Haz click aquí para copiar la URL
Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
6
Comedia Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz) tienen un hijo de 14 años y llevan una vida familiar ordenada. Mientras que Richard (Juan Minujín) y Betina (Carla Peterson), sin hijos, llevan una vida mucho más mundana. Ambas forman dos parejas amigas de toda la vida. Una noche, Richard y Betina les confiesan a sus amigos que practican el intercambio de parejas y que les encantaría compartir esa práctica con ellos. Esta confesión despierta ... [+]
19 de enero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cambio de mirada se impone: en la peli se mencionan pelis, se va al cine. Los cines de ahora te proporcionan esos lentes graciosos de colores variados, el cine en 3D, bah. Significativamente, en el mismo desenlace aparecen estos lentes, no queda más remedio que tomar la metáfora y explotarla.

No me divirtió Dos más dos, tuvo sus pasajes de buen humor pero por lo general la padecí en el buen sentido. La empatía con el personaje de Suar es inmediata. No se necesita ser un recalcitrante conservador para dar cuenta de que los miedos de ese personaje son los transitados por todos a la hora de experimentar algo que, se sabe, excede a las reglas convencionales. Me incomodé como él: esa fiesta, esas proposiciones...de tan tentadoras suenan a sospecha pura. Hasta la libertad tiene sus reglas, la ambiguedad es cultivo de oportunistas, y la verdad queda reservada para unos lentes 3D. Uno no frecuenta la vida con lentes de distorsión (provocan dolor de cabeza, y cuestan caros); uno acomoda sus verdades de la forma más funcional posible. Suar no desentona: tiene en claro que la tentación puede llamar al desequilibrio. Su orden cerrado es, sin alzar las banderas reaccionarias, más potable que un montón de reglas vagas.

Es una peli transgresora a la antigua: sus formas, sus elipsis, sus fundidos en negro...no es comedia, esto no es comedia. Tampoco abre el debate, más bien planta la situación. Atenete a ella porque se impuso, está a la moda. Hay cierto consumismo de fondo: la cosificación de los objetos de deseo del mundo swinger relativiza los sentimientos, los vuelve estériles. Para cuando se filtra una breve pasión las reglas cambian. Y ese mundo maravilloso ya no te da cabida, como a un leproso.

Sin instalar la reflexión, te obliga a reposicionarte. La peli arriesga hasta llegar a ese punto en el cual desaparecieron las respuestas. El final, fundido en negro, elipsis temporal, absorbe como esponja un bache difícil de llenar: las decisiones luego de quedar desnudo. Lo que haya sucedido allí, nos está vedado, y creo que a la dirección también. Ese reagrupamiento final es un manotazo de ahogado. La oscuridad del fundido en negro sacrifica la visión en 3D. Será que seguimos siendo animales de costumbres.
Juan Rúas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow