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Críticas ordenadas por:
Un traidor como los nuestros
Un traidor como los nuestros (2016)
  • 5,5
    3.274
  • Reino Unido Susanna White
  • Ewan McGregor, Stellan Skarsgård, Damian Lewis ...
5
Un traidor como los nuestros
Rutinaria velada, en buena compañía.

El nombre de Le Carré impone mucho más carisma, interés y fuego que la cinta creada, basada en su libro; Susanna White rueda un correcto, corriente y solvente thriller que no hierva la sangre, ni despierta grandes tormentos por sus personajes.
Y con esas que te quedas pensando, por qué no ha funcionado mejor, por qué no estás más cautivada por lo observado y más entusiasmada con lo consumido.
Los actores aprueban sin duda alguna, son el mejor cartel de venta para acercarse a ella, la historia es una más, pero cumple con su pertinente proceso de trama, posible intriga, deseado desasosiego y resolución del enredo pero ¡cuidado!, no te ilusiones tan pronto!, que luego se lamenta.
Que puede verse, cierto/que deja huella, ninguna, y con esas eres testigo de una visión acomodada, oportuna y intrascendente que llena el tiempo, con un espaciado pasatiempo tenue y ligero y, ¡párese de contar!
Un honrable profesor de poesía y su letrada esposa, en plena crisis matrimonial se embarcan, por elegido azar de necesitado mafioso, en una pretendida tensa correría por salvar a la familia de éste y garantizar que la otra parte, servicio secreto londinense, cumpla su parte y no se aproveche de la desesperación de un marido/padre, con la espada y la pared oprimiéndole al máximo; “¿por qué crees que te eligió?”, por honesto, confiado e ingenuo, también porque “no había nadie más en el restaurante, aquella noche”.
“Todo tiene consecuencias”, y éstas se dejan reflexionar tras su enmarcado final; no vas a hablar con pasión de ella, no vas a recordarla tras verla, es plácida y pasajera, atributos poco recomendables para el género del que se trata; tampoco lamentas la elección pero, no esperes vigor, emoción y adrenalina en dicha traición.
Los personajes merecen una incisión más a fondo, el espectador desea más acción y contundencia en la conspiradora trama, la evolución necesita más credibilidad que un simple escoger, tirar los dados y esperar ganadora jugada; todo bien, gracias/todo descafeinado, se siente, es un estándar desayuno que no es meritorio, ni peculiar, ni el mejor probado, pero sirve para el caso, para alimentar, entendido como adquirir calorías, no como degustar un espléndido y suculento plato.
“¿Qué estoy haciendo aquí?”, presenciar los tejemanejes de las altas esferas, donde la gelidez de la moralidad ficticia acepta dinero lleno de sangre, no importa de dónde venga; sin la habilidad del sastre panameño, ni la fidelidad del jardinero, se oferta este manuscrito sin angustia, nervio ni estrés, siendo su logro ser comedida y discreta en su adaptación al mismo.
El libro no tira cohetes/la cinta no explosiona como debe, son tal para cual, modestos, dispuestos y convenientes, que no astutos, perspicaces e inteligentes.
Ni rusos, ni británicos lucen en exceso.

Lo mejor; retrata con fidelidad el libro.
Lo peor; éste no es gran cosa.
Nota 5,5
interpretación 6 guión 5 realización 5,5 montaje 5,5 música 5 fotografía 6

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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amor y amistad
Amor y amistad (2016)
  • 5,7
    2.489
  • Irlanda Whit Stillman
  • Kate Beckinsale, Xavier Samuel, Chloë Sevigny ...
6
Amor y amistad
Churchill, church-hill, estaba la iglesia, pero no la colina ¡jajaja!

Jane Austin siempre es un placer de lectura, a cualquier hora, en todo momento; escritos ingeniosos, románticos y pícaros, donde la ceremonia formal de las costumbres lo llenan todo, deslumbre de emociones, conflictos, alegrías y martirios, todo en uno a cercanía numérica de página, según se va indagando en su narrativa.
En esta ocasión, la cinta parte de “Lady Susan”, obra menos conocida para el público, adaptada para una corta narración de amor, amistad y traición, donde las artimañas por colocarse en la sociedad y recuperar el honorable prestigio perdido presiden la mesa, así como su manipulada conversación de objetivo calculado.
Empieza con la presentación de los personajes y su situación estratégica en el tapete a dibujar, para pasar a brillar con su alegre estética, sus apetitosos diálogos y su frescura casera, en ese remolino de astucia e íntimos encuentros de programada fase, según deseos de la dominante pieza del juego.
Una serpiente en el jardín del edén, para contaminar y arrastrar la inocencia de los puros de corazón, esas bienintencionadas almas, viciadas por los malignos planes de una seductora carnal, de perversa mente y espíritu interesado, según posición conveniente.
La coges con la ilusión de quien firma el libro, en el cual se basa la película, esperanza de placer auditivo y riqueza visual que no defraudan aunque, también es cierto que el ánimo y anhelo por ella disminuyen lentamente, al no ser la jocosa retórica, de deseos ardientes, hoguera de las vanidades que presumías.
Una joya de néctar, cuyo sabor consumido no alcanza tan gran sabiduría placentera; magnífica Kate Beckinsale, como directora de toda una orquestada patraña, de éxito glorioso a la vista, un adaptarse a las circunstancias y sobrevivir, siendo la mejor en alcanzar la posición perdida.
Sin desdeñar un ápice su excelente guión, el encuentro no ha sido tan grato y ameno como se antojaba, mayor pasión y devoción por sus rocambolescas argucias se echa en falta; sin duda tenía una idea distinta de lo que iba a recibir, lo que puede haber condicionado mi abierta recepción por ella, pues apreciando lo visto, no estoy contenta y satisfecha del todo, más bien conformada por una razón que me apremia a considerarla en meritorio grado, a pesar de que mi esencia no ha alcanzado posición tan estimada.
Técnicamente todos los halagos, en la práctica menos encanto, este amor, lleno de traicioneras amistades calienta, que no arde; cotilleo burgués complaciente, según la energía resolutiva del observador paciente; es medida y pudiente, se controla para no desmarcarse de la línea, no es fogosa, es prudente y previsora, pequeña dosis, de espléndido estilismo, a través de esos eternos paseos, por decorados jardines de aburridos adinerados, que con su cháchara y argumentación irónica logran un bonito cuadro, de mirada exquisita y delicada, pero no excesivamente nutritivo para un corazón, más hambriento de dolor romántico.
Desvergonzada feminidad, que coquetea sin pudor y maneja los rumores a su antojo y conveniencia, con esa hipnótica arpa, que abre la escena con vigorosa catarsis, pero que pierde fuelle según va tocando su melodía de intrigas; no es queriendo, no es rebuscado, es el sentimiento aspirado de quien solicitaba más romance trágico, de absorbida verborrea delirante y cautivante.
“Demasiado viejo para dejarse gobernar, demasiado joven para morir”, y en ese desacierto quedo, pues es correcta, que no fantástica.

Lo mejor; Kate Beckinsale y sus diálogos.
Lo peor; afecta escasamente a la ansiosa alma.
Nota 6,3
interpretación 6,5 guión 6,5 realización 6,5 montaje 6 fotografía 6,5 música 6

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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Closet Monster
Closet Monster (2015)
  • 6,4
    687
  • Canadá Stephen Patrick Dunn
  • Connor Jessup, Aaron Abrams, Isabella Rossellini ...
6
Closet monsters
Soledad involuntaria, soledad abrazada.

El abandono de la madre, un homofóbico asesinato y la sospecha de ser gay, dramas de una niñez que se acompañan, como dolorosos traumas, en la complicada adolescencia.
Personajes reales e imaginarios, de relación dañina y benevolente según quien sea y tercie, para plasmar esa intolerante relación familiar y temeroso despertar sexual, que le invaden y oprimen con angustiosas recurrentes pesadillas, en un intranquilo encontrarse a si mismo, que acosa y tortura en esa pequeña localidad de nacimiento, de la que no puede escapar por mucho que lo intente.
“¿Qué tienes en las uñas?”, esa instintiva corporal respuesta que certifica tu vida será ardua y compleja, difícil y enrevesada pues no te gustas, niegas quién eres y en esas ineptitudes te enfrentas a tus perturbadores miedos, a través de continuos tropiezos que te hacen cada vez más impredecible y desgraciado.
Es un sobrio, potente y atractivo abrirse paso a la aceptación de lo que se descubre, a la persona, a sus perspectivas, fracasos y nuevas posibilidades; salir del armario a patadas y derribando las puertas, para deshacerse de esos asfixiantes monstruos que impiden la felicidad de crecer y empezar a gustarse.
El protagonista es una maravilla a la hora de transmitir sus emociones y tormentos, Connor Jessup expone una naturalidad, empatía, cercanía y afección compartida que te arrastran, de manera hipnótica a ese orquestado quehacer, de imposible salvavidas, para las ardientes y contradictorias emociones que siente.
Es fresca, emotiva, alegre, punzante, agresiva y diligente, juega con clase y gancho sus armas; la narración no es nueva, ha sido muchas veces contada pero, para esta ocasión, Stephen Dunn tiene la habilidad de ofrecer creatividad, dinamismo, estética vibrante y colorida y una cálida originalidad lozana para una satisfactoria visión cómoda, entregada y placentera, que se consume con la gracia del disfrute y la facilidad de su compenetrada conexión con la historia.
Arrastrar un pasado, que impide el meritorio desarrollo del caótico presente, amar y odiar por partes iguales, en un incesante intercambio de sentimientos que quiebran y anulan la urgente perspectiva, de logro esperanzador y positivo, con la ayuda auxiliadora de un recreado fiel amigo, que sirve de apoyo y entendimiento para esa devastada soledad, de la que no se despega.
La pubertad, sus pros y contras, más esa desgarrada familia no elegida, carga represora que no facilita sincerarse con ella y aceptarse sin reparos; todo influye, todo arde, todo quema, todo son extremos que atragantan el caminar futuro; se es imprudente, se es indeciso, se es cabezota, se es un joven que sobrevive como puede, a su herencia genética y al discurrir de su existencia.
“Closet monsters”, los monstruos del armario; perturban la mente con sus pesadillas, cortan la respiración por su realismo, persisten en herir el alma e inciden en mantener la herida pero... “cien cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela, un velero bergantín”; no tanto, la verdad, pero se aproxima, pues está empezando a navegar con acierto y destreza, entre relámpagos y niebla, en su concedido navío, ¡suerte capitán!

Lo mejor; la gran sencillez de su narrativa y su actor protagonista.
Lo peor; creer que por ya narrado, no aporta posible interés nuevo.
Nota 6,3
interpretación 6,5 guión 6,5 realización 6,5 montaje 6 música 6,5 fotografía 6

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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mechanic: Resurrection
Mechanic: Resurrection (2016)
  • 4,8
    5.982
  • Estados Unidos Dennis Gansel
  • Jason Statham, Jessica Alba, Tommy Lee Jones ...
4
Mechanic: resurrection
No es hombre de café solo, es de expreso sin azúcar.

Reflexiones durante su visionado: directo al grano, a pegar hostias ¡a tutiplen!..., ahora son las mujeres las contrincantes que provocan y pelean, ¡la igualdad llegó al cine de acción!..., rápida, porque es tan básica que, si se entretiene en tomarse un respiro, se destacan sus ausencias de rutinaria marcha, sin apenas contenido válido..., tiene perfectas y equipadas cajas escondidas por doquier, ¡qué arte!..., siempre honorable caballero, al rescate de la bella dama en apuros y, por ello, ¡nuevo lío a la vista!, si es que ¡no se puede ser tan bueno!..., “he pasado toda mi vida matando, puedo hacer que vivas”, aplícalo a tu carrera cinematográfica Statham... “los que más han sufrido, tiene mayor habilidad para sanar”, pues tienes todas las papeletas para ser ¡curandero experto!... lo malo no es que sea convencional, lo malo es que dentro de su clásico estándar, no hay jugoso apetito que catar ni digerir... duro pero sentimental, fuerte pero sensible, ¡y con sentido del humor!... y sigue pegando bofetadas sin cesar, ¡qué agotamiento!... los malos a matar, parecen realmente malos, ¿cuál es el problema entonces?, tres más ¡que más da, Bishop!,...y oyes la retahíla descriptiva y te da igual..., todo un McGiver mecánico de las explosiones y del escape... pero ¡no te confíes!, no sólo da golpes, ¡sabe hacer de todo!, incluido amar, por supuesto.
..., y es que la película, o te la tomas en plan coña, fiasco de baratija de un Jason Statham que conoció tiempos mejores, o no hay ¡por dónde cogerla en serio!
Porque no todo es correr, sacudir, disparar, dar puñetazos, patadas y matar, porque no todo es un guapo musculado enseñando su espléndida forma, porque no todo es el cuerpazo de la chica, solicitando ayuda desesperada, porque no todo es combinación de la última tecnología, para lucir sus ingeniosos planes de incursión y ataque...,
...,porque hay que narrar con sustancia de atractivo, con interés de contenido, con ganas de seguida; porque si no es un banal, aburrido y soso recitar las letras del abecedario, de la A a la Z, sin saltarse ninguna, en desganada procesión y sin aliciente alguno, más allá de empezar y acabar ligerito y raudo.
“Siempre habrá alguien que quiera un arma y otro que se le venda”, y al ver a Tommy Lee Jones te preguntas, qué hace en esta cinta, con esas pintas, al lado del joven héroe, cuando está mayor ¡para esas insustanciales correrías!
Y por fin llega el uno contra uno, y Jessica Alba tan penosa como desde el principio, y Jason es firme y contundente en la acción, en el cuerpo a cuerpo pero, es que ¡no hay más!, y para eso, casi prefiero la acción de jackie Chan y, de paso, por lo menos, ¡te ríes un rato!
De elegante traje, a buzo o sin camiseta, tanto monta-monta tanto, abraza y protege, se sacrifica por lo demás, ¡pero no baila!, algún reparo se debía poner a este adalid superviviente, que siempre haya manera de volver a casa, con su amada, pues allá donde ella esté, es su hogar ansiado.
..., y una espléndida explosión, los equipos de emergencia y, ¿de verdad no adivinas esa última escena?, esta vez con vaqueros, gafas de sol y una magnífica pícara sonrisa.
..., si el propio título te lo dice, “Mechanic: insurrection” o ¡qué creías!

Lo mejor; el nombre de Jason Statham todavía llama.
Lo peor; como siga en esa tónica...
Nota 5
interpretación 5 guión 4,5 realización 5 montaje 4,5 fotografía 6 música 5

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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blackway (Go with Me)
Blackway (Go with Me) (2015)
  • 4,2
    818
  • Estados Unidos Daniel Alfredson
  • Anthony Hopkins, Julia Stiles, Alexander Ludwig ...
4
Blackway
Cara de poker, en una aburrida partida.

Se persigue a un fantasma, del cual sólo se oyen historias de su crueldad y fechorías, de su libertinaje de acción y opción de hacer lo que le venga en gana; todos le odian, todos le temen, todos se mantienen alejados de él, nadie se interpone en su camino y así se evitan oscuros problemas, provenientes del mal en persona.
Pero dos valientes caballeros, que no bajan la cabeza ante quien abusa del inocente, deciden defender el honor de la dama mancillada, esa desvalida mujer que se halla amenazada, y en peligro de daño y muerte, y ante la cual únicamente un viejo solitario, con cuentas pendientes, y un dependiente joven tartamudo se ofrecen para prestarle su ayuda; “necesita hacerse”, es el lema y la excusa, y un pueblo extraño, alejado del camino, el lugar escogido para hacer las cosas a su manera, como únicamente allí se saben hacer.
“No es tu pelea”, ni parece la de nadie, pues no levanta entusiasmo, fuerza ni interés por ella, más bien es un poco patético y ridículo verles circular de lugar a local distinto, en su destartalada camioneta, preguntando repetidamente dónde está el peligroso maromo, y oír el mismo consejo de huida y abandono de la ciudad, como contestación estándar.
No hay tensión, no hay incertidumbre, no hay suspense ni inquietud, el ambiente en ningún momento se carga de estrés o adrenalina, de susto, sorpresa o inesperado acojone, sólo se desplazan en busca del demonio, en un enfrentamiento final a la desesperada, por encontrar la emoción y nervio hasta ahora ausentes.
Anthony Hopkins está mayor, y se le nota, se limita a decir sus frases sin mayor gloria, y el resto, Ray Liotta, Julia Stiles, Alexander Ludwig..., más o menos lo mismo, intento infructuoso de pasión o algo por el estilo y ¡eso es todo, amigos!; noventa minutos facilones y desganados, que tenían buena pinta hasta que descubres que no hay material, ni sustancia, ni prototipo de base, únicamente robotizada andadura, de nula atmósfera, para personajes pilotos, cuya profundidad tenebrosa se queda en la mente de un guionista, que imaginó un suculento relato, pero que fue incapaz de llevarlo a cabo.
¡Qué pena su falta de gloria, su escasez de mira, su limitación creativa!, no es un thirller de suspense y acción, es una broma de cine descafeinado; ¿dónde está Blackway?, ¡a quién le importa!, pues visto lo visto, no vas a ir a mejor, tanto si lo encuentran como si siguen preguntando.
El reto no es hallar a Blackway, el reto es hallar el nunca poseído carisma, aunque ¡como retener lo nunca tenido!, mal andaba ya desde el inicio.

Lo mejor; el elenco de actores.
Lo peor; lo mal aprovechados que están.
Nota 4,6
interpretación 5,5 guión 4 fotografía 5,5 música 4,5 realización 4,5 montaje 4

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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bridget Jones' Baby
Bridget Jones' Baby (2016)
  • 5,3
    8.303
  • Reino Unido Sharon Maguire
  • Renée Zellweger, Colin Firth, Patrick Dempsey ...
5
Bridget Jone's baby
Una indiferente velada, de recuerdo leve.

La primera gustó, era la novedad, la segunda resultó entretenida, más de lo mismo con un poco menos de gracia y estilo, la tercera ¿es rizar en exceso el rizo?, ¿abusar demasiado de la desenvoltura del personaje?
“Sólo di la verdad, Bridget”, ¿no estás cansada de representar este papel?, ¿de dar vueltas alrededor de un traje, que ya no divierte tanto como solía?
Tu marca ha evolucionado cortésmente, diez años después, no está mal el lugar donde te han colocado y las circunstancias envolventes; sigues siendo un desastre simpático, has cambiado tu diario de papel por una tablet, tus angustias personales no cesan, ahora más acordes con la edad alcanzada, continuas siendo tú en parte, sólo que la audiencia ya te descubrió hace tiempo y las correrías de siempre, ya no son una ingeniosa sorpresa.
Reconozco que se echa mucho en falta el papel de Hugh Grant, pues el nuevo dúo peleón, no posee tanto tirón ni estímulo como el previo; tú mantienes el tipo, de hecho has adelgazado, pero el trío es un poco anémico a la hora de la juerga y la locura, y no es Colin Firth el desajuste, pues sigue en su elegante porte caballeresco, de torpeza intimista, sino que Patrick Dempsey, por muy esforzado y querido que se muestre, no halla la magia picaresca que ofrecía su predecesor.
Pero pasemos de comparaciones odiosas y vayamos al presente guión, donde se intenta combinar la madurez de la protagonista, con su ineptitud y desbarajuste emocional que la caracterizan, pero ya no es la desbordante sonrisa de antaño, ahora la mueca labial es amable, cariñosa, de asequible encanto, pero no fascina, ni hechiza ni impacta con la alegría y diversión, que tan bien hacía.
“Te quiero de la forma que eres, de la forma que siempre serás”, y no he cambiado de idea, pero eres más un bonito recuerdo, que un efectivo presente; puede que hubiera que rematar la historia, cerrar el mágico cuento con el adecuado “..., y fueron felices y comieron perdices”, y en ese aspecto es adecuada y pronosticable, pero las volteretas desequilibras, de una aspirante a todo, que atolondrada se estrellaba continuamente sin saber qué demonios hacía, se echan mucho de falta; puede que no sea época ya para esas tonterías, que haya que evolucionar y pasar a cuarentena etapa pero, que quieres que te diga, ¡como la primera ninguna!
Suave, tibia, de templado desparpajo, sin malicia rufianera, la nueva incorporación parece más bien un possit recordatorio, de mejores tiempos; todo es conveniente, pero el nivel del resultado ha descendido, tu visión no es captada con disfrutada pasión de quien lo está pasando genial, en grande; de hecho es fácil distraerse y abstenerse del relato, éste es superficial y barato, tampoco es que se hayan esforzado mucho ¡en el escrito de la historia!
Se sabe lo que el espectador espera, unas cuantas risas y que triunfe el amor verdadero, lo cual tampoco es excusa para que lo ofertado, sea tan simple y rebajado.
La incursión de Jack algo forzada, la presencia de Mark más serena, todo predecible (no lo digo como un pero, se cuenta con ello), pero con menos chispa y salero; la empatía de Zellweger-Firth llena aún la pantalla, el romance sigue presidiendo la cena, con clase de demostrado atractivo, en el divertimento de los entrantes se ha optado por lo banal y típico, de apenas esfuerzo inventivo y, en resumen, Bridget y su eterno Mark se han tratado con el mimo de la sazón alcanzada, mientras que el oportuno interventor de líos y estropicios, Jack, es utilizado febrilmente sin demasiado éxito, ni tiempo dedicado a su logrado encaje en el nuevo panorama.
“Nunca falta un roto para un descosido”, y aquí están claros los candidatos, al tiempo que nos entretienen con una baratija de opción posible; no es muy creíble su construcción pero, ¡parece que no importe!, pues con eso de tener al chico y la chica, con beso final a la vista, los precedentes se desvalorizan y son menospreciados a un llano, pasar el rato y ocupar tiempo.
Y, ¿quién será el padre?, ¿estás de broma? ¡ni que hubiera duda en ello!
Bridget Jones espero, por bien de tu recuerdo, ésta sea una acorde despedida; siempre será el primer encuentro lo mejor de la relación establecida, una cuarta sería atrofiar y quemar el rizo.
Una retirada a tiempo es una victoria, una parte triunfa/otra es más ñoña, la jubilación, tras tres sesiones, es un deseable acierto.

Lo mejor; el recuerdo de la esencia que evoca el nombre de Bridget Jones.
Lo peor; están abusando de dicho recuerdo y esencia.
Nota 5,6
interpretación 6 guión 5 música 5,5 fotografía 5,5 realización 6 montaje 5,5

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El amor es más fuerte que las bombas
El amor es más fuerte que las bombas (2015)
  • 6,1
    1.810
  • Noruega Joachim Trier
  • Jesse Eisenberg, Gabriel Byrne, Isabelle Huppert ...
5
El amor es más fuerte que las bombas
Divergencia emocional, que separa.

La frialdad, rigidez y hermetismo, más una inalterada conducta, ausente de sentimental expresión, presiden el cine nórdico; en esta ocasión afloja un poco sus elementos, pero no deja de cumplir con ese estático patrón gélido, atorado, incomunicativo y áspero, que tira y fuerza una situación dolorosa.
La muerte de una madre, es el motivo de reunión física y erosión emocional entre un padre y sus dos hijos, diferentes verdades que se mueve alrededor de un mismo hecho, según los ojos de quien recuerda y como es capaz de encararlo; mentiras bondadosas, como protección errónea de quien se ama, ardua comprensión de quien no se comunica, aislamiento como forma de protección y supervivencia, de un árido entorno que asfixia, enloquece y molesta.
Son familia, más o menos avenida, están pero se saben dispersos, se quieren pero se sienten heridos, se necesitan pero no se solicitan; como excusa de clasificar el material fotográfico de la fallecida, para un artículo conmemorativo en prensa, todo se pone en marcha: la sequedad distante del adolescente incomprendido, con su investigador padre que no acierta en el modo de aproximarse a su esquivo retoño, la mejor complicidad de hermano mayor con su desconocido compañero de apellido, las inhabilidades del patriarca para superar su pérdida...
El conjunto va tomando forma poco a poco, a través de sus regresiones a un pasado más feliz de sensaciones completas, alimentadas por la actual ausente, que toma sentido de su ser, desilusión y camino emprendido a través de ellos.
Es lenta, de observación paciente por indagar en cada una de sus inquietudes, en esos palpitantes corazones, ahora desfallecidos, al pensar en quién no está, en lo que se ha malogrado y en la situación por dónde se va; soledad lánguida, de unos inadaptados que se acogen a la rutina de la vida, pero que son incapaces de expresar con vigor y libertad quiénes son, qué les perturba, qué les oprime.
Reconstrucción de un mapa referencial, de tres perspectivas en su enfoque, introspección recursiva, frente a la falsedad pública que enoja, aisla y hiere; son sus penetrantes interpretaciones las que más se dejan hipnotizar y envolver, pues no dejan de apreciarse vacíos y faltas en el saber del personaje ido.
Es un proceso de elaboración, detallado y distante al mismo tiempo, pues tres almas te dan a conocer a tres personas diferentes, dentro de un mismo cuerpo, mientras captas su distorsión, melancolía y ahogo por ser, no se sabe con claridad qué, mientras quien sí se sabe, se esconde, para dejarse ver fugazmente y volver a la cárcel intimista levantada.
No es comercial, pretende del espectador que piense, reflexione y elabore su puzzle con los datos administrados, pero roza la apatía, pues el bajón anímico de sus personajes se contagia a un vidente, que puede aburrirse ante la ausencia de sustancia e interés por lo transmitido.
La depresión observada siempre es frustrante y descorazonadora, no se comprende ni aspira con inclusión enfática, sólo quien la posee sabe lo que sufre y pasa, tal vez por ello este trabajo de Joachim Trier resulte cargante y poco alentador, pues no acabas de involucrarte ni simpatizar con ellos.
Se dejan conocer pero, aún así, no acabas de conocerlos; “louder than bombs”, más fuerte que las bombas, sólo que no se siente ninguna explosión ni fuerza, su energía es más bien vacuidad sensitiva, de emociones desfallecientes.
“..., y el tiempo se detuvo”, para dar paso a su reconocimiento.

Lo mejor; la serenidad de las interpretaciones.
Lo peor; la languidez de su guión.
Nota 5,6
interpretaciones 6 guión 5,5 música 5 fotografía 5,5 realización 6 montaje 6

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Hilda
Hilda (2014)
  • 5,7
    76
  • México Andres Clariond
  • Verónica Langer, Adriana Paz, Fernando Becerril ...
6
Hilda
Una angelical déspota, disfrazada de amiga.

“Nunca he tenido una Hilda”, y por ello tomo posesión de ella, en un cerco cada vez más intenso y dominante de una obsesiva conducta, cuya tortura va “in crescendo” hacia un secuestro pasivo, que hiela el espíritu.
Desde esa soledad y aburrimiento, desdén y abuso de clases, hasta la humillación y sometimiento del inferior a su cargo; es dulce/es perversa, provoca pena/provoca odio, desequilibrio mental de quien se aprovecha de las desigualdades económicas, en una extralimitación de su poder que le permiten un encarcelamiento físico, de gran atropello anímico.
“...,que te diviertas con Hilda”, y la psicosis racional llega poco a poco, penetra a firmes cuentagotas, desde esa despectiva mirada de quien se sabe superior socialmente, y conoce la imposibilidad de negación de su súbdito pues la necesidad, miseria y urgencia desesperan y llaman con urgencia, a claudicar con resignación dócil.
Trastornada ama de casa, con excesivo tiempo libre y la ausencia de cariño y comprensión de sus seres queridos, que dirige su fobia, producto de una severa desnutrición emocional y carencia afectiva, a su objetivo de turno, para el caso la requerida niñera para su alojado nuevo nieto, que se transformará en forzada amiga, sin permiso solicitado, que sacie todas sus peticiones y demencias de compañía, atención y diálogo.
Andrés Clariond expone un nítido tapiz racista, sobre la diferenciación de clases, el cambio oportunista de rango, el despotismo sobre la ignorancia y la gratuidad de ver, pero no mirar, y seguir con lo tuyo; es sencilla pero honesta en su retrato, clara y perspicaz en su fotografía individual de los personajes, inteligente aborde de la tiranía de una riqueza, cuya locura es sufrida por el mandado pobre; un “Misery”, de menor grado patológico, pero que utiliza la misma bondadosa indefensión para atrapar y retener a su víctima, contra cualquier voluntad manifestada.
Calidad técnica, para un realismo escénico, de cercanía interprete, que facilita la incursión y aspiración de todas sus sombrías ceremonias, de esporádico humor negro; buen ritmo, para una equilibrada realización, que con modestia expone el arduo tema de la privación de libertad en un país mexicano, cuya escandalosa costumbre es esa perturbada demostración de fuerza y violencia, contra el más débil.
Clase privilegiada contra clase trabajadora, para una claustrofóbica sinopsis que camina con decisión sabia, ni se tuerce, ni opta por la exageración absurda, de relleno innecesario; diestra inquietud, de una crueldad embellecida y sazonada por el elegante maltrato de un ogro, a su desvalido cachorro adoptado.
..., y con suavidad castigadora la retiene, y con demencia bonachona la reviste, y con calidez mandataria la maltrata..., no es Hilda, es la señora de la casa.

Lo mejor; Verónica Langer, su guión y realización.
Lo peor; escasa difusión, para su gran valor interno.
Nota 6,1
interpretación 6,5 realización 6,5 música 5 fotografía 6,5 montaje 5,5 guión 6,5

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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El asedio de Jadotville
El asedio de Jadotville (2016)
  • 6,2
    3.719
  • Irlanda Richie Smyth
  • Jamie Dornan, Guillaume Canet, Mark Strong ...
6
El asedio de Jadotville
“No sacrificas a la reina, por salvar a un peón”

Las inmundicias de los gobiernos y sus tratados de puertas para dentro, intereses políticos y económicos por encima de las vidas humanas, acuerdos de despacho que ignoran al soldado expuesto en trincheras, decisiones de palabra mucho más mortíferas que las balas del campo de batalla..., “no sacrificas a la reina, por salvar a un peón”.
La película empieza poniéndote en antecedentes, año y lugar de los acontecimientos, así como motivo de la disputa y circunstancias personales de la tropa; para el caso, irlandeses novatos, que nunca antes habían estado en una guerra, habían participado en ningún conflicto, habían disparado un tiro ni, mucho menos, habían matado a nadie, pero son los afortunados elegidos por la ONU para viajar a Katanga, el Congo, y defender la estabilidad de una discutible paz en Jadotville donde varios grupos, locales y extranjeros, se adjudican el derecho de propiedad sobre la riqueza mineral que esconde, en sus entrañas, el suelo.
Abundancia natural de desdicha mortal para sus habitantes, pues es deseado oro en disputa por distintos países, tanto oficiales, con sus escuadrones de cascos azules, como contrabandistas, con sus mercenarios a sueldo.
Una despejada llanura, con acceso libre por sus cuatro puntos cardinales, es el lugar de destino y desembarco, la limitación de munición y la imposibilidad de ayuda externa, en caso de serios problemas, las trabas y el indecoroso enemigo, en enorme desproporción de superior número, al incesante acecho para demostrar su fuerza, poderío y reinado, como represalia de una nefasta acción anterior de los mandamáses de traje y corbata, de la que nada saben los incrédulos e ignorantes reclutas acorralados.
Cinta que sirve de homenaje, redención y justicia para los implicados, historia real que, como todas las deshonras de gobiernos infinitos, fue silenciada y manipulada, para salir airosos de la basura que se manejaba entre manos.
Siempre es interesante y necesario el relato de estos impresionantes actos de valor y resistencia, casos de maltrato, mentiras, abandono de ayuda y suciedad escondida bajo la alfombra de los hombres a su cargo; se dice que en la guerra y en la política todo vale, y aquí es más cierto que nunca, deleznable observar como los intereses de unos y otros están al margen -convencidos de su exculpada necesidad de toma de decisiones, como excusa gansa-, de la agonía desesperada de quienes se juegan la vida en el frente.
Es clara, y directa, sencilla y llevadera, con efectividad de entretenimiento grato informa de los sucesos, de su resolución y de lo acaecido posteriormente para cada participante; dignidad valerosa, de dificultad increíble, sin apenas medios ni experiencia, para una tropa de valientes héroes que se enfrentaron, a las negadas circunstancias, con destreza, rotundidad y confianza en su comandante; trepidante ritmo para la narración de un asedio de franceses y belgas, pagados por los secesionistas en plena guerra fría, con el asesinato del secretario de la ONU de relleno y la compañía irlandesa A sin saber dónde se metía, cumpliendo órdenes.
“Lo que hay debajo de esta tierra pertenece a su pueblo”, loables palabras verdaderas que a nadie interesan, pues son recursos golosos de enorme tentación mundial, para corporaciones y gobiernos al tanto; títeres humanos, administrados como daños colaterales de alicientes mayores, a los que el tiempo, crónicas, documentales y películas como ésta colocan en su sitio de honor, ante ese reconocimiento negado en su momento; son informativas, son beneficiosas, son reveladoras, son apetecibles, son la mezquina realidad, oculta tras esa ficticia historia narrada por los beneficiados ganadores que salen en la foto, mientras se desprecia a los verdaderos héroes.
Es importante y merecido conocerles y recordarles, es lo mínimo.
Vergüenza británica, de alcance europeo y consecuencias globales.

Lo mejor; saber de ellos, con buen pasatiempo añadido.
Lo peor; que ocurriera.
Nota 5,7
interpretación 6 guión 6 música 5 fotografía 6 realización 6 montaje 5,5

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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La lección
La lección (2014)
  • 6,6
    482
  • Bulgaria Kristina Grozeva, Petar Valchanov
  • Margita Gosheva, Ivan Barnev, Ivanka Bratoeva ...
6
La lección (Urok)
El bien, el mal y su difusa línea.

“Gracias al ladrón, toda la clase tendrá que pagar”, lección moral de una profesora a sus alumnos que, por circunstancias inesperadas, dará un vuelco, para ser la maestra quien aprenda la dura lección de que mejor no hablar, ni juzgar ni ejemplarizar cuando nunca se sabe de lo que es capaz una, cuando se encuentra atascada entre una hiriente pared y una amenazante espada, ninguna de las cuales tendrá misericordia, ni dará tregua, ante una imprevista deuda monetaria, que va de mal en peor.
No eres culpable pero sobre ti recae la pena, quieres arreglarlo pero los inconvenientes se multiplican, solicitas ayuda y sólo usureros de mala calaña tienden una mano; “el proceso está abierto y no se puede detener”, la hipoteca vence, la subasta se abre y la desesperada protagonista intentando dar un castigo ejemplar al alumno ladronzuelo, cuando ella se meterá en aguas movedizas de fondo devorador, que amenazan con paralizar la respiración de los suyos ante la idea de lo que se les viene encima.
Directa, natural, sin rodeos, precisa y contundente, con una férrea protagonista que tendrá que enfrentarse a sus dilemas morales, para salvar a su familia; el honor y respeto por una misma, frente a la necesidad y urgencia de quedarse sin techo, todo está en venta, todos tenemos un precio, más cuando reina la incertidumbre, el desasosiego y el miedo y se está sola ante el peligro de quedarse sin nada y no tener con que alimentar a tu hija.
Un sólido drama búlgaro, donde se funden las dos caras de una misma moneda, calvario social ante un frío capitalismo, cuya absurda burocracia parece burlarse de sus civiles esclavos; de la estabilidad segura, a la extrema fatalidad, sin socorro al alcance, heroica madre coraje sin tiempo para la pena o la lágrima, cuyo temerario riesgo la lleva de cabeza a la cueva del oportunista lobo.
Realismo social, de tragedia humana, que se centra en la impasibilidad de un rostro comunicativo, que arde y se consume sin perder la compostura ni permitirse dar lástima; constantes primeros planos, que realzan la fuerza y valentía de la mujer, su robusto carácter y firme temperamento.
Cine reivindicativo, ilustrativo y denunciante, del estilo de Kean Loach, que deja de lado la ambientación ficticia y se centra en una estética fotográfica agria, veraz y doliente, para una exasperación contagiosa que anula a la equilibrada persona, para convertirla en cazador superviviente, al precio que sea.
No es una cinta comercial, no busca simplemente entretener, cámara en mano pretende levantar conciencias, reflexionar y reflejar la propia imagen, con su invertido homólogo que, lo queramos o no, vive con nosotros y según circunstancias, hechos, penuria o exigencia adquiere forma y se hace presente.
Interesante película, cuya intensidad remueve al involucrado espectador; ella no llora, resuelve.

Lo mejor; su protagonista y la vigencia de su guión.
Lo peor; la escasa divulgación que se le otorga.
Nota 6,1
interpretación 6,5 guión 6,5 fotografía 6 música 5 realización 6,5 montaje 6

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El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares
El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (2016)
  • 6,0
    20.567
  • Estados Unidos Tim Burton
  • Asa Butterfield, Eva Green, Samuel L. Jackson ...
5
El hogar de miss Peregrine para niños peculiares
“El mundo por descubrir” y Tim Burton estancado.

Estoy un poco decepcionada, la verdad bastante frustrada -y me dejo de cortesía ficticia-, esperaba más entusiasmo, más devoción por ella y no únicamente una magnífica recreación visual, que deja pobre a unos oídos, que no oyen una excepcional historia, y a una mente que no se ve nutrida, con una peculiar narración hipnótica.
La invención imaginativa, como base para superar el horror y dolor que siempre le acompañan pero, este cuento fantástico es satisfactorio en lo artístico, no en lo narrativo; no hay emoción, intriga ni suspense, ni magia que te succione con alegría y fervor hacia ella, ninguna sensación es alimentada, únicamente el sentido de una vista, que ve como se queda sola ante tan infructuosa encantada fábula.
Monstruos malignos contra inocentes niños, en un perpetuo bucle que les mantiene a salvo del paso del tiempo y el cambio del espacio, reiterativa repetición, de exactitud relójica, que se ve alterada e interrumpida por la llegada de un triste nieto, que echa en falta a su abuelo; ni la llegada al refugio, ni la explicación señalada, ni el contacto con los chicos, ni el descubrimiento de la historia, ni la llegada del enfrentamiento, ni la lucha de valientes contra esperpentos, ni el hogar en sí despiertan pasión o frenesí por lo contado.
Existe cierto desencanto por lo recibido, cierta desilusión por lo consumido, no hay ensoñación en la narración, tu corazón no palpita con aceleración ni se inquieta, no sufre ni sueña, no se enamora ni impresiona, sólo escucha, que no es lo mismo que respirar con vehemencia su alma...
..., y en este tipo de películas, en este peculiar género literario, fantástico, debes volar, estremecerte, vibrar y ser voluntario miembro del equipo, por la encandilada hechicería sentida; no es una gran golosina, ni siquiera un suculento caramelo, la tarta prometía mucho y era deseosa la fiesta de cumpleaños, pero resulta que te aburres y desganas, por no saber estimular con gracia y atino la esencia de la audiencia.
Tim Burton, ya son algunos los desengaños acumulados tras conocer, hace tiempo, tu excelsa obra y ser fanática de ella; Miss Peregrine y sus niños no son gran cosa, cierto es que el escrito no es cosa tuya y que el ingenio visto procede todo de tu talento directivo pero ¡es que firmas la película!, y cuando el espectador anuncia “voy a ver una de Burton”, ya hay, incluida en la sentencia, cierta elevada perspectiva con ansia de confirmarse, y aquí no hay lírica hablada, ni inspiración danzarina, los personajes no cautivan, no simpatizas con el hogar, no te mimetizas con su mundo, el hechizo poético de tus mundos no fluye, más bien se ahoga.
La construcción narrativa no es potente, ni sólida, pereza de remate en ciertos personajes se deja observar, esa puntilla deliciosa, que redondeaba a cada participante, en esta ocasión se obvia por inapetencia de grupo revuelto, sin estabilidad conjuntada, su estilo gótico se pierde, ante una inocua absorción del relatado cuento, etc, etc, etc...
...,¡te has vuelto rutinario, Tim Burton!, ya es hora de que recuerdes el hogar del que procedes y ¡la peculiaridad con la que contabas!
Apunte reflexivo, de quien se distrae tontamente durante la película: ¿de qué sirve tener abejas en el interior?, ¿qué clase de peculiar poder es ese?

Lo mejor; su estética y Eva Green.
Lo peor; la desgana recibida.
Nota 5,7
interpretación 6 guión 5 fotografía 6,5 música 5,5 realización 6 montaje 5,5

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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenas noches, mamá
Buenas noches, mamá (2014)
  • 6,2
    7.759
  • Austria Severin Fiala, Veronika Franz
  • Susanne Wuest, Elias Schwarz, Hans Escher ...
6
Goodnight mommy
“Mañana despertarás de tus sueños”..., no de tu pesadilla.

Tres personajes y una casa rodeada por un bosque, lejos de cualquier contacto humano, son las cartas de presentación de este sobrecogedor drama; sin información de entrada se presenta con un rostro oculto por venas, de operación previa, y con el miedo de dos niños, Elias y Lukas, hermanos gemelos que están viviendo una pesadilla, pues su supuesta madre, de nuevo rostro aún no descubierto, se comporta de manera extraña, autoritaria y temerosa, para dos desamparados retoños que se sienten intimidados y asustados.
Inquietante y siniestra, y aún me quedo corta, juega con la sorpresa final, con el cambio de roles conforme vas descubriendo los hechos; minimalismo de espeluznantes silencios donde el mal y la inocencia se confunden, aprisionamiento sin escape, de torturado vuelto depredador, que no duda en aplicar mayor baremo de crueldad, asfixia y desorden a un carcelario, que ya no tiene las llaves de la trastornada cordura, y se ha convertido en preso de sus propios reos.
Con lentitud y sabiduría crea expectación y angustia, incomprensión de un comportamiento materno que va elaborando, cual araña tejedora, una catarsis explicativa que colapsa con remate lo ya visto anteriormente; sencilla pero rotunda, vacía pero cargada de dolorosos sentimientos, que únicamente en ese enfrentado desenlace, de amarga y agitada resolución, salen a la luz de esa oscuridad perturbada en la que se mantiene constante el vidente.
Modesta, efectiva, lúgubre, terror psicológico del estilo de “Los otros”, de similar carácter y temperamento, que con su dilación de pausa y ausencia de diálogo abre una hondonada de interrogantes, sobre la anómala relación familiar que se observa.
“¡Tú no eres nuestra madre!”, o sí, o puede que esa no sea la cuestión principal, todo un interesante enigma que estupefacta, hiela y atrapa; las actuaciones de los niños son mejorables, pero se compensa con la intensidad aislada, solitaria y escondida de lo desconocido, que tortura y desasosiega hasta sobresaltar emotivamente en su encaje lógico, donde la alteración se vuelve asombro, del tortuoso daño de fondo.
Adorable falta de empatía y desconexión con los personajes, como clave del disfrute incomprensible de lo impenetrable a primera vista, paciencia y atención para una diestra dirección que juega con los claros y oscuros, con el suspense estático, con la rebeldía escapatoria, con el sentimiento anti natura, con el miedo indefenso, con el abuso desquiciado, con el infierno inocente... para dar las buenas noches justo en el momento oportuno y desvelar un misterio que acaba contigo, pues tras tanta angustia de encierro senil, es el espectador quien se colapsa, ante una mirada y reflexión que olvida la sensatez de la razón y se deja llevar por la conmoción de las emociones.
Buen trabajo de Severin Fiala y Veronika Franz, producción austriaca cortante, severa, gélida y determinante; imposible quedar indiferente y al margen, aunque no sea tu género favorito, si tienes calma y aguante de inicio, la espera merece la pena.
Psicología de sexto sentido, cuya perversidad presente es adulta y lobezna por partes iguales; tú serás la mayor víctima de tanta aflicción macabra.

Lo mejor; el inaccesible suspense que genera.
Lo peor; la interpretación infantil.
Nota 6,2
interpretación 5,5 guión 6,5 fotografía 6,5 música 5,5 realización 6,5 montaje 6,5

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1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ayuda de cámara (TV)
El ayuda de cámara (2015)
TV
  • 6,0
    662
  • Reino Unido Richard Eyre
  • Anthony Hopkins, Ian McKellen, Emily Watson ...
6
El ayuda de cámara (tv)
Entretenimiento señorial, de inteligente oratoria.

Un magnífico recital interpretativo de Ian McKellen, Anthony Hopkins y Emily Watson para tres absorbentes personajes, Bonzo, Pussy y, por supuesto, Norman, the dresser, el auxiliador y atento ayudante de cámara, cuya desbordante y carismática presencia te guían por toda la obra, esa magistral pieza de teatro que tiene lugar entre bambalinas, a la espera del socorrido alzamiento de telón que los lleve directo a su adicta platea escénica.
Un camerino, muchos nervios, preocupación y prisas, deliciosa e ininterrumpida magistral dialéctica y el divino espíritu de quien vive para y por su trabajo artístico, pero cuya mente fatiga y se halla ida y confundida en una exhausto y agotado cuerpo, que le sabe incapaz para su labor intérprete; pero “no puedo, no debo y no lo haré”, son palabras soberbias de quien, momentáneamente recupera la cordura del espacio y la lógica temporal, y que está a segundos de entregarse a un devoto público, que nada sabe del desbarajuste y caos martirizante que ocurre tras las cortinas del anfiteatro.
Cancelar o no la sesión, esa es la cuestión, para una representación shakesperiana que pasa de “Hamlet” para centrase en “El rey Lear”; fuerza, concentración, poderío, garra, desvaríos respetuosos de quien, enfermo, sanea y se crece al actuar dentro de su adulado personaje; una delicia de incesante retórica que permite desplegar todo su arte, y es mucho, a sus tres distinguidos actores protagonistas.
Un nuevo éxito de la televisión británica que certifica, una vez más, que no por ser un producto de consumo hogareño tenga nada que envidiar a los estrenos de la gran pantalla; es más, demasiados hermanos fílmicos deberían aprender de la sencillez y magnificencia de este pequeña joya.
Escuchar y observar, ambos sentidos, oído y vista, se verán gratamente recompensados con la demostración dramaturga de una sonora voz expuesta; la tiranía excéntrica del actor frente a la cordialidad homosexual de su inseparable ayudante, un amor platónico, bajo la segunda guerra mundial, rodeada de la grandeza del estrés, de la necesidad, del amparo, del esmero, de la dedicación de quien se entrega, en fervorosa alma de equipaje maltrecho, a su profesión amada.
Se alaba al actor, se tributa al teatro, se ensalza el género literario, el guión impacta de manera estimulante e hipnótica, un remake de “La sombra del actor” de 1983, cuyo mayor empeño es dejar claro su esmerada deferencia por su formato dramático, dejando al margen cualquier naturalidad o llaneza que le acercara con comodidad a la audiencia, y optando, con acierto, por mantener la poderosa exageración trágica.
Son artistas, dramaturgos, líricos, están más allá de lo terrenal y mundano, el escenario es su pasión, su vida el aplauso del público y Richard Eyre, rueda, con sobriedad y autoridad, el manejo sobrante de quienes recitan el texto, con la autosuficiencia de ser excelentes en ello.
Para público específico, de exquisito sabor elegido, que disfrutará de una maravillosa cinta teatral, cuya placentera respiración es de apreciada entrega.

Lo mejor; el guión y sus actores.
Lo peor; larga para quien no ame la obra Shakesperiana.
Nota 6,6
interpretación 7 guión 7 música 6,5 fotografía 6,5 realización 6,5 montaje 6,5

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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la pared
Tras la pared (2015)
  • 5,5
    2.087
  • Francia Clovis Cornillac
  • Mélanie Bernier, Clovis Cornillac, Lilou Fogli ...
5
Tras la pared
Alma desnuda, en conversación grata.

En los tiempos en que se rinde culto al cuerpo, donde el otro entra irremediablemente por la vista antes que nada, esta comedia romántica parte de la base contraria, del romance que se establece entre dos personas, en peculiar cita a ciegas, que nunca se ven, separadas por un frágil muro de vivienda de edificios no contiguos a través del cual se comunican incesantemente, siendo el habla e intercambio de personalidad lo que atrae y enamora.
Una pianista introvertida, harte de que los hombres la manden, que llega a piso alquilado/un creativo huraño, harto de la gente y sus estupideces, encerrado voluntariamente en casa, mengana y fulano como se hacen llamar -pues ni siquiera el dato etiquetado del nombre es necesario para conocer el interior de una persona-, que empiezan a malas, de riña vecinal constante -como toda buena pareja con futuro-, pero que pronto tienen ese momento de tregua exhausta y sinceridad repentina que les lleva a descubrirse, interesarse y querer saber más del ingrato, ahora seductor vecino, donde se mantiene el pacto de negada identidad física, pues su relación es perfecta para ambos tal y como está.
Y a partir de ahí trata de vender simpatía, cariño, dulzura y diversión ocasional de entretenimiento medio, y aunque no lo logra con efecto pleno, es verdad que sus dos protagonista encantan lo suficiente para seguir viéndola, a pesar de ser consciente de su calidad estándar neutra que poco logra, aparte de amenizar un tiempo moderado con escaso material, de bondadosas intenciones.
Es buena la idea, amor de verbo y dicción, donde el individuo se crece y hace valer al no depender de su esmoquin corporal y ser el interior de su esencia la que adquiere forma, en la mente y corazón del receptor ávido de oírle; pero como tantas otras veces, del querer al lograr puede haber un inmenso abismo, y aunque aquí no es de tan vasta anchura, si es de obvia distancia entre lo pretendido y realizado.
El guión posee las armas justas para ser agradable, complaciente y bondadoso -con leve toque de lela simpleza-, espíritu candoroso y pueril que no hiere, ni hierve, ni levanta expectativas, todo ligero, fugaz, libre de ninguna carga y olvidable al instante de su consumo; cierto es que ejecuta con cierto sabor y gracia, lo suficiente para que surja la sonrisa y esa actitud condescendiente de quien mira distraído, aunque sin gran atención ni mérito por ello.
Ojos que no miran, pero con profundidad sienten, a través de esa relajación y confianza de mostrarse como se es en alma, relegando lo tangible a desdeñable secundario; pero la carne tienta, excita, se impacienta y solicita desahogo, el contacto carnal llama insistente y rompe la beatitud de armonía establecida.
Las palabras son hermosas/el abrazo necesario, las manos del ser amado acariciando la piel y el beso de sus labios requisito de urgencia que se puede postergar un tiempo, pero nunca indefinidamente sin fecha prevista de encuentro y mezcolanza.
“Encontré una compañera que me brinda lo buscado, el amor que yo siempre he añorado, sólo para mi”; bonita ¡poco más!

Lo mejor; la escena final y la gracia de sus protagonistas.
Lo peor; el común hastío de no consolidar una óptima argumental idea.
Nota 5,1
interpretación 6 guión 5,5 música 5,5 fotografía 5 realización 4,5 montaje 4,5

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2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando tienes 17 años
Cuando tienes 17 años (2016)
  • 6,4
    1.536
  • Francia André Téchiné
  • Sandrine Kiberlain, Kacey Mottet Klein, Corentin Fila ...
6
Cuando tienes 17 años
..., una tortura silenciosa, de confundida mirada.

Nadie dijo que enamorarse fuera fácil, ni que vivir el amor diera seguridad de continuación de éste; miedo, desconcierto, incertidumbre, la vida se nutre de ellos, pero también de cariño, alegría y esperanza, pues mientras se está vivo la oportunidad existe, sólo hay que darle espacio y tiempo para que llegue, crezca y madure.
Pero la paciencia no es la mayor virtud de la adolescencia, con sus hormonas en ebullición, sus arrebatos tempestivos y sus incontrolados deseos, de efecto inmediato pero reflexión lenta y atolondrada; el cuerpo manda, para errar en forma y precipitarse en valentía, y así dar paso a una reposada razón que confirma los sentimientos y mueve, de nuevo, a ese efusivo traje corporal, ahora sí, con más acierto.
Dos jóvenes, de distinta crianza y experiencia desigual, cuyas confundidas emociones marcan su pauta de andadura, en una tensa relación de atracción/desprecio, que irá progresando según las circunstancias les unan y den lugar a bajar la guardia, intimar y descubrirse.
La mirada/el recelo, las dificultades/las comodidades, la gratitud/el vilipendio, lo dicho con la mirada/lo silenciado con las palabras, los puños ante la ausencia de abrazos, el golpe de las manos, como anhelo de caricias lejanas; los 17, una edad complicada, ardiente, temerosa, vibrante y llena de opciones, aún se está por conocerse, por reforzarse con la sólida confianza de los años, pero por ello mismo todos es nuevo, inocente, torpe y aturdido, hermoso e inhóspito, ferviente y doloroso.
André Téchiné ofrece el relato juvenil de un amor, que madura y se afianza mientras la vida pasa y sus emociones, ilusiones y pormenores marcan la existencia y la personalidad de sus allegados; naturalidad y cercanía, viveza y compartida empatía son sus triunfos, te mantiene con entusiasmo, con dedicación, con expectativa atenta a sus trimestres, una sentido año escolar, de inolvidables sucesos y recuerdos de por vida.
La comparativa situacional atrae, interesa su equívoco juicio, seduce su actitud mutua, caldea su fogosidad invernal y su florecer primaveral, todo es Tom y Daniel, dos jóvenes situados en los pirineos franceses, que están por entrar en la edad adulta con todo lo que ello conlleva; pero su historia no acaba de definirse con concreción, toca muchos puntos sin explotar ninguno con plenitud, para conformarse con ser agradable y simpática.
Sin duda gusta, les coges cariño y sigues su rumbo con entretenimiento grato, sus interpretaciones están abiertas a formar parte de su narrativa, avanza con exactitud consciente del control de los tiempos y, aunque cercioro que falta más incursión aflictiva e intensidad afectiva de curiosidad no resuelta, también confirmo que no se echa de menos durante su concentrada visión; una entrega satisfactoria, absorbente y digerible, gracias a la apertura cariñosa de sus tres intérpretes en sus respectivos personajes.
¿Cómo se combina ambas sensaciones?, nada más acabar estás contenta y complacida con la narrado, a medida que digieres su consumo echas de menos una exploración más profunda, más redondez en su remarque, mayor absorción en su sensibilidad expuesta.
“...te falta confianza en ti, en los demás, en la vida misma”, son los diecisiete, sus portavoces por igual se apasionan, retraen que se vuelven locos de impotencia, todo por saber se creen que ya se sabe, con energía sobrante ésta domina mayormente las acciones aunque, ya la cavilación y su pensamiento empiezan a surgir con fuerza, todo se vive con potencia y entusiasmo para, por siempre, ser recordado.

Lo mejor; la comodidad transmitida de sus actores.
Lo peor; el guión, en el fondo, simplemente busca agradar, no perforar.

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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Daughter
The Daughter (2016)
  • 6,1
    138
  • Australia Simon Stone
  • Odessa Young, Geoffrey Rush, Sam Neill ...
5
The daughter
Sobrevalorada oculta verdad.

“Con el tiempo es mejor una verdad dolorosa, que una mentira útil”, por tanto, y en boca de un alcohólico en plena borrachera, “no necesitas sentir miedo de la verdad”, se supone que ésta une y hace libres, pero te equivocas, algunas verdades son innecesarias, no aportan nada bueno ni ayudan lo más mínimo, únicamente destrozan y causan profundo dolor ajeno, irremediable, y no todo el mundo está preparado para una imprevista sinceridad, que romperá corazones y fustigará la inocencia dichosa de estimadas y bochantes almas.
“Es tan antiguo como las montañas”, historia tan vieja como el mundo y, aunque es fácil adivinar el secreto de su drama escondido, no importa, su punto álgido mira hacia los sentimientos de quien, devastado, quiere hacer partícipe a los demás de su mísera ruina y destrucción, pues el mal compartido se lleva mejor y no hay peor sufrimiento que padecer roto y hundido, mientras los de alrededor viven su felicidad con jodida alegría, sin miramientos hacia tu invasora desgracia.
La familia, su pasado, presente y tapados vaivenes, las relaciones paterno-filiales y el amor, recibido u obviado, como centro de la polémica; son los actores los que sostienen la película, su sólida y marcada interpretación, de involucrada generosidad, absorbida plenamente por el vidente, puesto que el relato, en sí, no llama poderosamente la atención, es una clásica tragedia de familia pudiente, en el mundo rural de un pequeño pueblo, donde los secretos revelados tensan las relaciones entre ellos.
La dirección presenta, como lanza seductora y diferencial de un suceso cotidiano, según épocas y niveles, el letargo escénico, la paciencia observadora, los paisajes comunicadores, la fotografía atestiguada, una visión y habla desconectados por aflicción y hallazgo, con esa gestualidad de incendiado contraste..., como parte reclamante de su hábil escogida manera de relatar una sensible crónica, que va directa al matadero explosivo de la inoportuna honestidad, a través de un hijo dolido, enfadado y colérico, con su afortunado padre odiado.
“¿Podría ser tu hija?”, y el deshojo de la margarita lleva a un sí de respuesta confirmada por el propio argumento, para introducir al espectador en esa inquietud, de participar de la verdad y temer si ésta será revelada o silenciada por su involuntario receptor, angustia no demoledora, pero si preocupante de seguir los pasos y actos de este anulado retoño, ya crecido, que tiene excesivas cuentas pendientes sin aclarar ni resolver.
Padre que decepciona, más hijo resentido, igual a esa tercera opción que aún está libre de carga y tiene a su disposición el no heredar la costosa y amarga herencia familiar; adaptación de la obra de teatro “El pato salvaje”, es emotiva, frágil y lacerante, se viven sus sentimientos con la serenidad y temple de una introducción calmada, sin prisa pero con paso firme, que como los buenos cuentos introduce despacio a cada personaje, su lugar y situación, para más tarde, y con la misma tranquilidad y sosiego, romper la beatitud y clamar al infierno por lo hecho.
“The daughter”, la hija de todos y de nadie, toda luz, sonrisa y alegría, inteligente y curiosa por edad y conocimiento, de personalidad única, su ignorancia será un regalo arrebatado por sorpresa, de inevitable desgracia.
“Después de la verdad, no hay nada tan bello como la ficción”, y en ella preferirían estar.
Lo mejor; sus actores y fotografía.
Lo peor; en su tardanza por arrancar puede perder adeptos.

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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rumbos
Rumbos (2016)
  • 6,1
    2.854
  • España Manuela Burló Moreno
  • Karra Elejalde, Fernando Albizu, Carmen Machi ...
5
Rumbos
Me quieres, pero no me amas.

Historias dentro de una historia, éstas tienen poco tiempo y espacio para desarrollarse, así que deben aprovechar con inteligencia los minutos concebidos, para ofrecer un desarrollo digno y consistente que atraiga e interese, no un simple desfile de reconocidos actores, en situaciones simpáticas o amargas, que apenas transmiten ni aportan nada.
Diferentes cortos dentro de un largo, mismo tema de fondo con variación en las circunstancias y desenlace y el amor, en sus alternativas versiones, es la estrella en estos casos; enamoramiento fugaz, inicial o terminal, según se tercie, y todas las sensaciones de esperanza o desilusión que genera.
Se requiere habilidad para narrar con brevedad, hay cierta tendencia a posible insatisfacción, ante la vacuidad o falta de remate de las narraciones; debe haber gancho, corazón y empatía con los relatos y sus vidas, gracia y encanto suelen ser sus señas, entretener ligeramente su finalidad generalizada.
4:30 de la mañana, la voz de Julia Otero anuncia náufragos nadando en un océano de asfalto, etiqueta de estas seis historias entrecruzadas y, aunque empieza con saludables ganas de interior apetecible, pronto va perdiendo fuerza y fuelle hacia una tibieza de desinterés, que no aportan apetito consistente o nutritivo de complacencia o agrado.
Un programa de radio y la carretera conectan a un grupo de personas que se mueven entre un taxi, un deportivo, un camión, una ambulancia y un autobús, buenas actuaciones, de cercanía dialogante, para alternos grados de soledad de resolución necesitada, todo envuelto en una fotografía urbana que juega al encaje matemático con excesiva comodidad y desgana en su apuesta de rodaje, pues tienta a no prestarle toda la atención debida y obviar parte de su rumbo.
“¡Tú nunca preguntas nada!” y se cuestiona si es indiferencia o confianza dicha aptitud; para el aburrido vidente es la primera, y va creciendo al ritmo insustancial que los duetos provocan, pues ni captan, ni emocionan, ni van más allá de un oír por ver, pues es tan sólo hora y media de cinta y programa.
“El que espera desespera” y no andas lejos del tal sentimiento, a la simple dirección de Manuela Burló Moreno se le añade un alma sin compromiso ni atractivo, sin sabor ni jugo que no involucra al espectador, el cual se queda oyendo y mirando pero con hambre de historias más suculentas, con entidad más gustosa y más carácter en su personalidad.
“Rumbos”, una película nocturna, afligida, de añoradas ausencias, en personajes cotidianos con necesidades al acecho que reclaman sustento; sus diálogos son poco sutiles, sus escenas demasiado indolentes, el accidente y el azar su cosido de anexo, todo con buena predisposición, de absorción pobre y anémica, pues carece de solidez en su esencia..., se confirma la tendencia a la insatisfacción indeseada.

Lo mejor; sus actores.
Lo peor; diálogos que no inspiran una acentuada atención.

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2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Dios nos perdone
Que Dios nos perdone (2016)
  • 7,1
    34.469
  • España Rodrigo Sorogoyen
  • Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Javier Pereira ...
7
Que Dios nos perdone
Y arrepentido ¡le pilló Dios!..., pero ya no valía.

“¿Qué harías si lo tuvieras enfrente?”, disfrutar de este rotundo, vibrante y elaborado guión, un magnífico thriller policíaco, de negro dramatismo, de intensa tensión, de ironía macabra..., redondeado espléndidamente por unas sobrias y estupendas interpretaciones, de naturalidad y realismo absorbente.
Dos soberbios actores, avaladados firmemente por su grupo acompañante, en un argumento intrigante, perspicaz y eficiente en su labor de atrape y suspense, de desasosiego e incertidumbre, de investigación, rivalidad e intimidad que se vive con interés, pasión y determinación gracias a una sólida estructura, que se desarrolla con precisión de solvencia, para crear ese ambiente puro, tormentoso y descifrador de un asesino en serie, que comparte demasiado con los investigadores que le buscan a la contrarreloj caza.
Uno bravucón, violento, insolente y auto destructivo, de la vieja escuela/el otro tartamudo, introvertido, observador y conciso, ambos con problemas en su vida personal; las relaciones en cercanía no son lo suyo, se les da mejor con muertos y culpables aún desaparecidos; la brutalidad una forma de expresión/la serenidad fingida, calma que inquieta, se entienden y soportan por tramos, les une la voluntad de resolución del caso; con oscuros y claros, más de lo primero que de lo segundo, de esforzada alma y corazón tempestuoso captan la atención del espectador y su vigilia, sus ganas de conocimiento y comprensión con una veraz atmósfera, que se respira y goza con sencillez de pleno acierto.
Lo que se esconde y manifiesta, en un verano de calor asfixiante y confusas ideas, que potencian un temperamento que se intenta controlar; orden y pulcritud frente a estallido caótico, presión, estrés, frustración, todo envuelto en un insano cóctel sentimental, de sensaciones punzantes y emociones tirantes, que Rodrigo Sorogoyen maneja con destreza de adecuada dosis, para lograr esa enfermedad afectiva hacia una historia con carácter, de temperatura creciente, cuyo diagnóstico es hipnosis sistemática, de eclipsada razón, y su receta sentarse, sentir, escuchar y dejarse llevar.
“...., contaría hasta diez antes de actuar”, y como en toda anestesia, quedas ensimismada y traspuesta mucho antes de llegar a tan mágica cifra por su vivacidad, energía y discurrido tullimiento; a estas alturas no voy a descubrir el demostrado talento de Antonio de la Torre, obviedad artística, una vez más latente en esta nueva aguda actuación, reforzada con maestría por un potente Roberto Álamo, como amargado de desgraciadas aventuras; un convincente trama de resultado gratificante, digno representante del mejor cine español.
Sórdida y opresiva gusta a amantes del género, a la audiencia genérica y a críticos con la filmografía de la tierra; trabaja sin descanso, en su angustia respirable/en su antítesis irrespirable, ambivalencia represiva, de interior sugerente, que explosiona por inesperadas descargas, de absorción suculenta y satisfactoria.
“Que Dios nos perdone” y ¡que nos coja confesados!, ante un mal inminente, de ejecución inevitable y consecuencias desastrosas..., buena ¡sin más!

Lo mejor; guión, interpretación, ambientación y dirección.
Lo peor; que no hayan más, de mismo estilo y calidad.

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7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El plan de Maggie
El plan de Maggie (2015)
  • 5,5
    2.623
  • Estados Unidos Rebecca Miller
  • Greta Gerwig, Julianne Moore, Ethan Hawke ...
6
Maggie's plan
Interesante paso del tiempo y los anhelos.

Es confuso escribir sobre esta película, dar una opinión concreta, aún no definida del todo, tras verla, pues sigue reinando el revuelto de pasos observados, en un encadenado término sensato.
Porque la protagonista es un desastre intelectual de buenas intenciones, que no aciertan en su propósito ni en su destino; simplemente se deja llevar por un azar, al que trata de evitar a toda costa, con sólidas y meditadas decisiones propias, para descubrir que ha sido víctima del oleaje y la agitación de ésta, con guasa de punzante y calamitosa broma.
Como representante medio del ser humano inteligente, resolutivo, y al tiempo perdido y desconcertado, quiere decidir por si misma su rumbo, ser ella quien dirija el navío de su aturdida existencia, por lo cual se embarca en un objetivo de madre soltera inseminada, para terminar lamentando acabar en extremo opuesto y conjurar por salir indemne del enredo, con una amañada jugada que sirve una coercitiva mesa de tentativa telaraña, para que los elegidos comensales, víctimas inocentes de su propio ego, disfruten de la comida trampa que liberará a la asfixiada princesa, aprisionada en castillo indeseado, que en su día estropeó dirección y obvió su deseado camino.
Y soy tan enigmática en mis palabras porque lo contrario sería revelar la gracia, sorpresa e ironía de un argumento fresco, torpe e intrincado, que tiene su gran baza en ese envolvente aroma a lo mejor del excéntrico ridículo de Woody Allen, más el ardiente frenesí de Baumbach.
Sólo que la combinación de ambos no llega a puntos estrambóticos rojos, ni a profundidad mordaz en su pretendida incisión; es aguda, locuaz, libre y simpática, posee esa dulzura del amor imprevisto que todo lo puede y todo lo arruina, para volver a una calma de finalizado inicio, donde se disfruta de haber llegado sana y entera tras tanto vaivén y estropicio.
“Sólo enfrento mi realidad” y con ese loable propósito una ingenua, ágil, mareante y expresa mujer soltera, abre las puertas de un periplo de sentimientos equívocos y emociones chispeantes, que la desorientan y trastocan hacia erróneo sentido, bien rodeada de secundarios de lujo que la ayudan en su imperfección de andadura desordenada y divertida; Greta Gerwig, Ethan Hawke y Julianne Moore, un trío magnífico para un jardín de caótica relación a tres bandas, que posee su personal jardinero y su ocasional rosa, más aquella otra flor madura, concisa y firme que siempre espera su vuelta de interés y atractivo.
Una pequeña historia, catalogada como comedia romántica indie; no me gusta dicha etiqueta pues su comicidad y romanticismo fluyen frágiles, esquivos e incoherentes como la vida misma, con inoportunos desaciertos que llevan a acertadas decisiones, tratando de no herir a nadie entre medias y, a poder ser, resolviendo de una vez por todas que se quiere e ir a por ello, sin torcer timón ni soltar amarras.
“Lástima que no se pueda devolver a un marido a su ex mujer”, y con la posibilidad de ello este incesante dialéctico guión, de sabia dirección invisible en su captación, juega a juntar, romper, liar y volver a unir, en un recorrido ameno de sentimientos dulces que entonan, entretienen y agradan, por su revoltijo de diestro apaño.
“Maggie’s plan”, unos planes que la propia Maggie olvida temporalmente para actuar de alcahueta y tener, de nuevo, la conquista de los mismos a su alcance, todo ello rodeada de buenos amigos consejeros que de nada le sirven.
Una cosa es lo que se quiere, otra lo que se puede, otra lo que se consigue, otra lo que se añora, tras tanto rompecabezas de destartalado viaje..., y aún así, hay esperanza de felicidad plena.
Sin ser explosiva es ocurrente, a nivel de anécdota curiosa sobre el devenir de la vida y sus inesperados deslices y contratiempos.

Lo mejor; las intenciones liantes de su guión y su trío protagonista.
Lo peor; en la práctica, tan prometedora teoría no remata con avidez ácida.

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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bad Hurt
Bad Hurt (2015)
  • Estados Unidos Mark Kemble
  • Ashley Williams, Theo Rossi, Karen Allen ...
6
Bad hurt
Nadie quiere estar en su lugar.

“Bad hurt”, malheridos, ¡y vaya si lo están!..., en esta familia desecha y golpeada, con una hija retrasada -como prefiere decir la madre- enamorada e intratable, con un hijo ex-combatiente de Irak, seriamente dañado con estrés post traumático de su experiencia militar, con otro desesperado por impresionar a su devastado padre, ex-alcohólico a punto de recaer, pues está al límite del aguante y no supone ninguna ayuda para una esposa resignada/madre luchadora que no se queja, que no abandona y que cuida de todos menos de si misma, todo ello en un pequeño pueblo olvidado de la mano de Dios, de costumbres y relaciones cercanas, donde todos se conocen para bien o para mal.
Pesa, asfixia, aflige, su argumento duele y se sufre con angustia, puesto que parece que ninguna alegría es merecedora de llegar a un hogar de buenas personas, en las cuales el destino se ha cebado masivamente.
Su objetivo es plasmar cada uno de los personajes, situación y trayectoria con recóndita sensibilidad y pesadumbre, así como la unión sólida entre ellos, o distanciamiento de verdades confesas según momento y espacio; la dificultad del día a día, la apatía generalizada, la decepción de los rotos sueños, la extenuante lucha, el quebradizo ánimo, el ocasional enfrentamiento, el agotamiento de la resignación..., todo sin perder de vista que son una familia y lo que ello significa.
Aceptar la realidad y dejarse de historias distorsionadas, que manipulan el presente para hacerlo más soportable, pero también exasperadamente fraudulento; el amor, el rencor, la ira, la desidia..., un conglomerado de sentimientos hondos, frustrantes y dolientes, para un drama sencillo en su planteamiento/arduo en su recogida mochila, de peso profundo y espeso.
“Shock es cuando estás tan herido que no sientes nada”, exhaustivo análisis sensitivo de un clan y sus perniciosos secretos, cuyo cuerpo y mente son golpeados sin tregua y con inmerecida amargura; sincera y concienzuda en su denuncia, según papel y situación escogida del personaje -trato discriminatorio a discapacitados, atracción sexual entre ellos, abandono del cuidado del soldado herido por el ejército, matrimonio distanciado e indignado por el destrozo situacional derivado, idolatrado hermano hundido, las drogas y su abuso, la inocencia y sus gestos...-, con intensas interpretaciones a la cabeza, que ayudan a esa atenta mirada ofrecida gracias a la guía de un conductor de autobuses para gente deficiente, que aspira a ser policía y válido ante los ojos del padre.
Dura y agria de observar, es la honestidad interpretativa del rostro de los actores lo que cautiva y alienta; es implacable, es consistente, es perseverante, intimidad relegada al olvido por una calamidad de sentimientos encontrados que abruman, atacan y comprometen.
Vivieron tiempos mejores de felicidad y esperanza plena, ahora adormecidos, agotados y exhaustos por un presente malogrado y ruinoso, sobre cuál futuro nadie se plantea hablar o imaginar, pues ya tienen bastante.
“Bad hurt”, malheridos, ¡y vaya si lo están!..., pero en unida y orgullosa familia.

Lo mejor; la cautividad facial de sus actores.
Lo peor; la dirección de Mark Kemble, novato en la materia, no da mucho juego.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
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