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Críticas ordenadas por:
Una jaula de grillos
Una jaula de grillos (1996)
  • 6,4
    15.597
  • Estados Unidos Mike Nichols
  • Robin Williams, Gene Hackman, Nathan Lane ...
8
Dame un caramelo
Una jaula de grillos es el remake de La jaula de las locas, película franco-italiana que adaptaba, a su vez, la obra de teatro homónima de Jean Poiret. Sin entrar en comparaciones, puesto que no he visto ni la obra de teatro ni la película original, Una jaula de grillos es una casi brillante comedia de enredo.

Mike Nichols dirige y lo hace de forma brillante. Desde la puesta en escena hasta el perfectamente coreografiado movimiento de los actores a través de los planos, todo son aciertos de Nichols. El único "pero" que se le puede poner al director es que, en ese fragmentos que separa el nudo del desenlace, todo se aprieta demasiado, la acción se desarrolla más con prisa que con ritmo. El inicio de la película, mostrándonos por separado las dos facciones, es una gozada puesto que nos mete muy bien en el cuerpo la curiosidad de cómo sucederá aquello que ya sabemos que sucederá cuando se encuentren dos mundos tan distintos. La elaboración de los personajes, sobretodo de los padres del novio, es una auténtica barbaridad. Los roles están definidos con precisión milimétrica, con sus detalles estilizados de forma asombrosa y consiguiendo una química bárbara apoyada en sus intérpretes, que son altamente responsables de ese gran resultado. El vestuario es fantástico, los diálogos fluidos, las palabras siempre salen del personaje al que pertenecen, la banda sonora es una maravilla, las situaciones encajan como la seda... Sinceramente, es complicado encontrar errores de bulto, porque ni el ya mencionado anteriormente puede considerarse como tal.

Robin Williams, que es un actorazo como una catedral, está a un nivel de otro planeta. Su necesario desdoble de personalidad se plasma con cada uno de sus gestos con maestría. Nathan Lane cuenta con el personaje que más ofrece a su intérprete para desbocarse y, sin duda, aprovecha ese filón para marcarse una interpretación de las que permanecen en la retina. Gene Hackman, ese gran caballero del cine, cubre con solvencia las necesidades de un personaje más complementario de la pareja principal que relevante por sí mismo. Dianne Wiest consigue estar a la altura de Hackman, logrando un resultado conjunto muy notable. Dan Futterman hace un muy buen trabajo como detonante y secundario disfrazado de protagonista y Calista Flockhart también contribuye con una sobriedad complicada de plasmar, aunque como pareja son los menos atractivos de los tres que están sentados a la mesa. Hank Azaria está sublime, este tipo es todo un crack con lo que le pongas.

Resumiendo: Una jaula de grillos fue un exitazo en taquilla, pero ciertos sectores de la crítica la tacharon de poco provocativa. Yo creo que simplemente utiliza la temática conservadores "vs" gays para hacernos reír y, en eso, amigos míos, la película es un éxito rotundo. No me reía tanto desde que vi por primera vez Un cadáver a los postres.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un cruce en el destino
Un cruce en el destino (2007)
  • 6,0
    3.240
  • Estados Unidos Terry George
  • Joaquin Phoenix, Jennifer Connelly, Mira Sorvino ...
4
Bodriete
Un cruce en el destino (traducción de estas de "porque me sale de los huevos") adapta la novela de John Burnham Schwartz y lo hace con la idea clara de convertirla en un thriller introspectivo de los que plantea dilemas morales. Una pena que el resultado esté lejos del propósito.

Terry George trabaja codo con codo con el escritor de la novela para confeccionar un guion que pueda llevarse al cine sin faltar a la historia original. Yo, como no la he leído, no puedo decir dónde exactamente se encuentra el origen de los errores del relato. Sin embargo, creo que es de rigor asignar un poco más de culpa a Schwartz, pues la historia es suya y participa en el guion de forma activa. El problema de lo que nos cuenta Un cruce en el destino es, mayormente, que para que avance la película se recurre con demasiada asiduidad a la casualidad exagerada, amparándose para ello en una historia que parece reducir muchísimo el tamaño del terreno sobre el que nos encontramos. Así pues, la historia se atasca continuamente y solamente avanza gracias a situaciones oportunamente colocadas en los lugares necesarios, pero que están ahí como dejadas caer, no vienen dadas por la lógica. En cuanto a la realización, Terry George empieza con unos cinco minutos que mezclan la elegancia de mostrar a las dos familias con el desencadenante (rodado con brillantez) de los sucesos posteriores. A partir de ahí, George intenta buscar la lágrima fácil con demasiado énfasis y termina por convertir el producto en un melodrama barato en el que lo doloroso se torna grotesco.

Joaquin Phoenix y Mark Ruffalo mantienen la película a flote. Dos actores como la copa de un pino que se baten en un duelo de sensaciones que son más visibles gracias al trabajo de los actores que al ímpetu descontrolado de su director por mostrarnos la evidencia. Phoenix es un animal, un tipo que tiene un podería emocional descomunal. Ruffalo, más comedido por lo general, es también un torbellino cuando su personaje lo requiere. Jennifer Connelly encabeza el cartel de secundarios con una labor muy seria, pese a que su personaje va perdiendo espacio e interés. Mira Sorvino está más que correcta, así como Antoni Corone, que aprovecha bien su (inexplicablemente) reducido campo de trabajo. Eddie Alderson y Elle Fanning, los jóvenes del reparto, están sembrados.

Resumiendo: Un cruce en el destino intenta hacerte pensar sobre el dolor de la pérdida, el dolor de la culpa, el dolor de la soledad... pero al final, lo único que duele es ver a dos monstruos como Joaquin Phoenix y Mark Ruffalo luchando por sacar a flote una película que se hunde a marchas forzadas por culpa de un guion tramposo hasta la saciedad y una dirección que es incapaz de reconocer la inteligencia emocional del espectador.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trainspotting
Trainspotting (1996)
  • 8,1
    137.680
  • Reino Unido Danny Boyle
  • Ewan McGregor, Robert Carlyle, Jonny Lee Miller ...
8
Droja en el colacao
Trainspotting adapta la novela homónima de Irvine Welsh, un relato sobre la drogadicción y sobre lo que la rodea: soledad, pasado perseguidor, recaídas, alucines, pérdida... Un puñetazo potente, sin duda.

Dicen (y suscribo) que Tarantino rompió el huevo a lo grande con Reservoir Dogs pero que es en Pulp Fiction donde más está su esencia. Con Danny Boyle pasa tres cuartos de lo mismo: con Tumba abierta nos mostró su talento y con Trainspotting da rienda suelta a todo lo que sucede en su mente. El trabajo de Boyle en Trainspotting es, y no me corto al decirlo, de los mejores de la historia. Lo es porque entiende a la perfección la situación, deja abierta la puerta a la habitación de la comedia gracias a su alocado enfoque pero no se desvía en ningún momento de la tragedia que reina en la película. Boyle utiliza esa puerta abierta para dar más énfasis a los puntos fuertes de la historia, consiguiendo que te des cuenta de que estás de mierda hasta el cuello en el mismo momento en el que lo hace su protagonista. Así pues, vives la misma paranoia que el personaje principal y llegas a olvidarte de lo dura que es esa vida, pero la historia se encarga de volver a ponerte en tu sitio para que tengas tus propios momentos de lucidez. Además de la locura ya mencionada, el ritmo trepidante en el montaje (marca de la casa de Boyle) hace que puedan pasar mil cosas en cuestión de segundos y la voz en off, acelerada pero concisa, consigue que sigas el hilo en todo momento. El apartado estético y la banda sonora son dos maravillas.

Ewan McGregor interpreta el que siempre será el papel de su vida. Ayudado por un trabajo de caracterización brillante, el actor escocés consigue dar vida a su personaje y robársela cuando es necesario. El grupo de amiguetes está compuesto por un Robert Carlyle brillante, que nos hace odiar con fuerza a su personaje, un Jonny Lee Miller sensacional con un personaje que podría haber sido memorable de mantener el nivel de diálogos basados en la cultura pop que muestra durante el primer tercio de metraje, un Ewen Bremner realmente metido en su personaje (nivel acojone) y un Kevin McKidd que lidia bien con la transformación de su personaje. En segundo plano, destacar el trabajo de Peter Mullan y de Kelly McDonald, así como el cameo de Irvine Welsh (escritor de la novela que da origen a la película).

Resumiendo: Trainspotting trata de la droga. Los términos soledad, depresión, impotencia o chanchullo son simplemente algunos de los pueblos que componen la provincia de los estupefacientes. Danny Boyle deslumbra con una película antisocial, apática, casi violenta con el espectador. Chapeau.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prometheus
Prometheus (2012)
  • 5,8
    67.890
  • Estados Unidos Ridley Scott
  • Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron ...
4
Promesas rotas
Prometheus parecía ser la precuela de Alien cuando llegó en forma de trailer. Ahora, un tiempo después de su estreno, el debate sobre si lo es o no, sigue ahí. Dice su creador que es algo así como una historia que sucede en el mismo universo que Alien, pero sin nada que ver. Dice, también, que forma parte de la mitología Alien, pero que no tiene nada que ver. Y es que al creador de la criatura, en ocasiones, se le va un poco la pelota.

Ridley Scott, damas y caballeros. El mito. La leyenda. El maestro. El tipo que aquí nos deja un bodriete importante. Vaya por delante que quien aporrea ahora el teclado es un gran fan del hombre que nos dio Blade Runner, pero tampoco vamos a abrir la boca para que mee cuando le venga en gana. Aquí lo de Ridley Scott es un poco de traca. El cineasta ha declarado en multitud de ocasiones que para él, un buen decorado es tan importante como un buen actor, y que los efectos digitales mejor dejarlos para lo estrictamente necesario. Pues bien, resulta que Prometheus está rodada casi al 50% con un ordenador. Que sí, que los efectos son la repera y que hay veces que incluso dudas de si es real o digital lo que estás viendo, pero eso no quita que Scott se haya traicionado a sí mismo y, de rebote, a los que tanto admiramos su obra. A mí tanto efecto artificial me toca un poco la moral, pero cuando está al servicio de la historia, me parece tan válido como cualquier otra opción. Lo que me jode es que haya cineastas que se queden con lo visual y pasen olímpicamente del relato. Scott no pasa del relato, pero deja que el guion de John Spaihts (revisado después por Damon Lindelof) vaya lanzando preguntas existenciales como quien pregunta la hora en el ascensor. Vale, eso mola, preguntas sobre de dónde venimos y sobre por qué se nos creó, es de puta madre, pero luego pasa que las preguntas hay que responderlas, y ahí ni Spaihts ni Lindelof, por acción, ni Scott, por omisión, saben cómo contestar. En su lugar, Ridley se inventa una escenita en la que nos dice que los personajes andan tan perdidos como nosotros. Y tan contento. Lejos queda lo de "yo he visto cosas que vosotros no creeríais..."

Noomi Rapace, la chica esta a la que no la amaban los hombres, protagoniza su primera superproducción y lo hace con un trabajo verdaderamente brillante, destacando por encima de sus compañeros de reparto de forma notable. Michael Fassbender ejerce de segundo y lo hace con una labor muy centrada en lo que se le pide. Charlize Theron deambula por la película, porque su personaje es más bien un estereotipo con un cuerpazo que otra cosa y, ante eso, poco puede hacer la actriz sudafricana. Idris Elba aporta buenas maneras como comandante, o capitán, o conductor de nave, o lo que quiera que sea, porque debo reconocer que en ningún momento los personajes me parecen interesantes, así que casi que veo y olvido. Logan Marshall-Green podría haber dado un golpe en la mesa, puesto que su personaje ofrece varios salientes sobre los que construir (debido al desdén en su diseño), pero peca de conformista o tal vez no da para más. Guy Pearce, bajo toneladas de maquillaje y cositas de ordenador, tiene poco trabajo. Rafe Spall y Sean Harris no pueden hacer mucho con dos personajes más propios de slasher barato que de superproducción alienígena.

Resumiendo: Prometheus es bastante mala, para qué nos vamos a engañar. Ridley Scott no pierde crédito porque el que tiene es infinito, pero hasta el puto Papa tiene diarrea, así que todo el mundo tiene derecho a hacer una mierdecilla de vez en cuando. El tema de las naves espaciales, de los planetas inexplorados y de los alienígenas cabrones hace tiempo que empezó a estar chamuscado, así que si se hace una película sobre eso, lo principal es cascarse una base como dios manda, sólida como una roca. Eso de tirar la piedra y esconder la mano es demasiado fácil. Y, en este caso, no precisamente barato.
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un plan brillante
Un plan brillante (2007)
  • 6,0
    8.480
  • Reino Unido Michael Radford
  • Demi Moore, Michael Caine, Lambert Wilson ...
5
Un plan tirando a mierdoso
Un plan brillante es la enésima película de atracos perpetrados por personal que trabaja en eso que se está robando. Una idea refrita como base que intenta hacer de la sencillez su sello distintivo. Eso lo consigue, de hecho, pero el problema radica en que no hay nada más.

Michael Radford dirige y Edward Anderson escribe. El guion de Anderson se establece sobre una base sólida, de eso no hay duda, pero donde sí surgen preguntas es en hasta qué punto es respetable simplificar la trama para montar un relato fluido. Lo que ocurre con el guion de Anderson es que lo que se nos cuenta es lo que hay, la historia principal es la que es y por muchas bolas de navidad a modo de añadido absurdo (que si politiqueo, que si guerras...) que se le coloquen, la película no puede dar más de sí. Al director Michael Radford, por su parte, hay que reconocerle una elegancia majestuosa, que pronto se convierte en el verdadero eje para el espectador, puesto que sin ningún tipo de floritura, la película seduce mucho más en el plano visual que en el narrativo. Radford consigue, además, salvar con disimulo los notables baches del guion y logra también que la simplicidad pretenciosa y de ambición casi infantil de Anderson quede ligeramente cubierta por una puesta en escena y una sucesión de planos verdaderamente interesantes.

Demi Moore, que ya tiene una edad, interpreta aquí a un personaje más joven que ella pero que parece ser más viejo. Una de esas idas de olla de directores de casting, vamos... Moore está correcta, como si pretendiera cumplir con lo que se le pide sin calentarse demasiado la cabeza. Michael Caine, por su parte, está a su nivel, lo que es lo mismo que decir que desborda inteligencia por los cuatro costados con solo aparecer en el plano. Del elenco de secundarios, habría que destacar a Lambert Wilson, muy fiel a su personaje. Joss Ackland aporta fiabilidad en un personaje bastante extremo (por motivos obvios) y Constantine Gregory cierra de forma brillante el elenco principal.

Resumiendo: Un plan brillante es una película de atracos que opta por la sencillez para desmarcarse del resto. La cuestión es que si no vas a montarte un superatraco de la leche con un plan inteligente, al menos deberías dejar que la sencillez reposara sobre unos personajes con peso y motivaciones que impliquen al espectador. A mí, sinceramente, al terminar la película, me sudaba el nardo quién había pasado de quién en el tema de las aseguradoras.
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0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atrápame si puedes
Atrápame si puedes (2002)
  • 7,3
    89.933
  • Estados Unidos Steven Spielberg
  • Leonardo DiCaprio, Tom Hanks, Christopher Walken ...
7
Ídolo
Atrápame si puedes lleva al cine la historia de Frank Abagnale Jr., uno de los tipos más peculiares (por decirlo de alguna forma) que ha pasado por el sistema penal americano. Piloto, médico, abogado, convicto, colaborador del FBI... Y todo empezó con una chequera barata.

Steven Spielberg es único en contar cualquier historia y convertirla en entretenimiento para cualquier público. En Atrápame si puedes, Spielberg nos deja un producto ligero, desenfadado pese a su fondo. El director nos cuenta una historia que daría para un thriller policíaco de lo más intenso, pues tiene a uno de los ladrones más carismáticos que imaginarse pueda y, con él, se presentan varios frentes que dan muchísimo juego. El acierto de Spielberg está en centrarse más en la parte "cuento" de la historia que en su vertiente más oscura, puesto que así se abre a un público mayor, hace más comprensible el desarrollo y además puede permitirse tirar de comedia cuando le viene en gana. La película está perfectamente estructurada y su diseño narrativo es benévolo con el espectador, dejando a la vista todos y cada uno de los entresijos de la trama. Así pues, nos queda una historia del gato y el ratón que Spielberg convierte en un divertimento que, hasta cierto punto, es mejor como conjunto de lo que sería la suma de sus partes. La cuidada ambientación y la maestría con la que Spielberg salta entre los dos enfoques de la película son, probablemente, los dos mayores aciertos.

Leonardo DiCaprio, uno de los actores que más injustamente ha sido tratado por la academia a lo largo de su historia, protagoniza Atrápame si puedes con una frescura y una capacidad infinita para desenvolverse en sea cual sea el perfil que requiere su personaje. Tom Hanks secunda el reparto con un trabajo serio del que se desprende esa familiaridad que suele buscar Spielberg en todos sus trabajos. El reparto lo completan Amy Adams, con infantil y adorable aportación, Chritopher Walken, con un trabajo de dramatismo casi encubierto ejecutado con precisión, Brian Howe, con cómica pero comedida interpretación y Frank John Hughes, que junto a Chris Ellis son, sin hacer un mal trabajo, de lo más gris de la película debido a sus personajes-florero. El cameo de Jennifer Garner hay que destacarlo y no precisamente porque su escena esté interpretada con calidad.

Resumiendo: Atrápame si puedes es entretenimiento puro y duro. Cuando uno lee sobre la historia de Frank Abagnale, se pregunta cómo sería la película en manos de Martin Scorsese, o tal vez de Michael Mann, o incluso de Clint Eastwood, alguien con un enfoque más oscuro, más de thriller puro y duro. Eso sería una dura losa que soportar de no ser porque, concebida como cine familiar, Atrápame si puedes es una auténtica pasada.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las brujas de Zugarramurdi
Las brujas de Zugarramurdi (2013)
  • 5,6
    43.368
  • España Álex de la Iglesia
  • Hugo Silva, Mario Casas, Carmen Maura ...
7
Sapos y moteras, ¡Bang!
Las brujas de Zugarramurdi es la máxima expresión de lo que pasa por la cabecita de Álex de la Iglesia. Una película que viste un discreto traje de terror familiar pero que queda expuesta, al desnudarse, como un producto mágicamente bizarro y altamente grotesco en el mejor sentido imaginable.

Álex de la Iglesia ya nos dijo con Balada triste de trompeta que le apetecía volver por sus fueros, regresar a sus inicios, esos en los que cualquier majadería tenía cabida. El resultado no fue muy allá, sinceramente. En Las brujas de Zugarrarmurdi, sin embargo, encontramos todo lo mejor del cine del cineasta vasco: diálogos descacharrantes, situaciones imposibles, giros lógicos guiados por una historia de todo menos lógica... El caso es que también encontramos dos de los errores que más se atribuyen al cine de Álex: falta de conexión e incapacidad para el clímax. El inicio de la película es brillante, con una secuencia totalmente loca en la que un Cristo y un soldadito de juguete protagonizan un caos absoluto con la colaboración de, entre otro, Bob Esponja, Patricio o Minnie Mouse. Ahí arranca una historia en la que la casualidad sirve de puerta de entrada (causalidad mediante) para la verdadera historia, la del terror ligero contado desde un particular punto de vista cómico. Los personajes, que están delimitados y encajados con buen hacer, son parte importantísima de la película, aunque sin duda lo más destacable es un vestuario muy conseguido (no se espera menos de Paco Delgado), un trabajo de cámaras excelente, un montaje vivaracho, unos efectos especiales espectaculares y, en general, un diseño de producción de matrícula de honor.

Hugo Silva está sembrado como padre desesperado y cabroncete y su travesía por la película le exige pelear en varios frentes, cosa que consigue. Mario Casas... ¡Mario Casas! ¡Por fin! Mario Casas se convierte en actor en Las brujas de Zugarramurdi. A Casas le toca interpretar al mejor personaje de la película (mi descojone ha sido bastante sonoro) y lo hace como si llevara toda la vida siendo un gran actor. Me quito el sombrero ante él. Jaime Ordóñez cierra el "trío del taxi" con su soltura habitual, aunque sigue pecando en ocasiones de requemar demasiado algunos de sus recursos. Pepón Nieto y Secun de la Rosa forman una extraordinaria pareja que funciona a la perfección gracias a lo bien diseñada que está en el guion y a la gran capacidad de sus intérpretes para crear una química enorme en un periodo corto de tiempo. Carmen Maura, Terele Pávez y Carolina Bang son las caras malvadas (a priori) de la película. La primera de ellas es una de las reinas de nuestro cine y cualquier adjetivo se le queda ya pequeño; la segunda es una de las mujeres con más talento de este país y el cine de Álex de la Iglesia, con tantos excesos, siempre es un buen aliado para ella y, la tercera, la explosiva Bang, es una de las bellezas más potentes vistas en pantalla y, para colmo, sube su nivel interpretativo con cada nuevo trabajo. Macarena Gómez nos deja uno de sus trabajos más redondos y el pequeño Gabriel Delgado, con una labor bastante notable, cierra el reparto principal, aunque no pueden dejar de ponerse en la palestra nombres como los del fantástico Enrique Villén, el enorme Javier Botet, la correctísima María Barranco o los aquí travestidos Santiago Segura y Carlos Areces.

Resumiendo: Las brujas de Zugarramurdi es una película que amar o una película que odiar. Transcurre dentro del universo mental de Álex de la Iglesia, ese formado por locura en estado puro, y el toque de fantasía la hace demasiado bizarra como para encajar en las estanterías de todos los hogares. Yo la amo. Y, desde hoy, renuevo indefinidamente mi amor a Álex de la Iglesia, el hombre que convirtió a Mario Casas en un gran actor.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Planet Terror
Planet Terror (2007)
  • 6,4
    43.417
  • Estados Unidos Robert Rodriguez
  • Freddy Rodriguez, Bruce Willis, Rose McGowan ...
6
Onanismo para todos
Planet Terror llegó junto a Death Proof como parte de Grindhouse, el proyecto conjunto de Robert Rodríguez y su buen amigo Quentin Tarantino. La película es un honorable homenaje al cine zombi y a la serie Z,

Robert Rodríguez dirige, con los filtros preparados, Planet Terror. Su trabajo saldría mejor valorado si entendemos la película más como un homenaje que como un producto independiente. Como homenaje, tiene absolutamente todo lo que ha hecho grande al género zombi y a la serie Z, aportando divertidos excesos en casi cualquier sentido; como producto independiente, sin embargo, agota el crédito al poco de atravesar el ecuador del metraje, volviéndose repetitiva, previsible, autocomplaciente y casi vacía. Rodríguez nos ofrece un frenesí de curvas femeninas, sangre, pus, explosiones, disparos, personajes disparatados y chistes de todos los colores que encajan bien como diversión, pero que no son demasiado potentes cuando tratan de contarte una historia. Todo está forzado, pero no importa porque todo forma parte de lo que Rodríguez tiene en su cabeza y no hay que buscar explicación a las cosas que pasan en la película, puesto que hay que entender Grindhouse como la paja de Rodríguez y Tarantino, su oportunidad para dar rienda suelta a sus instintos básicos. El apartado visual está logradísimo y la acción está rodada con una soltura bárbara.

Freddy Rodríguez (no es hijo del director) está fantástico como protagonista de una película que, hasta cierto punto, podría catalogarse como cine con reparto coral. Rose McGowan es otra de las estrellas de la película con un personaje que, para mí, es brillante. Marley Shelton es la que carga con más peso dramático (tampoco es que sea decir mucho) y responde con un buen trabajo. Jeff Fahey y Michael Biehn forman una particular pareja de hermanos divertidos por separado y bastante completos como conjunto. Naveen Andrews contribuye con su aplomo habitual y Bruce Willis pone el puente para abrirse a más público divirtiéndose, seguro, con su trabajo. Los papeles cortos de Tarantino, Carlos Gallardo (el "Desperado original") o el gran Tom Savini son de lo más agradables.

Resumiendo: Planet Terror es un homenaje de Tarantino y Rodríguez a la serie Z y al cine de infectados. No es una película normal y corriente, y así lo reconocen sus propios creadores. Es entretenimiento a modo de escenas encadenadas con un hilillo narrativo como excusa para una orgía de sangre, curvas y disparos. Un placer culpable.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enemigo público
Enemigo público (1998)
  • 6,4
    71.132
  • Estados Unidos Tony Scott
  • Will Smith, Gene Hackman, Jon Voight ...
5
Otra que se queda a medias...
Enemigo público es una película amiga para los amantes de las conspiraciones. Yo soy de los que gusto de hablar largo y tendido sobre el "quién vigila a los vigilantes", pero también me gusta apostar un poco por la cordura. Enemigo público es ciencia ficción, puesto que mete el futuro dentro del presente. Así hay que tomársela.

Tony Scott dirige. Scott siempre fue un director nervioso, como acelerado. En Enemigo público, empieza con una introducción excesivamente larga. Aunque entiendo que lo que intenta es meter al espectador en situación, personalmente me parece que se toma demasiado tiempo para contar algo que se puede resumir con facilidad sin dejar ningún detalle en el tintero. En el segundo tercio de película, Scott nos bombardea con información, con personajes y con un ritmo trepidante, tal vez hasta ansioso, hasta llegar a un clímax en el que hace de la confusión creada en las dos partes anteriores su mayor baza para mantener la tensión. Así pues, Scott no nos cuenta la película como hay que contarla, sino que prepara todo a su antojo para facilitarse el camino, para debilitar mentalmente al espectador y para atacarlo cuando está entre ausente, confuso y ligeramente desinteresado. Que el ritmo sea vertiginoso no significa que el espectador sienta la necesidad de seguirlo, y ese fue siempre uno de los grandes errores de Tony Scott. El guion de David Marconi juega con la inclusión en el mundo actual de una tecnología que, por suerte, todavía no está tan desarrollada y, si lo está, no puede usarse con tanta facilidad (o eso quiero pensar). Aceptando el universo que nos presenta Marconi, nos adentramos en ese mundo, pero el guionista echa mano de la casualidad, del truco fácil y de su capacidad para poder saltarse la lógica para intentar colarnos gato por liebre, porque el universo futurista que nos presenta es bastante interesante, pero a Marconi se le ven carencias a la hora de vivir en él y darle uso.

Will Smith no hace su mejor trabajo, pero es un actor con mucho carisma y con buenas maneras, que en Enemigo público se ve un poco limitado por la ineficiente inspección que se hace de su personaje. Gene Hackman está sembrado, como siempre, un tipo con más tablas que una clase de matemáticas va sobrado en una película de este tipo. Lo mismo puede aplicarse a Jon Voight, que es uno de los tipos que más me gusta cuando se enfunda el traje de villano. Como secundarios, los más destacados y destacables son Regina King, aunque tiene brotes de sobreinterpretación, Lisa Bonet, Ian Hart, Tom Sizemore y un Jason Lee con un papel corto que está interpretado con muy buenas maneras.

Resumiendo: Enemigo público entretiene más por su montaje que por su contenido y eso nunca es un piropo. Su irregular desarrollo, lleno de trampas y errores de guion, así como unos cambios de ritmo excesivamente forzados por parte de Tony Scott, hacen que no sea el thriller que pudo ser.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El patriota
El patriota (2000)
  • 6,4
    40.636
  • Estados Unidos Roland Emmerich
  • Mel Gibson, Heath Ledger, Joely Richardson ...
3
La historia merece una película mejor
El patriota es una película épica de esas que gustan tanto, con un protagonista que es la hostia en bicicleta, un malo de una crueldad sin límites, cámara lenta a gogó y frases lapidarias en cantidades industriales. Es como la versión americana de Braveheart, como el remake mal hecho de una película con la que comparte protagonista.

Roland Emmerich dirige El patriota. Hay tres cosas de Emmerich que son indiscutibles: le gusta lo épico, su nivel como director es bajísimo y es alemán. Un tipo de Stuttgart ha dirigido algunas de las americanadas más infumables de los últimos años, como son Independence Day, 2012 o El patriota, que es la que nos ocupa. Vamos a partir de la base de que el guion de Robert Rodat ya es una felación en toda regla al tío Sam y a las barras y estrellas. El bueno de Bobby parece que moja hamburguesas en zumo de arándanos, conduce un Cadillac, tiene el himno de Estados Unidos a modo de despertador y se pone cachondísimo con un sombrero de cowboy. Tiene que ser así, porque si no, no entiendo cómo puede alguien llegar a deformar tantísimo la historia o, para ser más exactos, cómo puede extraer lo que le dé la puta gana, convirtiendo la película en un simple juego de protagonista contra antagonista. Dice el guionista que quitando a un par de soldados rasos, los británicos eran muy de ir matando mujeres y niños, pero los americanos, salvo contadas excepciones, eran unos buenazos que luchaban por defender sus derechos. Sí, lo de los derechos es cierto, pero no es que estuviesen combatiendo Pocoyo contra Predator, coño, matizar un poco no está de más, ¿no? Pues para Rodat, sí, está de más. El caso es que, con el escrito de Rodat en sus manos, Emmerich hace aquello que los grandes cineastas tanto aborrecen: intentar convertir cada escena en legendaria, cada diálogo en una revelación y cada paso narrativo en un giro inesperado. El resultado son escenas repetitivas, diálogos de vergüenza ajena y un relato en el que el espectador va varios pasos por delante. Emmerich, además, se hincha a meternos la cámara lenta hasta en la sopa a modo de videoclip rancio, para que se vean piernas arrancadas por balas de cañón y cosas así. Para que quede claro que esa guerra era muy perra. El maestro John Williams vuelve a hacer magia con su composición musical, pero Emmerich la encasqueta en las ya mencionadas pretenciosas escenas.

Mel Gibson está bordado. Es un cabeza de cartel soberbio, porque las cosas como son, cuando Gibson se pone, es un fenómeno. Entiéndase lo de "se pone". Junto a él, o más bien frente a él, está un Jason Isaacs que mantiene el pulso interpretativo haciendo que, gracias a los actores, los planos personajes que protagonizan la película tengan algo que decir. Heath Ledger está a un nivel fantástico, siendo otra de las piedras angulares de un reparto sublime que, por desgracia, no encuentra apoyo en los personajes, pintados con brocha gorda, o tal vez con fregona. En segundo plano, con buenos trabajos, Joely Richardson, Chris Cooper, Tcheky Karyo (lo de su personaje tiene tela) y el gran Tom Wilkinson, entre otros.

Resumiendo: El patriota hace honor a su nombre, vaya que sí. Es la gran paja americana. La historia que América desea; una película en la que se defiende que todos los hombres son iguales, aunque la muerte de las personas cercanas al protagonista sea más dolorosa que las demás; la historia de un tipo que salta por el campo de batalla bandera en mano y luego se descentra a la hora de disparar, con dos cojones; la eterna contradicción de la América que nos quieren vender, esa que queda retrata al intentar hacerse una autofelación y que luego presume de humildad. Que te jodan, Emmerich. Que te jodan, Robert Rodat. La historia merece una película mejor.
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Alguien voló sobre el nido del cuco
Alguien voló sobre el nido del cuco (1975)
  • 8,3
    111.649
  • Estados Unidos Milos Forman
  • Jack Nicholson, Louise Fletcher, Brad Dourif ...
9
Top
Alguien voló sobre el nido del cuco adapta la novela homónima de Ken Kesey y lo hace convirtiéndose en una de las grandes obras maestras de los años 70. El constante dilema moral que plantea la historia es vertiginoso y la película sabe escenificarlo con macabra crudeza.

Milos Forman, uno de los grandes, dirige la que posiblemente sea su mejor película. El director checo nos deja un trabajo para el recuerdo en el que encontramos escenas frenéticas de corta duración y otras larguísimas con el silencio como voz muda. Forman consigue poner en pantalla la pregunta de si el loco (con perdón) no se cura porque no puede o porque el sistema hace que viva en una espiral de repetición en la que el libre albedrío se desvanece en favor del miedo a una realidad que se tergiversa en la mente hasta convertirse en un miedo imposible de combatir. Forman, además, tira y afloja de la cuerda narrativa, dando al espectador ilusión por ver conseguido el sueño del (aunque cabroncete) maravilloso protagonista. Eso hace que, quien ve la película, se sienta involucrado, que se alegre por los progresos de los pacientes, que llegue a quererlos. Las relaciones entre los personajes están definidas con milimétrica precisión y con descomunal gama de matices, creando un universo vivo y palpable dentro del psiquiátrico.

Jack Nicholson hace una de sus mejores interpretaciones. El papel, por histriónico, le venía como anillo al dedo, eso es cierto, pero su personaje también debe mostrarse comedido en muchas fases y es ahí donde vemos la gran capacidad de Nicholson para meterse en su papel. Louise Fletcher está sembrada y consigue, desde el primer minuto, convertirse en un ser realmente odioso. Los secundarios están a un nivel de auténtico lujo: William Redfield muestra sobriedad, Danny DeVito brinca por la película de forma maravillosa, un jovencísimo Brad Dourif (Chucky) muestra unas aptitudes espectaculares y Will Sampson se amolda a su personaje bordando esa presunta sordera y evolucionando de forma magistral. Con algo menos de espacio, pero con trabajos también de muy alto nivel, están el gran Christopher Lloyd, el polifacético Scatman Crothers y el siempre peculiar Vincent Schiavelli.

Resumiendo: Alguien voló sobre el nido del cuco es una obra maestra de cabo a rabo. Dirigida de forma inmejorable por Milos Forman, encuentra en su protagonista al aliado perfecto para mostrar una narración perfectamente estructurada en la que cada secundario tiene una función para completar una historia que ofrece mucho en lo que pensar. ¿Quién es el loco? Esa sería la pregunta. La respuesta, en Alguien voló sobre el nido del cuco, para mí es evidente. Cada uno que saque sus propias conclusiones.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí huele a muerto... (¡Pues yo no he sido!)
Aquí huele a muerto... (¡Pues yo no he sido!) (1989)
  • 3,5
    5.762
  • España Álvaro Sáenz de Heredia
  • Martes y Trece, Millán Salcedo, Josema Yuste ...
5
Para incondicionales
Aquí huele a muerto es una película solo para incondicionales de Martes y 13. Yo lo soy, diría que desde que tengo uso de razón. La película es, en realidad, un agrupamiento de gags ya conocidos y otros nuevos con una historia de terror de fondo a modo de excusa para enfrascarlos en un largometraje.

Álvaro Sáenz de Heredia es un director especializado en llevar al cine todos los bodriazos que se les ocurren a las productoras. Todos los que son comedias de forma pretendida, al menos, puesto que hay mierda que da para descojonarse cuando en realidad busca la seriedad. Sáenz de Heredia sabe que no es su película, sino que es la película de Martes y 13, y sobre los gags de una de las mejores parejas cómicas de la historia de España (Tip y Coll, respeto) reposa el peso de la película. Aquí no importa si el castillo de Somolskaia está maldito, o si es la familia del Conde: lo que importa es ver a Martes y 13. La historia de la película se inspira claramente en El baile de los vampiros, de Roman Polanski, y da rienda suelta, en Turquía, a todas las leyendas de monstruos que nos han traído la literatura y el cine. Las carcajadas para el espectador están aseguradas si es un fan total de Martes y 13, pero la película será una auténtica basura para aquellos que no disfruten de su tipo de humor, ese humor básico, de juegos de palabras simples, de muecas de toda clase y ruiditos sin sentido. A pesar de que la película en realidad tiene poco o nada de cine, hay que decir que la iluminación en interiores está bastante conseguida.

Millán Salcedo y Josema Yuste protagonizan Aquí huele a muerto. Millán está desatado, siendo la parte más expresiva, llamativa y alterada de la pareja cómica, como fue siempre. Josema, por su parte, sigue siendo el que combina la locura con la templanza, consiguiendo que su personaje viva en constante estado impredecible, en el que el brote psicótico puede saltar en cualquier momento. Ana Álvarez pone su belleza al servicio de la película, porque de su talento interpretativo es mejor no hablar. Raúl Fraire es el único que se toma en serio su papel, algo lógico teniendo en cuenta que su personaje es, durante la mayor parte del metraje, el único que parece ser un tipo casi normal.

Resumiendo: Aquí huele a muerto es Martes y 13 elevado a casi hora y media. Tienes que ser un incondicional del dúo cómico para poder ver la película, puesto que está llena de gags de principio a fin. Si lo eres, verás Aquí huele a muerto una y mil veces. Si no te gustan los chicos de Martes y 13, es difícil que pases del minuto 10 de película. Yo, como muchos otros, soy de los que se la sabe de memoria.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al límite de la verdad
Al límite de la verdad (2002)
  • 5,7
    9.058
  • Estados Unidos Roger Michell
  • Ben Affleck, Samuel L. Jackson, Kim Staunton ...
6
Adicto al caos
Al límite de la verdad pretende ser una película oscura, relativamente intimista, inteligente, esperanzadora y auténtica. El resultado no es exactamente ese, pero al menos sí muestra destellos de triunfo en casi todas sus aspiraciones. Una película sobre cómo un acontecimiento casi anecdótico puede cambiar la vida de las personas es algo que hemos visto muchas veces y ésta no es una de las mejores. Y tampoco de las peores.

Roger Michell, que venía de dirigir la encantadora Notting Hill, vuelve a enfrentarse de nuevo a una película en la que los personajes principales recorren una travesía por su propio mundo interior hasta redescubrirse a sí mismos. El viaje del primer protagonista está bien llevado, aunque parece demasiado encaminado desde el guion a acabar de forma previsible; el viaje del segundo protagonista, a pesar de tener su propia historia, es un simple complemento a la evolución interior del ambicioso abogado. Michell es elegante en la puesta en escena y se muestra sobrio con los tiempos de la película, aprovechando su corta duración para exprimir al máximo los sentimientos de los personajes en cada escena. Además, el director logra un par de (mini)monólogos que, si bien entran de forma brusca en pantalla y requieren del guion y del buen hacer de los actores, lo cierto es que se convierten en brillantes gracias a los movimientos de cámara, así como a la ausencia de los mismos, por parte de Mitchell. El único error grave en la realización de la película es la inclusión de una música que, por la forma en la que llega, convierte algunas escenas en videoclips pretenciosos.

Ben Affleck hace uno de sus mejores trabajos. Affleck es tan bueno como director que consigue que su faceta de actor mejore de forma impresionante cuando se dirige a sí mismo y, en Al límite de la verdad, encontramos rasgos del Affleck bueno. Samuel L. Jackson, en uno de los pocos papeles que le permiten salir de los excesos en los que tan bien se mueve, muestra una naturalidad y una implicación soberbias. Los secundarios son un lujo, con Sydney Pollack tan fantástico como de costumbre, con Tina Sloan como complemento perfecto a (ese ya de por si complementario de otro personaje) Samuel L. Jackson, con William Hurt apareciendo con potencia en momentos clave y con Toni Collette a un nivel increíble. Los pequeños papeles de Amanda Peet y Richard Jenkins están a la altura del gran reparto principal.

Resumiendo: Al límite de la verdad tiene un director que enfoca bien la historia, unos actores que entienden y manifiestan con profundidad los problemas de sus personajes y una historia atractiva por su fondo. El problema radica en que el guion va de tropiezo en tropiezo, acelerando y frenando sin ningún tipo de control y reseteando la historia a su antojo. Eso es una carencia insalvable incluso para los que están acertados en Al límite de la verdad.

Frases:
- "Tenías razón, sé hacerlo: encontré el límite. ¿Puedes vivir allí conmigo?"
- "Realmente el alcohol no es tu droga preferida; tú eres adicto al caos. Para unos es la coca, para otros es el bourbon, pero tú estás enganchado al desastre"
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asesinos
Asesinos (1995)
  • 4,8
    14.991
  • Estados Unidos Richard Donner
  • Sylvester Stallone, Antonio Banderas, Julianne Moore ...
4
Títulos de niñez
Asesinos es un gran bluf. Una película con base de thriller potente que descarrila desde su concepción, en la que pasa olímpicamente de su potencial para convertirse en una película de acción llena de clichés.

Richard Donner, que igual te dirige Los Goonies que te monta la saga Arma letal, está tras las cámaras en Asesinos. Su trabajo es el mejor de todos los que tienen responsabilidades en la película. El problema está en que Donner intenta hacer que la película sea "demasiado" buena, intentando dotarla de estilo visual propio, pero se da de bruces con un guion que repele a cualquier amigo del sentido común. Dicho guion es obra de los hermanos Wachowski, dos tipos que pueden cascarse una mierda como esta y luego construir un universo tan complejo como el visto en Matrix. Los Wachowski se van al salvaje oeste intentando hacer que la guerra de los protagonistas sea épica, endiñándoles frases lapidarias (sobretodo al protagonista principal) y pretendiendo que cada suceso sea la hostia. El patinazo es espectacular, pues todo se vuelve ridículo, los personajes tienen una cantidad de caspa tremenda y los diálogos preceden en demasiadas ocasiones a sonoras carcajadas del espectador. Volviendo a Donner, quisiera recalcar que su intento por convertir eso en una buena película hace que Asesinos tenga momentos más que decentes pero más como cine de acción de manual que como intenso thriller.

Sylvester Stallone está a la altura de su personaje. A unos tres o cuatro centímetros del suelo, digamos. Si el asesino al que interpreta ya es más superficial que la capa de Superman, la interpretación de Sly le da un empujón fortísimo para que eso sea más evidente todavía. Parece que a Sly le gusta ir así de sobrado por la vida, porque se le ve que disfruta como un niño pequeño. El gran castañazo a nivel interpretativo, se lo pega Antonio Banderas, con el trabajo más sobreactuado, exagerado y vergonzoso que puedo recordar del actor malagueño. Julianne Moore cierra el tridente de maleantes muy por debajo de su nivel habitual, con poca tensión y pasando un poco de puntillas por la película, estando de principio a fin sin hacer ruido.

Resumiendo: Asesinos era una película que me gustaba de niño, incluso sigo recordando varios diálogos de memoria. El motivo es que dichos diálogos son simples y directos, más allá de que sean chorradas como catedrales. El director Richard Donner intenta, sin éxito, levantar una película que tiene una base para ser un gran thriller en las manos adecuadas, pero que aquí se encuentra con el mal desarrollo de la idea por parte de los Wachowski y con un elenco triste.
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3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Año mariano
Año mariano (2000)
  • 3,8
    10.484
  • España Karra Elejalde, Fernando Guillén Cuervo
  • Karra Elejalde, Fernando Guillén Cuervo, Manuel Manquiña ...
1
Penurias
Año mariano llegaba a los cines avalada por Airbag, de la que parecía algo así como una secuela no oficial. Aunque son películas con ideas similares, Año mariano lo reduce todo a una vulgaridad insólita, consiguiendo que lo surrealista se torne aburrido. Hay quien dice que en Airbag ya pasaba eso, pero lo de Año mariano es desmedido.

Karra Elejalde y Fernando Guillén Cuervo escriben y dirigen este ataque al ser humano que es Año mariano. Ellos fueron los responsables del guion de Airbag, exitazo comercial y debacle para la crítica que dirigió Juanma Bajo Ulloa, ayudando también a la confección del guion. Por lo visto, lo bueno que encontramos en Airbag es obra de Bajo Ulloa, puesto que aquí, sin él, el resultado es un verdadero desastre. Hay que partir de la base de que Año mariano es algo así como La vida de Brian a la española, tirando de clichés y multiplicando exponencialmente los estereotipos de la España más cañí. Desde esa base, cabría esperar surrealismo en su vertiente más divertida, desde diálogos descacharrantes hasta situaciones alocadas. Lo que nos encontramos, sin embargo, es un overbooking de chistes malos, de diálogos que pretenden lograr la magia de Amanece, que no es poco y un desarrollo que nos sume en un profundo sopor. La película es excesivamente larga y, además, no tiene nada que contar más allá del juego de palabras entre María, La virgen y maría, la planta. Los exteriores tienen tantísima luz que duelen los ojos, la edición de sonido hace indescifrables varias palabras y el montaje es exageradísimamente torpe. Nada se salva.

Karra Elejalde, como actor, es un fenómeno y de hecho en Año mariano él es lo único bueno de la película. Muy bueno, en realidad, porque es el único que hace sonreír más por su interpretación que por sus palabras. Fernando Guillén Cuervo está acertado como showman buscavidas. El resto del reparto rinde a buen nivel, desde el gran Manuel Manquiña hasta otro grande, Fernando Guillén, padre del aquí director y casi co-protagonista. Nombres ilustres como los de Gloria Muñoz, Pepín Tre, Karlos Arguiñano o Silvia Bel

Resumiendo: Año mariano es mala. Muy mala. Malísima hasta hartarse. Es, incluso, difícil de ver. El surrealismo hay que delimitarlo con hiperrealismo, con precisión. El despliegue de gags independientes con una base aburrida puede tener momentos puntuales de diversión, pero si no hay ninguna conexión real, el espectador desconecta. Además, si en el apartado técnico hay un pasotismo extremo, el resultado es el que es.
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10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agárrame esos fantasmas
Agárrame esos fantasmas (1996)
  • 6,1
    18.785
  • Nueva Zelanda Peter Jackson
  • Michael J. Fox, Trini Alvarado, Jeffrey Combs ...
7
El negro del puro
Agárrame esos fantasmas es una comedia paranormal dirigida, casi casi, a todos los públicos. Cine comercial de calidad con un gran protagonista como cabeza de cartel y un emergente director al mando. Entretenimiento y risas en estado puro con algún que otro susto.

Peter Jackson dirige Agárrame esos fantasmas y lo hace con notable técnica y excelente pulso narrativo. El guion, obra de Frances Walsh y el propio Jackson, nos presenta una disparatada historia sobrenatural que, a medida que avanza, toca géneros tan dispares como son la comedia y el thriller puro y duro, utilizando lo fantasioso de su historia para moverse entre ambos enfoques. En la producción, encontramos el nombre de Robert Zemeckis, el mayor rey del cine familiar de los últimos tiempos, y su mano se nota en las facilidades que ofrece la película para dejarse ver. En lo referente a Peter Jackson como director aquí, lo más destacable es cómo maneja la tensión, brindándonos algún susto más que aceptable sin dejar de lado que lo importante es que el espectador sonría durante la mayor parte del metraje. Eso es debido a que el cineasta neozelandés se esfuerza por ofrecer un ritmo acompasado, sin baches, dejando que las escenas lleguen al espectador sin que éste tenga que esforzarse en adivinarlas antes de encontrarse con ellas. Jackson parece ir un pasito por delante y así es como se nos manifiesta la película, siempre dispuesta a responder con acontecimientos a las ganas del espectador por seguir disfrutando. La música de Danny Elfman es (como de costumbre) un punto a favor del producto. Además, los efectos especiales son una delicia.

Michael J. Fox está sembrado en su último trabajo como protagonista en una película. El papel de charlatán era un juguete para él. En Agárrame esos fantasmas, además, resuelve con brillo los matices dramáticos de su personaje. Trini Alvarado está perfecta en el papel de secundaria principal, moviéndose al ritmo que marca Peter Jackson y apropiándose de las buenas maneras que desprende Fox. En una posición más discreta (en pantalla, que no en relevancia) encontramos a Dee Wallace Stone, con un resultado sensacional en la piel de su inquietante personaje. Jake Busey, con esa cara de psicópata que le ha dado la naturaleza, está muy correcto, aunque en realidad necesita poco más que tensar la cara en los planos cortos. Jeffrey Combs es, con permiso de Michael J. Fox, la estrella de la película, apoyado también en que su personaje es el que más ofrece al actor para desatarse. Troy Evans aporta su granito de arena con eficacia y la dupla formada por Chi McBride y Jim Fyfe pone la guinda a un reparto excelente.

Resumiendo: Agárrame esos fantasmas es una película que alegra la mente. Sencilla, directa, sincera y muy entretenida. Combina con eficacia varios géneros, demuestra muy buenas maneras por parte de su director, presenta la esencia de su productor y cuenta con un reparto extraordinario y en estado de gracia. Debería haber muchas más películas como Agárrame esos fantasmas.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Critters 4
Critters 4 (1992)
  • 3,3
    2.087
  • Estados Unidos Rupert Harvey
  • Don Keith Opper, Angela Bassett, Brad Dourif ...
3
Estocada final
La cuarta y, al menos hasta el momento, última entrega de la saga Critters nos lleva al espacio y a un futuro bastante lejano en el momento del estreno de la película. El mismo argumento ha condenado al fracaso a más de una secuela de alguna que otra gran saga del cine de terror.

Rupert Harvey dirige Critters 4 y lo hace con muy poca gracia. El guion de Joseph Lyle y David J. Schow (tomando como referencia una historia del propio Harvey y del productor Barry Opper) coloca a unos personajes deprimentemente básicos en una nave espacial y hace que salten chispas entre ellos para dar algo de chicha a la historia. Un capitán cabronazo, un jovencito misterioso, una chica guapa, un listillo con gafas y un quinto personaje destinado, en principio, a hacer bulto. Con esa base, Harvey simplemente deja que los viajeros (cazarrecompensas, loquesean) se encuentren con los erizos intergalácticos y ahí ya pues lo de siempre: mordiscos, Charlie haciendo de mesías y una guerra humanos vs critters. Harvey, cuando ya ha pasado lo que tenía que pasar, no se calienta la cabeza y nos deja un trabajo inexistente. Si tengo que explicar lo de inexistente (aunque no creo que sea necesario), diré que lo es, simplemente, porque el director no hace absolutamente nada más allá de proporcionar metraje básico para llenar la película sin aportar nada positivo.

Paul Whitthorne protagoniza la película y no lo hace del todo mal. Los secundarios están encabezados por Angela Basset (antes de su gran papel interpretando a Tina Turner), con un trabajo bastante forzado por momentos, aunque se podría decir que llega al aprobado en el cómputo global. Brad Dourif, quien pusiera voz (y muchas otras cosas) a Chucky, el muñeco diabólico, está acertado en plan listillo-cabrón. Eric Dare está tenso y no logra dar un mínimo de vida a su personaje. Anders Hove es, sin duda, el más sobreactuado de todos. Don Opper sigue siendo el rey de la saga Critters.

Resumiendo: Critters 4 cierra la tetralogía de los erizos disparapúas con un nivel inaceptable. Tras el leve resurgir de la saga en la tercera entrega, la cuarta confirma que era el último coletazo de una saga que había sido herida de muerte en su segunda película. Una buena primera película y tres malas secuelas forman esta mítica saga
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Critters 3
Critters 3 (1991)
  • 3,8
    3.849
  • Estados Unidos Kristine Peterson
  • Aimee Brooks, Don Keith Opper, John Calvin ...
4
El critter quemao
La tercera entrega de la saga Critters remonta un poco el vuelo tras el sopor que producía la segunda. Pese a eso, confirma que la primera película debió quedar como clásico único, sin secuelas ni gaitas. Lo que empezó como comedia familiar de terror se fue desvirtuando hasta reducirse a la mínima expresión.

Kristine Peterson está tras las cámaras con un trabajo que, por primera vez en tres películas, no se limita a dejar encuadrada la acción. Peterson trata de que los gags sean más sencillos pero que estén mejor preparados, intenta que los critters tengan un poco de vidilla como individuos (al más puro estilo Gremlins) y se esfuerza por conseguir más intensidad en los personajes. Lo cierto es que las tres cosas se quedan a mitad de camino, pero esa implicación por parte de Peterson hay que valorarla. El guion de Rupert Harvey y Barry Opper (éste último productor de la saga) encierra a las víctimas de los erizos marcianos en una destartalada y poco poblada comunidad de vecinos a la que cuatro de los nueve personajes principales llegan, como quien dice, por pura casualidad. Los critters adquieren algo de vida propia, pero pierden voracidad y algo de sentido común, por lo que nos queda una lucha entre el critter "caraquemada" y sus atontolinados secuaces contra un niño, dos adolescentes, dos ancianos, una señora entrada en carnes, una valiente trabajadora del sector telefónico y un caballero más soso que comerse una servilleta. La guerra, por tanto, no despierta demasiado interés. Eso, sumado a que Kristine Peterson parece conocer las limitaciones del material con el que trabaja, nos deja un resultado un tanto pobre.

Don Opper no protagoniza la película, pero es el secundario con más peso y sigue siendo de lo mejor del reparto. Aimee Brooks protagoniza la película con sorprendente serenidad y, para llevar el peso actoral, está acompañada por Leonardo DiCaprio, que debutaba en el cine tras algunos pequeños papeles en series de televisión y que, a modo de anticipo, nos dejaba en Critters 3 una gran labor. John Calvin, con un interés aparentemente nulo por su personaje, encabeza la lista de secundarios entre los que están una graciosa Diana Bellamy, una correcta Catherine Cortez, y los gemelos Christian y Joseph Cousins, que se reparten el trabajo de interpretar al pequeño de la película. William Dennis Hunt y Nina Axelrod cierran con impresionante aplomo (por su avanzada edad y la temática de la película) el reparto.

Resumiendo: New Line Cinema es una productora muy acostumbrada a exprimir sus productos de una manera salvaje. Con Critters no hubo excepción y casi lograron acabar con la magia de la primera película con unas secuelas de muy baja calidad. Por suerte, los erizos del espacio siguen siendo míticos. Y hacer debutar a DiCaprio no es cualquier tontería...
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Critters 2
Critters 2 (1988)
  • 4,7
    4.443
  • Estados Unidos Mick Garris
  • Terrence Mann, Don Keith Opper, Cynthia Garris ...
4
Secuela típica
Critters dos es la primera de las tres secuelas que generó la mítica película de los erizos peludos extraterrestres. Peca de lo que pecan la mayoría de secuelas: sacar lo más llamativo de la primera película y exprimirlo hasta dejarlo sin sabor.

Mick Garris y David N. Twohy (creador de la saga Las crónicas de Riddick) escriben un guion extremadamente plano. La historia se resume en dos líneas y no queda nada por contar. El propio Mick Garris dirige y lo hace evidenciando la misma falta de ideas tras las cámaras que con el guion. En Critters 2 no sucede absolutamente nada más allá de la necesidad de una excusa (metida con calzador y abusando de la casualidad) para que volvamos a ver a estos abominables (a la par que adorables) seres. Se mantiene el punto gore, pero se ridiculiza demasiado; se mantienen los chistes fáciles, pero se bajan a un nivel muy inferior; se mantiene la destrucción, pero queda corta como único atractivo de la película. Lo que también continúa en Critters 2 son los homenajes; si en Critters encontrábamos guiños a E.T. o a Cazafantasmas, por poner dos ejemplos destacados, en la secuela nos damos de bruces con una frase "terminatoriana" y con un homenaje (que roza el plagio) a El ataque de los tomates asesinos. Garris se encarga de que los homenajes queden muy a la vista, pero más allá de eso, no hay demasiado. Este tipo de cine no pide demasiado a los directores, puesto que los de efectos visuales se encargan de gran parte del trabajo, pero sí es necesario aportar un mínimo de cordura que consista en algo más que poner la cámara en el primer sitio que se pille y dejar el apartado visual totalmente olvidado.

Don Opper y Scott Grimes vuelven a ser los protagonistas. Grimes, con un estirón más que notable, pierde fuelle respecto a la primera haciendo bueno eso de que los niños son mejores actores que los adolescentes. Opper, por su parte, se mantiene impecable en el gran papel de su vida (de hecho, fuera de Critters, apenas ha participado en un par de películas). Terrence Mann también vuelve con el mismo semblante impasible (más atenazado que conseguido) que en la primera. Cynthia Garris, más allá de sus dos poderosas razones, parece haber sido clonada desde el ADN de Terrence Mann, puesto que transmite lo mismo que su compañero cazacritters. El resto del reparto lo forman el encasillado y de ínfimo nivel interpretativo Tom Hodges, una muy correcta Liane Alexandra Curtis y el irregular Sam Anderson como cabezas más visibles.

Resumiendo: Critters 2 saca de la primera película que hay unos bichos de dientes afilados que disparan púas y matan a gente y a partir de ahí lo único que hace es acorralar a los humanos en una iglesia rodeada de clichés (el chico que vuelve al pueblo, el sheriff despechado, el matón de barrio, el escéptico...) a la espera del mejor plan para acabar con los invasores. Está lejos, muy lejos de la primera.
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Critters
Critters (1986)
  • 5,4
    12.131
  • Estados Unidos Stephen Herek
  • Scott Grimes, Dee Wallace, M. Emmet Walsh ...
6
Erizos-Hood
Critters es la hija no buscada de Gremlins. Con el mismo patrón, pero un enfoque sustancialmente distinto, Critters logró convertirse en un exitazo y en un clásico. Cine familiar, decían en los 80. Ahora de eso ya no queda mucho.

Stephen Herek, Don Opper y Dominic Muir escriben Critters y el primero de los tres la dirige. Había que cambiar cosas del guion para que no se pareciera excesivamente a Gremlins y que no oliera a plagio y el trío de guionistas deciden dar a Critters un plus de peligrosidad. Stephen Herek abre con Critters su (mediocre) carrera tras las cámaras con un trabajo que se ciñe a lo que él mismo propone desde el guion: fantasía, algunas risas, momentos gore y destrucción a mansalva. Herek en Critters se deja llevar por la historia, dedicándose simplemente a seguir el conflicto generado por los erizos del espacio exterior. Intenta que la película mantenga una de sus bases, la de "para toda la familia", sin renunciar a esa macabra frescura que llevan consigo los pequeños (y el crecidito) monstruítos. El resultado es un producto ameno, dinámico y de gran entretenimiento, una película en el que el nivel tras las cámaras no es ni bueno ni malo, puesto que consiste en colocar el guion frente a ellas de forma básica. El diseño de los critters es ya parte de la historia, así como sus ojos brillantes, sus afilados dientes y sus púas voladoras.

El pequeño Scott Grimes es el protagonista de la película y, muy probablemente, el que mejor responde frente a las cámaras después de Don Opper, quien además de guionista, se convirtió en la cara reconocible de la tetralogía criteriana (de la que su hermano fue productor). Dee Wallace Stone, como madre del protagonista, tiene poco trabajo aunque lo solventa con relativa facilidad. Billy Green Bush hace un trabajo bastante bueno por momentos y la familia la cierra, con peor nota que el resto, Nadine Van Der Velde. M. Emmet Walsh acompaña en el reparto con un trabajo notable y los personajes principales concluyen con el interpretado por Terrence Mann, que está un poco sobreactuado.

Resumiendo: Critters es uno de esos clásicos procedentes de la ya extinta maquinaria del cine familiar (y lo de familiar también incluye los tacos varios y la sangre). Un producto en el que invertir 80 minutos sin aburrirse ni quedar decepcionado ya es mucho, pero si además, el sentimiento es de diversión en estado puro, mejor que mejor.
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