Para mi sorpresa, la sala a la que fui estaba repleta y lo estaba de gente joven. Acostumbrado como estoy a ver las salas casi vacías me quedé atónito. Algo se me escapaba y no sabía qué. ¿Habría muchos efectos especiales? ¿Quizás peleas interminables entre malos muy malos y buenos muy buenos? Cuando acabó la película nada de esto me parecía, por lo que sigo en mi perplejidad.

Sí que es cierto que podría pensarse en la clásica figura del antihéroe. Joker allá en su ciudad Gotham, es una especie de superhéroe pero con chaleco amarillo y no solo los sábados. Si esa es la explicación diré que no me gusta. Recordemos que Joker es el malo, siempre lo ha sido. Este Joker es diferente; está afectado de un trastorno mental que le hace reír compulsivamente y que hacer parecer que se ríe de nosotros; quizás sea así. Pero esta posibilidad argumental no se desarrolla por el director. Más bien deriva hacia una especie de líder de la revuelta de los descontentos del sistema, pero una revuelta que está mal dibujada y peor desarrollada.

Corro a posicionarme sobre el film. Me gustó y me gustó mucho, pero no por ese trasfondo social, ni mucho menos. Me gustó por la increíble interpretación en primer plano casi continuo de Joaquin Phoenix y por los movimientos y la posición de la cámara, que implica, como hace mucho tiempo que no veía, un profundo estudio de las posibilidades cinematográficas que muchas veces permanecen sin explotar, con un resultado francamente bueno. Con estas dos cosas ya me basta porque ambas son muy buenas.

Estamos ante un film que rezuma clasicismo por todos sus poros. Ya hace tiempo que no veíamos en el cine español y me atrevería a decir en el cine mundial un film con unos diálogos tan trabajados en unos planos que buscan siempre el mejor ángulo y que casi siempre lo consiguen.

Podría decirse que unos diálogos así podrían restar un poco de credibilidad a la película, pero no lo creo. A mí me ponen camino del aroma de un cine que ya no se estila en la cartelera actual. Es verdad que el film está ambientado a finales de 1975, y que para entonces se hablaba de forma un poco diferente, aunque no tanto, que yo ya tenía una edad y lo recuerdo.

Quizás no esté muy de acuerdo con la elección del blanco y negro. Como he dicho yo era ya un adolescente y mis recuerdos son en color. Reconozco que tratándose de una película de detectives tampoco le va mal la elección del no color. Por encima de todos, están los actores. La mayoría desconocidos para mí, pero que hace un cocido, junto a los planos, los diálogos, y la historia que se cuenta, un cocido cinematográfico muy contundente.

¿Qué se quiere reflejar? ¿El fin de una época y el inicio de otra? Lo más seguro que sí. Como testigo, más que como actor de la época, yo diría que lo se percibía era un continuum que yo diría que llega hasta ahora. En todo caso, gran película.

La guerra civil tiene que darnos todavía muchos buenos momentos cinematográficos. En esta ocasión, se trata del famoso episodio ocurrido el día de la Raza de 1936, el 12 de octubre, centrado en el famoso enfrentamiento que tuvieron Unamuno y Millan-Astray, el glorioso mutilado.

Había leído muchas veces sobre este enfrentamiento, pero nunca con el detalle con que lo hace la película. Eso es lo que tiene un film, que te hace conocedor de detalles históricos poco conocidos. He aprendido cosas que no sabía, lo que ya me vale el precio de la entrada y el tiempo dedicado. No entro a valorar la crítica franquista a la versión de Amenábar. Por lo que sé se acerca bastante a la realidad y, por otra parte, no siempre el cine, aunque sea histórico, tiene que ajustarse al ciento por ciento a la historia, más aún, cuando existen varias versiones.

Caeré en el tópico y diré que Karra Elejalde está que lo borda en su papel de Unamuno, aunque no menos que Eduard Fernández en su papel de Millán-Astray. Para mí, el principal valor de la película es la conciencia de lo difícil que resulta en una situación bélica mantener una actitud coherente o ser un espíritu libre. Unamuno lo fue y así le fue. El mérito de Amenábar es haber hecho un film coherente e interesante a partir de una simple anécdota, que por importante que fuese, no dejaba de ser eso, una anécdota; entre otras cosas, para eso está el cine, ¿no?

Las películas que son de viaje por el espacio y en donde no aparecen extraterrestres asesinos no suelen ser de un ritmo frenético. Normalmente, son de un ritmo pausado, bastante introspectivas, con mucho dialogo interior. Por eso, esta película no me pareció lenta, que para muchos es sinónimo de aburrida; en todo caso, me pareció que tenía el ritmo adecuado y más si hay una relación padre-hijo fallida, donde el hijo cruza el sistema solar entero para llegar hasta el padre.

No es en la relación padre-hijo donde hay que buscar lo bueno, que lo tiene, de este film. Esa relación está bien descrita, pero es algo coja, siempre vista desde el punto de vista del hijo, porque los hijos nunca acaban de entender porque sus padres, normalmente en sentido estricto, es decir, excluyendo a las madres, les dejan de querer y son muy capaces de pasar el resto de sus vidas sin ellos, pero para los padres hacerlo es algo perfectamente posible, por increíble que parezca, que a mí, como padre me lo parece, increíble, quiero decir.

Para mí lo bueno de este film es su veracidad. No vemos un mundo futurista muy alejado del nuestro. Es un desarrollo esperable. Sigue habiendo cohetes, módulos lunares, traje de astronautas que recuerdan mucho a los trajes de los pioneros. No hay extraterrestres, y la única escena de terror está muy bien conseguida. Decía Goya, el famoso pintor aragonés, que los sueños producen monstruos; ese es el caso, de ese padre endiosado viviendo a años luz de su planeta, y a quien su hijo deberá poner en vereda.

Casi obra maestra, como casi todos los capítulos de la serie en que está basada esta película. Durante años vi capítulo a capítulo esta serie de factura magnífica como se suele decir de tantas producciones británicas, con toda la razón, sea dicho de paso. Uno siempre espera una interpretación impecable, unos decorados acertados, una fotografía acorde a la época, un vestuario de lujo, si la época y las circunstancias lo exigen, una banda sonora muy conseguida, y una dirección a una gran altura, que aúna en un solo producto tanto mérito.

Sin embargo, lo que para mí marca de forma definitiva a "Downton Abbey" como una gran obra, ya sea televisiva ya sea cinematográfica son los cuidadísimos diálogos. Pocos veces en mi ya larga vida he oído y escuchado unos diálogos tan cuidados, tan perfectos, tan llenos de contenido que dan vida que unos personajes en una época complicada, y que seguramente los sitúa por encima de lo ética de los personas que intentan recrear, pero poco importa; lo que me gusta, y creo que nos gusta, es ver que puede haber rencillas, que puede ver discrepancias políticas, que puede haber confrontaciones de egos, que puede haber personas alejadas de los cánones por algunos exigidos, y sin embargo, a pesar de todo y de todos, saben comportarse con respeto y educación. Quizás sea demasiado bonito para ser real, pero está tan bien hecho, resulta todo de un engranaje tan perfecto, resulta todo tan consolador que no nos podemos negar a que por una vez sea verdad.

Pero no es solo esa perfección técnica que realza unos diálogos ingeniosos y a la altura de los mejores dramaturgos ingleses por lo que puede apreciar esta obra. Hay también humor, e ironía. Y hay también unos planos que son de lo mejor que recuerdo de los últimos años. Me quedo con uno solo, a título de ejemplo. Es esa escena en que la servidumbre o servicio de Downton Abbey sube triunfal las bandejas para servir a la reina y a sus acompañantes. En un travelling paralelo y en plano corto de considerable duración, la cámara se centra en las bandejas mientras va siendo llevadas desde las cocinas hasta el comedor y seguirá centrada en ellas por encima de las cabezas de los comensales. ¿Hay quien dé más?

Diré para empezar que me ha gustado este film sobre la llegada de un huracán a las costas de la Florida, tema ahora tan de actualidad. Sin tener nada en especial, contiene elementos que hacen de ella una obra bastante estimable. Citaré unos cuantos. El elemento de terror no es algo sobrenatural; es la propia naturaleza en sus dos vertientes, viviente o inerte. En esta ocasión no es el padre quien tiene que intentar salvar a su hija, sino justo al revés. Por otra parte, se da una perfecta conexión entre la afición de la heroína, la natación, y el elemento terrorífico del agua desbordante, todo ello vinculado a la figura del padre.

En cuanto a los aspectos más técnicos, el film está muy bien rodado, con el ritmo justo, la duración exacta y una buena dosificación en la introducción de los elementos de terror. Es cierto que la película no sobrevuela muy alto, eso es verdad, pero a mí me resultó entretenida e interesante, ojalá fuese el caso de otras muchas. Destaco ya para acabar, la participación de la protagonista, Kaya Scodelario, para mí desconocida hasta el momento. Buena parte de los elementos positivos de la película recaen o giran sobre ella.

Conviene escribir las críticas en cuanto se ve una película porque luego pasan las semanas y los recuerdos quedan brumosos. Dicho esto, que quizás no venía a cuento, diré que puedo entender perfectamente a quien, como en la sesión a la que asistí, cogió la puerta y se fue a media película, pero también puede entender que este film algunos lo consideren una obra más que considerable.

Este es mi caso. Se trata de una película muy larga y siempre he dicho, y esta vez no diré lo contrario, que cada minuto que un film se alarga de las dos horas debe justificarlo minuto a minuto. Falla en esta ocasión algo muy importante como es la unidad de la obra. Hay en esta película varios cortos, eso sí, que por sí solos son estupendos; me refiero a las escenas de rodaje del western, o Leonardo Di Caprio en su roulot despotricando contra si mismo por su incompetencia, la secuencia de Brat Pitt en esa especie de rancho alejado, o las escenas finales, entre otras. Cada uno de estos cortos vale por si mismos mucho más que la gran mayoría de los productos que asoman por nuestra cartelera estos días, y ya eso justifica muy mucho el precio de la entrada.

Reconozco que ya fui un poco entregado. Cuando oigo que una película es un homenaje a una época, ya me imagino un guion un poco deslavazado, avanzando a trompicones. En este caso, hay que reconocer que la presencia de Bratt Pitt y Leonardo di Caprio hacen de pegamento necesario para dar esa unidad difícil de conseguir. En definitiva, un film quizás algo largo, pero también muy interesante, sobre todo por aquello de soñar que la realidad pueda ser diferente, si pensamos en Sharon Tate, sobre todo., ¿quién lo ha hecho alguna vez?. Una sugerencia, quizás estaría bien que Tarantino se buscase un coguionista, uno no siempre puede con todo.

Yo creo que la vaca no da para más, o mejor dicho, da para mucho más si nos conformamos con historietas normalitas salpicadas de bromas más o menos afortunadas. Que conste que en mi adolescencia me leí un montón de cómics de Spiderman con argumentos poco profundos. Me leía uno tras otro y me parecía bien.

Ahora no es que me haya vuelto sibarita pero, claro, desplazarse a una sala cinematográfica, pagar el precio de una entrada nada barata, y pasar más de dos horas sentado ante la pantalla para ver más o menos siempre lo mismo, cuando los opciones de ocio son tantas y tan variadas, exige un esfuerzo a veces propio de un superhéroe. Vamos, que no es lo mismo ver la versión cinematográfica de mi superhéroe favorito, que ver una entrega tras otra, a mi edad.

Que conste que no por ello abomino de esta nueva entrega. No me aburrí en ningún momento, a veces me pareció ingeniosa, otras algo repetitiva o previsible, pero dentro de un límite. Es cierto que un verano especialmente aburrido en lo que se refiere a estrenos ayuda a elegir esta película.

Le reconozco ya para acabar, y a pesar de lo dicho, un esfuerzo conseguido de una cierta originalidad dentro de un argumento ya muy mañido: Un Spiderman adolescente en viaje de estudios por Europa, tan enamoradizo como siempre, y que tiene que asumir su papel de superhéroe a pesar de que las hormonas le piden otra cosa.

Hace tiempo que no veía una película de dibujos animados, exactamente desde que mis hijos crecieron y ya no tenía niños con los que ir. Era muy consciente que no hace falta niños para ver una película de dibujos animados. ¿No son Peter Pan o Blancanieves auténtica obras maestras? Lo sé y lo sabía desde hace mucho tiempo, pero la cuestión es que no iba. Es más, era consciente que las versiones precedentes de Toy Story son muy buenas.

A pesar de todo esto, fue la escasez de obras con personajes de carne y hueso la que nos hizo ir a mi mujer y a mí. Pues bien, pasamos un buenísimo rato. Nos divertimos un montón con todas las historias entrecruzadas que se cuentas en el film, además de reflexionar con el mensaje nada subliminal que lanza la película. Todos podemos tener un destino aparentemente determinado, pues no es así, somos libres de escoger nuestro camino, es decir y en resumidas cuentas, es el libre albedrío tan discutido por los filósofos durante tantos siglos de lo que se trata en esta magnífica y divertida obra. Que siga, ¿o no se dice que no hay quinta mala?

El cine francés está de moda, y lleva años. No es un cine el de ahora propio de la Nouvelle Vague, con la hondura y pretensiones de éste. Es un cine más modesto, más divertido, más ligero. Es como si cada aspecto de la vida ordinaria pudiera ser llevado a la gran pantalla y ser tratado como ligereza y humor.

En este caso toca la relación suegros y yernos; tan complicada en muchas ocasiones. Este es un filme, recordemos amable, por lo tanto se verán estas relaciones de manera divertida y poco usual, unos suegros y un yernos muy unidos, por encima del amor paternal hacia una hija.

Vi este film en Burdeos, hermosa ciudad, y puedo decir que me reí mucho. Sin que pudiera llegar a entender todos los diálogos, la película es lo suficientemente visual como para que su solo visionado ayude mucho a su entendimiento. No es éste un halago menor para un film. Recordemos el cine es un arte visual y está bien que las imágenes expresen por si mismas sensaciones, sin que sean una sucesión de diálogos o, por lo contrario, planos meramente visuales sin gran contenido y exageradamente alargados.

No sé si esta película llegará a España este verano, pero de ser así, lo recomendaría como producto fresco y refrescante, que no es poco.

Película extraña esta en la que un grupo de condenados a prisión son llevados como conejillos de indias en una misión integaláctica. Entre ellos hay una científica, también con crimenes a sus espaldas, que dará rienda suelta a sus caprichos científicos y también dará un barniz de seriedad a la misión.

No es fácil contar mucho más en este misterioso film. En todo caso, es un film de relaciones complicadas e interesantes. El protagonista tiene una hija, nacida de un experimento, con la que mantiene una relación especial y, a su vez, el protagonista y la científica tienen una singular relación. Todo ello mientras navegan en el espacio interestelar, sin un destino fijo, por mucho que ellos “reporten” todo lo que hacen. En definitiva, un film interesante por diferente, pero tampoco, como quieren algunos, un gran film.

Divertida comedia. La siempre atractiva y eficaz Charlize Theron borda un papel de comedia junto al todo terreno del humor que es Seth Rogen. Se trata de la historia de una mujer política que ha alcanzado el cargo de Secretario de Estado y que pugna ahora por ser candidata a la Presidencia de los Estados Unidos y que coincide en un evento, como dicen ahora los modernos, con un hombre de quien fue su canguro muchos años atrás. Él, periodista de formación, empezará a trabajar como escritor de discursos para su antigua canguro, de la que siempre estuvo enamorado.

Estamos ante una comedia entre lo absurdo y de la sátira. No es la típica comedia romanticona, ni mucho menos. Es una comedia divertida, ácida sin pasarse, absurda sin dejar de ser creíble, que deja lugar a los buenos sentimientos, como puede ser los de la integridad política, el valor de una buena amistad, y la importancia de un amor verdadero aunque no sea entre iguales. ¿Quién no entendería al protagonista masculinos de este film? ¿Quién, como él, no estaría enamorado platónicamente de una canguro como Charlize Theron?

Pedro Almodóvar es un gran director; quizás es nuestro único gran director de las últimas cuatro décadas. Un director que ha transcendido nuestras fronteras para darse a conocer y dar a conocer nuestra piel de toro. Es cine en sentido puro. Es capaz de poner la cámara y convertir lo filmado en lo que se supone que es el cine; esa realidad tamizada por el foco de una cámara. No intenta filmar una historia profunda y a base de recursos intelectuales convertirla en obra de arte; eso lo hacen otros, nada que objetar; pero es él que tiene ese sentido especial que hace de una escena algo más que esa escena. La transciende y la hace cine; transmitiendo cine, transpirando cine, es cine, ni más ni menos.

Y en esta ocasión él es el protagonista. Un inmenso Antonio Banderas, casi transformado en un alter ego del director, nos va relatando pedazos presentes y pasados de su biografía. No hay una unidad muy aparente de lo narrado, hasta podríamos decir que es algo anárquico, pero solo en apariencia. Es el retrato, todavía no póstumo, de un director ya en el declive de su vida, que no de su carrera. Vemos su infancia, la presencia permanente de su madre, sus amores homosexuales, el deterioro de su salud, su relación con el arte y con la vida. No hay planteamiento, nudo, y desenlace; más bien, cada escena es planteamiento, nudo, y desenlace. Y si tengo que poner un ejemplo, me quedo con la escena del reencuentro con su amante argentino de juventud. ¡Qué escena más profunda y tan sencilla al mismo tiempo! ¡Qué reflejo de lo que fue y de lo que es! Hermosa película, hecha de retazos y de recuerdos, diría casi para acabar, pero también añadiría, que es cine en el cine, como deja a las claras la última escena con Penélope Cruz, porque al final también todo esto también va de un homenaje al cine, ¿verdad?

Si un director es el autor de los films que dirigí lo es, en cierto modo, por la facilidad con los que se reconoce su obra. No cabe duda que en el caso de Jordan Peele sus obras son fácilmente reconocibles. Para el caso presente lo tengo muy claro, lo que distingue a este director es lo endeble de los guiones con los que trabaja y la cosa, diría, va de mal en peor, de película en película. Esta película tiene una buena idea final y un comienzo interesante, pero un desarrollo sin sentido, que le resta toda credibilidad.

Casi todo mi crítica tendrá que ir a la zona spoiler, así que no me extenderé mucho en esta zona abierta a todo el mundo, salvo referirme a la poca credibilidad que dos familias con niños vaya a pasar un día soleado a la playa y ninguno, adulto o niño, se ponga en bañador; ya sé, es lo de menos, pero resta. Más en serio, sigo en la zona spoiler sobre los sinsentidos que va regando esta obrita, de la que no entiendo muy bien el entusiasmo de muchos críticos y, por favor, no me hablen de segundas lecturas, me las creo tanto como a esos seres desorientados habitantes del subsuelo. Eso sí, quiero destacar el papel de sus dos protagonistas femeninas: Lupita Nyong'o y Elisabeth Moss, quizás lo único a destacar.

Me he tomado la molestia de leer detenidamente en la Wikipedia en inglés sobre esta película y su veracidad histórica. La verdad es que es mucha y me refiero a la historia de ese casi triángulo amoroso formado por la reina Anne, lady Churchill y su prima venida a menos a principios del siglo XVIII, pero que sabe remontar en la escalera social fue casi tan cual como se cuenta en la película.

Si alguien no supiera lo que significa esa palabra, favorito, no tiene más que ver este film. En él se ve perfectamente como la reina tiene una persona que podríamos definir entre amiga y amante. Le sirve también de consejera incondicional, papel muy importante en un mundo donde todo el mundo te la quiere clavar por la espalda y careces de todos los elementos tecnológicos con los que contamos ahora.

La lucha que se produce entre la favorita ya establecida, -acostumbrada a su papel, a mandar más que la monarca misma-, y la recién llegada, con todos los visos de tener todos los puntos de ser la nueva favorita a poco que la otra se despiste es el tema central de este británico film. Y digo lo de británico siendo consciente de que su director es griego y de que su principal protagonista, la guapa e interesante Emma Stone, es norteamericana. Tiene todos las características de las películas británicas: una recreación ambiental excelente, una fotografía perfecta, una interpretación a la altura de los grandes intérpretes ingleses; eso sí, tanta perfección técnica no hace que un buen guion, que sin duda lo es, la convierta en una obra maestra. Falta algo más de desgarro en esas relaciones intempestuosas; pero dicho esto, nada que objetar al alto vuelo alcanzado por este más que estimable film.

Clint Eastwood es el último de los clásicos, ¿quién lo habría dicho del protagonista de los films de los años setenta de Sergio Leone? Coge una buena historia y la filma a la manera de los clásicos. Sin aspavientos ni recursos barrocos, tan solo una mirada honesta sobre aquello que se filma y con la intención de que todo sea coherente y, en especial, con el poder de la mirada. La mirada como recurso último y poderoso del cine de autor. No hacen faltan palabras ni tampoco grandes alardes con la cámara; tampoco gestos histriónicos por parte del elenco conformado por los actores. Muchas veces, el silencio, las palabras no dichas, las miradas perdidas, las miradas cómplices forman, todas ellas, una verdad mucho más densa que otros recursos cinematográficos más aparentes.

La historia es sencilla, pero no simple, que no es lo mismo. La historia (real) de un veterano de la guerra de Corea, que una vez que su negocio de cultivo de flores se viene abajo se dedica a hacer de mula para un cartel mexicano, aprovechando que su buena conducta durante todos sus años le sirve como escudo perfecto ante la policía, por no hablar de su aspecto de venerable anciano.

Por supuesto que no hay solo esto en el largometraje. También asistimos al derrumbe personal y familiar del protagonista, quien necesita reivindicarse ante la única persona de su familia que todavía le guarda cierto cariño. Ignoro si esta última parte es real o fruto de la imaginación del guionista o del director, pero adorna y da un sentido especial a toda la obra. Me pregunto, a veces, si ya con sus casi noventa años, el bueno de Eastwood continuará haciendo de las suyas, es decir, haciendo películas; por mi parte, espero que sí.

Lo primero que cabría decir es que una película que trata de una amistad de dos hombres bien distintos es una perita en dulce para cualquier cineasta o escritor y más si se trata de una "road movie", Historias de amor, vemos muchas, por lo que es difícil distinguirse, pero la improbable amistad de un italoamericano con un afroamericano, eso tiene un potencial difícil de dejar escapar. No por ello insinúo que fuera fácil, antes al contrario se parece mucho a las biografías de personajes famosos que no tienen un nudo, gordiano o no, qué desarrollar y que por ello mismo muchas veces parecen planas, se diría que no avanzan. Aquí, sí que el argumento tiene un desarrollo, desde la completa ignorancia el uno del otro hasta la consolidación de una sólida amistad que por lo visto duró toda una vida o, mejor dicho, duró dos vidas casi extintas al unísono.

Los dos protagonistas están que se salen, que se salen de la pantalla, por ejemplo, si se me permite la broma. Viggo Mortesen en su tónica habitual, en un papel a priori nada fácil para él, el de un italoamericano que habla por los codos, y que el actor norteamericano-argentino borda. Y Mahershala Ali, confirmando las buenas impresiones dadas hasta ahora. En definitiva, una película típica de estar en la parrilla de ganar los Óscars, como efectivamente hizo y, por favor, no se entienda esto en un sentido peyorativo, antes al contrario, como garantía de buen cine, siempre o casi siempre.

Diré, para empezar, que vi esta película en un cine de Buenos Aires, con ocasión de un viaje para conocer ese país, pero que escribo la crítica desde mi España nativa. La vi con el doblaje del español neutro generalizado en el doblaje de Hispanoamérica, -aquí lo conocemos por las películas de Disney de los años 70- y pensé que siendo este una creación artificial iba producirme un distanciamiento emocional tal que por mucho,- o por mejor, como dicen allá- potencial miedo que pudiera dar no me la iba a creer. No fue así, sin llegar a ser una buena película, el film produce el miedo y la angustia suficiente como para ser calificado de película de terror, aunque la intriga es un fuerte componente de esta obra lo que, sin duda, la favorece.

La sesión no estaba ni mucho menos llena; aunque cabe decir que era un lunes no feriado, -como dicen allá-, pero me sorprendió, en contraste, que en la misma semana fui al teatro en la capital porteña, de los muchos que hay, y comprobé que la función estaba repleta, con mucho público joven. Volviendo al film, decir que el planteamiento inicial puede resultar algo absurdo, aunque su desarrollo posterior es coherente, y añadir que el director resuelve bien su final, que dista de ser, en definitiva, un final abierto o poco concreto, lo que es de muy de agradecer. En resumidas cuentas, los amantes de este tipo de género tienen otra oportunidad para pasar un par de entretenidas horas, que lo disfruten con o sin palomitas o "pochoclos"

Gran película en todos los sentidos. La historia de un corrupto que llevaba tan dentro de sí la corrupción que llegaba a tenerla como normal, que cualquiera en su lugar habría hecho lo mismo, cómo no. Lo que pasa es que mucho no lo hicimos, ese es el detalle. El film es de larga duración, algo atípico en las películas españolas, y todo él está bien hilado. Hay escenas sobresalientes como las que se desarrolla en un balcón, o en un apartamento de Andorra. Solo estas dos escenas ofrecen mucho más cine que muchas de las películas que figuran en la cartelera. No por ellos son dos isletas aislada en el metraje del film, éste ofrece mucho más: toda una historia coherente y completa de corrupción y de un chivo expiatorio, que debe acontecer a diario en las infrahistorias de la corrupción nuestra de cada día, pero que la investigación periodística o judicial no llegan a desentrañar.

¿Qué decir de Antonio de la Torre o de José María Pou? Imponentes en su papeles. No hay palabras para calificar su trabajo. En definitiva, que el año pasado el cine español solo con este gran film y con “Campeones” estuvo de dulce; para que luego algunos vayan despreciándolo.

Diré antes de comentar nada que, en mi opinión, los superhéroes existen y no lo digo porqué haya leído muchos cómics cuando era jovencito. Quizás no cuenten con una capa colorida y máscara conseguida, pero todos conocemos a héroes más allá de lo humano. Por eso esta película me tenía ganado desde un principio y la verdad es que se lo merecía. No es que estemos ante una gran película, pero sí que supone una buena continuación de otras películas de su director, además de ser original la forma de confluir en esta obra las otras dos anteriores.

Quizás deberíamos prescindir un poco del análisis profundo del fondo del film, porque quizás no lo resistiría, pero en todo momento se mantiene unos mínimos, y su desarrollo formal es mucho más que digno. Además, la presencia de Bruce Willis y de Samuel J. Jackson es siempre una garantía de algo interesante, garantía que se cumple también en esta ocasión. Quizás, ya para acabar este breve reseña, resaltar que lo más interesante del film es que los personajes son lo contrario a los arquetipos que tenemos todos de lo que es un superhéroe.