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29 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
5
Ni muy muy, ni tan tan...
En la última década, películas como las de Juan Taratuto, Hernán Goldfrid y Ariel Winograd han abierto un camino en la comedia argentina donde también puede ubicarse al cineasta Diego Kaplan, quien luego de “Igualita a mí” (2010), presenta esta trama para adultos.
“Dos más dos” se introduce en el controvertido tema del intercambio de parejas, que ya fuera abordado por el cine en otro contexto histórico (la conocida película “Bob, Carol, Ted and Alice” de Paul Mazursky), realizada a fines de los sesenta, en un marco de época que ahora parece envejecido en su auténtica rebeldía frente a esta propuesta mucho más superficial y planteada a medida de los tiempos que corren.
La historia de “Dos más dos” transcurre en barrios cerrados, casas y coches sofisticados, donde los habitantes tienen materialmente todo lo necesario para sentirse felices pero no lo son. En busca de aventar la rutina y el aburrimiento, la pareja interpretada por Julieta Díaz y Adrián Suar incursionará gradualmente en la onda swinger que le proponen sus amigos más cercanos (Carla Petersen y Juan Minujin).
Esta transgresión traerá aparejados descubrimientos, euforias pasajeras y conflictos de toda índole, canalizados en una serie de gags que explotan la comicidad que caracteriza a la primera parte, hecha de reticencias y reparos pero también de curiosidad y complicidades, con diálogos y situaciones bien plasmadas y con una cuota infrecuente de audacia.
Actoralmente, nadie desentona ni cae en tics televisivos. Salvo Suar que reitera su personaje inseguro pero canchero de otras películas, Carla Peterson, Julieta Díaz y Juan Minujín componen personajes con muchos matices. Incluso los secundarios, el desconocido jovencito Tomás Wicz y las breves intervenciones de Alfredo Casero, como un gurú de la sexualidad abierta, que logra con sus breves intervenciones arrancar las mayores carcajadas que se sostienen sobre el ridículo del auténtico swinger que interpreta.
Actuaciones meritorias y un humor hecho de palabras no correctas sino adecuadas, son la forma de abordaje para un tema tabú que insinúa más de lo que muestra.
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22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Comedia ligera, con tema picante
"Dos más dos" es sencilla y honesta, no defrauda a nadie: los amantes del cine arte y detractores de la veta más comercial del cine argentino tienen más de un motivo para detestarla, los que van al cine a disfrutar un rato se van a poder reír más veces de las esperadas y aquellos (¿la mayoría?) que la ven para ver cómo estas 4 figuras (y en especial a Suar) de la TV argentina hablan de sexo y de intercambio de parejas tampoco se verán decepcionados, ya que la película nunca esquiva el tema, y lo aborda con la máxima profundidad que le permite dentro del cine comercial: para hablar en criollo: hay sexo grupal, mucha lengua y muchos desnudos, pero no se ve ni el perfil de un pezón.

El guión podría haberse constituido como un in crescendo hacia el inevitable intercambio de parejas que se adivina desde el poster. Por suerte, es mucho más audaz, y escapa al simplismo de lo políticamente correcto de 2012, es decir: "viva la liberación sexual, seamos modernos, la monogamia ya fue". No cae tampoco en el puritanismo, y, por ejemplo, de la hermosísima boca de Julieta Díaz se oyen expresiones como "¡que te quiero meter un dedo en el culo!" que permite la risa, el morbo, el erotismo y la liberación de ciertas tensiones que la película constantemente intenta alejar.

Las actuaciones son simples, frescas y auténticas (ahora, si uno odiaba a Suar o a Casero de antemano, no esperen encontrar nada nuevo en ellos). La película es redonda, graciosa, amena, y lo suficientemente profunda en torno al tema planteado.
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Vale la pena
Me gustó. Los actores de verdad se lucen. En especial Adrián Suar y Carla Peterson. Leí por ahí que es una copia de un libreto de otras épocas y sinceramente poco importa porque las copias o adaptaciones muchas veces pueden sorprender gratamente como en este caso.
Es una película prohibida para menores de 16 años para ver con amigos y sobre todo en pareja.
Plantea un tema tabú pero que mal que mal a todos se nos ha pasado por la cabeza alguna vez al menos para analizarlo medio minuto.
Da para el debate. ¿Estamos listos para adentrarnos en una situación como esta? ¿Qué hay de las consecuencias?
Para pensar.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Fumarse un porro no es is de hippie
Diego Kaplan y Andrián Suar ya trabajaron juntos en la película 'Igualita a mí', que se acabó convirtiendo en la película argentina más taquillera del 2010 en su país, superando los 835.000 espectadores.

En 2012 volvieron a juntarse para hacer 'Dos más dos', superando su anterior éxito, llegando a estar siete semanas consecutivos entre el top cinco del país y pasando la barrera de los 900.000 espectadores, sobre todo gracias al boca a boca del público que salía más que satisfecho de la sala.

Es de suponer que este éxito será, entre otros factores, lo que llevó a la Academia de cine argentina a nominarla en ocho categorías, aunque finalmente la que arrasó ese año fue 'Infancia Clandestina' y 'Dos más dos' se fue de vacío.

Todos estos datos me hacen suponer que el cine argentino y el español tienen cierto parecido como industria, ya que ambos “reciclan” actores de series de televisión para sus películas, los premios de sus academias suelen otorgar todas las nominaciones a sus diferentes apartados siempre entre las cuatro candidatas más destacadas ese año, normalmente las que más taquilla han hecho (con alguna que otra excepción) aunque eso no signifique que sean las mejores según la crítica especializada y la distribución de sus películas a otros mercados suele ser con cuentagotas.

'Dos más dos' pertenece a ese tipo de películas que tienen aroma televisivo (más apreciado en su país de origen que en el exterior), con cierto gancho pero bastante convencionales, lo que hace extrañar el éxito desmesurado.

La película de Kaplan sitúa a doble pareja de amigos de toda la vida; Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz), Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson), una más conservadora y tradicional y la otra más abierta y mundana. Cuando ésta última les confiesa sus amigos que practican el intercambio de parejas, despiertan la curiosidad de Emilia, que intentará convencer a Diego de participar con sus amigos en sus propuestas.

La película empieza interesante, con cuatro personajes con los que identificarse en mayor o menor medida y siempre carismáticos, con cierta gracia. Esto se corresponde con la parte de iniciación al mundo “swinger” de la pareja más tradicional, pese a las “suspicacias” que Diego no para de soltar como palabra clave para que Emilia y él terminen con ese caótico mundo a sus ojos.

Una vez pasado ese tramo, la película cae por la rampa cuesta abajo tanto en interés como en ritmo, derivando la comedia en drama de la forma en que la mayoría perspicazmente ya había deducido, hasta llegar a un fallido final poco convincente por su poco atrevimiento y encima, de resolución mágica, es decir, sacada de la manga.

Y es curioso, como una película que se planeta abierta de miras, con intenciones cómicas pero a la vez reflexivas, acaba perdiendo su gracia y, justo en su tramo más dramático, pierde también su punto reflexivo, al quedar esa supuesto atrevimiento en la salida más fácil y tradicional, narrativamente hablando. Esto supone matar el interés que pudiera tener una cinta que si bien no era tan divertida ni alocada, podría haber sido una vertiente fresca al tema tabú que trata, pero parece preferir la risa nerviosa del espectador morboso que verdaderamente despertar la inquietud reflexiva de las fantasías sexuales. Y mira que también daba mucho juego en el plano cómico, pero su encorsetado y frígido director ni siquiera se atreve a insinuar sensualidad, ni mucho menos mostrar carne, como para pedirle que se meta de lleno en la temática.
Tampoco ayuda los incesantes fundidos a negro, poco recomendables para un ritmo ágil y despierto que requiere la comedia.

Así pues, partiendo de una interesante comedia, acabamos con un fallido y conservador drama que poco aporta, que igualmente se deja ver, pero con la agridulce sensación de que podría haberse mojado más y no intentar la vulgaridad de hacerse pasar por transgresora cuando, en el fondo, es todo lo contrario.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
No tan suspicaz
En un tono similar al del Woody Allen de las últimas décadas [véase "Vicky Cristina Barcelona" (2008)], la propuesta de "Dos más dos" pretende ser una comedia para adultos, es decir, una suerte de romcom "erótica".

Por momentos acierta con un humor fluido, que si bien a veces se siente algo ordinario nunca llega a aburrir, y siempre se apoya de gran manera en un elenco muy acertado; sublime la escena en que los cuatro se esconden del hijo de una de las parejas. Reconozco que Suar no es un actor que me divierta pero aquí su particular neurosis (otra vez, Allen) funciona muy bien. Peterson es lo mejor, Díaz sorprende, Minujín aporta lo suyo y mención aparte merece Casero, que aunque infumable en su vida pública, en la pantalla suele estar insuperable.

Llamativo el nivel de acoso que padece el personaje de Suar durante todo el film, desde la esposa y los amigos sometiéndolo a una práctica sexual que lo incomoda, hasta el hijo adolescente que le hace bullying, algo con lo que el guion parece comulgar de manera muy polémica. Claramente tambalea sobre el final, aquella propuesta aparentemente atrevida y ácida del comienzo se diluye en un conservadurismo de manual que termina por reafirmar la pacatería típica de la monogamia cristiana.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Dos más dos
No es la mejor representante de la comedia argentina pero, aún con todo, sirve para echarte unas risas y pasar un buen ratos. Una pareja de amigos que se complica por su ilusión de vivir el amor libre y cuyo desenlace no es difícil de adivinar. Actuaciones frescas y amenas, un guión lozano y un poco desvergonzado -no tanto como insinúa-, enfrentándose al puritarismo clásico pero cayendo, sin darse cuenta, en él; un conjunto gracioso y decentemente completo pero, no por ello, deja de recordar a muchas otras historias antecesora -de la misma casa- que tuvieron más acierto en su presentación. Satisfacción sin exigencia elevada, sonrisas no forzadas pero tampoco deslumbrantes, entretenimiento grato y placentero que no dura más que el tiempo de su visionado aunque, no tiene el atractivo suficiente como para no despegar tu atención de la pantalla. Más que un aprobado justito, menos que sus notables hermanas. Suficiente como relleno repentino y temporal.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Para verlo en 3D
El cambio de mirada se impone: en la peli se mencionan pelis, se va al cine. Los cines de ahora te proporcionan esos lentes graciosos de colores variados, el cine en 3D, bah. Significativamente, en el mismo desenlace aparecen estos lentes, no queda más remedio que tomar la metáfora y explotarla.

No me divirtió Dos más dos, tuvo sus pasajes de buen humor pero por lo general la padecí en el buen sentido. La empatía con el personaje de Suar es inmediata. No se necesita ser un recalcitrante conservador para dar cuenta de que los miedos de ese personaje son los transitados por todos a la hora de experimentar algo que, se sabe, excede a las reglas convencionales. Me incomodé como él: esa fiesta, esas proposiciones...de tan tentadoras suenan a sospecha pura. Hasta la libertad tiene sus reglas, la ambiguedad es cultivo de oportunistas, y la verdad queda reservada para unos lentes 3D. Uno no frecuenta la vida con lentes de distorsión (provocan dolor de cabeza, y cuestan caros); uno acomoda sus verdades de la forma más funcional posible. Suar no desentona: tiene en claro que la tentación puede llamar al desequilibrio. Su orden cerrado es, sin alzar las banderas reaccionarias, más potable que un montón de reglas vagas.

Es una peli transgresora a la antigua: sus formas, sus elipsis, sus fundidos en negro...no es comedia, esto no es comedia. Tampoco abre el debate, más bien planta la situación. Atenete a ella porque se impuso, está a la moda. Hay cierto consumismo de fondo: la cosificación de los objetos de deseo del mundo swinger relativiza los sentimientos, los vuelve estériles. Para cuando se filtra una breve pasión las reglas cambian. Y ese mundo maravilloso ya no te da cabida, como a un leproso.

Sin instalar la reflexión, te obliga a reposicionarte. La peli arriesga hasta llegar a ese punto en el cual desaparecieron las respuestas. El final, fundido en negro, elipsis temporal, absorbe como esponja un bache difícil de llenar: las decisiones luego de quedar desnudo. Lo que haya sucedido allí, nos está vedado, y creo que a la dirección también. Ese reagrupamiento final es un manotazo de ahogado. La oscuridad del fundido en negro sacrifica la visión en 3D. Será que seguimos siendo animales de costumbres.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Mucho swinger, pocas nueces
Las comedias de situación no suelen defraudar a nadie: No son tramposas ni enrevesadas, no se pierden en matices ni palabras no dichas. Hay películas comerciales, destinadas a obtener la carcajada del público masivo. Es lo que ocurre en la nueva película de Diego Kaplan, Dos más dos, una comedia construida a base de guión y buenas interpretaciones, que entretiene sin llegar a deslumbrar.

Desde luego, probablemente no sea una de esas películas que se quedan en la memoria del espectador, pero cumple su propósito: Es divertida, es provocativa y aborda el tema de la comedia romántica desde una perspectiva bastante curiosa, pues en la cinta vemos el fenómeno “swinger” (Intercambio de parejas) en todo su apogeo: Personas asentadas y materialmente satisfechas que aprovechan esta veta del amor libre para tratar de experimentar nuevas aventuras. Por supuesto no son inmunes a las complicaciones que acarrea este modo de ver la vida.

Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson) son una pareja de unos 40 años, que una noche les confiesan a sus amigos Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz), también pareja, que ellos son “swingers”. Pronto plantearán a sus amigos que compartan esta práctica con ellos, algo a lo que Emilia se presta entusiasmada, aunque a Diego, más conservador, le costará más aceptar esta idea.

De este modo, son los actoresquienes van desarrollando una historia plana, pero que nos transmite matices a través de sus personajes. Tanto en los prejuicios contra una práctica socialmente vista con reticencia de Diego como la serenidad vital de Richard, o lo desinhibido de Bettina contra la timidez aventurera de Emilia nos muestran actitudes, no ya ante el sexo, sino ante la vida que pueden ser dignas de elogio. La química entre los cuatro juega un papel esencial, pues la relación entre ambas parejas es el núcleo de lo que vemos.

La interpretación de todos ellos es correcta, sin llegar a ser nada destacable tampoco, salvo quizá un histriónico Adrián Suar, cuyo maniático y conservador personaje será el encargado de sacarnos una sonrisa durante la primera parte del film. También se nota la ausencia de algunos secundarios que aligeren un poco la historia principal (salvo la honrosa excepción de Alfredo Casero como gurú del sexo, cuyas pocas apariciones son siempre estelares)

Técnicamente, además de que alguien debería decirle al montador de la película que existen recursos más allá del fundido en negro para cambiar escenas, pese a tratar todo el asunto con el erotismo que corresponde al intercambio de parejas, el largometraje no llega a ser explícito, se queda en sugerente. Se habla de sexo mucho más de lo que luego se ve, no vemos absolutamente nada más de lo permitido.

Y es que, al final del todo, la sensación que tiene uno al salir de ver esta cinta es que son sus pretensiones comerciales las que la alejan de convertirse en un producto mucho mejor. Pese al buen planteamiento inicial, las correctas interpretaciones, y el punto de vista novedoso sobre un tema clásico, sus pretensiones de llegar a un público masivo hacen que caiga en tópicos manidos que ya hemos visto mil veces en pantalla, restándole calidad. El final feliz, las pretensiones moralizantes y el cambio de ritmo y estructura narrativa entre la primera y segunda parte del metraje nos hacen preguntarnos más por lo que podría haber sido con un poco de más de valentía por parte de sus creadores.

Crítica realizada para cinemaldito.com
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Jugar con fuego
Adrian Suar, a esta altura de su carrera, se puede considerar en su faceta de actor como un "capocomico", basta con una mueca para hacer estallar una carcajada. En este caso le toca el rol de un cuarentón, hombre de familia, bastante conservador, al que le llega la propuesta de abrirse a nuevas experiencias como el swinguerismo.
En las escenas entre Suar y el gordo Alfredo Casero es inevitable sonrojarse y largar alaridos de risas. Muy bien las mujeres Julieta Diaz y Carla Peterson en muchas escenas subidas de tono, y también el desconocido Juan Minujin.
Para pasar el rato con amigos, no la aconsejo para verla con sus padres o suegros, por tener lenguaje con alto contenido sexual, no habitual para estos actores.
Dos más Dos presenta en su punto de giro final una traición, un engaño entre los protagonistas. Las dos parejas de la ficción se han arriesgado a un planteo que al final los lleva a comprometer lo que no estaban dispuestos a poner en juego. Al film parece pasarle algo parecido. El atrevido desafío que parecía proponer en un principio termina disolviéndose en un final tranquilizador.
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7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Del polvo venimos y al polvo vamos.
Quizás sea una copia de otra película como escriben por allí, cuando llegue a verla les cuento. Entretanto esta es la que es. Un rato entretiene, tiene cierto ritmo, algunos diálogos son ingeniosos. Los actores tornan verosímil lo que actúan.
Lamento que el tema esté referido a cuestiones que más parecen preocupar a señores y señoras que tienen la vida como resuelta. Gente de mucha guita que parece tener necesidad de entretenerse organizando encuentros que a la vez que alejados de lo rutinario, parecieran ser no obstante una nueva rutina.
Uno puede preguntarse acerca de la validez de estos planteos pero al parecer existen en la realidad. Personalmente choca con mis prejuicios pero bueno, quien soy para imponer a otros una cierta manera de vivir.
Ciertamente puedo afirmar que el tedio puede llevar hacia cualquier camino y que caminar puede conducir al abismo pero que cada dueño de sus zapatos los conduzca donde guste.
La preocupación por el sexo, la ingenuidad de creer que la felicidad provenga de nuevas vías puede hacer comprender el derrotero que los protagonistas siguen. El desenlace tranquilizador debe haber sido pensado para dejar satisfechos a tantas personas con prejuicios como los míos.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Suar, si vas a plagiar, ¡Al menos cambiá el poster!
Diego Kaplan, responsable de la insufrible "Igualita a Mi", volvió a ser convocado por Adrian Suar para hacer otro bochorno. Kaplan no teme caer en el rídiculo, porque desde que armó una versión de "Drácula", con Carlín Calvo encarnando al conde, ¡no tiene manera de caer más bajo!

Varios periodístas han notado las "similitudes" temáticas entre esta bazófia y la clásica "Bob & Carol & Ted & Alice" (Paul Mazursky, 1969), pero lo más vergonzoso es que hasta se chorearon el póster de la peli, con los cuatro protagonistas desnudos y encamados en hilera ¡es prácticamente igual! Da un poco de verguenza ajena, la cara rota de los responsables de esta película.

Marketineada para las mujeres reprimidas que se hacen las osadas en las charlas y conversaciones de las reuniones de amigos, pero luego a la hora de los bifes no salen de la posición del misionero (la mayoría de las minas en Argentina), fue publicitada constantemente en la televisión nacional por Suar haciendo chivos en los programas de mayor rating, proclamando la idea de "uhhh, habla de swinggers, tema tabú, andá a verla con tu marido, que loca que sos, re liberada, che".

Por suerte, el DVD se trabó promediada la película, y nunca sabré si hicieron el intercambio de parejas o no. Pero está claro que Kaplan necesita un intercambio de cerebros.

http://www.videovengador.blogspot.com.ar/
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10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Entretenida.... un tema caliente... bastante bien resuelto
Una comedia entretenida que toca un tema difícil y que lo cuenta y resuelve de manera interesante.
Suar y Peterson están a la altura del film, sus actuaciones son buenas y los demás no desentonan.
Una manera divertida de contar una historia de lo que está pasando en estos tiempos.
Simplemente la disfruté.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Comedia de verano para espectadores sin pretensiones
Diego (Adrian Suar) y Emilia (Julieta Díaz), Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson) son dos parejas amigas. Tienen 40 años y sus vidas profesionales son exitosas. Diego y Emilia, que tienen un hijo de 14 años, llevan una vida familiar idílica. Richard y Betina que no tienen hijos, son más terrenales. Una noche Richard y Betina les confiesan a sus amigos que son "swingers" (intercambio de parejas) y que les encantaría iniciarlos con ellos. Esta confesión despierta las fantasías de Emilia que intentará convencer a un recatado Diego.

El director Diego Kaplan, conocido en Argentina por dirigir series para televisión a lo largo de su dilatada trayectoria, no tiene una excesiva experiencia cinematográfica. Su reseña más destacable fue gracias a la película ¿Sabés nadar? nominada en 1999 como mejor película en el Festival de cine independiente de Buenos Aires. Su éxito vino en verano de 2011 y se diluyó en siete semanas con la aparición en cartelera de Ted. Vamos a averiguar a qué fue debido eso.

Dos parejas muy diferentes con la amistad como telón de fondo. Unos son una pareja abierta sexualmente hablando y los otros son un matrimonio con una felicidad anclada en la rutina. Cuando los "swingers" confiesan que quieren hacer un intercambio de parejas a Diego y Emilia, el mundo de éste se ve amenazado. Amedrentado por su esposa cederá en sus pretensiones, encontrándose con los pros y los contras de las relaciones a 2 bandas.
Hacer una comedia con temática sexual es siempre efectivo, pero pasa una cosa en esta historia: si no fuera por su brillantez escénica, resulta aburrida. Creo que se queda en la anécdota que recurre a tópicos muy vistos y recurridos.
Lo más gracioso del film es el pavor de Diego a la idea del intercambio, una vez cruza la linea, la historia pierde intensidad y los acontecimientos se suceden de una manera rápida, como si el director quisiera sacarnos de la sala con un hasta luego.
Terminar una comedia con estilo se ha convertido en los últimos tiempos en una quimera.Y no porque el producto sea malo, sino porque nos venden "fast film"(cine rápido), como si de hamburguesas se tratara. Uno cree que va a sentirse lleno y acaba con cargo de conciencia por el consumo de algo poco saludable.
Comedia de verano para espectadores sin pretensiones. Juzguen ustedes mismos


LO MEJOR:Hablar de sexo sin tapujos
LO PEOR:hinchar una historia que al final no saben explotar
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Faltaron dos...
Comedia que se pasa un rato bastante agradable, funciona aceptablemente mientras la pareja conservadora intentan llegar al ser libertina, pero decae totalmente cuando el director Diego Kaplan se desmadra desviando totalmente al conservadurismo, sin encontrar el equilibrio, mezclando mal los sentimientos, agrabiandolo hacia el lado femenino. Los protagonista Carla Peterson, Adrian Suar, Julieta Diaz y Juan Minujin están correctos aunque se abusa un poco de sobreactuación. Un film liviano pero faltó de madurez.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Ejercitando la moral a través del celuloide
De un pasable no ascenderá y en moralina quedará...

¿Por qué al tocar el swingereo todo tiene que acabar mal?

Se sabe que al trasgredir la alcoba de otros la tendencia podría tener un desenlace incomodo. Tema poco explorado y cuando sucede no te la concluyen con novedad (Fantasías, Jorge Araujo, 2003). En 2+2 bajo el género de comedia se nos plantea a dos parejas, la liberal y en contraparte la conservadora, dirigiéndonos más hacia la postura de la segunda y dejando entrever que esta opción por reencender las ganas del cachondeo en pareja implica una salida al fracaso asegurado. Es bueno indagar aquello que da satisfacción y se vuelve un estilo de vida, omitiendo la moral que tanto se ejercita en el diario acontecer de nuestra sociedad.

Un trabajo correcto que tal como su guión no arriesga y se va por lo socialmente concebido.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Bondades y dificultades de la monogamia
Bien planteada, adulta y constructiva.
Me parece interesante el planteo sin tabúes y el tratamiento respetuoso al tema.
Plantea opciones a experimentar en determinados momentos de una pareja... y como dijo una sexóloga una vez: "si espiamos la intimidad de una pareja a través de la cerradura de la puerta de su habitación, seguramente, nos sorprenderíamos mucho"
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
¿Por qué le llaman sexo cuando quieren decir amor?
Insulso telefilm de encargo basado en un guión pretendidamente equívoco, utilizando comercialmente el tema 'swinger' como pretexto para un conflicto tradicional sin fondo alguno. La fotografía y la iluminación no mejoran la media de una telenovela. La ambientación, sonrojante hasta el punto de provocar carcajadas. La censura, a la vista, consiguiendo diabluras para evitar la visibilidad de un mero pezón. La música, inapreciable. Los actores, sobreactuando pretensiones cómicas a base de constantes tartamudeos y de miradas alucinantes.

Sólo se salva de la quema general Julieta Díaz, medida y bellísima, y Alfredo Casero, encarnando magníficamente un papel friki. Reconociendo, eso sí, que algunos diálogos presenta una frescura sexual nada habitual y muy recomendable. Y es que, ya se sabe: la comedia es el género cinematográfico más complejo.

En definitiva, un engaño publicitario tan inverosímil que está llena de momentos para salir corriendo.

Inconsistente comedia argentina sobre el sexo 'swinger', sin él [5 sobre 10]

El quicio de la mancebía [EQM]
elquiciodelamancebia.lacoctelera.net/post/2013/05/04/dos-mas-dos-2012-diego-kaplan

pd.- Sugerencia al webmaster sobre el nuevo diseño: no vendría nada mal que, en la entrada principal, debajo de los carteles figurara al menos la puntuación inicial. Nos evitaríamos perder el tiempo con las suspendidas.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Comedido
Me ha sorprendido gratamente que no se hayan quedado en los gags y hayan sido comedidos en la parodia y en los tópicos. Cuando profundizan en los problemas reales desde un punto de vista realista es cuando mejor funciona la película.
El protagonista desmerece un poco a los otros tres del elenco principal, que están magníficos.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sin suspicacia, mejor.
OPINIÓN
Divertidísima comedia argentina centrada en la visión de dos parejas sobre la libertad o libertinaje que significa el swinging o intercambio de pareja.

Diego y Emilia son una pareja tradicional, con una vida acomodada y hundida en la rutina que observan como sus amigos, Richard y Betina, gozan de una vida plena y feliz y así lo reflejan allá por donde van. La diferencia entre ambas parejas es la práctica del intercambio de pareja.

Así se forma un grupo (Emilia, Richard y Betina) cuyo principal objetivo es convencer a Diego de lo satisfactorio y gratificante de esa práctica sexual. De esta forma, utilizan todo tipo de situaciones divertidas para llevarlo hasta la aceptación de un "ensayo".

Diego, suspicaz y conservador en su forma de pensar, se muestra reticente, contrario y hace todo lo posible para mostrar el error al que le están intentando llevarle hasta que sucumbe a la tentación y, entonces, todo cambia y nos lleva a una sucesión de escenas divertidas que desenmascara los tabúes sexuales que implica la práctica de "swinging", pero que a la vez critica las posibles consecuencias de dicha práctica.

Muy buena actuación en general, destacando entre todos a Adrián Suar que será quien lleve el peso de la historia y haga de una comedia normal, una película digna de ver por sus momentos divertidísimos.

A pesar de que consigue, sin problema, el objetivo de entretener al público e incluso lleva a los espectadores a reflexionar sobre el tema tratado podríamos señalar como punto negativo que sobra algo de metraje en la última parte ya que el efecto cómico se va apagando conforme se acerca el final de la película y llega a cansar.

NOTA: 8
LO MEJOR: Muy entretenida (¡te partes de la risa!)
LO PEOR: Se alarga demasiado
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Mucho más seria de lo que parece
Hoy se estrena una recomendable comedia argentina que el otro día tuve la suerte de poder ver en pase de prensa. "Dos más dos”, segundo largometraje de Diego Kaplan, nos habla de dos matrimonios de clase alta, uno más “aventurero” y otro más conservador, que deciden animar su monótona vida sexual haciéndose swingers, que no consiste precisamente en bailar swing sino en el intercambio de parejas. Una premisa, no tremendamente original, aunque sí atractiva y perfectamente plausible, que en otras manos, podría haber dado para una película de enredos más, pero Kaplan se toma muy en serio.

El film empieza como una comedia ligera, sofisticada (algunos la comparan con las comedias noventeras de Gómez Pereira), pero se acaba convirtiendo en algo más parecido a un drama, que pone encima de la mesa cuestiones muy serias e incluso incómodas, en un tira y afloja en el que (y esto es de agradecer) todos tienen su cuota de razón. Si el espectador medio fuese capaz de tomarse una comedia como ésta en serio, el film de Kaplan removería silenciosamente los cimientos de más de una pareja. ¿Y si fuera posible escapar de la rutina sexual entregándose al libertinaje mutuamente consentido? No es mi caso, pero me imagino que ver “Dos más dos” en pareja puede ser algo así como ver una escena erótica con tus padres. Algo incómodo.

“Dos más dos” propone un debate entre liberalismo y conservadurismo sexual, un pulso entre estabilidad y emociones fuertes. Después del liberalismo económico, ¿es posible el liberalismo sexual? ¿Se puede revivir la utopía del sexo libre en plena sociedad capitalista? ¿Es posible tenerlo todo, una vida acomodada y sexualmente emocionante? ¿Es posible compartir el placer con otros sin dañar la confianza de la pareja? “Dos más dos” responde a estas preguntas como lo hacen las buenas películas: con más preguntas, aunque quizá el desenlace se decante algo más por el fracaso de la utopía.

La (sorprendente) profundidad con que el guión aborda el tema encuentra su cenit en la escena del primer intercambio, de una tensión, un erotismo y una carga dramática enormes. Sin embargo, el gran acierto del film consiste en alternar dicha seriedad con multitud de situaciones hilarantes que arrancarán la carcajada de la platea, como los partes meteorológicos de Emilia (Julieta Díaz), o la orgiástica fiesta en el chalet, que recuerda a una ‘Eyes wide shut” de andar por casa de campo.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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