43 Críticas de los usuarios

Hace años, cuando vivía en Donosti (San Sebastian, en cristiano) -esto que cuento me sucedió realmente, en el 93-, iba por la calle con mi hermano y le dije; ¿ése del semáforo no es Medem? Sí, era Medem. Justo en el momento que iba a cruzar -estaba verde para los peatones- vino un coche a toda velocidad y estuvo a punto de atropellarlo -Medem se había quedado parado en la acera en el último momento-. Medem siguió al coche con la mirada y no hizo gesto o ademán alguno; no sé, de llamar "hijo de perra" al conductor, por ejemplo. Mi hermano y yo habíamos visto muy poco antes "La ardilla roja" en el cine -fue la primera peli de este director que vi, "Vacas" la descubrí más tarde-, y los dos habíamos comentado que no parecía cine español. Su estilo cinematográfico y su universo estaba más próximo a Lynch o a Trier o a otros creadores de mundos surrealistas. Yo me quedé literalmente flipado al ver las últimas secuencias de esta película. Luego, muchísimos años después, leí que Kubrick admiraba esta obra y la encontraba fascinante. A estos detalles se añade el hecho de que Medem rodó parte de esta peli en el barrio de Gros de Donosti -donde están los "Cubos de Moneo", y ahora es sede del "Festival de Cine"- o en una gasolinera en la que yo he puesto gasolina al coche cientos de veces. Todo esto, unido al talento que se despliega a lo largo del metraje, hacen de esta película una obra de "culto" para mí.
Volviendo a la anécdota del semáforo, yo comenté; "Mira, igual que en la peli de "La ardilla roja", un conductor asesino".
Medem siguió un rato quieto, en la acera, mirando al coche que se perdía a lo lejos -parecía que estaba ya imaginando alguna idea para introducir en su próximo guión; aunque claro, yo pensé que esta escena del conductor asesino ya la había utilizado él.

En definitiva, que los amigos conocidos en el camino de mi vida saben que es un cineasta al que admiro. Y sobre todo una persona cuyas películas vi en una etapa de mi juventud en la que creo me influyeron bastante. Por su permanente busqueda de caminos interesantes y originales.
Con sus virtudes y sus posibles defectos, su cine tiene algo especial, y no lo digo yo, lo dice Kubrick. Y si Kubrick lo dijo; ¿cómo podemos contradecir la infalible sabiduría del "Gran Monolito" que todo lo ve y todo lo alcanza?

Ah, no quiero olvidarme de mencionar la música de Alberto Iglesias, y los actores que poblaron este peculiar universo; Carmelo Gómez, Nancho Novo, Karra Elejalde, María Barranco, Emma Suárez, los niños, que están muy presentes también en otras pelis de Medem...

Y coincido en que pocos directores españoles han captado la naturaleza de forma tan hermosa como este director; ya sea en ésta o en otras de sus películas. Quizás porque igual que desde el semáforo miraba al conductor loco con infinita curiosidad -más que con ira o repulsa-, así mira este autor el mundo y la naturaleza que nos rodea; con infinita curiosidad.

El cine -como la literatura, el teatro o la música- contiene implícito en su propio código genético un factor de seducción, de fascinación, que muy pocos directores del panorama cinematográfico actual son capaces de transmitir.

Julio Medem es, precisamente, uno de esos privilegiados cineastas que consigue enamorar a su público y que rentabiliza a la perfección esa extraordinaria facultad para engatusarlo sin piedad y sacar petróleo de cualquier historia que se le ponga entre manos. Al menos esa es la sensación que tengo cada vez que veo una peli suya. Presiento, es más, sé que me la va a meter doblada pero siempre pico y me trago sus historias con cuchillo y tenedor. Porque, vamos, quien no se sienta como un muñeco de trapo después de ver “La ardilla roja”, que hable ahora o calle para siempre. La historia no hay por dónde cogerla, pero no sé por qué extraña razón, los sortilegios de Medem siempre surten efecto y uno termina por morder el anzuelo y quedarse con cara de tonto hasta los títulos de crédito finales.

En fin, qué queréis que os diga... Me encanta que me encandilen, que me sugestionen, que jueguen conmigo. Y Medem siempre me da cancha. Nunca se me ocurriría considerarlo como un Lynch hispano (perdón, vasco), básicamente porque las diarreas mentales del norteamericano nunca pretenden conectar con el espectador, pero sí que lo considero bastante próximo a Erice o Zulueta, encantadores de serpientes de su mismo pelaje.

Una historia de amor, en suma, insólita y cautivadora que Medem nos relata a través de bellas metáforas visuales y a través de una sugestiva banda sonora cuyo único ‘pero’ estribaría en ese final, a mi entender, algo amañado. A destacar también el incuestionable feeling entre Nancho Novo y Emma mmmmm!!! Suárez.

Lo más impactante es el halo enigmático que planea sobre los personajes de esta película. Médem sabe construir personajes llenos de carisma, que atrapan con sus excentricidades al espectador en una especie de realismo mágico. El camping es un espacio plasmado de una forma realista con cierto aire kitsch; la familia acampada junto a los dos protagonistas podrían ser nuestros vecinos (no tanto sus hijos, con esa extraña madurez). Pero esos espacios se van poblando con otros personajes enigmáticos y con otros elementos simbólicos, como el lago cercano al camping donde Lisa/Sofia sumerge su pasado. La oscura trama es contada con agilidad mezclando extrañas coincidencias, con visiones del pasado y sueños que parecen premonitorios; a esa trama principal se le superponen otras pequeñas historias sobre la soledad, el deseo de amar y el placer del sexo que construyen todas juntas una magnífica historia a medio camino entre el sueño, el romanticismo y el suspense, con el inconfundible sello de su autor. Muy destacable Carmelo Gómez en una corta, pero muy intensa, aparición. Admirable banda sonora de la mano de su colaborador habitual, Alberto Iglesias.

No está mal, tiene un principio interesante, todo parecer ser tranquilo menos los momentos finales dónde crece el desasosiego, aunque permanece en toda la película. Sin duda lo mejor Karra Elejalde, sin él haciendo de taxista campista ni la película ni por tanto la nota sería la misma. Por supuesto que los demás actores también lo hacen bastante bien. Recomendable, no apto para mentes convencionales.

Una historia de amor entre dos personas un poco perturbadas, que se dejan llevar por la curiosidad de vivir algo nuevo. Jota es un hombre depresivo, que cuando va a suicidarse, ve como una joven cae con la moto por un puente, perdiendo la memoria. A partir de ahi, deciden irse a un camping y empezar una nueva vida desde cero.

Cine 100% Médem, muchas escenas y situaciones recuerdan a sus películas posteriores (Los amantes del circulo polar y Lucia y el sexo), eso si se ve que ha ganado en experiencia y presupuesto.

Las interpretaciones son idóneas, Nancho Novo consigue darle ese punto de aturdido a Jota y Enma Suárez, consigue descolocarte en todo momento, con esa mezcla de ingenuidad, locura y amnesia, a la vez. Sin olvidarnos de los secundarios de lujo con los que cuenta, María Barranco y Carmelo Gómez.

ACTO PRIMERO

Emma Suárez: Uy por Diossss, qué me ha pasado. Dónde estoy, quién soy.

Nancho Novo: Te has estrellado con la moto. Cómo te llamas.

Emma Suárez: No sé, no me acuerdo de nada. Tú quién eres.

Nancho Novo: Soy tu novio, me llamo Jota y nos encanta follar.

Emma Suárez: Pues no me acuerdo pero si tú lo dices... a qué esperamos.

ACTO SEGUNDO

Emma Suárez: Qué bonito camping. Jota, aquí nos podemos inflar de follar.

María Barranco: Holaaaa. Uy qué vecinos tan monos. Os invito a cenar.

Emma Suárez: Genial, pero igual nos tenemos que ir pronto para follar.

María Barranco: Vale, pues mi marido es taxista y corre un montón.

Emma Suárez: Pues yo soy amnésica...Te he dicho ya que me encanta follar?

ACTO TERCERO

Carmelo Gómez: Yo sin ti ni siento ni vivo ni la sangre corre por mis venas.

Emma Suárez: No me importa, no me acuerdo de nada, me encanta follar.

Carmelo Gómez: Mira, me corto media cara con las tijeras y no me sale sangre.

Emma Suárez: No me importa, no me acuerdo de nada, me encanta follar.

Julio Medem: Cor-teeen. Con esto se corren en Cannes. Harrrll me maten!

Adoro a Medem, es tan magico, tan casual, no entiendo porque en 17 años de carrera solo a dirigido 7 largometrajes, porque desde "Lucia y el sexo" hasta "Caótica Ana" se me hizo eterna la espera. Imposible describir las sensaciones que experimenté durante mi primer visionado de esta cinta, soy un chico acostumbrado a no pedir mucho a la hora de ver cine, mientras que me atraiga por algo, yo la disfruto, ya sea una españolada que una superproducción, pero cuando vi esta película descubrí para lo que verdaderamente es útil el séptimo arte, para hacernos sentir. La trama es muy original y da mucho de si, absolutamente delicioso todo el reparto. Que intriga, que desconcierto, que casualidad, que brutalidad. "La ardilla roja" es una de mis "obras de culto" favoritas

La primera parte es excelente, pero cuando los protagonistas llegan al cámping y aparecen nuevos personajes, el interés decae y la trama se pierde un poco; sin embargo, el estilo visual de Medem nuevamente ayuda a salvar las cosas.
Hay detalles que aparecen en ésta que luego se desarrollarán en sus obras posteriores y, al igual que en Vacas, utiliza los árboles como apoyo estético mientras que aquí son ardillas las que presencian y parecen vigilar lo que va sucediendo.
Pese a que es algo fallida, el guión y los diálogos hubieran necesitado algún que otro ajuste, tiene buenos momentos, magnífica música, y cautivadoras imágenes.

Una película donde no se sabe muy bien porqué aparecen los detalles que aparecen y que carecen de importancia...

Venga, que sí, Julito, tu dale, dale, por la puta cara!! Blanco y en botella: un tío rueda una sólida película, de factura excelente (Vacas) y luego, en vez de leer las críticas de los gafapastosos de la pren$a, se deja aconsejar por los jóvenes de la calle ("Lo mejor de Vacas es la Enma Suárez mirando pa Toledo") y su voz interior ("Me he salido con los toques surrealistas, soy el nuevo Buñuel"))
Así que, de ahí en adelante, se ha dedicado a rodar dramas con erotismo y surrealidad, aunque, sin darse cuenta, el surrealismo se le ha caído al pozo del humor no intencionado (osea el ridículo) y con el erotismo no excita ni al pobre Blas.
Y lo que es peor: su cine se ha vuelto de un cutre... que parece que en cualquier momento va a aparecer en escena Jorge Sanz.
Aunque por suerte, en la Ardilla Roja, los diálogos, las interpretaciones y la fotografía son tan demenciales que parece que el culpable de que la peli sea una basura no es él. Pero lo es.

No ha aguantado una segunda visita, ni rastro de la frescura y la fascinación que despertó en su momento. "La ardilla roja" baja un par de escalones en la escala de estrellitas de FA y la dejo con un aprobado justito, ¿qué le voy a hacer?, entre otras cosas he sentido bastante vergüenza ajena con el videoclip en la cima de una montaña de Nancho Novo, vestido de troglodita. Digamos que me ha parecido insalvable, impropio, innecesario... De Medem ya sabemos a estas alturas lo que se puede esperar, es un hombre especial que practica un cine único, apoyado en idas de olla muy personales, con un poquito de Lynch si quieren y todo lo que se pueda decir de él. Tiene su estilo, tiene su cine. Visitar "La ardilla roja" creía que era una buena idea, hasta que todo se me ha empezado a escapar de las manos.

La química entre los dos protagonistas es lo mejor, la belleza de ella y las imperfecciones de él se mezclan maravillosamente: lo que no sabemos de ella, lo que no sabemos de él, la amnesia y tanta información por descubrir. Hasta que llegamos al camping y todo se me hunde. El taxista y su familia, la aparición de Carmelo y las piezas que empiezan a encajar han hecho que la recta final me pareciera un verdadero estropicio. Valoro mucho que Medem sea un tipo rarito que canaliza su espíritu inquieto como buenamente puede. En esto lleva unos cuantos años y lo aprecio, estoy convencido que vale más la pena ser un bicho raro que uno más del montón. Medem siempre va pasado de vueltas y se agradece. Lástima que volver a ver películas suyas sea tan mala idea...

De principio a fin parece q estemos ante un sueño, muy muy alejado de la realidad. Se nos muestra un mundo onírico en el que hace encontrarse desconcertado al espectador. En ocasiones no se sabe si se está jugando con la persona que se encuentra delante de la pantalla, si se busca extaer su inestabilidad y que la vea proyectada, haciéndole plantearse un montón de incógnitas a medida que avanza el metraje. Se nos muestra un mundo muy surrealista, pero por otro lado, un mundo que en alguna ocasión todos nos hemos planteado pero nunca nos hemos atrevido a sumirnos en él por miedo a lo desconocido, por miedo a ese halo de incertidumbre y ensoñación. Cada reacción, cada diálogo, es completamente inesperado.

Julio Medem es si no el que más, uno de los directores del cine español que más me gusta.
Yo me enganché a él con esta película, me pareció fresca y auténtica. La interpretación de Nancho Novo me encantó, pero también me sorprendieron la maravillosa cantera de secundarios que acompañan a Julio en su aventura cinematográfica. Esta historia de persona amnésica que no sabemos de dónde viene y adonde va está narrada por la vía más ¿poética? o extraña que podamos esperar. Los personajes son bastante arquetípicos. El taxista machista, el gay bienintencionado, el rockero venido a menos, todos cumplen su papel con corrección pero sin sorpresas.
¿Por qué yo pongo un diez a esta película? Porque cuando yo la vi me transmitió mucho y ahora, cuando la vuelvo a ver, me sigue diciendo muchas cosas.
Muy recomendable

Con "La ardilla roja" me pasa lo mismo que con "El sueño eterno", que por mucho que las vea nunca logro entender el argumento y, sin embargo, me seducen, me inquietan y me hacen disfrutar por la vía del goce estético. Esta historia de la chica sexi y presuntamente amnésica, que vive su amor con su presunto novio en un camping de "ambiente mediterráneo" situado cerca de Vitoria, tiene su punto. Para empezar cada plano es todo un ejercicio de composición. Luego está la interpretación más que notable de los protagonistas, con una Emma Suárez llena de matices y un Nacho Novo eficaz en su hieratismo. El ambiente que se crea es puramente onírico, una característica presente en todo el cine de Medem, desde su interesante "Vacas". En este visionado me ha venido a la mente "Un perro andaluz" en alguna escena concreta, concretamente cuando aparece Félix, el marido de Alisa/Sofía en escena y se pone a golpear a "J". La puesta en escena me ha hecho pensar en ese precedente que, es casi seguro, forme parte del bagage fílmico de Medem. En propuestas posteriores, Medem me ha saturado un tanto, quizás por el abuso del esteticismo y el modo de intentar epatar continuamente al espectador.

Me resulta muy difícil de concebir tan siquiera, que algo parecido a lo que se nos muestra en esta película, puede llegar a suceder, porque cada secuencia es una patada en toda regla a la lógica y al más elemental de los sentidos comunes, una mujer se tira en moto de un puente, sufre amnesia y entonces llega un hombre que pasaba por ahí y le mete en la cabeza que es su pareja... ?¿?¿ En circunstancias reales, el engaño se habría dilapidado a los cinco minutos de llegar el Samur y la policía, bueno como mucho duraría veinticuatro horas, porque sucesos así no me parece a mí que se dejen tan abandonados ni que se pase completamente de ellos, confiando en que "eso ya lo arreglarán otros, ya sean instituciones o familiares, que además parecen tener ganas".

El caso, es que como yo siempre suelo afirmar, la carencia de un cierto grado de verosimilitud, es algo a lo que yo puedo hacer la vista gorda, o tan solo no percatarme, si lo que se me cuenta y no menos importante, la manera de la que se hace, me logra atrapar. Y de hecho el cine español tiene un montón de historias en las que 'el amor' juega un papel fundamental en su argumento y que me han encantado. Bien, entonces qué es lo que tiene esta película o de qué carece para no gustarme en absoluto?

Primero, no es una historia narrada con intensidad, sino de una manera dispersa, lo cual resalta aún más las insultantes lagunas que tiene la historia; al ir 'tan despacio', los tramos que faltan en el camino se aprecian con mayor claridad.

Segundo, en ningún momento la película cuenta con claridad y transparencia lo que está sucediendo, pues un extraño aura envuelve toda la película, la hace ininteligible y la filtra por un toque extraño, que no aporta NADA a la historia, sino que solamente la estropea. No veo ninguna justificación para imprimir al largometraje esa especie de surrealismo del que hablan algunos, lo encuentro una verdadera estupidez.

Tercero; es una conclusión que se puede extraer juntando lo primero y lo segundo, y es que no encuentro bajo ningún concepto justificables todas esas lagunas (que ya os digo, presentes a cascoporro, no es una cuestión de enumerar, es como mirar una tabla de multiplicar que es completa, y ver, con tus ojos, que faltan varias operaciones, así de rotundo resulta el estupor) argumentales) con ese enfoque surrealista, como queriendo decir, ah, pero es que no es una película cualquiera, como resulta que lo que estoy contando no es real o no lo es del todo... Y como queda taan claro todo.

Cuatro, es aburrida para morirse. Un rollazo que te llevará al límite.

Quinto, en el contenedor en el que la vi, 'Versión española de La 2', se resaltaba por encima de todo sus grandes actuaciones, pues bien, ninguno me parece estar especialmente acertado, sino más bien lo contrario. Incluso el gran Karra Elejalde parece estar ausente. Ver a Carmelo Gómez, eso sí, es sinónimo de garra y una enorme fuerza interpretativa.

Es el mismo fiasco de siempre. Ves que la puntuación es alta, y te sientes como 'obligad@' a verla, pero no, es una puta mierda más made in Medem.

Un joven (Nancho Novo) se finge novio de una chica amnésica (Emma Suárez), mientras el marido de ésta (Carmelo Gómez) la anda buscando.

Segundo largo de Julio Medem, quien retoma parte del equipo técnico-artístico de su previo "Vacas". Una especie de cuento onírico que nos sumerge en el simbólico universo del autor, unas veces magnético y otras pintoresco. Su estilo, unido a la ambigüedad psicológica de estos tres personajes, crea un inquietante clima que impregna todo el metraje.



"Hola, soy Lisa, tu novia amnésica. ¿Te acuerdas?"

Mi primer visionado de este filme tuvo lugar en la época de Tierra, hace más de quince años, antes del éxito de Los amantes del círculo polar y del descalabro creativo irrecuperable que inició en Lucia y el sexo. Recientemente he vuelto a verla y me ha reafirmado en una idea: Medem siempre ha estado vivo para importar antes que nadie ciertos referentes cinematográficos (reducidos a clichés para el público mayoritario) y esta importación solo puede sorprender en un espacio tercermundista como España.

Sorprende ver referencias a Lynch o Trier, referencias que las ha habido siempre sobre este filme y que no hacen sino desviar el foco de toda aproximación crítica. Si introducimos a Medem en línea con el mundo sofisticadamente sórdido y densamente psicoanalítico de Lynch solo es posible valorarlo desde su separación, que se percibe como superación, puesto que no tienen nada que ver, y se acabará alabando a Medem en comparación con su "maestro", valorándolo desde la superación de su modelo, desde la distancia que supuestamente marca con este.

Pero la realidad es otra. En La ardilla roja, Medem se dedica a captar varios clichés de Carax y Assayas, autores que en 1993 no había visto nadie en España, salvo Los amantes del Pont Neuf, y dentro de una narración tipicamente española de la época (un guión de actualidad con un par de giros para parecer modernos), y dentro de un concepto visual entre el costumbrismo rancio que tanto daño ha hecho y la exuberancia postmoderna de Carax (pero todo aplanado, todo digerible a la primera), Medem inserta la deriva de unos personajes sin anclajes, perfectamente postmodernos y perfectamente extraídos de los primeros filmes de Assayas.

Pero Medem no es Carax, y toda la vitalidad visual y toda la transgresión discursiva del francés se convierten aquí en un videoclip continuado y algún intento de transgresión perfectamente adecuado a la mentalidad clerical del espectador español pero que ni ofende ni da risa. Medem tampoco es Assayas, y la densidad vital y reflexiva de los guiones del francés, y su perfecta dirección de actores, se convierten aquí en un guión pésimo, sin sentido que transmitir sobre la realidad, con unos diálogos que demuestran una y otra vez por que muchas veces el silencio es el mejor recurso y unos actores malos, mal dirigidos y que actúan mal, como parte de una telenovela infumable mientras piensan en poner cara de expresar mucho y en no apartarse una línea de un guión en el que su autor confía como obra de arte.

En general, filme malo, malo y ridículo, y no extraña que Medem no insistiese en esta línea, pero que señala con claridad cual es el lugar de Medem en la cinematografía de las últimas décadas: el margen de la copia estrictamente contemporánea, el de la burla sobre un espectador considerado más idiota que uno mismo y, sobre todo, el del olvido de esas obras híbridas, hechas para impresionar a todo el mundo, y no conseguirlo con casi nadie, por supuesto.

Reconozco que ví esta película ayudado de sustancias estimulantes, pero este factor no hizo mas que sumergirme más en esta fascinante historia, ahora la considero como una de las mejores que he visto hechas en este país, sin las patochadas coloristas de Almodóvar pero sin renunciar al esperpento, trata temas como el machismo de un modo asombroso, mostrando lo surrealista que se esconde bajo lo cotidiano, las bajas pasiones de la gente "normal" tal como Linch mostraba los escarabajos al enfocar mejor el precioso jardín al comienzo de Terciopelo Azul.
Incluso el mismísimo Kubrik alabó las virtudes de esta obra.
Destacar a Emma Suárez, preciosa en una actuación portentosa.
Lo peor, el videoclip de música que rueda el protagonista al estilo Los Picapiedra queda un poco cutre.

Cinta muy original perfectamente trabajada por Suárez y Novo. En ella se narra una historia truculenta en la que magistralmente Medem mezcla el españolismo de camping con los sentimientos y las frustraciones. Es un bello caos muy creativo y surrealista totalmente único. Atrevida historia sin límites con una estética extraña pero muy distinta al clásico cine español. Barranco y Elejalde están perfectos y el conjunto es, ante todo, diferente e interesante. Un clásico total.

Me dispongo a ver una película de Medem. He de confesar que me gusta bastante y se que no me decepcionará. No me equivoco. Una vez hace una puesta en escena muy trabajada igual que las interpretaciones. Una fotografía memorable y una música excepcional. La historia de una mujer que tiene un accidente de moto trastoca los planes suicidas de Jota. Y esta amnésica lo que Jota aprovecha y lo que en otras manos hubiera sido una completa tontería en las manos de Medem se convierte en una película de amor redonda.