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El circo (C) (1949)

El circo (C)
18 min.
5,4
170
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Cortometraje completo (sin diálogos)
Sinopsis
Cortometraje sobre la llegada del Circo Americano a Madrid, que fue para Berlanga una práctica del curso 1949-1950 en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Circo Cortometraje
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ España España
Título original:
El circo
Duración
18 min.
Guion
Compañías
6
Alumno en prácticas
Luis García Berlanga rodó un breve documental : El circo, durante el curso 1949-50 como alumno en prácticas del tercer curso de cinematografía en el I.I.E.C. El trabajo de digitalización de la única copia conservada por la Filmoteca Española, supervisado y aprobado por Berlanga, hizo posible que podamos disfrutar de un cortometraje en el que intencionadamente o no, el aplicado estudiante nos muestra a lo largo la cinta gran parte de la iconografía cinematográfica que marcará su producción en las siguientes décadas.

El realizador nos introduce en el corto por medio de una mujer que, tendiendo ropa en una terraza de Madrid en primer plano, hace un giro de 180 grados para dirigir su mirada hacia los trabajadores del Gran Circo Americano que están fijando los anclajes necesarios para la estructura principal, lo que nos lleva a primeros planos y planos detalle del montaje en un barrido posterior hacia la izquierda observando el alzado de los postes centrales por medio de planos generales, contrapicados y plano de seguimiento permitiéndonos ver el armazón final de la estructura central del circo y al propio Berlanga filmando un plano detalle.

Los preparativos nos trasladan a un nuevo plano secuencia para asistir al pegado de carteles sobre paredes ya usadas en anteriores ocasiones, por medio del primer plano, plano detalle y plano contraplano sobre un público expectante donde finalmente puede leer : “Visite el Gran Circo Americano con el Gran Buffalo Bill por primera vez en España”.

De nuevo en el circo asistimos al alzado de la lona que lo cubrirá con vistas alternadas de interior exterior y vista final de circo montado con plano general y últimos detalles con barrido hacia la derecha. La curiosidad de los lugareños es aprovechada por el realizador para mostrar su hábitat natural en el que se desenvuelven: curiosos viandantes contemplando la evolución del circo, trasladándonos de nuevo a su interior donde contemplamos los preparativos del atrezzo que lucirán los artistas en el desfile presentación, un acicalado Buffalo Bill, banda de música, ponis, indios, amazonas a caballo y un largo elenco de artistas que forma la troupe, desfilarán por las calles de Madrid en mitad de la expectación que los lugareños, filmados, entre otros, en espectacular gran plano general, han mostrado hacia la atracción del Gran Circo Americano instalado en el solar de la Antigua Plaza de Toros Goya.

Colas formándose en las taquillas, vendedores de globos y chucherías, algún niño hurgando en sus bolsillos buscando entre sus pertenencias algún dinero que le permita ver la función, encontrándose con un botín de dos perras gordas (monedas de diez céntimos), alguna chapa de bebida con imagen impresa, canicas, un trozo de tiza y un lápiz en plano detalle.

Tras los rituales de montaje y presentación, Berlanga nos muestra en todo su esplendor los diferentes números que componen el espectáculo circense: la Orquesta presentando números musicales con escenografía y evoluciones geométricas, dirigidos por caricaturizados personajes de la historia musical, políticos y algún personaje de comic, con gran placer para el público (entre ellos algún conocido actor del momento), seguido de pájaros voladores, indios, equilibristas, malabaristas, el Gran Buffalo Bill, patinadoras, lanzadores de cuchillo, payasos, espectaculares números sobre bicicletas, malabaristas y saltimbanquis que nos lleva a una nueva demostración de la orquesta y un público marchando satisfecho mientras que parpadea hasta su apagado final el luminoso que anuncia el espectáculo: CIRCO.

Con este breve pero intenso documental de casi 19 minutos, Berlanga asienta las bases de su cine para las siguientes décadas en rodaje, escenas corales así como para la variopinta y berlanguiana ‘patulea’, como diría el personaje patriarca Don Fernando (Fernando Fernán Gómez) en Moros y Cristianos (1987), tan propia en su filmografía. Una oportunidad única para adentrarnos en los orígenes que germinaron felizmente en tan singular director de cine que lo fue desde el mismo momento en el que un buen día rodara El Circo.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Berlanga haciendo sus pinitos en cine.
366/01(01/11/20) Exquisita curiosidad para los seguidores de Luis García Berlanga, que en 1949 rodó un cortometraje (19 minutos) en formato documental, “El circo”, durante el curso 1949-50 como alumno en prácticas del tercer curso de cinematografía en el I.I.E.C. El trabajo de digitalización de la única copia conservada por la Filmoteca Española, supervisado y aprobado por Berlanga, hizo posible que podamos disfrutar de este seminal cortometraje, que sirve sobre todo para ‘antropólogos’ del cine berlanguiano, para ver los comienzos de un genio, español, para mí el más grande que ha dado en nuestra piel de toro. Durante su minutaje en riguroso silencio, sin intertítulos y sin voz en off, asistimos a la simple historia de un circo ambulante cualquiera (en este caso ‘El Americano’), desde su llegada a un pueblo (luego nos enteramos donde estamos), el montaje por los operarios de la carpa en una plaza (el solar de la Antigua Plaza de Toros Goya), ello con el realizador valenciano experimentando con recursos de cámara con tomas generales, primeros planos, contrapicados, elevados. Seguimos con la publicidad del circo en la pegada de carteles, ello ante la curiosidad de los lugareños (muchos de ellos niños), que tras terminar de encolar uno de los anuncios leen: “Visite el Gran Circo Americano con el Gran Buffalo Bill por primera vez en España”.

Luego vemos como los operarios elevan la carpa tirando de las poleas sobre los postes clavados, lo vemos desde el exterior, como terminan de estirar la lona. Unos niños sacan su dinero (con chapas, canicas y algún trozo de lápiz incluidos), se supone para comprar tickets. Luego aparece el líder del circo, ‘Bufalo Bill’ ataviado, termina de ponerse las espuelas, tras lo que lo vemos en contrapicado contra el infinito cielo montado a caballo, incrustándose en la parada circense (banda de música, indios, pistoleros, ponis, ...), que recorrerá las calles publicitando el espectáculo, ello con gentío entusiasta observando en las aceras. Entonces pasan por una plaza y sabemos en qué lugar están, es Madrid, ello por que recorren la Plaza de Cibeles. Hay una elipsis y saltamos al circo con los payasos ensayando y jugando con niños. Vemos como terminan de prepararse los artistas (los pistoleros cosen botas, los payasos se pintan, ...). En el exterior la gente se agolpa para entrar, y empieza el circo con la banda de música. Hay un montaje de encadenado de un tipo disfrazándose caricaturescamente de hombres famosos (Einstein, Manuel de Falla, Montgomery, Franco, Degaulle, Stalin), ello con el público sonriente. Hay números de acróbatas, malabaristas, patinadoras, un número de clowns, aparece una bici con varios acróbatas en ella. Tras esto llega el momento estrella con ‘Búfalo Bill’ entrando a caballo, haciendo malabares con una soga, dispara de espaldas con su winchester a unos globos pegados a una mujer, luego un número similar con cuchillos, mientras los espectadores observan en tensión, acabando a oscuras con varios cuchillos ardiendo lanzándolos cerca de una mujer. Acabando con un número de equilibristas acróbatas. Siendo el epílogo circular con el comienzo del espectáculo, con la banda de música tocando. El público sale del circo, y vemos un luminoso parpadeante con la palabra circo, hasta que ya no se enciende.

Un sentido homenaje al circo, donde el maestro Berlanga deja constancia de sus paralelismos con otro genio del mediterráneo como el de Rimini, Federico Fellini y su gusto por la farándula del circo. No es que sea una gran obra, pero como producto de arte y ensayo primario deja impronta a los fans de Berlanga (entre los que me cuento). Fuerza y honor!!!
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