Después del rotundo éxito de "Parasite" de Joon Bong Ho en 2019, era de esperar que una serie Surcoreana fuera el nuevo trending-topic (aunque bastante ha tardado, la verdad) de la plataforma de series de consumo-rápido que tanto gusta a la gente, o sea el McDonalds este del mundo audiovisual; el susodicho Netflix. Ingenuo de mi, al esperar que, por ser una serie hecha en Corea del Sur fuera a encontrarme con algo diferente a lo que, ya tantas veces, nos la han metido por los ojos en dicha plataforma; series cuasi-genéricas, con muchos adornos, colorines por todos lados, tramas/guiones reciclados una y otra vez;

La idea, el de siempre, un Battle Royale.

¿Moraleja? (Si es que la hay realmente), pues lo que siempre nos han dicho, que el dinero es malo y hace de la gente lo peor que pueden llegar a ser.

Sutilezas en la forma de abordar la crítica o al analizar lo que se quiere reivindicar en la obra.. (algo que para mí es muy importante a la hora de realizar una crítica sobre un tema en concreto), pues muy pocas. Además que te restriegan las obviedades con demasiado esmero, da la sensación de que en este tipo de producciones nos toman a nosotros, los espectadores, por tontos (o casi).

Las actuaciones es lo único "exótico" que le veo a la serie, y por lo obvio, la cara de coreanos que tienen los actores, sus expresiones, etc. Seamos sinceros, si no llega a ser porque es una "producción" Surcoreana, esta serie la iba a ver el tato y su primo.

En definitiva;
Para pasar el rato, cumple su prometido, pero no deja de ser el típico "Big Mac" audiovisual que podrías consumir en cualquier McDonalds del mundo, con la única diferencia de que, el envoltorio está en Coreano, nada más.

Pese a sus tres horas, el visionado de esta película no se siente en ningún momento como algo de obligado esfuerzo, al contrario, su ritmo pausado pero muy bien estructurado te invita a no pestañear o perderte ni un solo fotograma, a revisar los diálogos y entender quién es quién (sobretodo en cuanto al tema de los nombres de los personajes). Para un melodrama de estas características; autoral, que se cuece a fuego lento, y con tintes de análisis social y político, es de admirar que al cabo de las 3 horas, tengas la sensación de haber estado frente a la pantalla toda una vida, y sin embargo, no sientas ninguna fatiga tras contemplar, lo que es para mí, uno de los mejores exponentes actuales del cine chino, que personalmente creo está viviendo su mejor época estos últimos años.

Por un lado es cine de corte clásico, pero por el otro tiene un estilo particular, como una especie de thriller-melodrama familiar, con un sutil trasfondo de crítica hacia la particular política de China en las pasadas décadas. Sus personajes se sienten cercanos, y los sentimientos que estos emanan a través de la pantalla te calan en los huesos, es irónico porque en la mayoría del largometraje da la sensación de ser totalmente lo contrario, hay muchos silencios y realmente sus personajes no expresan directamente las cosas que se quieren decir los unos a los otros, pero a base de mucha sutileza e insinuaciones el director nos da las pistas en los momentos adecuados para que uno, el espectador, entienda, y lo que es más importante; sienta, lo que sienten cada uno de sus personajes.

Una obra intimista, lenta (en el buen sentido de la palabra), con una banda sonora austera pero muy acertada y que te cala en lo más adentro en el momento adecuado. Sin duda una cinta necesaria para entender de cerca lo que supuso la revolución cultural en la República Popular de China para muchas familias, pero también para comprender mejor la identidad paternofilial.

Dicen que el mero visionado de esta cinta tiene el beneficio, implícito, de conceder toda una vida de experiencias al espectador.. ¡Y en tan solo 3 horas! ¿Qué más le puedes pedir a una película? Yo la verdad no necesito nada más.

Y es que son pocas las ocasiones en las que uno tiene la inmensa suerte de encontrar, y visionar, una película tan sencilla y a la vez tan profunda. De pasar 3 horas experimentando una vivencia ajena, tan inmersiva que por momentos crees que lo que ves en la pantalla es la verdadera naturaleza de la "realidad". Poca broma si afirmo, además, que esta película rezuma tanta vitalidad que por unos instantes uno piensa que realmente no es todo tan malo allá afuera (en la vida real).
Cintas como esta son la prueba de que, el cine, es uno de los pocos refugios en el que siempre podremos cobijarnos, sin miedo, sin preocupaciones, y recuperar un poco el aliento de vez en cuando.

Una de las críticas principales en la portada de la ficha de esta serie dice lo siguiente, cito textualmente; "La pregunta es: ¿realmente quieres pasar seis horas de tu vida sintiéndote mal?"

Respondiendo a la pregunta, yo digo que si, y si puede ser que sea taza doble.


Pues bien, para mi gozo así ha sido la experiencia para con esta miniserie; un constante sufrimiento, alargado pero sin llegar a fatigar, doloroso pero sin llegar a cortar del todo, aunque quizás es un poco exagerada, sobre las desgracias que puede vivir una persona. No es una historia que pueda tomarse como algo totalmente "creíble", aunque peores desgracias y desgraciados se han visto en la realidad.. Pero eso no importa, ya que desde mi punto de vista esta obra no trata de ser "realista", sino más bien algo que podría considerarse todo lo contrario; una fábula, un cuento, si un cuento de los de toda la vida, con moraleja y todo, con un desarrollo de los personajes y de la historia en dosis muy acertadas a lo largo de los 6 episodios que dura esta obra.

En el apartado audiovisual tiene un filtro estilístico que me recuerda mucho a lo que vienen haciendo los hermanos Ben Safdie, Joshua Safdie, directores de por ejemplo una de las joyas de 2019; "Uncut Gems" con la monumental actuación de Adam Sandler en lo que es probablemente la mejor interpretación de su carrera. También me recuerda mucho, en cuanto al desarrollo de la historia, a una de las primeras películas de Denis Villeneuve; "Incendies" del 2010, además que guardan un cierto parecido en cuanto a la trama principal (a los que halláis visto ambas obras me entenderéis). Por último, algo que es obvio, recupera mucho de ese estado anínimo/dolor sentimental que suposo el primer largometraje de Derek Cianfrance; Blue Valentine. Esta miniseria te deja constantemente con un mal sabor de boca cada vez que acaba un episodio, ya no sabes qué más le puede pasar al desgraciado de Dominick.. Para masocas como yo, el visionado de esta serie supone un verdadero deleite para los sentidos, y el estado de ánimo. Para los que busquen un cuento sobre el color de las rosas en vastos y verdes prados, mejor darse de alta en Disney+


Una de las cosas que hay que destacar, además de la monstruosa interpretación de Mark Ruffalo, al que se le debería, como mínimo, reconocer que ha realizado unos de los mejores papeles del año. A parte de esto, hay que aplaudir lo bien que se hace el uso de la "insinuación" a lo largo de los episodios y la constante intriga sobre uno de los temas centrales de la serie, que no voy a mencionar para no spoilear. También lo bien que encaja la banda sonora en esta obra, que no abusa de melodías dramáticas ni cancioncitas tristes de piano, como se suele hacer en la mayoría de las producciones de este tipo, por el contrario, la música que suena en esta miniserie es "exótica", excitante, intrigante, misteriosa, "llamativa" por así definirlo.

Si bien no es una serie (o miniserie, como lo queráis llamar) que vaya a llamar mucho la atención y que probablemente vaya a pasar desapercibida para la gran mayoría, he de decir que personalmente la he disfrutado mucho, me ha encandilado de principio a fin. Hacía tiempo que HBO no me sorprendía con una de sus producciones, inesperadamente esto es una de las revelaciones del año para mí particular gusto sadomasoquista.

Siempre he dicho que Woody Allen es mi director favorito (aún creo que lo es..). Lo he defendido a capa y espada pese a todos los escándalos que le han rodeado a lo largo de los años, no en cuanto a su vida personal o su propia persona, sino su cine, que es lo único que me interesa de él, lo demás me importa un pepino. El arte, al fin y al cabo, es solo (a parte de otras muchas cosas) una expresión y/o extensión del artista, pero no necesariamente de la persona que hay tras el artista.

Pues bien, hoy he repudiado a este director, jamás pensé que llegaría ese momento, pero así es.

He disfrutado de todas sus obras, algunas de ellas las considero como las mejores películas que he visto en mi vida, que no es poca cosa. Pero hasta aquí he llegado por "consentir" a este artista y su interminable narcisismo. No es algo nuevo, hay que reconocerlo, el cine de Allen siempre ha sido su forma de proclamar "lo guay que es con sus referencias culturales a tutiplén y sus chistes sobre judíos neuróticos".

Lo que me repatea de esta obra es el insulto que supone; hacía el espectador (o su intelecto), a la sociedad (y su concepto del amor, entre otras virtudes y/o defectos), y en especial hacia las mujeres (que tampoco es algo nuevo en el cine del "Neoyorquino"). El personaje de Elle Fanning es la perfecta caricaturización de "Rubia de pueblo, mona y tonta", la Barbie de turno. Por el contrario, tenemos al personaje masculino (que no es otra cosa que un alter-super-ego del mismísimo Woody Allen), "el lobo de ciudad", presumiendo de que se las puede arreglar en una urbe de las características de Nueva York por su ingenio y talante (además de carisma y otras muchas cosas más que él "cree" poseer). Con tocar el piano las deja a todas loquitas.. Venga Woody, no te las des tanto, dudo mucho que hubieses sobrevivido 2 segundos en una calle cualquiera de Harlem, el Bronx u otro distrito donde no hayan hoteles de 5 estrellas con "bares de piano" y toda esa vida "intelectual" (AKA lujosa) de la que siempre se ha rodeado el susodicho. Me cuesta mucho creer siquiera que Allen haya vivido "realmente" en Nueva York, a parte de en esos lujosos hoteles, los alrededores de Central Park y al resguardo de sus amigos de la jet set. Para él Nueva York es maravillosa, yo si estuviera en su mismo estatus también lo creería, de verdad.


A pesar de todo esto, hay que reconocer que la película es como cualquier otra película de Woody, pero pasada por agua, diluida, atragantada en lo retrógrado (Woody prefiere definirlo como "nostalgia" en esta cinta), en conclusión; un diluvio de la misma lluvia que siempre ha inundado su cine, pero sin la novedad (desde hace décadas ya), con el olor característico del cartón mojado y las reiteraciones propias de alguien de la tercera edad. En definitiva; Empieza a cansar lo que el abuelo Allen tiene que decir y/o aportar al cine a esta alturas de su vida.

El danés se ha marcado una paja a cuatro manos mirándose en el espejo, y sin ningún tipo de complejo, ha realizado una película por y para el gusto de sí mismo. Y a quién no le agrade, a tomar por c***.

Con una curiosa mezcla entre la comedia negra(tirando a carbón) y un surtido de secuencias marca de la casa(desde escenas a cada cuál más retorcidas, hasta su característico estilo documental desarrollado en sus últimas obras), Lars Von Trier consigue que el público se descojone a mandíbula abierta mientras nos muestra a un protagonista (que en definitiva es su alterego) cometer las más absolutas de las barbaridades..

A estas alturas es ya difícil que este cineasta consiga sorprenderme, pero he de reconocer que esta obra, como punto de reflexión sobre su trayectoria artística, y por ende, su persona, es toda una revelación (ultra-onanista) sobre un artista que se confiesa abiertamente sin ningún tipo de reparo ni cohibición, y eso en definitiva, es lo que uno espera de este cineasta. Quizás no es de las más perturbadoras de sus obras, pero si es probablemente la película más sincera y de la marca "Trier" de toda su filmografía.

Podría decirse que junto a "Brick" e "Inherent Vice" ha nacido un nuevo tipo de Noir, que me atrevería a calificarlo como "Pop-Noir". Este alocado thriller detectivesco es una de las grandes sorpresas del año, que además contiene referencias culturales a tutiplén, como si de un juego de easter eggs se trataran esos 140 minutos de metraje. Una auténtica golosina para los ojos y oídos del espectador más inquieto, sobretodo si le apasiona el cine clásico (Vértigo y la Ventana Indiscreta de Hitchcock sobretodo), los videojuegos, cómics (y no precisamente del estilo Marvel, aunque el guiño a Spiderman es brutal), la conspiranoia, o cualquier tema relacionado con la cultura pop de los últimos 100 años.

Un gustazo de película que esconde a un prometedor prodigio del cine actual, David Robert Mitchell, además de algunos "posibles" mensajes secretos y/o ocultos que solo se podrían descifrar del todo con un segundo o tercer visionado (quizás).

Pocos directores son capaces de plasmar la verdadera sensación de estar drogado en la gran pantalla como Gaspar Noé, tanto en un viaje alucinatorio extracorporal como lo fue "Enter the Void", como este desenfrenado mal viaje que es "Clímax", y también pocos directores aciertan tanto con una banda sonora hecha, por y para, gente que ha estado alguna vez en relación con la cultura rave. Pero lo que realmente es de admirar en esta obra con un título más que acertado(para con la carrera profesional del cineasta) es el apartado técnico, y más en concreto, con el uso de la cámara. Noé convierte este instrumento, que es en definitiva la razón por la que existe el séptimo arte, en otro integrante de esta desfasada danza, entre sus personajes, la cámara también baila, y lo hace con una fluidez y certitud que consigue evocar la intencionada sensación de formar parte de este delirio colectivo.

Espectacular la vuelta del director más experimental y extrasensorial de nuestra época.
Touché Noé.

Suspiro. Eso es lo que puedo decir de una obra tan impecable, como artificial.

No vendré con descripciones (ni resúmenes de manual) sobre esta obra para hacer perder el tiempo al lector, vamos al grano;

1- Politización media-innecesaria, que al fin y al cabo, sirve de excusa para meter con calzador al personaje que interpreta la actriz (que a su vez interpretó a Susie en la original) Jessica Harper, poco más.

2-Empoderamiento del movimiento feminista, con un reparto mayoritariamente femenino, olé tu chichi. No seré yo quién venga a decir algo sobre este tema tan delicado como sobreexplotado, pero hay determinadas escenas como en la que se muestra a 4 señoras riéndose del diminuto falo de uno de los personajes.. ¿Eso es sexismo también, no?

3-Muy Kitsch, bien realizado y de facturación intachable, pero le falta lo más importante; le falta la pasión de la original, que aunque sea más "cutre" (y dado la diferencia de los recursos, tanto técnicos como financieros, entre ambas obras) hay que reconocer, por muy cliché que suene, que este remake dista mucho de ser tan memorable como la obra original de Argento.

4-Como película dramática, con tintes de thriller psicológico, puede funcionar. Pero como película de terror, a la antigua usanza, ahí se pierde en el delirio de mostrar un collage imágenes apabullantes (y con una sobredosis de gritos ensordecedores) que acaban saturando al espectador. En ningún momento consigue evocar la sensación de "mal rollo" que tenía la original y se va demasiado por derroteros que no consigue abarcar del todo. Este film pretende ser 2 películas(o 3) en un 1. Demasiada pretensión.

5-No sale Miguel Bosé.



Una revisión pasable que no le volvería a dar un revisionado.

Si Ingmar Bergman estuviera vivo, probablemente se moriría en paz(de nuevo) después de ver esta película, una suerte de "Los Comulgantes" rodada en la actualidad y con la misma austeridad que la obra del célebre realizador sueco. Aunque Paul Schrader mantiene, aún, un halo de esperanza para con la humanidad, todo hay que decirlo; Estamos, sin duda, ante una de las obras más misantrópicas y desesperanzadas que haya salido en el último lustre.

Schrader se adentra en los abismos de la condición humana para crear una obra de una ferocidad incontestable. El director no hace concesiones y nos muestra el infierno creado por nuestra mera existencia, con una interpretación más que convincente por parte de Ethan Hawk y una banda sonora fascinantemente malrollista.

Pero no todo es pesimismo y odio en este largometraje, también hay un ligero aprecio por eso que nos hace ser humanos; Los sentimientos. En particular la escena en la que Mary y Toller "practican yoga", una escena preciosa, efímera y maravillosamente abrumadora, en una obra envuelta por la más crítica negatividad.



Es innegable decir que es una de las propuestas más interesantes del 2017 que pasaran sin pena ni gloria por nuestros cines(y encima con un año de retraso).

Hay que decir que cuando uno se imagina Grecia, visualiza automáticamente sus casitas blancas a pie del mar mediterráneo, con sus habitantes vestidos en ropas blancas, de tela fina y de una ligereza que parecieran ángeles de una postal celestial. Pero Angelopoulos se ha empeñado en mostrarnos el otro lado de Grecia del que apenas tenemos conocimiento. Con sus características nevadas, que posan de fondo en la mayoría de sus obras, la neblina cubre sus largas calles y carreteras medio abandonadas, todo bajo el denso y grisáceo cielo, apenas se vislumbra la luz del sol, apenas pareciera que quedará esperanza. No es de extrañar que los personajes que aparecen en la mayoría de sus obras sean individuos que llegan, o se van, en busca de algo. Supongo que en el fondo, lo que anhelan, es encontrar algo, o a alguien, acogedor y/o acogedora.

No es de las mejores obras del director griego, pero hay que reconocer que contiene algunas secuencias magistrales, como por ejemplo el de la boda al pie del río, su respectiva fuerza metafórica y visual es deslumbrante.

Sigue la estela y el ritmo de la mayoría de sus obras, con un estilo que se acerca mucho al "Nostalghia" de Andrei Tarkovski, en donde sus protagonistas se sienten desplazados, desubicados e incluso rechazados. Separados de su anhelo por una linea abstracta ideada por alguien. Desvaneciendo la posibilidad de estos para encontrar algo cálido tras esa frontera, finalmente los lazos se rompen, por una simple linea dibujada en el suelo, o en su imaginación.

Un reportaje-documental tan fascinante como la propia obra que cubre durante su rodaje. Ver a un genio desarrollar su talento y su forma de dirigir cada detalle es un verdadero placer. Es hipnótico el como se desenvuelve este realizador con las ideas tan claras y precisas para filmar cada una de esas visiones convertidas en memorables secuencias de dicha magna obra. Pero sin duda, en este archivo nos acercamos a esa otra cara de la figura de Bergman, no como artista, sino también como persona. Hay que decir que ver a Bergman interactuando con su reparto y demás trabajadores, no como su director, sino también como un amigo, de una manera incluso tierna y familiar. Además de alentar de una manera más que admirable a sus actores para repetir ciertas secuencias en jornadas interminables. Sin duda un postre exquisito para entender este trabajo y sobretodo a ese gran director del siglo XX.

Resulta que uno de los pocos documentales que hizo este director, es a la vez, un documento analítico impresionante sobre la isla donde residió parte de su vida. Con algunas secuencias memorables y una magnética forma de mostrar la historia detrás de algunos de sus habitantes, el realizador sueco consigue que uno se interese por esta pequeña isla perdida en el báltico y del que nunca ha oído hablar. Un interesantísimo ejemplo de que este gran cineasta podría haber sido, también, un gran documentalista.

Un rendido y más que admirable homenaje a "Paris, Texas" sin llegar a plagiar. Una Roadmovie memorable con una interpretación por parte de un jovencísimo protagonista para quitarse el sombrero. Una de las películas del año si me preguntan, pero oye, pasará desapercibida para la gran mayoría del público(como siempre).

Lo que hace el director en esta obra es magia poética, hay secuencias que son de una belleza incalculable por sí solas, en el conjunto forman una incontestable obra maestra. Una Roadmovie a la griega, que recorre la condición humana, desde la inocencia, hasta la perversidad, pasando por la ilusión, la desesperanza, el amor o la bondad. La puesta en escena, su fotografía, y la pausada y armoniosa manera con la que tratan el movimiento de sus personajes(y de la cámara incluida) es de una belleza alentadora, pese al dramatismo de la historia. Angelopoulos nos regala esta maravilla sin hacer mucho ruido, pero para mí desde ya, pasará a la posteridad como una de las mejores experiencias cinematográficas que he tenido el placer de visionar. Esto es una lección de cine magistral e inolvidable.

Kiarostami demuestra que con naturalidad(el de verdad, no prefabricado en Hollywood) se puede hacer una película visualmente preciosa, sin historias de grandilocuencia ni dramatismo desmesurado. Con una trama simple, de los vecinos de algún pueblo real, con actores que suben colinas de verdad y hablan como lo hacen la gente de verdad, al natural.

Esto es cine en su estado más humilde y puro, sin colorantes ni conservantes, sin aditivos de ningún tipo. Es la modestia desnuda al séptimo arte, de increíble belleza. Con diálogos simples, pero de una profundidad espiritual inconmensurable, con un leve toque irónico de fondo mostrada de una forma poética. La fotografía es quizás de las más sencillas y a la vez hermosas que he visto, "simplicity is the ultimate form of sophistication" o eso dicen, los planos, juegan con lo que le brinda la tierra; colinas, valles, pastos, el cielo. Me quedo sin palabras para describirla, solo digo lo que dice el título, "El viento nos llevará"..

Solo Win Wenders es capaz de retratar la norteamérica profunda de una forma tan preciosa y poética, y a la vez convertir una pelicula en un videoclip musical de muy buen gusto. Si los anuncios de productos americanos fueran así, yo estaría encantado de ver publicidad toda mi vida. Una maravilla, de un genio con una delicadeza única para convertir páramos desérticos y esquinas solitarias, que recuerdan a la obra de Edward Hopper(y se nota la influencia), en toda una experiencia audiovisual (memorables esas secuencias en el que la cámara gira en torno al personaje principal).

Encantado de haberla visto, y sobretodo, escuchado.

Pocas películas han retratado tan bien la ansiedad y/o el trastorno límite de personalidad (entre otras cosas, que hay muchas para analizar en esta película), por no decir que esta es la primera que realmente ha conseguido plasmar gracias a la sobresaliente actuación de Marian Álvarez uno de los temas que actualmente se tratan con jocosidad, y en el que probablemente la mayoría habla de ello con total ignorancia y petulancia.

Decir que con un primer plano y un estilo tan minimalista, director y actriz, consiguen transmitir tanto es de elogiar. Solo por los primeros minutos previos al título inicial se ha de uno rendir ante esta monumental obra, que es una de las documentalizaciones mas vívidas y reales que he visto en el cine español.

Esta película, que fácilmente podría ser objeto de burlas y del ridículo, se sostiene gracias a la MARAVILLOSA banda sonora, y por el hecho de contar una historia vista mil veces desde otro punto de vista, el del que se ha ido, abandonado en la eternidad.

Ni es terror, ni un drama(bueno, un poco si), para mí es un ensayo filosófico existencialista que juega con la teoría cuántica, todo se repite, recicla y se olvida, pero los sentimientos perduran.

De buenas a primeras puede parecer una pretenciosidad hipster, o una broma pesada de Muchachada Nui(las primeras escenas con el fantasmita he tenido que aguantarme la risa, la verdad), pero en cuanto van pasando los minutos te vas adaptando al formato "Instagram" y al vestido de halloween que han usado para el poltergeist de Casey Affleck, y poco a poco te vas adentrando en este fantástico cuento metafísico, para mí, es una película preciosa que te hace reflexionar sobre el concepto del tiempo, los sentimientos, y el olvido.

Las escenas de los ciervos me parecen una acertada alegoría de la relación entre los protagonistas de esta obra; sobreviven, solitarios, en unas condiciones extremas en el que no hay espacio para mostrar los sentimientos; ambos son considerados inadaptados por la sociedad que la rodea, simplificada en esos trabajadores del matadero(otra perfecta alegoría, sobre la misma sociedad); Ella por su discapacidad emocional, él por su discapacidad física. Pero están unidos por la lucidez de sus sueños, no hay mejor compañía que la del que respeta la soledad.

Una de esas películas sobre las relaciones que merecen la pena estudiar, y analizar, para comprender que no todo se basa en gestos banales y palabras adornadas de segundas intenciones.