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138 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Homicidio premedicado
«¿Quién puede anticipar las mentiras, el pasado o la tristeza?», nos dicen en “Efectos secundarios”, la mejor película de Steven Soderbergh desde… [PON AQUÍ EL TÍTULO DE LA QUE CONSIDERES ÚLTIMA ‘MEJOR’ PELÍCULA DE STEVEN SODERBERGH]. Se trata de un estilizadísimo neo-noir-thriller-médico que está fuertemente armado por un ‘sólido’ guión clásico. Digo ‘sólido’ porque se ciñe al género, como lo hacían “Vértigo” o “Las diabólicas”, y recibirá las mismas críticas que recibieron en su momento dos películas que ahora son consideradas obras maestras. Dudo, eso sí, que “Efectos secundarios” haga (tanta) historia al no habitar la perpetua maestría de Clouzot o Hitchcock, pero sus afilados dardos serán divisados en bastante tiempo. No es que el director de “Sexo, mentiras y cintas de video” sorprenda con una historia fiel al manual hitchcokiano, ni tampoco por una elegante y brillante dirección basada en espejos, cambios de iluminación y distorsiones, ni mucho menos por sacar todo el jugo posible a Rooney Mara, Jude Law, Catherine Zeta-Jones o Channing Tatum… sino por las perlas estratosféricas que rodean los planteamientos de la propuesta.

Una sociedad enferma es capaz de inventar cosas, buscar parias o vender su alma por una pastilla que le otorgue una falsa e inhibida felicidad. Soderbergh no se olvida de la sociedad en la que vivimos: delitos por uso de información privilegiada, jugadas maestras por (y en pos) del dinero, homicidios premedicados, hipocresía corporativa y la carnaza habitual mediática cuando la sangre corre delante de los televisores… Algunos podrían, incluso, acusar cierta teatralidad en sus giros argumentales pero el suspense aquí forma una niebla frente a nuestras retinas. “Efectos secundarios” es un filme visible e impecable en los recovecos de la oscuridad de la felicidad de una sociedad depresiva pasa por el soma del Siglo XXI. La sátira de ese ‘mundo feliz’ y perfecto que forma la sociedad del éxito es puesto a prueba por los efectos secundarios que muestra el cineasta. El abandono, la soledad y, finalmente, la frustración y la perdición.

Me recuerda a la hipocresía que mostraba Chris Bell en “Bigger, Stronger, Faster*”, donde la misma sociedad que se podía ‘empastillar’ para ser más perfecta no toleraba que los deportistas tomarán esas mismas sustancias para ser también mejores porque suponía ‘hacer trampas’. De trampas trata también la cinta de Soderbergh y píldoras de moda. El propio guión tal vez sea víctima de sus propios efectos secundarios ya que debe cumplir con el género en el que está enmarcado. Al director de “Traffic” siempre le podremos criticar no rematar la película definitiva y ofrecer muchas veces simples bocetos cinematográficos de ideas no plasmadas tan satisfactoriamente como podrías esperar. “Efectos secundarios” podría ser calificada como un thriller psicológico rutinario (e incluso absurdo) adornado de numerosas capas visuales/sonoras de diseño y una certera sátira, un gran reparto y una sucesión de clichés con rubrica autoral… pero esconde un juego de venganzas en el que el espectador acaba confundido entre quiénes son las víctimas y sus verdugos y las prisiones (generadas por la desconfianza en el futuro) que ellos mismos han creado a su alrededor.

El propio Steven Soderbergh ha declarado que “Efectos secundarios” será la última (y última) película (en cine) de Steven Soderbergh. La duda es saber si estaba medicado, si son los efectos secundarios o una maniobra para subir su valor en bolsa. Tal vez el propio argumento de su auto-proclamada última película nos dé numerosas y químicas pistas…
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74 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Las apariencias engañan. Buen thriller.
Steven Soderbergh tiene fama de frío o de academicista, pero nada mas lejos de la realidad. Como eficiente diseccionador de la realidad, sus cintas nos sumergen en las contradicciones, dobleces y dificultades cotidianas, sin tomar partido por sus personajes ni sus acciones, como si de un mero documenta lista se tratara.

Efectos Secundarios comienza como una cinta de denuncia sobre el negocio de las farmacéuticas, la ambición por el dinero y el bienestar material y el dinero de los médicos, y acaba derivando en una trama policiaca donde el engaño, las dobleces y las malas intenciones parecen aliñar el cotidiano  devenir de cualquier burgués que se precie. Es decir, el cine de denuncia crece y se ramifica hasta convertirse en una cinta policiaca teñida de obsesión y afán de revancha.

Logrado thriller que cuenta con buenos actores al servicio de una trama férrea y sin fisuras, donde la máxima de que cada cual busca su máximo beneficio encuentra su perfecta plasmacion. Muy entretenida y directa. Déjate engatusar por los últimos medicamentos de diseño, tu vida se beneficiara de ello.
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36 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Podría haber sido lo mejor de Soderbergh, pero acaba convirtiéndose en otro "cagarro" con forma de truanca de la mitad al final.
Ver una película de Steven Soderbergh (“Ocean’s eleven“, 2001) es arriesgarte a que lo que vayas a ver te acabe gustando, o bien acabes mosqueado y decepcionado. Personalmente, el director es muy irregular respecto a los films que ha ido haciendo. En “Efectos secundarios”, vuelve a tropezar, dejándose llevar por los tópicos con escenas (la del metro, siendo un puro calco de “Shame”, 2011) en las que intenta o pretende que el espectador entre en tensión, sin éxito, debido a que o bien se adelante al suceso y está fuera de contexto o bien te es indiferente. Su historia empieza con Emily (Rooney Mara), una chica que tras salir su marido de la cárcel empieza a acarrear una depresión de la que no ve salida alguna, tomando la determinación de, en un intento fallido, quitarse la vida. Ya en el hospital, el doctor Jonathan Banks (Jude Law) será el encargado de tratarla a base de medicamentos para lograr su mejora. Emily empieza a realizar acciones involuntarias a partir de un nuevo fármaco que se le es administrado, lo que desembocará en trágicas consecuencias.

Lo que me mosquea precisamente de “Efectos secundarios” son dos cosas. La primera, desaprovechar una trama que acaba convirtiéndose en un culebrón amoroso, echando a perder una buena historia. Lo segundo, el disgusto de ver de nuevo cómo actores de gran nivel como Channing Tatum (“Magic Mike“, 2012) o Catherine Zeta-Jones (“La trama“, 2013) no pueden mostrar su totalidad intepretativa, estando limitados a gozar de menos minutos y ser simples secundarios a favor de Rooney Mara (“La red social“, 2011). La actriz, no logra encandilarme esta vez, encontrando su interpretación forzada, seca y que no me transmite nada. Es un personaje vacío. Jude Law (“Sherlock Holmes“, 2009) es el único que se salva de este despiporre, siendo su actuación muy correcta y salvando la cinta al cargar con el peso argumental de la mitad al final.

Os voy a explicar por qué la película se va al traste, pudiendo haber sido algo más que un culebrón de mediodía. Soderbergh hace una magistral incursión en el mundo de la parafarmacia haciendo un excelente análisis del mundo que hay detrás de las pastillas que toman los pacientes. Recrea muy detalladamente la cadena que hay desde las grandes empresas que tienen acciones en bolsa, pasando por representantes de las corporaciones, quienes se ponen en contacto con los doctores (aquí es donde entra Jude Law) o médicos para que éstos últimos acaben suministrando las pastillas a los pacientes (Rooney Mara). Una escala piramidal en la que no se escatima en mostrar los contratos multimillonarios que pactan empresa y doctor para administrar fármacos que no se sabe qué efectos pueden producir en un ser humano, siendo los pacientes en ocasiones meros conejillos de indias.

Me gusta el engatusamiento que realiza el personaje de Jude Law para encasquetar cualquier medicamento, por muy peligroso que sea, a un paciente con frases como “con esto te acabarás sintiendo mejor” o “esto te irá bien para tal”; el papel que se refleja de los doctores es el de personas eruditas, las cuales nunca te darían algo en contra de tu salud, siendo individuos que tienen un prestigio, pero cuando algo falla y esa reputación peligra, son los primeros en lavarse las manos.

Pero como digo, todo eso se queda en un esbozo sin acabar, dejándonos con una idea en la que no profundiza más, tirando al traste una notable película en la que inexplicablemente da un giro de 360 grados, pasando de algo que iba muy bien a algo meramente correcto. Y si “Efectos secundarios” hubiera acabado del modo en el que empezó, estoy totalmente seguro que tanto la lentitud constante como el poco provecho de los actores del reparto, hubieran pasado menos factura, quedando en un segundo plano tranquilamente. Si hay una buena historia, puedes pasarlo, pero si hay una historia a medias, acabas pensando más en lo que no te ha gustado. Es entonces cuando una vez sales del cine, recuerdas más por qué no te ha llegado a calar, que lo que podría haber sido.
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56 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Fármaco-yonkis con defectos secundarios
Steven Soderbergh, ganador del Oscar a mejor director por 'Traffic', realmente, aparte de dos o tres películas destacadas, lleva bastante tiempo, de hecho desde el 2000 (año del Oscar) sin destacar especialmente. Sus películas, a menudo parten de buenas ideas y parecen interesantes, pero acaban no seduciendo plenamente al espectador. Los críticos si suelen adorarle más la píldora al bueno de Soderbergh, pero la sensación de que le faltan obras magnas a su extensa filmografía para ser uno de los grandes empieza a ser preocupante. Y todo esto sale a relucir una vez más en su nueva película, 'Efectos secundarios'.

Una vez más, la idea de la película se plantea interesante cuanto menos. Rememorando en parte aquella gran película de Fernando Meirelles, 'El jardinero fiel', nos adentramos en el lado más turbio de los productos farmacéuticos, sus asociaciones con los psiquiatras y los efectos secundarios que producen estos productos. Y, lo mejor, es que su solvente ritmo narrativo nos recuerda al Soderbergh de 'Traffic', lo cual hace que suba en puntos de interés. A estos alicientes se suma un reparto a la altura de las expectativas: Jude Law, Channing Tatum y Catherine Zeta-Jones repiten una vez más con Soderbergh, pero es justamente Rooney Mara, en su primera actuación para el director la que destaca sobremanera, demostrando que, tras 'La red social' y el 'Millennium' de Fincher, su carrera está en auge. Se come la pantalla y logra eclipsar a sus compañeros de reparto, inconmensurable.

La trama podría decirse que tiene tres tramos, en los cuales el protagonista de la función va cambiando, según los giros argumentales nos van poniendo en cada situación.
La película empieza con Emily (Rooney Mara), una joven extremamente depresiva, que parece haber probado la mayoría de los fármacos del mercado, por lo que accede a probar una nueva droga tras recetársela el doctor Banks (Jude Law), pero ésta no funciona como se espera de ella y tendrá imprevisibles y desastrosos efectos secundarios que pondrán a Banks en un aprieto, por lo que deberá investigar sobre el asunto, y descubrirá que las cosas son más complicadas de lo que parecen y los engaños y las traiciones están a la orden del día.

Plantea un interesante thriller que critica al sistema farmacéutico, a los ciudadanos “fármaco-yonkis”, a los incompetentes psicólogos que recetan pastillas para curar cualquier cosa, el trasfondo económico de dicho negocio... nada queda a salvo de su juicio. Al menos hasta que un giro argumental se encarga de echar por tierra, una vez más, el buen trabajo antes logrado y decide dejar de lado toda esa interesante trama, acercándose más a a culebrón telenovelesco, y dejando aroma a telefilm barato.

Jugar con los giros sorprendentes es un arma de doble filo, pueden o encantar u horrorizar a partes iguales, y, personalmente, pienso que cargarse las tres cuartas partes de una película en pos de una sorpresa gratuita e innecesaria de cara a la trama contada no me parece digno de un guión inteligente, sino más bien de uno estúpido y facilón. No entiendo como Soderbergh permite ese bajón de una película notable a una pasable y tramposa.

Una vez más, el mejor y el peor Soderbergh se fusionan en la misma película para dejar a medias el trabajo y el sabor agridulce se apodera del espectador. Ese sabor cuando estás disfrutando enormemente una película y de repente todo se esfuma, como un puñetazo en la cara. Ese es el Soderbergh al que parece que debemos acostumbrarnos.
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29 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El adiós de Steven Soderbergh
Sí, el gran director norteamericano Steven Soderbergh que nos ha deleitado con grandes películas como Che: El argentino, Erin Brokovich, Traffic o Sexo, mentiras y cintas de video se retira a los 50 años a pintar y probar suerte en otras artes como el teatro y la televisión porque está cansado del mecanismo de la industria del cine, aunque es más que probable que veamos más películas suyas en un futuro próximo, la verdad es que no es una buena noticia perder a este director que casi todos los años realizaba una buena obra.

Bien escrita, la película nos presenta a una extraña y muy oscura Rooney Mara (que sorprendentemente no iba a ser la protagonista de Efectos Secundarios sino que la elegida era la gossip girl Blake Lively, que puede considerársela como una de las actrices más afortunadas de Hollywood ya que sin un gran bagaje interpretativo aparece en importantes producciones) Como digo, Lively iba a ser la protagonista de Efectos Secundarios pero al final el estudio exigió a otra actriz y la elegida fue Rooney Mara superando a su vez a Michelle Williams para alegría del gran público ya que es ella es lo mejor de Efectos Secundarios y con diferencia.

Catherine Zeta-Jones y Jude Law también son otros de sus protagonistas pero no logran convencer como la americana que interpreta a una chica que tras ver como su marido (Channing Tatum) sale de la cárcel, empieza a visitar a un psiquiatra británico (Jude Law) para superar sus problemas y las vidas de éstos cambiarán irremediablemente. Catherine Zeta-Jones también fue la psiquiatra de Rooney Mara en un tiempo pasado y juntos querrán salvar a Mara, mantener el negocio de las farmacéuticas a flote, seguir con sus lucrativos trabajos y solventar los numerosos problemas que se les van a presentar. Cada uno tiene un interés que salvaguardar…

El guion es muy interesante y está bien escrito, la atmósfera de la película es buena y no hay un segundo para el respiro, sin embargo, el tramo final (quizás buscando la sorpresa) puede decepcionar y aunque el tratamiento es más que aceptable el desencadenamiento de los hechos puede superar la lógica.

Lo que empieza siendo una crítica y retrato mordaz tanto de la sociedad como de los pingües beneficios que empresas farmacéuticas y medicina privada consiguen a base de tratar los desórdenes que nuestra sociedad de consumo capitalista produce, acaba convirtiéndose en un thriller oscuro pero demasiado enrevesado e incluso extraño. Dicha metamorfosis hace que acabes algo frustrado y decepcionado con una película que arranca muy bien y nos presenta a una extraordinaria Rooney Mara.

Si pones la película en una balanza probablemente el resultado será positivo pero las lagunas que encierra el final de la historia te dejan un mal sabor de boca sobre todo porque el aperitivo, las bebidas y primer plato eran excelentes pero al final el postre sienta mal y aunque Rooney Mara finalmente aparezca dejando fuera a Blake Lively, Efectos Secundarios es la última película de Steven Soderbergh y podría haber llegado al sobresaliente con un poco más de acierto en el tramo final.
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27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Resultados y consecuencias
No se trata solamente de recetar fármacos o de hacer como que te los tomas. El hecho de acudir al psiquiatra, ponerte el cinturón de seguridad, beberte un vodka con limón o trinchar un pimiento rojo son actos cargados de responsabilidad, porque los haces libremente y con cierta intención. Que los demás no conozcan tus intenciones es algo coyuntural que puede dar pie a una narración cinematográfica como ésta, en la que todo resulta sorprendente e imprevisibles. Así de bien lo hacen los actores. Así de bien lo cuentan los guionistas a través de una historia retorcida y perversa, capaz de mantener (y acrecentar) el interés del espectador hasta el final. Si os va el thriller oscuro (y serio) con ribetes de crítica social, ésta es vuestra película.
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22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
CONFUSA Y DESLAVAZADA.
Converge dentro de ella misma. Se muestra confusa y deslavazada.

Jude Law ha madurado y ahora es un psiquiatra guapo que parece querer transformar ese físico que lo ha llevado donde ahora se encuentra para encontrarnos con un actor de método, al que pese a sus muchos esfuerzos, no terminamos de creer.

La película pertenece a la saga de PRETENCIOSAMENTE ABSURDAS. Giros de guión, ritmo mezclando historias que desean encaminarse hacia un final que no veo, ni entiendo.
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21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
INTERESANTE, ENTRETENIDA Y.... TURBIA.
Estoy de acuerdo con quienes califican esta película de historia turbia. Eso es, pero además existe un complejo trabajo interpretativo y un guión creado para sorprender, manteniendo la atención del espectador, algo muy difícil en estos tiempos.

Jude Law parece interesado en cierto tipo de papeles complejos, oscuros y poco delimitados; entre los que se mueve con elevada capacidad interpretativa. Catherine Zeta-Jones irreconocible y muy alejada de sus primeros trabajos que apuntaban otras direcciones.

Un 6
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18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Pastillas para infelices: un psicothriller con matices y relecturas
En el panorama del cine norteamericano -tanto en el underground como en el mainstream- el realizador Steven Soderbergh siempre se destacó por un solvente ritmo narrativo, además de ser un director muy “autoral”, que suele cargar sobre sus espaldas con la fotografía y el montaje, como ocurre en este caso. “Efectos colaterales”, en el corpus de su prolífica obra podría agruparse junto a filmes de crítica social como “Contagio” y “Erin Brockovich”, emergentes de problemas que la salud pública aún no termina de resolver. Como se desprende de su significativo título, el eje de la película son los intereses que se mueven detrás de los cada vez más refinados y peligrosos psicofármacos. Emily (Rooney Mara) es una joven que se vuelve adicta a un ansiolítico novedoso que le receta su cuestionable psiquiatra (Jude Law). “¿Qué sería de nuestras vidas sin químicos?”, dice en un momento este psiquiatra, mientras reparte entre sus conocidos (incluso su mujer) algunas pastillas para levantar el ánimo, salir de la depresión o la tristeza. Se trata de un profesional inglés que ejerce su carrera en EE.UU. por la distinta concepción que tienen ambos países respecto de los psicofármacos: “Allá el que toma un ansiolítico es porque está enfermo; aquí, es alguien que quiere curarse”.

El necesario rol de paciente para semejante profesional, corre por parte de la ascendente y polifacética Rooney Mara, quien interpreta a Emily, una joven hermosa, casada con un agente financiero que de pronto va preso por tráfico de influencias y de esta forma pierde de la noche a la mañana su alto nivel de vida material, lo que la lleva a un estado depresivo y a un aparente intento de suicidio. En estas circunstancias conoce al ya mencionado doctor Jonathan Banks (Jude Law) quien será el encargado de tratarla sobre la base de medicamentos que provocan acciones involuntarias con trágicas consecuencias.

El submundo de psiquiatras amorales y pacientes irresponsables, el trasfondo económico de dicho negocio, la concientización sobre los efectos secundarios son sin duda lo más interesante de la primera parte de este psicothriller, que despierta mucha expectativa respecto del desenlace, hasta que un giro argumental deja de lado toda esa interesante trama, acercándose más a los procedimientos convencionales para lograr un forzado efecto sorpresa.

Más allá de estas decisiones que afectan al film, queda la denuncia de una sociedad enferma, la sátira de un mundo falsamente feliz que con sus frutos y cócteles químicos conduce al abandono, la soledad, la frustración y la perdición.
“Efectos colaterales” es un film con matices y relecturas -siempre desquiciantes- que se inicia y termina de una forma similar y significativa: un plano amplio sobre un recorte de arquitectura cuadriculada, impersonal y monótona que progresivamente se va cerrando hasta llegar a los ojos o ventanas de esas enormes moles de cemento, que condensan y potencian la sensación de inhumanidad, encierro y soledad en la gran urbe.
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Las películas que no fueron
Desde hace ya alguno años intento enfrentarme a las películas de la forma más virgen posible; evito sinopsis de más de dos líneas, no leo muchas reseñas previamente y, sobre todo, intento no prejuiciarme. Tal vez, gracias a esa autodefensa, he podido ver Efectos Secundarios sin saber qué película me iba a encontrar, con lo que he sido presa fácil y agradecida de los giros de Soderbergh. Sin saber si me iba a encontrar ante un drama existencial, un filme denuncia, un thriller o una de romanos, he ido disfrutando de cada una de las películas que me han ido proponiendo durante todo el metraje. La heterodoxa carrera de Steven Soderbergh añade un título más a una muy estimulante filmografía que parece querer recorrer, uno por uno, todos los géneros cinematográficos, abordados desde una perspectiva ciertamente personal, elegante e inteligente.
Altamente recomendable.
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Quién puede anticipar las mentiras, el pasado o la tristeza?
Emily (Ronney Mara) sufre una gran depresión tras la liberación del encarcelamiento de su esposo Martin (Channing Tatum) y decide acudir al psiquiatra Jonathan Banks (Jude Law) con la intención de curar su estado emocional. Banks probará sin éxito todo tipo de medicamentos con Emily hasta dar con Ablixa, un medicamento que, al parecer, le hará mejorar su estado de ánimo pero que implicará unos efectos secundarios fatales…

Y esto es lo que se explica el tráiler de “Efectos Secundarios”. En realidad, no desvela nada de la película en sí y, para mí, esto implica que está muy bien planteado ya que el espectador va a verla con una idea totalmente diferente a lo que realmente es y, de esta manera, consigue que sea sorprendente.

Es muy difícil hablar de “Efectos Secundarios” sin hacer ningún spoiler de ella, así que argumentaré por qué me ha gustado tanto, en la medida que me sea posible.

La película se puede decir que está dividida en dos partes. En la primera parte se presenta a Emily como protagonista. La peli se centra en su depresión y cómo intenta salir de ella con la ayuda de Banks, su psiquiatra. En este primer tramo se hace una introducción al mundo de la farmacología y el negocio que envuelve. Personalmente, creo que Steven Soderbergh consigue hacer una muy buena crítica sobre este mundo de una manera totalmente integrada con la historia que explica.

En la segunda parte se deja de un lado el análisis de este negocio para centrarse más en el triángulo Banks-Emily-Siebert (esta última se trata de la psiquiatra anterior de Emily, interpretada por Catherine Zeta-Jones). En este segundo fragmento del largometraje, Banks toma más protagonismo que al principio de la película. Es en esta parte en la que se explica una historia que no tiene nada que ver con el tráiler y es también la parte que más me ha gustado. Para el que quiera más detalle, que vea la película

Estas dos secciones tienen en común el mismo fin, el dinero. En las dos se refleja la codicia de las personas. En la primera es la avaricia de las grandes empresas farmacéuticas la que tiene el protagonismo y en la segunda, la de las personas individuales, como Emily.

Me gustaría destacar las interpretaciones de Ronney Mara y Jude Law. Con Mara vemos dos facetas totalmente diferenciadas en las dos partes de “Efectos Secundarios”, no voy a dar más detalle de su actuación ya que estaría arruinando la peli para los que no la hayan visto, simplemente merece la pena verla actuar. Y qué decir de Law, personalmente, es un actor que me gusta mucho, he visto cantidad de películas suyas y en todas ellas lo hace genial. En esta no ha fallado, sencillamente, Jude Law.

El único punto negativo que le puedo encontrar es que, hoy en día, parece que la duración de una película justifique el precio de su entrada. Personalmente, y creo que es opinión de muchos otros, una peli no es buena por los minutos que dura sino por lo bien aprovechados que están. A “Efectos Secundarios” igual le sobran algunos minutos que, sin ellos, la historia se podría entender perfectamente igual.

Pero, resumiendo, es una película digna de ver y, cuando sales del cine pensando en ella, tienes ganas de volverla a ver para apreciar los pequeños detalles que se te han podido escapar a la primera. Para mí un buen film es aquel que justo cuando lo acabas de ver ya estás pensando en volver a verlo.

Más críticas en:
http://criticasdeapie.wordpress.com/
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Culebrón empastillado
Tras el desastre que para mi supuso la olvidable "Magic Mike", esperaba que Soderbergh pudiera redimirse de un modo adecuado. Para mi decepción, se queda a medio camino. Y señores, es que a mi estas cosas me cabrean. Unos primeros 40 minutos atrapantes de la trama de Efectos secundarios dan paso a un triste culebrón de simple desenlace que tira por tierra todo el trabajo.

El problema viene cuando la película parece tomar una clara dirección y el volantazo es tan brusco que te deja frío. En un momento del film me encontré casi absorbido por el acorralamiento que sufre el personaje de Law, pero todo interés se fue borrando cuando entra en escena el temido efecto culebrón. Lo que parecía un thriller trabajado se queda en un producto del montón que además decepciona tremendamente en su tramo final.


El reparto es correcto, destacando por encima de todos la joven promesa que representa Rooney Mara y un aplomado Jude Law. El tono discordante para hacer número par, el guaperas Tatum y una poco acertada Zeta-Jones. Y mientras el argumento poco a poco nos va clavando al asiento, el brusco giro de la trama (que debiera dejarnos boquiabiertos) lo único que consigue es deshinchar la cinta cual globo de feria. Y es una pena, porque pudiendo sacar mayor provecho de todos los tejemanejes de las farmacéuticas, se opta por el giro de tele filme de sobremesa. Y amigo Soderbergh, eso no se puede perdonar.

Al final todo queda en una cinta que no molesta pero tampoco emociona, con un desenlace totalmente "Made in América" que ni por asomo nos devuelve al mejor Steven. El dice que filma con ésta su última película. Yo digo que si su calidad va a verse abocada a estos productos, habrá elegido sabiamente.
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15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Una mala muy ingenua
Una película con buena trama y que cuenta con una colaboración de buenos actores y el caché de Chatherine Zeta-Jones en plan villana, pero que se va desinflando según avanza, llegando a un cierre del relato, concluyendo toscamente, más como desembocando en un desenlace con calzador. Dando la impresión que fueron improvisando sobre la marcha al acabarse las ideas hacia mitad del film. A la película le iba a poner un calificativo de "mala", pero salvo los detalles iniciales y el suspense inicial la calificó finalmente como "regular". Y para no seguir destripando la película continúo en el "spoiler", ya que en esta ocasión no lo puedo evitar puesto que a veces no entiendo como pueden gastar un presupuesto tan importante en un relato que hace aguas por todos lados. Y aquí sólo expongo una pequeña dosis.
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Vaya vaya, éramos pocos... y aquí viene otra de locos.
Esto qué es lo que es? Es un thriller? Es una peli de denuncia sobre los trapicheos de las farmacéuticas? Es una historia sobre simpáticos locuelos al estilo "Nido del cuco"? Es un drama social de aquí te espero? Es una rosa? Es un clavel?

Pues mira, es de todo un poco. Empieza tipo peli denuncia: "hay que ver las farmacéuticas cómo se pasan probando sus productos con inocentes enfermos ávidos de cura..." Vale, pero llega un momento en que la historia pega un salto hacia los simpáticos locuelos y sólo se echa de menos a un Nicholson que meta algo de caña en el frenopático.

Pero si creías que ya estaba el tema encauzado... no. De repente damos un brusco volantazo y... oye, de verdad esta tía, la Rooney Mara, está tan loca como parece? Hosssstia, mira que si lleva toda la peli quedándose con el personal... Cagoentó, que me la han estado colando doblá.

Y entre medias nuestro amigo Soderbergh nos mete un par de escenas lésbicas nada menos que con Catherine Zeta-Jones de prota. Toma ya! De modo que además tenemos un toque erótico nada despreciable en una cinta tan completita.

Ah, pero ahí no acaba la cosa, qué va; además Jude Law nos introduce en el drama social, porque el pobre hombre pasa en cuestión de media hora de tenerlo todo (trabajo bien pagado, pedazo despacho, clientela solvente, señora e hijo) a verse en plan indigente sin nada de lo anterior. Y ahora ponte a luchar contra viento y marea para recuperarlo todo en tiempo récord, porque la peli dura dos horillas escasas, anuncios aparte. Hay que darse prisa y no dormirse en los laureles.

Y entre unas cosas y otras resulta que llevas toda la peli intentando mantener el tipo con tanto vaivén, con la mandíbula colgante y los ojos como platos, pero con la clara sensación de que alguien, muy probablemente el propio Soderbergh, te está tomando descaradamente el pelo.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Porque siempre los hay... Efectos Secundarios
“Side Effects” o “Efectos Secundarios” es el último filme del director Steven Soderbergh, quien luego de últimamente no haber hecho ninguna película sobresaliente, ha vuelto con este thriller emocionante que recuerdan a sus filmes más destacados. El filme me ha gustado y me ha parecido muy bueno, aunque tiene unos cuantos peros.

Luego de que en el 2011, Soderbergh nos presentara la interesante “Contagio”, incursionando en el mundo de las enfermedades y los virus. En este 2013, vuelve al tema de las enfermedades, pero desde el punto de vista de las drogas y la industria farmacéutica. Y como estas afectan a la mente de las personas.

La película cuenta la historia de una pareja, Emily y Martin Taylor. Ambos viven felices pero últimamente Emily ha estado presentando una fuerte depresión, por lo que asiste a visitar al Doctor Barks, para que este le recete algún fármaco para tratar su enfermedad. El Doctor Barks, es un profesional joven que trabajo horas extras para poder mantener su estilo de vida excesivo. En la parte del Doctor Barks observamos que entre uno de sus oficios, como se mueve parte de la industria de los fármacos, creados para controlar los males actuales de la sociedad. Y las tercera trama de la historia, presenta a la Doctora Victoria Siebert, antigua psiquiatra de Emily, que aparece cuando una de las drogas que formula el Doctor Barks a Emily tiene un terrible efectos secundario.

El filme es intrigante, atrapante e hipnótico desde el inicio. Un thriller con muchos componentes, desde un lado, una crítica y exposición de las terribles actividades y el funcionamiento de la industria farmacéutica. Además de la relación de ésta con los medios, los mismos médicos, la sociedad de consumo y la salud mental de las personas.

Por otra parte, hay una subtrama, que al igual que el filme mantiene un muy buen ritmo y tiene diversos giros. Esta subtrama aunque está reforzada por excelentes actuaciones, es parte de lo que pienso que desequilibra al filme en general y hace que pierda un poco la consistencia, a pesar de las gratas sorpresas.

En las interpretaciones, hay que destacar la labor de Rooney Mara como Emily Taylor, está excelente. También Jude Law como el Dr. Barks y Catherine Zeta Jones como la Dra. Siebert. Este trío hace un excelente trabajo y dotan de gran fuerza al filme.

En síntesis, es un filme muy bueno, un gran regreso del director luego de la decepcionante “Magic Mike”. Un filme con diversas historias, que están unidas por el poder y la ambición. Recomendada.

http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2013/03/side-effects-steven-soderbergh.html
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
vaya chasco
La película empieza bien y promete una historia interesante y jugosa, en la que la crítica a los intereses de las industrias farmacéuticas y la estrecha relación de éstas con los médicos que deben recetar drogas legales como los antidepresivos, con todos sus problemas de adicción y efectos secundarios, parece la base del argumento. Rooney Mara interpreta bien a la atormentada y desvalida mujer deprimida intentando agarrarse a la tabla de salvación de las pastillas, y gracias a eso se sigue con interés la historia, hasta que pasada la mitad, la película da un giro para sorpresa del espectador. En mi caso la auténtica sorpresa fue encontrarme con que lo que seguía era una difícilmente creíble historia de suspense, que tenía muy poco que ver con lo inicialmente planteado y mucho con cualquier vulgar película de sobremesa. Jude L y Catherine Z cumplen a duras penas. Un chasco.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Y un día volvo...
Y un día volvió Soderbergh. ‘Efectos colaterales’ no es una obra mayor ni su mejor película, pero al menos te deja satisfecho y pensando en lo que acabas de ver.

Se podría pensar en ‘Side Effects’ como un díptico, como un film compuesto por dos partes bien marcadas y diferenciadas. Una “primera parte” dramática, encarada desde el punto de vista de una persona depresiva, Emily (Rooney Mara), donde Soderbergh parece hablar sobre el estilo de vida americano (específicamente americano, notar que el Dr. Banks es ingles pero ejerce la psiquiatría en USA porque “en UK uno va al psiquiatra porque está enfermo, en USA porque quiere estar mejor”) como sociedad de consumo en general y, en particular, sobre el consumo de antidepresivos y el papel de los laboratorios y psiquiatras. En esta primera parte, el director construye al menos tres cuestiones de una manera sumamente interesante: el inconsciente, el triangulo amoroso y la culpa. La primera cuestión, muy freudiana (y lyncheana, sobre todo en lo que tiene que ver con la falta de control del cuerpo), se pone en escena a través del sonambulismo de Emily como efecto secundario del antidepresivo, el cual será clave a la hora del devenir de los acontecimientos y los puntos de giro de la trama. El triangulo amoroso es, al principio, aparente, una sensación, una semilla cuyos frutos se recogen -sorprendentemente- más cerca del final del film. Lo más interesante se produce con la cuestión de la culpa, figura que Soderbergh transfiere, junto con otras cuestiones (problemas matrimoniales, depresión y hasta el consumo de antidepresivos) desde Emily al Dr. Banks (Jude Law) a la vez que cambia el punto de vista (empezamos a ver la historia desde el psiquiatra) antes de que termine la “primera parte”.

Una vez que Banks empieza a sospechar de todo -producto de ser un personaje ambiguo que no quiere aceptar ninguna responsabilidad ante lo sucedido- el film entra en su “segunda parte”, el del thriller policial cargado de vueltas de tuerca donde se pone en duda todo lo que vimos hasta el momento. Y esto no es malo en sí mismo, pero hay algo que no termina de funcionar en ‘Side Effects’, algo raro, un poco decepcionante, tal vez producto de ser más creíble la actuación de Rooney Mara como sonámbula que como simuladora o tal vez producto de que hay una suerte de banalización (en simplemente una cuestión de dinero) de los temas planteados hasta el momento. La trama se empieza a volver muy confusa, y el director lo sabe, porque la confesión de Emily a Banks no es otra cosa que una explicación para el espectador.

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2
¿Dónde queda la política?
Aquellos que piensen encontrar un mínimo de critica social o política absténganse. Si han visto Contra la pared, Diabólicas y Alta sociedad también pueden prescindir, la película es un refrito pomposo y muy poco sutil de películas que merecen un mínimo de respeto.. Película palomitera apta para tardes de domingo con siesta incluida. Los supuestos giros magistrales, quedan en mi humilde opinión, en meros fallos de guión (cruje por todas partes). Cine que no hace pensar y lo pretende. Si los malos de verdad van a salir indemnes que se hubieran salido con la suya también los aprendices. Si se hace esta película se tienen narices y se crítica, se cuestiona la base del problema, quizá es que el director en el fondo es tan vacío como acaba siendo su película, espero al menos que su homenaje a Tarkovsky le sirviera para ligar, por que desde luego demuestra que no aprendió nada.
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6
Lo que bien empieza, mal acaba
Emily (Rooney Mara) es una chica joven casada con un chico con mucho dinero, que un día es encarcelado. De repente se ve sola y sin dinero, y cae en una depresión, de la que se va recuperando con ayuda psiquiátrica. Cuando su marido sale de la cárcel, vuelve a tener problemas depresivos. Tras un intento fallido de suicidio, empieza a ser tratada por un psiquiatra (Jude Law) que le pone un tratamiento con antidepresivos. Este tratamiento no funciona, y entonces le receta una nueva medicación, que consigue ayudarla, pero que tiene peligrosos efectos secundarios.

La película es interesante desde el principio, la historia tiene mucho jugo, y despierta la curiosidad del espectador, que se mete en la película con mucha facilidad. A mi juicio, el planteamiento es excelente, y los giros de guión fascinantes, pero… excesivos. Y la cosa termina decreciendo y enrevesándose más de lo que creo que habría sido deseable. Total, que la cinta, que iba para muy buena, se termina quedando en un thriller entretenido, interesante, y disfrutable, pero también olvidable.

Las sorpresas inesperadas se suceden, y la historia va cambiando hasta que esas sorpresas dejan de funcionar, por abuso de ellas. Así que lo que hace un rato era un angustioso thriller clínico se termina quedando en una película para pasar el rato. Y da rabia que una película bien planteada termine siendo degradada por culpa de una resolución disparatada y poco creíble.

No obstante, la película merece la pena verse. No es mala. Aunque solo sea por la buena interpretación de Rooney Mara y Jude Law. Pero que nadie espere una película sobresaliente, porque no lo es. Desgraciadamente. Porque el primer giro de trama es excelente y hace que la película crezca, pero el resto de giros terminan por hacer que la película se desinfle. Aunque esto no es más que mi opinión, claro.

Estar en el cine cuando llevamos una hora de película teniendo la sensación de estar viendo una gran obra, sentirse atrapado, desear que tarde mucho en terminar aquello, sentirse fascinado ante la posible resolución de la trama, y que luego pase lo que pasa… es cabreante. Porque lo difícil estaba hecho. La película era muy buena y casi no había que tocarla, bastaba con dejarla fluir, y cualquier guionista de cuarta podría haberla terminado con dignidad. Pero no, había que ser pretencioso y recargar las cosas, y retorcer la historia hasta lo grotesco.

No profundiza en la denuncia social que pone sobre el tapete, acerca del negocio de los laboratorios farmaceuticos y los chanchullos con los médicos, y el enorme rio de dinero que mueven los antidepresivos y ansiolíticos. No sales del cine indignado con ello, ni siquiera pensativo. No está bien tratado el tema.

En fin, voy a dejarlo ya, porque no paro de darle vueltas a lo mismo. En definitiva, ¿la recomiendo? Si, porque entretiene, y porque posiblemente otro tipo de espectador disfrutará más que yo con ella. Simplemente cuento mi experiencia. Y yo salí del cine confundido y con la sensación de que había visto media película muy buena y que me habían tomado el pelo al final.

http://keizzine.wordpress.com/
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Soderbergh, retírate ya, de verdad.
Mal telefilm con aspecto de película de verdad.

Los actores, el tono, la foto, todo invita a pensar que ves una película. Pero no, ves la peor versión de una tv movie. Guión que explota la ignorancia y miedos absurdos del espectador new age, giros de tonto, actuaciones llanas, creatividad nula, estupidez general, llegando a lo risible.

Ultimamente tengo mala suerte con mis elecciones culturales. Esto me pasa por no obedecer ciertas máximas como 'Soderbergh parece bueno, pero no lo es'. Me autoengaño y luego me doy cuenta que he perdido, again, dos horas de mi vida para ver una historia de mierda para espectadores tontos. Y me siento enfadado y asqueado y sale lo peor de mí.

Soderbergh, por el bien de todos, déjalo ya, coño.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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