy de A-B-C, con pautas claramente marcadas. ¿Y qué? Si hay algún género que no solamente disculpa a los clichés sino que además los agradece, ese es el de acción pura y dura. Y de eso va el tema.

Ray Liotta, ese tipo que fue un gran actor, con una carrera brillante por delante, con algún papel antológico y que, con el tiempo, acabó convirtiéndose en secundario de películas aceptables y protagonista de alguna que otra castaña, protagoniza la película y demuestra las buenas maneras que le hicieron ganarse un nombre. El desfile de secundarios empieza con Lance Henriksen, un experto en eso de guardar las formas desde segunda fila y demostrar sus dotes, como hace aquí, cuando se le brinda la ocasión. Kevin Dillon, que con casi 25 años mantenía su cara de la primera comunión, está a un buen nivel, como también lo está Ernie Hudson pese a su poca (o inexistente) carga dramática o Jack Shepherd, que resulta muy cercano. Stuart Wilson es un villano de la hostia y en Escape de Absolom demuestra el por qué. Los rostros principales se cierran con los discutibles trabajos de Michael Lerner y Kevin J. O'Connor.

Resumiendo: Escape de Absolom es una buena opción para invertir un par de horas cuando te apetezca desconectar. Aunque puede que sus pretensiones fueran las de hacer la nueva Mad Max y está muy lejos de conseguirlo, sirve como entretenimiento de acción con caras míticas de la época y con buenas dosis del género al que representa.
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American Gangster
American Gangster (2007)
  • 7,6
    78.222
  • Estados Unidos Ridley Scott
  • Denzel Washington, Russell Crowe, Carla Gugino ...
7
Maneras de vivir
American Gangster lleva al cine la historia de Frank Lucas, uno de los jefes de la mafia más míticos de los Estados Unidos y de Richie Roberts, el agente que fue a por él y, posteriormente, acabó convirtiéndose en su abogado.

Ridley Scott dirige un thriller altamente irregular. La primera hora de metraje es brillante y el desarrollo de los personajes va ligado al de los acontecimientos, fluyendo todo con velocidad pero sin descuidar la precisión a la hora de dar forma al concepto global. La gran fotografía de la película ayuda a crear un clima de tensión y un ambiente de cine negro que meten al espectador en la película. No obstante, la segunda mitad de la película empieza con un declive de interés demasiado grande y todo se vuelve fatigoso para el espectador, que por momentos puede llegar al punto de obviar cierta información por la indiferencia que provocan algunas escenas que Scott hincha a más no poder hasta llegar a saturar. Pese a que la historia está contada con calidad y con las buenas formas que siempre tiene Ridley Scott, es innegable que el nivel no se mantiene y que los baches desconciertan bastante, lo que unido al afán por alargar la película, hace que el producto sepa a chicle mascado durante un buen rato. Al final, por suerte, nos encontramos con un clímax de gran nivel apuntillado con una escena brillante entre los dos personajes principales.

Russel Crowe y Denzel Washington protagonizan la película. Crowe, actor fetiche de Ridley Scott por esas fechas (rodaron juntos tres películas en algo más de cuatro años) está sembrado con un trabajo dramático muy bueno y creando un aura que su personaje agradece. Denzel Washington, lejos de su mejor nivel durante gran parte de American Gangster, confirma mi teoría de que, para ver su mejor versión, necesita estar frente a frente con grandes actores para hacer grandes cosas, como demuestra en el último tramo de película o cada vez que coincide con Chiwetel Ejiofor, que está a un gran nivel. Josh Brolin da un plus de calidad sumándose como poli corrupto con cojones como melones, con una interpretación digna de ser estudiada. En un apartado más secundario encontramos papeles brillantes como el de la veterana Ruby Dee o el de la bella Lymari Nadal y otros bastante buenos como los de Carla Gugino, Idris Elba, Armand Assante o John Ortiz.

Resumiendo: American Gangster es un interesante thriller con aire noir que no llega a la meta que se propone. Lo del policía y el mafioso se ha visto bastante en el cine y es un género en el que hay producciones de una calidad bárbara que superan, muy ampliamente, a la de Ridley Scott. Rodada con buenas maneras y con un reparto excelente, puede que sobre metraje o, quizás, falten alicientes. O tal vez un poco de ambas.
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Zombi
Zombi (1978)
  • 6,9
    9.212
  • Estados Unidos George A. Romero
  • David Emge, Ken Foree, Scott H. Reiniger ...
7
Zombis: The New Era
Zombi es la secuela de La noche de los muertos vivientes, probablemente el mayor clásico del cine zombi que haya existido jamás. Continúa la historia que la primera dejó encaminada.

George A. Romero es el Dios del género, su dueño incontestable. En Zombi, romero mete mala baba con una crítica social que golpea una y otra vez contra las bases del consumismo y, con eso como parte de la estructura, crea lo que sería un nuevo cliché en el cine zombi: el grupo atrincherado, con armas, que va disminuyendo poco a poco debido al enfrentamiento con los zombis. Romero inventó y reinventó a cada paso y sentó las bases del género casi del mismo modo que Shakespeare, cada uno en su terreno. En Zombi, el genial director nos da una fuerte dosis de adrenalina con un mundo plagado de caminantes que, en el momento en que se estrenó la película, resultó ser un fuerte shock. La capacidad de romero para meter tensión y recordar constantemente, incluso en los momentos más "felices", que el mundo se ha ido a la mierda y que en cualquier momento puede entrar un muerto viviente y morderte el culo es acojonante. El espectador tiene la sensación de que nunca, mientras esté viendo la película, podrá tener un respiro. Por otra parte, viajando hasta los encuadres, hay que destacar que Romero fue un tipo que experimentó con todo y que los planos no eran excepción. En Zombi, hay algunos brillantes y hay otros incomprensibles, aunque todos ayudan a generar cierta inquietud. El maquillaje, basado en polvos de talco y poco más, era más que suficiente para la época, sobre todo si tenemos en cuenta que importaba más el gore, que está logradísimo, que el aspecto de unos zombis que hasta entonces eran criaturas con poca vida en la gran pantalla.

El cuarteto formado por Gaylen Ross, David Emge, Ken Foree y Scott Reiniger protagoniza la película. Ninguna de las cuatro es una gran interpretación, pero todas tienen su punto. Ross da el pego cuando hace de chica asustada, aunque se desvanece cuando tiene que dar un paso al frente para amasar valor; Emge, salvo por las vestimentas, en ningún momento da la impresión de ser el personaje al que interpreta, aunque con un arma en la mano mejora notablemente; Foree, para mí el mejor del reparto, aprovecha sus diálogos para dar dramatismo y, aunque no está brillante, sí toca el notable en varias ocasiones; Reiniger, por último, se amolda a la película cuando toca la fase "muertes frenéticas", pero desaparece bastante cuando su personaje tiene que cargar con algo de sentimiento, pese a su buen trabajo del final.

Resumiendo: Zombi es otra genialidad del maestro Romero. Empieza colocando en situación al espectador para, después, sentar cátedra y escribir varios de los mandamientos del cine zombi. El desarrollo en gran parte de películas del género es el que es porque Romero lo creyó así allá por 1977-1978. Cuando inventas un género, tienes parte del mérito en todo lo que venga después.
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Viral
Viral (2013)
  • 3,4
    1.365
  • España Lucas Figueroa
  • Aura Garrido, Juan Blanco, Miguel Ángel Muñoz ...
5
Galerías Preciados... ¡flípalo!
Viral es un curioso producto de marketing que utiliza el cine de terror como vehículo. Previsible y de realización más bien pobre, puede presumir de tener su punto.

Lucas Figueroa dirige Viral. Lo hace abusando de innecesarios planos secuencia que no van a ninguna parte y que sirven para poco más que mostrar el catálogo del FNAC. O la FNAC, como sea, que esto es España y cada uno llama a las cosas de una manera. Lo que es terror hay poco en Viral, pero Figueroa puede decir que sí que prepara una escena bastante notable más o menos cuando alcanzamos el ecuador de la película. Puede que sea lo único notable de Viral, pero también puede que sea más que suficiente para estar por encima de la media en este tipo de películas. Antes de eso, el desarrollo resulta un tanto aburrido y, después, se convierte en un texto atropellado en el que se quiere correr demasiado. Figueroa intenta que pasen muchas cosas en poco tiempo y lo consigue... otra cosa es que resulten interesantes. La historieta de amor es bastante vergonzosa y las líneas de diálogo escritas para darle forma resultan hasta violentas. El final, al que se llega un poco de chiripa, saca la caja de los truenos y se monta una tormenta de ideas sin ordenar que acaba resultando como una orgía en la que, de repente, te das cuenta de que eso de hacerla con la luz apagada no fue la mejor de las ideas.

Juan Blanco protagoniza la película y tengo que decir que su trabajo me ha resultado muy interesante. Vale que los registros de su personaje no son los de Hamlet u Otelo, pero el chaval cumple de una manera estupenda. De Aura Garrido podría decir lo mismo, haciendo hincapié en eso de que su personaje no pide mucho y resaltando, también, que la actriz le da más de lo que se le requiere, lo que ayuda bastante. Pablo Rivero y Pedro Casablanc están a un nivel bastante alto como secundarios, el primero de ellos como cabroncete enteradillo y el segundo en el papel de eterno sospechoso que lleva interpretando toda su vida. Y llegamos a Miguel Ángel Muñoz. Pum. Así, en seco. Y a quemarropa. Primeramente al encargado de casting, por decidir elegir a MAM para hacer de andaluz (que será que no hay andaluces por ahí, coño) y, después, al propio MAM por imitar un acento con tanta fidelidad como un actor parodiándose a sí mismo. Pum. Pum, pum, pum. Por si se mueve.

Resumiendo: Viral es mejor de lo que parece. No es buena, pero tiene su puntito interesante. ¿Que se lo cargan al final? Pues sí, pero hasta ahí, pues lo tiene. Su escena a mitad de la película tiene más valor que algunas producciones enteras. El autobombo fnaquero funciona como ejercicio pese a alguna garrulada que parece venir desde los productores.
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Open Windows
Open Windows (2014)
  • 5,1
    10.786
  • España Nacho Vigalondo
  • Elijah Wood, Sasha Grey, Neil Maskell ...
3
Que las cierren
Open Windows es un thriller actual en el que esa conexión constante a la red en la que vivimos y una buena cantidad de gadgets sirven como excusa para dar forma al concepto.

Nacho Vigalondo dirige otra castaña. Hay que decir que, a nivel de dirección, Vigalondo hace un trabajo entretenidísimo en Open Windows y que se sirve de sus (bastante limitadas) artimañas para llenar toda la película sin que el producto decaiga. El guion es otro cantar. Vigalondo, como ya hiciera en Los cronocrímenes, se vale del "y esto pasa porque lo digo yo" y deja a un lado la lógica, el desarrollo de los acontecimientos o aquello de causa y efecto. No hay nada que tenga ni pies ni cabeza en la película, teniendo en cuenta que da la impresión de ser una idea desarrollada desde el final hacia el principio y que ahí, a priori, es más sencillo encajar las piezas, con lo que todo parece todavía más rastrero. Las cosas pasan porque sí, porque hay que llegar al final de alguna forma y lo que acabamos viendo en la película obedece, constantemente, a la regla del mínimo esfuerzo. A Open Windows le canta el aliento desde el minuto uno y queda bastante claro que Vigalondo intenta constantemente alejarnos del sentido común para que no leamos sus intenciones, lo que logra, como casi siempre en estos casos, el efecto contrario. Así, llegamos a un final que hemos anticipado hace ya un buen rato y nos lo tenemos que comer como si estuviésemos ante un vuelco en nuestra forma de entender la existencia humana.

Elijah Wood está bastante correcto en un trabajo de esos "experimentales" que tanto le gustan al pequeño hobbit. Le mola el cine independiente, con directores de otros países y con temáticas curiosas y lo mejor es que está bastante bien en ese mundo. Sasha Grey, vestida, hace un buen trabajo y se confirma como una actriz con posibilidades en esto del cine con guion (si lo de Open Windows se puede catalogar como tal). La ex-actriz porno (no sé si existe ese concepto) demuestra maneras y carácter, algo que agradece la película. Y nada más. Hasta ahí el reparto.

Resumiendo: Open Windows se vende como gran entretenimiento pero no deja de ser un muñeco de trapo relleno de arena. A la que ves una costura que sobresale y tiras de ella, empieza a vaciarse a una velocidad de vértigo. Al final, queda solamente la ropa. Si cerramos las ventanitas de Open Windows, que llenan ojos y oídos pero no cerebro, nos quedamos con un montón de arena que no sirve para mucho. Otra genialidad de Vigalondo... dicen.
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Ouija
Ouija (2014)
  • 3,5
    5.793
  • Estados Unidos Stiles White
  • Olivia Cooke, Ana Coto, Daren Kagasoff ...
2
Amigos unidos para invocar a tu puta madre
Ouija es una de esas películas de terror que cada año asaltan las salas de cine bajo el gancho de ser el nuevo experimento con el que no podrás dormir en años. Como el 99'9% del resto, es basura.

Stiles White es un polifacético hombre de cine que lo mismo te escribe un guion que te supervisa los efectos especiales. Parece que alguien le debía un favor y a White le hacía ilusión dirigir, así que le montaron Ouija y le dieron casi plenos poderes sobre el resultado final. El caso es que White no tiene ningún sentido de lo que es el terror y se ampara en unos clichés equivocados, más cercanos a algunas de las peores secuelas de Viernes 13 que a, por ejemplo, Ju-On o Ringu, de las que, por trama, bebe bastante. El resultado es una película sin alma que trata de asemejarse a un tipo de cine utilizando, como medio, un género que no se le parece demasiado pese a que ambos estén catalogados como cine de terror. Cada escena empieza diciéndote todo lo que necesitas saber para adivinar cómo va a terminar y el interés no se sostiene ni medio minuto si es que en algún momento llega a existir. White lo hace todo mal en Ouija. La historia es sumamente floja y la realización es peor todavía. Por si eso resulta poco, White mete ahí sus "porque yo lo valgo" despertando en el espectador una mezcla entre la incredulidad, la vergüenza ajena y la ira.

El reparto obedece a la realización slasher que White pone en marcha. Olivia Cooke, una especie de Jessica Alba en versión teen, hace de dueña absoluta de la película con un trabajo desastroso. Nunca da síntomas de estar afligida y, lo que es peor, no refleja en ningún momento el miedo que se supone que debería estar sintiendo. Para no extenderme demasiado, diré que es exactamente lo mismo que hacen sus compañeros Douglas Smith y Daren Kagasoff, ya que los adjetivos para sus respectivos trabajos no serían sino sinónimos de los utilizados con Cooke. Ana Coto, por su parte, resulta ser una actriz que, o bien es incapaz de hacer absolutamente nada o bien es que pasaba por una época en la que sus músculos faciales no respondían a ningún impulso. Bianca Santos, con una sobreactuación digna de ponerle una estatua en la puerta de su casa para que no salga y tapiarle las ventanas por si se le ocurre saltar, es el colmo de un reparto que parece que pegaría tan mal en cualquier otra película como lo hace en Ouija.

Resumiendo: Ouija es una castaña como un piano. Tras unos inicios que apuntaban que la producción sería la bomba, con un presupuesto descomunal, un guion de la hostia y la idea entre ceja y ceja de ser un exitazo (superior a Piratas del Caribe, dijo uno de los productores), el proyecto se torció de mala manera y acabaron haciendo las cosas rápido y mal. El resultado es este engendro.
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Vaya par de polis
Vaya par de polis (2010)
  • 4,1
    6.221
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Bruce Willis, Tracy Morgan, Michelle Trachtenberg ...
2
Bodriazo
Vaya par de polis es una convencional comedia con tintes escatológicos de las de dos policías contra el mundo. Sin nada que aportar, intenta, en vano, que sus gags tengan éxito.

Kevin Smith dirige por primera vez un largometraje que no ha sido escrito por él. El guion, de puño y letra de Robb y Marc Cullen, tiene tan poca chicha que es imposible agarrarse a algo para tratar de divertirse, siendo conscientes de que cuando el espectador trata de divertirse es porque algo ya no va mal así de primeras. Los personajes son dos chistes sin gracia merodeando por la película en busca de una carcajada que, por su humor tan básico y previsible, no llega jamás. Además, Smith no consigue que funcionen tampoco como pareja y pese a intentar buscar la chispa entre ellos, ésta no aparece en ningún momento. La realización no es ninguna maravilla, con demasiado tiempo ocupado en la pareja protagonista, sin renunciar a la idea de que tengan que ser graciosos y hasta los tiroteos resultan cutres. Los diálogos, vacíos, sin vida y olvidables, llegan a herir la sensibilidad del espectador y no por su mal gusto sino por su escasa inteligencia.

Bruce Willis tiene muchos problemas en Vaya par de polis. El primero es enfrentarse a un personaje que pretende ser "el serio que es cómico sin querer" y el segundo es lidiar con la sobreactuación y la vergüenza ajena que provoca cada aparición de Tracy Morgan, lo que eleva la dificultad teniendo en cuenta que Morgan chupa pantalla en plan estrella de los años 30. Willis no puede contra todo eso y se contagia de todos los escombros, tanto técnicos como artísticos, que tiene a su alrededor. Juan Carlos Hernández, como villano estereotipado hasta la saciedad, hace una labor bastante correcta amoldándose a su caricaturizado personaje. Kevin Pollak funciona mejor que Adam Brody en la sociedad que ambos forman y el reparto principal concluye con los cortos pero efectivos papeles de Jason Lee y Seann William Scott.

Resumiendo: Vaya par de polis es una comedia infumable. Sin gracia, sin chispa, sin ritmo, sin rumbo y, a nivel de guion, sin sentido. Los Cullen se las prometían muy felices sobre el papel, según parece. Porque, si no, no se explica que no lo echaran a la chimenea...
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La teoría del todo
La teoría del todo (2014)
  • 7,0
    47.786
  • Reino Unido James Marsh
  • Eddie Redmayne, Felicity Jones, Charlie Cox ...
5
Chicle, chicle, chicle...
La teoría del todo lleva a la gran pantalla la vida de Stephen Hawking, uno de los mayores (si no el mayor) genio de la historia moderna. Adapta la novela biográfica de su mujer, Jane Hawking.

James Marsh dirige La teoría del todo. Lo hace bastante mal, para ser justos. Hay algunos momentos de comedia bondadosa y situaciones con carga emocional, pero en general, La teoría del todo, es una película rutinaria. El primer gran error está en los tiempos, puesto que Marsh lleva el guion de Anthony McCarten de un modo ansioso, pretendiendo pasar lo antes posible al momento en el que la enfermedad degenerativa va haciendo su trabajo. Esto se traduce en un acelerón en el primer tercio de película que encuentra freno en ese páramo de circunstancias sin explotar del que vive a partir del ecuador del metraje. Todo llega demasiado rápido y el drama no lo es tanto simplemente porque el personaje, cuando está sano, no llega a vivir ya que Marsh, en su afán por subir los escalones de dos en dos, se olvida de que está contando la historia de un ser humano que, probablemente, es un ídolo para toda la población. Tras llegar al lugar que quiere, Marsh antepone el apartado romántico al desarrollo de su personaje, dejando un gran vacío en la evolución de este, que no supera lo físico en ningún momento. Las falsas imágenes de archivo, con sus filtros de "sé que sabéis que no son de archivo, pero quiero que entendáis el concepto" tampoco hacen ningún bien a la película.

Eddie Redmayne es, sin duda, el gran triunfador de la película. Debo decir, abriendo mi camisa y preparado para recibir lanzas procedentes de todas partes del planeta, que para mí, lo de Redmane, no es nada del otro mundo. Hemos visto muchas veces en el cine las opciones que ofrecen los personajes con discapacidades y aquí, el actor británico, se convierte en su personaje gracias a un trabajo soberbio de maquillaje y a ciertos movimientos y posturas bastante sencillos de copiar. Eso, unido a que durante su momento de buena salud no se llega a apreciar demasiado su trabajo, convierten a la interpretación de Redmayne en una buena labor que, sin embargo, está lejos de ser la maravilla que se nos vende bajo la etiqueta de "metamorfosis". Felicity Jones es, según mi punto de vista, la verdadera triunfadora de la película con un trabajo cargado de sentimiento que, de no chocar con los constantes cambios de marcha de James Marsh, podría haber sido legendario. Charlie Cox, el tercero en discordia, aporta sensatez y presencia a su personaje con un resultado notable.

Resumiendo: La teoría del todo equivoca la ecuación y es por eso por lo que obtiene un resultado equivocado. Tener la oportunidad de contar la historia de Stephen Hawking y resumir su sufrimiento hasta que su enfermedad hizo efecto en favor de mostrar la vertiente romántica es, cuanto menos, una elección discutible.
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¿Hacemos una porno?
¿Hacemos una porno? (2008)
  • 5,1
    21.926
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Seth Rogen, Elizabeth Banks, Jason Mewes ...
3
Bang
¿Hacemos una porno? es una comedia romántica con un humor muy bestia que hace de lo escatológico y lo explícitamente sexual una constante sobre la que dejarse caer para contar una historia de amor. ¿O es al revés?

Kevin Smith vuelve a pasarse al lado oscuro con una comedia romántica que, pese a mantener el humor salvaje marca de la casa de Smith, no deja de ser un pastelito que trata de dárselas de gamberro. Aunque parezca imposible separar la palabrería de lo que es la historia en sí, en realidad resulta ser algo sencillo cuando las palabras cuentan con tan poca naturalidad como las que salen de los personajes en ¿Hacemos una porno?. Kevin Smith pega el mayor patinazo de su vida (sí, superando a Una chica de Jersey en esta comedia en la que apenas funcionan tres o cuatro gags y en la que todo se vuelve redundante, previsible, poco original y sin interés desde el principio. Kevin Smith nos lleva hacia ningún lugar amparado por la suerte de contar con un reparto de lujo.

Seth Rogen y Elizabeth Banks protagonizan la película. Ambos están formidables, pero lo realmente sorprendente es la química tan abrumadora que muestran en pantalla y que deriva de sus interpretaciones y no de sus personajes. Jason Mewes (un crack, con su integral) ejerce de secundario de lujo y su interpretación, pese a las similitudes con Jay (su personaje por excelencia), tiene matices que encuentran grandes diferencias. Craig Robinson es otro de los grandes responsables de que la película no sea un auténtico desastre gracias a que nos obsequia con un trabajo muy, muy divertido. Jeff Anderson aparece también en el reparto de la película de su amigo Kevin Smith y lo hace aprovechando sus minutos. Traci Lords, Katie Morgan y Ricky Mabe cierran el reparto con notables trabajos de rol.

Resumiendo: ¿Hacemos una porno? es el gran fracaso, al menos hasta el momento, de la filmografía de Kevin Smith. Ni comedia ni romántica, confirma eso de que Kevin Smith es el mejor haciendo el cine de Kevin Smith y que, aunque puede llegar a funcionar con los híbridos, las sensaciones son muy diferentes para los que disfrutamos con sus mejores momentos.
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Clerks II
Clerks II (2006)
  • 6,5
    18.024
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Jeff Anderson, Brian O'Halloran, Rosario Dawson ...
7
¡Han vuelto!
Clerks 2 es la secuela del clásico de culto de 1994 y supone el salto a la imagen en color. Con los mismos personajes, retomando la historia unos diez años después, arranca el divertimento.

Kevin Smith vuelve por sus fueros tras su ida de olla en Una chica de Jersey. Clerks 2 recupera el espíritu gamberro, deslenguado y provocador que deslumbró al público en la presentación de Smith en el cine. Puede que el desarrollo haya perdido picardía, frescura y racionalidad, pero Smith sabe aprovechar a sus dos personajes principales para hacer un híbrido en el que éstos, además de volver por sus fueros, se enfrentan a la historia romántica de uno de ellos. La mezcla sale de forma casi inmejorable, demostrando que Smith está en forma y que aquel pillo inteligente y amante de los perdedores que un día fue, sigue estando ahí para montar escenas mágicas junto a los personajes que le hicieron saltar a la fama y otros dos, Jay y Bob el Silencioso, que deberían ser fijos en cada una de sus películas. La dirección es menos fresca que en la primera Clerks y esta secuela tampoco está tan cargada de diálogos memorables, pero es lo más cerca que alguien ha estado nunca de repetir una experiencia tan particular como la que nos brindó Kevin Smith en 1994. Y ha tenido que ser él, regresando de un mar de pasteles y dramas, quien recupere lo que un día brindó al mundo.

Brian O'Halloran y Jeff Anderson regresan a sus papeles estelares y lo hacen de lujo. La edad no pasa en balde y el físico es l perjudicado más visible, con lo que O'Halloran y Anderson aparecen como la evolución natural y lógica de esos perdedores que nos pintaron en Clerks. Ambos están brillantes, aunque diría que Anderson vuelve a ser la gran estrella. Rosario Dawson hace su debut con Smith con un trabajo encantador, divertido y con mucha capacidad para buscar el equilibrio entre la divertida perversión (el culo-boca, ¿es aceptable?) y la atractiva candidez oculta tras una fachada de mujer dura. Jason Mewes y Kevin Smith regresan como Jay y Bob el Silencioso y vuelven a ser la gran atracción de los minutos que ocupan en pantalla, sobre todo en ese gran momentazo musical con homenaje a El silencio de los corderos. El trabajo de Trevor Fehrman es de lo más descacharrante que he visto en mucho tiempo y supone para Randal (Jeff Anderson) el descubrimiento de que siempre habrá alguien que pueda ser más irritante que tú, por mucho que tú lo seas. No faltan los cameos de Jason Lee y Ben Affleck, a los que se une Kevin Weisman. El reparto lo completa Jennifer Schwalbach Smith, esposa del director.

Resumiendo: Clerks 2 está lejos de la primera película, pero es lo más cerca que Smith ha estado nunca de volver a tocar el palo que hizo de su ópera prima un regalo a los espectadores. Smith, con Jay y Bob ocupando plano, es un seguro de vida. Es el mejor en lo suyo, sin duda. Y puede que el único.
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Una chica de Jersey
Una chica de Jersey (2004)
  • 5,1
    12.388
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Ben Affleck, Liv Tyler, Jason Biggs ...
4
Pum
Una chica de Jersey es un drama romántico de los de toda la vida. Una historia bonita, redonda, con picos altos de sentimiento y sobrecogedora. Al menos, eso es lo que pretende...

Kevin Smith se pasa al lado oscuro. Por una parte, hay que destacar que Una chica de Jersey tiene puntos dramáticos que están recreados con fuerza y que llegan bastante al espectador, pero por otra parte no puede uno dejar de señalar la caída al vacío de Kevin Smith en su primera película fuera de su universo. Pese a los guiños, que los hay, Una chica de Jersey es casi el antagonista de un cómic en el que Clerks sea el protagonisto. Es lo opuesto. Lo desafiante, vivo, estimulante y audaz de Clerks se convierte en lo rutinario, abrasivo, artificioso y manipulador de Una chica de Jersey. Sé que juzgar la película en base a una comparación no es lo más profesional del mundo, pero cuesta olvidar los inicios de Kevin Smith cuando, durante varias películas, hemos visto crecer el universo de su mente y nos ha parecido tan entretenido. Si nos centramos en esta película, que es la que nos ocupa, hay que decir que Smith tiene ciertas maneras y que pese a sus imposiciones en el guion, la historia funciona bastante bien. Smith salta bien de roca en roca pareciendo un buen acróbata, pero es obvio que él mismo ha colocado ahí las piedras y eso es un poquitín tramposo.

Lo de Ben Affleck, aquí, es un chiste de muy mal gusto. Sobreactuado, viciado a sus tics, aparentemente crecidísmo y, sobre cualquier otra cosa, totalmente alejado de la personalidad que debería haber mostrado su personaje pese a que el actor dé muestras de tener cierto parecido con él. Liv Tyler, brillante con un trabajo adorable y cálido en el que todos y cada uno de sus talentos, ocultos o no, están bien explotados. George Carlin es, para mi gusto, la gran estrella de la película siendo el único capaz de aportar comedia al drama y representando fielmente un trabajo que parece estar lleno de matices gracias, única y exclusivamente, a su interpretación. La pequeña Raquel Castro tiene cosas positivas, pero Kevin Smith no dibuja bien el personaje de la niña y tanta descoordinación hace que muchas veces choque el trabajo de la pequeña con el sentido común del espectador. Jennifer Lopez está horrorosa y Jason Biggs sale airoso de su corta aparición con su habitual simpatía. El cameo de Will Smith es total y absolutamente top.

Resumiendo: Una chica de Jersey debería quedar en un experimento y nada más. Aceptemos que Kevin Smith quisiera dedicar esta historia hecha película a su padre y ya está. Pero no... Smith, tras brillar con su propia galaxia "jerseyana", se quedó un tiempo sirviendo al Imperio. Una pena, porque el drama y la comedia, unido al apartado romántico, son géneros sobreexplotados con tipos mucho más acostumbrados a sus clichés que Smith, pero reyes de la comedia gamberra hay pocos. Cada uno debería saber cuál es su lugar.
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Jay y Bob el Silencioso contraatacan
Jay y Bob el Silencioso contraatacan (2001)
  • 5,7
    19.036
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Jason Mewes, Kevin Smith, Ben Affleck ...
7
Y gira y gira y gira...
Jay y Bob el Silencioso contraatacan es la película dedicada a sí mismo de Kevin Smith. Una gamberrada en toda regla que vive cómodamente tras el amparo de la comercialidad.

Kevin Smith escribe y dirige Jay y Bob el Silencioso contraatacan, donde encontramos innumerables referencias a ese universo creado el que la pareja que da nombre a la película resultan ser los únicos personajes fijos. Los personajes de Clerks, Mallrats y Persiguiendo a Amy se mezclan en esta película (con un actor interpretando varios papeles en algunos casos) y Kevin Smith aprovecha para homenajearse, reírse de sí mismo y de paso meter caña a algunos de sus amigos, empezando por Ben Affleck, al que pone de vuelta y media. Los numerosos cameos, la habilidad de Smith para buscar la forma de meter las referencias, el guion básico pero entretenido y la subida al poder de Jay y Bob el Silencioso, que demuestran que son algo más que personajes secundarios y que sí pueden tener una película hacen de Jay y Bob el Silencioso contraatacan un producto tan disfrutable para los conocedores del universo de Smith como difícil de comprender para aquellos que, por casualidad, se encuentren con la película sin saber nada de su pasado. Kevin Smith hace bueno su producto a base del chiste fácil, de los personajes tarados y de la hilarante relación entre Jay, Bob el Silencioso, un orangután y el enorme desfile de caras conocidas.

Jason Mewes y Kevin Smith protagonizan la película. El trabajo de ambos es tan bueno en una dosis grande como lo es en frascos pequeños y disfrutar durante todo el metraje metiéndose en la vida de dos tipos como ellos es algo de lo más interesante. Ben Affleck es uno de los que dobla papel (incluso hace de sí mismo tras ponerse a parir poco antes) y está bastante gracioso, sobre todo cuando se suma a su amigo de fechorías Matt Damon, que hace un gran trabajo y sigue con la línea que marcó en Dogma. Shannon Elizabeth está brillante, sexy a rabiar y bastante adorable en un trabajo que le lleva a reencontrarse con Jason Biggs y con Sean William Scott (ambos brillantes) tras haber coincidido en American Pie. Jason Lee, otro de los que dobla papel, hace su corta aportación con calidad. Chris Rock hace un buen trabajo haciendo reír y Will Ferrell se suma a la fiesta explotando sus dotes de cómico facial. El reparto se cierra con grandes cameos como los de Carrie Fisher y Mark Hamill (Leia y Luke en Star Wars, saga a la que siempre hay referencias en el cine de Smith) o la aparición estelar del gran Wes Craven.

Resumiendo: Jay y Bob el Silencioso es la leche. Debido a una llamada del personaje interpretado por Jeff Anderson en Clerks, la policía detiene a Jay y a Bob, que al salir van a la tienda de comics en la que trabaja el personaje de Jason Lee en Mallrats, quien le cuenta que se prepara una adaptación a la gran pantalla del comic basado en las vidas de Jay y Bob y dibujado por los personajes de Ben Affleck y Jason Lee en Persiguiendo a Amy. A partir de ahí, asistimos a cómo Ben Affleck, en su papel de Persiguiendo a Amy, pone a parir a Ben Affleck; vemos cómo se habla de Shannon Elizabeth como si no estuviese en la película; vemos cómo Jason Biggs se harta de ser el "follapasteles"... Jay y Bob el Silencioso contraatacan es canela en rama. Hay que verla.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dogma
Dogma (1999)
  • 6,5
    26.731
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Ben Affleck, Matt Damon, Linda Fiorentino ...
6
Tiene sentido del humor...
Dogma es la cuarta película de esa particular saga formada en el universo de Kevin Smith. En esta ocasión, el debate enfoca a la religión, al bien y el mal y a algunas interesantes preguntas sobre por qué Dios esto o Dios aquello.

Kevin Smith escribe y dirige su cuarta película en cinco años y lo hace subiendo el nivel con respecto a Persiguiendo a Amy, que fue la que precedía a la que nos ocupa. Por una parte hay que poner de manifiesto que Dogma es una comedia más al uso que las anteriores películas de Smith: Clerks, la carta de presentación de Smith; Mallrats, la transición hacia lo comercial y Persiguiendo a Amy, el triunfo del romance sobre la comedia. En esta ocasión, tras elegir el romance como base en su último trabajo, Smith decide recorrer el camino de la comedia pura. Hay que decir que Dogma no tiene la frescura de Clerks, ni tampoco llega a la de Mallrats, pero funciona como comedia comercial con tintes de su autor. El debate teológico devuelve al cine de Smith esos diálogos tan absurdos como cargados de relevancia y de preguntas que a más de uno nos han rondado por la mente. Vuelve a haber habilidad en el texto pese a que las formas sean regulares y la factura eche en falta capacidad narrativa por parte de la imagen. Smith no recupera su esencia, pero la adapta bien al cine comercial.

Linda Fiorentino encabeza, haciendo un papel que se le da de maravilla y que ha interpretado en más de una ocasión (sorprendida, valiente, dicharachera, amigable aunque tosca), un reparto coral que está a un nivel sublime. Ben Affleck mejora y mucho con respecto a Persiguiendo a Amy y su alianza con un Matt Damon que está desternillante hacen que surja una pareja memorable. Jason Mewes y Kevin Smith cobran mucho protagonismo y siguen aprovechando sus líneas de diálogo (o de no diálogo, en caso de Smith) para conseguir momentos épicos. Jason Lee es la simpatía personificada dentro de todo lo simpático que pueda resultar alguien que quiere destruir el mundo para escapar del infierno. Salma Hayek, a la que la crítica especializada (concepto que no entiendo) atizó por su trabajo, es la que está más floja pero bajo ningún concepto podría decirse que llega a molestar. Alan Rickman y Chris Rock completan el reparto aportando buenas maneras, compromiso con sus papeles y dosis de humor en la cantidad necesaria. La corta aparición de Alanis Morissette es un regalo divino.

Resumiendo: Dogma es una muy buena carta de presentación a nivel comercial de Kevin Smith, que supo adaptar su humor sin renunciar a él para abrirse a un público más amplio y que, con esta cuarta película de su filmografía, siguió expandiendo ese universo que él mismo ha creado en el que la única realidad está representada por dos mitos: Jay y Bob el silencioso.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Persiguiendo a Amy
Persiguiendo a Amy (1997)
  • 7,0
    22.135
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Ben Affleck, Joey Lauren Adams, Kevin Smith ...
5
¡Sandwich!
Persiguiendo a Amy es una comedia romántica con enfoque relativamente comercial amparada en el peculiar sentido del humor de su creador.

Kevin Smith escribe y dirige su tercer largometraje y lo hace confirmando lo que apuntó en Mallrats: la comedia romántica le tira. Persiguiendo a Amy, pese a su lenguaje marca de la casa en el que "el coño" y "la polla" son puntales indispensables, es una película romántico con todas las de la ley. La historia de la pareja que encuentra altibajos, básica en este género, está ahí y el hecho de que se esconda tras un alocado punto de partida y un desarrollo tan hilarante como surrealista no deja de ser más una firma del autor que un sello distintivo. Kevin Smith se ve en Persiguiendo a Amy en la obligación de, por primera vez, poner las cámaras al servicio del espectador para contar un relato más definido que en sus dos primeras películas (la brillante Clerks y la entretenidísima Mallrats) y ahí es donde, como realizador, empieza a notar carencias notables. En la vertiente romántica, Smith sigue los pasos del manual para no patinar y en la parte cómica, la que representa su firma, está menos vivo, trepidante e ingenioso que en anteriores ocasiones. La relación entre los dos personajes masculinos despierta también menos simpatía de la que pretende. Demasiado peso en el lomo como para que la película se levante.

Ben Affleck ejerce de gran protagonista y su trabajo está entre la calamidad y el merecimiento de pena capital. En 1997, Affleck ya era ese actor que ha durado mucho tiempo en pantalla haciendo dos gestos: entreabrir la boca y entrecerrar los ojos. Por suerte, hoy en día es un auténtico crack. Jason Lee ejerce de secundario con peso y su trabajo, abocado casi por defecto a la vertiente cómica, es sobresaliente. Joey Lauren Adams es, probablemente, la gran estrella de la película puesto que interpreta con muchos matices al personaje que más sentimientos muestra y que más al extremo los lleva. Jason Mewes y Kevin Smith, de nuevo como Jay y Bob el Silencioso (con su propia tira de comics) vuelven a brillar simplemente con aparecer en plano. Dwight Ewell muestra una enorme capacidad para metamorfosear su ademán y su tono de voz hasta convertirse en dos personas distintas, logrando una labor brillante.

Resumiendo: Persiguiendo a Amy es, pese a su mayor distribución, la más floja de las tres primeras películas (probablemente las más famosas) de Kevin Smith. Funciona a medias como comedia y su condición disparatada limita bastante el argumento romántico, o al menos lo deja muy lejos de un tipo muy divertido como es Kevin Smith pero no tan capacitado para hacer ese tipo de cine. Lo mejor, sin duda, es que todo sigue sucediendo en el mismo universo y esos guiños siempre son aceptados con alegría por el espectador.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mallrats
Mallrats (1995)
  • 6,7
    19.131
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Shannen Doherty, Jeremy London, Jason Lee ...
6
Un barco de vela
Mallrats es una entretenidísima comedia sobre un par de perdedores que viven de forma distinta y están unidos por una amistad tan sincera como incomprensible.

Kevin Smith dirige su segundo largometraje amparándose en los mismos mimbres que hicieron de Clerks, su ópera prima, un rotundo éxito. Dos protagonistas con problemas similares y con formas muy distintas de ver la vida se meten en una aventura hilarante en la que los diálogos están cargados de verdad, de locura extrema, de referencias al mundo del cómic y la televisión, de tacos y de una capacidad inagotable para el reproche rápido y audaz. Puede que se pierda cierta frescura con respecto a Clerks, con la que es inevitable la comparación, pero Mallrats sigue siendo una diversión tremenda que representa un cómic cómico en movimiento. La inagotable fuente de personajes cómicos, cada uno con su personalidad definida desde que entran en pantalla, es un gran apoyo narrativo para que los protagonistas vayan surfeando por la historia sin vaivenes, limitándose a pasar por los puntos de control encontrando aliados y enemigos por el camino. Smith da importancia a los secundarios y eso es de gran ayuda para que, cuando llega el clímax, todo esté bien atado, explicado y no nos sobre nada.

Jeremy London y Jason Lee protagonizan la película. Tal vez el protagonista sea London y Lee sea el secundario, como ocurriera con Brian O'Halloran y Jeff Anderson en Clerks, pero el alocado de la pareja, Lee en este caso, siempre tiene los mejores diálogos y ese punto consciente de inconsciencia que hacen al personaje especialmente atractivo, sobre todo con un trabajo tan medido como el del brillante (y aquí jovencísimo) cómico Jason Lee. London, por su parte, cumple con su papel más romántico. Shannen Doherty y Claire Forlani interpretan a las (ex) novias de los protagonistas y, con roles bastante similares pese a sus diferencias, ambas cumplen con buena nota. Ben Affleck hace un trabajo muy notable (de los mejores hasta que descubrimos su versión dramática) como el capullo de turno. Joey Lauren Adams y Renee Humphrey están sembradas completando el reparto femenino y el apartado masculino lo completan Jason Mewes y Kevin Smith como Jay y Bob el Silencioso, con trabajos soberbios. El broche lo ponen Brian O'Halloran con su corto papel, Ethan Suplee con sus momentos brillantes, Michael Rooker con su habitual mala baba y la aparición estelar del gran Stan Lee.

Resumiendo: Mallrats no es tan fresca como Clerks, pero muestra una interesante evolución en el cine de Kevin Smith que, sin embargo, dejaba entrever demasiado la vertiente romántica. El cine de Kevin Smith vive de señalar las diferencias entre lo que se parece y apuntar las similitudes entre lo opuesto y Mallrats, respecto a Clerks, representa eso mismo.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clerks
Clerks (1994)
  • 7,4
    55.861
  • Estados Unidos Kevin Smith
  • Brian O'Halloran, Jeff Anderson, Marilyn Ghigliotti ...
8
Menos mal que sí que fuiste a trabajar...
Clerks es una comedia de culto. Un título de cine independiente indispensable para los amantes del género cómico.

Kevin Smith debuta con Clerks aferrándose a un presupuesto ligeramente superior a los 27.000 dólares obtenidos de la venta de su colección de historietas, de sus ahorros para la universidad y del seguro del coche de Jason Mewes entre otras cosas. Smith engancha desde el primer momento al público con diálogos tan explícitos y barriobajeros como sinceros y cercanos. En la verborrea de los personajes reside un alto porcentaje del éxito de Clerks, que encuentra en los careos una inagotable fuente de sabiduría, debate y diversión. Los personajes principales representan a polos opuestos que se unen desde perfiles similares y en ese choque entre lo que la personalidad muestra y el fondo esconde está la magia. El director y guionista hace que el ingenio de cada respuesta haga que no te cuestiones la pregunta y que, al final, te limites simplemente a disfrutar de las palabras escupidas a borbotones por los personajes y que entiendas que, pese a ser delirantes en muchos casos, sus razonamientos obedecen a una lógica incuestionable dentro del frasco físico en el que se encuentran. Para entendernos, podríamos decir que toda la mierda que se escupe en Clerks es verdad, aunque te joda reconocerlo porque tienes miedo de que te acusen de pirado.

Brian O'Halloran protagoniza la película con un trabajo excelente que funciona mejor cuando se encuentra junto a Jeff Anderson, que es el detonante de todas y cada una de las cargas de dinamita que esconde bajo su rutina el personaje principal. El conjunto de ambos personajes, llevado a buen puerto por dos interpretaciones brillantes, es la base de Clerks. Marilyn Ghigliotti está bastante correcta dentro de la curiosa lógica que mueve a su personaje, algo que no puede aplicarse a Lisa Spoonauer, que es la más floja, sin duda, entre el reparto, resultando poco creíble en su corto espacio en pantalla. Jason Mewes y Kevin Smith interpretan a los ya célebres Jay y Bob el Silencioso y, simplemente haciendo de aquello que tanto les divierte, resultan colarse en tu memoria desde el primer momento en que aparecen.

Resumiendo: Clerks es un fantástico debut de un director con chispa e inventiva que siempre ha sabido colar, a lo largo de su carrera, su sello personal en sus películas. Los diálogos controvertidos, las interesantes conversaciones sobre nada, los razonamientos incuestionables sobre cosas irrelevantes y las situaciones de amor caóticas son cosas que están mejor cuando las lleva entre manos Kevin Smith.
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