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Cincuenta sombras de Grey (2015)

Cincuenta sombras de Grey
124 min.
3,6
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Tráiler oficial #1 HD (ESPAÑOL)
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Sinopsis
Cuando Anastasia Steele, una estudiante de Literatura de la Universidad de Washington (Seattle), recibe el encargo de entrevistar al popular y joven empresario Christian Grey, un millonario de 27 años, queda impresionada ante su extraordinario atractivo. La inexperta e inocente Ana intenta olvidarlo, pero no lo consigue. Cuando la pareja, por fin, inicia una apasionada relación, a Ana le sorprenden las peculiares prácticas eróticas de Grey, al tiempo que descubre los límites de sus más oscuros deseos. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Drama romántico Erótico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Fifty Shades of Grey
Duración
124 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
50 sombras
Links
Premios
2015: Premios Oscar: Nominada a mejor canción
2015: Globos de Oro: Nominada a mejor canción original
2015: Satellite Awards: Nominada a mejor canción
2015: Critics Choice Awards: Nominada a mejor canción original
2015: 5 Premios Razzie: incluyendo Peor película, actor (Dornan) y actriz (Johnson)
36
7
Positiva
10
Neutra
18
Negativa
1
GRILLETES + BILLETES = El romanticismo del siglo XXI
(Banda de sonido de esta crítica: "Ella quiere látigo", por Claudio Dj)

Se estrenó 50 Sombras de Grey. Yo ni sabía lo que era: me metí en el cine confundido pensando que era una porno con Sasha Grey. En lugar de eso me encontré con una mezcla entre Crepúsculo y Saló. Si hubiera querido ver un film sobre gente que siente placer por los actos violentos y con hombres musculosos sin camisa, me alquilaba Fight Club.

El film no trata, como yo creía, sobre un tipo llamado Grey al que lo alumbran con 50 lámparas ubicadas en posiciones diferentes, sino que es una película de sadomasoquismo. En este caso, el masoquismo lo ponen los que van a ver la película y el sadismo corre por cuenta de quien fija el precio de la entrada. Ahora los yankis estrenan películas de sadomasoquismo en el día de San Valentín, porque en el siglo XXI no basta con que Cupido te tire el flechazo, sino que además tiene retorcer la punta de la flecha en la carne viva de la herida. A fin de año sale la versión extendida en dvd con el corte del director, con 12 sombras inéditas.

Está basado en el polémico best-seller de E.L. James, una autora británica. E.L. es un acrónimo de "Exterminando a la Literatura". Ni en curda leo el libro, pero sí leí los cinco o seis párrafos que publican en internet con los famosos momentos explícitos, y me dolieron los ojos de lo mal escrito que está. La adaptación batió récords de venta anticipada de entradas, y su trailer superó al de “El Despertar de la Fuerza” como el más visto del año, demostrando que las fans de 50 Sombras son todavía más entusiastas que los fanboys de Star Wars. En el fondo se parecen: las fans de 50 Sombras fantasean con tener sexo con alguien que no sea su marido, mientras que los fans de Star Wars fantasean con tener sexo con alguien que no sea su mano derecha.

¡Y después ellas nos llaman pervertidos cuando vemos pelis porno! Cuando se le pregunta a las mujeres por qué sus libros eróticos son aceptables y el porno no, te contestan que "los libros tienen historias y argumentos". ¡Perdón señoritas, pero que Sasha Grey invite a su tres amigas a pasar la noche en su departamento, y entonces llegue el repartidor de pizza y las chicas descubran que no tienen dinero con que pagarle, eso para mí también es un argumento!! Es un argumento muy elemental, es verdad, pero aún así es más elaborado que el argumento de la última película de Shyamalan, así que no jodamos.

No trabaja ningún actor famoso; las únicas estrellas del film son las que le hacen ver a la protagonista de tanto que le pegan. Jamie Dornan tiene una buena musculatura y anda todo el tiempo con el torso desnudo para beneplácito de las espectadoras, pero no le avisó a los músculos de su rostro que ellos también deben formar parte de la interpretación. Este tipo tiene tan poca expresividad, que a su lado el pibe de Boyhood parece Jim Carrey.

El carácter cohibido del personaje de Dakota Johnson es exagerado tanto por la ridícula sobreactuación del lenguaje corporal que adopta la actriz, como por el guión (¿es tan tímida que no se anima ni a pedir un lápiz prestado?) Los padres de Dakota son Don Johnson y Melanie Griffith, lo que significa además que su abuela es Tippi Hedren y su padrastro Antonio Banderas. No hay combinación de ADN posible para que mezclando esos genes salga una buena actriz.

Esta película hizo realidad el viejo cliché de “es tan mala que no la fueron a ver ni los parientes de los actores”. “No he visto 50 sombras y no creo que vaya a verla. Dakota nos dijo que no fuésemos, así que no iremos”, declaró mami Melanie a la prensa. Se ve que a la nena le agarró vergüencita de que su familia la vea en escenas tórridas. El más enfadado con su hija es Don Johnson, que vio el trailer y dijo estar profundamente ofendido. Ahora sabe lo que sentimos nosotros en los 80 cuando él sacó su disco.

Tolerable por cuatro o cinco gags de humor que funcionan (ella borracha, la referencia a Alicia en el País de las Maravillas, etc), la película es una telenovela venezolana en inglés con el recurso súper grasa de poner los globitos de los chats en la pantalla. Anastasia es cortejada por un latino llamado José que no tiene chances porque es pobre, y como entre amor y dinero lo segundo es lo primero, aparece Grey que tiene en su armario más corbatas que yo calzones; la lleva a pasear en todos los vehículos aéreos inventados por el Hombre (le faltó llevarla en dirigible); y que además le regala vinos, una MacBook y hasta un auto (a cambio de tres chirlos en la cola).

Pero Grey es un loquito que gusta de atar e inmovilizar a la chica, una costumbre antiguamente reservada a los ladrones y a los indígenas adoradores de King Kong, pero que ahora se puso de moda que la practiquen los amantes. Tiene un dormitorio rojo secreto con más herramientas de tortura que una mazmorra de la Inquisición. Dakota examina la colección de látigos con la misma actitud apreciativa con que Uma Thurman lo hacía con las katanas de Hattori Hanzo. Más adelante le encadenará los brazos al techo, y con un mini rebenque le empieza a pegar como a una mula empacada.

"Esta supuesta película romántica tiene más azotes que Django Desencadenado", murmura Anastasia, mientras soporta el amoroso castigo como un galeote, "en 2 horas echa por la borda a 50 años de feminismo. A ver con que cara van a hablarnos de la independencia económica de la mujer, la cosificación y la asimetría de poder, si medio planeta está fantaseando con ser la esclava sexual de un millonario. ¡AUCH, eso duele!"

A continuación, sin spoilers, ¡las fabulosas declaraciones de los famosos a la salida del cine!:
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517 de 596 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Bochornosa adaptación del famoso bestseller literario, una falta de respeto cinematográfico
Era de esperar. Consumada la chorrada, la nadería y la celebración de la blandura. La adaptación cinematográfica de la famosa novela de E. L. James está a la melindrosa altura del referente literario desde el que parte. Nos hallamos frente a la consumación de una morrocotuda operación comercial hecha a mayor gloria de los látigos que no hacen daño… esto es, a la flagelación con papel de celofán, al gemido Barbie Mocosete, al orgasmo de media punta, al corrimiento a distancia, a la salvajada profiláctica dentro de un orden … Nada por aquí y nada por allá... de aquí te cepillo, aquí te mato, ni media. 50 SOMBRAS DE GREY no es un film, sino una burda excusa para que pasen por caja las millonas de lectoras que han sucumbido a esta ñoñez indolora.

La película, de sobra conocido por todos, narra los encuentros amorosos entre un multimillonario, joven, guapo y guarrillo, que se lo quiere montar de transgresor sin cuero con una inocente chica, a quien conoce en su despacho cuando ésta acude a hacerle una entrevista para una publicación. El amor surge waltdisneyforme. Un cuento de hadas puesto al día, al que se quiere oscurecer mediante un ardid que se quiere siniestro y perversísimo: al tal Grey, le va el sado… dice que no hace el amor, sino que folla y tiene una cámara con un surtidito de juguetes para el sado que ya quisiera Falete para sodomizar, más aún, a su flotador patito… el meollo juguetón de la peli lo ocasiona la aceptación de ella del juego de sumisiones que le plantea el bizarro forrado…

La película es un infausto compendio de mediocridades escénicas y literarias estiradas, ralentizadas y sobadas hasta la extenuación. No hay más conflicto que la contemplación del patético fotonovelón con ínfulas peligrosas. Los dos personajes están pincelados a golpe de tópico facilón: él, un príncipe azul con ganas de mamporrear glúteo después de poner el zapato de cristal… y, ella, la cenicienta con ganas de agacharse en bolas después que la calabaza se convierta en coche de lujo. No hay más sorpresa que la de contemplar con qué caprichito (o caprichoto) caro y volantinero (que si un paseo con helicóptero, que si otro con un aeroplano donde ni siquiera un polvo sin motor) le sorprenderá él niño bonito a la bella obediente del cuarto con cosas para pegar y meter.

La realización de Sam Taylor-Johnson es igual de calentorra que el jardín de cubitos de un iglú. Caligráfica, torticera y modosona, confunde elegancia con bocadillo de papel de Albal por dentro, y, calentura, con cremallera de candado de cancela antigua. El director únicamente se aviene a que nada incomode la clarita transparencia de la función: ni un solo deslizamiento oscuro, ni un solo momento que intente sobresalir de lo castradoramente aplicado, ni una sola voluntad de transgresión. Tramposo como un Photoshop de Kiko Rivera con la cintura carmina de Cayetano, Taylor-Johnson se limita a fornicar sin echar ni gota… Lo suyo no es un coitus interruptus, sino un kiki de caca sobre sábanas de mucho raso y poco pelo.

En resumidas cuentas, un video clip de lujo casto, que ni vale como radiografía del sentimiento amoroso, ni como estudio de los mecanismos del deseo, ni como ahondamiento en las entrañas emocionales de la tortura, la dependencia y el acatamiento afectivo. Una puesta en escena tan desabrida y empalagada como las fantasías húmedas de Bob Esponja pensando en una peli de porno de algas, ni siquiera los esfuerzos de los dos intérpretes pueden hacer nada por evitar la mustiez generalizada. Él, está especialmente nefasto. Jamie Dornan pone todo el rato cara de estar haciendo el exámen de química de selectivo. Dakota Johnson enseña toda la física, pero, nada… como si te tocas los bajos haciendo un examen de religión. Un calvario de vulgaridades, un suplicio de mandangas, una exquisita tortura para retinas pacientes. El que quiera polvo del bueno, que no se arrima a esta era. Y el que quiera un porno mejor que éste, que se imagine a la Campos con su Bigote catándole el Arrocet.
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116 de 146 usuarios han encontrado esta crítica útil
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