arrow

11 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Madrid fue de Neville.
La historia de una calle madrileña durante 50 años. La última película de Neville y una de las mejores de su filmografía. Resulta una obra derrochadora de todas las cualidades de éste: riqueza costumbrista y de personajes; captación perfecta del ambiente casticista madrileño; un tono de comedia pintoresca y desenfadada; una coralidad de actores en su salsa. Definitivamente, Madrid perteneció, cinematográficamente, a Neville. Es la película mejor fotografiada de su carrera, labor del gran José Fernández Aguayo.
[Leer más +]
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Al son del organillo
Desde 1906, año marcado por la boda del rey Alfonso XIII con la princesa británica Victoria Eugenia de Battengerg y el atentado que ensangrentó dicho acontecimiento, hasta la década de los cincuenta, una calle madrileña nos abre su identidad castiza de vecinos de todas las condiciones. Marqueses, criadas, artesanos, organilleros, carniceros, burgueses empobrecidos y otros adinerados, las mal vistas chicas de alterne, aspirantes a cupletistas, vendedoras de lotería, taberneros, huerfanillos vagabundos y un perro medio abandonado componen las células vitales de la arteria principal del barrio, que late con el pulso de la ciudad cambiante, moldeada por los eventos de medio siglo en España. Se suceden charlas de sobremesa y cotilleos tocador, galanteos y desengaños, paz y guerra, sueños y esperanzas, penas y alegrías, con esa narración amable y ligeramente socarrona que da un barniz de cuentecito popular adaptado, como los que al ser contados a los niños disimulan sus matices de tragedia y horror, matices oscuros que se suelen ocultar en el fondo de los relatos orales cuya truculencia original es disfrazada.
Porque el aura trágica siempre asoma por una esquina, aunque la cubran con una máscara sonriente y la amenicen con música de organillo que desgrana sus notas cantarinas sobre el semblante de un Madrid chulapo que se hiere y se regenera.
[Leer más +]
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La película narra con cariño y ternura esa vida tan entrañable de los barrios españoles y sus gentes.
Bonito y humano retrato de la sociedad española de principios del siglo XX y de su evolución hasta los años cincuenta.
La película narra con cariño y ternura esa vida tan entrañable de los barrios españoles y sus gentes aunque de Madrid se trate pues ciertamente la Madrid de 1906 era muy diferente de la que conocemos ahora, era una Madrid puramente española.
Mi calle utiliza la vida de un barrio como ejemplo de esa vida diaria de los españoles, desde la gran ciudad pasando por las ciudades provinciales hasta los pequeños pueblos y aldeas, Mi calle es un sincero retrato de sus gentes y sus vidas.
Mi calle retrata a esas personas que se dan en cada calle, barrio o ciudad, desde el marqués y rico del barrio hasta los niños vagabundos, desde la cotilla hasta la guapa del barrio, un retrato muy acertado de la vida de esos barrios.
Mi calle muestra los pros y los contras de esas gentes, ese anonimato imposible hasta esa olvidada humanidad de sus gentes, esa humanidad que ya se ha perdido, esas gente de barrio que eran todos una gran familia.
La película retrata a esas gentes con simpleza y grandeza, con amor y rencor para poder mostrar esa vida ya pasada.
La película muestra la evolución de estas gentes en un contexto histórico que tanto cambiará a las siguientes generaciones, una república, monarquía y dictadura y con ello la evolución en la moda, el transporte y el pensar de la gente, mostrando desde la tradición más cerrada unida a la superstición hasta la mujer emancipada y liberal y mostrando a su vez como la evolución hace perder a veces las buenas tradiciones como es esa humanidad sincera de la gente del barrio.
Mezclada con el género documental, Mi calle muestra escenas de la historia de España, desde el atentado al rey hasta la liberación de Madrid siendo un reflejo de la vida en el barrio pues esto se hará notar en sus gentes y en su mentalidad.
Para los medios cinematográficos de la España de esos años, Mi calle muestra el lado más sincero del cine español y sus buenas intenciones, con pocos medios un gran cine, un cine eterno que refleja la mentalidad de una época ya pasada.
Película entrañable de ver pues muestra las tradiciones de una Madrid casi olvidada, con sus ropas, sus cantos y sus gentes tan chulas, una Madrid ya pasada e irrecuperable…
[Leer más +]
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El testamento de Edgar Neville
Evocador retrato costumbrista en tono de comedia dramática que el propio Neville llegó a calificar como su mejor película. “Mi calle” es su película más libre y poética, pues no sólo era un original cineasta, era también escritor y poeta, que con el paso de los años suena a testamento del autor. Una comedia coral con multitud de personajes de distinto carácter, casi todos entrañables y cercanos, que abarca la primera mitad del siglo XX en el Madrid castizo que siempre amó y recreó con cariño y ternura, el del organillo en la calle de adoquines, el del perro vagabundo rescatado por los niños del barrio, el “tablao flamenco” que no puede faltar en sus películas, la historia de una calle a través de diversas postales vivientes que nos va indicando el transcurso del tiempo y los acontecimientos históricos, políticos y sociales que se van sucediendo.

Una variopinta pléyade de personajes que intercalan charlas de sobremesa y cotilleos de tocador, amores frustrados, galanteos y desengaños, paz y guerra, sueños y esperanzas, todo ello como la vida misma. Todos ellos conviven en esta comedia pintoresca, donde no falta el chotis y el cuplé, bajo una luminosa fotografía, gente de toda condición: nobles marqueses, artistas y aspirantes a pintores, criadas, holgazanes, artesanos, carniceros, burgueses empobrecidos y otros adinerados, las mal vistas chicas de alterne, aspirantes a cupletistas, bodas pomposas, vendedoras de lotería impedidas, taberneros, huerfanillos vagabundos, encarnados por un ramillete de actores prodigiosos que no voy a enumerar, pero que forman parte de la iconografía de nuestro cine.

Y es que, en el cine de Neville se advierte la pasión, el humor, amante de sus castizos orígenes y volcado por ello en el vasto mundo del costumbrismo, el cineasta siempre reivindicó todo lo que sabe a español, pero hundiendo las raíces de su madrileñismo en el aspecto psicológico, sin acomodarse en la superficie de lo típico o lo tópico, una visión novedosa del casticismo que pretendía aunar audacia creativa y tradición sin quedarse únicamente en la anécdota, en el chiste fácil. “Mi calle” tiene mucho de autobiografía, está dedicada a la madrileña calle de Trujillos donde Neville tenía una casa solariega.
[Leer más +]
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una calle de Madrid
El punto final en la brillante filmografía del polifacético Edgar Neville es un original retrato diacrónico-costumbrista de una calle de Madrid a lo largo de la primera mitad del siglo XX, donde conviven desde unos marqueses hasta unos raterillos, pasando por diversas clases sociales harto representativas de la capital española.

La visión autobiográfica del autor sobre ese microcosmos urbano sitúa las relaciones entre vecinos por encima de los acontecimientos históricos, solamente vistos a través de algunos insertos de carácter documental. Un excelente ramillete de estrellas compone el reparto, de protagonismo coral.



"Y mi calle, con su bache, sigue su destino adentrándose con nosotros en el siglo."
[Leer más +]
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ingenio
Neville tenia un notable talento literario y esta película lo demuestra, porque, aunque contada en of, todo lo que se dice tiene sentido. Después, una galería de personajes a cual más vivo, bien interpretado y veraz. Pasa de todo, desde 1906 hasta los años cuarenta. La gente es sucesivamente monárquica, republicana y franquista. Para todo acontecimiento hay multitudes que aclaman. Porque la gente del común no decide, sino soporta lo que unos pocos, del color que sea, manda.
Y está ese organillo. Y la historia de la pobre criada -guapa- que se queda paralítica y, después de muchos años, al son también del organillo se reencuentra con el que la sedujo y abandonó. Canciones y melodrama y venganzas, todo en un mismo formato, sin desentonar.
Neville hace historia de un modo ameno. con maestría.
[Leer más +]
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Ventana abierta a un tiempo y una ciudad
Desde luego es una película que no es para todos los gustos, pero a aquel que lo tenga para querer retroceder en el tiempo y respirar aquellos aromas ya muy lejanos, es una ventana abierta y directa.

Y para los que de una u otra forma llevan dentro Madrid, o para los que no la conocen y quieren hacerse una idea de aquel tiempo (treinta o cuarenta años), de sus costumbres a ras de suelo y sus pequeños y grandes cambios históricos.

Los que busquen acción, o les guste el cine español que se suele dar en estos nefastos años, abstenerse.
El 10 en mi puntuación, no ha, pues, de llamar a engaño.
[Leer más +]
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cuando en la capital conocías a tus vecinos.
Última película del director Edgar Neville que nos retrata la vida de un castizo barrio madrileño, en el que viven un variopinto grupo de vecinos, de toda clase y condición.
Pintándonos un magnífico cuadro de costumbres, nos presenta a todo el vecindario. Desde la señora marquesa y su familia, propietarios del único edificio de abolengo del barrio, hasta los comerciantes, las criadas, los golfillos, los señores de clase media, el carnicero, el vendedor de paraguas, el de los acordeones, la aspirante a tiple y un montón de personajes más, que nos contarán su vida, sus deseos, sus aspiraciones, mientras van pasando los años y esa calle, se va haciendo eco de los acontecimientos políticos que transformarán por completo la vida de sus habitantes.
El reinado de Alfonso XIII y su boda con Victoria Eugenia. La llegada de la República. El periodo de la Guerra Civil, hasta finalizar en los inicios de la posguerra, transformarán ese barrio y a esos habitantes hasta que ya apenas se conozcan a sí mismos y descubran que sus iniciales sueños, o se los lleva el viento o quizá no eran tan importantes.
Narrada con mucho humor y ternura, no se oculta sin embargo la tragedia, haciendo así que nos identifiquemos con estos seres que con todo su casticismo, guardan en su interior un velo melancólico y poético.
Merece la pena ver ese Madrid de principios de siglo.
[Leer más +]
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Una calle de Madrid
«Mi calle» es una de esas películas que parece que tiene de todo para ser un peliculón pero al final resulta que no. De hecho, es posible que la vuelva a ver cuando haya olvidad todo esto y me cree la falsa convicción de que, por la pinta, tiene que ser buena. Es un fenómeno extraño, ¿a que sí?

Edgar Neville, de quien todavía no he encontrado ninguna película que me entusiasme, construye una obra costumbrista en el Madrid de la primera mitad del siglo veinte. Muchos años me parecen a mí, en principio, para que la cosa funcione. El paso del tiempo en el cine, esto ya lo he dicho otras veces, es difícil de plasmar, especialmente cuando se abarcan unos años tan convulsos, complejos e interesantes como los de «Mi calle».

El problema directo y evidente es que se cuenta todo con prisas, con demasiadas prisas, y los personajes van, vienen, mueren o no a vuelapluma, y eso que hay historias que merecerían una mayor consideración; por ejemplo, la vida de los marqueses y su nieto, que es de lo más trágica. Más pendiente de rebajar la tensión entre españoles y de tomarse el drama con el distanciamiento de la reconciliación, «Mi calle» resulta aguda en algunos comentarios y, por momentos, irrelevante.

Discreta.
[Leer más +]
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
"¿Y los de usted dónde van a hacer los agujeros?"
Sorprende como después de algunos años, más de una década, la respuesta por mi parte a tal pregunta, es decir a dónde iban a hacer los agujeros los republicanos, se referían a las obras de la calle, fue la misma: en el corazón. En efecto, nos encontramos en ese momento a finales de la "dictablanda" y pronto íbamos a despeñarnos por el caos de la república hasta acabar en la Guerra Civil (1936-1939). Ahora bien, "Mi calle" es esto y mucho: es un retrato pintoresco de la España de la primera mitad del siglo XX, empieza en 1906 y acaba en algún punto de la posguerra no muy claro, parecen los años 50. En este viaje por la historia anclado en una calle de un popular barrio de Madrid vemos desfilar una retahíla de personajes de todo tipo y condición. Es curioso como aún en aquella época los ricos convivían físicamente en el mismo bloque con los menos pudientes. Poco después se impuso la segregación espacial entre unos y otros según el modelo norteamericano.

Y volviendo al pasado, recuerdo que la primera vez que vi "Mi calle" se comentó en la tertulia posterior que Edgar Neville daba una imagen del país un tanto idílica, especialmente en los años anteriores a Primo de Rivera y la República. Tal postura podría tomarse por conservadora pero si se piensa un poco no lo es. Tengamos en cuenta que lo que se glorifica es la España liberal. Si decimos que aquello fue una edad de oro estamos afirmando que lo que funciona es tal sistema político, social y económico. Precisamente lo conservador es resaltar los puntos negros de esta España para justificar un cambio, en lo que coincidiría en la izquierda pero por la otra dirección. Volviendo a "Mi calle", la película aparenta ser una comedia costumbrista y a veces lo es, pero en el fondo es un dramón, una tragedia. Eso sí, la explicación política, por ejemplo, todo lo relativo a la Guerra Civil es demasiado ligera, incluso infantil, aunque pese a lo dicho no anda muy desencaminada en su explicación teórica.
[Leer más +]
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Historia de lo cotidiano.
Una calle de Madrid mostrada a través del tiempo, desde principios del siglo XX hasta después de la guerra civil. Sus vecinos son felices, desgraciados, sobreviven a la guerra, mueren a causa de la represión roja, murmuran unos de otors, se solidarizan cuando les conviene, pasan hambre e incluso se respetan a a pesar de sus diferentes ideologías.
Es el mejor filme de Neville, mezcla de drama, comedia, nostalgia e incluso sátira de costumbres. Desfilan el oportunista que cambia de chaqueta con cada régimen, el resentido que se hace de izquierdas para vengarse, el don Juan que deja embarazada una criada y se esfuma, un loro que canta el himno de la República, una peluquera chismosa, un socavón que resiste todos los asfaltados y don Florentino, que no logra engañar a nadie cuando se disfraza por carnaval.
Y, por supuesto, es un homenaje al Madrid de sainete, aunque el humor de Neville está más emparentado con Mihura, Jacques Tati o el Berlanga de "Calabuch" que con Arniches-
[Leer más +]
Sé el primero en valorar esta crítica
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas