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El nuevo Karate Kid
El nuevo Karate Kid (1994)
  • 3,5
    8.384
  • Estados Unidos Christopher Cain
  • Hilary Swank, Pat Morita, Michael Ironside ...
5
Tan infantiloide como entrañable.
De la saga de "Karate Kid" creada por Robert Mark Kamen que comenzó con el que es hasta la fecha su mejor producto (la película original de 1984), hemos tenido varias continuaciones para pantalla grande ("The Karate Kid 2" (1986), "The Karate Kid 3" (1989), "El nuevo Karate Kid" (1994), "The Karate Kid" (2010)) que he tenido el gusto o el disgusto de visionar) y dos series para la pequeña pantalla (una de animación en 1989 y la web series "Cobra Kai" (2018-), de las que admito no haber visionado por bastante falta de interés en ellas).

La película original dio con las teclas clave para ofrecer una aventura notable de aprendizaje. Un Pat Morita que encajaba como un guante en su rol de mentor atribulado a la par que carismático y equilibrado, un guion que le acompañaba, un desarrollo argumental perspicaz, y una puesta en escena con composición de elementos iluminada (¡cómo olvidar esos entrenamientos en la playa o esa imagen congelada de su conclusión). Sin embargo las continuaciones ya fueron dando signos de flaqueza... y solo lograban apoyarse en la agudeza, ternura y complicidad que Morita siempre imprimió a su rol (pero ni siquiera él pudo levantar del todo el desastre deslavazado que fue "The Karate Kid 3").

Y a "El nuevo Karate Kid" le sucede lo mismo que en aquellas continuaciones (del remake de 2010 merece hablarse de otra forma, pues su tono y su reparto es muy diferente (que no mejor, aunque tampoco mucho peor) a la serie de films protagonizadas por Morita que nos ocupa). Con una propuesta que siempre es la misma, un señor Miyagi (Morita) tranquilo y jubilado que se topa por casualidad con una adolescente con potencial en las artes marciales (Hilary Swank) que es acosada por sus compañeros. Como sucede en esta saga, ambos entablan una relación alumna/o/maestro en la que ambos aprenderán del otro (en esta ocasión es más la alumna la que aprende, eso en el film de 84 está más equilibrado y elaborado) y que se concluirá con el más que previsible y estandarizado final. No se engañen, el desarrollo argumental de "El nuevo Karate Kid" es tremendamente pueril y simplón, de una cinta para un público de 7 años (o 10 como mucho), pero cuenta con la suerte de llevarse con un progreso narrativo ajustado (que no sobresaliente) para no aburrir nunca a pesar de que lo que nos cuentan es tan pronosticable y trillado como ingenuo y simplón. Y cuenta además con las bazas de sus dos protagonistas (Morita sigue en su línea tan habilidosa y sólida en el rol que conoce al dedillo y con el que conecta de forma mágica, y eso que esta vez no guarda tantas escenas de categoría, nos deja un par de leches muy agradecidas, pero adiós a su satisfacción a la hora de ver los resultados de sus enseñanzas o adiós a sus fantasmas desgraciados del pasado. Mientras que Swank, a pesar de estar muy verde todavía y de no contar con los registros y la potencia actoral de sus años venideros (no podemos pedir que esta actuación suya sea la de "Million Dollar Baby" (2004) o la de "55 pasos" (2017)), sigue siendo en éste uno de sus primeros trabajos (su segundo largometraje) una presencia natural y desenvuelta). Hay además en "El nuevo Karate Kid" unos escenarios muy hermosos en varios puntos del relato (me refiero al templo budista y todo lo que lo envuelve), y una banda sonora delicada y pertinente siempre (no es una obra maestra musical, pero imprime al film un tono confortable que la realza). Mientras que la realización de Christopher Cain es correcta sin más (no erra en ningún plano, pero todos son tan usuales como automáticos) y las coreografías de acción son resultonas sin más (esto no es la saga de "John Wick", aquí hay mucho trucaje y el cinéfilo más avezado se dará cuenta de los engaños en los planos/contraplanos. Pero el que lo quiera pasar por alto y disfrutar de las figuras actorales y su envoltura en el film... lo puede pasar por alto perfectamente sin mayor incomodidad).

Así pues tenemos un largo superficial y revisto, que se compensa en su dejadez a nivel de guion en mayor medida (y a nivel de puesta en escena en menor medida y en ciertos momentos) por las presencias de los siempre eficientes Morita y Swank. Digamos que en su conjunto "El nuevo Karate Kid" es un largo de aventuras y artes marciales equiparable a "Power Rangers: La película" (1995), un producto tan tontorrón como placer culpable si se gusta de este tipo de género comercial y familiar con toques pseudo-orientales. Y respecto a la saga, "El nuevo Karate Kid" supera con facilidad a "The Karate Kid 3" (1989) pero está a años luz de "The Karate Kid" (1984), más bien se pone en el nivel de "The Karate Kid 2" (1986) y "The Karate Kid" (2010).

Lo mejor: Pat Morita y su asentada y cómplice actuación (que además se despedía aquí de su rol con total dignidad).
Lo peor: La falta de ambición en el libreto de Mark Lee.
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Esperando al rey
Esperando al rey (2016)
  • 5,6
    5.017
  • Alemania Tom Tykwer
  • Tom Hanks, Tom Skerritt, Sarita Choudhury ...
4
Muy poco oasis en el desierto de las ideas.
Adaptando la novela del mismo nombre de 2012 Dave Eggers, "Esperando al Rey" es un dramedy en el que un comercial venido a menos (Tom Hanks) es enviado por su empresa a Arabia Saudí para tratar de vender un producto informático al gobierno saudita. En su periplo irá sorteando la idiosincrasia del país, así como asombrándose de los contrastes y las contradicciones de la sociedad saudita.

Pero "Esperando al Rey" no cuenta con una comedia ácida de otros viajes por terrenos desconocidos para los protagonistas (no ya a lo brillantemente cafre de "El Príncipe de Zamunda" (1988) o "Resacón 2: Ahora en Tailandia" (2011), sino a lo afiladamente sutil de "A propósito de Schmidt" (2002) o "Lost in Translation" (2003)) y admito que no me despertó ni la risa ni la simpatía mientras observaba a Hanks vagando por el desierto entre noches de jet lag y música árabe. Y es que en "Esperando al Rey" todos los acontecimientos de encuentros empresariales y fraternización entre compañeros y trabajadores se suceden de forma orgánica (casi siempre, la cinta no evita repetirse en ciertas situaciones que no presentan ningún tipo de chispa. Y para ejemplos los de los trabajadores del protagonista sin wifi o ese Hanks levantándose resacoso cada mañana) pero tremendamente rutinaria, dejada y superficial. Nada molesta pero tampoco emociona en una cinta que se ve no quiere arriesgar ni cargándose tópicos con guasa ni acomodándose a ellos con sarcasmo iluminado. La intriga del film por su parte es mínima (esa espera de que llegue el Rey saudita para ver la presentación del protagonista se nos convierte en una mera anécdota) y la profundidad o el calado de sus personajes jamás se sale del tópico (más en spoilers). Tan solo logra despertar algo de interés el personaje de Sarita Choudhury, pero esto se debe más al trabajo actoral de la actriz británica que a lo que le otorga el guion (más en spoilers), Hanks tampoco le va a la zaga y siempre despierta la complicidad del espectador... aunque el papel que le toque en suerte sea de los más olvidables de su filmografía como es el caso que nos ocupa. Lo mismo se puede decir de Omar Elba que cumple su cometido con naturalidad.

La puesta en escena por su parte resulta elegante, pero sin una fotografía reseñanble. No hay filtros en "Esperando al Rey" que nos infundan diversos sentimientos (tampoco esperaba que esto fuera "Traffic" (2000), pero algo a lo "Walkabout" (1971) quizás sí) pero sí una composición avezada de sus escasos elementos escénicos así como una elección de planos dispuesta por parte de Tom Tykwer ("Perfume" (2006), "Cloud Atlas" (2012)) donde prima una edición sólida y los planos amplios, los cenitales y los contrapicados. Es, en definitiva, una película vistosa en lo visual... pero parca y algo errática en lo referente a su trama. Desde luego no es un dramedy de los que recomendaría aunque tampoco en un desastre continuado en un primer visionado (esto no es "The Trip" (2010), "Nebraska" (2013), "La vida secreta de Walter Mitty" (2013) o "Ejecutiva en apuros" (2009)), pues está a años luz de los dramedies más reconocidos como "El hijo de la novia" (2001), "Jerry Maguire" (1996) o "Pequeña Miss Shunshine" (2006)... y tampoco llega al nivel de "Birdman" (2014), "The Station Agent" (2003) o "El lado bueno de las cosas" (2012). Digamos que en su conjunto se equipara a "¿Dónde estás, Bernadette?" (2019), "Sobran las palabras" (2013) o "Al final del camino" (2009) en su conjunto.

Lo mejor: Diría que la tenue pero carismática aportación de Choudhury.
Lo peor: Pues precisamente...
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El maquinista
El maquinista (2004)
  • 7,1
    55.581
  • España Brad Anderson
  • Christian Bale, Jennifer Jason Leigh, Aitana Sánchez-Gijón ...
5
Jugoso argumento... que ya hemos visto... y mejor.
Brad Anderson ("Transsiberian" (2008), "La última llamada" (2013)) dirigió en 2004 un thriller psicológico de producción española y reparto hollywoodiense, que acabó siendo más conocido por la brutal transformación física a la que se sometió Christian Bale (a base de una dieta de una manzana con poco (o nada) más al día) que por la trama que nos expone... y no sin razón su fama fue tan limitada.

Trevor Reznik (Bale) es un solitario trabajador de una fábrica con fresadoras, sufre de insomnio y le suceden una serie de acontecimientos que le hacen dudar de si todo es fruto de una conspiración en su contra o de imaginaciones suyas. La respuesta se hace demasiado evidente durante todo el metraje, pues el desarrollo argumental es poco sutil (no, por desgracia esto no es "Mulholland Drive" (2001) o "El club de la lucha" (1999)). Además la temática que presenta el relato está ciertamente revista no solo en el espectador medio (más en spoilers) sino en los artífices de este producto (desde luego no se han rebanado los sesos a la hora de aportar una trama) que podían haber dotado al film de más aristas, sutilezas y humanidades a los avatares y los personajes del film (personajes que no dejan de ser unidimensionales: los dos intereses románticos, el jefe puñetero, etc).

No me malinterpreten, la intriga que vive este personaje no se trata con idiotez absurda (otros productos que tocaron este tipo de propuesta lo hicieron peor, y para muestra "Los Serrano" (2003-08)), el espectador se mete con naturalidad dentro de la cabeza de este tipo, el enredo juguetea con cierta pericia por las dudas del protagonista (con un continuo: "pues estoy loco, pues no estoy loco") pero tampoco nos pongamos estupendos. "El maquinista" es un "club de la lucha" para dummies, un producto más limitado en su elaboración de personajes y la confección de sus misterios. No tiene ni el tacto ni la madurez de ciertas obras con la misma temática... y aun así "El maquinista" es un largo verdaderamente entretenido y eficiente. Ya que las dosis de capacidad de su libreto son suficientes como para sostener una cinta que rebosa talento por parte de su actuación principal (los secundarios se muestra naturales, pero no tienen más que aportar a sus acotados roles), de su elección de planos (aunque prima el plano/contraplano y el plano recurso con ciertos planos detalle y focos alternos muy clásicos), de su fotografía de sincronizados tonos grises y ocres, de su diseño de producción (ojo a toda la ambientación en la fábrica y la maquinaria, pero tampoco tienen desperdicio cierta atracción de terror o la descuidada pero con un toque familiar casa del protagonista) y de sus efectos especiales (una maravilla la labor de caracterización del Trevor Reznik baldado por los golpes, y no le van a la zaga las escenas más chocantes de la película, más en spoilers). La banda sonora por su parte logra imprimir a las situaciones de suspense y temor demandado con comodidad para con el espectador... pero no esperen una notas memorables (de nuevo, esto no es "El club de la lucha").

Es, en definitiva, un film digno. Que desde luego pudo dar mucho más a nivel de escritura tanto en sus situaciones como en los sujetos que las viven, pero que nos otorga suficiente estructura como para distraer con eficacia mientras se goza de su puesta en escena tan lograda e inmersiva. Pero que Scott Kosar y Brad Anderson no son David Lynch o Todd Phillips queda patente en "El maquinista". Como thriller psicológico diría que queda muy por debajo de cintas como "Abre los ojos", "Memento" (2000), "El secreto de sus ojos" (2009) o "Donnie Darko" (2001). La cinta se asemeja más a "La ventana secreta" (2004), "Perdida" (2014) o "La chica del tren" (2016).

Lo mejor: La actuación que se marca Bale (una de sus mejores actuaciones sino la mejor, y eso es decir mucho teniendo el galés en su haber la trilogía de Batman de Nolan, "El imperio del sol" (1987), "The Fighter" (2010) o "American Psycho" (2000)).
Lo peor: Que...
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El señor de los anillos: Los anillos de poder (Serie de TV)
El señor de los anillos: Los anillos de poder (2022)
Serie
  • 5,8
    15.765
  • Estados Unidos Patrick McKay (Creador), John D. Payne (Creador) ...
  • Morfydd Clark, Robert Aramayo, Markella Kavenagh ...
4
Bella agua de borrajas.
Tomando como referencia los apéndices de la obra magna de J.R.R. Tolkien "El Señor de los Anillos", y todos los escritos de su mitología (aka. legendarium) compilada con gran tino por sus descendientes en "El silmarillion", Amazon nos ha propuesto una superproducción (que nace a rebufo de los merecidos éxitos de los largometrajes de Peter Jackson en la Tierra Media... y de la serie "Juego de Tronos" (2011-19)) que nos narra varias historias originales que se interconectan y que rozan el ambiente y personajes creados por Tolkien. Y así unos "jóvenes" (teniendo en cuenta cómo pasan los años por el universo de Tolkien) Galadriel (Morfydd Clark), Elrond (Robert Aramayo) o Sauron (no daré nombres para no dar spoilers) se entrecruzan con personajes completamente nuevos como Nori (Markella Kavenagh), Arondir (Ismael Cruz Córdova), Sadoc (Lenny Henry) o Theo (Tyroe Muhafidin) entre muchos otros.

A ver, las intenciones de "Los Anillos de Poder" son buenas, muy buenas. Se pretende homenajear todo el mundo de fantasía y magia creado por Tolkien con elegancia (cosa que consigue) mientras disfrutamos de unas aventuras consistentes y vehementes (cosa que no se consigue). Porque "Los Anillos de Poder" nos acaba narrando unas historias más bien baladíes, diluidas y endebles. Unas anécdotas que preceden a los verdaderos conflictos y lances que el espectador (conocedor o no del prólogo de "El Señor de los Anillos: La comunidad del Anillo" (2001)) ansiaba observar (y para muestra los minutos que se gastan en los paseos de los pelosos en contrapunto con la forja de los Anillos, un gran desatino) entre muchos otros a la hora de escoger situaciones y momentos de la Segunda Edad). Y no es que estemos ante tramas incoherentes o pueriles (aunque esto último lo roza el producto), pero sí comunes, holgazanas y dilatadas (otro punto menos reciben esos diálogos excesivamente lentos y esos silencios dilatados sin necesidad ni propósito)... algo que hace perder el interés al espectador ávido de aventuras entretenidas por mundos imaginados.

Así que no, estos episodios no incluyen siempre momentos potentes y evolutivos (cosa que otras series del mismo corte sí aportaban como la mentada "Juego de Tronos" o su spin-off/precuela "La casa del dragón" (2022-)), y así nos tenemos que contentar con maravillarnos con su puesta en escena (a pesar de que esto no es un cuadro en movimiento sino un relato audiovisual de ficción). Porque otra cosa no (ejem, ejem, los guiones tan desaprovechados y reduciendo a sus personajes a lo más fútil y convencional), pero de cinematografía, diseño artístico y fotografía "Los Anillos de Poder" puede presumir con creces. Ya que la composición de todos sus frondosos y estilizados escenarios es asombrosa (mención especial merecen la configuración del bosque verde, la mezcolanza de tonalidades en las ciudades de los elfos y Númenor, o el C.G.I. tan majestuosos que se utiliza en la transformación de las tierras del sur a manos de los Uruk). Es por esa maravilla que supone para la vista por lo que "Los Anillos de Poder" se llega a equilibrar bastante respecto a sus defecto, y se consigue contemplar con cierta atracción si se pone el empeño en visionar el producto por completo. Pero nada más merece mención (pues sus actuaciones son aceptables y competentes, pero en ningún caso carismáticas e inolvidables. Pues no, Clark es Cate Blanchett ni Aramayo Hugo Weaving ni Daniel Weyman Ian McKellen, y por desgracia lo notamos bastante). Es solo esa puesta en escena tan elaborada al detalle (tanto en escenarios interiores como exteriores), tan distinguida en sus elementos escénicos y con unos efectos especiales superlativos (efectos sonoros incluidos) lo que salva a "Los Anillos de Poder" de ser un desastre y lo transforma en una serie regulera. Una traslación a la pequeña pantalla que desde luego pudo dar mucho más que una distracción a bastantes ratos en su conjunto. Desde luego está a años luz de las series con fantasía contemporáneas más aclamadas (como "Juego de Tronos", "The Boys" (2019-), "The Mandalorian" (2019-) o "Héroes" (2006-10)) y tampoco llega al astuto nivel de "La casa del dragón", "Merlín" (2008-12) o "DC's Doom Patrol" (2019-)), aunque no es el horror de por ejemplo "Power Rangers: Fuerza salvaje" (2002) o "DC's Legends of Tomorrow" (2016-22). Digamos que a nivel global se pone al nivel de "Obi Wan Kenobi" (2022), "Gotham" (2014-19) o "Caballero Luna" (2022).

Es solo recomendable a los grandes aficionados del género de fantasía, y únicamente indispensable a los completamente incondicionales de la Tierra Media. Veremos si remonta en su segunda temporada, porque la primera se ha quedado en una promesa aun sin cumplir.

Lo mejor: Su fotografía.
Lo peor: Sus guiones.
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Reservoir Dogs
Reservoir Dogs (1992)
  • 8,1
    138.203
  • Estados Unidos Quentin Tarantino
  • Tim Roth, Harvey Keitel, Steve Buscemi ...
6
Un ensayo de prólogo para las futuras películas de Tarantino... que resulta superior a la comedia criminal media.
La ópera prima de Quentin Tarantino (pues su largo amateur "El cumpleaños de mi mejor amigo" de 1987 poco cuenta, la verdad) resulta un acotado pero eficiente intercambio dialéctico entre una banda de criminales (Harvey Keitel, Steve Buscemi, Tim Roth, Chris Penn, Michael Madsen y Lawrence Tierney) en una nave abandonada en la que tratan de averiguar cual de ellos es "el topo" y el que ha hecho que su atraco haya acabado en una sangrienta emboscada con un "sálvese quien pueda". Y así, este grupo va revelando actos inconscientes, traiciones ladinas y mucho perspicaz sarcasmo marca de la casa de Tarantino.

Tarantino ejecuta aquí unas intenciones esbozadas, que pulirá con más amplitudes argumentales de virajes en sus complots criminales, de construcción de personajes y de notable puesta en escena en sus largos posteriores. Así que creo que digo una obviedad si resalto que películas como "Pulp Fiction" (1994), "Jackie Brown" (1997) o "Malditos bastardos" (2009) son mejores films que este "Reservoir Dogs" que nos ocupa y que casi podría considerarse un prólogo de "Pulp Fiction" en lugar de una entidad por sí misma.

Pero que no sea una película con una configuración de personajes vasta y singular (no, aquí no hay ningún Butch, ninguna Novia, ningún Ordell, ningún Hans Landa, ningún Vincent Vega ni ningún Louis Gara para el recuerdo. Pues los roles tienen una personalidad muy esquemática, reducida y diría que hasta tópica en los casos de, por ejemplo, el personaje de Harvey Keitel o el de Chris Penn) ni con un desarrollo argumental prolífico (la trama se reduce al "después" del atraco en la nave con ciertos flashbacks de lo más espabilados que revelan información clave al espectador antes que a sus personajes) no quiere decir que estemos ante una mala película ni mucho menos. Ni tan siquiera podemos decir que "Reservoir Dogs" es una comedia criminal "del montón", pues reluce por si misma gracias a esos diálogos de los "bajos fondos" llevados tanto al límite que nos hacen reír y sonreír de forma eficaz. Y esto es algo que muy pocos directores y/o guionistas han sido capaces de regalarnos en el cine (sí, hablo de las comedias criminales de Scorsese y de los hermanos Coen). Es ese taimado y pícaro sentido del humor en la comedia negra lo que impulsa el devenir de una cinta que en su puesta en escena es aceptable pero incapaz de ofrecer ese diseño de escenarios asombroso, esa notable elección musical, ese vestuario inolvidable y esos planos/secuencia tan inspirados de las cintas posteriores de Tarantino (incluso las recientemente más flojas del director y guionista de Tennessee "Los odiosos ocho" (2015), "Death Proof" (2007), "Django desencadenado" (2012) o "Érase una vez en... Hollywood" (2019) cuentan con una puesta en escena más ilustre y estilosa). No es que lo que nos ofrezca en su cinematografía, escenarios, planos, música y efectos especiales sea malo... pero pasa desapercibido en esta obra en la que Tarantino no arriesga tanto y se torna bastante convencional (con mucho plano/contraplano y atmósferas intercambiables con cualquier episodio de serie criminal mediocre).

Pero ese guion perspicaz, que además resulta tremendamente fluido y dinámico (la cinta apenas llega a la hora y media de metraje. El largo más corto (vaya oxímoron) de Tarantino, pues "Death Proof" es un mediometraje dentro de "Grindhouse") aunado a unas actuaciones muy oportunas (cada cual tendrá su favorito aquí. Yo me quedo con el Señor Rosa (Steve Buscemi, que aunque no está en "Fargo" (1996) parece que ya va ensayando para su culmen actoral gracias a los Coen)) son alicientes de lo más gratos como para obviar que estamos ante la cinta menos ambiciosa (también es por culpa de que el director/guionista todavía no tenía via libre en cuanto a presupuesto para hacer su magia) y para obviar un desenlace que...
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Casa del Dragón (Serie de TV)
La Casa del Dragón (2022)
Serie
  • 7,5
    18.309
  • Estados Unidos Ryan Condal (Creador), George R.R. Martin (Creador) ...
  • Paddy Considine, Matt Smith, Milly Alcock ...
5
Aunque la mona se vista de "Juego de Tronos" (2011-19), mona se queda.
De la mano de HBO nos llega esta serie precuela de la aclamada (y no sin razón, a excepción de cierta conclusión) "Juego de Tronos" (2011-19). Basada en la novela/lengendarium "Fuego y sangre" de George R. R. Martin (que venía a ser como un apéndice explicativo de la Casa Targaryen, para que los seguidores de la serie literaria y/o televisiva de Martin nos enriqueciéramos con los precedentes de la familia real más poderosa de la historia de su universo de fantasía), esta serie nos remonta a 100 años antes de la primera temporada de "Juego de Tronos", con la Casa Targaryen reinando en Poniente y luciendo a sus dragones domados... pero esto no evita que como en todo producto de "Juego de Tronos" haya rencillas por el poder y luchas cainitas palaciegas.

Sin embargo "La Casa del Dragón" vendría a ser el juego de las damas comparado con el juego de ajedrez que son casi todas las temporadas de "Juego de Tronos". Y es que, si bien el producto continúa con una fórmula tan exitosa como eficaz de familiares enfrentados y lances medievales de postín, lo cierto es que nos topamos con unos enredos e intrigas bastante más básicos, circunscritos y delimitados si comparamos la serie con el producto original del que bebe y debe su nombre. Con esto no quiero decir que nos encontremos con una mala serie ni mucho menos, "La Casa del Dragón" es entretenida, vistosa y eficiente en cada episodio, simplemente resulta que los seguidores de su serie predecesora hemos visto unos relatos envueltos en la misma grata puesta en escena pero con un abanico de personajes más amplio, singular y sorprendente, y con una tramas más extensas y multifacéticas.

"La Casa del Dragón" es un poco víctima de su propia premisa tan sumamente centrada en la Casa Targaryen y sus escasos miembros que revolotean alrededor... y aun así se torna como un culebrón de postín. Es, desde luego, claramente superior a cualquier aburrida, caótica e infantiloide telenovela turca o latinoamericana. Evidentemente tenemos un producto que, a pesar de contar menos de lo esperado, narra sus situaciones con sensatez, elegancia y lógica. Y que además se envuelve en una puesta en escena asombrosa. Los planos son tan orgánicos como avispados, los efectos especiales son insuperables y un deleite para la vista de cualquier aficionado a la fantasía en la pantalla (grande o pequeña), el sonido es inconmensurable, el cuidado el detalle en el diseño de producción es admirable y gustoso (ojo a ese Trono de Hierro en su apogeo, y ojo a ese vestuario de tonos rojizos como símbolo de la casa regente) mientras que la banda sonora no pasa de lo pertinente (lo mismo se puede decir de sus actuaciones, que resultan naturales pero que no tienen ese extra de carisma que sí nos dieron por ejemplo Lena Headey, Peter Dinklage, Maisie Williams o Emilia Clarke).

Así pues tenemos una serie muy distraída e idóneamente atractiva para todo seguidor de la fantasía medieval, el resto de público se puede ver distanciado o repelido por este producto que sienta mejor a la audiencia capaz de amenizarse con agrado por series y largos como "El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo" (2001), "El Hobbit: Una aventura inesperada" (2012), "Merlín" (2008-12), "Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario" (2005), "The Mandalorian" (2019-), "El Señor de los Anillos: Las dos torres" (2002) y demás. No es capaz de llegar a la altura de "Juego de Tronos" (y dudo que alguna serie sea capaz de llegar a esas cotas) pero tampoco es "Obi Wan Kenobi" (2022) o "El libro de Boba Fett" (2022), digamos que se queda en un "Good Omens" (2019-) si de web series de fantasía se trata (aunque aquella era más comedia que drama).

Lo mejor: Su puesta en escena.
Lo peor: Que, teniendo tanto material literario que explotar, la serie se confine únicamente a la Casa Targaryen.
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Padre no hay más que uno 3
Padre no hay más que uno 3 (2022)
  • 4,5
    4.262
  • España Santiago Segura
  • Santiago Segura, Toni Acosta, Loles León ...
4
Y a la tercera... ya van faltos de chistes.
Tampoco es que "Padre no hay más que uno" (2019) y "Padre no hay más que uno 2" (2020) fueran el sumun de la comedia cinematográfica (ya les adelanto que "Fargo" (1996) o "Con faldas y a lo loco" (1959) no son precisamente), sin embargo la primera era capaz de aportar una trama de desarrollo ágil con bastantes detalles agudos y simpáticos (mientras que la segunda se nutría de una Loles León en su salsa que aprovechaba con delicia los instantes de sarcasmo atinado del guion). Esta tercera parte se denota un tanto innecesaria (menos para hacer caja con toda la familia, claro) pues ya no presenta un enredo mínimamente desatado como en el caso de sus predecesoras (la primera con esa caos reinante con el padre tratando de deshacer los berenjenales de sus hijos, la segunda con una suegra tratando de fastidiar en todo el personaje de Santiago Segura) y se conforma con hacer girar su trama en torno a una anécdota (la de cierta figurita del Belén) que importa poco al espectador e implica aun menos. Para colmo de males, y a excepción de un par contados con los dedos, todas las gracias, salidas y chistes son erráticos y dejados... más propios de una serie de Disney Channel o Clan TV (algo que puede divertir a la audiencia que no pase de los 7 años, pero que a la adulta que acompañe en el visionado a los más peques de la casa puede llegar a hastiar).

Y con ese guion tan limitadito y desaplicado... pues "Padre no hay más que uno 3" se sucede con cierto compás agradecido pero poco más (también ayuda que su metraje apenas supere la hora y media de duración), y esto se debe más a una realización activa (que no sobresaliente. Los planos son orgánicos pero usuales y rutinarios) con una puesta en escena confortable en sus decorados (muy cuidado todo el atrezzo, que resulta natural y acogedor a partes iguales. Y da lo mismo si hablamos de escenarios interiores navideños como de exteriores metropolitanos), un gran equilibrio en su refulgente iluminación, y con una cinematografía muy definida y acabada que tornan el visionado en algo acomodado que no hace daño a la vista. Los actores (adultos, que los niños actores siguen desubicados y sobreactuados en su mayor parte como en las dos partes anteriores) por su parte hacen lo que buenamente pueden, pero no tienen material con el que trabajar ni la risa ni la sonrisa.

Así pues tenemos una comedia que se hace tolerable pero no divertida, un entretenimiento demasiado superficial y mundano como para merecer en vistazo en un adulto. Eso sí, a los más peques de la casa puede que les guste (eso no lo discuto)... pero no es una película familiar de comedia para niños y adultos a la altura de "Mary Poppins" (1964), "Toy Story 2" (1999), "Buscando a Nemo" (2003) o "Rompe Ralph" (2012). Digamos que es más bien una "Shrek Tercero" (2007), una "Stuart Little" (1999) o una "Looney Tunes: De nuevo en acción" (2003), pues a nivel global acaba con el mismo mediocre resultado durante y tras su visionado.

Lo mejor: El catálogo de cameos de relumbrón que presenta.
Lo peor: Que su premisa es demasiado exigua como para dar un humor suficientemente potente.
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3 bodas de más
3 bodas de más (2013)
  • 5,6
    31.779
  • España Javier Ruiz Caldera
  • Inma Cuesta, Martiño Rivas, Quim Gutiérrez ...
5
Batiburrillo rom-com, que pasa sin pena ni gloria.
El tercer largo de Javier Ruiz Caldera resulta mejor que otras de sus comedias como "Spanish Movie" (2009) o "Anacleto, agente secreto (2015)", y se pone muy en la línea de su "Superlópez" (2018). Con un guion de Pablo Alén y Breixo Corral que "toma prestados" los ingredientes de las comedia románticas norteamericanas más representativas (la cinta bebe un poco de "Cuatro bodas y un funeral" (1994), otro poco de "La boda de mi mejor amigo" (1997), otro poco de "El diario de Bridget Jones" (2001), etc), "3 bodas de más" se conforma como un entretenimiento eficiente pero en ningún caso tan reseñable como lo mejor de este género ligero (esto no es ni las risotadas audaces de "Mientras dormías" (1995) ni la ironía cómplice de "Con faldas y a loco" (1959) ni las salidas alocadas y sagaces de "La boda de mi mejor amigo". Ójala, pero esto es un producto patrio del nivel humorístico de la sonrisa de tanto en cuanto... y de la flema en otras tantas situaciones).

Hay que agradecer, eso sí, que el film sepa medir sus tiempos y apenas llegue a la hora y media de duración (estirarlo más allá de este tiempo cuando no tiene nada más que ofrecer solo le pesaría al metraje), lo cual torna su argumento en un desarrollo bastante dinámico y evolutivo. Una trama que resulta lo suficientemente ágil en su progreso como para entretener al público adulto medio que no tenga altas pretensiones de comedia (de nuevo, esto no es "La vida de Brian" (1979) ni "Fargo" (1996)), y eso a pesar de que su humor siempre navega a medio gas (entre la risa y la abulia, solo despierta una ligera atracción momentánea), sin unas cotas de inspiración maestra, y con la mayor parte de sus personajes que no se salen de la caricatura más básica y tópica (casos de los secundarios encarnadas por Berto Romero, Paco León o Silvia Abril entre otros). Tampoco es un horror que genere rechazo en el espectador (desde luego mejor que desastres como "Condemor" (1996), "Una cenicienta moderna" (2004) o "7 minutos" (2009) sí es), pues el libreto sabe dosificar cierto desatino humorístico (que tampoco es la tónica habitual del largo) y diluirlo en un enredo tan clásico como activo y vivaz.

Además la cinta se nutre de actuaciones habilidosas que elevan la calidad de la cinta de forma muy agradecida. Inma Cuesta (a la que cuesta (valga la redundancia) creer como un "patito feo sin suerte en el amor", y que aun así solventa con sutilezas y cercanía el arquetipo que le ha tocado en suerte sobre el papel) capitanea con solidez este barco, mientras que Quim Gutierrez y Martiño Rivas completan (con total naturalidad y adecuación a sus roles) este triángulo que todos sabemos como va a terminar. Pero mención aparte merece Rossy De Palma, pues es inmenso lo que la actriz mallorquina consigue, su nivel de comedia y carisma está muy por encima tanto del resto del reparto como del producto en su conjunto. La intérprete dota de una desenvoltura única y una complicidad innata a su secundaria, tanto que el espectador se va a quedar con las ganas de que su personaje no fuera el protagonista del largo. Y no es la primera vez que Rossy De Palma se convierte en la robaescenas con su oficio de una cinta que a priori no encabeza ("Madame" (2017), "Toc, toc" (2017), "¡Átame!" (1989)). El que la película sería muy muy inferior sin su participación es un hecho como el que la Tierra gira alrededor del Sol.

Dicho esto también huelga decir que el film cuenta con una puesta en escena muy digna, sin hacer alardes en su fotografía tampoco (que esto no es el cine de Tarantino ni el de los Coen), con una realización usual pero competente (donde prima el plano/contraplano, pero hay ciertos paneos la mar de eficaces), una cinematografía atildada, una iluminación precisa, y una elección de vestuario y maquillaje muy vivaz, "3 bodas de más" es muy gratificante para la vista mientras observamos una trama que no va a cambiar la historia del cine pero que nos va a distraer y amenizar lo suficiente como para pasar un rato tan agradable y fugaz como inofensivo y olvidable. Haciendo analogía a su género de comedia romántica, "3 bodas de más" seria equiparable a un rollete divertido y necesario, pero no al amor de nuestra vida (para eso están otras comedias románticas como "El hijo de la novia" (2001) o "La boda de mi mejor amigo", pues "3 bodas de más" se queda en un "No es tan fácil" (2009), "El padre de la novia" (1991), "Los fantasmas de mis ex-novias" (2009), "Todo lo demás" (2003), "Eternamente comprometidos" (2012) o "No lo llames amor, llámalo X" (2011)), una película recomendable a todo público adulto abierto a todo tipo de géneros si éstos les hacen pasar un rato de desconexión. Pero solo resulta indispensable a los muy muy incondicionales de la comedia española actual en la gran pantalla (admito que no es mi caso) o a los muy fans de las rom-coms o de alguien de su reparto. El resto puede vivir sin "3 bodas de más", pero tampoco le va a molestar o a hastiar.

Lo mejor: La actuación de Rossy De Palma que, como suele ser habitual en ella, saca petróleo de un personaje que sin ella no tendría nada de alegría y diversión co-partícipe.
Lo peor: Que el guion no explore sus situaciones cómicas con algo más de sarcasmo novedoso (tampoco podemos esperar unas situaciones a lo "Pulp Fiction" (1994) pero a lo "Lo dejo cuando quiera" (2019) o "El lado bueno de las cosas" (2012) sí podría haber desembocado).
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Arma letal
Arma letal (1987)
  • 6,7
    85.041
  • Estados Unidos Richard Donner
  • Mel Gibson, Danny Glover, Gary Busey ...
6
Un buen manual de las "buddy movies"... sin ser la mejor de ellas.
En 1987, además de ser parida, Richard Donner ("Superman" (1978), "Lola" (1970), "Los Goonies" (1985), "Asesinos" (1995)) ofreció al público una película sobre una dispar pareja de policías desenfadados (Mel Gibson y Danny Glover) que tratan de resolver el crimen de un asesinato (que esconde detrás al consabido traficante de la droga de turno).

Lo cierto es que "Arma letal" es una cinta de entretenimiento de lo más simple en su desarrollo de los acontecimientos. Con unos villanos cuyo único propósito en la cinta es ser "malos muy malos" y con un par de protagonistas que vivirán tiroteos, persecuciones, torturas "de tipos duros", cabriolas automovilísticas e incluso peleas cuerpo a cuerpo bastante forzadas en el tópico (todo sea dicho). Pero, a pesar de su artificialidad y exageración que resulta tan poco creíble como distante para el espectador mínimamente exigente, lo cierto es que el film funciona como un ameno pasatiempo gracias a esa química desprendida por sus dos actores principales (que no por nada continuaron con esa saga con cuatro películas más) que se dan el contrapunto con la misma naturalidad que peculiaridad. Y no es porque sus personajes sean perfilados con esmero en el guion de Shane Black (tampoco es que el guionista de "Iron Man 3" (2013) sea un portento a lo Tarantino) pues son estereotipos andantes (Glover es "el tipo tranquilo y familiar", Gibson es "alocado y arriesgado") porque ambos intérpretes son capaces de dotar de empaque y carisma a sus papeles como para que nos resulten lo ajustadamente interesantes... y así mantenernos en la película con sus avatares e interacciones por muy infantiloides y perezosas que lleguen a ser. No siempre, que conste, pues algunas escenas (caso de esa cena familiar por ejemplo) fluyen con naturalidad... pero algunas que tienen que ver con los enfrentamientos con los villanos... digamos que resultan absurdas sin ser graciosas (y al desenlace me remito).

Y debo admitir que esa música de saxofón "sexy" que aparece sin ton ni son y en el momento más extraño y serio del metraje también me sacó bastante de la trama (un deje ochentero que por fortuna los años han pulido), no así unos esforzados y espectaculares efectos especiales (ojo a la secuencia en el lago seco, pero no le van a la zaga las escenas de cazas a cuatro y dos ruedas por la urbe), un envolvente sonido, una labor de maquillaje y vestuario muy estilizada, y una realización por parte de Donner tan hábil como orgánica (de plano/contraplano con bastantes planos medios atinados ya sean estáticos o no). Al resto del elenco casi no merece ni mentarlo pues se podrían considerar breves apariciones (no)estelares y, aunque los actores se desenvuelven con solidez... no tienen material con el que trabajar más allá de esas brevísimas aportaciones.

Y así con todo tenemos una cinta palomitera, eficaz en su género desahogado de comedia de acción. Pero quien espere aquí un "Jackie Brown" (1997) o un "Malditos bastardos" (2009) que se haga a la idea de que no es una comedia criminal con compadreos de ese nivel. Admito que ni tan siquiera me parece la "buddy movie" más espabilada y que si me ponen delante a "Cuerpos especiales" (2013), "Infiltrados en clase" (2012) o "R.I.P.D.: Departamento de policía mortal" (2013) las elegiría antes gracias a un nivel superior de diversión y agudeza en sus salidas... y a un desarrolla argumental algo más mimado. Pero "Arma letal" tampoco es el desastre deslavazado de "Dos policías rebeldes" (1995). Digamos que es una "buddy movie" equiparable a "Ahora o nunca" (2007), "Sonic: La película" (2020), "Hasta que la muerte nos separe" (2003) o "El otro guardaespaldas" (2017). Recomendable como pasatiempo olvidable a todo público... y solo indispensable a los aficionados a las comedias de acción ochenteras o a los incondicionales de su director o su reparto actoral.

Lo mejor: Las actuaciones de Glover y Gibson.
Lo peor: Voy a apostar por esa desacertada banda sonora.
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Fences
Fences (2016)
  • 6,3
    9.459
  • Estados Unidos Denzel Washington
  • Denzel Washington, Viola Davis, Stephen Henderson ...
4
Demasiado cortita para actores tan inmensos.
La obra teatral del mismo nombre estrenada en 1985 estuvo representada en Broadway en 2010 por Denzel Washington y Viola Davis. El éxito de crítica y público llevó a Washington a adaptar la obra al cine, dirigida por él mismo e interpretada por él y Davis que regresaban a la historia ahora en el celuloide. Y debo decir de forma apenada que el formato cinematográfico le sienta infinitamente peor a "Fences" que su formato teatral.

Ambientada en el Pittsburgh de los años 50, un matrimonio afroamericano (Washington y Davis) tiene una serie de conversaciones y conflictos tanto entre ellos como entre miembros de su familia. El personaje de Washington se nos va desvelando como un ser atribulado, con muchos traumas del pasado... y a su vez como un sociópata rencoroso, resentido y egocéntrico. Y no hay papel que a Washington se le escape; éste no es el primer papel claroscuro (más oscuro que claro, entiéndase en sentido metafórico sobre el alma de su personaje) que le toca en suerte, ni el primer villano creíble que logra encarrilar (y para muestra "Training Day" (2001) o "El vuelo" (2012)). La actuación de Washington es soberbia y logra con sus ademanes, su carisma, su variedad de matices interpretativos, su fuerza y su robustez tornar a este personaje y sus narcisistas decisiones en algo creíble y entendible para el espectador. Pero Davis no se queda atrás en esta pugna como sufrida y opacada esposa (su Oscar fue más que merecido por este papel tan dramático y tensionado pero tan cercano y natural), ni tampoco el resto del elenco (Stephen McKinley Henderson, Jovan Adepo, Mykelti Williamson y Russell Hornsby) que se desenvuelve con agilidad en sus acotados roles.

Es el trabajo actoral el que va alzando la experiencia cinematográfica y no la torna en un desastre total. Porque "Fences" tiene el evidente problema de su acotación argumental y la redundancia de ciertas situaciones que no aportan una visión más amplia de las personalidades de sus personajes (algo que los actores protagonistas nos han mostrado con cuatro ademanes sin despeinarse). Y así las discusiones se tornan un tanto repetitivas y sin la osadía que piden a gritos estos roles a la hora de solventarlas. Y es una lástima, porque con tal plantel actoral y con una puesta en escena tan embellecida (se cuida mucho y de forma delicada la fotografía de ocres. Hay hasta un juego de estas tonalidades en los escenarios y el vestuario de los personajes), de cinematografía notable, con una realización acomodada (que no sobresaliente, pero sí competente en sus planos/contraplanos y planos recurso) y un diseño de producción grandioso y detallado (desde la noche de lluvia pasando por la contracción de la valla del título... llegando a esa cocina desvencijada). Pero de donde no hay no se puede sacar, y "Fences" funciona mejor con las limitaciones teatrales que con más de dos hora de metraje en pantalla (le viene a pasar como a "Agosto" (2013) o a "Toc, toc" (2017))... "Fences" sufre incluso más con el cambio de formato audiovisual con esas exageradas dos horas y media para contar algo tan acotado y redundante. El plus que tiene "Fences" está en las actuaciones en vivo, aquí el plus está en una realización soportable pero que en ningún caso eleva la calidad del conjunto. Solo se deja ver si se tiene bastante paciencia y convicción para verla como cinéfilo/a/e o si se es muy fan de sus intérpretes o del Washington director (que tampoco es que nos haya dado obras sublimes a lo Clint Eastwood. Que "Antwone Fisher" (2002), "El gran debate" (2007) y "Un diario para Jordan" (2021) son tan aceptables como olvidables. Pero su público tendrán, y para él "Fences" puede suponer el culmen del Washington director). Desde luego como cinta dramática no es "El secreto de sus ojos" (2009), "La habitación" (2015) o "Gran Torino" (2008)... digamos que es más bien equiparable a "Más allá del odio" (2005), "Brooklyn" (2015) o "Mr. Holmes" (2015).

Lo mejor: Sus actuaciones principales que sacan oro de forma casi continuada.
Lo peor: La nula ampliación del guion respecto a su obra original (si fuera una obra de Tennessee Williams pues tal vez con una traslación directa al cine bastaría, pero es que no es el caso de August Wilson).
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Tiempo de matar
Tiempo de matar (1996)
  • 6,6
    14.153
  • Estados Unidos Joel Schumacher
  • Matthew McConaughey, Sandra Bullock, Samuel L. Jackson ...
6
Una intriga judicial de John Grisham ejecutada con competencia y estilo, pero hay relatos del autor más pulidos en el cine...
... y a "Legítima defensa" (1997), "El cliente" (1994) o "El informe pelícano" (1993) me remito. O tal vez se deba a mi percepción personal en la que la temática del racismo imperante y exacerbado del sur de los Estados Unidos me es tan ajeno que me resulta incomprensible, o tal vez porque "los villanos" del kkk y "allegados" sean tan unidimensionales y exagerados que me acaban pareciendo tan poco creíbles como distante se me hace la cinta en esos instantes. Pero el caso es que con "Tiempo de matar", a pesar de ser un buen largometraje de género de suspense criminal/judicial, no soy capaz de implicarme tanto como en las vicisitudes del abogado novel contra las amorales compañías de seguros que le niegan la atención a un moribundo (ejem, ejem. Infravaloradísima cinta de Coppola aquella "Legitima defensa") o con las desventuras de aquel preso encarcelado injustamente y su abogado abnegado ("Cuestión de justicia" (2020)). Tampoco ayuda que el metraje sobrepase las dos horas y no condense con mayor nervio y progreso su relato (a lo "Negación" (2016) o "El cliente") como para que me resulte una cinta hechizante de principio a fin.

No me malinterpreten con esto, con esto no digo que "Tiempo de matar" sea una adaptación de una novela de John Grisham que resulte superficial (que tenga momentos superficiales y tópicos no quiere decir que sean la tónica habitual durante el metraje) que presente actuaciones desubicadas o una dirección torpe... ¡Vamos que no es "Cámara sellada" (1994) o "El jurado" (2003)!

No, estamos ante una buena adaptación de la literatura de Grisham, con un caso judicial que despierta nuestro interés, con unos dimes y diretes instruidos, espabilados y cómplices entre abogados, fiscales, testigos y acusados, y con unos personajes principales naturales. La trama, si bien con sus fallas, por norma general es resolutiva. Y la puesta en escena pone el resto gracias a unos desenvueltos Matthew McConaughey y Sandra Bullock (que tampoco están brillantes y desbordantes de carisma. Pues, a pesar de compartir una emocionante química, ni McConaughey tenía por entonces el nivel actoral de "Dallas Buyers Club" (2013) o "True Detective" (2014) ni Bullock tenía el nivel de "Gravity" (2013) o "Un sueño posible" (2009)), a unos secundarios competentes (por la cinta desfilan en forma casi de cameo nombres de la categoría de Brenda Fricker, Donald Sutherland, Kevin Spacey, Ashley Judd o Keifer Sutherland) y a una participación de gala por parte de Samuel L. Jackson. El largo cuenta además con una dirección singular y prolífica por parte de Joel Schumacher (que hace tomar protagonismo a los planos cerrados y los focos alternos con suma elegancia, sin dejar la realización académica que dinamiza el relato) que aquí ejecuta su mejor obra junto a "Un día de furia" (1992) y "El cliente", y nos hace olvidar su terrible "Batman y Robin" (1997). El diseño de producción también es excelso, con una ambientación sureña que mima su fotografía de tonalidades ocres y tenebrosas, unos escenarios exteriores e interiores confortables, y una labor de maquillaje que imprime al espectador ese calor asfixiante de su ambiente. También el sonido es decente y envolvente (aunque su banda sonora pasa sin pena ni gloria).

Así pues estamos ante una película muy recomendable para todo público adulto como evasión... e indispensable a los aficionados al cine de dramas judiciales (pues las hay peores... aunque también mejores). En mi caso no está al nivel notable de "Legítima defensa", "El cliente" o "Negación", pero tampoco es el horror de un telefilm de sobremesa. Digamos que es equiparable a "Erin Brokovich" (2000), "El inocente" (otra con McConaughey de abogado aquella de 2011, aunque bastante menos idealista que en la cinta que nos ocupa), "La tapadera" (1993) o "Aguas oscuras" (2019).

Lo peor: La configuración de "los villanos".
Lo mejor: Me quedo con la actuación de Samuel L. Jackson.
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Ola de crímenes
Ola de crímenes (2018)
  • 4,2
    5.141
  • España Gracia Querejeta
  • Maribel Verdú, Juana Acosta, Paula Echevarría ...
5
Una olita que solo moja la barriga.
El octavo largometraje de Gracia Querejeta ("Héctor" (2004), "Siete mesas de billar francés" (2007), "Cuando vuelvas a mi lado" (1999)) es una comedia negra tan resultona y simpaticona como momentánea y manida. El hijo de Leyre Blanco (Maribel Verdú) mata "en un arrebato" a su belicoso padre (Luis Tosar), y la madre trata de encubrirlo metiéndose en varios fregados dejando una serie de cadáveres accidentales a su paso.

Vamos a ver, los enredos en los que nos mete la película no se cuidan en su humor, su sorna y su composición de personajes a un nivel colosal en el género (ojalá, pero esto no es "Fargo" (1996), ni "Jackie Brown" (1997) ni "Pulp Fiction" (1994). A nivel de contorneo argumental en sus crímenes guasones está a ras de "¡Alto!, o mi madre dispara" (1992), "Un golpe de altura" (2011) o "Por la cara" (2012)... que es un visionado entretenido y ameno, pero superficial y nada sorpresivo), aunque ofrecen unos mimbres suficientes como para tornar a la experiencia cinematográfica en una evasión agradecida.

Querejeta se desenvuelve en este guion de Luis Marías con la misma ajustada habilidad que en el drama más "serio" (con los usuales pero efectivos planos/contraplanos, entremezclados con unos innatos y briosos planos medios de cenitales, contrapicados y paneos), mientras que Maribel Verdú demuestra mayor adecuación a los films más cómicos de la directora madrileña que a los dramáticos (donde Adriana Ozores se movía con mayor destreza por ellos (y para muestra basta con comparar "Héctor" o "Cuando vuelvas a mi lado" con "15 años y un día" (2013) o "Siete mesas de billar francés"), y que conste que tal vez no hubiera dado unas actuaciones tan divertidas como las de Verdú en la Querejeta más descarada y bromista). Y Verdú con su carisma natural y su comodidad total al papel desvergonzado e irreverente nos va guiando por una trama que, sinceramente, no va a cambiar la historia del cine ni nos hará reír a carcajada tras carcajadas... pero que al menos nos distraerá en líneas generales mientras logramos una leve sonrisa cercana. Es acompañada además por un reparto sólido (Antonio Resines, Raúl Arévalo, Javier Cámara) o solvente (Juana Acosta, Miguel Bernardeau, Paula Echevarría, Montse Plau) con papeles que no demandan demasiado (pues no pasan de la caricatura somera e inofensiva). Un acierto del casting en cada uno de los roles que logra ser un baluarte inmenso para un film que a nivel plástico tiene poco o nada que ofrecer (no molesta a la vista, su cinematografía es pulcra y los escenarios están logrados (con algún que otro bello paisaje vasco), pero no es "Kill Bill Vol. 1" (2003) u "Ocean's Eleven" (2001) precisamente. Nos hubiera encantado esa fotografía y esa música entre delitos, pero habría sido pedir mucho), y que a nivel de realización no pasa del aceptable.

Es en definitiva un largo recomendable como pasatiempo para todo público adulto que no busque una obra maestra de la comedia negra (y solo indispensable para los muy muy incondicionales de la comedia española actual, de la filmografía de Querejeta, Verdú o algún otro de sus intérpretes, admito que no es mi caso). No es el desastre argumental y de ejecución de otras cintas del mismo corte como "Doble o nada" (2015), "Mortdecai" (2015) o "Dinero sucio" (2010) pero está a años luz de "Uno de los nuestros" (1990), "Jackie Brown" o "Kick-Ass: Listos para machacar" (2010).

Lo mejor: La elección de su reparto y su buen hacer.
Lo peor: Que los embrollos no se enriquezcan con más perfiles (aquí falta un "Señor Lobo" o una Marge Gunderson con sus circunstancias y reacciones).
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Infinite
Infinite (2021)
  • 4,5
    3.973
  • Estados Unidos Antoine Fuqua
  • Mark Wahlberg, Chiwetel Ejiofor, Sophie Cookson ...
4
"Vive, muere, repite"... para dummies.
De la mano de Antoine Fuqua ("Objetivo: La Casa Blanca" (2013), "Los siete magníficos" (2016), "Rey Arturo" (2004), "El tirador" (2007)) y directamente vía streaming (esto es sin estreno en la gran pantalla) nos llegó este largo de acción y ciencia-ficción que resulta bastante distraído pero ciertamente infantil y dejado. Con un premisa que en pantalla siempre ha dado para películas que mantienen unas intrigas curiosas y divertidas (la de unas vidas que son capaces de "reiniciarse", de volver a nacer, trasladarse a otro cuerpo o revivir de nuevo la vida pasada. El cine se ha nutrido de ello con más o menos fortuna, y a "Al filo del mañana (2014)", "Abre los ojos" (1997), "Eternal" (2015), "El destino de Júpiter" (2015) o "Transcendence" (2014) me remito... entre muchas otras), la cinta capta nuestra atención mínimamente y a pesar de que el desarrollo argumental sea tan superficial, básico y reciclado (hay frases copiadas con descaro de "The Matrix" (1999) solo que sin los mimbres y el mimo en el guion de aquella a la hora de configurar su lore y sus personajes) hay que reconocer que cuenta con un argumento jugoso. Tomando como referencia la novela de D. Eric Maikranz. (que a su vez se basa en las teorías religiosas orientales de la reencarnación), "Infinite" nos presenta a unos personajes que son capaces de recordar sus "vidas pasadas", éstos se hacen llamar los infinitos y hay dos bandos: los que utilizan su memoria para el bien de la humanidad y los que quieren terminar con esta cadena interminable de reencarnaciones (es decir, acabar con la vida y punto). Y no busquen más, pues tras este planteamiento no se nos pule una trama con personajes potentes y distintivos, ni tampoco podemos observar unas maquinaciones atildadas y sorprendentes. No, todo en "Inifinite" es tópico y estandarizado de cualquier cinta de acción predecesora, hay un malo muy malo y un bueno muy bueno al que le toca salvar el mundo, pero todo esto es llevado de forma tan simplona como exagerada (el personaje de Wahlberg hasta se salta las leyes de la física como héroe salvador, el problema es que no está en Matrix sino en el mundo supuestamente real. Pero el supermalo tampoco se queda corto).

Y así el film se deja ver no tanto por su desarrollo argumental (que se queda en agua de borrajas pero algo cala al fin y al cabo, sobre todo si se es aficionado/a/e a la ciencia ficción o la fantasía como admito que es mi caso) sino por su puesta en escena. Admito que Fuqua no es mi director predilecto (incluso su film más laureado que es "Training Day" (2001) me resulta algo sobrevalorado, y solo "Revancha" (2015) ha logrado convencerme en calidad), pero hay que reconocer que rueda la acción como pocos, y aquí hay acción de cabriolas, combates, saltos y persecuciones imposibles realizadas con un brío magnífico y unas profusión de planos de lo más certera (ya sean los cenitales, los planos/contraplanos dinámicos, los planos detalle en movimiento o los contrapicados entre otros). Esto aunado a una cinematografía competente (que no sobresaliente, que el C.G.I. está conseguido pero no tiene una definición a lo "Avatar" (2009)), con un diseño de producción de categoría (los escenarios del largo no nos van a cambiar la vida cinéfila, pero resultan naturales para su mundo de gente "inmortal" cargada de habilidades muy desarrolladas, de dinero y lujo por doquier, y de tecnología futurista) y una fotografía digna (el uso de los filtros es completamente obviable, pero la iluminación se mide con astucia), y a unas actuaciones sólidas (hablo por supuesto de los dos cabezas de cartel, a pesar de que los personajes no puedan ser tan siquiera rescatados por sus intérpretes) tornan a "Infinite" en un telefilm de sobremesa distraído en casi todo momento... si se gusta de este tipo de género de intriga sci-fi. Pero desde luego podría habar dado para mucho más esta propuesta a nivel de estudio de guion. Así que no esperen un "Interstellar" (2014) sino más bien un "El destino de Júpiter" , por ahí van los tiros valga la redundancia.

Lo mejor: Su diseño de producción.
Lo peor: Su guion.
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En América
En América (2002)
  • 7,0
    6.435
  • Irlanda Jim Sheridan
  • Samantha Morton, Paddy Considine, Djimon Hounsou ...
5
En la inapetente América.
Admito que el responsable de "Detrás de las paredes" (2011), "En el nombre del padre" (1993), "Get Rich or Die Tryin" (aquella bazofia interpretada por el rapero 50 Cent en 2005) o "The Boxer" (1997) no es uno de mis directores predilectos y le considero sobrevalorado como realizador (pues la calidad de sus films dependen más de los actores con los que cuenta o el guion que tengan entre manos, y no tanto de su manejo en los planos), y que soy más de Steven Spielberg, Martin Scorsese, Quentin Tarantino, Clint Eastwood, Tim Burton, David Fincher o Ridley Scott entre otros. Aun así una cinta completa de género dramático (a lo "La habitación" (2015) o "Mar adentro" (2004)) siempre me resulta una delicia cinéfila... pero no es el caso que nos ocupa con "En América". Un film basado vagamente en las propias vivencias de Jim Sheridan, irlandés asentado en los Estados Unidos como la familia de inmigrantes que nos presenta en este relato de ficción.

Johnny (Paddy Considine) y Sarah Sullivan (Samantha Morton) entran destrangis con sus dos hijas (interpretadas por las hermanas Bolger) a los Estados Unidos. Allí trataran de forjarse una vida plena en un suburbio de Nueva York, entre trabajos temporales y pequeñas diversiones familiares. Y en eso consiste el film, pues no tiene más trama más allá de ese planteamiento que observamos con cierta monotonía y automatismos. Afortunadamente el film no cae en los tópicos exagerados (aunque se acerca de refilón a ellos, como en el caso del "exótico y exotérico" personaje encarnado por Djimon Hounsou (cosa que en "Gladiator" (2000) tenía su contexto de la mentalidad de la Edad Antigua, pero que en un largo que se sitúa de forma contemporánea no tiene ningún sentido) o el caso de las veladas discriminaciones que experimentan las niñas en el colegio por su ajustada economía) pero tampoco nos lega momentos chispeantes y singulares, así como tampoco ofrece un desarrollo argumental original, vivaz y sorpresivo (¡vamos, que como drama cotidiano no es Gran Torino" (2008), "Dallas Buyers Club" (2014), "Crash" (2005), "Manchester frente al mar" (2016), "Patch Adams" (1998) o "Million Dollar Baby" (2005) a nivel de pericia en sus virajes argumentales y tratamiento de personajes). Es un relato que se deja ver con comodidad pero nunca con una cercanía, una implicación y una emoción candente. Pues sus momentos son bastante rutinarios y desidiosos en líneas generales (a excepción de cierto trauma familiar que tampoco es que se trate con el arrojo y la inteligencia en sus diálogos y reacción de, por ejemplo, "Lincoln" (pues por ese film de Spielberg de 2012 también pululaba la misma tragedia familiar en el matrimonio protagonista)).

Así pues la cinta acaba ganando cierto impulso para el espectador medio adulto gracias a lo que crean sus actores con lo poco que tienen entre manos (una siempre sutil y carismática Morton, y para muestra basta que revisar todo el oro que saca en sus papeles secundarios en "Minority Report" (2002), "Elizabeth: la edad de oro" (2007) o "Acordes y desacuerdos" (1999). Un Considine mimetizado en el papel de hombre emocional y vulnerable, todo un descubrimiento el de este actor que luego ha ido navegando por papeles muy secundarios en grandes producciones como "El ultimátum de Bourne" (2007) o "Macbeth" (2015). Un Hounsou que otorga toda la honra que el guion no le da a su personaje. Y unas naturales Bolger, algo vital en todo papel infantil), es eso aunado a un ambientación de lo más precisa y confortable (esos escenarios vetustos y desvencijados pero repletos de elementos, y esos exteriores tan urbanitas y colosales como desahogados y parduscos se miman en la composición de los planos y en sus filtros de grano muy especial) lo que alzan el film y lo dotan de una dignidad irrebatible. Pero si alguien espera un drama de ficción tan repleto y acabado como arrebatador y admirable... pues que busquen por otro lado (como por los mejores dramas de Steven Spielberg, Ang Lee, Orson Welles, Clint Eastwood o Frank Capra), porque aquí tanto el guion como su realización (Sheridan apenas pasa del plano/contraplano mantenido con total pereza. Algo que por cierto es lo habitual en él... y no lo digo como un cumplido) dejan bastante que desear respecto al resto de sus competentes cinematográficos (pues la cinematografía y las actuaciones están a un mayor nivel. Mientras que la banda sonora por su parte es adecuada pero olvidable a todas luces). Y así con todo "En América" se queda a la altura de dramas ascetas (mejorados por puesta en escena e interpretaciones por norma general) como "La duda" (2008), "La última canción" (2010), "Elegy" (2008), "Cuando vuelvas a mi lado" (1999), "Revolutionary Road" (2008) o "Héctor" (2004). Superando a dramas fallidos como "The Room" (2002), "Bolero" (1984) o "To The Wonder" (2013), pero a años luz de "El hijo de la novia" (2001), "Matar a un ruiseñor" (1962) y demás cintas magníficas de género.

Lo mejor: Las actuaciones.
Lo peor: El guion.
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Elemental
Elemental (2023)
  • 6,4
    14.064
  • Estados Unidos Peter Sohn
  • Animación, (Voz: Leah Lewis, Mamoudou Athie) ...
6
Por fortuna Pixar no es tal elemental como a priori podemos suponer, y esta película no es una excepción.
El largometraje número 27 de Disney/Pixar nos ofrece una historia de amor, de madurez y de superación personal con un tacto y una sensibilidad más propia de las grandes obras de esta factoría (sí, como "Soul" (2020), "Toy Story 3" (2010) o "Red" (2022)) que de los largos más infantiloides fallidos y erráticos (afortunadamente esto no es "Cars" (2006), "El viaje de Arlo" (2015) o "Lightyear" (2022)).

Ambientada en un mundo de fantasía donde los seres son de personalidad humana pero de consistencia variopinta (unos hechos de agua, otros de tierra, otros de gases, otros de fuego), la trama nos lleva por los avatares de Candela Lúmen, una adolescente de una humilde familia de fuego que trata de ser una buena hija y de educarse para recibir el legado de la tienda de comestibles de su padre. Pero la irrupción en su vida de un pijo adolescente de agua (Nilo Fuentes) le hace forjar una amistad con él a pesar de sus diferencias de estatus social e incompatibilidad física (por eso de juntar agua con fuego...) así como hará que nazca no solo el amor sino la reflexión de la protagonista sobre lo que ella desea verdaderamente en su vida.

El argumento del film no resulta novedoso en el cine familiar animado, donde sus protagonistas suelen ir averiguando y luchando por su lugar en el mundo dentro de entornos que desean otra cosa para su futuro ("Bee Movie" (2007), "Coco" (2017), "Brave" (2012), "La Legopelícula" (2014), "Onward" (2020), "Aladdin" (1992), "Mundo extraño" (2022), "Cómo entrenar a tu dragón" (2010), "Encanto" (2021). En fin, ejemplos hay a mansalba con mejor o peor fortuna en su ejecución). Y resulta que "Elemental" es de esos guiones bien ejecutados. Y digo bien y no brillante y perspicazmente ejecutados porque no estamos ante la alegoría inspirada e inspiradora de, por ejemplo, "Wall.E" (2008), "Up!" (2009), "Soul" o "Del revés" (2015). No, aquí no hay una poesía en movimiento y un simbolismo impregnante en sus escenas. Sin embargo en "Elemental" hay una delicadeza mimada y una naturalidad afable, que no hacen otra cosa más que acercar al espectador a todos esos corrientes a la par que poderosos sentimientos de introspecciones y relaciones (más humanas aquí que en algunas de las relaciones del día a día con seres de carne y hueso). La trama fluye en medio de un conflicto anecdótico, pero que sirve de sostén para que las familias acuáticas, nubosas y fogosas vayan mostrando unas personalidades identificativas, carismáticas y desenfadadas no cayendo nunca en la idiotez.

Así pues la historia de "Elemental" se configura y evoluciona con gusto, haciéndose muy capaz de entretener siempre e incluso despertar de forma sutil y comedida algunas emociones en todo espectador (niño o adulto). Y no, no tiene una trama de originalidad pasmosa a lo "Soul", "Monstruos S.A." (2001), "Buscando a Nemo" (2003) o la saga de "Toy Story", pero dentro de su sencillez (que no simpleza) aporta calidad literaria en su libreto.

Es una cinta que además es acompañada por un nivel de animación que es el típico de Pixar. Es decir, un nivel notable. Y no es que muestre unos escenarios novedosos y singulares a lo "Wall.E" o "Coco", pero la fotografía realza esa falta de originalidad con una sublime combinación de colores saturados ya sea en los paisajes de esa urbe o en los propios personajes "maleables". Aunque en lo que más destaca la animación es en los trazos de Nilo Fuentes, en sus expresiones faciales y sus movimientos internos (magnífico ese cuerpo de agua y sus reacciones) y externos. Candela Lúmen puede quedarse algo atrás pero no muy por debajo, y también ofrece un juego en ese estado ardiente de lo más divertido.

Desde luego es una película merecedora de verse tanto por su sincera y afable historia como por su ejecución tan elegante y atrapante. Es una película muy recomendable para todo la familia (aunque solo indispensable a los muy fans del cine animado para todas las edades). Dentro del excelente nivel de Pixar a nivel general que nos está regalando, "Elemental" se pone por debajo de "Wall.E", "Del revés", "Los increíbles" (2004), "Coco", "Toy Story 2" (1999), "Buscando a Nemo", "Up!", "Soul" o "Monstruos S.A." pero gana de calle a largos bastante olvidables como "Lightyear", "Bichos" (1998), "El viaje de Arlo" o la saga de "Cars". Digamos que se sitúa un poco por delante de "Buscando a Dory" (2016), "Monstruos University" (2013) o "Toy Story 4" (2019) y es más bien pareja a "Red", "Onward", "Luca" (2021), "Brave" (2012), "Toy Story 3" (2010) o "Ratatouille" (2007). Ideal para niñ@s y niñ@s grandes.

Lo mejor: Me quedo con la animación de Nilo Fuentes en todas sus vertientes.
Lo peor: La falta de secundarios con mayor desarrollo y personalidad.
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Lo que hacemos en las sombras
Lo que hacemos en las sombras (2014)
  • 6,8
    19.843
  • Nueva Zelanda Taika Waititi, Jemaine Clement
  • Jemaine Clement, Taika Waititi, Jonathan Brugh ...
5
Entrevista (no tan) ocurrente con los vampiros.
En su tercer (y no el mejor, que para eso están "Thor: Ragnarok" (2017) y "Jojo Rabbit" (2019)) largometraje, Taika Waititi aunó fuerzas con el actor y cantante neozelandés Jemaine Clement para escribir y dirigir esta comedia de fantasía.

Rodada en tono de falso documental descarado (el subgénero llamado mockumentary, con exponentes como "The Calcium Kid" (2004) o "Bruno" (2009)), "Lo que hacemos en las sombras" nos narra los avatares de unos vampiros inmortales que comparten piso... y viven la vida nocturna del mundo actual tratando de encajar (o tratando de que encajen los humanos que los rodean en su estilo de vida sangriento). Desconozco si la serie basada en estos personajes que desarrollaron Waititi y Clement para la HBO años después es mejor que el film que nos ocupa, pero debo deducir que sí a cuenta de los galardones que ha recibido y los años que lleva de emisiones (de momento tres temporadas). Pero lo cierto es que este largo tiene el humor bastante básico y errático, con varios aciertos de ironía espabilada (el juego que hace la cinta con las edades centenarias de los protagonistas, sus costumbres medievales, su compañerismo en la casa, o la parsimonia de los pocos adultos que comparten amistad y relaciones con ellos) que despiertan al menos la sonrisa cómplice del espectador medio adulto. Sin embargo la cinta pretende hacer gracia de situaciones que, por desidia y cotidianeidad argumental, no la tienen (el tema de los hombres-lobo o la redundancia en ciertos conflictos entre personajes se suceden de forma abúlica. Lo mismo se puede decir de las cazas a las presas humanos, que se presentan con una rutina nada agradecida para con el tono del film que nos ocupa).

A ver, no es una comedia fallida por completo a lo "Condemor" (1996) o "Date Movie" (2006), pero le falta una marcha más gamberra para equipararse a comedias desvergonzadas paródicas o autoparódicas como "Deadpool" (2016), "Aterriza como puedas" (1980) o "Yo, Tonya" (2017). Digamos que a nivel de guion se queda en un "Superagente 82" (2008), un "Scary Movie 2" (2001), un "Esta casa en una ruina" (1986) o un "Loca Academia de Policía" (1984). Un nivel aceptable, pero irregular. Con puntos álgidos y puntos flemáticos, pero que al final dejan un saldo entretenido y confortable para un visionado.

Pues, además de su temática curiosa y atractiva en el humor, el film se envuelve en una puesta en escena lograda (algo nada deleznable teniendo en cuenta que su presupuesto apenas sobrepasó el millón de dólares), con un vestuario acertadísimo, unos efectos especiales caseros muy naturales (ojo a ese gore tan medido), una elección actoral de lo más precisa (aunque sus intérpretes tampoco tienen que esforzarse demasiado en sus roles, les saben tomar la medida con honestidad y sutileza. Destaco al propio Waititi como líder afable, conciliador e idealista del grupo, y a Stu Rutherford con personaje campechano que comparte su mismo nombre) y una realización orgánica (que no sobresaliente). Poco más necesita este modesto largo para distraernos de forma momentánea y trivial, aunque si hubiera tenido un poco más de altura de miras en su libreto cómico... tal vez estaríamos hablando de "La vida de Brian" (1979), "El gran dictador" (1940) y demás parodias para el recuerdo.

Lo mejor: Su propuesta.
Lo peor: Que ella se desarrolle con bastantes momentos de hábito y repetición.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Destroyer. Una mujer herida
Destroyer. Una mujer herida (2018)
  • 5,7
    3.522
  • Estados Unidos Karyn Kusama
  • Nicole Kidman, Sebastian Stan, Tatiana Maslany ...
4
Con poco o nada que aportar a su subgénero de "policía atormentado con un caso que le recuerda a otro de su tormentoso pasado".
De detectives y agentes de policías que se enfrentan a un asesinato que tiene como conexión un caso antiguo se ha nutrido la novela negra... y el cine con los "crime dramas". Si tenemos que hablar de exponentes notables en el celuloide podemos nombrar largos como "Mystic River" (2003) o "Adiós pequeña, adiós" (2007), si tenemos que hablar de parodias sobre este subgénero tenemos a "¿Quién está matando a lo moñecos?" (2018), pero si se trata de cintas tan automáticas que salen como churros de las cadenas de montaje... nos tenemos que referir a muchas de las filmografías de Sylvester Stallone, Nicolas Cage o Arnold Swcharzeneger ("D Tox" (2002), "Narc" (2002), "Righteous Kill" (2008), "The Trust" (2016), "Until Death" (2007), "Triple 9" (2016), "Asalto al distrito 13" (2005), etc).

Y "Destroyer" desgraciadamente tiene más en común con ese grupo que puede ser considerado casi de serie B que al mejor cine neo-noir de Clint Eastwood o David Fincher. Pues esta policía (genialmente interpretada por Nicole Kidman, dicho sea de paso) deambula (valga la redundancia) por una temática que no pasa de su propuesta revista, sin una incisión maestra en la intriga (el recurso del flash-back y el flash-forward no maquilla la falta de ingenio en el misterio o la falta de madurez en el tratamiento de sus personajes) ni una composición de personajes cuidada y transformadora de forma natural y verosímil. Un relato que, en definitiva, no pasa de su propuesta jugosa a priori... una propuesta desarrollada con bastante dejadez y mucha mecanización. Pues no hay en "Destroyer" tópico que se pula o situación que sorprenda.

Resulta curiosa, eso sí, gracias a la medición del tiempo que aporta Karyn Kusama en su realización (y dados los films precedentes del director neoyorkino, podríamos decir que estamos ante su mejor largometraje), dotando de una evolución natural a casi todos los instantes del film (aunque ciertas escenas se estiran sin sentido para tedio del espectador) y de un suspense y un progreso a las escenas de acción de lo más necesarias para al menos despertar la atención de la audiencia en esos momentos de persecuciones, tiroteos, secuestros, peleas y seguimientos (hay un perfecto manejo de los semisubjetivos y los paneos en esas secuencias). Eso aunado a una puesta en escena elegante (con una cinematografía competente, unas escenarios interiores apropiados (que no sobresalientes), una fotografía de filtros tenues refinada, un sonido sensacional, unos efectos especiales logrados y creíbles, y una labor de maquillaje superlativa) y a una actuación principal que muestra el oficio y el carisma que acostumbra... hacen que "Destroyer" se alce relativamente y a pesar de sus carencias de guion. Desde luego Nicole Kidman debió tener un vehículo de lucimiento actoral mejor que una cinta de trama manida y holgazana (aunque por fortuna ya ha tenido bastantes productos más equiparables a sus capacidades interpretativas, y para muestras "Los otros" (2001), "Las horas" (2002), "Big Little Lies" (2017-19), "Las mujeres perfectas" (2004), "La seducción" (2017), "No confíes en nadie" (2014) o "Moulin Rouge" (2001)), mientras que el resto del elenco no tiene demasiado con lo que trabajar a pesar de que los nombres del cartel sean de índole (Sebastian Stan, Toby Kebbell, Bradley Whitford) pues son arquetipos puros.

Así pues estamos ante una obra cuya trama camina de forma perezosa y manida... pero que casi llega a compensarse por la forma de llevarla a escena con ese reparto tan habilidoso y a esa composición de planos tan espabilada en general. Pero desde luego quien espere un "Zodiac" (2007) o un "Prisioneros" (2013)... que siga esperando o que revisione esos notables films, pues "Destroyer" está más bien en el nivel de "La sombra de la sospecha" (2009), "Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" (2009) o "Millenium: Lo que no te mata te hace más fuerte" (2018) si de "crime dramas" con investigadores afligidos y atribulados se refiere.

Lo mejor: La actuación de Nicole Kidman que dota de solidez y dignidad al conjunto... aunque no sea suficiente como para que el espectador no acabe pidiendo la hora ante tal desidia y parsimonia en el desarrollo argumental.

Lo peor: Precisamente el abandono y la gandulería de los guionistas habituales del cine de Kusama (aunque claro, de los responsables de "Aeon Flux" (2005) o "Ira de Titanes" (2012) tampoco se podía esperar al menos lo suficiente como para tornar a la cinta en un entretenimiento llevadero).
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La roca
La roca (1996)
  • 6,8
    60.169
  • Estados Unidos Michael Bay
  • Sean Connery, Nicolas Cage, Ed Harris ...
5
Tan absurda y deleitable como (casi) toda película de Michael Bay.
El especializado en blockbusters de acción, con tramas tan tópicas (norteamericanadas incluídas) e ilógicas como infantiles y superficiales, nos dio en 1996 uno de sus grandes taquillazos con éste su segundo largometraje. Mejora, sin duda, algo más en la cohesión argumental respecto a su ópera prima (la comedia de acción "Dos policías rebeldes" (1995) que encarnaban Will Smith y Martin Lawrence, un largo que considero mediocre a todas luces y más equiparable a un anuncio de coches y colonia que a un relato de ficción) pero tampoco es que estemos ante un libreto como para tirar cohetes (valga la redundancia).

Un general desencantado con el ejército (Ed Harris) roba con su cuadrilla unas armas de destrucción masiva y (como es un malvado épico) secuestra a unos cuantos turistas en Alcatraz también. Es entonces cuando el gobierno de los Estados Unidos con sus marines, con un experto del F.B.I. (Nicolas Cage) y con un experto en fugas carcelarias (Sean Connery) se ponen manos a la obra para infiltrarse en la roca del título, neutralizar a la amenaza, y liberar a los rehenes. Su desarrollo argumental jamás pasa de su premisa, pues la trama va virando por excusas de lo más peregrinas para justificar su espectacular acción de tiroteos masivos, persecuciones imposibles, y saltos mortales. Y al final "La roca" se toma mil y una licencias respecto a los protocolos gubernamentales, a la letalidad o no de las armas biológicas (que lo mismo son de mírame y no me toques que viajan por la acción junto a sus personajes como si fueran simples canicas), a las lealdades de sus personajes (caso especial merecen los "soldados" con los que cuenta el malvado, o el personaje de Connery que es más cambiante que el clima) o a las repercusiones mediáticas del caso (este San Francisco viene a ser un poco el Angel Grove de los "Power Rangers" (1993-95), donde daba igual que todas las semanas un monstruo gigante destrozara la ciudad que la gente se mostraba muy tranquila, feliz y segura).

Pero aun teniendo un guion flojo (porque lo es. Un buen guion de acción tendría que tener la congruencia y astucia de "La jungla de cristal" (1988), "Los siete Samurais" (1954), "The Matrix" (1999), "Tigre y Dragón" (2000) o "El mito de Bourne" (2004)) que se nos revela como una trama siempre navegando por sus bocetos y garabatos, resulta un ajustado sostén para el devenir de la acción (y esto se puede decir también sobre casi toda la filmografía del californiano. Pues "Transformers" (2007), "Armageddon" (1998), "Transformers: La cara oculta de la Luna" (2011), "Pearl Harbour" (2001), "Transformers: La era de la extinción" (2014) o "Transformers: El último Caballero" (2017) comparten una evolución argumental equiparable, con la misma dejadez, puerilidad y hasta disparate. Solo esa magnífica comedia negra que es "Dolor y dinero" (2013) y esa intriga sci-fi que es "La isla" (2005) pueden elevar el cuerpo del trabajo de Bay). Y es que la acción de "La roca" es maestra... porque Bay es un maestro de la acción y "La roca" se ofrece como uno de los mejores exponentes para él. Pues esas emboscadas ocultas (con mucho plano cenital dinámico, suficientes contrapicados, planos detalle), esas huidas con travellings subjetivos, esas exploraciones con paneos medios... en fin, es un gusto para los ojos una acción tan dinámica, potente y resuelta.

Y no solo Bay se muestra de lo más habilidoso y activo en el manejo de los planos y su edición presta y evolutiva, el diseño de producción acompaña a este film. Esos decorados tan repletos en su cosmos vetusto fueron rodados directamente en la prisión de Alcatraz (sin que por ello dejaran de estar abiertas al público varias secciones para el turismo), y resulta una delicia la composición tan elaborada de sus elementos escénicos (desde una colosal ventana con rejillas por la que se comunican los secuestradores hasta ese mundo subterráneo de tuberías, carros y cables que se engarzan con los combates), y se llevan a los fotogramas con pocos y sutiles, pero precisos filtros. También realza al conjunto la competente labor de maquillaje, y su trío protagonista: un Ed Harris que siempre solventa sus roles por muy esquemáticos que estos sean (caso de éste, sin ir más lejos. O caso de sus roles también secundarios y limitados en "El Show de Truman" (1998), "Quédate a mi lado" (1998), "Apolo 13" (1995) o "Las horas" (2002)), pues saca algo de petróleo a este veterano indignado y soliviantado, un Sean Connery que parece estar interpretando a James Bond saliendo de su jubilación (su personaje es un agente británico retirado) por lo que el papel lo ejecuta con sumo carisma y naturalidad, y un Nicolas Cage que hace de tipo "que pasaba por allí" a las mil maravillas. La banda sonora por su parte es pertinente al tono de suspense de acción, pero tampoco Nick Glennie-Smith y Hans Zimmer ofrecen unas partituras memorables (¡vamos, que Zimmer no está en su "Gladiator" (2000) ni en su "El Rey León" (1994) ni en su saga nolaniana de Batman!).

Y así con todo tenemos en definitiva una película distraída en líneas generales, para pasar un rato de esparcimiento y recreo a pesar de la larga duración del asunto (que supera las dos horas y cuarto de metraje). No es la peor de Michael Bay (mismamente me vienen a la cabeza los desastres de "Transformers: La venganza de los caídos" (2009) o "6 en la sombra" (2019)) ni tampoco lo mejor (las ya mentadas "Dolor y dinero" o "La isla"), más bien se pone al nivel más habitual del cine de Bay. Y como cinta de acción es equiparable a "Jack Reacher" (2012), "La jungla 4.0" (2007), "007: Sin tiempo para morir" (2021), "Venganza: Conexión Estambul" (2012), "Asalto al poder" (2015), "John Wick: Pacto de sangre" (2017) o "Ice Road" (2021) entre muchas otras.

Lo mejor: Su ambientación. Sir Connery.
Lo peor: Su guion.
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Astérix y Obélix contra César
Astérix y Obélix contra César (1999)
  • 5,1
    31.100
  • Francia Claude Zidi
  • Gérard Depardieu, Christian Clavier, Roberto Benigni ...
6
Divertida... a ratos.
Reconozco con orgullo que los cómics de "Astérix y Obélix" forman parte de mi infancia más feliz, los recuerdos de peque con mi padre leyéndome al acostarme estas historias mientras los dos nos reíamos de las comodidades contemporáneas que tenían estos romanos (como los bares de carretera o esas reuniones del César con sus mandamases y sus dosieres con bolígrafos) y su forma cómica de tratar de acabar con la aldea gala protagonista y no conseguirlo nunca. Al lado de "Astérix y Obelix" las tramas del correcaminos y el coyote se quedaban en una tontada. Pues estamos ante unas creaciones de René Goscinny (aka. Goscinirix) y Albert Uderzo (aka. Uderzix) cargadas de chispa tanto en su diseño como en sus relatos de aventuras y diversión (son cómics que además no pierden un ápice de su simpatía y sagacidad se tenga la edad que se tenga por parte del lector (y probablemente por eso mi padre los disfrutaba tanto o más que yo mientras me los leía)).

Así que con el merecidísimo éxito de estas viñetas francesas, era lógico que el material tuviera su traslación a la pantalla. Películas animadas ha habido muchas (con menos fortuna a la hora de escoger el tempo narrativo que los cómics originales que se zampan al ritmo adecuado de cada lector) pero siempre con un sentido del humor menos repleto en sus salidas sarcásticas. Son productos que dan más importancia a los lances aventureros que al cómo se desarrollan con burla. Y a la primera traslación con actores de carne a hueso a la gran pantalla le sucede tres cuartos de lo mismo.

Con un casting atinadísimo (Gerard Depardieu es Obélix encarnado, y quien me diga lo contrario dudo que haya saboreado los cómics. Pues el de Châteauroux maneja con naturalidad y complicidad el carácter ingenuo, bobalicón, afable y guasón del personaje. Depardieu transmite con tino los variopintos y curiosos registros del personaje comiquero. Mientras Christian Clavier también da el punto de suspicacia y sensatez para con su amigo. Pero todos los personajes más característicos de las páginas de Goscinny y Uderzo son trasladados con respeto y fidedignidad respecto a las viñetas originales tanto en su físico como en su actitud distintiva (Abrabacurcix, el César, Edadepiédrix, Panoramix, Asuranceturix, Karabella, Falbalá, Tragicomix), pero mención especial merece Jean-Pierre Castaldi que se lo pasa pipa con su desesperado Centurión Romano Caius Bonus), una puesta en escena decente (que no sobresaliente) y un tono de aventura de comedia que mantiene la esencia del material original con cortesía, lo cierto es que "Astérix y Obélix contra César" se torna en un entretenimiento simpático para los más pequeños de la casa y los más nostálgicos de estas historietas.

Por supuesto este largo no llega ni de lejos al nivel mostrado sobre el papel. Pero es que eso es prácticamente imposible. Aunque bien es cierto que Gérard Lauzier tenía mucho material para dotar al film de un humor más descarado y continuado... y no lo hace. ¡Vamos que "Astérix y Obélix contra César" podría haber derivado con gusto en una especie de "Aterriza como puedas" (1980) o "Deadpool" (2016) y en su lugar tenemos una ración de salidas más pareja a comedias infantiles como "Ratónpolis" (2006), "Los Pitufos" (2011) o "Rango" (2011)! Pues "Astérix y Obélix contra César" se contiene demasiado en su humor, que solo se presenta en lo más básico que ofrecen las páginas de Goscinny y Uderzo sin desarrollarse tanto como en aquellas. Se queda a medio gas, y los topetazos y situaciones entre aldeanos y romanos se quedan en la propuesta campechana y asequible sin unos diálogos tan brillantes como los de los bocadillos de los cómics.

Pero que sea un sentido del humor más descafeinado de lo esperado no quiere decir que sea malo ni chirriante (ni mucho menos), desde luego sirve como sostén a unas aventuras que (eso sí) son igual de básicas y sencillotas que las de los cómics. Unas aventuras que, al igual que sucede con las películas de animación de "Astérix y Obélix", poseen un ritmo irregular. Con un primer terció de lo más fluido y progresivo...
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Carter
John Carter (2012)
  • 5,4
    25.021
  • Estados Unidos Andrew Stanton
  • Taylor Kitsch, Lynn Collins, Samantha Morton ...
4
De cuando Disney lo intenta con fuerzas y casi casi lo consigue.
Se agradece el intento por parte de los estudios Disney de adaptar la épica de fantasía "Una princesa de Marte" publicada por Edgar Rice Burroughs en 1917 (y que dio luego lugar a toda su "saga marciana"), pues éste es el primer largo que se ha visto en pantalla grande de las aventuras con toques clásicos y matices imaginativos de John Carter por un Marte muy mágico. Solo Disney se atrevió... y además la cinta que nos ocupa no es un mal film ni un completo desastre. El problema que tiene no es su tono entendible, dinámico, confortable y superficial (la ceremonia de "Dune" (2021) o de "El Señor de los Anillos" (2001) ya les adelanto que no tiene... pero es que tampoco se ve que la cinta busque ese enfoque, más bien se orienta a hacer pasar un rato de palomitas vistoso y activo), tampoco es su puesta en escena deslumbrante (se notan sus más de 300 millones de dólares en todo el C.G.I. tan definido y fulgurante (se destacan esas armas hechas "de energía azul", esos thark tan logrados y naturales dentro de su fantasía, esos saltos imposibles de su protagonista, o esas batallas aéreas con naves ensoñadoras). Y también se agradece con gusto la muestra de esos amplios paisajes naturales que incluyen el Gran Cañón del Colorado o el desierto de Arizona reconvertidos en las zonas más místicas de este Marte ideado por Burroughs, aunque el vestuario, el maquillaje y la banda sonora también resultan pertinentes y para nada molestos), ni tampoco un reparto aceptable (que no sobresaliente), ni mucho menos la realización orgánica y profusa de Andrew Stanton ("Buscando a Nemo" (2003), "Wall.E" (2008)) que lo mismo se centra en los planos/contraplanos más tradicionales cuando lo pide el relato que nos da unos cenitales, picados o contrapicados para infundir la intriga de su paisaje). No, el problema de "John Carter" (y lo que la hace bajar en calidad y en ganas de revisionarla incluso para el más fan de la aventura de fantasía, como admito que es mi caso) es que no sabe medir sus tiempos.

Porque esta trama (sobre un buscador de oro (Taylor Kitsch) que acaba desdoblado en Marte por culpa de un artilugio mágico encontrado en una cueva) que se desarrolla siempre con un tono juvenil y afable no necesitaba de más de dos horas para hacernos disfrutar en sus avatares. Porque "John Carter" quiere tener el tratamiento de "Ant-Man" (2015) y durar lo mismo que "El Señor de los Anillos", harto incompatible vistos los resultados de audiencia. Y así, aunque el material de base cuente con suficientes ingredientes como para captar siempre nuestra atención, la traslación al celuloide no evita redundar en situaciones que no cuentan con un mimo inmenso y sazonado en su libreto (de nuevo, esto no es ni "El retorno del Rey" (2003) ni "Tigre y Dragón" (2000) a la hora de componer a sus personajes ni a la hora de tratar sus momentos). Con esto no digo que "John Carter" sea un film repetitivo en sus lances, pues en líneas generales mantiene un progreso presto y resuelto, pero que le sobra al menos media hora de conflictos básicos y esquemáticos entre marcianos y su protagonista es una evidencia bastante palpable que hará pedir la hora de tanto en cuanto incluso a los que nos agrada tanto evadirnos en mundos ficticios (y en las mejores ocasiones, simbólicos. No es la ocasión de "John Carter, que conste). Y es una pena porque como comento, no es una cinta de dirección torpe (por fortuna esto no es "Druídas" (2001)) o actuaciones horrorosas (tampoco es el desastre de "Dragonball Evolution" (2009))... aunque tampoco destaque en estos elementos (pues ni Kitsch ni compañía aportan carisma suficiente como alzar algo más al producto).

Y así, en definitiva, tenemos un largometraje fallido que no catastrófico. Se deja ver... si se es aficionado a este tipo de cine (el resto que mejor ni se acerque) de aventuras y travesías fantásticas. Pero dudo que el espectador más fan de este género se quede con ganas de volver a visionar este film. "John Carter" se queda a años luz de "Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza" (1977), "Harry Potter y las reliquias de la muerte: Parte 2" (2011), "Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario" (2005), "Harry Potter y el cáliz de fuego" (2005), "Star Wars Episodio V: El Imperio contraataca" (1980) o "Harry Potter y el prisionero de Azkaban" (2004) entre otras, pero supera a "El Rey Escorpión" (2002), "Aeon Flux" (2005) o "Spy Kids 2" (2002) si de aventuras de fantasía se refiere. Digamos que "John Carter" se queda en un "La leyenda del Samurai" (2013), "El destino de Júpiter" (2015), "Ira de Titanes" (2012) o "Un pliegue en el tiempo" (2018).

Lo mejor: Su diseño de producción y su fotografía.
Lo peor: Que si hubiera prescindido de dos o tres secuencias de encontronazos del protagonista con los marcianos de turno estaríamos hablando de una cinta superior.
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