469 Críticas de los usuarios

Emoción: tras los 10 primeros minutos me di cuenta de que no era yo el único en la sala el que llevaba un buen rato al borde de las lágrimas (y no solo al borde). Nunca me había ocurrido emocionarme así tras solo 10 minutos de película. Una historia de amor sin palabras, en unos minutos, a la altura del mejor Chaplin.

Valores: amistad, amor, prejuicios no, ecología, solidaridad, sueños y búsqueda de la utopía. Son mis favoritos, ¿cómo no me va a gustar una película que habla de esas cosas?

Realmente un peliculón, con un solido guión, rezumando sensibilidad. Técnicamente, a la altura de Pixar, es decir, genial. Las 3D apabullantes. Y el corto, tan divertido como siempre.

Espero que esta gente de Pixar siga haciendo películas tan buenas muchos más años, y que alguna vez se reconozca su trabajo con un oscar a la mejor película, que hace años que lo merecen. Aunque ya sabemos que eso de los oscar...

A los 15 minutos creo estar viendo una obra maestra. Los compases de un cine mudo que me regaló este primer cuarto de hora en el que te petrificas ante la plena vida del ancianito son una gozada. Los momentos conmovedores sin excederse y las imágenes rebosan todo lo bueno y más. Bravo.

El tiempo pasa, y emana una entrañable aventura en la que el abuelete trata de cumplir un sueño. La parte con la que más habría disfrutado de crío es con la que ahora menos he simpatizado, y lástima que se trate de la más duradera, pero incluso así es admirable y no quita que no me haya arrancado varias sonrisas y que comprenda su necesidad.

Parece increíble que en los tiempos que corren; cuando a las productoras les importa más las ganancias que aporten las películas que la calidad de las mismas; cuando los realizadores caen en tópicos, fx saturantes, en rehacer o continuar historias decrépitas, o en adaptar de la forma más lastimera todo lo mínimamente adaptable; cuando a los productores les importa más si en la película hay demasiada violencia que pudiera perjudicar su calificación, o si es demasiado larga y se debe acortar el metraje para tener más funciones en los cines; cuando el cine más parece una mafia que un negocio de entretenimiento viene la gente de PIXAR y nos cuela “Up”.

BRU-TAL obra maestra, absoluto prodigio de la animación, conmovedora e ingenioso nuevo clásico. No se puede comenzar mejor una película, no se puede conducir mejor la historia ni desarrollar de mejor forma a esos inolvidables personajes. “Up” roza la perfección y eleva a lo más alto al cine de animación. Y lo mejor es que recauda bastante por lo que las obras maestras de la productora de la lámpara podrán seguir saliendo como de la más prodigiosa y brillante cadena de montaje.

Y pensar que otras compañías que disponen de más y mejores recursos no le llegan ni a los zapatos a estos monstruos de la animación. Mientras PIXAR exista, el verdadero “cine” en toda su definición tiene un futuro asegurado.

El día que el director de la productora Pixar dijo que en el cine no estaba todo inventado, cada uno de los habitantes de todos los países del planeta, incluidos niños inocentes con o sin sentido común, desde el país de nunca jamás al país de las maravillas, pasando incluso por los propios trabajadores que tenía en ese momento John Lasseter a su cargo, no se tomaron en serio sus palabras. Pero en el mundo del cine, afortunadamente al final el único con criterio para juzgar, y por tanto quién más poder tiene es el tiempo. Y Pixar parece haber enamorado a niños, jóvenes, adultos, críticos de cine... y al tiempo.

Resulta asombroso que una pequeña productora, que tuvo que unirse a Walt Disney para sobrevivir, haya revolucionado al frívolo y superficial mundo del cine con una película de animación, género el cual han infravalorado siempre. (Y lo seguirán haciendo) Pero Pixar ha tenido que alzarse a los cielos para ser escuchado. Y se ha elevado hasta lo más alto, impulsado por miles de globos inflados de esperanza, ilusión, esfuerzo y talento, para decir a la industria del cine desde las alturas que no, que no estaba todo inventado. Que solo nos hacía falta «querer» y «creer».

En su afán incesante por innovar a cada momento, Pixar rompe con el cine de animación existente hasta el momento. Quiere ir más allá. Quiere hacer reír a los más pequeños, emocionar a los adultos sacando el niño que todos llevamos dentro, impaciente por salir. Y ahora se atreve a dar un paso más, como siempre, y nos sorprende con una amplia gama de lecciones morales. Porque la gran innovación de Pixar ha sido crear un género nuevo, en el cual no existen limitaciones de edad.
Up marca un antes y un después en la historia del cine. Esta obra maestra impulsa y eleva el género de la animación hasta el lugar que le corresponde, que no es otro que el mismo que ocupan el resto de géneros de la industria del cine.

Hace un par de años Wall-e terminó siendo una de las mejores películas del año, el año pasado junto con El Secreto de sus ojos, Up fue sin duda alguna lo mejor. Y terminando el 2010, Pixar logra con Toy Story 3, llevar tres años seguidos haciendo el mejor cine que se puede ver hoy en día. Datos suficientes como para empezar a tomarse en serio de una vez el infravalorado género de animación, que espero que el tiempo termine poniendo en su sitio.

Se supone que los filmes de animación están dirigidos a los niños. Cuantos adolescentes y adultos dicen no perder el tiempo en este tipo de géneros y resultan observando filmes a los para nada los invita a reflexionar. Caso curioso o anécdota es el de una amiga joven, quien tras ver la película “Up”, con su hijo de siete años, salió recomendándola a todo mundo con una cara de felicidad.

Muchas de sus amigas fueron a verla, con el pretexto de llevar a los niños a cine. Pero no importa. Allí, en la sala de cine, frente a frente ante las imágenes en movimiento de “Up”, salieron fascinadas y los niños ni hablar. ¿Qué pasó? Pues la cuestión hay que responderla con otra formulación: ¿Cuál es el mensaje de la película de Peter Docter y Bob Peterson?

Pues muy sencillo: las ganas y el deseo de hacer muchas cosas por la vida, a pesar de la edad que tengamos. Que nada es imposible, si la imaginación y el amor por lo que se indaga con corazón y bravura son motores de búsqueda. Que siempre hay en el camino alguien que decide acompañar nuestros intereses e ilusiones. Que hay que vivir de pequeñas utopías. Esto en lo que respecta al señor Carl Fedricksen (personaje parecido al mítico actor Spencer Tracey).

Respecto al niño de ocho años Russell, toda una metáfora de la inocencia por querer ayudar, por buscar nuevas metas al alcance de las posibilidades de la mente inocente. El afán de la mirada ingenua para y por construir un camino lleno de aspectos gratificantes.

Y lo último que reina como idea madre de esta película, a mi juicio obra maestra: Juventud y sabiduría, como los ingredientes para superar los malos hábitos de aquellos —el fastidioso Charles Muntz en el filme—, quienes creyéndose salvadores (¿de qué?), lo único que hacen es satisfacer su megalomanía —y en el este planeta hay muchos y por todas partes—.

Y como vemos al final de la cinta: sentados el niño y el anciano sobre un bordillo tomando un helado. ¡Ah! A un lado parqueado el dirigible —la metáfora de estar dispuesto a otro viaje en la búsqueda de aventura—, pues la batalla de la felicidad, no ha sido un trofeo esquivo. No es cuestión de leer libros sobre la felicidad. Es la resolución e imaginación para sentarla a tu lado.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic, Barranquilla, Colombia)

En los primeros 15 minutos, el cine enmudece para contemplar una obra de arte. La descripción de una vida sin apenas diálogo. Y todo el mundo a tu alrededor (mayores, adolescentes, niños) asiste en silencio al espectaculo con las mismas sensaciones.

La siguiente media hora es buena. Algunos pequeños errores se perdonan recordando todavía los primeros minutos.

Al final, la película se "deshincha" en una película de aventuras para niños. Es entendible, pero no llega al nivel que prometía de imprescindible, quedandose en interesante.

"Up" empieza por todo lo alto, con un prólogo de unos quince minutos que son fácilmente lo mejor que ha hecho Pixar en toda su historia. Con una narración mediante música e imagen, prescindiendo del diálogo, conocemos la historia del protagonista mezclándose tanto comedia como drama, añadiendo un poco de cada elemento para crear un cóctel perfecto, imperecedero. Cuando termina ese inicio, con los ojos encharcados, puede asumirse que, efectivamente, Pixar ha vuelto a lograrlo.

Pete Docter y Bob Peterson han conseguido lo que parecía imposible, mantener el listón altísimo, algo complicado considerando que las dos anteriores películas de Pixar, Ratatouille y Wall·E estaban muy cerca de la completa perfección. Con ecos a Chaplin, Miyazaki o Capra, "Up" nos narra la historia de un viejecillo cerrado en si mismo que sueña con cumplir a toda costa el deseo de su esposa fallecida, una promesa eternamente aplazada, una aventura que le llevará a recorrerse medio mundo sin pensárselo dos veces. El amor, el verdadero, el que no tiene fecha de caducidad. Este es el combustible que lleva al viejo Carl a llevar a cabo su viaje, uno en el que no estará sólo. El divertidísimo Russell, el perro Doug o el gracioso pájaro Kevin le acompañarán en una travesía que se inicia en tierra y le lleva a cruzar océanos. Ascendiendo con globos para colocarse en lo más alto, en la estantería de los clásicos, en una donde el cine de aventuras sigue siendo carismático, notable, apasionado. Por que "Up" ofrece, además de una de las travesías más emocionantes de los últimos años, la posibilidad de otorgar al cine del género algo que había perdido con el tiempo: alma, pasión.

Pueden mencionarse muchas cosas positivas de "Up": su perfección técnica, su magnífica banda sonora, un sentido del humor fresco y efectivo, o un reparto magnífico de personajes carismáticos y perfectamente desarrollados. Pero ante todo, lo que ha de reivindicarse no es otra cosa que su sinceridad: no pretende ser nada que no es. Y lo que es, desde el minuto uno hasta el último, es una nueva cumbre de la animación y el cine de aventuras. En definitiva, y sin dar más rodeos; Una vez más, por tercer año consecutivo: Gracias, Pixar.

Sueño que cada uno de mis años, durante el resto de mi vida, vivo una vez más, una prodigiosa aventura que me traslade de nuevo a esa bella, tierna e ingenua infancia. Tesoro invaluable de la vida. Que devolverte a aquella época ha de ser, una de las mayores bendiciones que alguien o algo te puede brindar. Porque rebasa lo tangible y lo intangible. Porque desconoce el término “efímero”. Y porque son de aquellas sensaciones que en la condición del ser humano, puede estar totalmente orgulloso de ello.

Sueño que cada una de aquellas ocasiones que me adentre en ellas. Me invada un espíritu de un nostálgico optimismo. Maravillado por enésima vez. Descubriendo que aún tengo esa gran capacidad de asombro. Ya sea que rememore una vez más el amor y el valor por los juguetes, por la incansable busqueda de un hijo con aleta feliz, por esa dulce vuelta de tuerca al curioso mundo los monstruos, por un crítico que retorne a la infancia gracias a los ingredientes secretos, por un vals en el espacio como un réquiem al amor universal, o por descubrir que nunca es demasiado tarde para comenzar una aventura que prometiste con tu otra mitad. Todos esos momentos vienen de sentimiento. Acaso la emoción que un humanista es la que más resguarda bajo su ser.

Sueño, no está de más, que espero fervientemente y en un futuro esperanzador comenzar mi aventura que me gustaría realizar con mi pareja ideal. Que los sueños han de ser un aliciente en cada uno de nosotros. Que la imaginación no tiene límites. Y que, si ha de llegar el momento en que tenga que realizarlo solo, porque el caprichosos destino decide que tenga que ser de esa manera, lo haga en la plenitud de la felicidad. Una hermosa aventura termina … otra esta por comenzar.

Mientras Pixar siga vivo, estoy seguro que mi libro de aventuras, nunca acabará.

Las promesas o sueños de la infancia (esas que se juran con el dedo en el corazón) son las que con casi toda seguridad, jamás se cumplirán. Es como si te acercaras a la puerta de un colegio y te dedicaras a preguntar cuál es el mayor deseo en el mundo de cada colegial que apareciera. Y luego, sintiéndote con el malévolo poder que da la experiencia les dijeras: pues eso es justamente lo único que jamás haréis en la vida.

Por todo ello, y sintiéndome como el niño que alguna vez fui, voy a rescatar mis deseos más primarios perdidos en el fondo de la vida. Aquellos que todavía no he realizado.

Voy a coger un globo, dos, tres… y voy a mirar el cielo. Cuando los suelte ascenderán por el límpido cielo azul, y desde arriba se verá el mar que rodea mi isla. El viento los arrastrará al sur hasta que una gran mancha de tierra ocre aparezca en lontananza. Veremos el Nilo, y subiendo llegaremos a las cataratas Victoria. Seguiremos rumbo sur y finalmente divisaremos el lago Tanganyka. Una reminiscencia del pasado (de esa que Pixar borda sin palabras) me hará escuchar aquello de “Mister Livingstone, I presume?”

Los alisios tirarán del globo cambiando el rumbo hacia el oeste. Y allí se perderá para siempre.

La verdad es que si se cumplieran todos mis deseos la vida sería un poco más aburrida. Como descubre Carl Fredricksen, puede ser decepcionante ver cumplido tu mayor anhelo.

Dejaré que Pixar siga soltando globos. Yo intentaré atraparlos, pero sin muchas ganas, queriendo que en el fondo de mi ser que se eleven cada vez más en el cielo y en su camino descubran las maravillas que lo aguardan. Ese era mi mayor deseo infantil. Sencillo.

...porque hay que meter a un malo a toda costa. Incluso a costa del guión. Es cierto que los primeros minutos son buenos porque ese tipo de emoción se les da bien a los norteamericanos. Nos identificamos con el personaje desde el primer momento. No hay problema. No cae en lo cursi, aunque está en el filo. Sin embargo la historia de los perros está como pegada de mala manera a la historia principal. Al ver la película sentí como que el guionista se encontró con que sus personajes habían llegado demasiado pronto a su destino y que debía añadir algo más a toda costa. Parece que no se le ocurría nada y se inventó lo de los perros. Quizás debiera haber alargado la llegada a las cataratas para que su historia adquiriera un relieve de "aventura" más auténtica que permitiera buenos diálogos entre los personajes y más escenas de humor. Como tantas veces, los guiones norteamericanos son como los globos. Parten de muy buenas ideas y se desinflan al poco tiempo con historias que no vienen al caso o que hacen perder el interés y las expectativas despertadas.

Las últimas películas de Pixar han sido realizadas tomando como bases imágenes por parte de sus creadores, una rata en una cocina en Ratatouille, un robot solitario en WallE, y ahora con una casa flotante con la ayuda de globos llega su décima producción, Up.
Realmente todo empieza a pedir de boca, con el desarrollo del personaje de Carl, su amor eterno con Ellie, y sus sueños explorador de viajar juntos a Sudamérica, todo esto en 10 minutos realmente bellos y de muy buena narratividad, nuevamente la ausencia del diálogo este presente.
Y entonces nos encontramos con un buen panorama que daba cabida para lograr un verdadero retrato sobre la vejez, asi como el intento de alcanzar las promesas hechas con el corazón, y un ejemplo de lo que los jóvenes pueden aprender de las personas mayores. Otro muy buen personaje el de Russel, que es la viva imagen del Carl adolescente. Pero en vez de todo esto tenemos una aventura a la Indiana Jones, simpática y con buenos momentos pero que le falta garra y madurez, volviéndose predecible pero disfrutable sin duda alguna.
La música es magnífica asi como su excelente sonido y hermosos paisajes sudamericanos, pero es precisamente en este territorio donde el guión tiene varias lagunas, peca de infantil y los personajes secundarios no tienen la suficiente fuerza, cuando en otras películas de la productora eran los que se llevaban las palmas.
Esta bastante bien, pero creo pudo haber llegado a más, tal vez con Andrew Stauton o Brad Bird llevando a cabo el proyecto.

Con el aroma de los mejores relatos propios del cine mudo, la película tiene como protagonista a un viejo algo gruñón y a un niño insistente, que por distintas razones cumplen el sueño de una aventura, trasladándose a un paisaje edénico, viajando en una casa literalmente “des-atada”del barrio en que viven, para desplazarse entre nubes. Una casa que es de madera como el barco de Peter Pan y que funciona impulsada por globos.
La película destila una poética atmósfera de agridulce nostalgia, particularmente en el inicio, que nos presenta al personaje de Carl y su amor eterno por Ellie, su esposa. Diez minutos iniciales en que los diálogos están desplazados por la pura elocuencia de imágenes y música. El relato se remonta a la infancia del personaje, cuando éste conoce a quien se convertirá en su compañera. Ambos son inquietos niños exploradores inseparables, que anotan sus logros y aspiraciones en un álbum de aventuras. Finalmente les llega la vejez sin hijos y el anciano ha quedado viudo, en un barrio que ha cambiado y se ha tornado amenazante. Entonces es cuando aparece la decisión del protagonista de ir a la búsqueda de un sueño muy antiguo,
que les había quedado sin cumplir: llegar a las Cataratas del Paraíso. Carl planea hacer ese viaje solo, pero inesperadamente se acopla un divertido acompañante, un niño scout que golpea a las puertas de su casa, en la inminencia del despegue hacia el insólito periplo.
“Up” no es totalmente una comedia risible, sino que deja un regusto melancólico ante la fugacidad de los tiempos que cambian y el sucederse de las generaciones.
Es comprensible la reacción del anciano que ha perdido a su mujer y no quiere vender la casa en un barrio que se ha hipermodernizado. Pero él -como el personaje de Eastwood en “Gran Torino-” está dispuesto a resistir. Y cuando llega el momento de ir a un geriátrico, preferirá despegar su vivienda y partir a concretar el sueño inconcluso.
“Up” encierra secuencias que son ya momentos de verdadera antología en la historia del cine de animación, viñetas de un lirismo surrealista donde circulan emotivas historias que hablan de valores, amores sin olvido y amistades que se sostienen en la solidaridad. Pero sobre todo resalta (a la luz de la filosofía práctica americana) el poder de la perseverancia y la voluntad, a la hora de concretar los deseos. Establece una ley de compensaciones y de integración entre distintas generaciones que pueden apoyarse mutuamente.
La casa se cambia por el dirigible, y éste quedará a su vez amarrado a una cuerda, siempre bien cerca de los protagonistas, como si fuera el caballo de un cowboy, siempre dispuesto a partir haciar una nueva aventura. Esa imagen sintetiza el sentido del film, respecto de la positiva apertura hacia el futuro que trae la renovación, sin que esto signifique la renuncia a los vínculos del pasado.
Así, una aventura termina y otra siempre estará lista para comenzar.

Desde sus comienzos, Pixar siempre ha demostrado poseer una sensibilidad sincera y muy adulta, desligándose de la (en ocasiones) algo rancia moralina de Disney. A la excelencia técnica de la casa habría que sumarle unos guiones divertidos e inteligentes y una galería hilarante, tierna e inolvidable de personajes. A lo largo de los años, Pixar ha llegado muy alto. Y cuando para muchos parecía que no podrían superarse...

... llega 'Up', la décima película de esta fábrica de sueños. Y resulta ser un viaje que hará a muchos tocar, literalmente, el cielo. Porque 'Up' tiene de todo: para los que echaban de menos más risas en los últimos films de Pixar, la película de Pete Docter y Bob Peterson tiene para dar y tomar (con ideas tan descacharrantes como los perros parlanchines), y sin perder un ápice de sentimiento. Es más, yo aún diría todo lo contrario: 'Up' es la película más conmovedora que ha hecho esta compañía (especial atención a los 5 minutos iniciales, una sencilla y preciosa maravilla que sintetiza una historia de amor que hará llorar a cualquiera que no tenga horchata en las venas).

Una extraordinaria aventura sobre los sueños, las promesas, el amor, el cariño, la soledad, la compañía y todas esas pequeñas grandes cosas que mueven este puto mundo. Sobre cómo la vida brinda mucho más que dolor y siempre deja paso a un nuevo amanecer. Sobre cómo vivir la más grande de las aventuras gracias a la fuerza del amor, y emprender un viaje (que no es otro que la vida, y Ellie bien lo sabía) con el corazón en un puño. Y, claro, sobre cómo escapar de este (a veces) gris mundo amarrado a miles de hipnóticos globos de colores para encontrar la felicidad.

Con la infalible fórmula de diversión, emoción y sentimiento a toda máquina, 'Up' se revela como una (y cuánto hacía que no decía ésto, qué feliz soy) obra maestra. Ríes, lloras, vuelves a reír y vuelves a llorar. Y sales del cine con un brillo de esperanza en la mirada, con la mejor de las sonrisas y con un extraño cosquilleo que te recorre todo el cuerpo. Como si el aire que respiraras fuera más puro, como si amaras un poco más la vida que tantas veces te rompe el corazón.

Es, para mí, una de las mejores películas de la década, y una cumbre indiscutible de Pixar. Cuánto hacía que no lloraba en el cine (creo que siempre...). Cuánto hacía que no aplaudía roto por la emoción al acabar de ver una película. Cuánto hacía que no tocaba el cielo con la punta de los dedos. Y eso, sinceramente, es un regalo muy hermoso.




"Gracias por esta gran aventura" (Ellie)

Parecia que Pixar se atrevía definitivamente a realizar un cine diferente. Si Wall-e era un nuevo paso a un cine más adulto, con una primera media hora con claras reminiscencias al cine mudo, Up puede considerarse un paso atrás. El inicio es prometedor, es difícil explicar de mejor manera lo que es la vida, pero Pixar se olvida pronto del público adulto para centrarse en un público más infantil.

Como película infantil debe ser ese público quien realmente la juzgue, sin embargo, en esta ocasión los personajes secundarios son menos logrados, el guión es menos divertido y todo es más convencional de lo que se preveía.

En honor a la verdad hay que aplaudir que se hayan atrevido a que la película este protagonizada por un viejo cascarrabías y un banda sonora muy atractiva.

Pixar está a años luz de sus competidoras en el cine de animación, sin embargo, el convencionalismo reina, en un película que aparentaba mayor riesgo si nos guiamos por los diez minutos iniciales.

Pixar nos trae otra obra maestra inolvidable del cine de animación, y en este caso, su mejor película sin la menor duda. Pura imagen, puro símbolo, puro cine.

"UP" nos narra la historia de un anciano cuya vida fue compartida por una mujer intrépida y ansiosa de aventuras que no pudieron vivirse antes de que la muerte de ella los separara. Y ahora, Carl Fredricksen quiere demostrarse a sí mismo que no ha desperdiciado su vida, y para ello emprenderá el viaje de su vida... con la compañía de un niño muy especial llamado Russel. Unidos por los mismos sueños de la infancia, Carl y Russel se lanzan a explorar Sudamérica.

Un gustazo, un jodido gustazo, y las imágenes iniciales, sin apenas palabras, lo dicen todo. La película emplea la animación 3D con un acierto y una originalidad con la que sólo Pixar nos ha sorprendido en previas ocasiones, destacando Ratatouille y WALL-E. El sentido del humor se vislumbra por todas partes con gran imaginación de personajes, escenas e historia. Hay momentos estupendos por todas partes: la divertida y tierna escena en que Carl y Ellie se conocen (eso sí que son sentimientos reflejados, que aprendan los de "Benjamin Button"), las desternillantes apariciones de Kevin y Dug, las conversaciones de los perros con collares traductores y el espectacular, sencillamente espectacular despegue de la casa del protagonista. También cabe a destacar al singular antagonista, un villano poderoso y carismático, bastante ambiguo y dinámico para lo que suele ofrecer Disney en este tipo de cosas.

Humor, ternura, y mensaje plasmado en imágenes antes que en palabras, elevado al máximo exponente. Y este es quizá el mejor mensaje de Pixar, aunque no es la primera vez que nos lo muestra, pero sin duda aquí tiene muchísima más fuerza: nunca rendirse, nunca dejarlo mientras podamos actuar, y nunca jamás cesar de soñar. Como en su momento dijo Guillermo del Toro: "Una persona, por mucho que envejezca, puede seguir joven de intelecto y sentirse viva durante toda su vida". Pues nunca mejor dicho: esta película es un perfecto reflejo de ello, una representación de espectaculares imágenes y no palabras vacías.

Con mayúsculas y con todas las letras, la mejor película de cuanto llevamos de año. Mi crítica se basa en un vislumbrado de la versión original, y es una lástima (por no decir una aberración) que esta película vaya a llegar tan tarde a los cines de España. Paciencia, pequeños y mayores, porque merece la pena. Crean, sueñen y actúen, y a ver si esta película les anima. ¡Viva Pixar!

Pocas veces me había emocionado tanto con una película de animación. Reconozco que, cuando ves una película de estas en "una de esas tardes", puede tocarte muy adentro. Y ayer fue una de esas tardes.

Mi padrastro murió hace poco más de un mes en un accidente de tráfico y, como el protagonista de esta historia, rondaba los 70, y al igual que él, dejó sueños incumplidos.

Y hoy me toca a mí completar por él cosas que ya nunca podrá hacer, (como hace el protagonista con una vieja promesa a su mujer tocándose el corazón una noche de infancia): cuidar de mi madre, ir a esos sitios donde sólo iba con él y tratar de hacer que se ría como sólo Alfonso sabía conseguir (cosa que me será muy difícil).

Esta película habla de gente real y de cosas auténticas, cercanas, y que ocurren, aunque se disfracen de realismo mágico. Y todo ello con un portento técnico espeluznante, con unas larguísimas escenas del cine mudo más brillante de Buster Keaton, Chaplin... Y es, por encima de todo, un canto a la libertad, una crítica a las familias desestructuradas, a la sociedad acelerada y moderna en que vivimos, y una oda al tesoro que es la mistad...

Una amistad profunda entre dos seres que aunque en distintos puntos de su vida (uno al comienzo y otro en el ocaso) se han encontrado porque los dos conviven con la soledad (de un padre ausente uno, y de una esposa ausente el otro).

(Un poco de Spoiler, no mucho)

Cuando el protagonista tira todo lo que hay dentro de su casa, es una metáfora maravillosa. Se quita un peso de encima y olvida su rencor contra el mundo para volver a ser ese chuiquillo aventurero que fue. Vacía su mochila para llenarla luego de nuevo con un perro y un boy scout. Deja atrás lo que resulta una carga y mira hacia adelante encontrando la valentía que vive dentro de él.

Y termino ya, tengo que hinchar un globo con esta crítica impresa y soltarta por la ventana de mi cuarto para verlo volar y mandársela a Alfonso.

Esta va por ti, espero que te llegue.

Después de tanta gente que se ha confesado emocionada y seducida por la última de Pixar (algo común en los últimos diez años) tampoco me queda mucho que decir. La peli hay que verla, al igual que hay que ver "Ratatouille", "Toy Story", "Los increíbles", "Monstruos S.A." o "Bichos", porque son divertidas y bonitas y se acercan tiempos oscuros* en los que tendremos gran escasez de cosas verdaderamente divertidas y bonitas más que nada porque vamos a estar pobres.

Por demás, la peli no deja caer la línea ascendente que viene trazando la compañía de John Lasseter desde sus inicios con la Disney y además de ser muy chula tiene toda clase de cosas monas como por ejemplo:

- Un gordito adorable.
- Un anciano adorable.
- Un perro adorable.
- Unos pollitos multicolor adorables.
- Un hamster rollizo adorable.
- Una historia de amor adorable.
- Una historia de amistad adorable.
- Una casita adorable.
- Unos paisajes adorables.

Además todo coexiste bajo los auspicios de un gigantesco globo hecho de globos. ¿Puede haber algo más disneylindo?

Sólo queda la duda de si después de obras como ésta será capaz Pixar de subir más...arriba.

Su gran andanza comenzó antes incluso de estrenarse en ningún sitio: con su trailer.
Un anciano algo huraño, saca miles de globos y sale volando con su casa hacia el infinito cielo azul. Fin. No hace falta más para enganchar al espectador, no ha desvelado casi nada de la trama, es perfecto. Odio esos trailers que te desvelan el 90% de la película y cuando al fin la ves descubres que, en realidad, ya la habías visto.

Lo que aquí nos encontramos no es ya una magnífica cinta de animación o una arrebatadora historia de amor y aventuras, sino que se convierte en un alarde de ingenio y majestuosidad que yo, de ser una compañía de animación que no fuese Pixar, ya me estaba retirando a hacer ganchillo u otra cosa. Esta declaración de principios no hecha marca y marcará un hito en el cine, ya no sólo de animación, sino en general.
Tras el leve tropiezo con Cars (que ni esa era mala película), ya llevan tres joyas en tres años seguidos.

Esta vez empiezan por el corto "Parcialmente Nublado", entrañable y divertido que ya esboza sonrisas al espectador y lo prepara para lo que está por llegar.

Lo que le sigue es otro inicio magistral, comparable al de WALL•E, donde se condensa gran información sobre el protagonista sin apenas diálogos, subiéndose a sí mismos el listón de sobremanera con apenas 10 minutos (a ojo más o menos) siquiera de film.
Ahí vemos desde la infancia de Carl, nuestro viejo gruñón protagonista, desde pequeño donde su afán de aventuras le llevan a encontrar a Ellie, su romance y matrimonio idílico, hasta su desafortunada desaparición (aunque le acompañará a lo largo de su viaje, aun sin verla de cuerpo presente a lo largo del film).
Al viaje que está a punto de comenzar Carl, se le sumará su alter ego en miniatura, el Boy Scout Russell, algo torpón y bastante más hablador, pero con las mismas ganas de recorrer aventuras y descifrar misterios que aún no murieron en Carl.

Esta pareja insólita de aventureros viajarán hasta las Cataratas del Paraíso (inspiradas en El Salto del Ángel, Venezuela), encontrarán pájaros enormes, derrumbarán leyendas del pasado y lucharán contra los surrealistas y graciosos perros sacados de la mente de Coolidge.
Con tantas emociones flotando en el ambiente, se obvian razonamientos de la lógica y se deja fluir la poesía y lirismo que trasmite cada sucesión de imágenes y momentos disfrutando el hermoso y emocionante viaje de inicio a fin. Se dejan apartados ideales disneysianos y se compone la historia incluso con sangre si debe mostrarse (no os asustéis, nada exagerado), eso no quita que tenga su mensaje implícito, pero no está encorsetado en la historia sino que asoma por sus poros de forma natural y lógica.

Un dulce vuelta a ese "Spirit of Adventure" casi olvidado, un "hasta pronto" les digo a estos genios de la animación mientras veo los créditos finales.

¡Arriba, arriba! Los ánimos se levantan en un mundo de saturación pixelizada y emerge el que siempre estuvo allí desde el principio. No soy fan de Pixar y mucho menos de que Disney hincase sus dientes de algodón caramelizado, dulces y blandos, en terrenos creativos, pero “Up” me parece su mejor apuesta junto a los primeros compases mudos de “WALL•E”, “Los increíbles” y “Buscando a Nemo”.

Tal vez sea el homenaje al cine clásico, en formato 3D, mostrando gusto en la representación de sus personajes principales. Se puede reconocer a Kirk Douglas o Spencer Tracy y al Walter Matthau más gruñón y con el añadido del doblaje de Ed Asner en versión original. Entidades palpables para un proyecto complicado y aparentemente infantil: globos de colores, perros habladores y bicho para la venta de merchandising. Hay un pequeño afán enriquecedor en no buscar que los animales hablen porque sí, sino añadir ciertos gadgets que permitan que la inventiva tenga cierta credibilidad. Contrasta que Kevin se exprese completamente mediante gestos y que parezca un homenaje al cine mudo. Esos elementos dispares enlazados por otros más explícitos hacen que “Up” sea la crónica de una foto. De convertir esa magia infantil de animar Las Cataratas del Paraíso en algo palpable y consecuente. Una casa llena de recuerdos caducos y eternos que siempre serán leyenda.

Inicio demoledor (fue el único momento en el que los asientos vibradores hicieron su función 'terremotil'), como si fuera el homenaje al clasicismo y a la contención verbal. Con un simple prólogo construido sobre elipsis Pixar consigue dotar de pura elasticidad dramática a sus animaciones. Los propios creadores no lo esconden. Referencias a Miyazaki en su primer tercio y al cine de aventuras que se acrecienta en su recta final. La sombra del director de “El viaje de Chihiro” es muy alargada y la casa flotante podría ser un anexo occidentalizado de “El castillo ambulante”. Quiere hacer constatar el dicho del propio Walt Disney con aquello de que por cada risa debería haber una lágrima.

Busca recovecos sobre el topicazo: película de niño y viejo, de mascota y de villano, de perros y perros de historia de amor, de amor eterno a un sueño. ¿Es el cine? La película más acertada en mi opinión de Pixar hasta “Toy Story 3” . Posiblemente las peripecias de Carl y la rememoración del amor de su vida (Ellie) y Russell sean sobre manual en todos los sentidos. Ambos han soñado con aventuras en libros, guías de explorador y en la imaginación porque esto es cine clásico en el mejor sentido de la palabra y bajo todas las consecuencias de un globo que se eleva hasta el infinito… y ¿más allá?

Esplendida, acogedora y conmovedora película que nos muestra la amistad, el amor y el sentido de perseverancia. Simplemente una de las mejores películas de animación que jamás se hayan hecho (junto con Wall-e). Desde los primeros minutos, la película te absorbe en una atmosfera mágica y emocionante que hace que de tus ojos broten pequeñas lágrimas de tristeza y alegría.

Los primeros diez minutos son los mas conmovedores que jamás había visto, y el resto, una historia mágica y estupenda. Un argumento realmente bueno y un guion fantástico. Además, la película te toca el corazón y desde el momento que abandonas la sala de cine, te detienes por un momento a reflexionar sobre los 96 minutos o más que estuviste sentado viendo tremendo film sobre el amor y la amistad.

Pocos filmes llegan a ser tan acogedores como este. Mis aplausos para esta tremenda película que tocó lo más profundo de mi corazón.