20 Críticas de los usuarios
Críticas de los usuarios:
Un completo despropósito. Pésima adaptación y lectura superficial de la novela.
10 de abril de 2008
"Pascual Duarte" profana de forma imperdonable una de las mejores obras literarias que ha dado España en el siglo XX. Ricardo Franco no supo captar, en absoluto, la esencia del libro, y podemos darnos cuenta de ello ya desde el título.
Cela llamó a su obra "La Familia de Pascual Duarte", y no de forma gratuita. A lo largo de dicho texto vamos asitiendo a un detallado análisis del condicionamiento del personaje por su entorno; vemos cómo su contexto social, familiar y cultural lo convierten en la persona que será de mayor. El libro habla del determinismo, de la falta de libre albedrío que tiene el personaje de Pascual para forjarse una vida digna y honesta. Y la etiqueta de "La familia" hace referencia a ese marco en el que se desarrolla la vida de Pascual. Sólo a través del análisis del contexto podemos entender el porqué de las acciones del protagonista, las causas que le llevan a cometer tan deleznables actos.
Ricardo Franco se olvidó de "La familia", y pensó que bastaba con contar la vida de Pascual sin atender al contexto que le envolvía. No se dio cuenta de la importancia fundamental del entorno en el desarrollo posterior de sus acciones y delitos. Y en la película vemos una historia vacía, de un personaje que actúa sin causas aparentes, sin motivaciones, sin sentido.
Cela llamó a su obra "La Familia de Pascual Duarte", y no de forma gratuita. A lo largo de dicho texto vamos asitiendo a un detallado análisis del condicionamiento del personaje por su entorno; vemos cómo su contexto social, familiar y cultural lo convierten en la persona que será de mayor. El libro habla del determinismo, de la falta de libre albedrío que tiene el personaje de Pascual para forjarse una vida digna y honesta. Y la etiqueta de "La familia" hace referencia a ese marco en el que se desarrolla la vida de Pascual. Sólo a través del análisis del contexto podemos entender el porqué de las acciones del protagonista, las causas que le llevan a cometer tan deleznables actos.
Ricardo Franco se olvidó de "La familia", y pensó que bastaba con contar la vida de Pascual sin atender al contexto que le envolvía. No se dio cuenta de la importancia fundamental del entorno en el desarrollo posterior de sus acciones y delitos. Y en la película vemos una historia vacía, de un personaje que actúa sin causas aparentes, sin motivaciones, sin sentido.
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71 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy cruda y todo lo que tú quieras, pero nada que ver con el libro.
11 de abril de 2012
A mi parecer, los que le hayan puesto más de un cinco al filme es porque no han leído el libro. Se traga una gran parte de la vida de Pascual, y la característica principal de la novela es que narra con todo lujo de detalles todos los acontecimientos, desde la primera vez que se acostó con Lola, hasta la manera en la que acaba matando a su madre.
Otra cosa que tampoco entiendo y que me ofende, principalmente porque soy cacereña, es ese acento andaluz que le ponen los actores a los personajes, con ceceo y otras meteduras de pata varias. Se supone que Pascual y toda su familia viven en algún lugar de Badajoz (Torremejía), no en algún lugar de Málaga.
Vamos, que leáis el libro antes de ver esta peliculilla, simplificada en demasía.
Un saludo.
Otra cosa que tampoco entiendo y que me ofende, principalmente porque soy cacereña, es ese acento andaluz que le ponen los actores a los personajes, con ceceo y otras meteduras de pata varias. Se supone que Pascual y toda su familia viven en algún lugar de Badajoz (Torremejía), no en algún lugar de Málaga.
Vamos, que leáis el libro antes de ver esta peliculilla, simplificada en demasía.
Un saludo.
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine y literatura, una polémica estéril
2 de junio de 2016
Leí la novela de Cela, hace años y forma parte de mi biblioteca, seguro que ninguna adaptación cinematográfica puede igualarla, trasladar la poética literaria a imágenes es casi imposible, mas habría que volver a recordarle a muchos usuarios que suelen recurrir a polémicas estériles, que el lenguaje literario no tiene nada que ver con el lenguaje cinematográfico, son dos “ortografías” distintas, que no es posible contar una novela en menos de dos horas, por lo tanto las comparaciones entre novela y cine, están fuera de lugar, además de que no todo el que vea la película tiene porqué conocer la novela, más aún cuando se presenta como una libre adaptación. La novela relata la historia de la familia, mientras el film se centra en el personaje protagonista. Algunos se lamentan de que el film no explica los motivos como el libro, yo les recordaría que en el cine, el director es el que nos cuenta lo que quiere y como le apetece mostrarlo, por otra parte, el lenguaje cinematográfico dispone de recursos como la elipsis, el fundido en negro, el encadenado, el fuera de campo, la foto fija o el inserto, junto a la complicidad del espectador para liberar al cineasta de plasmarlo todo visualmente.
"Pascual Duarte" es una historia sórdida e impactante por su violencia intrínseca, narra la desgraciada vida de un ser humano primitivo, brusco, tosco, de penosa infancia en un hogar poco ejemplar, encarnado por un José Luis Gómez prodigioso, no creo que el bueno de Alfredo Landa, que era el elegido por el productor Elías Querejeta, lo hubiera mejorado. Su carácter taciturno y sombrío, su mirada fría y perdida, su rictus triste y desangelado, sus impulsos primarios, crueles y salvajes, lo definen perfectamente. Víctima de un padre alcohólico, El portugués (Hector Alterio), un tipo malencarado que maltrata a su mujer, ante la mirada inocente de un niño. En una pedanía azotada por la maldita pobreza durante los años treinta, de una árida y profunda tierra de matorrales y esparto, la Extremadura rural castigada por la canícula, un infierno sin futuro y olvidado del mundo.
Ricardo Franco aborda el film con un claro ejercicio de reconstrucción histórica, de una época anterior a la Guerra Civil, con una puesta en escena seca, contundente, escueta y hasta desagradable para el espectador sensible, de una violencia atroz pero sin subrayados, no se explican los hechos, se elimina todo aspecto trágico o melodramático, sólo se muestran los resultados, despojando al film de toda referencia psicológica, causal, sociológica o sentimental. Pascual ha aprendido de su padre a tomar las mujeres por la fuerza, se muestra como un asesino despiadado e inconsciente que va “despojándose” de todo lo que le rodea y aprecia, su vieja escopeta es la que habla por él, es su forma de expresar su frustración ante los desagradables vaivenes de su mísera existencia, un rastro de sangre que va dejando sin aliviar su angustia, por eso la cuida, la limpia y abrillanta con primor y detalle.
La dificultad incuestionable que supone una adaptación literaria al cine queda redoblada en esta obra de Cela, sin embargo, el cineasta sale airoso de la empresa, adaptando un tono contemplativo de modo que las imágenes explicitan por sí solas, el sentido que ha querido darle el autor. La novela es solamente el punto de partida y arranque del film, que los guionistas van construyendo sobre el personaje y que se va alejando del original de la novela, que les sirve como referente histórico y social, la España monárquica y el advenimiento de la República en 1931, apoyándose en una excelente fotografía de Luis Cuadrado. El film no es una reflexión sobre la violencia, si bien es importante en muchos momentos de la trama, sino que ésta es utilizada tanto como medio y fin de unos propósitos bastante concretos. No es gratuita porque forma parte de los personajes, gravita a todos los niveles, lo vemos en sus rostros, sus pérfidas miradas, va cuajando en ellos hasta ser un instrumento liberador de la rabia contenida.
"Pascual Duarte" es una historia sórdida e impactante por su violencia intrínseca, narra la desgraciada vida de un ser humano primitivo, brusco, tosco, de penosa infancia en un hogar poco ejemplar, encarnado por un José Luis Gómez prodigioso, no creo que el bueno de Alfredo Landa, que era el elegido por el productor Elías Querejeta, lo hubiera mejorado. Su carácter taciturno y sombrío, su mirada fría y perdida, su rictus triste y desangelado, sus impulsos primarios, crueles y salvajes, lo definen perfectamente. Víctima de un padre alcohólico, El portugués (Hector Alterio), un tipo malencarado que maltrata a su mujer, ante la mirada inocente de un niño. En una pedanía azotada por la maldita pobreza durante los años treinta, de una árida y profunda tierra de matorrales y esparto, la Extremadura rural castigada por la canícula, un infierno sin futuro y olvidado del mundo.
Ricardo Franco aborda el film con un claro ejercicio de reconstrucción histórica, de una época anterior a la Guerra Civil, con una puesta en escena seca, contundente, escueta y hasta desagradable para el espectador sensible, de una violencia atroz pero sin subrayados, no se explican los hechos, se elimina todo aspecto trágico o melodramático, sólo se muestran los resultados, despojando al film de toda referencia psicológica, causal, sociológica o sentimental. Pascual ha aprendido de su padre a tomar las mujeres por la fuerza, se muestra como un asesino despiadado e inconsciente que va “despojándose” de todo lo que le rodea y aprecia, su vieja escopeta es la que habla por él, es su forma de expresar su frustración ante los desagradables vaivenes de su mísera existencia, un rastro de sangre que va dejando sin aliviar su angustia, por eso la cuida, la limpia y abrillanta con primor y detalle.
La dificultad incuestionable que supone una adaptación literaria al cine queda redoblada en esta obra de Cela, sin embargo, el cineasta sale airoso de la empresa, adaptando un tono contemplativo de modo que las imágenes explicitan por sí solas, el sentido que ha querido darle el autor. La novela es solamente el punto de partida y arranque del film, que los guionistas van construyendo sobre el personaje y que se va alejando del original de la novela, que les sirve como referente histórico y social, la España monárquica y el advenimiento de la República en 1931, apoyándose en una excelente fotografía de Luis Cuadrado. El film no es una reflexión sobre la violencia, si bien es importante en muchos momentos de la trama, sino que ésta es utilizada tanto como medio y fin de unos propósitos bastante concretos. No es gratuita porque forma parte de los personajes, gravita a todos los niveles, lo vemos en sus rostros, sus pérfidas miradas, va cuajando en ellos hasta ser un instrumento liberador de la rabia contenida.
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18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El silencio de la España profunda
1 de diciembre de 2008
No me esperaba así la adaptación de La familia de Pascual Duarte. Sabiendo el año en que se realizó, supongo que es fruto de los deseos de aperturismo y experimentación del cine español por aquel entonces, después de 40 años de esterilidad y atraso cultural. De ahí que Ricardo Franco opte por darle primacía al ambiente por encima de otros aspectos, y en eso hay que alabarle, pero eso mismo también provoca una clara descompensación. Es una película exclusivamente ambiental, que transmite la dureza de una España atrasada, pero que se queda encallada precisamente ahí.
Es una película de silencios. Un silencio que comienza siendo intrigante, claustrofóbico, hasta que se empieza a sentir como algo impostado, como recurso genial pero único. Entonces, Pascual Duarte se vuelve cansina, irritante en su empeño por parecer contenida, tan contenida que no despega. Demasiado silencio, demasiada tierra, muchos paseos en mulo, pero nada que haga progresar la historia. No se respira la sordidez y la brutalidad de la novela de Cela, ni siquiera de lejos. Principalmente, La familia de Pascual Duarte es una novela sobre la violencia inmotivada, sobre las taras mentales, sobre la miseria; es una novela sucia, asquerosa, que busca muchas veces la repulsa y el asco del lector. Ricardo Franco no consigue hacer que sintamos eso; todo se queda en el encuadre justo, en el movimiento de cámara elegante, cuando, en mi opinión, eso es lo que menos importa. Porque la historia de Pascual Duarte es de todo menos bonita.
Es una película de silencios. Un silencio que comienza siendo intrigante, claustrofóbico, hasta que se empieza a sentir como algo impostado, como recurso genial pero único. Entonces, Pascual Duarte se vuelve cansina, irritante en su empeño por parecer contenida, tan contenida que no despega. Demasiado silencio, demasiada tierra, muchos paseos en mulo, pero nada que haga progresar la historia. No se respira la sordidez y la brutalidad de la novela de Cela, ni siquiera de lejos. Principalmente, La familia de Pascual Duarte es una novela sobre la violencia inmotivada, sobre las taras mentales, sobre la miseria; es una novela sucia, asquerosa, que busca muchas veces la repulsa y el asco del lector. Ricardo Franco no consigue hacer que sintamos eso; todo se queda en el encuadre justo, en el movimiento de cámara elegante, cuando, en mi opinión, eso es lo que menos importa. Porque la historia de Pascual Duarte es de todo menos bonita.
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14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mala adaptación del libro
11 de marzo de 2011
Recientemente me leí la novela de Cela. Me pareció impactante, sórdida, durísima. El modo de narrarla en primera persona le da una fuerza desgarradora y directa. Ni más ni menos que la vida en la España profunda por los años 30 que es cuando se desarrolla la historia.
Me gustó tanto su crudeza que pensé en ver la película para así comparar mi punto de vista con el de otra persona. Si bien es cierto que la escenografía y los prolongados silencios meten al espectador en ese mundo rural de principios de siglo donde la vida era verdaderamente dura con muchas personas, la historia no termina de enganchar para nada. Además no tiene nada que ver con la vida del personaje en el libro que con tanta maestría consiguió Don Camilo plasmar, faltan escenas clave en la vida de Pascual os son susituidas por otras con desenlaces distintos.
Nunca he entendido las películas que se basan en libros y difieren mucho del documento original. Entiendo que se quiera plasmar en una pantalla lo que uno se ha imaginado al leerse el libro, pero ¿para qué inventarse una historia mala de una obra maestra con lo fácil que sería contar la historia tal y como sucede en el libro?
En fin, que una vez más, las segundas partes nunca fueron buenas
Me gustó tanto su crudeza que pensé en ver la película para así comparar mi punto de vista con el de otra persona. Si bien es cierto que la escenografía y los prolongados silencios meten al espectador en ese mundo rural de principios de siglo donde la vida era verdaderamente dura con muchas personas, la historia no termina de enganchar para nada. Además no tiene nada que ver con la vida del personaje en el libro que con tanta maestría consiguió Don Camilo plasmar, faltan escenas clave en la vida de Pascual os son susituidas por otras con desenlaces distintos.
Nunca he entendido las películas que se basan en libros y difieren mucho del documento original. Entiendo que se quiera plasmar en una pantalla lo que uno se ha imaginado al leerse el libro, pero ¿para qué inventarse una historia mala de una obra maestra con lo fácil que sería contar la historia tal y como sucede en el libro?
En fin, que una vez más, las segundas partes nunca fueron buenas
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Profundo aburimiento en la España profunda
5 de octubre de 2017
Fallida adaptacion, del mejor libro de Camilo Jose Cela, que por otra parte es un escritor (en mi opinion) muy sobrevalorado, tiene los defectos y no las virtudes del cine que se hacia en la época del transición, larguisimos planos secuencia, actores que farfullan mas que hablan y un guion incomprensible, no se entiende nada de las acciones del protagonista, se ve que los excelsos intelectuales que disfrutaran con esta película ya lo entienden todo, en una novela los pensamientos se explican, los entornos también, en una película no, en fin aburrida lenta y incomprensible, se podría haber echo mejor peroo
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pascual Duarte sin Pascual Duarte
8 de julio de 2019
Primer largometraje de este director, sobrino del rey del cutre-cinema Jesús Franco. En su día esta película le valió ser reconocido en Cannes con el premio al mejor actor para José Luis Gómez, y ha cosechado buenas críticas del sector hipster de la crítica, mitificador del cine de culto, amante de largos e insustanciales planos que no todos los plebeyos entienden y reacio a todo lo narrativamente mainstream, como por ejemplo saber contar una historia.
Pero es que esa historia es nada menos que una de las novelas más famosas del siglo XX, de cita y quizá lectura obligatoria en Bachillerato, y perteneciente a esas mocedades de Cela en las que le dio por narrar en lugar de divagar. Una novela de ese realismo posnaturalista que se dio en llamar tremendismo por la crudeza del tratamiento de hechos y personajes, atados estos a ese fatal determinismo rural que ya advertía Emilia Pardo Bazán, la ilustre naturalista, que “empobrece, embrutece y envilece”.
La novela, contada en primera persona en forma de memorias con el viejo recurso cervantino del autor-transmisor, y con un orden lineal complejo que comienza años después de la muerte no narrada de Pascual, es un compendio pasional, sórdido y trágico de la vida en la Extremadura rural de un hombre que aprende el lenguaje de la violencia ya desde sus miserables progenitores y que es incapaz de controlar sus impulsos violentos, los cuales acaba descargando sobre los que tiene alrededor, desde sus animales hasta su propia madre, sobre todo cuando hay sed de venganza (como en el caso del amante de su hermana y luego de su mujer) o su propio entorno es más brutal que él (como en la Guerra Civil).
Muy poco de eso aparece en la película, que simplifica, altera y deconstruye el argumento hasta hacerlo casi irreconocible; que encadena escenas sin explicación ni preparación previa, faltas de emoción y de verosimilitud; que muestra a unos intérpretes inexpresivos, vacuos, silenciosos, algunos de ellos rumiando en la dicción o imitando malamente el acento extremeño; que gasta minutos tediosos en largos planos de paisajes y de personajes parados, buscando símbolos inapreciables a golpe de bostezo, que se olvida de todos los condicionantes familiares del protagonista, dando excesivo protagonismo a un paisaje bien fotografiado (la única virtud de la película) y, en fin, que reduce a aguachirle la potente prosa en primera persona de la novela que daba bastante juego para un guion consistente y a la altura. José Luis Gómez da el tipo y saca oficio, pero nada más.
Mejores épocas esperaban al malogrado director Ricardo Franco, en los años 80 con sus capítulos para series como “La huella del crimen” y en los 90 con laureadas películas como “La buena estrella”, pero esta película ha envejecido muy mal y está ya olvidada. No obstante, si algún profesor o alumno armado de torrents se hace con ella como apoyo o chuleta visual del libro, que no pierda el tiempo. Sólo sirve para matar el insomnio.
Pero es que esa historia es nada menos que una de las novelas más famosas del siglo XX, de cita y quizá lectura obligatoria en Bachillerato, y perteneciente a esas mocedades de Cela en las que le dio por narrar en lugar de divagar. Una novela de ese realismo posnaturalista que se dio en llamar tremendismo por la crudeza del tratamiento de hechos y personajes, atados estos a ese fatal determinismo rural que ya advertía Emilia Pardo Bazán, la ilustre naturalista, que “empobrece, embrutece y envilece”.
La novela, contada en primera persona en forma de memorias con el viejo recurso cervantino del autor-transmisor, y con un orden lineal complejo que comienza años después de la muerte no narrada de Pascual, es un compendio pasional, sórdido y trágico de la vida en la Extremadura rural de un hombre que aprende el lenguaje de la violencia ya desde sus miserables progenitores y que es incapaz de controlar sus impulsos violentos, los cuales acaba descargando sobre los que tiene alrededor, desde sus animales hasta su propia madre, sobre todo cuando hay sed de venganza (como en el caso del amante de su hermana y luego de su mujer) o su propio entorno es más brutal que él (como en la Guerra Civil).
Muy poco de eso aparece en la película, que simplifica, altera y deconstruye el argumento hasta hacerlo casi irreconocible; que encadena escenas sin explicación ni preparación previa, faltas de emoción y de verosimilitud; que muestra a unos intérpretes inexpresivos, vacuos, silenciosos, algunos de ellos rumiando en la dicción o imitando malamente el acento extremeño; que gasta minutos tediosos en largos planos de paisajes y de personajes parados, buscando símbolos inapreciables a golpe de bostezo, que se olvida de todos los condicionantes familiares del protagonista, dando excesivo protagonismo a un paisaje bien fotografiado (la única virtud de la película) y, en fin, que reduce a aguachirle la potente prosa en primera persona de la novela que daba bastante juego para un guion consistente y a la altura. José Luis Gómez da el tipo y saca oficio, pero nada más.
Mejores épocas esperaban al malogrado director Ricardo Franco, en los años 80 con sus capítulos para series como “La huella del crimen” y en los 90 con laureadas películas como “La buena estrella”, pero esta película ha envejecido muy mal y está ya olvidada. No obstante, si algún profesor o alumno armado de torrents se hace con ella como apoyo o chuleta visual del libro, que no pierda el tiempo. Sólo sirve para matar el insomnio.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mejor leerse el libro
7 de abril de 2007
Que yo no me lo he leído todavía. Es una peli lenta y que no se entiende bien. Supongo que los personajes del libro tendrán mucha más profundidad de lo que se refleja en la película. Lo único que puedo decir en favor de la película es que sí refleja, a mi parecer, la vida rural castellana de postguerra. Pero de ahí a entender el por qué los personajes actúan de esa manera, hay un abismo.
Una película totalmente prescindible.
Una película totalmente prescindible.
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14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un psicópata suelto por los campos de la España profunda
7 de junio de 2007
Vaya por delante que aún no me he leído la novela de Cela que da origen a esta película, pero intuitivamente me da que no es una muy buena adaptación, si bien tampoco mala.
Pascual Duarte, un personaje reservado, que odia la soledad y sin embargo terminará padeciéndola, gracias en parte a sus dotes de psicópata. Todo esto con el marco de la España profunda de fondo, algo muy bien reflejado en el film, que a su vez cuenta desde mi punto de vista con lagunas explicativas que complican el enganchamiento con el argumento al principio y las actuaciones no son demasiado buenas.
En definitiva, no está mal y se deja ver, y aunque a ratos es un poco aburrida, tiene escenas impactantes y representaciones de carácter histórico por las que merece ser vista. Un 5,80, la nota final que la pongo.
Pascual Duarte, un personaje reservado, que odia la soledad y sin embargo terminará padeciéndola, gracias en parte a sus dotes de psicópata. Todo esto con el marco de la España profunda de fondo, algo muy bien reflejado en el film, que a su vez cuenta desde mi punto de vista con lagunas explicativas que complican el enganchamiento con el argumento al principio y las actuaciones no son demasiado buenas.
En definitiva, no está mal y se deja ver, y aunque a ratos es un poco aburrida, tiene escenas impactantes y representaciones de carácter histórico por las que merece ser vista. Un 5,80, la nota final que la pongo.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
ESTOY HASTA LAS NARICES DE LOS ASESINOS DE PERROS!!!
24 de noviembre de 2011
De verdad no podría hacer una crítica constructiva de este film, primero porque no me cabe en la cabeza que con semejante crueldad mostrada alguien pueda alabar al actor protagonista y segundo porque si dijera lo que quiero decir filmaffinity no me publicaría nunca la crítica. Ya me cebé bastante con la monstrua de Lola Gaos en mi crítica del aberrante filme "Furtivos" que ya no tengo fuerzas para cebarme también con el miserable de José Luis Gómez por su falta de escrúpulos. Sinceramente que alaben su trabajo en este film me parece tan insultante como el hecho de que sin ningún tipo de remordimiento MATA DE VERDAD a un pobre perrito inocente. La escena es para vomitar. A mí me hizo derramar RÍOS y RÍOS de lágrimas, de pena por el pobre animal y de rabia por no poder coger a José Luis Gómez éste y apalearlo, también a su director. A este indeseable le deseo que se muera entre la más atroz y dolorosa de las agonías (le llamaría de todo, pero filmaffinity no me lo permitiría así que imagináos cuáles serían mis palabras hacia ese pedazo de mierda). Tengo entendido que no contento con eso también mata a un burro, pero vamos no llegué a verlo, según vi la escena asqueante del perro mandé esta basura a la papelera de reciclaje lamentando haberlo visionado alguna vez... Remato diciendo que JOSÉ LUIS GÓMEZ OJALÁ SE MUERA ENTRE TERRIBLES SUFRIMIENTOS QUE SE LO MERECE (me encantaría que él mismo lo leyese, me gustaría aún más poder decírselo a la cara y escupirle)!!!!
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22 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dura, pero intensa descripción de Pascual
7 de junio de 2007
Debo reconocer ante todo, que no se trata de una película para todos los públicos, ni mucho menos. Y no lo digo haciendo referencia a la gran violencia explícita que suscitan algunas escenas del filme, sino por la preparación cultural que ya de por sí exige la película, para poder disfrutarla y entender la historia que se cuenta. Es necesario tener unas nociones adecuadas sobre la historia de España, en especial del período entre 1930 y 1936 (y sus distintos cambios y virajes, que hay unos cuantos), y además, es necesario ser un espectador acostumbrado a un cine más expresivo, más pausado y de menor ritmo. Dos exigencias nada fáciles de superar.
Hablando ya propiamente de mi opinión sobre la película, decir que cuenta con una historia cruel y dura, la de Pascual Duarte, narrándola de forma minuciosa, parándose en detalles poco importantes en principio y profundizando (en ocasiones demasiado) en la psicología del personaje haciendo alusiones a sus comportamientos que llegan a ser un tanto excéntricos, por no decir disparatados. Un ser excuído y excluyente, un ser sin escrúpulos. Un ser superior al resto de personajes de la película, por encima del bien y del mal, que acaba por conseguir el final que tanto anhelaba.
Hablando ya propiamente de mi opinión sobre la película, decir que cuenta con una historia cruel y dura, la de Pascual Duarte, narrándola de forma minuciosa, parándose en detalles poco importantes en principio y profundizando (en ocasiones demasiado) en la psicología del personaje haciendo alusiones a sus comportamientos que llegan a ser un tanto excéntricos, por no decir disparatados. Un ser excuído y excluyente, un ser sin escrúpulos. Un ser superior al resto de personajes de la película, por encima del bien y del mal, que acaba por conseguir el final que tanto anhelaba.
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8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basura que muestra el asesinato de animales
26 de enero de 2023
Muestra maltrato animal. Más bien hablo de asesinato a un perro a sangre fría por el actor principal, sólo por eso ya se merece que ninguna persona humana vea semejante abominación. Es algo grotesco, zafio y totalmente deplorable. No entro a criticar el argumento puesto que en en momento de ver tal inmundicia la quité y me entró una rabia tremenda. Se describe como una adaptación buenísima del clásico. Ya solo por esto es una mierda como un piano. Deberían quitarla del catálogo de streaming por vulneración flagrante de los derechos de los animales. Vale que en 1976 se permitirían atrocidades de este tipo, pero tenerlo esto en streaming en pleno 2023 es de pena. Va por delante que iba muy ilusionada a verla porque soy Extremeña pero señores esto no se puede permitir ni seguir exhibiendo.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
SIMPLEMENTE VOMITIVA
9 de agosto de 2011
Hay, a mi juicio, una única razón por la cual esta película aún no está en lo más profundo del saco del olvido de una filmoteca; y dicha razón no es otra que la afición de cierto público por el morbo de la muerte en directo. Hay tres escenas que "sostienen" la película en el tiempo: la del fusilamiento del perro (real ... nada de simulada), la escena de la muerte de la mula a navajazos (idem de lienzo) y la escena de la muerte de Pascual en garrote (ésta simulada ... por razones obvias). Auténtica casquería cinematográfica las dos primeras que, sin embargo, no han merecido mención alguna por parte de los colectivos antitaurinos de la retroprogresía.
Aparte del departamento de casquería, Ricardo Franco, realiza una pésima adaptación de una novela genial olvidándose de "la familia", tal como muy acertadamente manifiesta el forero Malkav, cuya opinión suscribo íntegramente. En fin: factoría Querejeta, pura y dura.
Me llama la atención el comentario a la película por parte de juanantlopez, colaborador de este foro, al cual considero oportuno y conveniente contraopinar, con todo respeto. Según dicho colaborador, la película es -textualmente- "fruto de los deseos de aperturismo y experimentación del cine español por aquel entonces, después de 40 años de esterilidad y atraso cultural" .... ¡Toma nísperos!, que diría el maestro Campmany.
Pues bien: Berlanga, Isbert, Ladislao Vadja, Neville, Nieves Conde, Forqué, Closas, López Vázquez, los Ozores .... y tantos otros son el fruto ... perdón, quise decir EL FRUTO de esos años de "esterilidad y atraso cultural". Bendita esterilidad. Bendito atraso cultural.
Seamos un poco más serios y dejemos de echarle la culpa a Franco (D. Francisco) de que este otro Franco (Ricardito "el asaduras") venda como arte lo que es simplemente un ejercicio de mal gusto. Por cierto, que el mencionado Ricardito tiene fijación con la muerte en garrote; en cuanto puede y de dejan (vease la serie televisiva La Huella del Crimen) nos monta una escenita ben cargada de garrote, morbo y "España cañí".
Aparte del departamento de casquería, Ricardo Franco, realiza una pésima adaptación de una novela genial olvidándose de "la familia", tal como muy acertadamente manifiesta el forero Malkav, cuya opinión suscribo íntegramente. En fin: factoría Querejeta, pura y dura.
Me llama la atención el comentario a la película por parte de juanantlopez, colaborador de este foro, al cual considero oportuno y conveniente contraopinar, con todo respeto. Según dicho colaborador, la película es -textualmente- "fruto de los deseos de aperturismo y experimentación del cine español por aquel entonces, después de 40 años de esterilidad y atraso cultural" .... ¡Toma nísperos!, que diría el maestro Campmany.
Pues bien: Berlanga, Isbert, Ladislao Vadja, Neville, Nieves Conde, Forqué, Closas, López Vázquez, los Ozores .... y tantos otros son el fruto ... perdón, quise decir EL FRUTO de esos años de "esterilidad y atraso cultural". Bendita esterilidad. Bendito atraso cultural.
Seamos un poco más serios y dejemos de echarle la culpa a Franco (D. Francisco) de que este otro Franco (Ricardito "el asaduras") venda como arte lo que es simplemente un ejercicio de mal gusto. Por cierto, que el mencionado Ricardito tiene fijación con la muerte en garrote; en cuanto puede y de dejan (vease la serie televisiva La Huella del Crimen) nos monta una escenita ben cargada de garrote, morbo y "España cañí".
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16 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
GENTE SIN ESCRÚPULOS
23 de abril de 2023
Esta crítica va a ser escueta. La película es mala a rabiar, pero lo que me interesa decir es otra cosa.
El cine es grande porque permite hacer que parezcan ciertas, cosas que no ocurren. Pero cuando en esta película matan realmente a un perro pegándole un tiro y a un burro apuñalándolo hasta la muerte, dejan claro que el talento ese día estaba ausente.
El director murió joven, no puedo negar que el destino le hizo justicia a este individuo. Sin embargo, al actor José Luís Gómez, le han hecho miembro de la Real Academia Española en 2011.Simplemente decir que este señor con la ley actual hubiera sido condenado penalmente. No sé si alguna vez se ha arrepentido de haber rodado esas escenas, pero cometiendo estos actos se demuestra tener muy poca humanidad.
Me sumo a la petición de otro crítico/a que pide que esta película no esté en ninguna plataforma por su contenido aberrante.
Creo que ahora sí Filmaffinity publicará mi crítica, pues reconozco que los intentos anteriores podían ser considerados ofensivos por el que mató a dos animales a sangre fría.
El cine es grande porque permite hacer que parezcan ciertas, cosas que no ocurren. Pero cuando en esta película matan realmente a un perro pegándole un tiro y a un burro apuñalándolo hasta la muerte, dejan claro que el talento ese día estaba ausente.
El director murió joven, no puedo negar que el destino le hizo justicia a este individuo. Sin embargo, al actor José Luís Gómez, le han hecho miembro de la Real Academia Española en 2011.Simplemente decir que este señor con la ley actual hubiera sido condenado penalmente. No sé si alguna vez se ha arrepentido de haber rodado esas escenas, pero cometiendo estos actos se demuestra tener muy poca humanidad.
Me sumo a la petición de otro crítico/a que pide que esta película no esté en ninguna plataforma por su contenido aberrante.
Creo que ahora sí Filmaffinity publicará mi crítica, pues reconozco que los intentos anteriores podían ser considerados ofensivos por el que mató a dos animales a sangre fría.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pascual, eres la leche (matando gente)
2 de junio de 2016
Notable film de Ricardo Franco. Es alucinante el rollo que se traen tantas críticas con que si la novela, con que si la película. La novela es cojonuda y la peli también. Punto. José Luis Gómez está estupendo; pocas veces he visto un actor que se implique tanto en un papel y lo resuelva tan bien. La película tiene que suprimir muchas cosas, pero todo lo importante está presente. Pocas veces se ha visto de forma más explícita la violencia en una película. Sigo en spoiler.
Como los actores son poco conocidos, sobre todo las actrices, esa situación le da mucha fuerza a la película, pues no tienes que hacer ningún esfuerzo por evitar olvidar alguna actuación previa. Además, sus físicos ayudan mucho, pues no era factible encontrarse con mujeres de notable belleza en un medio como ese, y en esa época. Además, se hace un cierto esfuerzo por hablar con acento propio, como Alterio con el portugués y Gómez intentando el extremeño.
Como los actores son poco conocidos, sobre todo las actrices, esa situación le da mucha fuerza a la película, pues no tienes que hacer ningún esfuerzo por evitar olvidar alguna actuación previa. Además, sus físicos ayudan mucho, pues no era factible encontrarse con mujeres de notable belleza en un medio como ese, y en esa época. Además, se hace un cierto esfuerzo por hablar con acento propio, como Alterio con el portugués y Gómez intentando el extremeño.
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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
valoración de pascual duarte
17 de diciembre de 2011
Para todo espectador/ra sin prejuicios por las películas nacionales, encontrará en Pascual Duarte un ambiente rural de los años treinta que refleja impecablemente la sociedad de entonces. Pese a la escasez del diálogo, ciertos planos y personajes secundarios exaltan la belleza la España " original". Película muy recomendable para documentarse de la sociedad, por así decirlo castellana, de antañp.
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3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supermegaultra aburrida, lenta y pesada
23 de mayo de 2006
Malísima película, no tiene ritmo alguno, desde el comienzo coge una parsimonia que no la soltará durante todo el film, además el paisaje se une a esta característica, los bosques desertados y la falta de personajes hacen de esta película un verdadero bodrio.
Para empezar, el argumento es horrible, cualquiera que se haya leído el libro lo puede hacer mejor que Ricardo. No sé como pudieron presentar este film al festival de Cannes, la única explicación lógica que le veo es que hubiese sido la única película española que se hizo ese año, algo que creo no sucedió. Horrorosa, por no haber no hay ni diálogos, hay momentos en que creí que era muda. Pésima.
Para empezar, el argumento es horrible, cualquiera que se haya leído el libro lo puede hacer mejor que Ricardo. No sé como pudieron presentar este film al festival de Cannes, la única explicación lógica que le veo es que hubiese sido la única película española que se hizo ese año, algo que creo no sucedió. Horrorosa, por no haber no hay ni diálogos, hay momentos en que creí que era muda. Pésima.
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13 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recia parábola del desamparo.
28 de septiembre de 2012
Todo un reto para Ricardo Franco, un primerizo por aquel entonces, la adaptación de la mítica obra maestra de Cela. Del trance sale el sobrino de Jess con un resultado excelente que dejaba entrever muy bien el descontinuado trayecto fílmico de éste.
Se puede enclavar y entronca perfectamente con otras grandes películas españolas que han tomado como referencia la tragedia rural ("Furtivos" de Borau, "Los santos inocentes" de Camus). Se trata de una película recia, seca, tan brutal como el descarnado texto del antipático Nobel. Se hace una espléndida composición del personaje de Pascual: un ser introvertido, desequilibrado, visceral, surgido de las entrañas de una familia inexistente que hace de la perpetua incomunicación (solo se hablan los padres a base de violencia) su razón de (no) ser. "Pascual Duarte" explota con firmeza y convicción el desamparo y desasosiego de la vastedad del campo (nueva lección del genio Luis Cuadrado), de la brutalidad consustancial al individuo, acrecentada por el contexto de Pascual, haciendo una parábola del desamparo de este ser, que resulta navajera y congeladora pero con alma de mirada propia en la cámara de Franco. Un desamparo que Pascual se acrecienta a sí mismo, escopeta en mano, fulminando cualquier atisbo que lo pueda hacer sentir vivo (spoiler).
Muy bien dosificada tonalmente, perfectamente interpretada por José Luis Gómez, supone un logro mayúsculo e infravalorado de nuestro cine, al ser una excelente obra de autor sobre una obra de tal magnitud y unánime respeto como la novela de la que procede que hubieran hecho aconsejable una vía de adaptación más fácil...
Pero su director siempre tuvo personalidad y no cabe, pues, hablar y minimizar el film en base a que está realizado por el equipo Querejeta, lo cual implicaría invariablemente una falsa "saurización" del proyecto (Carlos Aguilar dixit) pues quedó tres años después otra buena película de su mismo y finado autor: "Los restos del naufragio", en la que esa personalidad, ese saber hacer cine, seguía consolidándose.
No todas las obras producidas por Querejeta son "saurizaciones" sino que tienen como tantísimas otras productoras sus señas de identidad. Casi nada.
Se puede enclavar y entronca perfectamente con otras grandes películas españolas que han tomado como referencia la tragedia rural ("Furtivos" de Borau, "Los santos inocentes" de Camus). Se trata de una película recia, seca, tan brutal como el descarnado texto del antipático Nobel. Se hace una espléndida composición del personaje de Pascual: un ser introvertido, desequilibrado, visceral, surgido de las entrañas de una familia inexistente que hace de la perpetua incomunicación (solo se hablan los padres a base de violencia) su razón de (no) ser. "Pascual Duarte" explota con firmeza y convicción el desamparo y desasosiego de la vastedad del campo (nueva lección del genio Luis Cuadrado), de la brutalidad consustancial al individuo, acrecentada por el contexto de Pascual, haciendo una parábola del desamparo de este ser, que resulta navajera y congeladora pero con alma de mirada propia en la cámara de Franco. Un desamparo que Pascual se acrecienta a sí mismo, escopeta en mano, fulminando cualquier atisbo que lo pueda hacer sentir vivo (spoiler).
Muy bien dosificada tonalmente, perfectamente interpretada por José Luis Gómez, supone un logro mayúsculo e infravalorado de nuestro cine, al ser una excelente obra de autor sobre una obra de tal magnitud y unánime respeto como la novela de la que procede que hubieran hecho aconsejable una vía de adaptación más fácil...
Pero su director siempre tuvo personalidad y no cabe, pues, hablar y minimizar el film en base a que está realizado por el equipo Querejeta, lo cual implicaría invariablemente una falsa "saurización" del proyecto (Carlos Aguilar dixit) pues quedó tres años después otra buena película de su mismo y finado autor: "Los restos del naufragio", en la que esa personalidad, ese saber hacer cine, seguía consolidándose.
No todas las obras producidas por Querejeta son "saurizaciones" sino que tienen como tantísimas otras productoras sus señas de identidad. Casi nada.
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4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acertada en el tratamiento de la violencia pero errática en su guión
25 de mayo de 2021
No puedo ni imaginar el impacto de la aparición de “La familia de Pascual Duarte” en el páramo cultural y literario en un blanco y negro asfixiante de la sociedad de 1942. Si a día de hoy aún mantiene esa capacidad para helar la sangre del lector que lleva cientos de novelas a sus espaldas y muchas violencias vividas personal, literaria o cinematográficamente, aquella sociedad en escala de grises, triste e imposible, debió quedar trastornada por la aparición de una novela que tiene todos los elementos para convertirse en clásico instantáneo, como es y siempre lo será, de obligatoria lectura.
La pena es que un casi imberbe aún Ricardo Franco (autor que ha marcado mi vida y la de otros muchos con sus dos últimas películas, obras maestras absolutas, “La buena estrella” y “Lágrimas negras”) no supiera sacarle partido en 1976 en su adaptación cinematográfica. Cinta demasiado hija de su época, a pesar de algunos aciertos, sobre todo y por encima de todo el que tiene que ver con la violencia expresa en pantalla, que la despoja de toda tentación esteticista propia del cine de género norteamericano para mostrarla con toda su crudeza y sequedad. Un tratamiento de la violencia mucho más cercano al de “Tarde para la ira” de Raúl Arévalo que a “El Padrino” de Francis Ford Coppola. Una violencia primitiva, atávica, ruda, áspera, polvorienta, seca y descarnada, y que acaba siendo el gran y único acierto de la cinta.
Así como la interpretación de su actor protagonista, José Luis Gómez, que mereció con toda justicia el premio interpretativo en el Festival de Cannes de aquella edición por su entrega en sostener un personaje demasiado estereotipado y sobre el que muy pocas cosas se explican en la cinta.
Porque ese el gran, el enorme, defecto de la película de Ricardo Franco: dar por supuestas demasiadas cosas pensando quizás que el espectador ya ha leído la novela primigenia y dejar casi todo sin explicar. Pocas cosas de las que ocurren en pantalla tienen lógica en el guión de la película, que se queda coja, deslavazada y desnortada por haberse reducido a una mera acumulación de anécdotas violentas en torno a la figura de Pascual Duarte sin haber transmitido adecuadamente sus antecedentes o consecuencias.
Por lo demás, la cinta, de forma paralela a como lo hace la novela, nos adentra como pocas (en la línea de “Los santos inocentes” de Miguel Delibes espléndidamente, ésta sí, traducida al cine de forma magistral por Mario Camus) en la miseria del mundo rural, en el primitivismo atávico de unos personajes con el destino predeterminado y bañado en sangre, con la pobreza urdiendo salidas imposiblemente felices, con lo elemental de la falta de educación y todo lo necesario para el alma humana, cercanos a la barbarie siempre latente como salida a todos los conflictos, a merced de las pasiones primigenias y una forma de vida inevitablemente asalvajada.
En un mundo marcado por la venganza y el odio, Pascual Duarte nació en una familia pobre que habitaba en un rincón perdido de la mano de Dios en mitad de la más seca y árida Extremadura. Con un padre de vida disoluta ausente, una madre árida, seca y hosca incapaz de transmitir sentimientos a nadie ni por nadie (personaje de la novela impagable que está maltratado en su traslación cinematográfica hasta quedar en nada), ni tan siquiera a sus hijos, Pascual Duarte sólo cuenta con el calor de su hermana Rosario, dado que la película, de forma inexplicable, decide prescindir de un motor básico para entender las motivaciones de Pascual Duarte, su hermano Mario, nacido gravemente discapacitado y condenado a una no vida imposible. La vida sentimental que la vida le va a ofrecer tampoco le otorgarán salida hacia la felicidad por parte alguna.
Su biografía estará marcada por todo tipo de desgracias y malas decisiones que culminarán en una condena a muerte mediante garrote que hubiera merecido un film a la altura de las circunstancias.
La pena es que un casi imberbe aún Ricardo Franco (autor que ha marcado mi vida y la de otros muchos con sus dos últimas películas, obras maestras absolutas, “La buena estrella” y “Lágrimas negras”) no supiera sacarle partido en 1976 en su adaptación cinematográfica. Cinta demasiado hija de su época, a pesar de algunos aciertos, sobre todo y por encima de todo el que tiene que ver con la violencia expresa en pantalla, que la despoja de toda tentación esteticista propia del cine de género norteamericano para mostrarla con toda su crudeza y sequedad. Un tratamiento de la violencia mucho más cercano al de “Tarde para la ira” de Raúl Arévalo que a “El Padrino” de Francis Ford Coppola. Una violencia primitiva, atávica, ruda, áspera, polvorienta, seca y descarnada, y que acaba siendo el gran y único acierto de la cinta.
Así como la interpretación de su actor protagonista, José Luis Gómez, que mereció con toda justicia el premio interpretativo en el Festival de Cannes de aquella edición por su entrega en sostener un personaje demasiado estereotipado y sobre el que muy pocas cosas se explican en la cinta.
Porque ese el gran, el enorme, defecto de la película de Ricardo Franco: dar por supuestas demasiadas cosas pensando quizás que el espectador ya ha leído la novela primigenia y dejar casi todo sin explicar. Pocas cosas de las que ocurren en pantalla tienen lógica en el guión de la película, que se queda coja, deslavazada y desnortada por haberse reducido a una mera acumulación de anécdotas violentas en torno a la figura de Pascual Duarte sin haber transmitido adecuadamente sus antecedentes o consecuencias.
Por lo demás, la cinta, de forma paralela a como lo hace la novela, nos adentra como pocas (en la línea de “Los santos inocentes” de Miguel Delibes espléndidamente, ésta sí, traducida al cine de forma magistral por Mario Camus) en la miseria del mundo rural, en el primitivismo atávico de unos personajes con el destino predeterminado y bañado en sangre, con la pobreza urdiendo salidas imposiblemente felices, con lo elemental de la falta de educación y todo lo necesario para el alma humana, cercanos a la barbarie siempre latente como salida a todos los conflictos, a merced de las pasiones primigenias y una forma de vida inevitablemente asalvajada.
En un mundo marcado por la venganza y el odio, Pascual Duarte nació en una familia pobre que habitaba en un rincón perdido de la mano de Dios en mitad de la más seca y árida Extremadura. Con un padre de vida disoluta ausente, una madre árida, seca y hosca incapaz de transmitir sentimientos a nadie ni por nadie (personaje de la novela impagable que está maltratado en su traslación cinematográfica hasta quedar en nada), ni tan siquiera a sus hijos, Pascual Duarte sólo cuenta con el calor de su hermana Rosario, dado que la película, de forma inexplicable, decide prescindir de un motor básico para entender las motivaciones de Pascual Duarte, su hermano Mario, nacido gravemente discapacitado y condenado a una no vida imposible. La vida sentimental que la vida le va a ofrecer tampoco le otorgarán salida hacia la felicidad por parte alguna.
Su biografía estará marcada por todo tipo de desgracias y malas decisiones que culminarán en una condena a muerte mediante garrote que hubiera merecido un film a la altura de las circunstancias.
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Ligero esbozo de la obra de Camilo José Cela.
2 de diciembre de 2021
La gran conocida obra de Camilo José Cela posee el matiz tremendista de su corriente literaria en esta adaptación de Ricardo Franco, con su ruralismo en el exterior y en el interior de sus personajes, realzando la violencia, la deficiencia educativa y las consecuencias de la primera guerra civil española. Su lenguaje cinematográfico es bastante descriptivo, y, paradójicamente, con la leve ausencia de la palabra hablada; su relato en primera persona que acometía Cela se inscribe desde la mirada de Ricardo Franco, que compone de imágenes sórdidas y campestres la vida de Pascual Duarte antes de su último suspiro frente al garrote vil.
Es importante su escenificación de la crudeza y la violencia: la pérdida y las emociones más naturales son reprimidas, todos los personajes están condicionados por la extrema absorción del espectro cultural, educativo y ético. La crueldad de la obra está presente en gran parte por el conocimiento previo que normalmente se tendría de la novela, hay una postura milimetrada de la ejecución narrativa, de su complejidad, pero en ningún momento hay una línea que sobresalte toda la gran importancia que ocupa su trasfondo.
Es una adaptación con una puesta en escena fidedigna y un esbozo iconográfico hacia la historia de Pascual Duarte: esto sería su justo calificativo por llevar a la gran pantalla una de las obras cumbres de la literatura española.
Es importante su escenificación de la crudeza y la violencia: la pérdida y las emociones más naturales son reprimidas, todos los personajes están condicionados por la extrema absorción del espectro cultural, educativo y ético. La crueldad de la obra está presente en gran parte por el conocimiento previo que normalmente se tendría de la novela, hay una postura milimetrada de la ejecución narrativa, de su complejidad, pero en ningún momento hay una línea que sobresalte toda la gran importancia que ocupa su trasfondo.
Es una adaptación con una puesta en escena fidedigna y un esbozo iconográfico hacia la historia de Pascual Duarte: esto sería su justo calificativo por llevar a la gran pantalla una de las obras cumbres de la literatura española.
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