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Críticas ordenadas por:
El puente de los espías
El puente de los espías (2015)
  • 6,8
    39.805
  • Estados Unidos Steven Spielberg
  • Tom Hanks, Mark Rylance, Amy Ryan ...
8
Poco apasionada, muy apasionante
Pelo rizado, mirada directa, ademanes pausados…. Si algo podemos decir de ese Tom, “ni un seductor Mañara, ni un Bradomín ha sido, ya conocemos su torpe aliño indumentario”, en palabras de Machado, es que se trata de un hombre “en el buen sentido de la palabra, bueno”. Incluso en su papel del asesino a sueldo Michael Sullivan en la fantástica “Camino a la perdición”, de Sam Mendes, cine negro del mejor, su parte buena acaba imponiéndose a la mala cuando a la lealtad inquebrantable que profesa a su jefe antepone, sin dudarlo, su papel de padre.

La historia está basada en hechos reales.

Años 50. El mundo dividido en dos bloques. Guerra Fría. A James Donovan, abogado especializado en seguros, le encargan representar a un espía ruso capturado en suelo americano. Confundido con la propuesta pronto le aclaran que, haga lo que haga, el detenido será declarado culpable por lo que su trabajo únicamente consistirá en demostrarle al mundo que en Estados Unidos hasta el hombre más despreciable tiene derecho a contar con una buena defensa. Pero su firme creencia en la ley y la justicia, su perseverancia y su resistencia al desaliento, que le harán ganarse el odio de sus compatriotas por no entender ni compartir su empeño, terminarán convirtiéndolo en negociador de la CIA para un intercambio de prisioneros con la U.R.S.S.

Tom Hanks no empezó a contar como actor hasta 1993, año en el que rodó “Philadelphia” a las órdenes de Jonathan Demme y su papel de Andrew Beckett, un homosexual enfermo de SIDA, le hizo ganar su primer Oscar. El segundo le llegó al año siguiente por “Forrest Gump”, de Robert Zemeckis, donde el enorme corazón de Tom ya se dejó sentir en todo su intensidad: “la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”.

Gracias a la franqueza con la que interpreta Hanks humaniza a sus personajes de tal manera que siempre consigue traspasar la pantalla y empatizar con el espectador. ¡El tío cae bien!

A esa cualidad tan suya le debemos que, durante los ciento treinta y cinco minutos que dura, “El puente de los espías” (en la que no hay carreras, explosiones, ni tiros) esquive al aburrimiento, mantenga la tensión y emocione.

Con música de Thomas Newman (“Revolutionary Road”, “American Beauty”, “Skyfall”), Ethan y Joel Coen en el guión, Tom Hanks como protagonista y Steven Spielberg (en una de sus obras comprometidas y serias) como Máster Chef, era imposible que no saliera un plato digno de un cinco estrellas Michelin.

Atmosferas muy logradas para transmitir formas opuestas de entender el mundo.

Gente normal, con sus miedos e inseguridades, que clama en silencio: nunca fuimos héroes.

Película sin estridencias, casi circunspecta.

Poco apasionada, pero muy apasionante.

Cine con un halo de cotidianidad y tristeza.

Cine clásico.

¡Buen cine!
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Macbeth
Macbeth (2015)
  • 6,2
    9.425
  • Reino Unido Justin Kurzel
  • Michael Fassbender, Marion Cotillard, Sean Harris ...
10
Festival CIBRA: preestreno de Macbeth en Toledo
“Ya casi he olvidado el sabor del miedo. Hubo un tiempo en que oír gritos nocturnos hubiera congelado mis sentidos, y mi piel se habría emblanquecido con cualquier historia de terror. Ya estoy saciado de atrocidades. El horror, tan familiar para mis criminales pensamientos, ya no me sobresalta”.

Cuando una película tiene tanta fuerza visual que, pase lo que pase a tu alrededor, te resulta imposible despegar los ojos de la pantalla, intentar resumirla con palabras se hace harto difícil.

“La cabecera es la mejor que he visto en mi vida. Un prodigio estético. Una sucesión de impresionantes imágenes superpuestas que cuentan por sí mismas la historia. Una fotografía inquietante, sórdida, atrayente, acompañada de las voces de Brett y Rennie Sparks, The Handsome Family, que parecen sacados directamente de la serie, autores de “Lejos de cualquier camino”.

El párrafo que les acabo de reproducir corresponde a la reseña que escribí hace tiempo para la Revista Calibre 38, dedicada al género criminal, de “True Detective” cuya fotografía ayudó a convertirla en una serie de culto. ¿Por qué les cuento esto? pues porque el responsable de esa fotografía es el australiano Adam Arkapaw, el mismo a quien tenemos que agradecer el magnetismo visual que desborda este impresionante “Macbeth”.

Justin Kurzel (director australiano del que no había oído hablar hasta hoy) adapta esta tragedia shakesperiana sin sentirse en absoluto amilanado por el hecho de que tres de los grandes antes que él (Orson Welles, Roman Polanski y Akiro Kurosawa) la hubieran llevado al cine. No he visto las otras, pero les aseguro que esta es magnifica.

Michael Fassbender, que con “12 años de esclavitud”, “Jane Eyre” o la impresionante “Shame” ha demostrado con creces ser el mejor actor masculino del panorama actual, nos da una clase magistral sobre el significado de la palabra tragedia. Es tal la intensidad de su interpretación que tu desasosiego aumenta al mismo ritmo que su locura… pero tu congoja y tristeza continúan haciéndolo una vez acabada la película.

Seducido por las promesas de gloria y triunfo de las fatídicas, brujas que aparecen y desaparecen entre la niebla, asistimos a la angustiosa transformación de un hombre bueno y leal en un monstruo. Solo con sus ojos, sin apenas diálogo, Fassbender nos hace testigos de la muerte de todo aquello que hace humano al hombre a manos de la ambición; de la paulatina degradación del alma. Un retrato del oprobio, la ignominia y la vileza, tan soberbio, tanto, que Oscar Wilde no hubiera dudado en reclamar su autoría.

“¡Mi mente está llena de escorpiones, amor mío!”, clama Macbeth, y las lagrimas que acompañan ese grito nos convierten en compañeros inseparables de su dolor. Porque si algo logran actor y director con esta representación es que, por sanguinario y cruel que se torne el diabólico príncipe, jamás te plantees dejarlo solo en su largo y tortuoso camino hacia la destrucción. Con la piel erizada, compartes su desvarío, compartes su tormento y, llegado el momento de su muerte, lloras por él.

A su Lady Macbeth (¡impresionante Marion Cotillard!), la amante, la esposa, la compañera. Cómplice en el crimen (“¿Cuál fue la bestia que te hizo proponerme todo esto? Eras un hombre cuando te atrevías y más hombre serías, mucho más, si fueses aún más de lo que eras. Yo he dado mi leche y sé cuán tierno es amar al ser que se amamanta; pues bien, en ese instante en que te mira sonriendo habría arrancado mi pezón de sus blandas encías y machacado su cabeza si lo hubiese jurado como lo juraste tú”), y decidida a que él no desfallezca (“lo que está hecho, no puede deshacerse”), compartirá su aciago destino: “Hemos herido la serpiente pero no le hemos dado muerte; volverá a revivir y a ser la misma; que la maquina del mundo se descuartice, que cielo y tierra sufran antes que comer con miedo y que dormir con la aflicción de estos horrendos sueños que nos agitan en la noche; mejor estar con los que han muerto, a quienes para obtener la paz a la paz enviamos, que dormir con la mente atormentada en un delirio que no para”.

Una dirección sorprendente, una fotografía impactante, unas interpretaciones de Oscar y una TRAGEDIA, con mayúsculas, que te encoge el corazón y te remueve las entrañas.

Mi gratitud a la organización del CIBRA, 7º Festival del cine y la palabra, por habernos dado la oportunidad a los toledanos de disfrutar del preestreno (en el resto de España se estrena el 25 de diciembre) de ésta que, para mí, es sin duda la mejor película de 2015.

(Crítica publicada en el DCLM y en el Porvenir de CLM).
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7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman
Truman (2015)
  • 7,0
    29.503
  • España Cesc Gay
  • Javier Cámara, Ricardo Darín, Dolores Fonzi ...
5
Un drama naíf sobre la enfermedad y la muerte
No seré yo quien, premios incluidos (Concha de Plata al Mejor Actor, compartida, para Ricardo Darín y Javier Cámara en la 63 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián), contradiga a público y crítica cuando cuentan, y no cesan, las excelencias de "Truman". Independientemente de cuál haya sido mi experiencia con ella, nada más lejos de mi ánimo que tratar de convencer a nadie de que es una mala película. Al contrario, creo que hay que verla porque estoy segura de que, dependiendo de la propia experiencia vital, a unos conmoverá sobremanera mientras que a otros, como me ha ocurrido a mí, puede que les deje indiferente.

Julián (un actor argentino que vive en nuestro país) y Tomás (matemático en Canadá) son dos amigos de la infancia que, a propósito de la enfermedad del primero y tras años sin verse, se reencuentran en España para pasar cuatro días juntos en los que rememorar viejos tiempos y formalizar su despedida.

Con esa halagüeña premisa, lo primero que me chirría es el empeño colectivo en catalogar esta película como comedia dramática, comedia intimista o comedia a secas. Hay algún momento que yo encuentro surrealista (como preguntarle al veterinario de qué manera se puede ayudar a un perro a afrontar la pérdida de su amo), hay simpáticos desayunos en barras de clásicos cafés de ciudad y, a ritmo de viejas canciones que te hacen añorar los años de la dulce y despreocupada juventud, hay noches de farra y colegueo en acogedores locales de ese Madrid que nunca duerme. Pero diversión y risa…

Están ellos, los dos protagonistas de la historia: un Javier tan contenido, tanto, que Ricardo, sin apenas esforzarse, prácticamente lo borra de los planos que comparten. Porque si algo destaca en Darín, porteña y ronca voz aparte, son sus maravillosos ojos: tiene una manera de mirar tan sugerente, tan intensa, tan rica en emociones y matices que no puedes evitar preguntarte si en la vida real alguien te ha mirado así.

Pero no es suficiente.

¿Qué cuál es el problema?

Considero que "Truman" es un drama naíf sobre la enfermedad y la muerte que yo, sencillamente, no me creí.

Sin apenas lagrimas que te impidan ver las estrellas, hay un enfermo terminal que nunca flaquea, el amigo de siempre al que no ves nunca pero que acude a darte el último adiós, una ex mujer enrollada dispuesta a ayudar cuando hace falta, un viajecito a Ámsterdam para visitar al muchachote que está de Erasmus y que sabe que su padre se muere pero finge no saberlo, un perro con nombre muy literario en busca de un nuevo hogar, cogorzas que terminan durmiendo con las manos entrelazadas y una prima cuyas quejas y reproches (todos vienen o van y solo ella permanece fija y fiel al lado del enfermo) son el único bocado de realidad en esta cinta que peca, para mi gusto, de exceso de buenrrollismo.

¡Considero que este Truman necesita más de un Capote para resultar convincente!

¿Quieren credibilidad?

Así es la muerte: "Vivía deprisa como un mecanismo de reloj que se estropea, franqueaba al galope las edades que no le era concedido alcanzar en el tiempo, y durante las últimas veinticuatro horas se convirtió en un anciano. La debilidad de su corazón le producía una hinchazón en el rostro, lo que daba la impresión a Hans Castorp de que la muerte debía ser, por lo menos, un esfuerzo muy penoso, a pesar de que Joachim, gracias a los frecuentes eclipses de su conciencia, no parecía darse cuenta. (…) Más de una vez dijo cosas de doble sentido. Parecía saber y no saber. (…) Luego su actitud se hizo distante, severa, inabordable, incluso incivil; no se dejaba impresionar por ninguna ficción ni por ningún paliativo, ni contestaba; miraba ante él con aire ausente. A las seis de la tarde manifestó una manía chocante. Con la mano derecha, cuya muñeca se hallaba más ceñida por un pequeño brazalete, se frotó repetidas veces la región de la cadera, elevando un poco la mano y luego arrastrándola hacía él, sobre la colcha, con un gesto de rascar, como si atrajese o recogiese algo. A las siete murió. (…) Los ojos giraron, la inconsciente tensión de sus facciones desapareció, la penosa hinchazón de los labios se desvaneció rápidamente, y el mudo rostro de nuestro Joachim recobró la belleza de una juventud viril. Todo había terminado".

Así es la pena: "(…) Fue Hans Castorp quien, con la yema del anular, cerró los párpados de aquel que ya no tenía respiración ni movimiento, y fue él quien unió suavemente sus manos sobre la colcha. Luego Hans Castorp lloró, dejó resbalar sobre sus mejillas las lágrimas que habían quemado al oficial de la marina inglesa, ese líquido claro que mana en todas partes del mundo tan abundante, tan amargamente y a toda hora, hasta el punto de que se ha dado al valle terrestre un nombre poético que recuerda ese producto alcalino y salado de las glándulas, que el trastorno nervioso de un dolor que nos traspasa tanto el dolor físico como el moral arranca a nuestro cuerpo".

Así lo dejó escrito para las generaciones venideras Thomas Mann.

¡Muy duro, lo sé!
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67 de 115 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marte (The Martian)
Marte (The Martian) (2015)
  • 7,0
    66.924
  • Estados Unidos Ridley Scott
  • Matt Damon, Jessica Chastain, Chiwetel Ejiofor ...
8
Ciencia, sentido del humor y puro espectáculo
Con permiso de Stanley, Ridley Scott sigue siendo (perdón por la expresión) "el puto amo" en esto de la ciencia ficción. Cuando eres el director de "Blade Runner" y "Alien", dos de las películas que reputados científicos (fervor del público aparte) han mencionado en más de una ocasión como destacadas e incluso inspiradoras para sus respectivas áreas de estudio, es difícil desbancarte del primer puesto en este género

No obstante hasta los mejores patinan de vez en cuando, baste recordar ese “Prometheus” que nos regaló en 2012 y que, siempre a mi juicio claro está, podría habernos ahorrado. En esa ocasión Ridley se centró tanto en la impresionante puesta en escena, con paisajes y atmósferas de enorme poderío visual, que se olvidó del contenido. El resultado fue algo así como un regalo que te cautiva por su envoltorio colorido y original pero que, cuando abres, está vacío. Ni siquiera supo aprovechar el potencial de los actores. Si, como propuse en su día, hubiera reprogramado a David, robot interpretado por Michael Fassbender, como “unidad de placer" (unhmmm), al igual que la replicante a la que interpreta Sean Young en "Blade Runner", la película hubiera sido un éxito, sobre todo entre el público femenino, porque gracias a la maravillosa “Shame” a todas nos consta que para ese menester a Fassbender méritos le sobran.

Con “The Martian” Ridley, que no ceja en su empeño de trasladarnos a mundos futuros, esta vez nos conduce hasta el planeta rojo a quien presta su imagen carmesí el espectacular Wadi Rum, un valle desértico al sur de Jordania. Durante una misión tripulada a Marte, Mark Watney, astronauta y botánico, tras una fuerte tormenta es abandonado por su compañeros que lo creen muerto. Solo, con escasos recursos, debe sobreponerse a la desesperación y recurrir a toda su fortaleza mental, inteligencia e ingenio para tratar de sobrevivir a la espera de un rescate.

Nos enfrentamos a la peripecia vital de este naufrago espacial que carga sobre sus hombros el grueso del metraje de la película con la difícil tarea de mantener la atención del público con su casi única presencia. ¡Y lo consigue, vaya si lo consigue! Pese a estar arropado desde Huston (ese lugar al que, ya saben, siempre se llama cuando tenemos un problema) y otros lugares del mundo por un eficaz elenco de actores (Jessica Chastain, Kate Mara, Chiwetel Ejiofor o Sean Bean), es la presencia y el buen hacer de Matt Damon lo que consigue que durante casi dos horas y media, te rías, te emociones, y hasta bailes, con una maravillosa película que aúna ciencia, aventura, humor, sentimiento y espectáculo, de una manera perfectamente sincronizada, todo ello al ritmo de clásicos irrepetibles de la música disco como “Hot Stuff” de Donna Summer, “Waterloo” de Abba o “I Will Survive” de Gloria Gaynor, una de mis canciones favoritas.

Puede que, en ocasiones, les parezca que peca de un exceso de optimismo difícil de justificar cuando crees que el mundo te ha olvidado y que tu destino, como el de todos, es la muerte pero antes de lo que te tocaba. Yo supongo que una característica que se debe tener en cuenta en la selección de los futuros astronautas es su capacidad de resistencia tanto física como mental; igualmente supongo que parte fundamental de su adiestramiento será el comprender y asumir que existe el riesgo de no regresar a la Tierra. Si damos eso por supuesto, el proceder lógico es, como afirma el protagonista, no pensar y dedicar todas tus energías a ir resolviendo, uno a uno, los problemas que se te vayan planteando. Además, ¡que coño!, tampoco viene mal unas dosis de esperanza y confianza en la condición humana ¿no les parece?

La película sin aturdir al personal con un exceso de teorías o conceptos astronómicos, matemáticos o físicos (aprende Christopher Nolan) resulta instructiva pero, sobre todo, resulta muy entretenida.

Y es que si hay algo que nunca, nunca, olvida Ridley Scott cuando rueda ciencia ficción es la importancia del factor humano.... por eso en sus películas hasta los robots tienen alma:

“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.
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Anacleto: Agente secreto
Anacleto: Agente secreto (2015)
  • 5,6
    16.909
  • España Javier Ruiz Caldera
  • Quim Gutiérrez, Imanol Arias, Alexandra Jiménez ...
3
Mi nombre es Cleto, Ana Cleto
Corría el año 1964 cuando Anacleto (mi nombre es Cleto, Ana Cleto), el más elegante espía patrio, salía por primera vez de su anonimato y se dejaba ver en la revista “Pulgarcito”.

Moreno, pelo negro, flequillo rebelde incluido, nariz alargada, impecablemente vestido, nunca sin su pajarita. En lugar de vodka Martini “agitado, no revuelto”, un sempiterno cigarrillo en la boca que no le abandona ni en sus peores momentos.

Enfrente el malvado Vázquez, alter ego de Manuel Vázquez Gallego el creador del personaje, empeñado en hacérselas pasar canutas a nuestro 004 (le falta mucho para ascender a 007), ya sea en mitad del desierto o en el Baix Empordà.

Tras años sin saber de él, nuestro agente reaparece, peinando canas, para trasladar de celda a su archienemigo a quien encerró hace 30 años. Vázquez, gracias a un cutre plan y unos esbirros más cutres aún, logra escapar jurando vengarse de Anacleto & Son.

Así, de golpe y porrazo, Adolfo, un treintañero pelín vago, sin ambición, que nunca encuentra el momento para sacarse el carnet de conducir, se entera de que su padre, a quien siempre ha visto como un cabrón butifarrero en realidad es un cabrón, sí, pero espía. Sin apenas tiempo para asumirlo, la masía familiar se convierte en un campo de tiro donde disparas, aunque no apuntes, o te disparan. Se forma tremendo cisco en Casa Tarradellas y es entonces cuando se supone que se desata la acción delirante, las situaciones cómicas, descacharrantes… pero no se escucha ni una sola risa en la enorme sala. ¡Mala señal!

Todo parece forzado. Te sientes empujado hacia una carcajada que nunca llega a producirse. Gags gastados, chistes fáciles, actores a los que estamos hartos de ver hasta en la sopa (como Eduardo Gómez Manzano) en papeles repetitivos y una acción que transcurre siempre a medio gas. Ni siquiera la vena cómica de Quim Gutiérrez (que la tiene) ni cómo le sienta el esmoquin (que le sienta de maravilla) son suficientes para salvar la situación. Falta guión, guión y guión.

La película es simplona, nada cachonda, floja, muy floja, y no puedo entender cómo, a diferencia de “Un día perfecto”, de León de Aranoa, el común de los críticos parece considerarla algo digno de ver.

Sigo pensando que en España nos pierde el empeño en seguir haciendo comedietas, sin pizca de gracia, que lo único que consiguen es zancadillear el trabajo que desde otros géneros, como el de terror o el thriller policiaco, están haciendo diferentes directores para devolver a nuestro cine el reconocimiento que merece y que nunca debería haber perdido.

Lo único que mereció la pena fue que, entre la insoportable cantidad de anuncios que nos colocaron al principio (¡luego dicen que cada vez va menos gente al cine!), pudimos verle a él, al inigualable, al guapísimo, al autentico 007, es decir Daniel Craig, en el tráiler de “Spectre”, la vigesimocuarta película de James Bond, dirigida nuevamente por Sam Mendes.

¡Esa sí que no pienso perdérmela!
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11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día perfecto
Un día perfecto (2015)
  • 6,6
    16.481
  • España Fernando León de Aranoa
  • Tim Robbins, Benicio del Toro, Olga Kurylenko ...
8
... para ver una película casi perfecta
Transcurre durante la guerra de Kosovo o cualquier otra guerra. El paisaje bélico siempre es el mismo: edificios bombardeados, carreteras cortadas, carencia de agua, luz y alimentos, soldados de uno y otro bando por doquier, civiles que sufren las consecuencias del conflicto y muertos, muchos muertos.

En ese escenario, un grupo de cooperantes intenta cumplir con el nombre de su ONG, “Aid across frontiers”, para lo cual tiene que enfrentarse a todo tipo de contrariedades: las órdenes estrictas de las Fuerzas de Paz de la ONU, los famosos cascos azules, encargadas de mantener la paz en zonas de conflicto haciendo que se respeten escrupulosamente los tratados internacionales, el ejercito local que reivindica su autoridad en la zona, la desconfianza de la población para quien la palabra extranjero equivale a problemas, la falta de recursos e incluso a vacas supuestamente explosivas.

¿Qué cual es su misión? Algo tan aparentemente fácil como sacar del único pozo no minado de la zona un cadáver que alguien, no se sabe quien, ha tirado dentro para corromper el agua y dejar sin abastecimiento a las poblaciones cercanas. Pero el muerto es grande y gordo y la soga delgada, por lo que al tratar de izarlo se rompe.

A partir de ahí empieza una odisea para el grupo de cooperantes que, mientras recorren las carreteras del país en busca de una cuerda que les permita terminar su trabajo, reflexionan sobre sus vidas y lo que esperan de ellas: Sophie, joven, idealista, soñadora, solo quiere ayudar a la gente; Damir, el interprete, quiere que la guerra termine de una vez; Nikola, el niño, quiere su pelota aunque no para jugar con ella; Mambrú, el seductor mujeriego, quiere volver a casa junto a su novia que desconfía de su promesa de serle fiel, sobre todo si tiene al lado a Katya, con quien tuvo una aventura en el pasado, que únicamente quiere una disculpa de Mambrú por haberla engañado; el perro quiere comer y que lo suelten; B… bueno B no sabe muy bien lo que quiere.

Tras ver la película leí las opiniones de algunos críticos y aquí va la mía de simple aficionada: ¡me ha encantado!

Fernando León de Aranoa, ese director que suele elegir como título de sus películas y documentales una sola palabra que condensa el contenido (“Barrio”, “Princesas”, “Caminantes”, “Familia”), y que cuando se explaya y elige más de una lo convierte en una expresión que pasa a formar parte del acervo popular (“Los lunes al sol”), nos ofrece en “Un día perfecto” una historia tan absurda en ocasiones como dura y emotiva en otras.

Parece que la película, claramente pacifista, no profundiza en lo escabroso y apenas pasa de puntillas por los temas que pretende denunciar. Y sí, entiendo que algunos la tilden de fría y superficial aunque no lo comparta. Rascando un poco entenderán porque a esa actitud aparentemente distante que adopta León de Aranoa yo no lo llamo falta de compromiso sino tacto: él muestra el abismo y nos deja decidir si nos quedamos en el borde o nos lanzamos a lo más profundo.

La historia busca, creo que deliberadamente, ser apta para todos los públicos por lo que evita herir la sensibilidad del espectador aunque sin esconder su intención antibelicista. Teniendo eso en mente, Fernando realiza auténticas filigranas para narrarnos los malabarismos diplomáticos que exige la pacificación de un conflicto bélico, el sufrimiento de los que lo padecen, la impotencia de los que intentan ayudar, el horror en fin, de esta guerra y de todas las guerras.

¿Y cómo nos lo cuenta? Con un entretenido formato de road movie recubierto de mucho humor. En ocasiones negro pero humor al fin y al cabo, no solo necesario sino imprescindible para seguir adelante. Un sentido del humor que se refleja, por ejemplo, en Mambrú( “Mambrú se fue a la guerra.¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!), el nombre del personaje que interpreta un fascinante y carismático Benicio del Toro, fuertemente criticado por algunos pero que a mí me arranca una infantil sonrisa nostálgica al mismo tiempo que una adulta media sonrisa irónica por una elección que tiene más miga de lo que parece:

Un sentido del humor que se muestra en los hilarantes diálogos que alcanzan su culmen cuando son Benicio y Tim Robbins, fantásticos ambos, quienes están en escena.

“La película tiene más capas que una cebolla. (...) Una obra casi maestra. (...)”, escribe José Manuel Cuellar en el Diario ABC. Yo, que suscribo completamente sus palabras, reniego, sobre todo, de los que atacan la elección de la música acusándola de romper determinados momentos. Lo hago porque si algo me parece excepcional en esta película es la banda sonora.

Cristales rotos, techos derrumbados, desolación... Sí, las imágenes tienen potencia visual por sí mismas, pero los “Sweet Dreams”, en la tétrica voz de Marilyn Manson, confieren a la destrucción del “Home sweet home” un fiero dramatismo.

Y si Manson canta al horror, Marlene Dietrich entonando, con su voz profunda e irrepetible, “Where have all the flowers gone?” de Pete Seeger, mientras cae la lluvia que parece arrastrar todo lo malo que hay en el mundo, canta a la melancolía y la pena.

Una sucesión circular de preguntas que reflejan lo absurdo e inutil de la guerra.

Una letra dura en la que, con un ritmo que se eleva por momentos para volver a descender como un gemido, cada verso termina con un desconsolado: “¿Cuándo aprenderán?”.

Un triste lamento que la gran diva alemana elevó a la categoría de obra de arte.
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24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conducta
Conducta (2014)
  • 7,2
    1.764
  • Cuba Ernesto Daranas
  • Armando Valdés Freyre, Alina Rodríguez, Silvia Águila ...
7
La educación
¿Saben lo que es una historia de vida? Se trata de una metodología de investigación cualitativa que permite reconstruir, tal y como han quedado grabados en la memoria, los acontecimientos más importantes en la vida de una persona, todo aquello que ha dejado una huella indeleble en su carácter y personalidad: de dónde venimos, qué herencia sentimental y ética hemos recibido de nuestros padres y como nos ha marcado el contexto económico, político, social y cultural, que nos ha tocado vivir.

Chala, con apenas 11 años, arrastra una pesada carga sobre sus hombros de niño-adulto. Sin padre conocido, con una madre drogadicta y alcohólica, entrena perros de pelea para llevar el sustento a ese hogar que, aunque no parezca tal, es el único que conoce, lo único que tiene. Condenado a moverse en el universo crudo y desesperado de los mayores, que no debería conocer, los problemas los tiene a la hora de integrarse en el mundo infantil que le corresponde. Acostumbrado a la necesidad material y a las carencias emocionales, se relaciona con sus iguales con ese violencia que constituye su día a día, lo que le genera graves problemas de adaptación. Es un niño, a quien no dejan serlo, que siente como pierde su infancia arrastrado por la marginalidad y la ausencia de una familia que le proporcione el calor y la protección que le aseguren un desarrollo normal. Su inteligencia y desesperación le hacen comprender que Carmela, la maestra, constituye su única tabla de salvación, y a ella se agarra con fuerza.

A medida que avanza la historia queda patente que menos Chala (serio, leal, cariñoso, y muy responsable) cualquiera de los adultos se merece ser internado en esa temida y etiquetadora escuela de conducta.

“Conducta” no es un drama novedoso ni rompedor (ni siquiera tengo claro que se trate de un drama) pero si es una maravillosa historia de vida que, además de tocar la fibra emocional de quienes la contemplan, contiene una critica social nada encubierta mientras nos recuerda la importancia de la educación como requisito fundamental para tener una oportunidad en la vida.

La especial relación entre Chala y Carmela me hizo pensar en los años de escuela e instituto. Recordé a todos aquellos y aquellas que junto con los misterios de las matemáticas, la biología y la historia, me educaron para enfrentarme al mundo. Busque y rebusque en mi memoria quien había despertado en mí una especial curiosidad por una materia concreta, quien había dejado más huella en mi conciencia de alumno ávido de aprender. Siento decir que no encontré a nadie especial. Tal vez se deba a que la vida errante que me correspondió por la profesión de mi padre me obligaba a cambiar cada cierto tiempo de escuela o instituto, por lo que no pude establecer ese vínculo especial que te ata a tus educadores cuando lo han sido durante varios años seguidos.

Pese a ello, quiero tener un especial recuerdo para Don Manuel, Dña. Conchita y Azucena, todos ellos profesores de lengua y literatura en diferentes momentos a lo largo de mi vida, porque con sus consejos, correcciones y notas, me animaron a seguir escribiendo, algo que siempre fue una pasión en mi vida.

Gracias a todos.

Y es que esta película es, sobre todo, una loa al maestro vocacional.
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El Francotirador
El Francotirador (2014)
  • 6,4
    48.067
  • Estados Unidos Clint Eastwood
  • Bradley Cooper, Sienna Miller, Luke Grimes ...
3
Apunten y fuego
"El mundo se divide en dos categorías, Tuco: los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Tú cavas."

Parece que últimamente Clint está sufriendo una especie de regresión que le devuelve a la etapa en la que, a las órdenes de Sergio Leone, recorría a caballo el desierto de Tabernas con su maloliente poncho (dicen las malas lenguas que utilizaba el mismo en todas sus películas y apenas lo lavaba), aclamado y temido como el pistolero más rápido a este lado de Almería.

Después vino el inspector Callahan (más conocido como Harry el sucio) empuñando su potente Magnum 44, el arma corta más poderosa del mundo. En "Gran Torino" recurre al rifle M-1, calibre 30, semiautomático, supongo que por aquello de que a los ochenta laaargos puede disminuir la puntería ya sea por la vista o por un inoportuno temblor de manos asociado a la edad. Da igual, lo que importa es que haya un machote, guapo o bueno, disparando lo que sea contra el feo o el malo de turno.

De ahí pasó a las guerras: primero la II Guerra Mundial ('Cartas Desde Iwo Jima' y "Banderas de nuestros padres") y ahora, con "El francotirador", se adentra en la de Irak.

Sí señores, estamos ante un francotirador, sniper para los americanos, experto en azoteas y en disparar a grandes distancias, siempre sin ser visto, su enorme fusil con precisión milimétrica. Como mucho una o dos balas por blanco y te encuentras con más de 160 muescas en la culata que te convierten en la leyenda. ¡Bravo por el Navy SEAL Chris Kyle!

francotiradorSupongo que el Critics Choice Awards como Mejor actor de Acción 2014 a Bradley Cooper se lo habrán dado únicamente a ciertas partes de su anatomía, en concreto a sus dedos (por esos primeros planos ajustando con precisión la mirilla o mostrándonos, con el temblor del índice, el terrible dilema que supone decidir, en tan solo un segundo, si habrá que disparar el gatillo o no) porque desde luego ni los ojos ni los músculos faciales, si es que los tiene (cuando pasas demasiado tiempo en el gimnasio, a medida que se hinchan todos los músculos del cuerpo, menos el viril como canta Sabina, vas perdiendo flexibilidad y ganando rigidez en el cuerpo pero, por lo que parece, también en el rostro), logran transmitir otra cosa que no sea lo mismo que transmiten los de una vaca cuando observa el traqueteo del tren mientras trisca una brizna de hierba.

Y aquí llegamos a uno de los grandes misterios de la humanidad tan irresoluble como el de la fórmula de la Coca-Cola, a saber ¿en qué se basan los miembros de la Academia de Hollywood para elegir a los candidatos al Oscar al Mejor Actor cuando no interpretan a un enfermo terminal o a un discapacitado?

La crítica americana rendida a los pies de Clint: "Eastwood (...) detona el explosivo y la tristeza como sólo él sabe hacerlo. Es por eso que su película se lleva un pedazo de ti", escribe el crítico de la Revista Rolling Stone. La crítica española, bastante menos entregada y más realista, no oculta su decepción con el resultado: "'El Francotirador' convierte en pura mecánica lo que debería haber sido cine vibrante: una oportunidad desaprovechada, un disparo en falso", escribe Noel Ceballos de la Revista Fotogramas.
Perdonen los admiradores de Clint Eastwood (entre los que, aunque no lo parezca, me encuentro merced a películas como "Mystic River", "Million Dollar Baby" o "Sin perdón") y los amantes del género bélico, pero considero esta película y su cansina letanía de la lealtad a la patria y a los hermanos de armas por encima de tu propia familia, como una burda americanada propagandística para justificar una intervención militar que nunca debió producirse.

El epílogo, que no podía ser otro tratándose de Estados Unidos, lo firma el loco de turno arma en ristre, buscando arañar la porción de fama que su falta de pericia, o de valor, le impidió conseguir mientras estuvo desplegado en territorio enemigo.

¡Putas armas!
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8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia)
Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia) (2014)
  • 7,0
    75.646
  • Estados Unidos Alejandro González Iñárritu
  • Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton ...
9
EL OSCAR QUE DEBIÓ LLEVARSE MICHAEL KEATON
Después de años interpretando a un famoso superhéroe, un actor trata de darle un nuevo rumbo a su vida, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway (una adaptación de “What We Talk About When We Talk About Love”, de Raymond Carver).

Sentido homenaje a los superhéroes acompañado de numerosos guiños a sus millones de seguidores. El propio Keaton en “Batman”, película de 1989, se enfundó el traje del hombre murciélago para regalarnos una interpretación bastante mala pero que nadie recuerda gracias al Joker de Jack Nicholson que engulló la reducida porción de fama reservada a la cinta de Tim Burton.

Cuestiona las etiquetas, denuncia el uso que se hace de las redes sociales y crítica a esos críticos que, desde la superioridad moral e intelectual que creen poseer, castigan a quienes se dejan el dinero, la piel y las ilusiones sobre un escenario.

Escenas hilarantes seguidas de otras con gran carga dramática.

Surrealista, divertida y conmovedora.

Aunque no esté rodada con esa técnica, perfectamente podría definirse como una película 3D porque se mueve en tres planos: la realidad, el subconsciente y el significado. Una alegórica forma de narrar que pretende representar ideas y sentimientos, dibujar lo abstracto, hacer visible lo invisible.

La música, presente durante prácticamente toda la película, marca la transición de una escena otra. La agobiante, incomoda y exigente batería acompaña a la cámara en ese irritante movimiento que, con una arriesgada presentación, busca poner voz y sonido a los atropellados pensamientos del protagonista, haciéndonos participes de sus dudas, ansiedad y nerviosismo. Un recorrido por los estrechos y claustrofóbicos pasillos del teatro, observado por operarios de ojos indiferentes, para contarnos sus miedos: miedo a no ser buen padre, ni buen marido, ni buen amante, ni buen compañero y, sobre todo, miedo a no ser buen actor. Para hacernos participes de los escasos momentos de sosiego de los que disfruta, la cámara frena en seco mientras la música se vuelve melódica y suave.

El cine comercial frente al teatro. “La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a saberse de él: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada”, se burla recitando a Macbeth, encaramado a un andamio, el actor de método.

Último acto. Escena final. El protagonista asume que a nadie importa y puesto que a nadie importa no existe y si no existe es que está muerto y si está muerto ¿por qué sufre aún? Un disparo real al rostro y otro simbólico al alma de los espectadores que, sobrecogidos, alzan sus manos para sujetar el cáliz: “Tomad y bebed todos de él, porque esta es mi sangre que será derramada por vosotros y por todo el público. Haced esto en conmemoración mía”.

Entre citas de Shakespeare, la bruñida armadura de Iron Man centellea, mientras Spiderman baila con Freud. Antes de perder la consciencia, un estremecedor silencio seguido de tímidos aplausos de admiración en un crescendo de sangre.

El miedo a que nadie hable de nosotros cuando hayamos muerto. La imperiosa necesidad humana de trascender.

Luces blancas de hospital. Admiración de la esposa, ternura de la hija, noticia de primera plana, fenómeno viral en red. De la efímera fama al reconocimiento que permanece: la metamorfosis se ha completado.

Frente al espejo la imagen del nuevo rostro, el del actor consagrado, acalla por fin la conciencia. Birdman, su alter ego, que sabe perdida la batalla, sentado sobre el inodoro se mesa las plumas con desesperación.

Sobre la cama, como epitafio, un ramo de lilas que ya no puede oler y el periódico que contiene la temida y ansiada crítica teatral que, pese a quien juró destruir su carrera, se rinde ante esa forma suprema de sacrificio sobre las tablas.

Diferente por fuera pero el mismo por dentro. Descanso, serenidad, paz. Una ventana abierta al cielo para observar a los pájaros, sus hermanos, y elevarse junto a ellos para saborear la ansiada libertad que te proporciona el quererte y respetarte a ti mismo.

“Se encontraba en ese estado peculiar en que cae el alma cuando acaba de obtener lo que durante mucho tiempo deseó. Está acostumbrada a desear, carece de recuerdos. Lo mismo que un soldado, que vuelve de la parada (…) repasó atentamente todos los detalles de su conducta. “¿No habré faltado en nada a lo que me debo a mí mismo? ¿Habré desempeñado bien mi papel?”. Le rouge et le noir, Stendhal.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Babadook
Babadook (2014)
  • 5,9
    27.405
  • Australia Jennifer Kent
  • Essie Davis, Noah Wiseman, Daniel Henshall ...
8
El sueño de la razón produce monstruos
Nadie dice que la vida de una familia monoparental sea fácil, mucho menos si la ausencia del padre se debe a un terrible accidente de tráfico que acaba con su vida mientras trasladaba a su esposa al hospital para que ésta diera a luz. Celebrar en una misma fecha la muerte y la vida es algo para lo que nunca se está preparado.

El duelo necesita su tiempo.

Ingresas en el hospital sin conocimiento y cuando sales eres una mujer sola que arrastra el peso de haberse convertido, con una diferencia de tan solo unos minutos, en viuda y madre. El shock traumático y la depresión post parto unidos hacen casi imposible superar tan terrible trance.

A partir de ahí empieza a manifestarse la tensión y el malestar que te genera el pensar y desear una cosa y hacer otra, algo que se conoce como disonancia cognitiva. Lo normal es que cuando experimentamos incomodidad por la existencia de dos ideas incompatibles tratemos de eliminarla o de evitar situaciones que puedan aumentarla, bien variando nuestra conducta o alterando el ambiente en el que nos movemos.

"El sueño de la razón produce monstruos", podemos leer en el Capricho nº 43 (serie compuesta por 80 grabados realizados entre 1793 y 1796) de Goya. Tras un esfuerzo intelectual (plumas y papeles así parecen indicarlo) el hombre duerme vencido por el cansancio. Es entonces, envuelto por las sombras, cuando las criaturas de la noche (gatos, lechuzas, murciélagos), sus propios monstruos, le rodean y contemplan. ¿Suponen una amenaza o vienen a prestarle una ayuda que conscientemente no es capaz de pedir? La razón libera sus fantasmas durante el sueño a través del subconsciente.

"The Babadook" es un cuento que, entrelazando el mundo real e imaginario de los personajes, nos muestra los diferentes rostros de la razón o de su ausencia.

Una historia donde no es el monstruo que se esconde dentro del armario lo más terrorífico.

Si la actriz principal, Essie Davis, está impresionante con su doble faz de mujer dulce y siniestra (¡Jack Torrance ya tiene una partenaire a su altura!), no se queda atrás Noah Wiseman interpretando a ese hijo incontrolable, impredecible y violento, de una manera tan realista que nos dan ganas de estrangularlo, aunque suene mal, y nos impide darnos cuenta de que, en realidad, solo se trata de un pobre niño que se siente solo, perdido y nada querido.

Una película de bajo presupuesto, con actores desconocidos, que la mano de Jennifer Kent, una directora debutante, ha convertido en una grata e inquietante sorpresa para los amantes del género de terror.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interstellar
Interstellar (2014)
  • 7,9
    103.713
  • Estados Unidos Christopher Nolan
  • Matthew McConaughey, Anne Hathaway, David Gyasi ...
4
ABSTENERSE LOS DE LETRAS
El mundo que conocemos se muere. Cada minuto que pasa las opciones se reducen y sobre el futuro de la raza humana planea una enorme interrogación. Mientras el pueblo se sacude el polvo de encima y mira al cielo esperando agua, como siempre ha hecho el hombre desde que se convirtió en agricultor, las mentes superiores, esto es los integrantes de la NASA, se sacuden las opiniones que cuestionan su labor y miran al cielo esperando que proporcione una autopista hacia un lugar mejor.

Nadie mejor para ejercer de colono interestelar que el piloto Cooper al que da vida Matthew McConaughey un duro tejano (¡yiiiiihaaaa!) acostumbrado a los rigores del clima ("Hay cuatro estaciones en Texas: casi verano, verano, todavía verano y Navidad") algo muy útil cuando no sabes qué tipo de atmosfera te vas a encontrar en el nuevo planeta.

El caso es que Cooper, además de piloto ingeniero, es elegido para conducir y liderar al grupo de exploradores que si cumplen su misión habrán realizado la mayor hazaña en la historia de la humanidad: viajar más allá de nuestra galaxia para descubrir si algún otro planeta puede depararnos una nueva oportunidad, un futuro.

La importancia de la familia, gente sencilla luchando contra la adversidad, vecinos que se apoyan en caso de catástrofes. Las tormentas de polvo están tan bien logradas que casi hacen que carraspees y te lleves una mano a la boca para protegerla. Hasta ahí la historia parece atractiva y es asequible.

La cosa empieza a complicarse cuando introducimos un ingrediente, siempre conflictivo, en la mezcla: el deber. Ser ese padre que, por encima de todo, ama a sus hijos y jamás los abandonaría, o ser ese héroe que elige el sacrificio individual en aras del bien colectivo. "Ser o no ser, he ahí la cuestión". Aunque no crean, tampoco es que Cooper se lo piense mucho tiempo porque entre cultivar maíz y sentarse en el porche de su granja a esperar una lluvia que nunca llega, o calzarse las botas de cowboy espacial y poner rumbo a lo desconocido, la elección la tiene clara incluso antes de que se lo propongan.

Agujeros de gusano, relatividad, espacio/tiempo, dimensión, tridimension, cuatridimension, singularidad, densidad, viajes en el tiempo... El verdadero problema comienza con el despegue de la nave porque a partir de ahí la historia solo es apta para físicos teóricos, astrofísicos, ingenieros aeroespaciales y frikis muy frikis que con tal de experimentar la gravedad cero un par de horas (bueno en esta ocasión casi tres) son capaces de perdonarle al director todo lo que no entiendan. ¡Por algo es el futuro!

He leído que Nolan ha sido asesorado por un astrofísico, Kip Thorne, profesor de física teórica en el California Institute of Technology, ya jubilado, que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los agujeros negros, esas estrellas del cosmos que en lugar de explotar o apagarse, colapsan hacia un punto llamado singularidad. Resultado: la película tiene más de ciencia que de ficción, con el consiguiente sacrificio del entretenimiento.

Es indudable que en este tipo de superproducciones, en las que se invierte tanto dinero, siempre hay cosas espectaculares, ¡que menos! Así destacan los robots que en esta ocasión han rechazado el antropomorfismo prefiriendo una figura geométrica, con forma de bloque rectangular, que se desplaza tanto como una hélice como imitando el movimiento de los gorilas. ¡Son geniales! Igualmente me parecieron preciosas las imágenes del planeta helado. ¡Y qué decir de las olas gigantes!

En cuanto al prototipo de nave de la película no es nada original pues Stanley Kubrick, allá por el año 1968, ya llevó al cine en "2001: una odisea del espacio" la idea de una nave que gira constantemente para generar gravedad. Pero el nombre de la misma, Endurance (algo así como resistencia), me recordó el libro "Atrapados en el hielo" de Caroline Alexander que me recomendó mi amigo Juan. Narra la hazaña del famoso explorador Ernest Shackleton y una tripulación de veintisiete hombres que, en agosto de 1914, partieron hacia el Atlántico sur para realizar el primer viaje a pie por la Antártida. Tras abrirse camino por helado mar de Weddell, y cuando les faltaban sólo ciento sesenta kilómetros para llegar a su destino, su barco, el Endurance, quedó atrapado en los hielos y su tripulación, abandonada a su suerte. Su terrible experiencia duró veinte meses en los que realizaron dos intentos casi fatales de escapar antes del rescate final. El texto va acompañado de las increíbles fotografías que Frank Hurley tomó durante la aventura y que muestran la muda e impresionante belleza del océano Austral, la terrible destrucción del barco y la heroica lucha diaria de la tripulación para sobrevivir. Es un libro fantástico y estremecedor.

Volviendo a nuestra aventura espacial no hay ningún papel memorable pese a contar con buenos actores como Jessica Chastain o Michael Caine. Podemos destacar, por lo mala, la interpretación de Anne Hathaway de una mema, cursi y sentimentaloide científica, que nos tortura con complicadas teorías sobre que el amor es una fuerza potente cuyos resultados desconocemos.

¡Cada vez que sale en pantalla acabas deseando que te trague un agujero negro!

En fin, que quieren que les diga.

Desde mi punto de vista el intento de Nolan de insuflarle alma, corazón y vida a las matemáticas y a los cálculos cuánticos fracasa estrepitosamente y acaba pasando factura a los espectadores.

Dicho lo cual, que cada palo aguante su vela.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El juez
El juez (2014)
  • 6,5
    17.220
  • Estados Unidos David Dobkin
  • Robert Downey Jr., Robert Duvall, Vera Farmiga ...
8
La familia no la eliges
“Es una película fantástica. Joaquín Phoenix realiza una interpretación soberbia, sin adornos, ni artificios. Una demostración de lo que es ser un ACTOR con mayúsculas, algo que está al alcance de muy pocos. De hecho creo que si ahora mismo pienso en quien podría hacer algo así, me vienen a la mente solo tres o cuatro nombres: Robert Downey Jr., Anthony Hopkins, Al Pacino, quizás Johnny Depp…” Esta es parte de la critica que escribí, en 2008, sobe “Two Lovers”, de James Gray (actualmente en esa lista no podría faltar Michael Fassbender).

Buenos diálogos, magníficos silencios, excepcionales primeros planos que traspasan la pantalla y te conmueven, miradas intensas... “El juez”, de David Dobkin, pone de manifiesto que no me equivocaba con Downey Junior porque junto al otro Robert, Duvall, nos ofrece una lección de cómo remover y activar las conciencias dormidas haciéndonos sentir sobrecogidos y totalmente desarmados.

Hank Palmer, un importante abogado con pocos escrúpulos, tras la muerte de su madre regresa a su hogar. Después del entierro, deseoso de salir del lugar donde pasó su infancia, se entera de que el juez del pueblo, su padre de quien está distanciado, es sospechoso de haber cometido un crimen. La investigación del caso lo llevará, poco a poco, a restablecer con los suyos una relación que estaba rota.

Un abogado inteligente, arrogante y tan simpático y encantador como cruel cuando toca serlo. Un mal hijo. Un juez fuerte, orgulloso, comprometido con la justicia por encima de todo, más implacable con su propia familia que con el delito. Un mal padre. Dos personas que se respetan y admiran en la distancia pero que se odian y se muestran incapaces de comunicarse en la cercanía. Dos almas perdidas que anhelan encontrarse y perdonarse pero no saben como hacerlo. La justicia, su nexo de unión, les mostrará el camino.

La familia no la eliges, no te puedes librar de ella cuando te apetezca. Aunque te mudes a miles de kilómetros de distancia va contigo. Nuestra personalidad es fruto de las circunstancias y experiencias, tanto positivas como negativas, que vivimos durante la niñez en el seno familiar.

Un espectador comprometido no sale indemne de una sala después de ver un drama de este tipo. Las difíciles relaciones familiares han servido de argumento a grandes películas como “The Savages” de Tamara Jenkins, “In the Bedroom” de Tood Field, “Heredarás la tierra” de Jocelyn Moorhouse o la más reciente “Agosto” de John Wells. Acontecimientos traumáticos, como la enfermedad o muerte de alguno de los progenitores, vuelven a reunir a familias que llevan años sin verse ni relacionarse creando un ambiente propicio para que afloren a la superficie reproches, mentiras, rencillas y rivalidades inconfesables; recuerdos todos que perturban la conciencia y el equilibrio nervioso.

Es muy difícil no verse reflejado en las tragedias familiares. Siempre hay frases similares a otras que recuerdas haber dicho en un momento de rabia, esas de las que ya te estás arrepintiendo antes de terminar de pronunciarlas, gestos idénticos de los que te avergüenzas, ausencias que te duelen y que no puedes compensar.

Hay que elegir el momento adecuado para ver esta película porque es tan buena que no disfrutas viéndola. A mí la relación paterno filial del juez Palmer y su hijo me afectó, me involucre en la historia y sufrí con sus miserias. ¡La escena de la bañera es durísima!

No obstante, deja un resquicio para la esperanza y un mensaje claro: por encima de todo defiende tu legado porque es lo mejor que tienes.
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11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relatos salvajes
Relatos salvajes (2014)
  • 7,7
    68.918
  • Argentina Damián Szifrón
  • Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia ...
9
TIEMBLA TARANTINO
Producida por "El Deseo", Pedro Almodóvar y su hermano Agustín, comenzamos con una fantáaaaastica banda sonora, obra de Gustavo Santaolalla (músico y compositor argentino, ganador de sendos Oscar a la mejor banda sonora por "Babel" y "Brokeback Mountain"), que acompaña a unas preciosas fotografías de animales. Fíjense muy bien en ellas porque son un delicioso aperitivo de lo que veremos mas adelante: imágenes de lobos, leopardos, hienas y otros depredadores que, con sus miradas inteligentes y sus afiladas garras y colmillos, acechan a incautas ovejas, gacelas y otras fuentes de proteínas, prestos a devorarlas.

Aunque nunca hayamos sido agredidos físicamente, ni atracados por un ladrón, no es necesario que medie un delito para que nos resulte conocido el papel de víctima. A menudo nos vemos envueltos en situaciones que, por cotidianas, asumimos y soportamos de manera más o menos estoica o indignada dependiendo del día que tengamos. Pero... ¿qué pasaría si en una de esas ocasiones, hartos de sentirnos sometidos, renegamos del papel de sumisos y reivindicamos el control de la situación? De eso va la vaina.

Seis relatos geniales, inesperados y muy bestias.

Inspirada en "Cuentos asombrosos", serie de TV de los ochenta creada y producida por Steven Spielberg, "Relatos salvajes" (premio del público a la mejor película europea en la 62 edición del Festival de Cine de San Sebastián) narra unas historias en las que los agresores, asesinos o terroristas, no han sido etiquetados como tales por el sistema. En cuanto a las victimas, no son únicamente personas sino estructuras e instituciones: la sociedad en su conjunto.

No se trata del tipo de cuento que termina con un colorín colorado que te invita a conciliar el sueño, sino de unas historias para no dormir, verdaderamente brutales, que inducen, por las barbaridades que narran y cómo las narran, tanto a la risa como al horror o al asco. Son tan tremendas como sorprendentes y cercanas porque, ya me lo dirán cuando las vean, con más de una nos sentiremos identificados aunque no nos atrevamos a reconocerlo en voz alta:

1. Pasternak: a todos aquellos que te han jodido la vida. ¡Atracón de risa inicial!

2. Las ratas: el que la hace la paga. ¡Ten cuidado con lo que deseas!

3. El más fuerte: genuinos machos al volante. ¡Geniales Leonardo Sbaraglia y su partenaire! No se pierdan la melodía "Corazón de fuego". MI FAVORITA. ¡Es la caña!

4. Bombita: la lucha, en solitario, contra la jaula de hierro de Max Weber. ¡Un héroe nacional!

5. La propuesta: justicia universal, o no. ¡Por algo se dice que la justicia es ciega!

6. Hasta que la muerte nos separe: para terminar nada mejor que una celebración familiar. ¡Una boda de cuento!

Intriga, violencia y comedia. ¡Hacia tiempo que no me reía tanto en el cine! Esta película es muy divertida pero, se lo advierto, se trata de humor macabro, o negro como prefieran llamarlo, no apto para todos los paladares.

El director nos muestra como basta un segundo, el tiempo que se tarda en tomar una mala decisión, para cruzar la línea que separa el orden del caos. Perder el control y dejarse arrastrar por el vértigo y el placer que ello conlleva; comprobar que, efectivamente, la venganza es un plato que se sirve frío y se come despacio.

Damián Szifrón emprende una cruzada contra los tiranos, los que se creen superiores a los demás, los macarras abusones, el sistema, los ricos y los finales felices. ¡No deja títere con cabeza!

La película es cruel, maliciosa, brutalmente divertida y esconde una original y demoledora carga de critica social.

¡Sencillamente brillante!

¡Tiembla Tarantino!
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21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Senderos de gloria
Senderos de gloria (1957)
  • 8,4
    56.883
  • Estados Unidos Stanley Kubrick
  • Kirk Douglas, George Macready, Adolphe Menjou ...
10
Senderos de sangre
La película se inicia al son de “La Marseillaise”, himno nacional de Francia, y su exaltación del ánimo patriótico:

“Allons enfants de la Patrie
Le jour de gloire est arrivé”

Kubrick nos muestra sus senderos.

Durante ochenta y nueve minutos asistimos perplejos al desarrollo de una ofensiva de guerra gestada en los despachos de los integrantes del Estado Mayor, que alegan presiones de los políticos y de la prensa para que ganen la guerra, se mueven en palacios versallescos, toman coñac de marca y asisten a bailes de gala.

Mientras, las tropas sobreviven en las angustiosas trincheras. Kilómetros y kilómetros de zanjas de las que muchos nunca llegaran a salir. Desconcierto, tensión y rabia contenida ante el cinismo de los que mandan y deciden, sin exponerse nunca al peligro, sobre la vida de los demás. ¡Algo muy de actualidad mal que nos pese!

En la Francia de 1916, durante la I Guerra Mundial, el Estado Mayor decide tomar “La colina de las hormigas”, una inexpugnable posición alemana. El General Boulard traslada la orden al General Mireau quien en un primer momento, aunque sin demasiada convicción, rechaza de plano la propuesta para enseguida cambiar de idea a lo que contribuye la amenaza velada de un posible retiro y la promesa explícita de un ascenso seguro.

El encargado de dirigir el ataque sobre el terreno será el coronel Dax quien ante el cinismo de su superior, que le expone claramente que una vez se produzcan las bajas necesarias en el regimiento aun quedara un porcentaje elevado de soldados para tomar la colina, se niega por lo que el general, escandalizado, apela a su patriotismo. Él le responde con las palabras del Dr. Johnson (poeta, ensayista y critico literario): “El patriotismo es el último refugio de los canallas”.

La misión, crónica de un desastre anunciado, se convierte en un infierno en el que perece gran parte del regimiento. Los escasos supervivientes emprenden la retirada hacia las trincheras, ante lo cual el alto mando militar, preso de una pataleta impresionante y muy irritado por la derrota, decide imponer un severo castigo que sirve de ejemplo a los cobardes.

Los cabezas de turco, elegidos al azar, serán un cabo y dos soldados rasos.

Ni los motivos por los que retrocedieron, ni las heroicidades pasadas, ni siquiera ser el único superviviente entre miles de hombres, valen como justificación en el consejo de guerra al que son sometidos, ya que las preguntas, a las que solo pueden responder SI o NO, son:

¿No llegó a salir de la trinchera?
¿Retrocedió usted?
¿Intentó tomar la colina?

Con frases como “No hay nada como fusilar unos pocos para levantar la moral de la tropa”, o “Coronel, sus hombres han muerto muy bien” el despreciable General Mireau se gana nuestro odio eterno.

“No esta bien fusilar a un moribundo” alega débilmente el cura que acude a confesar a los condenados a lo que se le responde “Que le pellizquen la mejilla cuando este atado frente al pelotón de fusilamiento, así abrirá los ojos porque el general lo quiere despierto”. ¡Miserables!

Cada minuto de metraje de esta película, cada elemento, cada toma, cada escena, es un alegato antibelicista por sí mismo.

Para terminar este reseco informe bélico una canción en alemán, que humedece los ojos de todos los soldados y de los espectadores, en la voz de una joven desconocida, para dejar constancia de la universalidad de los sentimientos y de lo absurda e inútil que resulta cualquier guerra la guerra, antes de cumplir las ordenes de regresar de inmediato al frente.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juego de Tronos (Serie de TV)
Juego de Tronos (2011)
Serie
  • 8,5
    114.227
  • Estados Unidos David Benioff (Creador), D.B. Weiss (Creador) ...
  • Emilia Clarke, Kit Harington, Lena Headey ...
10
SI PIERDES MUERES
Siempre he sido aficionada a la fantasía medieval con sus caballeros, princesas, magos, brujas, orcos, enanos, gigantes… Con 15 años leí “El señor de los anillos” (aún recuerdo la sensación de no poder dejarlo, el cansancio de ojos) y por supuesto he visto (cuando la estrenaron y varias veces en televisión) la maravillosa adaptación que hizo Peter Jackson para el cine.

También he leído “Ivanhoe”, de Sir Walter Scott, y he visto la película de Richard Thorpe que protagonizó Robert Taylor. Por supuesto he visto casi todas las que han hecho sobre Arturo y los caballeros de la mesa redonda. La más reciente “King Arthur”, dirigida por Antoine Fuqua y protagonizada por Clive Owen, uno de mis feos guapísimos. Aunque mi favorita sobre este celebre personaje es “Excalibur” de John Boorman. La eterna lucha entre el bien y el mal, claramente diferenciados y opuestos, es la base de todas esas historias. Siempre resulta fácil tomar partido. En “Juego de tronos” la cosa se complica.

Recrea a la perfección la barbarie, violencia e inestabilidad propia de esa época. Con el ansía de poder como telón de fondo, se enfrentan clanes familiares que no atascan a la hora de utilizar cualquier método, arma o persona, para lograr su único objetivo: el trono de hierro. El dinero manda y la lealtad te mata. No valen normas ni códigos de conducta. Todos, cada uno dentro de sus posibilidades, luchan con uñas y dientes para salirse con la suya.

El único valor que se erige como verdadero, y al que todos parecen respetar, no es tanto la familia (puesto que abundan los incestos, los hijos bastardos, los amantes, etc) sino la sangre (me refiero a los lazos de sangre y no a la otra aunque ésta corre como un río en cada capítulo). Cada casa hace honor a su lema: “Un Lannister siempre paga sus deudas” no habla de honor sino de dinero, por algo son los más ricos. “Winter is coming” (el invierno se acerca) refleja la misión, especialmente dura, que asume la casa Stark, guardianes del Norte: mantenerse en constante alerta preparados siempre para lo peor. El de la casa Baratheon, “Nuestra es la furia”, retrata a la perfección a sus miembros: fieros en la batalla pero de poco seso. El de los Targaryen y sus dragones “Fuego y sangre”.

La historia te produce un creciente desasosiego porque no hay infancia, no hay respeto, no hay justicia, no hay honor… aunque, eso sí, para mayor gozo de mi amigo Juan, hay zombis del Norte.

¿Quién es mi personaje favorito? Hasta que lo mataron, Lord Eddard Stark por razones que saltan a la vista (no solo porque esté muy bueno, que lo está, sino porque es bueno), a quien el hecho de ser nombrado “mano” del rey, le hace perder la cabeza (de hecho lo de ser “mano” era un cargo nada apetecible por lo poco que solían durar aquellos que lo ocupaban).

Ante mi grandísimo disgusto por la desaparición en la primera temporada de este personaje, no me quedó otra que elegir uno nuevo y mi favorito pasó a ser Tyrion Lannister, el enano, el nomo, el medio hombre. Ser una continua decepción para su padre y su corta estatura le hacen desarrollar, para sobrevivir, una inteligencia muy por encima de la media junto con un sentido del humor que impide que su vida se convierta en el infierno que podría haber sido. Deslenguado, procaz, sensible, putero, curioso, son algunas de las cualidades que lo adornan. Sus diálogos son de lo mejor de la serie.

Las mujeres no son presentadas como meros objetos decorativos sin otra misión que parir hijos. Las hay crueles, sucias, guerreras, pérfidas, mentirosas, pero todas ellas las pasan canutas dentro de sus respectivas clases sociales: las nobles son “vendidas” para cerrar alianzas con otras familias. Las pobres son usadas y vejadas por los suyos y por los ricos. Al resto solo le queda ejercer de putas freelance, con lo cual no sacan ni para comer, o contratarse en burdeles como el de “Meñique” (uno de los personajes que más odio) donde a cambio de un poco de seguridad sufren bastante más esclavitud.

En un mundo en cambio constante, con una esperanza de vida tan corta, lleno de miedo e incertidumbre, ves como incluso los más crueles tienen sus momentos de flaqueza y te das cuenta de que detrás de cada uno de ellos hay una triste historia que los ha hecho convertirse en quienes son. Siguen sin caerte bien, pero llegas a entenderlos.

La temática, el desarrollo psicológico de los personajes, la perfecta ambientación, los escenarios naturales, las brillantes interpretaciones, hacen de esta serie algo que no debes perderte. Te emociona, te cabrea, te engancha.

¡Es fantástica!
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47 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
La isla mínima
La isla mínima (2014)
  • 7,2
    72.618
  • España Alberto Rodríguez
  • Raúl Arévalo, Javier Gutiérrez, Nerea Barros ...
9
CINE POLICÍACO CON SELLO DE CALIDAD
“Sevilla, unos años antes de la Expo 92. Convertir una ciudad cualquiera en un escaparate mundial exige obras mastodónticas, inversiones millonarias, sacrificio y el esfuerzo coordinado de muchas personas y colectivos: el trabajo de unos brillará en la superficie y embellecerá la ciudad; el de otros se hunde en las profundidades y es mejor que nunca salga a la luz. De eso va esta película… ¡y qué película!

El Grupo 7 lo forman: Mateo, un policía regordete, putero y chusco, “tipical spanish”; Miguel alto y rubio con aspecto de señorito andaluz; Ángel, el más joven, tan simpático como ambicioso, que observa en silencio a su compañero Rafael, solitario, violento, cruel, desengañado.

Los cuatro persiguen a yonkis y traficantes sin descanso, sin escrúpulos y sin piedad, utilizando todos los medios a su alcance para lograr éxitos que lancen sus carreras sin desdeñar de paso, mediante la corrupción y los métodos más salvajes, ingresos extras que les permitan mejorar sus sueldos de mierda”.

Esta es parte de la crítica que escribí sobre “Grupo 7”, película en la que Alberto Rodríguez ya dejó patente de lo que era capaz. Un claro ejemplo de que en España se hace muy bien cine negro o policíaco como prefieran.

En “La isla mínima” volvemos a los ochenta, década que parece fascinar al director quizás por la indefinición que aún imperaba en España en todos los ámbitos. Con el antiguo régimen ya resquebrajado estrenábamos democracia y había que redefinir costumbres, leyes y comportamientos antes generalizados y amparados por la larga sombra de la dictadura. La lucha, a veces silenciosa otras no tanto, entre lo viejo y lo nuevo, entre la libertad y la represión.

Una sucesión de raras e inquietantes fotografías aéreas (Álex Catalán premio del jurado a la mejor fotografía en la 62 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián) que no sabes a ciencia cierta a qué corresponden (a mi me recordaban al cerebro humano), acompañadas de la doliente y quejumbrosa banda sonora de Julio de la Rosa, constituyen una magnifica y sorprendente forma de empezar una película porque evidencian el cuidado que el director ha puesto en los detalles.

“Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir”.

El lugar donde se desarrolla la acción, las marismas del Guadalquivir, 2.000 kilómetros cuadrados de terrenos inundables surcados por una amplia red de caños (curso de agua marina que se interna en terrenos fangosos de marismas y cuya profundidad y apariencia cambia en función de las mareas) y humedales (zona de tierras, generalmente planas, cuya superficie se inunda de manera permanente o intermitentemente), es un reflejo del entramado de la película donde se entrecruzan personajes y situaciones que también parecen moverse bajo el influjo de las mareas.

Dos policías expedientados, aparentemente opuestos, son enviados a un pueblo escondido de las marismas para investigar la desaparición de dos adolescentes. Al recelo con que se miran entre ellos, incapaces de hacerse una imagen clara del otro, se une la desconfianza y el rechazo con el que son recibidos por los lugareños.

Durante las pesquisas para esclarecer los hechos ambos van dando muestras de sus particulares métodos de investigación: uno desde el acercamiento a la gente del pueblo, el otro desde la distancia y apoyándose más en las pruebas científicas.

Estos días diversos medios y críticos han insistido en su semejanza con la serie “True Detective”. Es cierto que en ambos casos se trata de una pareja de policías que investigan los crímenes de un asesino en serie y que existe cierto parecido entre los escenarios naturales en los que transcurren las historias, pero la “La isla mínima”, además de porque se desarrolla en un tenso período histórico muy nuestro, se diferencia en el marcado carácter español de los personajes: el señorito andaluz, los jornaleros, los militares y unos agentes del orden bastante bizarros pero a la manera patria.

La película cuenta con un nutrido grupo de actores con papeles pequeños pero intensos. Por encima de todos ellos destaca Javier Gutiérrez (Concha de Plata al mejor actor en la 62 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián) con su interpretación de un policía, con un oscuro pasado, que durante toda la película se mantiene en el filo de la legalidad y al que la soberbia interpretación de este actor, mitad asturiano mitad gallego, dota de una dualidad que consigue que le odies tanto como le respetas. Humanizar monstruos no está al alcance de todos los directores.

“La isla mínima” es una película excepcional. Un drama policíaco realista, duro y, en ciertos momentos, conmovedor.

Un thriller sutil y cautivador que demuestra que con directores como Alberto Rodriguez el cine español volverá a recobrar la etiqueta de cine de calidad, reconocida mundialmente, que nunca debió perder.
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre más buscado
El hombre más buscado (2014)
  • 6,2
    9.531
  • Reino Unido Anton Corbijn
  • Philip Seymour Hoffman, Willem Dafoe, Rachel McAdams ...
8
Una de espías casi vintage
Que 121 minutos, tratándose de una película de espías, transcurran sin apenas darte cuenta, no se a ustedes pero a mí me dice mucho. No soy fan del género pero no cabe duda de que el hecho de que el patrullón que persigue a "A Most Wanted Man" lo encabece Philip Seymour Hoffman, en uno de sus últimos papeles, es garantía de calidad, al menos por la parte que le toca.

Sentí su muerte. Con su aspecto poco convencional, tan alejado del canon de belleza que predomina en Hollywood, fue capaz de labrarse una carrera más que respetable en ese mundo dominado por los guapos, atractivos y musculados. Mejor que cualquier tipo de halago póstumo que fuera capaz de escribirle, los títulos de algunas de sus películas hablan de su buen oficio como actor, de la credibilidad que era capaz de transmitirles a todos sus personajes y de esa habilidad innata que le permitía cambiar de registro sin problema y que hizo de él uno de los grandes:

El talento de Mr. Ripley, Anthony Minghella.
La familia Savages, Tamara Jenkins
Antes que el diablo sepa que has muerto, Sidney Lumet
Los idus de Marzo, George Clooney
The Master, Paul Thomas Anderson

Tras los atentados del 11-S el miedo se instaló en los países de Occidente. Que unos terroristas islámicos fueran capaces de burlar los sistemas de seguridad y atacar al país más poderoso del mundo hizo temblar los cimientos de nuestra civilización. La lucha contra este tipo de terrorismo se convirtió en la prioridad de todos los gobiernos y, por ende, todo lo que sonara a extremismo islámico en el enemigo a batir.

Basada en una novela de John le Carré del mismo título, la película nos narra la peripecia de un joven checheno que consigue llegar ilegalmente a Hamburgo con intención de empezar una nueva vida. Con evidentes signos de haber sido torturado, contacta con una abogada defensora de derechos civiles para que le ayude a regularizar su situación y evitar su deportación. Pero algunos episodios de su pasado, su procedencia, que se declare como musulmán devoto y que sea el heredero de una enorme cantidad de dinero de procedencia sospechosa, hacen que los servicios de inteligencia de tres países, dedicados a la lucha antiterrorista, quieran darle caza cada uno por diferentes motivos.

No hay juguetitos electrónicos como los que otros colegas utilizan en sus Misiones Imposibles; no hay gincanas deportivas como esas en las que parece participar Jason Bourne cada vez que aparece en pantalla y que han hecho de él todo un Mito; ni rastro de algo glamuroso como tomar vodka Martini, ya saben agitado no revuelto (los tragos del Martini se mezclan de manera homogénea, el enfriamiento es uniforme y al beberlo, todos los componentes se sienten juntos), enfundado en un elegante traje de Tom Ford y con el físico potente de Daniel Craig, mi 007 favorito.

Ni despampanantes espías que te amaron, ni saltos imposibles, ni carreras de coches con dobles de Carlos Sainz al volante. Creo que Philip persigue en dos ocasiones al checheno, una al volante y otra a pie; en la primera le da esquinazo sin problema y en la segunda casi sufre un infarto por el esfuerzo físico. Bastante realista.
Estamos ante una de espías a la antigua usanza donde, más allá de la electrónica último modelo, se priorizan las redes de informantes con las que se establecen lazos basados en la confianza y en la palabra de uno que cuando se da es sagrada... si te lo permiten claro.

Una trama bien elaborada en la que se entremezclan el miedo y la desconfianza, con los ideales propios de la juventud y el desencanto que acompaña, en ocasiones, a la madurez.

Como no hay escenas que transcurran a una velocidad vertiginosa no podemos catalogarla como una clásica película de acción, pero sí de suspense. Los ambientes sórdidos y deprimentes de la ciudad, los diálogos y el hecho de que se trate de una unidad que no existe a efectos oficiales, logra crear una atmósfera de tensión que concentra toda tu atención impidiendo que te aburras.

La recomiendo a los amantes del género, a los lectores de John le Carré y a los que, como yo, admiramos a Philip Seymour Hoffman porque su interpretación de ese espía desengañado, pero aún con principios, es francamente excepcional.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Begin Again
Begin Again (2013)
  • 6,8
    26.824
  • Estados Unidos John Carney
  • Keira Knightley, Mark Ruffalo, Hailee Steinfeld ...
7
Bravo por la música
“Te gusta la música”, le pregunta Hans Castorp a Septembrini en “La Montaña mágica”. “Si me la imponen, no”, le contesta éste.

Disfruto con una buena banda sonora como la que más. Incluso he saboreado películas en las que apenas había diálogo pero, salvo contadas excepciones, siento rechazo hacia el género musical.

“Begin again” es la historia de dos jóvenes ingleses a quienes su pasión por la música ha unido, les lleva hasta Nueva York y finalmente, cuando él alcanza el éxito y la fama, acaba por separarlos. A partir de ahí comprobamos como el amor al arte puro (entendido como una pasión, una forma de vida) y el amor al arte cuando éste se mercantiliza, transcurre por caminos separados que difícilmente vuelven a converger. La música es el epicentro de la historia pero no es solo una película musical.

Contar con Keira Knightley, una de las mejores actrices de su generación, es un pasaporte seguro al éxito. No hay ninguna película suya que no me haya gustado. Es adorable, apasionada, intensa y muy elegante. ¡Por algo Chanel la ha elegido como imagen de su emblemático perfume “Coco”!

Mark Ruffalo nos regala una magnifica interpretación de un productor discográfico en horas bajas. Impresionante la química entre los dos actores. Ambos son el motor del conjunto.

En cuanto a Adam Levine creo que se queda a años luz de ellos, eso sin contar con que a mí, particularmente, su voz, falsete incluido, no me gusta nada.

Sin sexo, sin tiros, sin violencia, sin monstruos ni asesinos, “Begin again” es un chute de optimismo veraniego. Una película que te hace salir de la sala contento, relajado y feliz.

Vamos, un lujo en estos tiempos que corren.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las dos caras de enero
Las dos caras de enero (2014)
  • 5,6
    5.742
  • Reino Unido Hossein Amini
  • Viggo Mortensen, Oscar Isaac, Kirsten Dunst ...
8
El universo de Patricia
"No sé como una película de coches y carreras ha podido emocionarme, pero lo ha hecho. No me gusta conducir, pero Ryan Gosling consigue que parezca algo romántico y hermoso.

No entiendo como una historia en la que unos mafiosos crueles y sin escrúpulos, empeñados en dejar a su paso un reguero de cadáveres sanguinolentos, puede resultar poética, pero lo es. ¡Pura poesía urbana! Es pausada e impetuosa, dulce y salvaje, tierna y muy dura. Me recordó a “Collateral”, de Michael Mann, por el aura de tristeza que envuelve a los personajes y que no los abandona hasta su muerte.

Hay escenas tan brutales y desgarradoras, como la de los dos personajes principales en el ascensor, que te encogen el corazón y te hacen removerte incomoda en tu butaca. Pero no se regodea en la pena, ni en el desencuentro, ni juega con falsos sentimentalismos. Al final cada uno sigue con su vida, en esa ciudad o en otra, aunque un poco más tristes y bastante más solos”.

Las palabras anteriores forman parte de mi crítica sobre “Drive”, una de mis películas favoritas, cuyo guión escribió Hossein Amini, el mismo que ahora se estrena como director con “Las dos caras de enero”.

Con su agradecimiento, en los títulos de crédito, a Anthony Minghella y Sydney Pollack se ganó mis simpatías porque supone un reconocimiento merecido a quienes mejor han adaptado una novela de Patricia Highsmith al cine: “El talento de Mr Ripley” ese personaje con tantas aristas a quien admiro y respeto.

Una atractiva y enamorada pareja norteamericana, un joven, también norteamericano, que trabaja como guía y que vive de estafar a turistas ricas, un marco incomparable, la Acrópolis griega, deseo, celos, mucho alcohol y cigarrillos, son algunos de los ingredientes de esta receta que tanto recuerda al cine con sabor clásico.

No hay carreras, ni gritos, la violencia es contenida y la extrema tensión que se alcanza se refleja en el rostro de los protagonistas y, sobre todo, en la evolución de su comportamiento según avanza la historia.

Relaciones equívocas y abiertas, dilemas morales, personajes imperfectos con numerosos claroscuros que pasan, sin ningún pudor, del sentimentalismo más blando al cinismo más descarado. Patricia, ya lo sabemos, siente debilidad por los malos. Experta espeleóloga acostumbrada a adentrarse en las cavidades más escondidas del alma humana para dejar patente que cualquiera, en circunstancias extremas, es capaz de lo mejor y de lo peor.

Gama cromática de amarillos y tonos tierra para ambientar una historia que se inicia en Atenas, discurre por Creta y finaliza en Estambul. Calor asfixiante, por la época estival, para acompañar a una atmosfera más asfixiante aún por la tensión que va entrelazando la vida de los tres personajes principales.

El universo de Patricia Highsmith magistralmente llevado a la pantalla.

Las notas de Alberto Iglesias hacen el resto.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al filo del mañana
Al filo del mañana (2014)
  • 6,8
    43.949
  • Estados Unidos Doug Liman
  • Tom Cruise, Emily Blunt, Bill Paxton ...
7
El día de la marmota interespacial
Si queréis entender mejor esta película “All you need is (que levante la mano quien en este preciso momento haya pensado “love” y a continuación tarareado a los Beatles) kill”, de Hiroshi Sakurazaka, una novela de ciencia ficción militar.

La película tiene todas las americanadas propias de las de marines machotes que, sin embargo, se quedan en bravuconadas made in USA cuando los Miméticos entran en escena.

Invasión alienígena a lo bestia, creación de las Fuerzas de Defensa Unidas, lideradas por los de siempre, para combatirlas. Duros entrenamientos y armaduras robóticas que convierten a aquellos que las llevan (recuerdan mucho al traje de Iron Man aunque con menos color) en autenticas maquinas de matar.

Confieso que lo de los bucles temporales, por miedo a verme, por segunda vez “Atrapada en el tiempo” y rememorar una y otra vez este particular día de la marmota interespacial, me provocaba bastante recelo. Pero he de decir que la película me sorprendió gratamente porque me resultó entretenida e incluso, en alguna ocasión, divertida.

Bastante creíble el personaje interpretado por Emily Blunt, Rita Vrataski, también conocida como ‘Full Metal Bitch’ una soldado dura y fría que ha sobrevivido a múltiples batallas y que se ha cargado, ella solita, a cientos de Miméticos con su espada.

Como siempre lo mejor los bichos.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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