80 Críticas de los usuarios

Comenzaría alabando cada fotograma para poder justificar un diez en mi valoración, pero sé que estaría cayendo en la lamentable farsa de la subjetividad. Karate Kid es una película para adolescentes, llena de tópicos y dudosas virtudes. Debo estar loco si después de estas palabras sigo manteniendo mi nota.

No nos confundamos, aquí no se trata de valorar lo que Karate Kid supone para el cine, se trata de aplaudir lo que Karate Kid supuso para la gente de mi generación. La vi cuando era un niño y dejo tal huella en mi que a dia de hoy es casi mi película favorita. A otras personas les marcó Star Wars, Ciudadano Kane, Kramer contra Kramer, El Padrino. A mi no, a mi fueron el señor Miyagi y Daniel Larusso quienes me enseñaron muchas cosas, entre ellas que el Karate no es para atacar, sino para defenderse, que dar cera no significa sólo sacar el brillo de una carrocería y que la amistad es más importante que un cinturón negro.

Esto es cine, y quien quiera criticarla, que la critique porque yo seguiré viéndola por lo menos una vez al año. Es mi ritual.

Por una ridícula suma de dinero no sé si 5 ó 7€ me compre hace ya bastantes meses el DVD de esta película, lo cierto es que fue más que nada por nostalgia, el buen recuerdo de mi época de adolescente, pensando que se habría quedado totalmente desfasada. Pero hace unos días me decidí a verla y mi sorpresa fue mayúscula. No sólo no es una mala película sino que es absolutamente recomendable para los tiempos que corren. Es rigurosamente cierto que resulta sumamente predecible en muchos aspectos, sin embargo la conciencia maliciosa de algunos adolescentes no sólo no ha cambiado sino que se ha potenciado de una manera escandalosa. Mientras hoy vemos como en las escuelas, alumnos se dedican a dar palizas a otros alumnos e incluso profesores grabando las imágenes, “Karate kid” nos ofrece una versión un tanto suavizada de actos parecidos pero en otros tiempos. Con un mensaje sencillo pero esperanzador, en el que las cosas pueden cambiar cuando van mal, que los amigos aparecen cuando menos lo esperas y que la conducta de un adolescente mal enseñado como se nos muestra al instructor de los Cobras (excelente Martin Kove) tiene siempre consecuencias fatales. Estos aspectos dan cuerpo a una maravillosa película en la que la relación entre Miyagi y Daniel son el pilar fundamental, una relación de amistad en la que ambos entregan todo su cariño y respeto el uno hacia el otro, Miyagi se convierte un adorable personaje que con su filosofía y experiencia ayudará a Daniel a salir de la jaula en la que se encuentra. Imagino que para muchos el film no pasará del “dar cera, pulir cera” o de su operístico final fácil de criticar, yo desde luego he vuelto a descubrir una película con tremendos valores en los que la violencia es representada como absurda e innecesaria, lo bueno y lo malo simplificado y bien identificado, he visto una historia más allá de lo que recordaba, bonita, simplona pero respetable. Casi me atrevería a decir que de imprescindible visión en cualquier instituto para que los gamberros impresentables que acosan cobardemente se vean dibujados como ridículos anormales que siempre han existido, y aquellos que reciben tengan al menos la esperanza de que las cosas pueden cambiar cuando recurres a la persona adecuada.

Esta peli es perfecta, pero antes de resoplar con lo que digo hay que fijarse en una serie de cosas:
Marcó una época y eso no lo hacen muchas pelis.
Dejó frases y momentos para la historia, recordad que es de 1984.
Se ve en un momento, eso es buena señal, la reponen mil veces, ¿por qué?
Atentos a la banda sonora " you are the best" cañera donde las haya, yo la sigo escuchando, seguimos recordando, 1984.
Señor Miyagi, Daniel San, dar cera, pulir cera, la grulla, recordais de qué peli es???
Por todo ello es un clásico de toda la vida y por ello merece mi 10 ya que cada vez que la veo siento un cosquilleo y unas ganas de soltar la lagrimilla...
Qué queréis?? es una peli de mi generación, para mí, fantástica ¿qué le vamos a hacer?

Siempre me ha gustado esta película, que desde luego no estaría jamás entre las 10 mejores de la historia del cine, al menos por sus valores cinematográficos, pero la historia, a pesar de todo es magnífica, y conocedor su director de sus evidentes limitaciones, transformó una historia sencilla y previsible hasta la saciedad, en un bonito relato, perfectamente narrado y con mensajes, que, corriendo los tiempos que corren, vienen muy bien al espectador, más que
nada por lo olvidados que tenemos algunos conceptos... amistad, fe en uno mismo y esfuerzo, por ejemplo.

Y es que, no todo está en la perfección técnica o los efectos especiales, esta película está narrada a la antigua usanza, manipulando, por trozos irregulares, el excelente guión (que lo tiene) y nos lleva hasta el centro de la historia constantemente, pues si hay algo meritorio, es la excelente química entre los dos protagonistas (no entiendo la nominación al Oscar como actor de reparto de Pat Morita, si es casi tan protagonista como Ralph Macchio, incluso le eclipsa en prácticamente todas las escenas que están juntos, y desde luego papel de Oscar, pocas veces se puede ver un personaje tan bien definido e interpretado, a pesar de los dobles
del japonés en las peleas, solo un detalle).

Cierto que al film le pesan los años, más que nada por su estética, pero de todos modos, en mi humilde opinión,se ha convertido en un clásico de los 80, junto a otras películas de la época como "Cazafantásmas", "Noche de miedo" y "Regreso al futuro", y en la base de muchos de nuestros recuerdos adolescentes, que desde la distancia en el tiempo ahora se visionan con simpatía.

Reconozco que el final es espectacular, aunque previsible, si alguno habéis visto la tercera parte de la serie "Karate kid 3", a lo mejor coincidís conmigo en que el final de la secuela, con sus poses y prácticas de "katas" y la arenga de Miyagi a Daniel cabeza en tierra, resulta mucho más emotiva y espectacular que el final de la original, es solo una apreciación... y no mucho más que decir, creo que es mejor película de lo que algunos opinan y creo que la nota otorgada, en general, es bastante pobre.

La historia de Amor se queda constantemente como historia alternativa al eje principal de la historia, aporta poco, pero bueno, ya se sabe, el toque femenino "rosáceo" hace más comercial el film y atrae al público mas romántico... ya sabéis, en cuanto a los productores, y sobre todo los Estadounidenses, hay que atraer el mayor número de público y de toda especie.

Ah... comprobamos como la violencia y el acoso escolar no solo ha existido siempre, sino que, además, ha subido en tono y violencia, transformando lo exhibido en el film en cuento de hadas comparado con las salvajadas actuales que se cometen en nuestras aulas.

SALUDOS Y EQUILIBRIO.

Parece que fue ayer cuando mi padre llegó del videoclub con una desconocida película en vhs con el enigmático nombre de “Karate Kid”. ¿Acaso yo siendo un renacuajo sabía qué era eso del karate? El caso es que sin tener la edad suficiente para entender todo lo que pasaba en una película me cautivó. No podía dejar de mirar el televisor. Mis recuerdos no son tan claros como quisiera, pero sé que me llegó, sé que el Señor Miyagi era alguien que despertó en mí una gran simpatía desde la primera vez. Sé que yo quería ser ese chico que pasaba de no creerse nadie a sentirse pleno. Hay detalles que todavía recuerdo de la primera vez que la vi: lo curioso que se me hizo ver esos árboles en miniatura llamados bonsáis y que hoy todos conocemos, el ataque de la grulla, la peculiar forma de cazar moscas que tenía miyagi, los rubios chicos malos de la peli disfrazados de esqueleto, el ataque de la grulla, y por supuesto el “dar cera, pulir cera”. Tras ese primer visionado mi hermano y yo quedamos maravillados de lo que acabábamos de ver, hasta tal punto que se convirtió en una costumbre el apartar la mesa del salón a un lado, descalzarnos y hacer nuestras propias luchas de karate (o al menos eso pensábamos que era) sobre la alfombra haciendo de tatami.

Después de esa primera vez la vi otras muchas cuando la daban en la tele algún fin de semana a la hora de la siesta. Pero tras esos primeros años hubo un paréntesis en los que no surgió la ocasión de verla que duró hasta mis veintitantos. Pasado tanto tiempo me disponía a visionarla de nuevo, sabía que me entretendría, pero no me imaginaba que me iba a volver a cautivar tanto o más que la primera vez. Todo aquello que de pequeño intuía que era bueno se confirmaba que lo era. Era realmente entretenida, inocente y mágica. Pero si me tengo que quedar con algo me quedo con el Señor Miyagi, uno de los personajes que más me ha transmitido. Y se volvió a repetir esa sensación de querer ser ese joven protagonista de la película, pero esta vez sobre todo por estar cerca del Maestro Miyagi, empaparme de su serenidad, su bondad, su sabiduría y en definitiva del buen rollo que podría transmitir una persona así si existiera.

Esta cinta cuenta con muchos momentos impagables y copiados hasta la saciedad (la escena del entrenamiento en la playa con la música de Bill Conti me sigue poniendo la piel de gallina).

Os pido perdón porque al final creo que más que escribir una crítica os he contado mi vida, pero es que creo que eso es lo que es Karate Kid para mí, parte de mi vida.

Excelente historia para nuestra época. Actuaciones magníficas de Macchio y Morita. Cuántos no soñamos en ese entonces ser como Daniel. Trama sencilla, bien contada. Escenas de karate elocuentes, sin misterios, casi reales. Recomendada para ver en familia. Tampoco puede faltar en nuestra colección. Muy didáctica en sus enseñanzas. Una de mis mejores películas en mi infancia.

Al ver la nota pensarán "¿¿¡¡UN 8!!?? Este tío está fumao" Pues sí, pero creanme que eso es lo de menos.

Si ustedes se disponen a ver esta película me siento en el deber de avisarles de que van a presenciar un western. Reconozco que es un western atípico, sin pólvora ni furcias en el saloon. Sin embargo, como demostraré a continuación, mantiene la esencia de los mismos.

La historia trata de un joven italoamericano llamado Daniel Larusso e interpretado por Ralph Macchio (nótese la concordancia entre los apellidos) que viaja del este al oeste de los Estados Unidos para comenzar una nueva vida. Durante su periplo se enamorara de una damisela rubia, que años más tarde coprotagonizaría "Leaving Las Vegas", que para su pesar mantuvo vínculos sentimentales con el villano del pueblo y hará que lo que hubiera sido una deliciosa historia de amor se convierta en su peor pesadilla.

El antagonista, como malo malísimo que es, se resguarda en su servil cuadrilla de lacayos para atemorizar al pipiolo que se tercie y nuestro querido Daniel, por razones más que obvias, será el objeto de toda su ira. Tras recibir soberanas palizas y estar a punto de desistir de sus metas, nuestro joven vaquero encontrará la figura de uno de los mentores más brillantes que ha parido la historia del cine: Daniel-San conocerá al Señor Miyagi y el Karate se hará dueño y señor del filme.

Pat Morita es el encargado de encarnar a este personaje natural de Okinawa ( trabajo que le valió una nominación al Oscar) y ser el pionero en introducir la filosofía del este en el lejano oeste. En contraposición a esta figura, nos encontramos con el sensei del malo de la peli. Este encuentro dará lugar a una lucha subyacente y paralela entre dos formas de entender el mundo:la occidental y la oriental. Un sutil choque de civilizaciones.

De acuerdo, los estilismos son una horterada y la banda sonora es digna de pleitearse en el tribunal de La Haya. A pesar de ello creo que recoge fielmente el espíritu de los ochenta y sirve para contextualizar la historia y dotarla de un aire único e irreptible.

Ahora ha salido el remake, cuestión que me ha obligado a escribir ésta mi primera crítica y a hacerme pensar si se puede llamar así a la historia de un niño negro que viaja a China para que Jackie Chan le enseñe Kung-fu. Ustedes verán lo que hacen con su tiempo y su dinero, pero no digan que no les advertí.

Pues la vi cuando tenía nueve años, y veo que por allí hay alguno que otro despistado que no le echa muchas virtudes a este film, dirigido por John Avildsen (¿?), el mismo que dirigiera ROCKY y se llevara, creo, un Oscar. Karate Kid no será El Padrino, pero tiene algunas virtudes que es necesario recalcar. En primer lugar, la música de Bill Conti (colaborando con Avildsen, al igual que en Rocky) y la espectacular flauta de Zamfir. Sin ambos, creo, Karate Kid no hubiera tenido esa atmósfera oriental, de meditación, de esa aura de aprendizaje que bien le calcaba a un Maestro y a su aprendiz. Luego, en el plano de la narración, creo que la cosa también tiene sus virtudes: no es la típica relación Maestro - Aprendiz. Ni son tampoco los maestros fornidos, ni los aprendices capaces, seguros. No. Avildsen va un poco más allá, y nos muestra a un Maestro anciano, inteligente, y con un método extraño para enseñar karate. Ralph Macchio es el adolescente confundido, extraño, y que aprende de a pocos. Ahora, de esta historia simple, se ven muchas situaciones típicas de adolescentes, y sí, con algunos clisés típicos de este tipo de producciones. Aún así, con final feliz y todo, es una historia de aprendizaje, de amistad, de amor (de barreras sociales) y sobre todo, de karate. Luego se repetirían en cientos de otras películas cada una peor que la otra, porque simplemente, esta película es tan simple, y tan eficaz, que muchos creyeron que copiándola resultarían teniendo el mismo éxito. Craso error. No hubo una sola que se le pareciera, y al fin, creo, que con el correr de los años, Karate Kid no ha perdido esas virtudes con el paso de los años.

No entiendo que esta cinta tenga una nota media tan baja. Yo le doy un 7, aunque sólo sea por el mítico: "dar cera, pulir cera".

He venido observando que películas que han pasado a la historia de la memoria colectiva y han gustado y/o marcado a mucha gente de generaciones enteras, tienen puntuaciones bajas, lo que es realmente injusto e incomprensible.

Esta película no es sesuda, ¿merece por eso una baja nota? Yo creo que no, que hay que votar más con el corazón y menos con el cerebro.

La recomiendo a todo el mundo. Habrá a quien no le guste, es inevitable, pero la mayoría disfrutará del entretenimiento, y de una serie de valores importantes para la vida que esta película entrañable transmite.

-¿Algún problema con eso señor Lawrence?- La cara del Johnny es un poema ante la orden de su maestro, porque aunque pandillero y malote en el fondo es buen chaval y una cosa es hacerle la vida imposible a Danielsan y fumarse un porrito de vez en cuando y otra es lesionar a mala fe al contrincante.

sigo en spoiler...

-Para no tener que pelear

Que respuesta más inteligente que da el protagonista de esta historia, fruto de un buen libreto y guión, mientras están en la barca, uno entrenando y el otro pescando, discutiendo sobre el objetivo que tiene el karate. Tenemos aquí a Pat Morita en el papel de su vida, junto a un púber Ralph Macchio y una jovencísima y bellísima Elizabeth Shue.

Un film clásico de los 80´s, que narra de manera convincente los problemas de inseguridad, temores, diferencia de clases sociales, etc., que vive el protagonista, el cual encuentra en un viejo, no solo un maestro, sino un guía y amigo, que le hará desarrollar en él la confianza y seguridad para afrontar los desafíos que se le presentan en la vida.

Tiene momentos que se quedaron grabados en nuestra memoria, debido en parte también a video musical “Moment of true” de Survivor, el cual era emitido constantemente en los programas musicales de aquella época, la escena de la pelea en la playa, los malos todos disfrazados de esqueleto golpeando al protagonista, las escenas de entrenamiento y sobre todo la icónica escena de la técnica de grulla.

Tengo entendido de que este 2010 va a estrenarse un remake de dicho film, y en lo personal estoy en contra, ya que debería haber una especie de ley en Hollywood que prohíba el remake de películas clásicas, ya que esta última de karate kid, solo tiene el nombre para poder llenar las salas de cine y por ende los bolsillos de los productores, ya que ahora es protagonizada no por adolescentes, sino por niños, y se lleva a cabo en China, donde se entrena Kung Fu, así que vuelvo y repito: este remake se sirve del original únicamente en el nombre.

Esta debe de ser una de las películas más vistas de la historia del cine y que cada vez que se vuelve a ver, te quedas viéndola, sea por nostalgia o sencillamente por que es única en su género. La película en sí no es gran cosa, pero que 28 años despues aún se le siga haciendo alusiones, que las nuevas generaciones conocen perféctamente los personajes, que cualquier escena que se vea de la película se le reconoce enseguida, tiene un mérito infinito. Esta película no es ni buena ni mala, es sencillamente mágica aceptándola tal cual es, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Karate kid lo elevo a la categoría de Matrix, en el sentido de que han creado estilos propios que se siguen imitando dos decadas despues en todo tipo de películas sean para reirse de ellos o para honrarlos. Es una lástima que las siguientes secuelas entre remakes mas modernos hayan dejado bastante que desear, pero la primera parte, la única y original, es algo como antes he dicho, mágica...y eso que Ralph Macchio no es precisamente el Marlon Brando de la actuación.

Película dirigida a un público joven. El protagonista es un adolescente que se muda con su madre a Los Ángeles, allí liga con una compañera de instituto, aunque también sufre el desagradable bullying de los matones de turno... suerte que tiene como vecino a un tal Miyagi, un anciano oriental canijo que trabaja de chapuzas en el edificio, pero que sabe karate como el que más.

La verdad es que la trama es sencilla y el objetivo es claro: típico protagonista adolescente corriente y buena gente que escalará una montaña de adversidades para convertirse en un héroe, y vencer a los "malotes" del insti y hacerse con la chica.

Sí, es una película previsible, descafeinada y algo tópica... pero está bien hecha y todo está bien tratado. Que vaya por delante que el film no prentede ser una tragedia realista que nos enseñe el drama del bullying, ni las penurias de la clase baja Angelina en todo su esplendor... pretende centrarse en la relación universal maestro/pupilo (y esto lo hace muy bien), en el camino del aprendizaje... un aprendizaje mutuo, un caminar en compañía el uno del otro, un caminar juntos con lecciones para toda la vida que se hace para luego saber caminar solo.

La verdad es que a la película no puedo ponerla pegas ni a su realización ni a su montaje tan correctos, incluso la cinta nos regala planos medios y escenas con una gran fuerza narrativa que hacen que no te puedas despegar de la pantalla (ya sea por su simbolismo visual en los entrenamientos o porque carecen del defecto de la inmediatez en las peleas). La banda sonora de Bill Conti con toques orientales es oportuna y acompaña a las mil maravillas a la trama. Las actuaciones también son buenas resultando frescas y naturales (parece que en esta época el jóven protagonista de turno SABÍA ACTUAR y se metía en el papel y, por muy insulso que fuera su personaje, al menos no ponía la mirada en blanco).

El único pero que le encuentro a "Karate Kid" es que quizá tiene un ritmo algo lento alargando la historia en pequeños puntos... pero esto no es un defecto muy a tener en cuenta ya que sucede en muy pocos momentos.

Capítulo aparte merece Pat Morita y su encantador personaje (lo mejor de la película, que la remata y la convierte en algo para recordar). Tiene los momentos más férreos y divertidos, su fisionomía encaja en su personaje como una obra maestra de ingeniería, sus miradas zen son impresionantes, sus palabras llegan al alma. En fin, Morita hace de Miyagi el MAESTRO con mayúsculas y define esta palabra: dicen que no existe mal estudiante sino mal maestro, un buen maestro se gana el interés y el respeto del alumno... y de Miyagi no solo se aprende sino que se confía a ciegas. No malcría pero es un profesor cercano, protector, listo y noble. En el caminar de la vida, yo también querría a un maestro como Miyagi.

Lo peor: Que la historia se alarga en algunos puntos de forma innecesaria.
Lo mejor: Pat Morita y su personaje. La relación maestro/pupilo...

Aunque no me gustan las películas sobre acoso escolar ni tonterías adolescentes esta película me gustó bastante, el señor Morita se comió la pantalla y el Ralph Sam estuvo muy bien en su papel. Las escenas donde el protagonista se enoja de estar limpiando, pintando y demás cosas son buenísimas, igual como las de sus entrenamientos y la parte final estuvo muy buena.

Película sencilla, sin pretenciones y que sin embargo tocó la mente y el corazón de una generación, la de los años ochenta, que se encuentra entre ese idealismo romántico y la realidad actual.

A diferencia de las películas de artes marciales con golpes y muertos por doquier, esta le devuelve su filosofía a las mismas con las frases "Karate sólo para la defensa","¿Y entonces para qué entrenar?....Para no tener que pelear" y "Karate aquí, karate aquí.....karate nunca aquí"(es decir, en la mente y el corazón).

Tal vez no cumple para ser una película laureada, pero cumplió su cometido de hacernos pensar que los valores inciden en cada una de nuestras decisiones en la vida cotidiana.

Imprescindible película de los 80. Daniel se libra del acoso escolar a golpe de karate, enseñado por un impresionante Pat Morita (encasillado ya de por vida en este papel), mientras que tontea con una joven y guapísima Elisabeth Sue (esta rica).
Odioso malo el jefe de los Cobra y repelente el rubito que hace de matón, típico niño pijo y encima vacilón.
Recomendable 100%, aunque si no la viste en los 80 tal vez no te parezca tan buena.

Ver Karate Kid cuando era niño, fue una de las experiencias más gratificantes e intensas que he tenido como amante del séptimo arte, esta película, es un viaje de muchas enseñanzas que nunca, nunca se te olvidan.
Y la historia esta hecha a partir de dos personajes muy bien interpretados ambos, uno es el ya famosísimo icono del cine, el señor Miyagi (Pat Morita) y el otro es Daniel Larusso (Ralph Macchio), ambos rodeados de un muy buen elenco de actores secundarios que complementan la historia de muy buena manera.
A destacar la buena química entre Morita y Macchio, en muchas escenas se ve una muy buena mancuerna donde a veces se aprecia tanta naturalidad entre ambos que no sabes cuando están actuando o de pronto están improvisando.

La historia es de superación, de respeto hacia los demás, de saber agradecer cuando esto lo amerita, es de amor, es una enseñanza de vida, es saber apreciar todo lo que nos rodea y aprender que las cosas más importantes que esta vida nos da…SON GRATIS, y ahí están para que las tomemos, o simplemente no les demos importancia y las dejemos pasar ignorándolas por completo.

Que importante resulta el ejemplo que como adultos le damos a los jóvenes, y que bien reflejado esta en toda la historia, por un lado el ejemplo y los sabios consejos de un sensei (un ser humano, que predica el correcto actuar y que también predica para sí mismo), como lo es el señor Miyagi, y por el otro un instructor de kárate (con unos valores un poco distorsionados) que entrena a los Cobras, con no muy buenas consecuencias.

Este es un largometraje que debieran ver muchos adolescentes hoy en día, ya que gran parte de la crisis de identidad y de apatía que demuestra la juventud actual es precisamente por no saber valorar lo que es valioso.

Por todo esto les puedo decir que Karate Kid jamás pasará de moda, jamás será una película anticuada y mucho menos un mal film, al contrario está mas vigente que nunca.

La década de los ochenta fue la década pop, tanto en música como en cine. Sí, fue una mierda tal vez, pero ha dado mucho más tema de conversación que la de los 90. Cinematográficamente, una bazofia. Pero nostálgicamente, es La Década por excelencia.

Pues bien, en los ochenta existió un pequeño sub subgénero, un generín, que consistía en crear una historia de competición (musical, deportiva...) en la que el/la prota, en principio torpe, va superando las clásicas zancadillas mientras aprende de un maestro/a las dotes necesarias, siempre fundamentadas en saber escuchar, respetar y saber aplicar las palabras del experto, para alcanzar el clímax en una acción definitiva, que o bien se mostraba a cámara lenta, o bien era víctima del replay.

En esta peli, dicha acción consistía en una patada que Ralph Macchio (una especie de pequeño saltamontes con dientes de conejo) debía realizar, por supuesto, en el último instante del último segundo del último combate de la gran super finalísima definitiva en contra del tópico rubiales con cara de capullo.


Tramas más simplonas se han visto, pero no muchas.

¿Y qué quedó para la memoria? Pues dal cela, pulil cela, por supuesto.

¿De qué va?:

Daniel Larusso, un chico delgado y de media hostia que cada vez que llega a un sitio nuevo hace amigos a la media hora y se liga a alguna chica del barrio que a su vez es pretendida por algún malo maloso que junto con sus esbirros quieren machacarle, Daniel Larusso repito llega a Los Angeles con su madre, que siempre se está riendo y no se entera de nada la pobre y siempre deja a Daniel en ridículo. Es entonces cuando conoce al señor Miyagi que es un okinawés (China aquí, Japón aquí, Okinawa aquí), que se dedica a plantar bonsáis (cierra ojo, piensa en árbol, sólo en árbol, borra de cabeza todo lo que no sea árbol, ¿ya?, ahora abre ojo, ¿recuerdas imagen?, coje tijera y haz como en imagen) y en sus ratos libres apaliza a doce cinturones negro de los Cobra kai sin despeinarse. El señor Miyagi ofrece su ayuda a Daniel, que estudia karate por correspondencia (Planeta Agostini creo) de cara al campeonato de karate que se celebrará en el barrio para que pueda enfrentarse a sus enemigos y en unas pocas semanillas de entrenamiento físico y ocular (mira ojo, Danielson, siempre mira ojo) le convierte en la reencarnación de Bruce Lee haciéndole currar más que a un ecuatoriano aprendiz de Manolo y Benito Corporeision.

Crítica:

Primero decir que el señor Miyagi es Dios, es uno de los tíos más carismáticos de la historia del cine, y encima el muy cabrón del Pat Morita (Q.E.P.D) no tenía ni puta idea de artes marciales. Cuando vi la película de pequeño recuerdo que pensaba:«Jo qué tío, apenas necesita moverse, parece lento pero los tira a todos, claro, el secreto está en la mirada, no quita el ojo de encima a nadie y por eso prevé los golpes. Además cuando golpea parece que lo hace sin fuerza pero seguro que es un efecto óptico».

Está claro quién es el público destinatario, pero viéndola ahora, adulto, he encontrado interés justo en lo que de niño se me escapaba. La vi ayer y me reí con la escena en la que la chica presenta a Daniel a sus padres, y me entristecí con el señor Miyagi borracho mientras recuerda la muerte de su mujer y de su hijo. También me di cuenta de que está muy bien narrada.
Ya hace tiempo que tengo la banda sonora de la trilogía, compuesta por Bill Conti, y siempre me ha gustado su suave flauta.

Ahora bien, de lo que no puede uno evitar darse cuenta, aunque lo intente, es de lo ingenuo de la historia, sobre todo de la parte final.