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12 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
El hombre es un mendigo cuando piensa
Con dulzura y sin golpes bajos , incluso más , en tono de comedia , transcurre este excelente ensayo sobre un tema áspero si los hay como la depresión o el suicidio. Vaya contraste! y sin embargo bien logrado.
Antonio se encuentra un día con las manos vacías , existencialmente hablando . Nada lo entusiasma , ni su profesión de músico , ni su mujer , que lo ama ( que no es poco).
Entonces decide jugar una última carta , contratarse en un actividad más automática, es evidente que no quiere pensar, por que pensar es angustiarse. ( Eckart ha dicho " el hombre es un dios cuando sueña pero un mendigo cuando piensa).
Todo el film cabe en un edificio discreto de París y sus alrededores, como brillante síntesis de la sociedad urbana.( Fantástico)
Como contrapunto de Antonio Deneuve es una mujer clase media de mediana edad - la redundancia es exprofeso- fóbica en extremo. crece entre ellos una gran simpatía y complicidad.
Finalmente, como en un drama griego , Antonio se ofrecerá, sin proponérselo y sin saberlo , como víctima propiciatoria salvando a Deneuve.
Nos vamos del cine con una lágrima y una sonrisa todo a la vez.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
París bien vale unas risas
La combinación de drama y comedia a veces puede convertirse en un terreno demasiado pantanoso en el cine. La cuestión de si buscar la paridad entre ambos géneros o decantarse por uno a sabiendas de que esto puede provocar decepción e incluso indefinición tiene difícil respuesta. Parece que no es el caso de En un patio de París, última película del realizador francés Pierre Salvadori, que demuestra perfectamente en qué casos una obra cinematográfica tiene bastante claro lo que tiene que ofrecer sin temor a caer en el absurdo o la liviandad… Al menos hasta que el propio director y guionista planea traicionarse a sí mismo.

La trama se plantea de manera bastante clara: Antoine es un cantante de mediana edad que está cansado de la música y decide dar un giro a su vida. En la oficina de empleo le ofrecen un interesante trabajo como portero en una urbanización. Mathilde, la ya anciana presidenta de la comunidad, desoye a su marido y pese a la inexperiencia de Antoine decide contratarle porque le da seguridad. Cosa lógica, si tenemos en cuenta que el nuevo portero de la finca es un buenazo en toda regla. Éste es su principal defecto, pero no el único: también tiene una desafortunada adicción a las drogas.

La historia ya tiene de por sí un tinte algo cómico, que pronto se torna en algo todavía más evidente. La aparición de diversos individuos bastante peculiares, típicamente franceses, le dan un punto bastante divertido a la película. El personaje de Mathilde, interpretado por la veterana Catherine Deneuve, abre una subtrama con cierta gracia, que alcanza su punto más álgido con una disparatada pega de carteles y sus inmediatas consecuencias. También es muy gracioso el personaje de ese vecino pesado, sobre todo cuando en una escena determinada pega un giro hacia a lo absurdo que inevitablemente provoca la carcajada.

Pero de golpe y porrazo, todo esto se viene abajo. Ojalá nos estuviéramos refiriendo aquí al fundido en negro, ya que si bien nos quedaríamos con una película coja y falta de desenlace apropiado, el regusto final sería de diversión y esparcimiento. Sin embargo, Salvadori no era de la misma opinión. Durante el último cuarto de película, pega un giro hacia lo dramático que asusta, por inesperado y porque no pega nada con el tono general del filme. Al final, En un patio de París acaba siendo una especie de mezcolanza que aúna un telón de fondo dramático cubierto durante buena parte del metraje de un tono cómico con ciertos devaneos bastante graciosos, pero al final las risas desaparecen y nos queda un dramón en toda regla.

Este cambio de escenario no resulta tan gris como innecesario, en cualquier caso, ya que aceptando el volantazo en materia de guión nos queda un desenlace final que tampoco peca de ser mediocre, puesto que al fin y al cabo puede resultar hasta lógico teniendo en cuenta la evolución de los distintos personajes a lo largo de la película. Pero aun dando por bueno este final, es imposible calificar a En un patio de París como una película absolutamente redonda, ya que da la sensación de poca uniformidad en su conjunto. Buen planteamiento de la historia, gran trabajo a la hora de diseñar a los diferentes personajes (también gratamente interpretados, mención especial a Gustave de Kervern además de Deneuve), gags muy conseguidos, pero toda película siempre afronta una nueva reválida con su desenlace, y en este caso no podemos calificarlo de satisfactorio toda vez que supone un cambio de ritmo demasiado brusco, por muy realista que intente ser el final. Película para ver con la mente abierta, por tanto, y sin dejarse imbuir por el sentido cómico que desprenda durante su primera hora y cuarto de filme. Otra cosa es que eso sea posible, claro.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
¿Cómo se dice tostón en francés?
Aburrimiento sin paliativos. Ni una sola situación divertida, ni un diálogo ingenioso. El protagonista más inexpresivo y aburrido que hayan visto los tiempos. ¿Y por qué habría que reír si en definitiva es un drama morrocotudo, o pretende serlo? Pues porqué nada parece conducir a ese final dramático, mientras la cinta discurre por una sucesión de situaciones banales, ninguna de las cuales se resuelve de forma medianamente ingeniosa.

Si tienen algo más interesante que hacer, no vayan. Y si no lo tienen, tampoco.
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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Dans la cour
En un patio de Paris/Dans le cour
Gustave de Kervern es un músico de edad, desaliñado que un día empieza a recorrer París hasta que encuentra trabajo y droga en la escalera donde vive Catherine Deneuve, que lee el periódico a un ciego diariamente. Abandonado estos dos grandes actores a su suerte en lo concerniente a la narración el bien trabajado guión desarrolla una Rue del Percebe o las chicas de la sexta planta parisina, en manos de Pierre Salvadori, (Blanco disparatado, Usted primero, Los aprendices) recordando en algo Delicatessen y con personajes como el sectario vendedor de libros y folletos con perro odiado por el vecindario y el de bicicletas viejas. Demasiados personajes para ser observados con pasión y todo este mundillo se va volviendo gris y encapotado como el cielo de la ciudad del Sena, no sin una cierta capa de enigma. Solo cuando elegimos nuestros protagonistas preferidos interesa y disfrutamos mas del producto. Feodor Arkine y Pio Marmai ofrecen duelos interpretativos de altura, jubilados obsesionados en hacer sociología en el barrio en un intento de revolución de Bastilla. En el film como en el edificio aparecen grietas que le hacen perder fuerza en algunos momentos.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
GRIETAS Y BICICLETAS
Los tejemanejes y los trapos sucios de una comunidad de vecinos te pueden arrancar un par de risas ( y una lágrima fácil ) cuando los que la ocupan no caen en las exageraciones de los tics ni la caricatura televisiva .
Lo nuevo de Catherine Denueve no intenta reinventar el cine , pero tampoco es la comedia generacional de relleno que te venden en los trailers.
Entretenida y tierna .
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Cómo está el patio...
Una película aparentemente sencilla y sin pretensiones, que relata las grandezas y miserias de una comunidad de vecinos, desde la perspectiva de un maduro cantante semifracasado. El personaje interpretado por De Kervern busca huir de sí mismo mediante un trabajo abnegado y paciente a favor de un grupo de lo más heterogéneo. La extrema bondad del protagonista encuentra el contrapunto perfecto en la presidenta de la comunidad, una jubilada un poco neurótica. Este argumento podría dar juego para muchas cosas. Salvadori opta por la comedia, mediante una sucesión de gags ingeniosos y divertidos, que pasa deliberadamente por alto aspectos más lúgubres de la historia, cuando podía dar pie a subtramas menos ligeras. El problema es que, en un determinado momento, el director cambia de tono para adentrarse en un drama en toda regla. No estoy en contra de que una película combine géneros, en absoluto, el problema es que en este caso hay un cambio de registro que confunde al espectador, hasta el punto de no quedar muy claro qué es lo que el director pretendía. Una película entretenida, bien interpretada, que invita a reflexionar sobre muchas cosas, pero que sin embargo deja un sabor de boca agridulce y una extraña sensación de despiste.
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6
En un patio de París
La sencillez, propiedad exquisita cuya presencia es muy deseosa y alabada en ocasiones, aquí se convierte en límite de todas sus posibilidades, de su excelsa magnitud y plena consistencia.
Un patio de París, anónimo espacio desapercibido que cobra vida, un conserje nuevo que busca refugio tranquilo y apartado donde trabajar y no pensar y, simplemente, ver la vida pasar mientras sobrelleva una depresión de la que huye y por la que deja su vida de músico y, vecinos característicos que volverán su presente más activo de lo pretendido, en un principio, debido a su buena fe, bondad sin maldad y calma desprendida que les aporta relajada comprensión y desahogo de acceso necesitado por momentos varios.
Gustave de Kervern, excelente conductor de una existencia que sobrevive con la aceptación de su evidente desgana y escasez de motivación por todo y que encaja, perfectamente, con una Catherine Deneuve obsesiva, dependiente y asustada que no encuentra relajación mental que la invite a descansar y superar el maldito insomnio más, la decoración de un impotente marido que no entiende a su desconocida y, anímicamente ausente, mujer, un lumbreras del negocio futuro de las bicibletas cuya carrera de éxito profesional como futbolista fue arruinada por un abuso de las drogas, de las cuales, hace todavía evidente ostentación, uso y abuso, el incordio de vecino perfeccionista que todo lo ve, lo presiente y soluciona para rectitud de una vida pulcra y sana, el maravillado por la secta de la luz que indica la llegada del Salvador..., envoltura de drama, con pinceladas sutiles de gracia y humor tenue para una historia que resulta leve en su conjunto, que sabe a poco dado el agradable entendimiento y fácil acople a su devenir, gustoso observar de gran aprecio que, Pierre Salvadori, no sabe potenciar a su máximo, en toda su magnífica probabilidad ofreciendo sólo breves retazos de toda la candidez que se cuece.
Delicado, encantador y elegante en su formato, presentación y pasos/insuficiente la sustancia contenida, la devoción por este fantástico vagabundo emocional de una realidad observada desde fuera, sin querer participar en ella pero que es arrastrado y forzado a inmiscuirse en ella por cariño, empatía y tolerancia hacia sus inquilinos de arriba es fácil, su sentida armonía con la angustiosa vecina es sentida y querida, apreciación que se extiende a todo el edificio pero su modestia y simpleza es una baza que juega en su contra pues se demanda más de ellos, se requiere mayor incursión, se solicita mayor grado de involucración y batida y no un frágil, insatisfecho y tenue paseo por la villa.
No busca regocijarse en el melodrama, su objetivo no es la explotación cómica, no desea vivir de la angustia vigente, ni merodear por los entresijos del cotilleo curioso, ni grandes sacrificios, ni ir a ninguna parte, simplemente muestra como la llegada de un extraño inapetente, que no busca ni pide nada, se acopla a la perfección con las necesidades ocultas de sus convecinos que les carcomen y devoran en silencio y que no se atreven a salir y manifestarse por pudor y vergüenza pero que, al lado del recién llegado, fluyen por si solas como agua de afluente desesperado que busca el mar naciente que le da vida o río alternativo que le mantenga a flote.
Cómodo desconcierto que no explosiona, pausado andar que no se corona, se intuye una cumbre apetecible que se queda en superfluo placebo de inocua consistencia, ligereza que se estima pero no causa adicción, turismo leve por un patio de París que ofrece discreto recorrido que combina incertidumbre, relajación y delicadeza sin saciar aunque, tampoco desespera en su espera; no sucumbe a la tentación de rebuscar en su interior, sólo notas de una superficie acorde, linda, humilde, de buen gusto y sintonía, extraña y desconcertante en su composición que nunca tuvo la pretensión de destapar toda su capacidad.
Elaboración sin complicaciones para vidas complicadas que viven su suplicio y padecimiento en sigilo sólo que..., la sencillez, propiedad cuya presencia es alabada en ocasiones, aquí se convierte en límite a su plena consistencia, barrera a su suculencia aunque..., ¿alguna vez tuvo intención de realizar dicha excursión?

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
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8
Balance final positivo: no hay película perfecta
Vi “En un patio de París” (Francia, 2014) dirigida por el experimentado aunque poco reconocido Pierre Salvadori (quien a su vez participa en el guion junto con David Léotard) y con unas actuaciones contundentes de la súper famosa Catherine Deneuve (quien brilló por su talento y belleza… recuerdo mucho su “Los paraguas de Cherburgo”, 1964, que alguna vez reseñé) y Gustave de Kervern, entre otros. El filme, supuestamente, es una comedia pero con los minutos va evolucionando al drama propio del encuentro de dos almas solitarias y acongojadas: un músico deprimido que termina trabajando de portero y una jubilada con delirios en el edificio donde aquel trabaja. En este sentido, la salvación de la protagonista pasa por el sacrificio del portero: una nueva forma de presentar la expiación. Es raro encontrar filmes dramáticos, que reflejan los dolores personalísimos de quienes padecen depresión o trastornos psiquiátricos, acompañado de escenas divertidas y una narración que entretiene al espectador, en especial en su primera mitad. Sin embargo, la segunda mitad pierde ese equilibrio y su abrupto final deja un sinsabor en el sentido de que parece que hizo falta algo al desenlace. Ahora, fuera de este asunto del guion que no terminó de convencerme, el filme en muchos otros aspectos es de aplaudir. Ya hablé de sus buenas actuaciones, pero también está una fotografía y una música incidental correctas. Invito, para finalizar, a reflexionar sobre la depresión y otras enfermedades que hoy día se hacen más visibles gracias al cambio de percepción al respecto por parte de la cultura. Incluso, una cinta como ésta serviría mucho para permitir dialogar sobre ese sentimiento que embarga a muchos de que la vida pierde cualquier sentido. Claro está que podría pensarse que este filme no termina bien, pues la muerte aparece triunfal, pero desde otra perspectiva, la vida retoma su rumbo pues la protagonista recapacita sobre sí misma gracias a la tragedia. El balance final, a mi parecer, fue positivo. Pero esto supone una actitud, que siempre sugiero, de tomar lo mejor, analizarlo, meditarlo, pues de otra manera no se podría seguir disfrutando de la pasión que implica ver cine diferente al meramente comercial. Es que no hay película perfecta. La recomiendo: 04-06-2015.
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3
Un portero extraño y unos vecino aún más
El cine francés cuenta con grandes actores y buenas historias que enganchan desde el principio. En esta ocasión nos encontramos con una gran actriz y un gran actor, pero con una historia bastante mediocre que no consigue convencer en prácticamente ningún momento.
Gustave de Kervern da vida con gran talento a un músico que decide romper con su vida y trabajar como portero de un edificio antiguo en París. Ahí intentará olvidarse de su pasado y comenzar de nuevo. En ese patio de vecinos conocerá a una mujer interpretada de manera magistral por la gran Catherine Deneuve. Ella es una vieja con problemas mentales que se obsesiona con una grieta en su casa y el temor a un derrumbe del edificio. Ambos harán un equipo que es de lo poco que funciona.
La historia es aburrida y no engancha. Una serie de extraños personajes invaden esa comunidad. Unos vecinos que no son muy normales, pero que sinceramente no aportan nada al espectador y atraen muy poco. No captan el interés de nadie para que se interesen por la historia y los problemas que sufren.
A ello, hay que añadir que no se observa en ningún momento una conexión que los una a todos en una trama. Ni siquiera con ese portero que acaba de llegar a trabajar. Son como historias totalmente paralelas que quieren encontrar su conexión, pero que no llegan a unirse en ningún aspecto.
Muy escasos momentos son salvables de esta película que resulta muy pesada en su historia, y que intenta ser cómica en algunos momentos, sin que el efecto deseado dé resultado.
En fin, "En un patio de París" narra una historia que no interesa. Una historia que intenta retratar un problema social con toques cómicos y dramáticos, pero uno descubre al final de la película que no sabe que se ha querido contar. Uno piensa que es un guión vacío que deambula por ese patio comunitario sin profundizar en absolutamente nada, y por consiguiente sin poder enganchar.
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7
¿Drama o melodrama? No importa porque funciona.
Melodrama francés (mas drama que comedia), correctamente confeccionado y que basa todo su encanto en el enfrentamiento entre dos excelentes actores (Catherine Deneuve y Gustave de Kervern) y en un guión que no escatima en mostrar las cosas mas duras como realmente son pero sin perder la objetividad. No deja de será una versión de "Repulsión" de Polanski (interpretada también por la Deneuve) rodada cincuenta años mas tarde y trasladada al lenguaje y situaciones propias del siglo XXI. "En un patio de París" retrata con inteligencia los miedos y la frágil de la mente humana pero lo hace con un punto de humor y normalidad que consiguen que el espectador consuma mejor la indigesta historia. Un drama (quizás melodrama) intenso, fácil de ver, muy bien interpretado y que hará las delicias de mas de uno.
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6
Retrato a la crisis de los 40
El director francés Pierre Salvadori, curtido en el mundo de la comedia, de las cuales se puede destacar "Usted primero" (2003) y "Un engaño de lujo" (2006), nos propone en su última película (hasta la fecha), titulada "En un patio de París", un drama con pinceladas cómicas; en el que se adentra en la crisis de los cuarenta, la locura cotidiana, y la convivencia en una excéntrica comunidad de vecinos.

La historia se centra en Antoine, un músico que acaba de cumplir los cuarenta años de edad, que de pronto decide abandonar su carrera. Tras deambular sin rumbo durante varios días, lo contratan para que se encargue del mantenimiento de un edificio de pisos. Allí conocerá a Mathilde, una mujer jubilada que acaba de mudarse, y que descubre una grieta en la pared del salón, cayendo víctima del pánico. Poco a poco nacerá entre ellos una singular y extraña amistad.

Lo más destacado de esta solvente película, es sin duda, las interpretaciones de su dúo protagonista, compuesto por Gustave de Kervern y Catherine Deneuve. En lo que se refiere a Gustave, construye un personaje bastante contenido, en el que muestra, de forma precisa, como un hombre sufre la temida crisis de los cuarenta; por otra parte, Deneuve está realmente notable, elevando la categoría del filme, ya que perfila un personaje que de manera progresiva se introduce en la locura, conteniendo varios puntos en común con el que interpretó en el clásico de culto de Roman Polanski, "Repulsión" (1965), aunque no tan visceral como aquel. También es muy interesante el retrato que realiza a la siempre complicada convivencia entre vecinos, en el que Salvadori nos ofrece un desfile de pintorescos personajes que aportan el tono divertido y desenfadado de la cinta, destacando: el genial predicador de la secta religiosa, el exfutbolista caído en desgracia que colecciona bicicletas, y el manioso arquitecto 'toca-pelotas'.

En conclusión, "En un patio de París" es una buena comedia agridulce, ensalzada por las notables interpretaciones de sus protagonistas, sobretodo una Catherine Deneuve que demuestra todo su talento y carisma, y que nos retrata la temida crisis de los cuarenta de forma interesante y con todas sus consecuencias.
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3
Dramón francés, dos palabras muy peligrosas juntas
La película pertenece al género del Drama, yo diría que en este caso del Dramón. Sí es cierto que de vez en cuando te hace sonreír, pero no compensa el ambiente que se va generando en la película y que la hace terminar agotado. Además, el guión deja temas claves sin explicar que agravan la película. Muy floja. No recomiendo gastar un minuto de la vida en cosas como esta.
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