Turistas y bribones (1969)

Una comedia colorista filmada por Fernando Merino recien terminada su etapa con José Luis Dibildos. El caso del director Merino fue el mismo caso que el de el guionista Jaime J. Balcázar pues ambos debutaron con unas interesantes películas que dieron pie a los mejores augurios pero el primero no volvió a igualar el nivel de "Lola espejo oscuro" y al segundo le pasó lo mismo con "El filo del miedo". Fue una lástima que bajaran tanto de nivel tras empezar muy bien. "Turistas y bribones" presenta defectos evidentes ya que se ve continuamente lastrada por la insustancialidad de su planteamiento y además con frecuencia hay diálogos que se alargan bastante sin que ello beneficie al ritmo de la obra que sin embargo en un momento dado se gana al espectador por su amabilidad y candidez. La presencia de Sonia Bruno es sin duda el mayor atractivo de la película porque demuestra una gran simpatía interpretativa y además su físico contrasta de manera interesante con el de la voluptuosa Ingrid Garbo. Junto a ellas encontramos a Rafael Alonso, un gran actor que no está aquí bien aprovechado. A Antonio Garisa, Valeriano Andrés y Arturo Fernández se les aprovecha a ratos. Esta comedia ligera a pesar de sus fallos y limitaciones puede resultar agradable porque tiene ese encanto que le falta a la comedia española de hoy. Eso se nota desde que empieza.

Comedia española que atinadamente trata de sacar petróleo de la ingeniosa idea de juntar a un variopinto grupo de (torpes) ladrones para realizar el golpe del siglo. Es decir, la versión castiza de "La cuadrilla de los once" (1960) o el moderno remake de "Ocean's Eleven" (2001) y sucesivas. Aunque también puede entenderse como una variante cómica de "La jungla de asfalto" (1950). Sea como fuere nos hallamos en vez de en Los Ángeles o en Las Vegas en Sitges, tras pasar por Ávila, Sevilla o Calahorra. Pero la ventaja respecto a la original estadounidense es que Fernando Merino se atreve a dar un papel muy importante en la banda al elemento femenino, Isabel (Sonio Bruno) y a Rocío (Ingrid Garbo), que vaya tipín que tiene esta última, atención a cuando sale al principio con esas botas blancas, aunque este modelo, como la moda de finales de los sesenta, no sea el mejor.

"Turistas y bribones" tiene una idea atrayente, a varios actores de primera (Arturo Fernández y Antonio Garisa especialmente están sembrados), algunas pifias graciosas y unas cuantos diálogos muy divertidos, especialmente cuando juegan con la parodia del españolismo, "ante todo, la moral", por ejemplo. Sin embargo falla en lo más importante: que el fabuloso plan que nos vende el cerebro, Braulio (Antonio Garisa), no existe, no hay plan. De este modo lo que debiera haber sido una trama en la que todos los timadores participan en una gran estafa no existe y en su lugar lo que tenemos es como una serie de cortos débilmente ensamblados. Aquí cada uno va a lo suyo y eso desinfla el argumento. Por otro lado, la situación permitía un juego romántico increíble pero tampoco lo explotan hasta el punto de que las historias amorosas se resuelven porque así tocan.