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El demonio (1963)

El demonio
94 min.
7.0
166
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Disponible en:
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Trailer (ITALIANO con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
En la región de Lucania, una joven, Purí, está poseida por el demonio. La ignorancia familiar y después la de sus convecinos hace que la muchacha sea golpeada y humillada continuamente. Sus terribles gritos nocturnos hacen que sus padres acudan primero al curandero del pueblo y después al sacerdote para intentar un exorcismo. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Thriller
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Il demonio
Duración
94 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia;
Links
7
La posesa.
Diez años antes de que "El Exorcista" se convirtiera en un título clásico del género de terror, un casi desconocido italiano, Brunello Rondi, rodaba esta singular película en la que ya se anticipaba el tema de la posesión, si bien asociándolo al fenomeno de la brujería y la superstición.

Con un evidente y acertado tono documental emparentado con el neorrealismo, Rondi enmarca la historia en un ambiente rural pobre, sujeto aún a las tradiciones y ritos mágicos, que se mezclan con las creencias más oficiales, como son las de la Iglesia Católica. La protagonista, Purif, locamente enamorada de un hombre que no la corresponde recurre a un "conjuro", en realidad un filtro de amor, para lograr su objetivo. Su desenfrenada pasión, su condición de "bicho raro" que no se amolda a las convenciones de sus paisanos y la profunda superstición que inunda el ambiente contribuyen a alimentar las sospechas sobre ella, convirtiendo su vida en un infierno.

Resulta muy acertada la ambigüedad que en todo momento sugiere el filme sobre lo que estamos viendo; ¿hay realmente una posesión, un espíritu maligno que utiliza a Purif, o no se trata más que de una enferma incomprendida? Las diversas secuencias de la película mantienen esa indefinición, de modo que a ratos el espectador parece inclinarse por una u otra opción, pero sin quedar nunca del todo seguro. En mi opinión esto enriquece enormemente la película, resultando así más interesante y misteriosa que "El exorcista", en la que no caben dudas similares. En cambio, en la presente cinta hay momentos en los que uno parece estar ante un soberbio documento de antropología cultural, y otros en los que la presencia de lo "mágico" o lo supersticioso cobra mayor fuerza.

Espléndidamente fotografiada en blanco y negro, con una perfecta ambientación y un guión que trabaja muy bien los diversos enfoques con los que el entorno se enfrenta a esta bruja/posesa, destaca muy especialmente la fantástica interpretación de Daliah Lavi, cuyo rostro, mirada y movimientos logran transmitir muy eficaz y dramáticamente su tortura interna y externa. Los secundarios y extras, muchos no profesionales, cumplen muy bien, y protagonizan la mayoría de los ancestrales ritos de los que está plagado el filme.

Así pues, una película diferente y audaz, inspiradora de otras más famosas que, sin embargo, carecen de esa interesante ambigüedad calculada. De hecho, el único título de similar planteamiento que me viene a la cabeza es la muy notable "Madre Juana de los Ángeles" (1961), del polaco Kawalerowicz, en la que también la posesión y la intolerancia son el argumento central.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Vainica Doble - lasbrujas.mp3
Todos conocemos El Exorcista, ya sea por habernos pajeado con la guarrona de la posesa o por haber leído el libro en el que se basa. Su autor, William Peter Blatty, tuvo la vergüenza cero de fusilar para su texto ésta El Demonio, cambiando cuatro tonterías para encauzarla sin posibilidad de duda alguna por el maniqueo mundo de ”el bien vs el mal”, siendo ambos oponentes términos absolutos, sin gama de grises posible. Menuda diferencia con esta obra de Brunello Rondi, la cual presenta unas capas interpretativas y de subtexto que ya quisiera el libro de Blatty o la película de William Friedkin. Capas todas hijas de su tiempo, los años sesenta, pero aún vigentes: por una parte tenemos el estudio inter-relacional a la Michel Foucault de locura, entorno y convenciones en paralelo a idénticas técnicas de exclusión practicadas en la Edad Media con el fin de estigmatizar –cuando no expropiar, si estas eran viudas beneficiarias de herencias- mujeres tildándolas de brujas, una capa que el film de Rondi desarrolla sembrando la duda sobre si su protagonista está realmente poseída o simplemente algo creisi y ha tenido el infortunio de caer en poca gracia en su pedanía, siendo estas las causas de su linchamiento. Algo plausible por ser los pueblos mediterráneos muy de aquella manera, las fuerzas vivas y la Iglesia también de aquella otra –recordemos a la Inquisición mandando a los epilépticos a la hoguera, un poco por ser la creencia de aquellas y un mucho por puro lulz- y Purificación, la protagonista, ay, Puri, tía, bastante de hacer conjuros de amor y saludar a sus vecinas haciendo la uve de Crowley. En ese sentido parece la protagonista del La Bruja de Vainica Doble, ya que, al igual que en la canción, usa un filtro de amor y acaba bien jodida. Tanto que la matan.

Otra de las capas es la de forma y fondo a un nivel más elemental. El Demonio comienza cual documental de Antonioni, de inicio es casi un Gente Del Po, con una voz en off que incluso parece que va a conducir la narración pero luego resulta que no. En ese sentido, y ya adquiriendo tonos de neo-realismo, la película de Brunello parece –si obviamos los conflictos fundamentales- una suerte de Las Hurdes más enfocada en mostrar la alegre mezcolanza de cultos que se daban en el agro de las geografías mediterráneas que en cebarse en la pobreza. También goza de una clara interpretación de corte feminista sobre la libertad de elección sobre su propio cuerpo que debería tener toda mujer, muy en línea con ciertos movimientos contraculturales, y se anticipa mazo de años al advenimiento del Mortal Zombie de Brian Yuzna, aquella En Mi Piel de Marina De Van y lo emo, pues Puri tiene la poco sana costumbre de inflingirse daño a sí misma cortándose y clavándose objetos punzantes, quizá para paliar ese furor uterino que hace que le arda el coño o porque es así la chavala de natural. Y luego que a la pobre la fustigan e intentan quemar viva por bruja y posesa, extrapolación –de nuevo- a lo contemporáneo de lo dicho anteriormente y recuperado años después en otra brillante película feminista que ninguna nazi jamás defenderá, Elvira: salvando la abismal diferencia entre la talla de sujetador de Daliah Lavi y la de Cassandra Peterson, tanto da que la masa enfurecida que pretende quemarlas vivas tenga pasaporte italiano o mullet de la América redneck, ya que el resultado para ellas sería el mismo.
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3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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