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Zatoichi, Crazy Journey (1963)

Zatoichi, Crazy Journey
86 min.
6,6
99
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Película completa (JAPONÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
Cuarta de las veintiséis películas basadas en el personaje de Zatoichi, interpretado por Shintarô Katsu. En esta cuarta entrega, un clan yakuza pone precio a la cabeza de Zatoichi, por lo que muchos irán a por "el fugitivo" para ganarse una buena recompensa. Mientras tanto, Zatoichi se reencuentra con un viejo amor, Tane, pero esta ha rehecho su vida con otro hombre. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Drama Japón feudal Samuráis Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Zatôichi kyojo tabi
Duración
86 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Zatoichi
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7
La dualidad de Zatoichi
En la cuarta entrega de la saga, la cabeza de Zatoichi tiene un precio, y conforme avanza la película el precio por darle muerte va subiendo. Ichi se reencuentra con Tane, una mujer a la que amó tiempo atrás y que conocimos anteriormente en una película de una mítica saga. Tane ha rehecho su vida con otro hombre, un samurai muy poderoso. El combate está cantado.

Quizás esta gran saga es un poco previsible en cuanto a los acontecimientos que se han de desarrollar. Ichi llega a un poblado, en el que suele haber alguien que quiere vengar la muerte de algún ser querido, o bien, simplemente se mete en enfrentamientos que no le incumben y acaba por haber una gran matanza, donde Ichi muestra su enorme pericia con la espada. Luego suele enfrentarse con un rival de gran destreza. Por regla general, también suele haber mujeres de por medio.

Zatoichi suele ser tratado como un Dios mortal. Parece casi intocable, no hay quien le tosa. Su destreza es inigualable y quien osa a enfrentarse a él sabe que antes tiene que cavar su propia tumba. Este aspecto contrasta enormemente con su físico, un ser lisiado y ciego, un pobre vagabundo sucio que se gana la vida como masajista y que tiene cierto aspecto monstruoso. Los ojos de Ichi son como peonzas que ruedan y ruedan, y a pesar de su imperfección tiene una atracción casi sobrenatural para las mujeres.

Tras cuatro entregas también se puede observar que Ichi es una buena persona. Es amable, simpático, cariñoso y protector. Por contra tras su apariencia frágil se esconde un temible yakuza, un asesino visceral y vengativo que se enfrenta a quien le plante cara y que en muy pocas ocasiones intenta evitar el duelo. Zatoichi es una persona complicada y compleja, y Shintarô Katsu ha conseguido darle vida y credibilidad a un personaje surrealista pero eterno.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cómo Zatoichi se convirtió en fugitivo y otras historias más
Continúa el viaje por los infinitos senderos polvorientos, los bosques espesos y los pequeños pueblos del Japón de la era Edo.
Zatoichi camina y sigue caminando, y en este camino va a enfrentarse a nuevos problemas; entre ellos está el que a su cabeza hayan puesto precio...

Presentada a vivo color, "Shin Zatoichi Monogatari", que iniciaría una nueva etapa pero debería haber finiquitado la trilogía, exploraba temas mucho más oscuros sobre el personaje y la historia. Tras colaborar de nuevo con Shintaru Katsu en su otra popular serie "Akumyo", Tokuzo Tanaka regresa para una nueva peripecia del masajista-ronin ciego, pero ahora Minoru Inuzuka es reemplazado por Seiji Hoshikawa al guión, y el concepto, el contexto y la forma, por expreso deseo de los productores de Daiei, se presentan realmente distintos.
Si antes conocimos la habilidad del protagonista para la música (resaltándose su faceta más sensible), ahora lo vemos como un experto en la lucha (dejando claro su fortaleza como enemigo); y si se proponía un viaje de retorno a la aldea natal (tomando importancia afrontar el pasado) ahora se sigue la máxima de la saga, que es la llegada a un nuevo pueblo (para continuar ofreciendo nuevas sorpresas). Pese a que el tono general está más ligado al entretenimiento, e incluso al humor, para contrarrestar el clima melancólico de la 3.ª entrega, la aventura se inicia con una tragedia: el asesinato de un joven a manos de Zatoichi por la supuesta recompensa que han puesto por matar a este último.

Como hombre de honor, irá a su pueblo y se disculpará ante su madre (esta secuencia, que Tanaka filma sin alardes de ningún tipo, está magnificada por las actuaciones de Katsu y Sachiko Murase y el efecto es realmente dramático); así, en esta villa, empiezan a sucederse los personajes y sus respectivos problemas, en los que el masajista ciego actuará cual mediador...pero estas diversas subtramas no caerán en la confusión narrativa. Por un lado el joven Sakichi, heredero bastardo de una familia yakuza, va a iniciarse como jefe del territorio; por otro la inocente Nobu (empalagosa de más esta Miwa Takada), hija de Unosuke, otro yakuza veterano que regenta una posada para sobrevivir, está enamorada de Sakichi.
Alrededor de este romance tan "shakespeariano" se construyen las intrigas y los engaños, como la del pérfido Yagiri (un buen Toru Abe), quien también desea el control de la zona, por lo que se alía con Unosuke, y además vengarse de Zatoichi (otro recurrente de la saga). Fuera de estas violentas conspiraciones entre criminales se incluye el carismático personaje de Tanakura (magnífico Jutaro Kitashiro), quien es acertadamente descrito como un antagonista por excelencia: si quiere ver a Zatoichi muerto es porque así lo desea, porque no soporta su presencia (en principio, más tarde será por afán de lucro...).

De hecho iremos viendo la facilidad de éste para provocar el desprecio de los que le rodean (un buen ejemplo es esa reunión de los oyabun a la cual asiste inesperadamente Zatoichi: su espíritu honesto y bondadoso desvela rápidamente a los otros su carácter mísero y cínico, quienes parecen avergonzarse de ello). También se deja de lado la vulnerabilidad del protagonista y se intenta hacer de él un héroe implacable cercano al mito (incluso se habla de sus proezas con entusiasmo); sin embargo, debido a Tanakura (refuerza su condición de villano autónomo el que sólo él pueda dañarle), volveremos sobre su pasado recuperándose alguna oscuridad y los tonos dramáticos.
Para ello, Hoshikawa trae de vuelta a Masayo Banri y a su Tane, que ya apareció en las dos primeras partes de la serie y que constituye el amor ideal de Zatoichi, no así tocado por la negra mano del destino, que vuelve a revelarse cruel e injusto (de esta forma hará lo posible por salvar el romance de Nobu y Sakichi, para, a través de la joven pareja, reparar la herida aún irremediablemente abierta de su pasado aunque las fuerzas conspiran contra Zatoichi y ellos dos). Choque de maldades, traiciones, maldición, hipocresía y asesinatos que habrá de acabar en un gran enfrentamiento.

Tanaka ha dejado patente su buen oficio tanto para el drama de los personajes como para filmar secuencias de acción bien coreografiadas, pero esto no tiene nada que ver con el excitante clímax al que conducen las complejas tramas entrelazadas. Como si mezclara "Río Bravo" y "Solo ante el Peligro" y lo trasladase al universo feudal del "jidai-geki", el cineasta lleva a todos los personajes a una alejada posada en ruinas y desata la acción y la violencia, áspera y sin florituras visuales, entre sus cuatro paredes, transformando por fin a la película en un "chambara" de primer orden, entre tajos de katanas e inesperados giros de guión igual de afilados.
La intensidad de la fotografía en color de Chikashi Makiura favorece al movimiento y la acción, y esto queda más que presente en el esperado duelo entre Zatoichi y Tanakura, donde Tanaka capta la fuerza visual del escenario y alarga la duración de los planos para aumentar la tensión (muy propio del "western"). Un entorno nada majestuoso que amplifica la acción e intenciones de los dos hombres: el sol abrasador, la tierra tan quemada como sus pieles, el viento que mece ligeramente la maleza; violencia desnuda y visceral al servicio de la belleza formal.

Y frente a la atmósfera de tristeza y nihilismo que deja esa revelación referente a Tane, un gesto de felicidad y esperanza a tono con lo que nos quiere proponer "Kyojo Tabi". El amor, pese a toda la maldad y brutalidad, triunfa, y Zatoichi, para aliviar las preocupaciones de los que lloran, se aleja por el camino bailando al son de la música del festival.
Así es devuelto una vez más a la nada y a la eternidad, y preparado para vivir una nueva hazaña en otro lugar, quizás en otra época (en lo que será una constante de la fórmula). Y además queda el tan interesante detalle de introducir un personaje histórico como Chuji Kunisada.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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