14 Críticas de los usuarios

"La piel que brilla" es una de esas películas en las que no se entiende un demonio de lo que pasa pero tiene una atmósfera "perturbadora", "fascinante", "envolvente" y todas esas cosas que gustamos de decir cuando sabes que la película tiene algo pero un algo que no es suficiente para mantenerla en pie.

El problema es cuando intentas convencer a tus amigos de que la vean y ellos, que carecen de tu sensibilidad, no se sienten ni perturbados, ni fascinados, ni desde luego envueltos por la película y ven la objetiva realidad que tú no quieres ver y luego cuando vas a su casa sonríen de manera mefistotélica porque saben que por fin no vas a tener excusas para evadirte de ver el vídeo de su boda.

Para evitar tal temible evento, vamos a dejarlo con que "La piel que brilla" es un Leólo a la sureña donde un niño con una vida llena de sucesos horribles decide atribuir todo a ángeles, vampiros y demás seres de las tinieblas, más que nada porque un chaval de esas edades prefiere convertir a las personas en monstruos antes de asumir que los monstruos son las personas.

La llegada del fabuloso hermano mayor a la casa familiar supondrá la ruptura del esquema mental del chico y su cruel transición a la madurez, que supone caer en picado en el epicentro de una realidad inasumible.

Lamentablemente "La piel que brilla" carece del encanto convulso de la película de Lauzon y aunque en efecto es de una poesía extraña que como te pille el día torcido puede que hasta te encante, no hay trascendencia de ningún tipo, no parece llegar a ninguna parte, no se sabe muy bien qué quiere decir y se queda a medio gas sin llegar a ser lo suficientemente sugestiva para inducirte a su juego.

Lega, eso sí, una escena final para el recuerdo, con una música maravillosa y por desgracia, tan incomprensible como todo lo demás.

Un duro y atractivo drama que hace que se mezcle la ficción con la realidad con mucha naturalidad. Adultos torturados y torturadores vistos a través de la mirada de un niño de 8 años.
Un niño acosado por el mal que lo rodea en un mundo desesperado que no puede entender (o no quiere...). El único que parece guardar algo de alegría en su interior de entre todos los personajes de la cinta, constantemente de mala leche o haciendo frente a circunstancias desagradables. Poco a poco ve como las desgracias se suceden a su alrededor pasandolas a través del prisma mágico de su imaginación.


Ambientada en un pequeño pueblo de la américa profunda de los años 50 nos recuerda a David Lynch. Fotografía genial que queda encajada perfectamente en los planos con la banda sonora, Un ambiente maravillosamente agobiante y enrarecido de principio a fin.
Quizás uno de sus puntos flojos sea ese final tan cortante dejando muchos cabos sueltos de la historia, o quizá otro de sus encantos...

Retrato duro de la América profunda a través de los ojos de un niño. Una sociedad corrompida e inmisericorde en su crueldad e ignorancia. Todos los vicios desembocan en la infancia, en la soledad de un niño que teje su escatológica realidad con los despojos que le dejan los adultos: Ángeles y abortos, crímenes y radiación nuclear, viudas jóvenes y pederastas, sapos inflados y vampiros, suicidas y madres infelices y desesperadas que corrompen su derredor con murmullos de culpa y reproches del fracaso existencial. Un relato acerca del fracaso y de como la infancia pierde muy pronto la inocencia. Magnífica película que con solo media historia deja que el espectador componga la otra media.

No es una gran película , llega a buena, pero no es ni de lejos una gran película. Diferente, eso sí. Pero diferente para lo bueno y para lo malo, es decir, tiene toques muy especiales, incluso sublimes, pero te deja muy insatisfecho. Falta ese diálogo especial, que te deje sin palabras, falta un poco de lógica, y falta un final, lo puedes suponer, pero falta ese final. En fin, buenas ideas, no tan buena ejecución. Falta guión.

Extraña película, que juega con elementos fantásticos, junto con el drama del real mundo de los mayores en contraposición con el fantástico de los niños.
Tiene elementos que la hacen verdaderamente curiosa y hasta fascinante en algunos momentos, pero un ritmo lento y una tardanza en entrar en materia, hacen que no se llegue a disfrutar como se debería.
Se trata del primer trabajo como realizador, de un reputado guionista, lo que hace, sin duda, que no haya sabido darle forma a un muy atractivo argumento.
Está bien interpretada y la atmósfera inquietante se consigue, entre otras cosas por su gran fotografía y la profundidad de campo empleada, pero es cierto que, sobre todo durante el primer tercio, hasta llega a ser en algunos momentos tediosa.
Por ello, el conjunto es muy irregular, yendo, menos mal, de menos a más, por lo que al final no deja mal sabor de boca, sobre todo por su duro e impactante final, que se queda en la retina durante mucho tiempo.
Puede llegar a ser algo agobiante y hasta desagradable, no por lo que se ve, sino por el fondo de la historia, donde el mal puede surgir de hechos cotidianos.
Para gustos, pero es interesante y creo que merece la pena por apartarse basante de lo que habitualmente se hace en el cine, lo que no quiere decir que convenza.

Cargada de simbolismos más extraños que el propio desenlace. Buena fotografía y ambientación para un producto en el cual la estética parece superar a la trama.

Los niños aportan escenas destacables, pero el tono general resulta desconcertante. Viggo Mortensen apuntaba maneras casi 3 décadas atrás... Logrando en estos años gestionar con habilidad una carrera versátil con buenas interpretaciones brillantes y talentosas.

Lo peor de la película, sin duda alguna, es el puto niño de los cojones. No sólo porque su interpretación sea patética (dioooos, prefiero mil veces un acondroplásico talentoso disfrazado de niño, antes que a un niño de verdad que no sabe ni siquiera poner cara de desconcierto sin dar la impresión de estar sufriendo algún tipo de Parkinson infantil), sino también porque el personaje mismo me produce repulsión. Quizás se deba a que no sabe actuar, o a que el objetivo del director era precisamente transmitir esa sensación de antipatía, no lo sé. Lo único que sé es que en la última parte de la cinta*, no paraba de pensar en que ese niño o era retrasado o psicópata, una de dos. Porque desde luego que...** Por cierto, si realmente fuera un psicópata, tendría sentido: ¿os habéis fijado que cada vez que aparece el coche negro con los asesinos, el niño siempre se halla a solas con la víctima? Es como si el coche representara el lado malo del niño.

En fin, a lo que quiero llegar es que esa película me hizo rechinar los dientes, maldecir al puto chaval de mierda repetidas veces, y que acabé de verla con muy mal cuerpo.

Por el resto, la historia es muy original —entretiene de veras—, los diálogos son ingeniosos***, hay tantos temas que explorar y de los cuales quedarse hablando una vez finalizada la película... Si no fuera por el puto niño de mierda que te deja mal cuerpo y una mala hostia que te va a costar dios y ayuda quitártela de encima, la recomendaría encarecidamente a cualquiera que busque algo interesante y diferente en el cine.

Ah, y Viggo Mortensen está que se sale. Uno de los mejores papeles que le he visto interpretar en toda su trayectoria. Por cierto, parece ser que es el actor fetiche del director, puesto que también actuó en su otra película, "La pasión de Darkly Noon" (cuya crítica he realizado hace poco).

La pena es que Philip Ridley no haga películas más a menudo, porque desde luego que deben incluso ser consideradas películas de culto para todo cinéfilo que se precie. O más bien, la pena está en que nadie ha sabido apreciarlas como se lo merecen. Espero que el tiempo ponga sus películas en el lugar que les corresponde por derecho.

Película de cinéfilo, de corte independiente, producción británica. Habla de la infancia, desde la poderosa mirada de un niño atraído por una enigmática mujer a la que él considera una vampira y a la que según su óptica responsabiliza de la desaparición de sus amigos. Original argumento, Ridley logra un trabajo extrañamente poético, combinando géneros (intriga morbosa, drama infantil, melodrama de cuerpo raro). Los intérpretes ejecutan sus papeles con oficio y autenticidad. Un trabajo al que le falta redondez plástica/onírica. Aún así, una buena película.

Una de esas películas que indaga en la visión del mundo real desde la fantasía e inocencia de un niño que está rodeado de un mundo rural muy peculiar.
A mi no me ha resultado muy satisfactoria, haciendo que se me hiciera aburrida y poco interesante.
Lo mejor y más interesantelo he sacado de dos oraciones que considero acertadas, el resto relleno.
Destacar la presencia y labor de Viggo Mortensen, que queda como algo puramente curioso.
Juega con la figura e historia de los vampiros y tiene simbolismos que tienen cierta importancia.
La inocencia puede ser un infierno.
Si eres amado todavía seras joven,

Seguramente son esos fuegos fatuos de la civilización los que impiden la percepción clara de que el mundo es así. Así, como lo muestra el pintoresco fresco fílmico que es La Piel que Brilla, escrito y dirigido por Philip Ridley, cineasta de parca carrera en la que éste es seguramente su trabajo más destacado y meritorio.

Seth Dove es el extraño protagonista infantil de esta no menos extraña -y por cierto fascinante- historia. El otro protagonista es sin duda ese paraje rural de la América de los 50 -en el que discurre la acción-, delineado por unas cuantas casas aisladas y prados que se pierden en el horizonte, pintados de doradas mieses danzantes al compás del viento y del sol. La infancia, la soledad y el aislamiento son la representación del mundo en este relato fabuloso, tétrico y lúgubre. Y en la inquietante medida en que funciona como un oscuro espejo de la condición humana es donde radica lo que tiene de terrorífico.

Seth urde en su mente pueril una rudimentaria composición de la realidad a través de sus azarosas observaciones y de las conversaciones que mantiene con sus padres, con sus amigos, con esa mujer sombría y misteriosa que tiene de vecina, Dolphin, a la que atribuye la condición de vampiro. El niño se erige de esta manera en una metáfora de las falsas nociones, de las creencias, de las supersticiones, de la ignorancia. De igual modo el resto de los personajes y los motivos que vemos desfilar nos remiten a los rasgos fundamentales de la condición humana, tallados en la matriz de la oscuridad y ungidos con la corona de la muerte. Como ese siniestro Cadillac negro que suele pasear por el pueblo a una banda de pederastas y asesinos. Como los fallidos padres de Seth. Como las angustias insuperables de Dolphin; o como el joven Cameron, el hermano mayor de Seth, íntimamente quebrado por sus experiencias en la guerra mundial. Un compendio de lo irredento, lo sin esperanza.

Técnicamente es un trabajo facturado con gran dignidad dentro de un presupuesto acotado. Visualmente poderoso, cuenta con una brillante fotografía para su oscura poesía. Un film sencillo y a la vez grande, que cuento sin duda entre mis favoritos.

Durísima película de culto de los años 90, la verdad no imagine que me iba a impactar tanto sobre todo su final, tiene cosas que sin duda quedaran en mi memoria cinematográfica.

Para empezar hay un nivel muy alto en cuanto a fotografía, me encanto la puesta en escena, el guión no se diga, es sin duda una película que quedara marcada por todo lo que conlleva, hasta donde puede llegar la credibilidad de un niño entre lo fantástico y real, además las duras consecuencias que a eso puede llevar.

El escritor Philip Ridley guioniza y dirige "The Reflecting Skin", un drama de la vida rural del medio oeste estadounidense visto desde los ojos de un niño.

En "The Reflecting Skin" vemos la solitaria vida de un niño llamado Seth Dove, en un pueblo que no tiene ni nombre y donde lo único que hay es campos de trigo hasta donde puedes ver. Siendo ignorado completamente por los adultos que le rodean, no tiene otro remedio que intentar interpretar todos lo que ve. Ridley cuenta el drama con un ritmo lento y contemplativo, apostándolo todo a lo visual, generando una atmosfera inquietante, con un estilo visual que busca impactar, y con una fotografía, realizada por Dick Pope, que satura los colores, buscando deliberadamente imitar la pintura realista y regionalista estadounidense de los años cincuenta

El pequeño actor Jeremy Cooper hace un gran papel, y básicamente es él quien carga con toda la película. Un inicio prometedor que no continuo, siendo esta su primera y última película. También podemos ver a un jovencísimo Viggo Mortensen, mostrando también sus dotes como actor.

Pero pese a las buenas interpretaciones, y a la gran cinematografía, "The Reflecting Skin" es una película lenta y difícil de ver, que apuesta por el surrealismo y por la estética por encima de todo lo demás.

Muy interesante película que no os dejará indiferentes. La originalidad embriaga todo el metraje.
Es una mezcla inteligente en un ambiente surrealista de la América profunda de los 50´s.
Soberbia actuación del niño. El final de la inocencia...
Alea Iacta Est.

Interesante película. Cómo la visión inmadura de un niño puede malinterpretar los hechos que ocurren a su alrededor.

Lo mejor de la película: la visión subjetiva del niño.
Lo peor: La trama "real" deja muchas historias sin resolver.