35 Críticas de los usuarios

Si bien esta no es la película del año, teniendo en cuenta los pocos recursos de los que disponían para hacerla es más que aceptable.
En un principio uno se espera la típica historia de un niño y una niña que, inevitablemente, acabarán "juntos para siempre". Sin embargo un giro inesperado cambiará dicho destino lo que convierte la película en interesante, ya que no sabes que sucederá a continuación. Además las interpretaciones son correctas y el ritmo narrativo aunque quizá es un poco lento tampoco lo es en exceso.
Los problemas principales, a mi parecer, son, en primer lugar, que está mal ambientada ya que pretende representar los años 80 y los decorados son completamente actuales. En segundo lugar, algunas escenas son demasiado exageradas, pareciendo poco creíbles.
Finalmente, lo del juego del ahorcado parece añadido a la película expresamente para ponerle algún título y da a entender un género que no tiene nada que ver.

En resumen, es una película para ver sin grandes pretensiones un domingo por la tarde.

El juego del ahorcado se trata de la última película, incursión en el drama, de Manuel Gómez Pereira, director que, como bien sabemos, se mueve especialmente bien en el campo de la comedia. Ya resulta mítica en nuestro cine alguna de sus comedias.
No obstante, El juego del ahorcado supone un nuevo punto de inflexión en su carrera por el cambio de género tras Reinas y por lo novedoso de toda la propuesta. Por una vez los protagonistas son adolescentes que ponen toda la carne en el asador. Se tratan de una Clara Lago y un casi desconocido Álvaro Cervantes que cumplen con creces las expectativas.
La historia podría definirse como thriller pasional, si es que se puede encuadrar en un género concreto. Sandra y David se conocen desde niños, cuando comenzaron a compartir juegos y secretos. Ahora, en plena adolescencia, es inevitable que su amistad vaya un paso más allá y los lazos se cierren apresándolos. No obstante, no es hasta que se da un suceso trágico que marcará sus vidas cuando realmente se dan cuenta de lo que se necesitan y de la relación que se forja paulatinamente entre ellos, basada en la confianza y en el sexo, ambos aspectos mero maquillaje para ocultar el secreto que los atormenta. La película funciona muy bien gracias a elementos como la elipsis, flashbacks muy oportunos y el transcurso del tiempo. Durante gran parte de su metraje el film se mueve sobre todo en el género del thriller con gran soltura, así como a la hora de narrar la relación de despertar sexual y romántico de la pareja.
Poco a poco, estos sentimientos se deforman y se hacen obsesivos, sobre todo por parte de David, que se transforma en el arquetipo de hombre machista y posesivo cercenando la libertad de Sandra. También los separan los proyectos de ambos con respecto al futuro: ella es buena estudiante y sueña con viajar a Dublín en Verano; él quiere dedicarse al mundo del motor y para ello aspira a convertirse en mecánico mientras echa una mano en el restaurante familiar. Los actores se salen a la hora de representar esa relación y pasar del romanticismo al drama en cuestión de minutos; pena que el director no se entregue con las mismas ganas… Hasta los secundarios están excelentes y sirven de apoyo a la historia central, ya que muestran otras perspectivas alejadas de la adolescente y romántica visión del mundo.
Mientras Sandra y David llevan la relación en secreto, con sus juegos (palabras deletreadas como en el juego que da nombre al film, encuentros sexuales, mensajes escritos sobre la piel), todo funciona, pero hay un momento, veinte minutos hacia el final, en el que todo se desinfla y pierde la fuerza de una historia que prometía y que podía haber dado mucho más. Así pues, una película digna que adolece de un tramo final anticlimático que no logra hacernos olvidar que lo que hemos visto hasta ahora vale mucho la pena. Tal vez el fallo sea que Manuel Gómez Pereira está más habituado a la comedia que al drama, y siempre es más difícil cerrar una historia trágica.

Vuelta al cine de Manuel Gómez Pereira tras casi cuatro años desde su último estreno, la irregular "Reinas". Se desmarca de nuevo de la comedia (ya lo hizo en "Entre las piernas"). La película está basada en la primera novela de Inma Turbau. La compleja adaptación rescata lo esencial de la novela y se centra en mostrar el paso de la adolescencia a la madurez en pleno proceso de ebullición de hormonas dentro de un misterioso asunto que dejará "marcados" a ambos protagonistas.

La historia se sitúa en Gerona a lo largo de los años ochenta y principios de los noventa. David (Álvaro Cervantes) y Sandra (Clara Lago) son dos adolescentes, amigos muy unidos desde temprana edad. Un duro suceso imprevisible les sacudirá a ambos por lo que decidirán mantenerlo en secreto. Un secreto que cada vez será más difícil ocultar y que ejercerá en ambos una irregular relación de amor-odio. Esto último es lo más convincente del film.

Los actores jóvenes dan el do de pecho en una narración que funciona a impulsos y en donde se mezclan la intriga, el drama y la pasión. Álvaro Cervantes, nominado al Goya como actor revelación (el galardón fue para El Langui, de “El truco del manco”), realiza un proceso de transformación prodigioso, pudiendo resultar encantador o temerario, difuminando una estrecha línea entre amor y obsesión. Clara Lago, cuya belleza, fuera de toda duda, es ensalzada, realiza también un estupendo trabajo y la química con Álvaro es evidente.

A ratos entretenida, la peli adolece de un ritmo más vigoroso y un montaje más dinámico. Si bien se mantiene la intriga, la mezcla de géneros pintan un collage poco claro en una historia que se desarrolla a impulsos. Lo más destacado es la relación entre ambos y sus interpretaciones.

Pese a todo, se deja ver y, aunque en otro estilo, está por encima de “Reinas”. Lástima que en ciudades como Almería sólo dure unos pocos días en cartelera ya que, aunque está lejos de ser una obra maestra, seguro que hay películas peores.

Película pasable pero nada más.

Clara Lago no convence, no gusta, no tiene buena actuación. En comparación con su papel en "La vida que te espera", de Manuel Gutiérrez Aragón (España 2004), donde estaba excelente y era toda una revelación, aquí sólo resulta una actriz de destape, de carne desnuda para excitar sexualmente al público.

El argumento va sobre la vida de una muchacha y de un muchacho que desde niños son amigos pero que al llegar a la adolescencia se atraen sexualmente; entonces a ella le ocurre un hecho terrible y será él el que se ofrezca a ayudarla y protegerla. Lamentablemente el guión se hace aburrido, mal llevado y de pésimo interés.

No son pocas las películas españolas que, sobretodo en los últimos años, han tratado de mantener la esencia social del cine patrio y meter actores jovenzuelos que al final han acabado volviéndose contra ellas. 'El juego del ahorcado' es otro ejemplo claro. A saber, que no he leído la novela (ni lo haré) y mi crítica es exclusiva de "esto" como película.

Manuel Gómez Pereira nos presenta una historia que, sinceramente no comprendo. Veo esta película, leo las críticas y pienso: coño, no tengo ni zorra idea del mundo del cine. Que si es una película dura y profunda que retrata la adolescencia de la época, que si dota de interesantes giros a la trama... ¿qué queréis que os diga? Yo no veo eso por ninguna parte. Según mi punto de vista, la película solo goza de cierto interés en los primeros 15 minutos, y puede que me pase. Se me hace eterna, como si sus 110 minutos se convirtiesen en horas. Lo que pretende ser un dilema moral sobre la psique adolescente, yo lo interpreto como una hoja en blanco con cuatro frases escritas y poco más. No encuentro la fuerza de la que algunos hablan, y puedo prometer y prometo que me he esforzado. Una narración torpe quebranta constantemente el desarrollo de una película, en lo que se me antoja un intento fallido de dotar de original enmarañamiento a la cinta.

La crítica española, casi unánimemente, encumbró a Clara Lago y a Álvaro Cervantes tras esta película. Siempre me han caido bastante mal los antisistemas del cine que ponen a caldo todo lo que se supone que está bien, y ultimamente estoy descubriendo que me estoy convirtiendo en uno. A mi entender, Clara Lago actúa como el culo. Si bien es cierto que en parte le echo la culpa al director, por su excesiva teatralidad en las escenas, no lo es menos que incluso cuando la chica se expresa, me da la sensación de estar viendo una suerte de Saritísima Montiel fumando y esperando. Demasiado artificial. Álvaro Cervantes no se queda atrás. Siendo su personaje probablemente el que más evoluciona interiormente (los otros lo hacen solo a expuertas), el chaval no cambia la cara de turrón duro en todo el puto metraje. Chavales como su personaje, conozco a cincuenta, y todos coinciden en ciertos patrones a los que el chico no se aproxima ni de lejos. Con una máscara de látex se hubiese conseguido lo mismo, pa' entendernos. De los demás, ni hablamos. Personajes simples de los de puntal de toda la vida.

Resumiendo, que es gerundio: otra bomba de humo del cine español, empeñado en desperdiciar el talento auténtico y enfrascado en su particular batalla en favor de la "esencia" española. A la selección de fútbol le toco cambiar la "furia" por el buen juego para ganar Mundial y Eurocopa. Tal vez el cine debería tomar ejemplo.

La primera vez que la vi no me gustó, la encontré insustancial, no conseguí conectar con la trama, y los actores me parecían de cartón piedra o sobreactuados.

En esta segunda ocasión descubrí talentos ocultos, miradas, gestos, pequeños guiños al espectador y a un Alvaro Cervantes ciertamente brillante, con una sólida interpretación que me sorprendió.

No sé que pasó la primera vez, pero he descubierto gracias a una recomendación de un usuario de esta red, una película entretenida y bien construida.

Lo que pasó es increible, era un director genial con películas muy representativas de nuestro cine, sin embargo cada vez que vuelve a dirigir una cinta, vuelve a bajar de nivel. El guión es bueno, sobre todo la novela en la que se basa, una historia de amor, de busqueda del lugar en el mundo por parte de dos adolescentes que se encuentran cara a cara con un hecho que les marcará para el resto de sus complicadas vidas. Las interpretaciones son el punto fuerte con una pareja tan sensual y talentosa como son Lago y el sorprendente Cervantes, que ponen en su interpretación cuerpo y alma. Sin embargo vuelvo a repetir el director se pierde en una mala realización, y mal enfoque, un final apresurado después de hacer escenas muy lentas y realmente el final no llega a emocionar por todo lo malo que habia hecho hasta el. No es de lo peor del último cine español, pero si de lo peor de Manuel. Normalita.

¡Puedo jurar que en el pizarrón estaba esta formula! Y es la clave para entender el porqué de la fuerza de esta peli, como así también nos permite entender sus fallas. Pereira busca la potencia emocional al servicio de la descarga de los protas; ambos están muy bien, sobre todo teniendo en cuenta lo fácil que cae este tipo de roles para la sobre actuación. El joven y su cara de piedra, su trato imperativo matizado por la chica "ahogada", una Clara que expulsa sus emociones a través de la mirada pero que contiene con verdadera pericia su lenguaje corporal...

Definitivamente esta peli se salva por dichas actuaciones, puesto que patina en cuestiones ajenas a los personajes: le cuesta arrancar, cuando lo hace encuentra un ritmo adecuado del cual nunca se atreve a salir.

La frase del pizarrón convierte el tratamiento narrativo en un verdadero modus operandi. Luego del "suceso", el cambio en la relación se produce en forma precipitada, no hay un proceso de transformación porque el argumento está llevado como una fórmula en las que interfieren datos como el autoritarismo paterno, el servicio militar y, sobre todo, las cachetadas. La cachetada sirve no tanto para agredir como sí para reprimir, castigar, corregir; hay seis o siete cachetadas en la peli y todas buscan el mismo fin.

Entonces se deduce, represión: perversión de los afectos. El espectador comprende el porque, este se presenta evidente, pero nunca ve el como, porque el cambio de actitud en ellos es arrebatado. El juego del ahorcado maneja bien sus símbolos, pero no el devenir de la trama.

Artísticamente: Genial Clara Lago y el debutante Álvaro Ceervantes, nominado al goya como mejor actor revelación. El guión parte de una idea interesante, pero el director, a mi juicio, no lo ha sabido llevar a buen puerto...como no ha sabido llevar el resto de película.

Técnicamente: Vergonzosa. No se si es impresión mía, o si la cinta que me han puesto en el cine tenía defecto, pero la textura de la película cambiaba, no se si por la iluminación o porque han rodado partes en 16 mm, otras en super 16 y otras en 35. Han metido unas cuantas escenas a cámara lenta con calzador, que a mi juicio no han quedado bien y encima estaban mal rodadas.La cortinilla entre escena y escena de la tinta...malísima. El final, lamentable. No entiendo como en pleno siglo XXI se pueden hacer escenas asi, hasta un videojuego de la mítica master system parece mas real.

Además, se hace larga.

A un panadero de Alcalá se le ha ocurrido vender su mercancía bajo la firma “Nuevos Desarrollos Panaderos Sociedad Limitada”. Por mi madre que es verdad. Mientras los bollos, las vienas, las chapatas y los molletes de Antequera se desarrollen novedosamente en su horno, quién coño puede negarle el gustazo de entregarse a la mercadotecnia nominal. La cosa viene de antiguo, desde siempre darse un hostión en el coche se ha denominado “siniestro”, como si en vez de pegártela te tocaran un cuarteto de Messiaen.
Por ese motivo no veo, en principio, razón alguna por la cual Manuel Gómez Pereira no pueda autodenominarse “director de Cine”, los usos tradicionales le sirven de coartada.
Pero, claro, uno se da de bruces con cosas como “El juego del ahorcado”. ¿Es justo que Gómez Pereira comparta denominación con, no nos vayamos muy arriba, Ang Lee, por ejemplo?
Existe un carné para poder conducir y el gobierno nos fastidia quitándonos puntos cuando hemos sido un poco traviesos al volante. ¿Por qué no implanta algo parecido en la profesión cinematográfica? Gómez Pereira es reincidente y alevoso en perpetrar siniestros totales como “Entre las piernas”, “Boca a boca” o “Desafinado”, títulos por cierto sospechosamente anticipatorios, y sale una vez tras otra de rositas.
Y a mí, en cambio, me clavan 300 euros y 3 puntos por “no identificar el conductor del automóvil del cual es usted titular y que fue sancionado el pasado día patatín patatán”. Dinero que sin duda invertirán en financiar hechos delictivos como "El juego del ahorcado" y seguir riéndose de los pobres contribuyentes

Nos sumergimos a través de la cámara de Manuel Gómez Pereira y las acertadas interpretaciones de Clara Lago y Álvaro Cervantes (savia nueva) en los entresijos de la adolescencia de una manera un tanto abrupta: una violación, una reacción inesperada y un(os) secreto(s) que guardar; amistades que se convierten en noviazgos, amores que matan; erotismo, juegos peligrosos y fricción; tatuajes que destilan perdición, dolor.

Todo acaba revuelto en los 100 minutos que dura ‘El juego del ahorcado’. Personalmente, me ha dado la sensación, por momentos, de asistir a una narración un tanto caótica. Parece que la historia trata de abarcar más de lo deseable, sin centrar su hilo conductor en ningún punto concreto.

El cocktail de chulería juvenil, hormonas y caras bonitas, da un poco más de sí en esta ocasión. Me parece una película arriesgada y valiente que se deja ver, aunque el resultado final sea un tanto irregular.

Si, buen sabor de boca es lo que me ha dejado esta película. Ha sido entretenida, y no se me ha hecho larga (a pesar de su larga duración)
Lo que unos pueden pensar la típica historia del rebelde y la niña buena con toques de thriller, es una chorrada. Es una historia de amor que luego se torna en algo más, en una obsesión, entre dos jóvenes que tienen en común una historia horrible. Demuestra como, alguien que conoces de toda la vida, puede cambiar. Y como hay hechos que te marca y no puedes superar.
Como adaptación cinematográfica al libro, yo no la puedo juzgar, pues no me lo he leido, pero del cine español que he visto (que no es mucho) es de lo mejor que se ha pasado por mis ojitos. Igual a veces, el director se lo podría haber currado más, pero los dos actores principales (tanto él, que es un amor) como ella, han hecho un trabajo brutal.

Vaya sorpresa El juego del ahorcado.
Donde cabría esperar una ñoñería adolescente, Manuel Gómez Pereira se saca de la manga un thriller la mar de convincente lleno de toques más que adultos en el que amor y tragedia se dan la mano con inusitada facilidad. Todo funciona a la perfección en la película. La trama pseudo-policial en la que se ven envueltos Sandra y David remueve las tripas del espectador y su historia de amor resulta hermosa y bien escrita desde el principio. Gómez Pereira retrata con enorme habilidad ese primer amor adolescente, el descubrimiento de la sexualidad y también cómo los celos y el deseo de posesión pueden convertir un cuento de hadas en un infierno. Todo eso lo consigue la película combinando un guión muy bien escrito con una realización valiente por parte de Gómez Pereira, muy carnal, visual y sensual (atención a la fotografía en las escenas de la fábrica o el ejemplar tratamiento del sexo, aunque se recrea demasiado en el desnudo de la protagonista) que en todo momento transmite la tensión y el halo de tragedia de la historia.
Tiene fallos, como la poca profundización en los personajes secundarios (por ejemplo el de Adriana Ugarte, una mera comparsa en la función a pesar del esfuerzo de la actriz, que logra darle verosimilitud pese a ser demasiado mayor para el papel) o el imperdonable fallo de que se nos cuente el quid de la historia antes de que David se lo revele a Sandra, pero hay que perdonárselo porque lo demás es ejemplo de muy buen cine de género hecho aquí, cine de sobresaliente claro por dar mucho más de lo que prometía en un principio. Y no se puede acabar un comentario sobre El juego del ahorcado sin alabar la fuerza de Álvaro Cervantes, que solventa su cierta inexpresividad facial y poca credibilidad vocal con una presencia, una expresión corporal (trabajadísima) y unos ojos que hipnotizan, mostrando la dualidad de David, un personaje lleno de claroscuros, de ternura y de siniestra voluntad, perdido en la inmensidad sin Sandra pero incapaz de amarla de forma sana. Y por supuesto, hay que hablar de Clara Lago y cómo se ha convertido en una de las mejores actrices jóvenes de España en mucho tiempo, si no la mejor. Se come la pantalla cada vez que aparece, y cuando llora, grita, sonríe, besa o corre tenemos que creérnosla, porque es toda alma y corazón.
Un triunfo. Hay que verla y descubrirla.

Lo mejor: Clara Lago, dueña y señora de la película, la fuerza de Álvaro Cervantes más que su actuación en sí (por momentos recuerda incluso un poco a James Dean, salvando las distancias) y la fuerza emocional de la historia.
Lo peor: Los personajes secundarios quedan descolgados, y se descubre el pastel antes de tiempo.

Reconozco que quizás mi impresión final es que se queda corta. Pero el hecho de que la banda sonora (excepto la canción de Pastora ¿no podían haber usado otra de la época para ilustar esos momentos??? No me creo que ninguna de los 80/90 encajara...), la época adolescente de los protagonistas y, la mía sean coetáneas, inclina positiva y generosamente la balanza. Sobre la historia, se desinfla poco a poco y, dejan en una historieta de amor adolescente lo que debería haberse tratado con algo más de rigor dado el hecho importantísimo que marca la vida de ambos. La evolución de David le hace parecer un carpichoso niño pijo que se encoña obsesivamente, simulando intencionadadmente que lo que pasó no era tan grave. Es una paradoja que sea el eje del argumento y, que se utilice maniqueamente para presentar a Clara como la ¿buena? y, a David como el ¿malo? En la novela dicen que se trata la evolucion del chaval que incluso pasa por un psiquiátrico (normal...) lo que explicaría mejor el por qué de su comportamiento que, en la película queda poco claro o reinterpretado o presentado como inmadurez, brutalidad, paranoia,... Es una pena. No puedo creerme que ella aparente poder llevar una vida tan "normal" y, que sólo él lleve el peso de los recuerdos hasta que acaban por aplastarle... Pero en fin, buena interpretación de todos y, agridulce nostalgia. Lástima que hayan pasado tan por encima para dar una explicación tan absurda a algo que, a cualquiera le costaría menos entender si viviéramos una experiencia similar.

Lección 1) Violación.

El sexo consentido es muy aburrido para los cineastas, hay que alimentar el deseo de los miserables. Meta escenas de coitos intolerables a tutiplén. ¿Jodie Foster y Demi Moore no lo han hecho? ¿A qué espera?

Lección 2) Sexo.

Cuando sea consentido el sexo en su película, que haya desnudos integrales y folleteos salvajes. Lástima que Rocco Sifredi tenga un caché tan alto, ya las subvenciones salidas de nuestros impuestos no dan para tanto.

Lección 3) Violencia.

Una escena en donde se pegan hostias una pareja queda supermolona, y el gobierno hará la vista gorda rápidamente, ya que esta "igualdad" les da pasta.

Lección 4) Marginación.

El protagonista debe ser un drogodependiente asesino con tintes psicópatas. Cualquier cualidad de estas vale, si son las tres, mejor. Dé al público lo que pide.

Lección 5) Repetición.

Repita una escena clave varias veces desde varios puntos de vista. Aparte de sumar minutaje a un producto vacuo, les enseñará a ¡oh espectadores mortales! lo mucho que aprendió en la academia.

Lección 6) Narcisismo fotográfico.

Da igual que en una película no se tenga que contar nada. La gente va al cine a ver fotos en movimiento y a descansar de las compras sabaderas, que en España son así de simples y predecibles. Los subtitulados y cursos de idioma integrados son una opción muy válida si contrata vuesa merced a una actriz extranjera.

Lección 7) Actorpes reciclados de teleseries.

Conquiste a la audiencia joven y a la de marujas metiendo a actores refritos de teleseries de las cadenas autonómicas en papeles secundarios. Tendrá un público asegurado gracias al boca a boca.

Lección 8) Plagios cinematográficos

Recurra a los clásicos. Ud. no está plagiando, está homenajeando. Si puede ser más descarado, mejor. ¿No ve que así desafía la inteligencia del espectador a descubrir su inspiración?

Lección 9) Argrumento (argumento inexistente).

Empiece a rodar las escenas a su gusto. Improvisación total. El guión es como una caja de bombones, nunca sabe cuál le va a tocar, ni siquiera si lo necesita. ¿Lo capta? Es libre, atontado. No necesita guión. Libérese.

Lección 10) Resumen final:

No necesita un curso acelerado para hacer cine español. Déle una tomavistas a su bebé y podrá organizar un clásico en una semana, digno de las mejores colecciones de los diarios dominicales. Si puede ser, que el bebé esté cagando y meando mientras tiene la tomavistas en su manita, serán los efectos especiales más adecuados para la temática habitual.

Después de una carrera irregular, el otrora "rey de la comedia", Manuel Gomez Pereira, con sus defectos o batacazos(Reinas o Desafinados) y sus virtudes(Boca a Boca, El amor perjudica seriamente la salud..), da un giro a su carrera y vuelve a acercarse al drama(Ya lo hizo con Entre las piernas) y, la verdad, no queda mal parado. Cuenta la historia de amor de David y Sandra, dos adolescentes cuya vida transcurre en un pueblecito de Girona y en la que un hecho trascendente marcará su relación hasta los últimos momentos de su existencia. Bien interpretada por los dos jóvenes actores(Clara Lago , que ya despuntaba en La vida que te espera de Manuel G. Aragón), es la que lleva el peso de la pelicula), arropada por el debutante Alvaro Cervantes(Aunque con problemas de dicción, como en casi todos los actores jóvenes del cine español).Por último, apuntar un fallo de raccord. La película transcurre a finales de los 80, años de la Movida(Suenan Los Secretos y Alaska y los Pegamoides) y de repente(Cuando los protagonistas hablan del invento del cd), suena la cancion Desolado, del grupo catalán Pastora, que es de 2005(Es decir, 15 años después). Esos detalles deberían de cuidarlos.
Pelicula recomendable, en suma.

La película no es un thriller, el detalle que abre la vía es meramente circunstancial y se agota muy pronto. Es más un drama al uso con celos y medias verdades. Realmente el argumento carece de interés, y el desenlace no lo arregla. La dirección es casi tan circunstancial como el género, y es una lástima, porque los personajes no están nada mal definidos; aunque creo entrever que eso es más una cuestión de talento por parte de los actores, que algo que tenga que ver, ni someramente, con la dirección que reciben.

El realizador Manuel Gomez Pereira, se aleja voluntariamente de sus últimos registros ("El amor perjudica seriamente la salud", "Todos los hombres sois iguales") para contarnos una historia que tiene tintes de "thriller" negro.

Básicamente, Pereira nos narra la historia de una obsesión. La que siente el joven David (Alvaro Cervantes) por Sandra (Clara Lago), prácticamente desde niños (de lo que se encarga el realizador de hacernos ver, en el prólogo del film). En el tiempo presente, la amistad entre ambos jóvenes es muy estrecha, pese a las diferencias apreciables en los entornos de ambos. David tiene un padre autoritario que nunca le apoya ni le muestra su cariño, mientras que Sandra vive en ambiente que podríamos considerar como "normal", incluso sobreprotegida por sus padres.

En el fondo Pereria nos viene a contar una típica historia del despertar a la madurez de unos adolescentes que pese a sus apreciables diferencias, son algo más que amigos. Sin embargo, el realizador no acaba de sentirse cómodo ni seguro con lo que nos quiere contar, dando un giro de 180 grados a lo que nos estaba contando y aparentemente derivándola hacia un "thriller". Pero sólo es apariencia. En realidad más bien parece un truco de guión para mantener la atención del espectador, temeroso que sus jóvenes protagonistas no sean lo suficientemente carismáticos como para interesarnos sus problemas. El hecho de ir recurriendo a él a lo largo del metraje sin que al final tenga un resultado satisfactorio ni acabemos entendiendo los motivos del inserto ni del giro que sólo acaba sirviendo para desviar nuestra atención de la verdadera trama.

En este sentido, hay que decir que la interpretación de la joven pareja protagonista es bastante desigual. No se puede negar que tanto Clara Lago como Alvaro Cervantes se muestran voluntariosos, aunque claramente destaca el registro de Cervantes. Más que nada porque es mucho más vistoso. Un papel de inadaptado y amante obsesivo, que le permite mostrarse mucho más activo y extrovertido, que el papel de ella, mucho más pasivo e introvertido, destaca por fuerza. Hay que decir que, de todas formas, ninguno de los dos consigue transmitir gran cosa. Por su parte, el resto del reparto, apenas se sale del esquematismo y el estereotipo (padre autoritario en un caso, padre comprensivo en el otro, etc), incluso algunos personajes parecen estar insertados de relleno.

En general se trata de un film cuyas imperfecciones acaban lastrando sus resultados finales, y cuya resolución final resulta casi como un alarde de cara a la galería. Algunos tramos estan bien construidos, pero ciertos recursos del realizador suenan más a trampas argumentales que a resoluciones ingeniosas, que al final, tras crear una cierta espectativa acaba en nada.

Película que muestra como una pareja de adolescentes al ir llegando a la edad adulta se van distanciando, en este caso de manera traumática.

Lo mejor es no esperar mucho antes de verla. De esta manera no te sientes decepcionado. La película tiene buena fotografía y te dá pinceladas de lo bonito que es Gerona y Dublín.
Guión flojillo.

Escenas muy largas, en cada plano sobran 3 ó 4 segundos. Esta película la podían haber despachado para 90 minutitos, justo lo que dura mi siesta de domingo mientras mi mujer ve esta película.
Las miradas entre ambos son bonitas, dan complicidad, pero no puede repetirlas 8 veces, con 2 basta.
También sobran las escenas de cama, son innecesarias pero es un placer ver carne joven e imagino que un anzuelo para poder hacer un poquito de caja.

Claro, si no hablan de las putas que lo pasó un niño en la posguerra civil española tienen que salir tetas por narices.

La canción de Pastora no es de esa época, es una canción de hace muy poco tiempo. Coño, no será porque en la época de la movida no había canciones melancólicas. Tirón de orejas muy grande al director. Joder, documentaros un poquito antes.
Por un momento me recordó cuando en la serie Cuentame salen en una comisaria y de fondo salen los terroristas de la ETA buscados actualmente.
Hay que repasar un poquillo esos detalles...

Tortuosa, truculenta historia de pasión adolescente.
Mucho tremendismo y negrura bien llevados, más o menos, no tanto.
Se utiliza un hecho terrible, ominoso, como corazón y motor de la deriva escabrosa del relato. Y ese suceso se cuenta hasta tres veces: la primera, la vivida por Clara Lago, impactante y bien contada aunque con una resolución chapucera, la segunda, la narrada por Álvaro Cervantes, un sindiós que convierte un buen tramo de la película en puro disparate (no se entiende nada de lo que allí pasa), la tercera, y final, una carta que cierra con sentido y coherencia el guirigay abstruso anterior.
Una amor marcado, maldito, destinado. Un juego de contrastes y diferencias que les une. Un ambiente claustrofóbico y pesado que les oprime y ahoga.
Ella, muy bien, un poco seca y sosa pero cumple sobradamente. Él, una especie de hijo pijo del recordado José Luis Manzano, inexpresivo y excesivamente frío (seguro que se lo pedirían, pero se pasaron de frenada con el recurso de mirar fijamente, caiga quien caiga).
Es más o menos lo mismo de siempre; sexo, violencia y arrebatos desmadrados. La diferencia es que son más jóvenes los que los protagonizan.
Están muy mal utilizados los secundarios: Adriana Ugarte, desaprovechada, no pinta mucho; la profesora de inglés, absurda; los padres de ambos, demasiado funcionales; el hermano pequeño, cargante.
En definitiva, resultona y anodina. Ni bien ni mal sino todo lo contrario, aproximadamente.