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Críticas ordenadas por:
Atrapado por su pasado
Atrapado por su pasado (1993)
  • 7,9
    41.065
  • Estados Unidos Brian De Palma
  • Al Pacino, Sean Penn, Penelope Ann Miller ...
7
Clichés bien llevados
Atrapado por su pasado es una película 100% Brian De Palma. Gangsters, policía, traiciones, fiscales, bajos fondos... Una de esas películas que gusta ver y que cuenta con un gran reparto.

Brian De Palma adapta dos novelas de Edwin Torres para sacarse de la manga una película de más de dos horas de duración. Durante ese tiempo, el director de New Jersey nos ofrece lo mejor de su catálogo en algunas escenas realmente memorables en las que la vista subjetiva del personaje se traslada al espectador. La gran cantidad de localizaciones que pasean por la película están muy cuidadas y siempre da la sensación de que no hay nada que falle en el entorno. Sin embargo, los mayores errores de la película vienen en el guion de David Koepp (o quizás vengan de las dos novelas de Torres). Digo esto porque, a poco que uno preste atención sabrá, conforme avanza la película, de qué modo van a atarse los cabos en un final que, pese a ser buenísimo, pierde potencia debido a lo descaradamente previsible que es. A pesar de que un gran final, en ocasiones, hace bueno un guion entero del mismo modo que pasa al revés, aquí no puede aplicarse eso ya que, la película, utiliza la historia como telón de fondo para contarnos sobretodo la vida de unos personajes diseñados con bisturí y evolucionados de manera sorprendente. La gran banda sonora y los cambios de iluminación dependiendo del lugar, que dan un precioso contraste a la cinta, hacen el resto.

Al Pacino está realmente bien, como siempre por aquella época (el actor circense en el que se ha convertido está lejos de su mejor versión). Pone mucho empeño en que los detalles construyan al personaje, que es de lo que se trata cuando se pretende profundizar en algún papel. Penelope Ann Miller también se saca una gran labor y mantiene el pulso a Pacino incluso en las escenas en las que el duelo de interpretaciones cobra máxima tensión. El fantástico Sean Penn, que sí ha ido a mejor desde entonces, realiza un trabajo muy acorde a su personaje, con lo que consigue darle vida y hacerlo muy real. John Leguizamo interpreta un papel muy acorde a la imagen que tenemos de él (por lo de chulo cutre, no por lo de traficante, obviamente) y se le da bien.

Resumiendo, que es gerundio: la película va soltando gotas de obra maestra pero se encarga de evaporarlas con sus no excesivos pero sí evidentes errores, que hacen que lo que podría haber sido uno de los mejores thrillers en mucho tiempo quede reducido a una buena película... que no es poco.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Balada triste de trompeta
Balada triste de trompeta (2010)
  • 5,6
    42.875
  • España Álex de la Iglesia
  • Carlos Areces, Antonio de la Torre, Carolina Bang ...
6
El gracioso y el tonto, un buen par de cabrones
Balada triste de trompeta fue una película que llegó a los cines tras haber levantado muchísima expectación y que producía el efecto de gustar muchísimo o no gustar nada a quienes salían de las salas. Cuentan que Tarantino (que presidió el jurado del Festival de Venecia) se levantaba durante su proyección para aplaudir constantemente. Quien sepa algo de Tarantino y haya visto la película, lo entenderá.

Álex de la Iglesia es un director que me encanta. Me gusta su forma de dirigir y me encantan sus guiones. Sin embargo, no todo el monte es orégano y, aquí, el director vasco arriesga con una historia que se basa simple y llanamente en la locura, un estado que va creciendo y apoderándose de la película al tiempo que ésta comienza a perder fuerza. Tras un arranque arrollador, en el que la presentación de los personajes se sirve de unos pocos minutos para darnos a conocer todo lo que necesitamos saber de ellos, Balada triste de trompeta comienza a decaer fruto de un sinsentido total que, si bien encuentra respaldo en el soberbio reparto, hay que decir que no se sostiene. El humor negro está presente constantemente y bien metido, pero tampoco eso garantiza que el espectador pueda ubicar la película ni consigue que el asombro de quien la ve no se vea convertido en una borrosa sensación de tomadura de pelo. Por otra parte, tanto el vestuario como los decorados y el maquillaje son de matrícula de honor. Gracias a esos tres puntazos, la película sigue dando la cara en todo momento.

Pero si la película aguanta es, sobretodo, por el gran reparto. Carlos Areces realiza un trabajo sobrehumano (el rodaje fue una tortura para él) y el resultado es, simplemente, maravilloso. Impresionante la transformación del Areces que conocemos todos a ese payaso desbocado en el que se convierte. Antonio de la Torre acojona y mucho. Aunque es al final cuando la cabeza peor le funciona, es al comienzo de la película cuando descubrimos a un personaje que acojona por lo que es y no por las peculiares circunstancias que se ve obligado a vivir después. Carolina Bang, actriz guapísima, con un cuerpo de escándalo y de visible simpatía, no está fina. Su personaje aguanta mientras la lascivia es lo que la mueve y su mayor arma, pero pierde fuelle cuando se ve obligada a cargar con el peso de algunas escenas con cierto calado. El gran Manuel Tallafé, soberbio, como siempre. Un montón de caras conocidas como Santiago Segura, Fernando Guillén Cuervo, Sancho Gracia, Fofito, Raúl Arévalo, Terele Pávez o Fran Perea aparecen también en mayor o menor medida completando así un reparto bien elegido y muy familiar para el público español.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sleepy Hollow
Sleepy Hollow (1999)
  • 6,9
    86.615
  • Estados Unidos Tim Burton
  • Johnny Depp, Christina Ricci, Miranda Richardson ...
7
Como pollo sin cabeza
Adaptación de la famosa novela de Washington Irving que, si bien se permite todo tipo de licencias para hacer la historia más entretenida (o más acorde con lo que buscaba la producción), no renuncia en ningún momento a su esencia.

Tim Burton dirige después de tres años sin ponerse tras las cámaras desde (la para muchos fallida y para mí desternillante) Mars Attacks. El cambio de registro es espectacular, aunque Burton se permite hacer de Johnny Depp un vehículo para introducir un poco de humor negro. Hay que decir que el guion de Andrew Kevin Walker tiene un montón de lagunas y es lo que lastra la película, ya que por mucho empeño que ponga el director en desviar la atención, cuando se descubre el pastel puede verse con claridad que la película no es excesivamente previsible debido, únicamente, a que se nos han estado ocultando cosas constantemente que, aunque el espectador no pueda ver, deberían ser obvias para los personajes. No obstante, el trabajo de Burton hace que eso casi se pase por alto, ya que el director se centra en una ambientación magistral que es lo que da fuerza al relato. Desde la niebla en los bosques tristes del poblado hasta la cuidadísima vestimenta de los personajes, pasando por el fabuloso diseño de los mismos y de su sociedad, son elementos que sirven para que el espectador disfrute de lo que está viendo sin más, dejando en un segundo plano las preguntas sobre el Jinete sin cabeza.

Johnny Depp no hace su mejor papel, seamos sinceros. A pesar de eso, gracias a un personaje muy afín a sus habituales tics (en el caso de Depp dichas manías son positivas), nos encontramos con que el actor influye tanto en su papel que acaba convirtiéndolo en algo suyo. Christina Ricci, mujer (con apenas 19 años ya tenía poco de niña) de belleza extraña, está realmente bien en un papel que destaca por tener que ser siempre muy comedido y que, pese a estar bien diseñado, es uno de los lazos que se nos aparta de la vista para engañarnos con el final de la película. Ese fenómeno llamado Michael Gambon encabeza el reparto de prohombres de la villa y su interpretación, como casi siempre, es de sobresaliente. Miranda Richardson, protagonista (ejem) oculta, podría dar la impresión de sobreactuar dado que su personaje es muy teatral, pero a mi entender lo que hace es una muy buena labor saliendo desde las sombras en las que está a un principio, casi oculta, a la luz que se ve llegar con su repentino giro.

Resumiendo, que es gerundio: Sleepy Hollow es una producción excelente a nivel de diseño artístico, pero tiene deficiencias en la concepción del guion que ni un Burton en estado de gracia (capaz de dar miedo y hacer sonreír en una misma escena) puede salvar. Película entretenidísima, muy recomendable y, a mi entender, bastante buena. Pero repito: lo del guion es imperdonable.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crash (Colisión)
Crash (Colisión) (2004)
  • 7,6
    107.883
  • Estados Unidos Paul Haggis
  • Sandra Bullock, Don Cheadle, Matt Dillon ...
8
Desgarradora
Crash se llevó el Oscar a la mejor película en 2004. Aunque a mí los premios de este estilo me parecen tan subjetivos que acaban careciendo de valor, quería remarcar eso ya que fue una gala con un nivel importante en las candidatas (y también en la mayoría de premios principales).

Paul Haggis y Robert Moresco inventan una historia sensacional. Hay quien acusa a la película de estar cogida con pinzas y, la verdad, no les falta razón. Aquí todo pende de un hilo y la cantidad de casualidades que tendrían que suceder para que ocurriera algo así, se podría decir que pasan una vez de cada 100 millones. No obstante, pongamos que se dan así las cosas. Vamos a suponer que sucede. Lo cierto es que no es nada complicado imaginarlo, ya que Haggis (con pasado inexistente tras las cámaras más allá de un par de series) nos lo sirve en bandeja de plata. La presentación de las historias es una auténtica maravilla y, desde el principio, el director se encarga de que cada subtrama esté iluminada de una forma y que lo único que las una sea la sociedad podrida que nos presenta, centrándose de forma evidente en las diferencias raciales y en los prejuícios que todos los humanos tenemos sobre cualquier cosa. Haggis nos narra con dureza las vidas de gente que parece vivir bien, pero que tienen tras de sí horribles historias que mueven el destino de sus vidas, al que parecen abocados desde el principio.

El reparto es espectacular. A mi entender, Matt Dillon está un poco por encima del resto. Brendan Fraser, muy serio, forma pareja en pantalla con una Sandra Bullock muy metida en su personaje, que si bien no goza de demasiado tiempo frente a las cámaras, sí afronta varias situaciones que requieren bastante esfuerzo por parte de la actriz. Terrence Howard está a un nivel superlativo, con una interpretación cargada de sentimientos dispares muy fuertes que tiran con violencia de él hacia lados opuestos. Thandie Newton, que va perdiendo importancia conforme avanza la película, hace una buena labor y destaca, sobretodo, en la segunda escena en la que se cruza con el personaje de Matt Dillon (esa escena, para mí, es tan complicada y tan llena de sentimientos inexplicables, que definirla sería imposible). Ludacris está a un nivel alto (sobretodo al final) y Don Cheadle realiza una gran interpretación sobre un tipo gris que no acaba de encontrar su camino.

Resumiendo, que es gerundio: Crash es una grandísima película en todos los sentidos. Además, cada actor (incluyendo a los que salen menos como Tony Danza o William Fichtner) entienden a la perfección lo que se pide de sus respectivos personajes. Eso, unido al gran trabajo de Paul Haggis (quien, por cierto, dirigirá el remake de Celda 211 que tanto me come la cabeza en busca de un Malamadre americano), hacen de Crash una experiencia que se mete bajo la piel del espectador y no deja indiferente a nadie. Sobretodo, tras el soberbio anticlímax.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La matanza de Texas
La matanza de Texas (1974)
  • 6,7
    46.704
  • Estados Unidos Tobe Hooper
  • Marilyn Burns, Paul A. Partain, Edwin Neal ...
8
Con tintes de obra maestra
La matanza de Texas es uno de las mejores películas que ha dado el cine slasher en su historia. Tecnicamente no es un slasher al uso, pero marcó varias de las pautas a seguir por ese género que tantas alegrías y tantísimas decepciones nos ha dejado.

Tobe Hooper debuta en la dirección con un género que iba a marcar toda su carrera: el terror de serie B. El trabajo de Hooper es absolutamente fantástico. Nunca nadie ha conseguido meter tanto al espectador en la película como él, llegando a dar la sensación de que estamos en todo momento en el sitio donde se desarrolla la acción. Lo curioso (y para mi gusto lo más importante) es que, desde esa visión tan subjetiva, Hooper no se conforma con mostrarnos un solo enfoque, sino que esconde la cámara y la posiciona en los lugares más extraños que uno pueda imaginarse, con lo que la sensación de caos que siente la protagonista se contagia. Unas localizaciones austeras, el estridente sonido de los gritos y el ruído de la motosierra componen la ambientación ideal para una película como esta.

Marilyn Burns se convierte en una de las primeras "scream queen" y, si bien su papel como actriz antes de que la película gane en intensidad es más bien mediocre, su labor como víctima es excelente (impresionante la escena en la mesa con "el abuelo"). Paul A. Partain, un tanto sobreactuado pero aceptable, es el otro destacado (por tiempo en pantalla) del grupo de amigos. Los dos mejores son, sin duda, Edwin Neal (que nos deja la espectacular escena de la caravana y la navaja) y Jim Siedow, cuya expresión de locura máxima sigue siendo impactante a día de hoy. Gunnar Hansen se mete bajo la máscara del mítico "Leatherface" y su forma de moverse es muy acertada.

Resumiendo, que es gerundio: La matanza de Texas es una película "top". Una de las mejores de su género, sin duda. Original, impactante y, sobretodo, inventora de muchas situaciones que ahora se han visto relegados al mundo de los tópicos. Si alguien consigue crear algo que se copia con tanto descaro, es que algo ha hecho bien.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bad Teacher
Bad Teacher (2011)
  • 4,2
    16.159
  • Estados Unidos Jake Kasdan
  • Cameron Diaz, Justin Timberlake, Jason Segel ...
5
Se deja ver
Bad Teacher pretende ser una película divertida y que aporte ciertas hostias en forma de crítica social, pero que al final se queda con la gracia de uno de los mejores cómicos de la actualidad (Jason Segel) y la belleza casi interminable de Cameron Diaz.

No había visto hasta ahora ninguna película de Jake Kasdan. Aquí, la primera impresión que me llevo es la de un director que ha visto mucha comedia ligera y que conoce perfectamente el manual básico del género, pero no se atreve a arriesgar en ningún momento. Diálogos que son en realidad avisos de lo que pasará después, algo de humor visual y planos con poco movimiento. Es cierto que a estas películas no se les pide mucho más, pero desde la premisa de una profesora materialista, superficial, irresponsable y algo zorra, el guion podría haber sido más mordaz y atacar con agudez los problemas que podría plantear una situación como esa y, sin embargo, prefiere quedarse con lo más sencillo.

Cameron Díaz hace un papel que a los tíos les encantará. Cierto es que no está tan sexy como en aquella primera aparición en La máscara, pero la verdad es que protagoniza un par de escenas espectaculares. Justin Timberlake, del que sigo diciendo que debería centrarse en la música, está bien ya que la película no exige demasiado. Jason Segel es un auténtico fenómeno y cada vez que abre la boca, con esa forma tan peculiar que tiene de moverse, es sinónimo de carcajada. Es un gustazo verle en las comedias. Lucy Punch, muy acertada en un papel que no le es nuevo (ni mucho menos) y que disfruta interpretando.

Resumiendo, que es gerundio: comedia para adolescentes que pueden ver también los mayores si no buscan nada más que unas cuantas sonrisas, un par de carcajadas y Cameron Diaz en plan calenturienta. Pasable.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La semilla de Chucky
La semilla de Chucky (2004)
  • 3,6
    7.342
  • Estados Unidos Don Mancini
  • Brad Dourif, Jennifer Tilly, Hannah Spearritt ...
4
¿Episodio final?
Quinta entrega de la saga Muñeco diabólico que se convierte en algo así como un spin-off de sí misma, al igual que La novia de chucky (las dos serían una pequeña saga diferente a la trilogía original) y se centra en hacer reír.

Don Mancini es el dueño y señor de Muñeco diabólico. Él fue quien creó la idea y ha sido guionista en las películas anteriores. En esta quinta parte, se pone tras las cámaras en su único largometraje. El hombre, que (obviamente) también se encarga del guion, no lo hace nada mal en ninguno de los dos campos. La historia pasa a ser un pequeño capítulo, que podría contarse en un cortometraje, de cómo Glen/Glenda (clara referencia a la película de Ed Wood) encuentra a Chucky y Tiffany. Si ser un muñeco que habla ya es complicado, encontrar a tus padres y descubrir que tienen un arte impresionante para matar, ya tiene que ser la hostia. En la película vuelven a estar presente las coñas a gente importante de Hollywood y a la sociedad cinematográfica en general. El proceso de "desintoxicación" de Tiffany y el hecho de que Chucky se niegue a renunciar a matar para criar mejor a su hijo, marcan el desarrollo de una película que sabe perfectamente que no tiene nada que ver con el clásico de 1988 y que va dirigida directamente al público que quiera aceptarla como lo que es.

Jennifer Tilly y sus dos gemelas se convierten en protagonistas absolutas de la película. Escuchar a Tiffany hablando de la Tilly, primero diciendo que le encanta y luego diciendo que es una zorra (aclararé que Jennifer Tilly es quien pone voz a Tiffany) es algo que no tiene precio. Tilly se ríe de sí misma de forma descaradísima y eso siempre es algo que gusta. Redman, pésimo actor (algo bastante habitual en los raperos, dicho sea), aporta poco o nada bueno a la película. Hannah Spearritt tiene poco trabajo pero lo salda bien, al igual que Steve Lawton. De Stephanie Chambers se agradece su desnudo. Es su única escena y su papel consiste en salir desnuda. Olé Mancini.

Resumiendo, que es gerundio: La semilla de Chucky es un poco menos divertida que La novia de Chucky pero sigue manteniendo ese toque canalla (la masturbación de Chucky es un momento épico). No es una buena película (de hecho tecnicamente es bastante floja) pero coño, te lo pasas bien. No creo que tardemos mucho en ver alguna nueva entrega, con esto del 3D, aunque dicen que lo que veremos será un remake. Esperaré ansioso.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novia de Chucky
La novia de Chucky (1998)
  • 4,0
    12.461
  • Estados Unidos Ronny Yu
  • Jennifer Tilly, Brad Dourif, Katherine Heigl ...
5
Ahora son dos
Siete años después del final de la mítica trilogía Muñeco diabólico, llegaba la noticia de que una cuarta entrega iba a ver la luz. En esta ocasión, Chucky se reencuentra con su "amor" de cuando aún ocupaba su cuerpo humano y la película se decanta totalmente por el humor, dejando el terror en un plano casi invisible tras otros géneros como la road movie o el cine romántico.

Ronny Yu dicen que destrozó la saga. A mi entender, no es así. Es Don Mancini (guionista de la trilogía original) quien decide dar una novia a Chucky y hacer una comedia que no pretende en ningún momento causar miedo. Yu trabaja bien con el material y hace que Chucky y Tiffany cobren vida y se conviertan en dos pequeños hijos de puta con mentalidad de niño cabrón elevada a la máxima potencia. La película se desarrolla mayormente en la carretera tras una corta pero concisa presentación de todos los personajes y ahí comienza la diversión. La novia de Chucky no intenta en ningún momento ser una película seria (las parodias constantes a otras películas, las burlas a gente como Chrstian Slater, las coñas sobre esta misma saga y los momentos deliberadamente graciosos así lo demuestran). Teniendo en cuenta eso, me parece que no es nada justo criticar esta cuarta entrega. El muñeco de goma (yo pensaba que era de plástico, pero no) está ahora más vivo que nunca y la película cuenta con escenas memorables (el momento sexual de los muñecos, Chucky pasando por delante del fumeta o el maravilloso final) y varias frases que provocan sonoras carcajadas.

Katherine Heigl no me ha gustado nunca y, aquí, más de lo mismo. Ni sabe sufrir, ni sabe ser feliz, ni sonríe con convicción. Son tres de las expresiones más básicas en un actor y si no llega a eso, imaginaos lo que pasa si le das un papel con cierto peso. Nick Stabile está algo más correcto, al menos porque su interpretación tiene momentos salvables, lo que ya es mucho más de lo que hace su compañera. La voluptuosa Jennifer Tilly, que se parodia a sí misma, hace de imán para las cámaras (sobretodo centradas en su generoso escote) y está realmente bien en una auto-crítica que parece tomarse con buen humor. Del resto hay poco que decir, ya que salvo el correcto Gordon Michael Woolvett (que tiene cierto parecido con Sean Penn de joven) ninguno aparece lo suficiente como para poder valorar sus trabajos.

Resumiendo, que es gerundio: la saga Muñeco diabólico toma definitivamente otro rumbo y hay que aceptarlo. Los más puristas podrán verlo como una ofensa, pero los que simplemente disfrutamos de esta magnífica saga debemos verlo como lo que es: una película que se ríe de sí misma sin descuidar el entretenimiento del espectador.
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muñeco diabólico 3
Muñeco diabólico 3 (1991)
  • 4,1
    5.422
  • Estados Unidos Jack Bender
  • Justin Whalin, Brad Dourif, Perrey Reeves ...
4
Muy digna
La tercera entrega de Muñeco diabólico nos trae a un Andy Barclay ya crecidito y da un giro importante a la historia, asumiendo sin tapujos que la saga no es exactamente de terror, sino que su vertiente cómica es la que marca la diferencia pero, eso sí, sin renunciar a su esencia.

Jack Bender realiza aquí una de sus pocas incursiones en el largometraje. Habitual director de episodios de series (Perdidos, Los Soprano, Falcon Crest, Alias...) y colaborador de J.J. Abrams, Bender se pone tras las cámaras para dar forma a la última película de la trilogío original de Chucky. Su trabajo es bastante bueno, aunque hay que reconocer que la mayor parte del mérito es de Don Mancini, que escribe un guion que no tiene demasiada chicha pero en la que todo cuadra a la perfección. La academia militar permite a Bender crear algunas escenas "bélicas" y jugar con ellas con un elemento nada habitual como es un muñeco endemoniado. Gracias a eso, Chucky se suelta la melena y se ve su lado más macabro, cercano al de Freddy Krueger en ocasiones y que da tantísimas posibilidades a la hora de divertir al espectador sin necesidad de centrarse en el género de terror ni en el de humor. Gracias a que la película es en todo momento autoconsciente, esa mezcla no se convierte en un problema para ella y sí en todo un acierto.

Justin Whalin se parece tanto a Alex Vincent como un perro a una farola. ¿Tan difícil era encontrar un actor que tuviese algún rasgo del Andy joven? Porque si me dices que Whalin fisicamente no se parece pero borda su papel, pase, pero es que lejos de eso lo que hace el chico es una pésima labor. Perrey Reeves, otra que tal. La chica disfruta de ese personaje femenino de carácter fuerte que tanto gusta cuando se encuadra una historia dentro de algún tipo de cuerpo militar, pero el espectador no lo pasa tan bien como ella y, al final, esa es la labor del actor (entre otras muchas cosas). El joven Jeremy Sylvers es el mejor del reparto de lejos pese a ser el más joven. Parece que el chiquillo entiende a su personaje mucho mejor que otros que le sacan diez años. Tiene huevos la cosa, ¿no? A Travis Fine le sobra con su apariencia para interpretar a un personaje que le es tremendamente sencillo.

Resumiendo, que es gerundio: Tras El nacimiento de Chucky y Chucky sangriento, se cierra la trilogía con Chucky y sus locuras. Tres películas claramente diferenciadas pero que no pierden nunca el respeto por el espectador ni por sí mismas. Para mí, una saga memorable. Luego vendrían La novia de Chucky y La semilla de Chucky para autoparodiarse pero, eso sí, sin perder tampoco su esencia. ¿Qué queréis que os diga? A mí me gustan, hostia...
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Testigo de cargo
Testigo de cargo (1957)
  • 8,6
    45.467
  • Estados Unidos Billy Wilder
  • Tyrone Power, Marlene Dietrich, Charles Laughton ...
9
Impresionante
Adaptación de la novela de Agatha Christie que con ser solamente la mitad de buena que la película (cosa que no dudo) sería motivo de pena de prisión para quien no la haya leído entre los que, claro está, me encuentro yo mismo.

El maestro Billy Wilder a los mandos es todo un seguro. El director polaco encadenó tres obras consecutivas (entre 1957 y 1960) del tamaño de Testigo de cargo, Con faldas y a lo loco y el apartamento. Si alguien ha hecho algo parecido en la historia del cine, que alguien me lo diga porque a mí me parece una puta barbaridad. En la película que nos ocupa, Wilder nos plantea la historia con su habitual forma de contarlas, intentando no salir demasiado de las tres o cuatro localizaciones básicas (algo muy común en aquella época, por otra parte) y resume las casi dos horas de metraje en dos apartados claramente diferenciados: el primero de ellos es la presentación de los fabulosos personajes diseñados cuidadosamente para ofrecer todo lujo de detalles y el segundo es el juicio. Es precisamente en el tribunal donde Wilder es más fiel a sí mismo con diálogos ingeniosos y con ritmo que hacen sonreír al espectador, pero es fuera de él donde el cineasta se permite más licencias humorísticas gracias, sobretodo, a ese gran personaje que es Sir Wilfrid. Además, también antes de empezar el juicio, el maestro introduce un par de flashbacks tan necesarios como meticulosamente introducidos. Pero si hay algo por lo que destaque Testigo de cargo es por su final, que se encuentra entre los diez mejores de la historia del cine sin ninguna duda (para mí, personalmente, está entre los tres primeros).

Charles Laughton (de quien Wilder dijo que era el mejor actor con el que había trabajado, con lo que eso conlleva) devora la película con bocados gigantescos. Incisivo, divertido, extravagante, mordaz, meticuloso, cascarrabias y un poco vividor son algunos de los adjetivos que podríamos poner a su personaje y Laughton se encarga de que todos queden plasmados. Tyrone Power, soberbio. Power era el clásico actor de la época, no demasiado apuesto pero representando fielmente muchos de los valores de lo que por entonces se consideraba un canalla que, pese a serlo, era irresistible para las mujeres (manda huevos que ahora su evolución nos haya llevado a Mario Casas o a Robert Pattinson). El trío protagonista lo completa Marlene Dietrich, una de las "malas" más famosas de la historia de Hollywood y que más veces interpretó ese papel en su carrera. Aquí Dietrich da un recital interpretativo dentro de los múltiples frentes y los (aparentes) intereses enfrentados que afronta. Destacaría también a Elsa Lachester, fantástica actriz y esposa de Charles Laughton, que realiza un trabajo maravilloso que, curiosamente, no debió resultarle demasiado complicado dado que ella misma admitió que Laughton era exactamente igual que Sir Wilfrid.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muñeco diabólico 2
Muñeco diabólico 2 (1990)
  • 4,9
    6.987
  • Estados Unidos John Lafia
  • Brad Dourif, Alex Vincent, Jenny Agutter ...
5
El nuevo Chucky
Segunda entrega de la saga Muñeco diabólico, que fue una trilogía durante siete años hasta que llegó la controvertida La novia de Chucky que tanto disgustó a los más puristas del muñeco pero que a mí, personalmente, me gusta.

John Lafia, que ejerció de guionista en la primera película, se pone a los mandos de la película y deja que el guion lo escriba totalmente Don Mancini, que fue quien parió la idea de un muñeco de plástico llamado Chucky. Lafia dirige su segundo largometraje con la difícil tarea de no bajar el listón de la primera película y para ello lo que hace es mantener la esencia pero alterar ligeramente la temática. Aun tratando el mismo tema con un enfoque similar, en esta ocasión la película se nos muestra más como slasher que como película de terror y prueba de ello es la creatividad de los asesinatos perpetrados en esta ocasión por Charles Lee Ray desde su peculiar nuevo cuerpo. El misterio se mantiene gracias a el uso del clásico "madre loca, niño internado" que hacen que la reaparición de Chucky vuelva a pasar por las mismas fases que en la primera película (incredulidad de los adultos, sospechas de uno de ellos, confirmación...). Además, en esta segunda parte, vemos a un Chucky que, si en la primera ya mostró una importante cantidad de expresiones faciales, aquí mueve con soltura todo el cuerpo dejando alguna escena (el "momento dedo" en el camión es brutal) realmente divertida.

Alex Vincent sigue igual de bien. Su personaje cambia respecto a la primera, ya que ahora se supone que ya sabe a lo que se enfrenta, pero el hecho de que su madre esté en un psiquiátrico y que él esté siendo continuamente tratado por psiquiatras hace que el chico tenga que adoptar una perspectiva bastante compleja del asunto. Christine Elise aprueba raspadita, ya que aunque en ningún momento su trabajo se vuelve calamitoso, sí es cierto que su forma de moverse no acaba de casar con las palabras que salen de su boca. Jenny Agutter está bastante bien y Gerrit Graham más o menos también, aunque sus papeles son mínimos. Brad Dourig vuelve a poner voz al muñeco más famoso de la época.

Resumiendo, que es gerundio: la segunda entrega de Muñeco diabólico se vuelve más sangrienta y divertida para los amantes del slasher que la primera, pero pierde la gran ambientación que tenía aquella y el factor sorpresa, como sucede en la mayoría de sagas de terror. Altamente recomendable.
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0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muñeco diabólico
Muñeco diabólico (1988)
  • 5,5
    33.603
  • Estados Unidos Tom Holland
  • Catherine Hicks, Chris Sarandon, Alex Vincent ...
7
Una de mis favoritas
Muñeco diabólico es todo un clásico del cine de terror de finales de los 80 y (por sus secuelas) principios de los noventa. Lo que podría haber sido un bodrio monumental dado el grado de surrealismo del guion, es sin embargo una película más que aceptable.

Tom Holland dirige la película que cuenta la historia nacida de la mente de Don Mancini. Holland hace un grandísimo trabajo, ya que lejos de caer en lo ridículo que podría parecer el guion si se habla de él por encima, aprovecha dicho planteamiento para crear situaciones divertidas que en ningún momento entorpecen el desarrollo de la película y, yendo más lejos, diría que la ayudan y mucho. Holland contribuye en el guion de la película y eso le permite allanarse el camino para dar tensión a la película cuando ésta la necesita, cosa que no es nueva para Holland como ya demostró escribiendo el guion de la más que pasable segunda parte del clásico Psicosis, de Hitchcock. Tras las cámaras, el director neoyorquino imprime a las imágenes un estilo atractivo en el que la cámara se mueve a la velocidad y altura del muñeco, trotando tanto como lo haría Chucky con sus cortos pero rápidos pasos. La creación del muñeco es otro de los grandes logros de la producción, con infinidad de caras para lograr expresiones complejas en el asesino de plástico, consiguiendo un gran realismo.

Alex Vincent debuta en el cine (salvo la segunda parte de Muñeco diabólico no ha hecho nada más que merezca ser mencionado) y lo hace realmente bien. El niño transmite a la perfección el miedo que debería tener un personaje de su edad ante unos acontecimientos que, si bien son aterradores, no son tan disparatados para la mente de un niño como pueden serlo para la de un adulto. Catherine Hicks también aprueba con nota. Ella debe poner el contrapunto a su hijo en pantalla y mostrar una mezcla de nerviosismo e incredulidad que plasma de manera muy correcta. Chris Sarandon mejora mucho desde su papel anterior (un año antes, en La princesa prometida) tal vez por estar en un papel mucho más comedido y que no requiere demasiado esfuerzo. El polifacético y genial Brad Dourif interpreta al Chucky humano y pone poz al de plástico y en las dos facetas está realmente genial, como siempre.

Resumiendo, que es gerundio: Muñeco diabólico es una de esas joyas que vieron la luz en el cine en la época adecuada. Ahora no podrían hacerse películas como Viernes 13, Pesadilla en Elm Street, Las colinas tienen ojos (al nefasto remake me remito) o, en otra línea, tampoco podrían hacerse películas como La historia interminable, Dentro del laberinto o Razas de noche. Fueron películas que llegaron en el momento justo y que, gracias a eso, permanecen en muchos corazones. El mío, uno de tantos.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El día de la bestia
El día de la bestia (1995)
  • 7,1
    74.924
  • España Álex de la Iglesia
  • Álex Angulo, Santiago Segura, Armando de Razza ...
7
Fabulosa
El día de la bestia supuso la consagración de Álex de la Iglesia siendo solamente su segundo largometraje. Una película especial por muchos motivos y que supone una dura crítica social.

Álex de la Iglesia es un director especial. Nunca ha querido hacer cine convencional y, aunque quisiera, dudo mucho que pudiera hacerlo dada su ácida visión del mundo. En el día de la bestia su trabajo es espléndido, tanto con el guion (con el que hubo problemas con una denuncia por plagio) como en la dirección. El desarrollo nos lleva a vivir en los suburbios madrileños y a conocer a personajes a cuál más pintoresco. La ambientación es fantástica y las localizaciones están llenas de detalles gracias a que el director bilbaíno las recorre con las cámaras mostrándonos cada rincón. Álex de la Iglesia imprime un ritmo frenético a la película apoyándose en una banda sonora que va desde Soziedad Alkoholika hasta la unión de Albert Pla y Extremoduro, pasando por Eskorbuto o Siniestro Total entre otros. Con el ritmo acelerado de sus canciones de mueven los dos protagonistas (que llegan a ser tres) por los rincones más peculiares de Madrid en busca de una bestia que aparece finalmente con un aspecto singular que le valió a Álex de la Iglesia una gran cantidad de halagos.

El fenomenal Álex Angulo protagoniza la película de maravilla. Su personaje, tan obsesionado con el nacimiento del anticristo que, llegado un punto, cruza la línea de la locura, se ve sustentado en la gran interpretación de Angulo que atraviesa cada fase con una soltura y un realismo bestiales. Santiago Segura, en su primer papel importante en el cine, soberbio. En el heavy al que interpreta podemos ver varios de los rasgos que tiempo después caracterizarían a ese fantástico ser llamado Torrente. Segura pone la gracia dentro del reparto (las situaciones ya son desternillantes de por sí) y protagoniza varias de las mejores escenas de la película, ya sea él solo o siendo él quien las provoca. Armando de Razza cierra el trío principal y también está soberbio. El antes cantante y actor casi novato se mueve con comodidad en un personaje tan extravagante como todos esos imbéciles que tan de moda están ahora en televisión a partir de la media noche y que "adivinan" el futuro de la pobre gente que se agarra a un clavo ardiendo. Nathalie Seseña nunca me ha gustado como actriz y aquí más de lo mismo. Terele Pávez, correcta y poco más en un personaje que no le es nuevo y destacaría la aparición de la voluptuosa Maria Grazia Cucinotta, que si bien no tiene ningún trabajo, es cierto que su sola presencia desata pasiones.

Resumiendo, que es gerundio: El día de la bestia es una de las mejores películas del cine español de los 90 y uno de sus mayores referentes. Además, supuso el nacimiento y cumbre de Santiago Segura y Álex de la Iglesia respectivamente y nos dio la oportunidad de seguir disfrutando de ellos en años venideros. Muy divertida.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Armageddon
Armageddon (1998)
  • 5,7
    93.116
  • Estados Unidos Michael Bay
  • Bruce Willis, Ben Affleck, Liv Tyler ...
4
Hola, buenas, soy Michael Bay
Armageddon es una mierda. Así de simple. Una película que fue un boom en su época y que explotó como ninguna otra la infinita capacidad de Hollywood con los efectos especiales pero que para quien guste de ver buen cine se queda corta en todo lo que no son explosiones y colorines.

Michael Bay la dirige, quién si no... Salvando La isla (y con matices), Bay no ha hecho cine en su vida más allá de confiar en un fantástico equipo de efectos especiales capaces de crear cualquier cosa desde la nada. Gracias a eso, Armageddon logra que el espectador disfrute con la vista pegada a la pantalla, pero no logra ocultar sus muchas carencias. Un tal Murphy aparece con su ley para que todo vaya mal. El guion de Jonathan Hensleigh y J.J. Abrams (que sí, coño, el de Lost) es una de esas historias de patio de colegio que imaginan tres niños sentados en un banco comiéndose su bocata de chorizo. La historia de la película es que viene un pedazo de pedrusco del tamaño de Texas a destruís la tierra y hay que perforar hasta el núcleo del mismo para poner una bomba nuclear y hacerlo pedazos. Vale, no es una misión sencilla, pero es que desde el principio sale mal absolutamente todo. Imaginad que perdéis las llaves de casa y, cuando llegáis, no podéis abrir. Un par de horas después las encontráis, pero vuestra mujer/madre/señora de la limpieza ha decidido cambiar la cerradura así sin motivo. Intentáis llamar al timbre pero ¡sorpresa!, se ha roto. Llamáis a la puerta con los nudillos, con tan mala suerte que la persona de dentro está pasando el aspirador y no os escucha. Pensáis en llamar desde el móvil, pero no tiene cobertura. De repente, un halo de esperanza a raíz de que vuestro teléfono encuentra señal pero, cuando vais a llamar, ¡otra sorpresa!, se acaba la batería. Visto esto, decidís ir a una cabina y probar suerte pero ¡oh, sorpresa mayúscula!, vuestro pantalón está roto y por el agujero se os ha caído el dinero. Veis la luz en una moneda tirada en el suelo que puede salvaros la vida, pero cuando vais a introducirla en la cabina, resulta que está rota. ¡Qué nefasta sorpresa! Vamos, todos juntos: ooooooooh. Pues las gilipolleces de Armageddon van en esa línea pero hasta siendo gilipollas son mejores que yo, los putos americanos. Me superan en todo, pardiez.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cartero (y Pablo Neruda)
El cartero (y Pablo Neruda) (1994)
  • 7,4
    27.304
  • Italia Michael Radford
  • Philippe Noiret, Massimo Troisi, María Grazia Cucinotta ...
9
Grandiosa
Adaptación libre de la novela de Antonio Skármeta (muy recomendable, por cierto) que nos lleva a la Italia de los años 50 y a aquellos maravillosos pueblos pesqueros que siguen siendo una imagen que se asocia directamente al pais de las pizzas.

Michael Radford no es un director que cuente con demasiadas películas en su currículum, pero siempre cuenta historias atractivas y, en El cartero, da una clase magistral de cine. La música envuelve practicamente toda la película con el mar (que dice sí, que dice no) de fondo mientras el maravilloso protagonista descubre el sentido de su vida gracias a los versos de Pablo Neruda. La ambientación es soberbia, además de por lo nombrado antes, por las localizaciones que, pese a ser escasas, son de una belleza desbordante que se convierte en un regalo para la vista del espectador. La relación entre Mario y El Maestro se va fortaleciendo ante los ojos del pública hasta convertirse en algo tan íntimo como difícil de comprender. La sutileza con la que se trata el tema de que es Mario quien hace humano a Neruda mientras Don Pablo enseña al cartero lo que son las metáforos es un logro bárbaro que Radford ejecuta de manera grandiosa. Los planos movidos y de corto recorrido ayudan al espectador a entrar dentro de una película que tiene uno de los finales más emotivos que puedo recordar.

Massimo Troisi realiza uno de los mejores trabajos que he visto jamás en el cine. Tan ingenuo, tan seguro, tan natural y tan encantador que uno solamente puede sentir cariño hacia ese chico tembloroso que descubre la poesía como medio para llegar a ese fin tan anhelado que es el amor. Desgraciadamente, Troisi falleció apenas 24 horas después de finalizar el rodaje de la película, con lo que no pudo disfrutar de su éxito y nos privó a todos de verle repetir la impresionante hazaña de convertirse en uno de los pocos actores que pueden decir que han hecho una interpretación impecable, sin ninguna fisura. Philippe Noiret, soberbio en el papel de Pablo Neruda, funciona a la perfección en compañía de Troisi. Cuando comparten plano, Noiret se convierte en la fuerza que conlleva la sabiduría autoconsciente y Troisi ayuda con su trabajo a potenciar eso. Maria Grazia Cucinotta, que podría conformarse con ser una de las mujeres más sensuales que se han visto en una pantalla de cine, decide que eso no basta y que va a contribuír a la película con un trabajo enorme que no desentona con el nivel presente.

Resumiendo, que es gerundio: El cartero es, a mi entender, una de las películas más infravaloradas de la historia del cine. No es de las 10 mejores, ni de las 20 y quién sabe si tampoco de las 100 mejores, pero es tan hermosa como los versos de Neruda y tan impactante como el mar estrellándose violentamente contra las rocas, repitiendo "soy mar", como dice el gran poeta. Una obra maestra.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Super 8
Super 8 (2011)
  • 6,4
    71.655
  • Estados Unidos J.J. Abrams
  • Joel Courtney, Riley Griffiths, Elle Fanning ...
5
Cuestión de gustos
Super 8 tuvo una promoción brutal. En su momento, fue la película de moda, esa que todos quieren ver y que suele provocar críticas tan dispares. Alabada por unos y repudiada por otros, es difícil no verla sin estar sugestionado.

J.J. Abrams dirige bajo la supervisión de un Steven Spielberg que está presente de forma descarada durante gran parte del metraje. Abrams dirige de forma realmente espectacular las escenas más vistosas (algunas muy similares al famoso episodio piloto de Perdidos) y comienza la película de forma deslumbrante. Ahí, el espectador deposita en la película unas expectativas que no se ven del todo cumplidas. Hay poco que reprochar a Abrams en el apartado técnico y el guion podría decirse que es bastante bueno y que por momentos consigue llevarnos a aquel cine mágico de aventuras que se hacía antes y que parece haberse perdido. Sin embargo, mi opinión sobre Super 8 es que cuenta con un guion interesante y una dirección acertada pero que está muy abierta a la subjetividad. Obviamente, todas las películas pueden valorarse en función de su calidad cinematográfica o en relación a lo que pueda gustar o no a cada uno, pero Super 8 cae demasiado en la dependencia de gustos ya que, pese a ser una película de ciencia ficción, no acaba de tratar un tema en concreto de forma más profunda que un episodio televisivo de cualquier serie del género.

El reparto, a mi entender, no debería seguir en el cine. "Muchachos, habéis tenido la oportunidad y la habéis jodido, lo sentimos". Puede que dentro de no mucho tiempo me coma mis propias palabras (suele pasarme) porque alguno de los jovenzuelos se convierta en un buen actor, por qué no... El caso es que, salvando a Joel Courtney, el resto del grupo de niños no da la talla y cuesta diferenciar si el motivo son sus malas interpretaciones o que Abrams, en su intento de reinventar el género, no haya sabido jugar con esos personajes tan facilmente reconocibles. Yo, personalmente, diría que es un poco de las dos cosas con la excepción de Elle Fanning, que se ve superada por ciertos momentos dramáticos que vive su personaje y que provoca en el espectador una mirada de esas de: "¿esto es en serio?", producto de su extrañísima forma de actuar. De la "gente mayor", Kyle Chandler es quien más destaca con un trabajo muy serio.

Resumiendo, que es gerundio: Super 8 es una película atractiva, con cosas que contar y bastante entretenida por momentos, pero queda la sensación de que no alcanza ninguna de las metas que se propone (sobretodo el terror, a pesar de dejar ciego al espectador con imágenes exageradamente oscuras). Como he dicho, se deja caer en el banquillo de la subjetividad, donde los espectadores, más allá de su calidad, valoran si le gusta o no. A mí no me gusta.
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Ed Wood
Ed Wood (1994)
  • 7,4
    45.736
  • Estados Unidos Tim Burton
  • Johnny Depp, Martin Landau, Patricia Arquette ...
8
Especial
Ed Wood era un hombre extraño. Aficionado al cine y a lo que rodeaba al arte de las cámaras, era incapaz de prestar atención a los detalles. Sin embargo, en un comentario suelto o en la forma de moverse de una persona, encontraba una idea para una película o un personaje para participar en ella. El apodado "peor director de cine de la historia" era, a su modo, un visionario.

Tim Burton era el director ideal para una película sobre Ed Wood. Ambos cineastas tienen muchas cosas en común (en cuanto a personalidad) y al director del pelo raro le encanta hacer películas sobre tipos tan extraños como él. Es curioso como en la película Burton consigue mezclar buen cine y mal cine hecho con coherencia. La recreación de escenas de películas como Glen o Glenda y Plan 9 del espacio exterior es, simplemente, un calco de las originales. Es impresionante ver las mismas escenas, con decorados idénticos, ambientación clavada e interpretaciones exactas. Eso se debe a un diseño de producción fantástico y a la gran labor de Burton para que la imperfección de Edward D. Wood Jr. se vea reflejada de forma perfecta. Las escenas fuera de los rodajes están hechas de forma que la sensación de dejadez no abandone nunca la película, pese a ser impecables tanto a nivel visual como por su excelente montaje. El maquillaje de los actores, la recreación de la época y la construcción de los personajes, son otros aspectos que se saldan con un sobresaliente.

Johnny Depp protagoniza la película de Tim Burton (qué raro, ¿no?). El pintoresco actor es fantástico para interpretar a un personaje tan extravagante como la mayoría de sus grandes papeles en el cine. Depp está, casi por lógica, magistral. Sin embargo, la gran estrella es Martin Landau, que interpreta a un olvidado Béla Lugosi de forma impresionante. Tenemos en la mente al Lugosi que imponía frente a las cámaras pero pocos conocemos algo sobre el hombre que fue en los últimos días, practicamente alejado del mundo del cine. Burton nos lo presenta con infinidad de detalles a los que Landau da forma con una interpretación de matrícula de honor. Orgulloso, con un extraño sentido del humor, cascarrabias, drogadicto, con tendencia a la depresión y, sobretodo, anclado en lo que fue en el pasado, Béla Lugosi no estaría contento de ver que la gente ahora sabe eso sobre él, pero interiormente sabría que no falta ningún detalle. Bill Murray, soberbio como el peculiar Bunny Breckinridge. Caracterizado a la perfección, Murray contiene su habitual histrionismo (siempre bien llevado) y lo canaliza en otra dirección para crear un personaje diferente a lo que vemos normalmente en el cine. Sarah Jessica Parker está más que correcta (lo que a mí personalmente me sorprende mucho) y Patricia Arquette, fantástica, redondeando un reparto elegido cuidadosamente y que encuentra la guinda en Lisa Marie, que hace un muy buen trabajo en la piel de la mítica Vampira y en la aparición de Orson Welles, interpretado por Vincent D'Onofrio.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desayuno con diamantes
Desayuno con diamantes (1961)
  • 7,6
    70.099
  • Estados Unidos Blake Edwards
  • Audrey Hepburn, George Peppard, Patricia Neal ...
7
Todo un clásico
Pocas películas son tan famosas como Desayuno con diamantes. Esa escena inicial, con Audrey Hepburn bajando del taxi y dirigiéndose a Tiffany's, es parte de la historia del séptimo arte. Hasta quienes no hayan visto la película reconocerán la imagen de Audrey frente al escaparate con las enormes gafas de sol negras.

Blake Edwards adapta, con notables licencias, la novela de Truman Capote. Pese a que la película es un "top" de los clásicos, no puede decirse que sea una de las mejores a nivel cinematográfica. Los errores de Edwards son constantes, con planos en los que no se recoge demasiado bien la acción y con una selección de tomas más que discutible (o eso, o las que quedaron fuera eran todavía peores, cosa que dudo). El apartado visual sí es bastante bueno, con un uso más que notable del technicolor que consigue captar los detalles de cada edificio, cada calle y cada gota de agua, además de lograr hacer eternos los ojos de la maravillosa Audrey Hepburn. El guion es, en cierto modo, un tanto repetitivo. Nos encontramos con las mismas situaciones una y otra vez, algo muy habitual en el cine clásico pero que normalmente se soluciona con ingenio y abordando diferentes salidas para que no dé la sensación de encontrarnos en un bucle. Lo mejor de la película es, sin duda, la canción Moon River, que fue compuesta especialmente para que Audrey la interpretara y que estuvo cerca de quedarse fuera del montaje final.

Audrey Hepburn es uno de los rostros más reconocibles del cine clásico y eso se debe, en gran medida, a su brillante interpretación. El director pidió a los actores que exageraran sus papeles hasta llevarlos al límite y en eso cumplen ambos protagonistas. El tema está en que Truman Capote, escritor de la novela en que se basa la película, quería a Marilyn Monroe para el papel de Holly (también pidió que el director fuese John Frankenheimer), pero al final fue la actriz belga la que se hizo con él. George Peppard, fabuloso. En una época en la que predominaban los hombres "clásicos", Peppard era un adelantado a su tiempo, con un aspecto más "cuidado" que no por ello perdía masculinidad. El papel le llegó a Peppard porque Steve McQueen (de características físicas similares) estaba ocupado en otros proyectos. Del resto del reparto, destacar al siempre espléndido Martin Balsam y a Mickey Rooney, que interpreta a un personaje tremendamente gracioso y que no estaba en la novela de Capote.

Resumiendo, que es gerundio: Desayuno con diamantes no es una de las mejores películas de la historia del cine, pero el sonido de Moon River, la presencia de George Peppard, la simpatía de Mickey Rooney y, sobretodo, el encanto de Audrey Hepburn, la han convertido en una obra inmortal. Y en una gran comedia, dicho sea.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habitación en Roma
Habitación en Roma (2010)
  • 5,3
    11.759
  • España Julio Medem
  • Elena Anaya, Natasha Yarovenko, Enrico Lo Verso ...
2
Que alguien me dispare
Increíble. Es la palabra que mejor define esto. Una película que intenta meterse bajo la piel del espectador contando dos historias que deberían ser muy humanas y, en su lugar, es simplemente una batalla de palabras desencajadas que salen de la boca de dos seres desnudos.

Julio Medem lleva la gilipollez a su máxima expresión. Lo que debería ser una película intimista en la que los personajes, desnudos fisicamente, deberían ir desnudando su alma hasta convertirse en parte del espectador, se convierte en un material que el cineasta vasco utiliza solamente para llevarr su locura sexual a otro nivel. Medem trata de construír unos personajes únicos y, por desgracia, lo consigue. La cursilería de las frases de las dos chicas está por encima de tonterías como las que puedan escucharse en Crepúsculo o en Perdona si te llamo amor. Sin embargo, ahí no termina la estupidez de una película que va intercambiando el rol de las protagonistas. Una de ellas es la casi esquizofrénica y la otra es la que está más o menos cuerda y eso en términos generales se mantiene, pero Medem añade un punto infantil a uno de los personajes que va saltando de una actriz a otra a merced del gusto del director. Eso provoca diálogos que puedes escuchar cuando hablas de Bob Esponja con tu sobrino de cuatro años y una profunda sensación de indignación en el espectador.

Elena Anaya me parece una buena actriz. Sin embargo, nominarla al Goya por su papel en Habitación en Roma es como dar una patada en los huevos del cine. Anaya no puede cargar con lo absurdo de su personaje. Esos cambios de humor inexplicables (que no vengan con que la mente del personaje es así, porque no cuela), esas carcajadas nacidas de comentarios tontos o esas miradas profundas en las que Medem pretende mostrar el sentimiento más básico sobre el que se basa el amor, son tres cosas con las que Elena Anaya no puede lidiar, con lo que su interpretación se resiente. Natasha Yarovenko se encuentra con el inconveniente de que a día de hoy no es una buena actriz. Las mismas dificultades que tiene el personaje de su compañera (más que dificultades son putadas), las tiene también el de la actriz de origen ucraniano, con lo que hay escenas suyas que provocan auténtica vergüenza ajena. El único que se sala es Enrico Lo Verso, que está simpático, aunque su escasa aparición basta para mostrarnos un personaje también desdibujado.

Resumiendo, que es gerundio: a mi entender, Habitación en Roma solamente puede servir para que quinceañeros puedan alquilar una película erótica en un videoclub, ya que la parte de las cortinillas les está vetada. Para el resto de los mortales, una puta mierda. Pero una mierda grande, no creáis que una mierdecita... No, no, un mojón. Un mojonaco o, como dicen los niños, caca de la vaca. La última expresión es por si se da el caso de que Medem lee esto, que pueda entender un lenguaje a la altura del de su película.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La princesa prometida
La princesa prometida (1987)
  • 7,4
    65.409
  • Estados Unidos Rob Reiner
  • Robin Wright, Cary Elwes, Mandy Patinkin ...
7
Clasicazo
La princesa prometida es todo un clásico de finales de los 80, esa década que tanto gustaba de regalarnos películas de aventuras y fantasía. Lo cierto es que, la que nos ocupa, tiene de todo: piratas, romance, criaturas misteriosas, un malvado príncipe, lugares mágicos... Todo.

Rob Reiner es un director que me gusta. Películas como Cuando Harry encontró a Sally, Dicen por ahí o La princesa prometida, han hecho del director de Nueva York un nombre atractivo para mí dentro del cine ligero. William Goldman, aclamado escritor y maravilloso guionista, adapta su propia novela para ponerla en manos de Reiner, que nos regala una película fantástica de esas en las que no importa si hay una historia profunda o si los personajes tienen varias capas, ya que el simple hecho de estar mirando la pantalla es garantía de diversión. El diseño de producción es fabuloso (aunque el tiempo haya hecho mella en la película) y el aporte de Reiner es fundamental para que los personajes se fundan con el entorno para crear un mundo de fantasía realmente divertido. El director interpreta a la perfección lo surrealista del guion y lo convierte en situaciones tronchantes, como el de la copa envenenada o la conversación con "el hombre de negro" mientras éste trata de escalar la montaña. El final, pese a estar cantado desde el principio, cierra de forma más que correcta la historia, que es de un dinamismo tan grande que hace que el espectador sea incapaz de apartar la mirada ni un segundo.

Cary Elwes está bien en el papel protagonista e interpreta a la perfección las distintas "personalidades" que debe afrontar su personaje dependiendo de la fase de la película en la que nos encontremos. Robin Wright, novata en el mundo del cine, no tiene que esforzarse demasiado pero deja entrever algo de esa gran actriz que sería poco después y que interpretó a uno de los mejores personajes femeninos del cine de los últimos tiempos: Jenny, el amor eterno de ese gran tipo llamado Forrest Gump. Mandy Patinkin es, para mí, el mejor de la película, tal vez porque su personaje tiene un magnetismo bárbaro y él lo apoya con un gran trabajo. El gran (en todos los sentidos) André el Gigante, con experiencia en cameos y pequeños papeles ante las cámaras, muy bien en un papel que le va como anillo al dedo. Chris Sarandon, posiblemente, sea el más flojo del reparto aun sin suspender, tal vez por no entender del todo el humor de la película y pasar, a veces, de lo absurdo a lo ridículo (sin que tenga que ser así, obviamente). Un joven Fred Savage aguanta un papel sencillo (incluso para un niño) antes de verse abocado a una vida cinematográfica de papeles irrelevantes. El legendario Peter Falk cierra el reparto en un papel sin demasiado tiempo en pantalla y que no supone ningún problema para el experimentado Colombo.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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