Al grano - la debutante Dacosta hace un notable y sensorial trabajo visual en este largo, un tanto pagado de sí mismo y sus opiniones, lo cual lastra su efectividad como pieza de horror (escasa). Por otro lado, el retcon que se hace del mito escora hacia una posición propia del Black Lives Matter - polis asesinos, blancos malos, and so on - digna de un país tan lleno de problemas como es el EEUU actual, atrapado en Teorías Críticas de la Raza, interseccionalismos varios y gente tirándose los trastos a cada minuto, gritándose en redes sociales (algo que han extendido por toda Europa, by the way).

Así que el resultado es magnético en lo ambiental y escrito con habilidad, pero manipulador en lo temático, evidente en sus polaridades e irritante en su blanquinegro enfoque de problemas sociales enquistados en EEUU.

En fin. Bienvenidos a Hollywood en la era de la politización destructora de sagas.

Dicha canción, tocada por los Pixies, que suena de un modo manipulado en su banda sonora, da una pista de por dónde van los tiros en el film que nos ocupa. Que no peca precisamente de sutil, oigan.

Pero venga - había oído maravillas del largo. Y yo, que no soy fan de Wan me topo aquí con la versión más chanante de su cine: una trama chusquera con juguetones usos visuales de caro acabado (eh, el pasar por DC y un film de Toretto se nota).

Y es que esto es una horror movie blockbusterizada (solamente hay que ver las escenas de acción) con giros narrativos para dummies que no conozcan ciertos largos hechos por King/Romero, repleta de evidente ambientación de terror (cantosa cual Mulcahy en sus inicios más ochenteros), recubierta de conceptos y momentos que parecen sacados del más tontorrón terror comercial de inicios del 21 (piensen en cosas como 13 fantasmas) y rematados por niveles de estulticia obvia que hacen rozar la parodia. Qué coño - LA ALCANZAN. Como lo que sucede en la cárcel, por ejemplo. Tela marinera.

¿Cómo lo resumiría? Bien - piensen en Momoa saliendo del agua junto a Amber Heard con Pitbull de fondo. ESTO es el largo que nos ocupa - el reggaetón del terror comercial. Terrible en verdad.

Y Wallis se esfuerza. Eso es innegable. Pena que en un material así, oigan.

Tras un largo tiempo caído en desgracia, Gibson volvió a dirigir con el largo que nos ocupa, que un servidor pudo disfrutar en una gran sala de cine hasta sacar eso que los estadounidenses llaman "manly tears".

Por que oigan - yo no sabía lo de Desmond Doss -- y es digno de contarse, carajo: un escuálido y religioso objetor de conciencia que salvó a 75 compatriotas soldados, desarmado y rodeado de japoneses. Alucinante. De veras.

Pero no se trata solamente de batallas. Las hay y son CRUENTAS hasta niveles dignos de Saving Private Ryan. Parece ser que Gibson iba justo de presupuesto -- PUES NO SE NOTA. Entre muertes impactantes, momentos de suspense, impecables momentos de slow motion marca de la casa está un atinadísimo Andrew Garfield, que tiene el complicado papel de un hombre honrado de corazón puro que no vende sus principios ante nada. Por supuesto, Andrew aprueba con sobresaliente. Y luego está el resto del cast, carajo -- Un Vaughn divertido, un Weaving tan capital para la historia como recuperado para el cine, un Worthington empatizable o un Bracey que no has estado nunca tan atinado como aquí.

Pero -- ojo: es importante centrarse en que la parte de batallas es media película. La otra media es la fascinante historia de un objetor de conciencia que quiere ir a la guerra y no matar. Es una parte que ancla los temas de no violencia y a su protagonista impecablemente, dándote un buen bagaje para la brutal segunda mitad que luego vendrá a abrumarte.

Ah - y no me olvido de mencionar que el aspecto religioso no es tan relevante como uno esperaría en el film. Gibson no ejerce de apologeta ni se vuelve panfletario. La religión es, simplemente, un aspecto clave en las convicciones del protagonista de su film.

Un largo brillante con aroma de clásico. Muy recomendable y reivindicable.

Mira que el tráiler pintaba razonablemente bien, pero no hay manera: pese a un arranque decente, una vez metidos en harina, la trama descarrila (yes, pun intended) en lo tocante a los dislates que nuestro trío de cómicos actores (todos bastante atinados, aunque Sevilla es el que tiene las salidas de tono más locas) se mete en líos que parecen atropellados y torpemente justificados desde guion. También están chistes que no dan el blanco, un product placement penoso por su obviedad y la baratísima solución de no mandar al extranjero a ni uno de los actores, tirando de CGI y de chroma bastante obvios a menudo. Flojo. Muy flojo.

Eso sí - la parte rumana es extraña y casi surreal.

De partida, hay que decirlo - el film, en conjunto es entretenido. Entre otras cosas, por un humor a ratos atinado, un buen ritmo, mejores VFX y un Ryan en su salsa.

Pero - ay - hay pegas también - una serie de referencias obvias afanadas para ensamblar un guion muy comercial (por de pronto - Lego Movie, The Live, Truman show--) y una premisa con muchos ángulos sin explorar (huelo secuela, gente) en la que el gigantismo ilimitado a gran escala propio de un blockbuster digital actual acaba atajando con su trama llegando a soluciones narrativas de un primario digno de cierto cine infantil -tipo "tiene usted que llegar de aquí a aquí o el mundo perecerá" que deviene en una suerte de episodio amablérrimo de black Mirror para llenar multisalas, tan gaseosa como carente de chicha o capacidad de llegar a un punto memorable, caray.

Cuidado - eso no quita la chispa, momentos simpatiquísimos, alguna metarreferencia molona (aunque la idea de que las productoras estén incorporando cada vez más IP´s diversas en filmes no relacionados -como en Ready Player One o Space Jam, verbigracia) a un servidor le inquieta sobremanera.

Anyway - material olvidable pero que se deja ver con bastante agrado, oyes. Y Ryan anda en racha.

Caray - no sé si es una gran película o si me ha gustado mucho, pero que me aspen si dicha peli no me ha descolocado sobremanera.

Porque -- oigan: este extraño mejunje en el que se habla con franqueza sobre el duelo, se mete tiros de por medio y se junta a un grupo de weirdos inadaptados tiene todas para caerse a trozos, pero no. El director y guionista se las apaña para que nunca te aburras, pienses sobre temas serios (como la tendencia que tenemos los seres humanos a meter nuestros sesgos a la hora de valorar lo que nos pasa y la manía de buscar un sentido a cosa sin sentido( lo mezcla con una violencia tan seca como el oscuro y escandinavo (supongo) humor que gotea de vez en cuando a lo largo del metraje.

En cuanto al cast, estupendo - desde Mads a los raritos, incluyendo a la actriz que hace de su hijo.

Una propuesta interesante y altamente chocante recomendada a gente harta de filmes previsibles hechos con fórmulas cansinas.

Una pena que la Huppert, actriz por encima del bien y del mal, haya escogido un material como el que nos ocupa. Porque está por encima del mismo.

Y mira que la premisa de la traductora de árabe para la Policía que se pone a traficar con drogas tiene potencial, pero no. Es claramente una sección del metraje concreta y difusa en un film que tiene un extraño desajuste tonal - a ratos es comedia, a ratos drama a ratos... otras cosas - cuyo resultado final es irregular, realista a ratos y carente de tensión dramática durante gran parte de su duración.

Una pena. Indulgencia narrativa y un actriz desaprovechada. O no.

Ah - en cuanto al elemento de la Francia multicultural, con nuestra protagonista rodeada tanto de árabes como chinos es realmente revelador para quien se quiera fijar. Here goes the old continent, fellas. ;)

Primeramente, hay que decir que Santiago Segura sabe cómo está el percal y muta tanto en forma (delgadez, peluca...) como en fondo. En una era de corrección política, ofendidos y cancelaciones varias no parece haber espacio para insultantes materiales de zafiedad torrentiana.

Así que Segura y su guionista se ponen con un largo para toda la familia (lo cual quiere decir en casos como el que nos ocupa que es blanco, cansino, simplón y banal hasta agotar). Y la trama -- en fin -- un festival de tropos propios de más cargante cine estadounidense noventero (tipo Jim Carrey desnortado) o del peor actual (pienso en bajezas como las que hace para Netflix Adam Sander).

Vamos, humor cuñadil, conflictos manidos y cosa varias pare tragaderas muy grandes.

Eso sí - Santiago es puñetero - con todo lo supuestamente inutilazo que es su padre, se asegura de que los personajes de sus hijas sean unas repelentes pedorras. También elige como esposa a Toni Acosta, cuya presencia actoral es altamente irritable en numerosos largos. Debido a ellos, es fácil empatizar con él.

En fin - una chufa mecánica y desfasada a múltiples niveles cuyo éxito comercial habla en voz alta sobre el nivel del espectador medio de cine mainstream made in Spain.

Mira que no tenía yo grandes expectativas respecto al film que nos ocupa, pero alguien me lo recomendó y un servidor, harto de blockbusters idiotizados, decidió darle una oportunidad a la pieza dirigida por Winograd.

Y oigan - es un visionado DE LO MÁS AGRADABLE. Primeramente, porque es un film sin pretensiones. Luego porque su guion está bien engrasado y resulta una heist movie altamente competente. Hay en ella algunos tropos y lugares comunes del género (vamos, no se reinventa la rueda), pero se tratan con honestidad . También está un cast de actores altamente atinados y un humor ligero (me quedo con el momento de cumpleaños en medio del atraco, desopilante) made in Argentina que le da un toque ciertamente especial.

Un largometraje recomendado para gente con ganas de ver algo ligero y bien hecho. Que no es poco, caray.

No sé si es que le están echando algo al agua en Hollywood últimamente, pero que me aspen si la calidad de sus largos no hace más que alcanzar mínimos históricos.

Lo de este largo (suspiro infinito), que ha acabado en una plataforma (se nota en parte de su puesta en escena, de un budget más moderado de lo que tal vez un largo así pedía) es un ejemplo más: un teóricamente juguetón enfoque Edge of tomorrow del cine de acción para un público que mira su móvil y tiene la capacidad de atención de un colibrí, es otro ejemplo palmario --

Y es que entre la infinita voz en off (que parece diseñada para gente que la ve en casa y mira la pantalla con el film solamente a ratos), el cinismo narrativo general (ya sabes - vivir o morir -- it doesn´t matter), los malosos de parodia, el dibujo de personajes primario y el intento demasiado tarde de meter un corazón a la trama, se harta uno. Mucho ir de acá para allá, pero el largo no es ni una cuarta parte de lo meta que pretende, las sorpresas no soprenden y las set pieces se han visto en términos de corografía una y mil veces. Ah - y del friding hecho con la Watts, ni te digo.

En fin. Suma y sigue, Hollywood - con cosas así, poco de vida te queda.

Y repito - lo de la voz en off abusiva es de juzgado de guardia. Exposición para dummies nivel Dios.

No sé si es que estoy, cual personaje de Arma Letal, TOO OLD FOR THIS SHIT -- o es que realmente el blockbuster norteamericano está superándose película a película en estupidez, ruido e infantilismo.

Como aquí - de partida, la idea de atacar la franquicia de DC desde otro punto de vista más loco y desprejuiciado parece buena. Al fin y al cabo, DC tiene fama de abundar en cosas ominosas. Y el relajo visto en Shazam! o Aquaman les ha dado buenos réditos comerciales últimamente.

Pero del dicho al hecho va mucho trecho. Y para quien esto escribe, el tono bestia-cuqui a medio camino entre Scott Pilgrim y la Troma no marida.

Aparte, el cinismo narrativo es descomunal -literalmente: la muerte de casi todos los personajes no tiene peso dramático alguno- y la trama parece sacada de un largo de la Cannon -- si le quitamos a los tíos disfrazados, a menudo mucho de lo que aparece en el entorno le hace pensar en el país inventado de Val Verde, oigan.

Luego está el hecho de que el dibujo de personajes es más escaso de lo esperable (no, un trauma o un detallido evidente no son realmente arcos con enjundia, caray) - lo cual se nota en un largo de 130 minutos lleno de sanguinolencia gratuita, carreras cansinas, abusivo CGI y un irregular despelote demasiado infantiloide y burdo para algo que dura tanto, caray. Claro que todo depende - si nos tragamos entregas de Toretto que duran más -- todo es posible, oigan.

Y luego está algo endémico del cine actual usaca -- servidor empieza a echar de menos la era en la que TODO no era posible, ya sea por budget o por efectos -- eso nos ha llevado aun repetitivo enfoque del espectáculo lleno de saltos locos, bichos XXL, gente huyendo de la destrucción y cliffhangers que a estas aturas cansan.

Sí - supongo que estoy viejo para esta mierda. Who cares. Las salas se acaban con el VOD, así que --

Shyamalan, como Nolan u otros, tiene sus filias y fobias. Así que cuando uno aborda un film suyo sabe que va a encontrarse con ciertos elementos a veces problemáticos tales como diálogos a veces un tanto forzados o comportamientos a ratos extraños en su justificación respecto a los personajes.

Vamos, que Night es Night. Y lo de aquí recuerda a un episodio de The Twilight zone algo alargado mezclado con un punto que le recuerda a uno a Lost. Y sin embargo, pese a no ser un largo especialmente aterrador y que se estanca un tanto durante cierta parte del metraje (la limitación de unidad espaciotemporal es estricta e impone cierta rigidez estructural en la historia que a veces juega en su contra) y pese algunas extrañas transiciones dramáticas, es mucho más interesante que cosas hechas con molde corporativo al estilo Jungle Cruise.

Primero, porque hay puesta en escena (qué gusto da ver un largometraje mainstream en sala de un cineasta al que realmente le importa la puesta en escena), luego porque hay cierta economía dramática (todo dura unos 100 minutos en total) y luego porque el cineasta hindú-americano le saca juego al valor metafórico de su premisa, en la que una suerte de entropía acelerada se convierte en un festival de vejez, enfermedad y perdón.

Y eso es mucho más que las mandangas que cosas como La guerra del mañana o similares nos cuentan. Hay una voz, un tema y una intención.

¿Film redondo? Nop. ¿Interesante? Sí, caray. Y eso a estas alturas es digno de mención.

Por cierto - la lectura pandémica que se puede hacer del material es sorprendente: aislamiento, tiempo distorsionado, enfermedad que empeora de golpe y perdida súbita de seres queridos.

Here we go again -

Disney pide que levanten otra versión de una atracción a la gran pantalla. Y claro - el molde es Piratas del Caribe, sazonado tal vez con unas gotas del Mummy noventero y La Reina de África.

Y oye - el combo Blunt/Dwayne funciona. Pero el resto -- joder, cansa -- abusivo CGI, abusivos twists que se ven venir a la milla (al fin y al cabo, esto es de corporación y riesgos cero) y abusivos cliffhangers, caray. En la primera media hora ya hay un porrón de caídas, carreras y similares. Y quedan noventa minutos más adelante.

Luego está el sense of wonder, fútil -- tanto ordenador te deja helado. Hay además un enorme horror vacui - qué barroquismo, leñes -- un humor prefabricado para tratar de meterle a los personajes un elemento golfo ue parece robado de Maverick y un exceso de personajes.

En fin. Me haré viejo - esto no tiene imaginación - es formulario, extremadamente digital (ay, el felino del film) y mucha previsibilidad. Es un mecanismo engrasado.

Simplemente. Un mecanismo.

Maldita Disney.

Mira que la idea tenía potencial (supongo) en lo que es una mezcla de una suerte de Saw sin sangre y El ciempiés humano pasado por cierto filtro Cronenbergiano.

Pero no hay manera - y ojo que el guion mantiene el tipo más de la mitad de su escueto metraje (65 minutos sin créditos chequeados con reloj por un servidor de ustedes), pero esa "trama de revelares" (por citar al gurú del guion John Truby) que sostiene el film no resulta especialmente interesante -- primero, por ser algo novelescos y segundo por que realmente no añaden un gravitas a tener en cuenta al material, que se cierra de un modo más pretensioso que satisfactorio.

En fin - un ejercicio atrevido pero un tanto insatisfactorio para un público convencional. Puede que en plataformas VOD o festivales de género sea reivindicado.

Pero el esfuerzo se agradece por estos lares. El cine nacional le ha perdido el miedo al cine de género.

Lo bueno de ver el largo que nos ocupa sin haberlo visionado en la infancia es que se le puede tratar con cierta perspectiva al valorarlo.

Y el resultado es... aceptable. Jordan apenas actúa y la trama es tontorrona (cuernos, es cine infantil). Además, su reciente secuela da razones más solventes a su héroe humano para implicarse en la trama. Pero vaya... se entiende su éxito - Bugs y su banda brillan lógicamente, la película es corta, la banda sonora tiene gran gancho y el trabajo de animación bidimensional es encomiable. Y también está Bill Murray, que mejora un 23% cada película en la que aparece, oigan.

En fin - ¿buen film? No. ¿Sólido largometraje familiar? Sin duda.

¿Qué sentido tiene las secuela de un film que esencialmente era un gran anucnio?

Pues potenciar HBO Max, sin duda -- y así es como se cree una suerte de mix entre Space Jam, Ready Player One e incluso Hook (hay una parte evidente). El resto es algo hecho para ser cool - el abuso del tema videojueguil para atrapar a la muchachada Centennial y un montón de referencias a productos de WB -- a menudo, el film resulta un continuado "¿veis cómo mola lo que tenemos en cartera de contenidos?" tan cínico como calculado. Al igual que la parte emotivo-familiar, de manual.

Pero sin embargo, el ritmo del largo es excelente, la animación tiene buenas ideas y tiene algún chiste bastante inspirado. Con todo, se deja ver con bastante gusto. Hay momentos con Bugs y la banda que son dignos de ellos y que demuestran conocimiento de quienes son.

En fin. Es cine familiar al final. Y lo que esperas de él lo cumple.

Ah -- Harlin - el otrora director atinado de acción que de un tiempo a esta parte se ha reconvertido en director de cine chino de masas -- o aquí de -- ¿Emiratos árabes? Porque el rollo de VISIT EMIRATES canta por soleares -- parece que ellos lo producen -- y Brosnan -- que seguramente se lleva un CHEQCAZO gracias a jeques del petróleo - supongo que igual que Harlin y un Roth que pasa por allí.

¿El resto? un fire and forget de menos de cien minutos, tan mecánico como aseado y derivativo, que nada y guarda la ropa -- inclusivo racialmente, con un empoderado personaje femenino que zurra más que nadie y hasta una escena diseñada para pasar el Test de Bechdel (sonrojante por lo fútil de la misma) dirigida con la chorra e igualmente escrita. Material olvidable desde el minuto uno.

Eso sí - alegra ver a Brosnan moviéndose en esto del cine de ladrones con alegre disfrute. Al menos no es un sosainas como Willis.

Pero -- madre mía. Qué poca cosa, amigos. QUÉ POCA COSA.

Tenía yo este film mitificado por haberlo visto en mi infancia en TV - entre otras cosas, porque es un festival de daños colaterales en el que la gente cae como moscas sin justica cósmica alguna.

Y - caray - revisarlo ahora duele un tanto. Más que nada, porque es laaaarga y de un ritmo un tanto mejorable -- con subtramas amorosas por doquier y algún tiempo muerto. Y cuidado que el cast es de puta madre - McQueen es la molonidad himself y Newman lo mismo. Además, los secundarios tienen a gente como el puñetero Astaire. Relumbrón en lo tocante al plantel actoral - toda.

También hay cosas notables - lo sorprendente de que el fuego sea un elemento tan central y peligroso - aquí, mas allá de algunas composiciones y maquetas, hay pocos VFX - los enormes decorados y el destructivo sentido del espectáculo, que eventualmente se convirtió en la base de gran parte del cine comercial subsiguiente. No es nada complicado ver su eco en Die Hard, Independence Day y otro millón de cosas más, caray.

Pero cuernos - el ritmo ha perdido muy mucho. Y -- oigan: se nota cierto timing de la vieja escuela que pocos años después se iba a mejorar y sobrepasar - Star Wars y el auge de Spielberg en el blockbuster estaban a la vuelta de la esquina. Un clásico del género y tal vez menor del cine en general. Y es que su gigantismo acaba dañando el material un tanto, caray. Pero eso sí - el bofetón que el film da a desconsiderados constructores y especuladores es digno de mención.

Es una pena que la película no dé la talla, porque tiene algunos mimbres sólidos, como una idea de base de K. Dick o un cast de una solvencia irreprochable. Pero también tiene serias pegas - un director un tanto esteta, una falta de presupuesto que salta a la vista (que lleva al film a reutilizar atrezo de la época o usar localizaciones naturales evidentes), amén de un CGI a todas luces mejorable.

Y luego está el guion, caray - imagino que fue reescrito unas cuantas veces por temas presupuestarios, tonales o diferencias creativas de producción. El caso es que pronto deviene la cosa en un corre-corre-que-te-pillo convertido en una suerte de El fugitivo cifi (eh, el remake de Total Recall o la propia Minority Report angulan hacia eso) que resulta escasamente estimulante por lo poco fantacientífico del material.

Tiene guasa que Netflix haya sido quien produzca el film que nos ocupa, porque es carne de óscar y dramaturgia de calidad, caray. Pero vaya - tenemos el film y es --

Estupendo. Pese a que resulta largo (más de dos horas) y pese a que el elemento autobiográfico de Baumbatch tenga algo de onanista (no es nada difícil ver que el personaje de Driver es un trasunto de él y el de Scarlett es de Jennifer Jason Leigh, antigua esposa del cineasta) .

Primero, porque el guion equilibra - ninguno de sus protagonistas es villano de la historia y los puntos de vista de ambos resultan altamente defendibles, porque hay una cantidad de humor sorprendente (especialmente n una escena de Driver altamente hilarante) y porque el cast del largo está brillante, caray: desde un Liotta puñetero a una Dern manipuladora, pasando por un Alan Alda (cómo se le echa de menos) adorable.

Y aún así -- esto es el show de Scarlett y Adam. Y se nota que tienen ganas de agarrar personajes con enjundia, haciendo ora sí y ora también material de franquicia - hay escenas en que saltan chispas y ambos se lucen. Como ejemplo, un momento en el que Scar-Jo tiene un diálogo en un plano único de ocho minutos sin corte o la discusión parcialmente catártica entre ella y Adam, que acaba con él llorando.

Un buen film, sin duda. Por mi parte, decir que Adam Driver me parece la bomba. Uno de los mejores actores de su generación -- y Scarlett -- deja de hacer personajes frigido-robóticos. Vales más que eso.