Homenaje a los comics "pulp" y en especial al universo de "The spirit" de Bernie Wrightson, con quién trabajó Mike Kaluta, el creador gráfico del videoclip, dibujante a su vez de personajes ambientados en los años 30 como "The shadow" . El videoclip se sitúa en esos años de trajes impolutos con hombreras y solapones, sombreros de ala, haigas, bares de largas barras, drive-ins, chicas románticas e indefensas de cara triste y mala suerte, hombres de verdad, matones que practican la violencia de género con sus parejas y el inevitable combate masculino a puños desnudos.

Una buena canción, apoyada en un excelente video de animación. Y con los músicos como extras al final.

La letra: No me contestes

Si crees en el poder de la magia
Puedo cambiar de opinión
Y si necesitas creer en alguien
Date la vuelta y mira atrás
Cuando vivíamos en un mundo de sueños
Las nubes se interpusieron en el camino
Nos rendimos en un momento de locura
Y tiró todo por la borda
No me respondas, no rompas el silencio
no me dejes ganar
No me respondas, quédate en tu isla
no me dejes entrar
Huye y escóndete de todos...
¿Puedes cambiar las cosas que hemos dicho y hecho?
Si crees en el poder de la magia
es todo una fantasía
Así que si necesitas creer en alguien
Solo finge que soy yo
No es suficiente que nos encontremos como extraños
no puedo liberarte
Entonces, ¿me darás la espalda para siempre?
¿En lo que tú significas para mí?
No me respondas, no rompas el silencio
no me dejes ganar
No me respondas, quédate en tu isla
no me dejes entrar
Huye y escóndete de todos...
¿Puedes cambiar las cosas que hemos dicho y hecho?
No me respondas, no rompas el silencio
no me dejes ganar
No me respondas, quédate en tu isla
no me dejes entrar
Huye y escóndete de todos...
No me respondas, no rompas el silencio
no me dejes ganar
No me respondas, quédate en tu isla
no me dejes entrar
¿Puedes cambiar las cosas que hemos dicho y hecho?
No me respondas, no rompas el silencio
no me dejes ganar
No me respondas, quédate en tu isla
no me dejes entrar...

Para hablar de este corto nos tenemos que situar cronológicamente. En 1968, el artista tenía 22 años. Llevaba un año casado con su primera (de varias) esposa. Era su quinto corto y supongo que siempre habría sido innovador (por no decir rarito). En él aparece su mujer. Alguien a quién se le ocurre el film "Cabeza Borradora" no parece que le atrajese hacer episodios de cualquier teleserie en TV. Lynch no era Spielberg. A él le gustaba el dadaismo y el surrealismo, como podemos ver en este corto con aires dalinianos, gore, avant-garde, animación de objetos, claroscuros, en el que descubrimos la importancia del sonido y las canciones en sus filmes. ¿Que es extraño? Forma parte de los artistas alternativos y como tal se debe tomar su obra. No lo pasarán por la tele intercalado entre dos episodios de Pixie y Dixie.

Una confidencia, a mi me gustan más los episodios de esos "marditos roedores".

Esto solo puede ocurrir aquí. Una pareja empiezan a discutir a voz en grito porque el novio está usando la cinta de las vacaciones para grabar un avistamiento de una nave nodriza OVNI. ¡Y todo suena tan real para los que tenemos pareja! La discusión es fluida y es que cuatro horas son mucho para una pareja ... y ya se sabe ¡que manía con grabar tus cosas! Lo raro es que los alienígenas no acaben hartos. Humor costumbrista y muy logrado. Tres minutos de gozo conyugal.

Aún no sé que han prometido. Lo que vemos es una bella actriz-modelo en ropa interior, al estilo Ripley de "Alien", aburrida sobre una cama en lo que parece un extraño hotel u hospital, a cuya habitación accede lo que parece un médico. Toda la revisión médica rezuma una sensualidad mal entendida -incluida meter dedos en la boca- y tiene un final inesperado. Poca ciencia-ficción aunque sí parece un antecedente claro de "Ex-machina"(2014) por eso de los androides femeninos y su sensualidad. No es que sea un bodrio, pero tampoco va más allá. No obstante, excelente trabajo de la De León y de Scola.

Un extraño filme, destinado inicialmente para Charlie Chan. De pronto nos encontramos con que Mr. Moto y Charlie Chan están en el mismo universo fílmico, y que aquí aparecerá el primogénito del detective chino, entorpeciendo la investigación de Mr. Moto, como en los filmes de su padre. Hay más referencias a Charlie Chan, siendo colegas Moto y Chan.

En cuanto a la película, parte de la consabida sordidez del mundo pugilístico en el cine, con las mafias de las apuestas, que serán las causas del asesinato que investigan. Pobres boxeadores, siempre con esa sombra de sospecha encima. Sin embargo la trama no engancha, se distrae demasiado en ese mundo, aparte de temas personales entre personajes y Mr. Moto parece improvisar en exceso. No parece ni siquiera que lo investigue. Al final, ni siquiera hay una reconstrucción del asesinato ni una reunión de los sospechosos. El filme es tremendamente deslavazado, con una conclusión muy cómoda y poco satisfactoria. Un apaño, vamos.

Un circo lleno de freaks. Gente pequeña, un gigante, un gorila con pocos amigos y serpientes venenosas. Charlie Chan recibirá una invitación para él y toda su familia -¡veremos a sus 15 hijos y a su abnegada mujer!- que tiene truco: el dueño del circo recibe amenazas de muerte. Descubriremos un extraño asesinato y algunas historias cruzadas que despistarán al espectador. Keye Luke, el primogénito de Chan, intentará (volver a) ligar, ya que es un tarambana, con la contorsionista el circo. A Chan la estancia le costará más de un susto. Oland sigue bordando el personaje.

Buena película, llena de pistas falsas y de personajes curiosos que enriquecen la trama. Y ese circo tan bizarro, donde los fenómenos eran seres humanos sintientes.

Y un discreto homenaje a una famosa narración de Edgar Allan Poe.

Curioso precedente de "La noche de los muertos vivientes" , en la que un mad-doctor, a sueldo de un mafioso, resucita cadáveres tras una trepanación y los conduce por control remoto para satisfacer las ansias de venganza de tan particular mecenas. El caso es que los "cadáveres atómicos" avanzan lentamente y levantan las manos, con primeros planos, desgarrones en su piel y ojos vidriosos pero amenazantes, debieron impresionar a un joven George A. Romero.

La película en sí es el típico y rutinario producto cincuentero, donde nos cambian los alienígenas de corchopán, o los monstruos de tiempos remotos por unos zombis bienvestidos que ejercen de involuntarios sicarios. La policía y el omnipresente ejército buscarán a los culpables de esos crueles asesinatos.

Hay dos escenas de esas que pondría en un brete a las fuerzas vivas del Ministerio de Igualdad. En una, el marido cansado llega a casa y le pide a la mujer sumisa que le prepare un martini mientras él se sienta en el sofá. La otra es al final, cuando la niña recibe una muñeca a la que quiere ponerle un nombre masculino y cuando le reprenden los padres ella contesta "¡diré a mis amigas que es un marimacho!" ¿Primer alegato a la transexualidad en los juguetes o transfobia desatada de los padres?

Serie mítica por excelencia de los años 80, "Dragones y mazmorras" mantuvo, domingo a domingo, el interés de muchos telespectadores en España. La fantasía desbordante, los personajes tan carismáticos, junto al extraño malo de un solo cuerno -Venger- y la omnipresencia del "Amo del calabozo", un personaje que recordaba al Yoda de Star Wars, hizo que la serie perdure por siempre en el recuerdo de quienes la vieron por primera vez. Las posteriores emisiones, ya fuera de los años 80, no tuvieron el mismo efecto. Marvel comics incluso lanzó una serie de cómics, que llegó a España.

Y sin embargo, la serie estaba inconclusa. Faltaba rodar el último episodio. Con el auge de las redes sociales y de internet, empezó a circular el guión de ese último episodio, titulado "Requiem", junto a una versión en audiolibro. En 2020, se presentó via youtube este episodio perdido, realizado al estilo de fan-movies, aprovechando en parte escenas de los episodios anteriores, aunque añadiendo nuevas. El resultado, para todos los nostálgicos, es magnífico y le da un final digno a esta serie para muchos tan recordada. Disfrútenlo.

No deja de ser curioso que este documental, sobre un fiasco gordísimo, causado por la ineptitud y las redes sociales a sueldo, sea producido por alguien que intervino en el mismo, y con mucho peso específico.

"Fyre" relata la efectividad entre un espectro de edad determinado de una campaña publicitaria basada en supermodelos en bikini, vendiendo exclusividad, elitismo y, porque no, sexo, junto a un montón de influencers a sueldo que continuaban vendiendo humo.

Un festival de música en las Bahamas, en un lugar paradisíaco, rodeado de bellezas, actividades de lujo, comida de esa que te quedas con hambre, conciertos y DJs ¿Quién no pica si tiene tiempo y dinero?

Resulta, sin embargo, sorprendente lo bien documentado, en imágenes, que está el filme. Obvio, si quien lo produce fue la agencia publicitaria que llevó la promoción del fiasco. Así que como espectador tendremos mucha información, lo que hace de esta producción gustosa de ver, ya que las cámaras rodaban reuniones y todos los entresijos de la producción del evento musical. Hay quién dice que lo rodaban para poder justificar, a posteriori, que no se trataba de una estafa, sino de un desastre por ineptitud manifiesta. Aquí parece ser que solo existe un "malo", el tal Billy, pero, sin embargo, hubo muchos responsables. Y parecen escabullirse.

El documental se recrea en la preproducción del evento, pero veremos pocas cosas y tendremos pocos testimonios e imágenes de lo que ocurrió en Bahamas. Y, vamos a ver, que alguien llegue a un sitio con tiendas de campaña, aunque estén mojadas, tampoco es ir a la guerra de Ucrania, y que les den un sandwich cutre en vez de una delicatessen no es como vivir en Darfur.

El problema de este fiasco fueron las expectativas. La demoledora campaña que vendía sexo y una exclusividad propia de las fiestas de Jeffrey Epstein junto a unos influencers que vendían a sus seguidores lo que fuese a cambio de dinero/favores . Además, los engañados encajaban en un perfil de WASPs, jóvenes solteros con recursos y posibles, lo que hizo que esto saltase a los medios de comunicación. He visto en youtube comentarios sobre que el precio, al final, no era tan caro, entre 500-1000 dólares, ya que se supone incluía vuelo, entradas, estancia, y comida en una isla de las Bahamas por un periodo de una semana o así. Y que los afectados no solo eran ricachones de la élite blanca estadounidense.

El documental está bien. Nos invita a reflexionar sobre cuan manipulables somos desde las redes sociales y, sobretodo, desde una publicidad engañosa, que vende algo que no existe. Me recuerda a aquel filme de Rock Hudson, que promocionaban algo inexistente, y como la demanda era tal, debían inventárselo para no ser acusados de mentir a los espectadores.

Recuerdo ver "En busca del arca perdida" de estreno en el cine. La emoción me embargaba. Todos mis amigos del Instituto la habían visto y yo no. Había buscado información cinéfila, compré un "Fotogramas" que se titulaba algo así como "El último modelo de la Factoria Ford", con Harrison Ford vestido de Indiana en la portada. He crecido con Indiana Jones, así que tenía que ver su último filme en el cine. Había oído y leído de todo, generalmente malo. Y estaba la deficiente cuarta entrega. Afortunadamente me tiró más ir a ver a aquel héroe que conocí en los 80. Y lo he disfrutado.

Este filme es un más que digno broche de oro a una de las sagas más famosas del cine. Esta franquicia ha tenido la mala suerte de coincidir con fenómenos o situaciones que han afectado a su recorrido comercial, lastrándola de manera injusta. Así, la tercera entrega coincidió en fechas de estreno con el torbellino del "Batman" de Tim Burton y una espectacular Kim Basinger. No hizo la taquilla que esperaban. Y ahora ha coincidido con todo el desastre de Disney y su obsesión doctrinaria en lo que se denomina "Batalla cultural" que se ha llevado por delante, como efecto colateral, a este maravilloso filme. Que si humillación al personaje, que si mujer empoderada que va a ser su sustituta, nada de esto se ve en el filme. Es falso.

Harrison Ford compone un magnífico Indiana, un personaje cansado, sin ilusión, ajado, amargado y olvidado, que se encontrará con una nueva e inesperada búsqueda aventurera el día de su jubilación. Reverdecerá y se enfrentará como el primer Indiana, sin conocer el miedo y apurando al máximo. Pero el actor tiene 80 años y el personaje andará por los 70, por lo que no podemos pedir que brinque cual Tom Cruise en "Misión Imposible". Hay un límite en la credibilidad. Por ello, el contrapunto con la Waller-Bridge era necesario, una protagonista femenina valiente al estilo de la Ripley de "Aliens", una heroína ochentera. He de reconocer que el personaje tiene un punto desagradable, que no desaparece en todo el filme. Le falta algo, quizás emotividad o empatía.

Mangold se luce con un filme trepidante, de acción continua, con un Ford rejuvenecido por mor de unos CGIs impresionantes que elevaron el coste del filme a 300 M$. Todo el filme es espectacular y rezuma sensaciones ochenteras. Esta es una película de aventuras clásica, de las que no llegan al cine. Quizás tiene un grado de hipérbole en las largas escenas de acción que podría haberse reducido, pero se disfrutan ¡Y de qué manera!

Todos los actores cumplen. Mikkelsen está en lo suyo y Banderas pues bueno, aparece en un breve papel. Hay varios homenajes al primer filme y a la saga; la BSO es un lujo de John Williams.

No entiendo porqué ha sido un fracaso. Quizás porque vivimos en otra época, como le pasa a Indiana, y como dice en un momento Mikkelsen, "nadie nos recuerda".

Hay a quién le molesta ver a Ford/Indiana mayor. Pero es ley de vida. Todos envejecemos. Todos. La escena final es digna, emotiva y muy respetuosa con los personajes y con los propios actores. Y emotiva para muchos de nosotros, los que tenemos unos años.

Yo, por mi parte, he vuelto a aquella noche de 1981 cuando vi la primera película de estreno. Y sin Dial del destino.

"The ray" es un superhéroe menor, de los años 40, que llego a DC procedente de la editorial Quality comics, cuando fue adquirida en la década de los años 50. Junto a otros superhéroes de esa editorial- como Black Condor, Human Bomb o Tío Sam - fueron recolocados en la Tierra X, una Tierra del multiverso DC donde combatían a los nazis, que habían ganado la WWII, como los Freedom Fighters. "The ray" tuvo un renacimiento en los años 90, tras "Crisis de las tierras infinitas", que permitió reformular los orígenes de muchos superhéroes. Así "The ray" pasó a ser el hijo del antiguo "The ray". No obstante, era un joven blanco heterosexual, que tuvo escarceos con Canario negro.
En 2016 , en el evento impreso llamado "DC Rebirth", en plena ola de acoso doctrinario a los comics, volvieron a reformular antiguos superhéroes y en esta lotería de diversidad impuesta, a "The Ray" le tocó pasar a ser un gay activista, al igual que a otra encarnación de Batgirl o a no sé cuantos personajes secundarios más. Era lo que había. Lo mismo ocurrió en Marvel. Cambios de raza, género y sexualidad por la cara asolaron a numerosos personajes. Ningún respeto por los lectores ni por los artistas que los crearon. No se formulaban nuevos personajes, sino que se alteraban los ya existentes. Algo así como con los ultracuerpos del famoso filme. Eran aquellos personajes, pero a la vez, no lo eran. El wokismo no se inició en el cine, sino mucho antes, como vemos, alterando los comics de siempre. Me imagino lo que hubiese pasado con "Mortadelo y Filemón" en manos de estos activistas ...

Ello coincidió con la llegada a la televisión del Arrowverse, liderado por Greg Berlanti, un adalid de este activismo, que siempre lució/presumió en sus producciones una visión inclusiva del estilo que se ha descrito. Y la última versión de "The Ray" es la que apareció en las series de ese universo, en un evento de varios episodios y bastante interesante, por cuanto nos mostraba la distopía nazi, los superhéroes nazis- versiones malvadas de los conocidos del Arrowverse- en el que participaron todos los enmascarados televisivos.

Esta película animada es una precuela a ese evento televisivo. Es la presentación de este "The ray". Por supuesto, la carga ideológica y doctrinaria es superior a lo habitual con situaciones algo cursis si las trasladásemos al ambiente heterosexual. Aquí el principal drama de "The ray" es que no sabe salir del armario. Algo superadísimo y mil veces visto desde hace décadas. SI fuese un producto noventero aún lo entendería, pero estar con esto en 2018 resulta bastante viejuno y obsoleto. Y sí, tendremos besos homosexuales y toda la parafernalia que no suele usarse cuando se trata de personajes heterosexuales -¿alguien recuerda una serie de animación en que Peter Parker se bese con Mary Jane? Y, por supuesto, su primera acción como superhéroe es salvara una pareja de lesbianas atacadas por un navajero homófobo .... en fin, una sarta de tópicos manidos y estándar que se usan, de manera intercambiable, en todas las producciones que presumen de ese marchamo de inclusividad.

Wokismo aparte, la historia, cuando entra en los que es el género superheróico, es aceptable. Tópica pero entretenida. Una historia de origen. Veremos numerosos superhéroes en la Tierra X y los supervillanos nazis, y combates bastante corrientitos. Ver como la resistencia corre al trote cochinero ...También veremos las versiones animadas de los actores reales de las series del Arrowverse. El argumento no es malo, aunque está muy visto. Superhéroes de otra dimensión u otro tiempo que viajarán para ayudar a sus colegas sojuzgados. Algo así hicieron en Marvel "Los defensores" cuando fueron a ayudar a los auténticos "Guardianes de la Galaxia" en el futuro distópico de la Tierra , invadida por los badoon ...

Puede verse si eres aficionado al género superheróico. Y te dan ganas de ver la conclusión de la historia en las series televisivas del Arrowverse. Porque aquí no concluye, queda abierto para esa continuación que sí existe.

Antes de iniciar la crítica, a quién lea esto, decirle que el documental está constituido por cuatro partes -el principio, battleground, el camino a casa y el fenómeno - con una duración conjunta aproximada de una hora. Aquí Filmaffinity referencia únicamente la primera parte.

Los Warriors AKA Los amos de la noche (1979) fue un fenómeno de masas, en una época en la que pululaban por las calles de New York bandas muy similares y aquí teníamos a quinquis y navajeros, que nos mostraron las películas de quinquis de Eloy de la Iglesia como fue "Navajeros"(1980). Este fenómeno delincuencial sigue muy vivo, hoy en día, en nuestras calles, con otros protagonistas. Recuerdo la polémica cuando fui a verla de estreno. Veías pandillitas y proto-tribus urbanas. Era la (peligrosa) moda.

Walter Hill es un gran creador de cine y de clásicos, sin embargo está bastante más olvidado que John Carpenter y pocos cinéfilos jóvenes lo tienen en sus oraciones. El documental, ya con 18 años, es una manera de aproximarse al clásico. Conoceremos como se hizo el casting, la importancia del equipo técnico, del diseñador de vestuario, de la producción ejecutiva, de la música. El director de fotografía pidió que "lloviese" en el filme para poder usar los reflejos de las luces en el suelo mojado, la diseñadora de vestuario nos cuenta como creó el aspecto de cómic de esas bandas y el productor ejecutivo nos relata los entresijos de una producción barata, buscando exteriores, negociando con el ayuntamiento, el metro así como con las bandas reales.

Y muchas anécdotas de rodaje. Como David Patrick Kelly improvisó la escena final con los botellines en los dedos y chocando repetidamente, una mención a los que ya no están, como se crearon amistades. Y sobre todo ello, el innegable talento de Walter Hill, no solo en la dirección, sino en la gestión de toda la producción, no desfalleciendo con los rodajes nocturnos o la edición y montaje de, prácticamente, 24 horas/día.

Un documental sobre cine que se disfruta, y si conoces la película, aún más.

Qué cosas. La calle donde se desarrolla el video es una especie de estercolero, lleno de basura por el suelo y montones de cubos de basura llenos de bolsas de desperdicios hasta arriba. Frente a ellos tocan la guitarra, los bongos y bailan todos los figurantes presuntamente latinos. No parece molestarles el olor. Hoy en día quizás lo calificasen de racismo. ¿No pueden estar bajo una pérgola o en un parque público o en un bello patio mexicano?

Madonna nos canta una canción pop pegajosa con ritmos latinos de garrafón y de disfraza de folklórica de medio pelo, en una habitación rodeada de velas y una imagen religiosa, ya que era la época en que le gustaba provocar a la Iglesia. Por supuesto, se estira sobre un suelo que parece lleno de cruces y parece retozar. Una vez ha disfrutado, baja a la calle y se aleja de los latinos andando entre los desperdicios. La isla será bonita, pero la calle es una vergüenza.

Y, por cierto, de Benicio del Toro ni rastro. Estará en uno de esos cubos, como Don Gato.

Hubo una época, casi hace cuarenta años, que Madonna no parecía el vampiro calvo de Nosferatu. Era una chica guapa y talentosa que lucía su palmito. Producto de discográficas, construyeron alrededor de ella una maquinaria publicitaria como luego se hizo con Britney Spears y tantas otras. La denominaron "la ambición rubia" y buscaron un inexistente parecido con una sex-symbol global como era Marilyn Monroe.

Para ello rodaron un video que homenajeaba/calcaba un número musical que protagonizó Marilyn en el filme "Los caballeros las prefieren rubias", copiando el vestuario de ella y de los bailarines así como la ambientación para una canción titulada "los diamantes son los mejores amigos de las chicas", diamantes que también veremos en el videoclip.

El videoclip en sí está bien, aunque quizás se debería acreditar a Howard Hawks como codirector, ya que fue el que rodó dicho número musical para el filme. Madonna gusta y se gusta, y ciertamente era muy sensual, no como ahora.

Para redondear el video introdujeron una historia romántica con el actor por excelencia del cine independiente estadounidense de entonces, un Keith Carradine tremendamente seductor. En esta historia descubriremos que la chica no es una chica material y que lo que realmente busca es el amor, sin diamantes ni riqueza. Que la protagonista no es como el personaje que interpreta.

Disfrútenlo. Madonna lo valía, y aunque fuese un producto de marketing se lo curraba.

Buff... Ya era exagerada "Seven" -¿se imaginan que el investigador no fuera el avezado Freeman sino un detective normalillo? No descubre las pistas y el psicópata se frustra- y todas las demás, con asesinos que más bien parecen supervillanos de cómic, con homicidios retorcidos y creativos, dejando pistas y más pistas como si fuese un "Escape room". Sin embargo, con este filme se llegó a la hipérbole de un género ya hiperbolizado hasta la náusea. Es como "Diez negritos" pero con perfiladores del FBI. Y no es muy original; algo así ya lo protagonizó Stallone dos años antes, en un filme titulado "D-Tox", donde unos policías del FBI que iban a un centro de rehabilitación y se les cuela un psicópata.

La película es entretenida. Otra cosa es que sea original. Solo pensar en el rato que pasó el psicópata poniendo todas las puñeteras fichas del dominó de pie y las pruebas que tuvo que hacer para ver si sus trampas funcionaban, hace preguntarte como lo hacía sin que nadie se apercibiera. En fin, cosas del cine.

Pues, como en "Diez negritos" -o como quiera que lo llamen esos enfermos canceladores- irán cayendo uno a uno y las sospechas y desconfianza crecerá entre ellos. Algo tan predecible como tópico. Ya todo esto resulta cansino. Prefiero los filmes de Charlie Chan.

Mucho actor conocido, algunos con papeles inusualmente cortos -por motivos de guión- que más o menos cumplen. Y unas trampas rocambolescas, casi de Scooby-Doo. Lo dicho, me quedo con los del detective chino o en su caso con Ellery Queen..

Mediocre telefilme de aventuras y terrorcillo que relata la búsqueda de los restos de un avión desaparecido en las Montañas canadienses, en unos parajes jamás hollados por el ser humano, en el que acecha ya-sabemos-qué. Un safari moderno donde tendremos un cazador-guía borrachín, el millonario que paga la expedición, encarnado por un Lance Henriksen algo desdibujado y con un misterioso corte de pelo, amén de la buscona de turno, el avispado lugareño y dos secundarios con poco papel.

Un montaje en ocasiones atroz, con unas imágenes que parecen visiones y que no vienen a cuento. O que el Sasquatch acecha con una visión propia del "Depredador" de los filmes, y que tampoco pega ni con cola. Si esperas ver al bicho, espera sentado. Salir, sale, pero muuuuuy al final. Y por en medio una absurda trama de un prototipo de equipo médico que hay que llevarse. No sabemos que comen los expedicionarios y no se cruzan con ningún animal, salvo un oso moribundo. Un bosque sin fauna. Y no llueve.

La intriga de medio-pelo se mantiene a duras penas. Un filme mediocre, que no sabe explotar más lo que tienen entre manos, como muchos sobre los sasquatch, que se quedan en eso. Los hay mucho mejores, como "Exists".

Para incondicionales de Henriksen.

Autor de la mejor adaptación de Batman -ese corto mítico titulado Batman Dead's End- Sandy Collora le gusta adaptar seres míticos del cine a su conveniencia, con resultado altamente satisfactorios. En este corto un trasunto de Predator y de la Criatura de la Laguna Negra persigue a la última superviviente, vestida de Lara Croft, de unos excursionistas o algo así, supongo que en la selva de Centroamérica. Y el bicho tiene hambre, como veremos en el recorrido de la protagonista. Poco romanticismo.

No hay diálogos. No hacen falta. Está rodado con buen pulso, un buen aprovechamiento del entorno natural y unos magníficos diseños de la criatura, muy original, a medio camino entre una tortuga y un reptiliano de la serie "V". mantiene la tensión. Filmes de este estilo ya los hemos visto en "Indigenous" o cualquiera con wendigos, bigfoots o similares. No obstante, aquí Collora introduce una pequeña variante, en un claro homenaje a "Depredador II".

Es cortito y puede verse.

Me parece que me toca defender este filme. Qué cosas. Supongo que es cuestión de expectativas. Si vas sin una idea previa, el filme te resultará satisfactorio.

Películas sobre monstruos en barcos hay unas cuantas, desde las que beben de fenómenos paranormales como "Ghost ship"(2002) hasta otras en las que se introducen unos monstruos de diversos orígenes que se meriendan a la gente y los supervivientes deben luchar por su vida, como con "Deep rising: misterio en las profundidades"(1998) o "Virus"(1999) con la que este filme comparte origen: una amenaza venida desde el espacio. Así que "Harbinger down" bebe o se inspira en las mencionadas y también en otros filmes clásicos como son "Alien, el octavo pasajero"(1979) y, sobretodo "La cosa"(1982). Con todos los filmes se comparte esa situación de aislamiento extremo en un paraje abierto. Puedes saltar por la borda, pero morirías. No puedes huir, aunque realmente nada te lo impide.

El director, Alec Gillis, es un especialista en efectos especiales físicos. Su compañía fue contratada para elaborar los efectos de los monstruos de la precuela de "La cosa"(2011), para luego ser desestimado por efectos de CGI. Por ello, molestos, iniciaron una campaña de kickstarter para lanzar el filme que tenemos entre manos, como desagravio. Y desde que empieza el festival del monstruo amorfo y multiforme la película se disfruta y mucho. He leído a alguien que decía que los efectos eran malos. No sé que se habrían fumado. Los efectos físicos y con animatrónicos son bru-ta-les. Vuelves a los mejores filmes de los ochenta.

¿Que el guión no es muy bueno? Pero vamos a ver ... un bicho multiforme que se merienda a la tripulación de un barco, que corre despavorida de babor a estribor ¿va a originar diálogos shakespirianos? No sé, será que he visto muchos filmes italianos y soy más tolerante, pero sabía que no iba a ver "Doctor Zhivago". Tarda un poquito en arrancar y los personajes son simple combustible para ser devorados por esa entidad. Y punto. ¿Qué la dirección es mala y no sabe crear una ambientación claustrofóbica en el barco? Pues no sé, a mi me ha resultado convincente. Me recuerda mucho a "Virus"(1999). Y el director sabe jugar con la escasa iluminación del barco y esa noche polar. Y ese monstruo, con toques lovecraftianos, aún me eriza la piel.

Como protagonista tenemos al gran Lance Henriksen, en un papel de verdad, que no es un cameo. De principio a fin. Y se disfruta a cada momento. Tiene momentos emotivos que quizás no vengan a cuento -la urna con las cenizas- pero otros que sí, con una cierta dosis de epicidad que se agradece. Y sí, al monstruo se le combatirá, como en "Alien", aunque cambiando el calor por el frío. Ahí lo dejo.

Un buen filme si te gusta esto del terror ochentero. Merece una oportunidad y algo menos de prejuicios. Estamos hablando de una serie B muy limitada en presupuesto. Y, desde luego, no merece la nota de las producciones de "The Asylum", no seamos injustos.

Un buen anime distópico y futurista, un género en el que los japoneses son maestros. Una ciudad de metal y elevadas torres, que traspasan las nubes y esconden secretos, con un alto índice de delincuencia, cuyas autoridades usan a delincuentes como policías. Trabajadores forzados, con un collar explosivo, por si tienen tentaciones de volver a las andadas.

Tres delincuentes reclutados, cada uno de ellos protagonizará un episodio. Tenemos al guaperas, al gaijin ruso de nombre Gogol y a Benten, un aparente transexual -labios y uñas pintadas, movimientos femeninos y tacones- al que le gustan las mujeres. Todos tienen una historia detrás que interferirá con su nueva vida. Tres episodios que beben desde el thriller, a la intriga terrorífica y la acción más desatada. Un edificio controlado por una misteriosa entidad, un cyborg implacable construido por el ejército y un vampiro al más puro estilo de Morbius son los tres casos que deberán investigar en cada uno de los episodios. Tendremos una buena ración de mutilaciones, de mano del hilo de acero de Benten. No es para niños.

Los episodios se disfrutan. Unos protagonistas convincentes, dotados de personalidad, en una sociedad a la que se le echa en falta algo más de definición. No obstante, la miniserie cumple sobradamente.

Una producción puede ser buena si partes de una buena historia. O, al menos, una historia llamativa, de esas que atraen la atención. Y sin duda, a este documental le ha tocado la lotería. Porque es un buen producto. Una historia como la que narran, la de un misterioso boleto premiado de la primitiva de 4,5 millones de euros que un lotero encontró abandonado en el mostrador, promete mucho. Y lo cumple. Unos 300 reclamantes, una posible trama aún en los juzgados, gente que murió durante el proceso, investigación policial al más puro estilo CSI, y la picaresca que todos podemos pensar. Igual deben pensar los realizadores, cuando presentan, de manera magistral, la historia. Para ello usan una música al estilo de Nino Rota o de las músicas de los filmes de Berlanga -y es que la historia parece berlanguiana- también usan unas maquetas muy caseras de los edificios de los lugares donde transcurrió la historia y, el mayor acierto, sientan en un corro -al estilo de los Alcohólicos anónimos de los filmes- a varios de los reclamantes del premio, así, cara a cara, sosteniendo cada uno frente al otro que el premio es suyo.

Una magnífica narración, en la que el periodista de "La Voz de Galicia" que levantó el caso hace las veces de conductor, junto a diversos testimonios, abogados, especialistas y un investigador de la policía que parece escapado de cualquier teleserie americana de investigaciones. Una vez la empiezas a ver no la puedes dejar hasta conocer el desenlace, que lo hay. Son tres episodios que te puede resolver la tarde del domingo. Y seguro que al final lo comentarás con la familia.