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Caramel (2007)

Caramel
96 min.
6,7
8.581
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
En Beirut, varias mujeres se reúnen en un salón de belleza, un microcosmos colorista y sensual. Layale ama a un hombre casado. Nisrine, que es musulmana y está a punto de casarse, tiene un serio problema: ya no es virgen. Rima se siente atraída por las mujeres. El problema de Jamel es que se resiste a envejecer. Rose ha sacrificado su vida para cuidar de su hermana que padece demencia senil. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Historias cruzadas Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Líbano Líbano
Título original:
Sukkar banat (Caramel)
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Líbano-Francia;
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Premios
2007: Festival de San Sebastián: Premio del público y Premio de la juventud
2008: Satellite Awards: nominada a mejor película extranjera
"Es eso, un caramelo, un producto tan eficaz (durante un rato) como poco recordable para la posteridad. (...) sensual, animosa y agradable historia que se queda más cerca de Chocolat (Lasse Hallström, 2000) que de cualquier crítica política filmada en un país en lucha."
[Diario El País]
"Antepone a la seriedad o severidad de estos asuntos una capita liviana y caramelizada que endulza el mirar del público (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)."
[Diario ABC]
12
9
Positiva
3
Neutra
0
Negativa
8
Sabor a caramelo (o personajes en busca de amor)
Una mezcla de azúcar fundida hasta el punto de formar caramelo líquido es la técnica heredada desde el antiguo Egipto por algunos lugares de Oriente para la depilación tanto casera como en muchos salones de belleza. De este modo, el mismo producto que causa el dolor con el tremendo tirón de pelo puede proporcionar el placer de su sabor si nos lo llevamos a la boca. Gozo o dolor.

Eso es lo que experimentan los personajes de “Caramel” en su búsqueda incesante de alguien a quien amar y que les ame. La historia se desarrolla en torno a cuatro mujeres que trabajan en un salón de belleza y los que se relacionan con ellas, y se impregna en general de un espíritu melancólico así subrayado por la música y la propia composición de las imágenes. Y es aquí, en el modo de mostrar con las imágenes una historia por otra parte absolutamente sencilla y cotidiana, donde radica el principal mérito de la joven realizadora Nadine Labaki, quien da el salto de la dirección de vídeos de música libanesa a la gran pantalla con muy buen pie y arriesgándose con un trabajo de autor, donde además aparece como guionista y actriz -el papel de la atractiva peluquera Layale-.

Priman los medios, cortos y primerísimos planos, dando así un total protagonismo a los actores y sacando de ellos muy buenas actuaciones con un máximo de expresividad en los rostros que la fotografía aprovecha retratando como debe hacer: comunicando hondos sentimientos sin palabras. Algunas de esas composiciones, como por ejemplo las escenas paralelas de la anciana desmaquillándose mientras el viejo se levanta junto a la mesa del café y la taza vacía, o los planos y contraplanos entre Layale y la niña con la pecera entre medias, llenan la pantalla de sutil belleza.

Una joven que busca el amor prohibido en su mismo sexo, una mujer que en su papel de amante se ve condenada a ser “la otra”, una anciana con miedo a enamorarse, una mujer madura que se resiste a perder la juventud, otra joven que debe ocultar su pasado a ojos de la sociedad… Que nadie espere emociones fuertes y que los adictos a ellas mejor se abstengan; porque “Caramel” es un cuadro costumbrista agridulce que apuesta por cambiar la acción por los deseos y sentimientos cotidianos de varias mujeres en un modesto barrio de Beirut.

Y terminaré con puntos suspensivos, como hace la película, que aun pareciendo acabar antes de tiempo, nos deja sabiamente dibujado el camino de cada personaje hacia un futuro de caramelo, que como el amor, puede servir para gozar o sufrir…
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60 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El dulce aroma del Caramelo
Al momento de escribir esto, ha pasado ya un día completo en el que he dejado reposar mis ideas y emociones hacía este hermoso film con atractivo cartel y aún habiendo pasado tantas horas, los pelos aún se me erizan al recordar algunos mágicos momentos de esta delicia, dignos del más avezado y exquisito de los artesanos del cine. “Caramel” es una acertadísima composición de ingredientes que harán relamerse el alma a más de uno gracias al empacho de buen cine del que habrá podido disfrutar a lo largo de la duración de la película, que en última instancia parece más bien un cortometraje de lo rápido que se le acaba haciendo a uno, similar al chocolate que se derrite al instante en tu boca nada más saborearlo y que te deja un regusto dulce y sabroso una vez ya lo has tragado.
Nadine Labaki ha creado en su ópera prima una película exquisita que no abusa en ningún momento de ningún tipo de ingrediente, ni del drama ni la comedia, sabiendo conjugar ambas de manera acertada y con buen gusto sacándote una sonrisa sincera, e incluso alguna lagrimilla provocada por los emocionantes momentos musicales que pueblan algunos de los planos y escenas más bellas que hayamos podido saborear en los últimos años de nuestro cada vez más interesante cine europeo y oriental. Todo esto no hace más que acentuar el hecho de que esta mujer se puede convertir con el paso de los años y la experiencia en una gran artesana del cine, no ya solo del cine libanés, sino europeo en general. Sabe cocinar una película de tal forma que aúne, tanto las ideas morales que aún perviven en su país, como los sentimientos eternos y universales del amor y el sacrificio que tan conocidos resultan a muchos. “Caramel” no se queda en un simple producto político que pretenda remover conciencias y polemizar eternas discusiones, sino que evade todo ese terreno tan manido por el cine europeo, y apuesta por una receta sencilla pero eficaz, juntado a un grupo de mujeres algo excéntricas, pero eso sí, muy humanas, que pueblan un micro universo hermoso y exótico, representado en los cuartos de un salón de belleza en Beirut, con el interior resplandeciente de vida y color, y la fachada y las calles, grises y estropeadas. Y por mucho que parezca que en ciertos aspectos Nadine endulza el drama espolvoreándolo con una capa de azúcar, estaría más acertado decir que lo que esta mujer hace es quitarle peso y consistencia, preservando el valor y la importancia que tiene, pero evadiendo implacablemente el melodrama mediante la introducción de inesperados y breves momentos simpáticos que ayudan a distender el ambiente. Cuando más de uno puede pensar que en determinada escena parece que Labaki va rozar el drama dulzón, la mujer nos sorprende evadiendo dicha terreno y quitándole el peso que más de un director americano le hubiese añadido si este delicioso producto hubiera caído en sus manos.
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40 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
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