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Voto de Sersolo:
7
Acción. Drama Cuarta de las veintiséis películas basadas en el personaje de Zatoichi, interpretado por Shintarô Katsu. En esta cuarta entrega, un clan yakuza pone precio a la cabeza de Zatoichi, por lo que muchos irán a por "el fugitivo" para ganarse una buena recompensa. Mientras tanto, Zatoichi se reencuentra con un viejo amor, Tane, pero esta ha rehecho su vida con otro hombre. (FILMAFFINITY)
10 de mayo de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la cuarta entrega de la saga, la cabeza de Zatoichi tiene un precio, y conforme avanza la película el precio por darle muerte va subiendo. Ichi se reencuentra con Tane, una mujer a la que amó tiempo atrás y que conocimos anteriormente en una película de una mítica saga. Tane ha rehecho su vida con otro hombre, un samurai muy poderoso. El combate está cantado.

Quizás esta gran saga es un poco previsible en cuanto a los acontecimientos que se han de desarrollar. Ichi llega a un poblado, en el que suele haber alguien que quiere vengar la muerte de algún ser querido, o bien, simplemente se mete en enfrentamientos que no le incumben y acaba por haber una gran matanza, donde Ichi muestra su enorme pericia con la espada. Luego suele enfrentarse con un rival de gran destreza. Por regla general, también suele haber mujeres de por medio.

Zatoichi suele ser tratado como un Dios mortal. Parece casi intocable, no hay quien le tosa. Su destreza es inigualable y quien osa a enfrentarse a él sabe que antes tiene que cavar su propia tumba. Este aspecto contrasta enormemente con su físico, un ser lisiado y ciego, un pobre vagabundo sucio que se gana la vida como masajista y que tiene cierto aspecto monstruoso. Los ojos de Ichi son como peonzas que ruedan y ruedan, y a pesar de su imperfección tiene una atracción casi sobrenatural para las mujeres.

Tras cuatro entregas también se puede observar que Ichi es una buena persona. Es amable, simpático, cariñoso y protector. Por contra tras su apariencia frágil se esconde un temible yakuza, un asesino visceral y vengativo que se enfrenta a quien le plante cara y que en muy pocas ocasiones intenta evitar el duelo. Zatoichi es una persona complicada y compleja, y Shintarô Katsu ha conseguido darle vida y credibilidad a un personaje surrealista pero eterno.
Sersolo
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