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España España · TOLEDO
Voto de MAFALDA:
8
Ciencia ficción. Drama Durante una misión tripulada a Marte, el astronauta Mark Watney es dado por muerto tras una terrible tormenta y abandonado por la tripulación, que pone rumbo de vuelta a la Tierra. Pero Watney ha sobrevivido y se encuentra atrapado y solo en el hostil planeta rojo. Con suministros escasos, deberá recurrir a su ingenio y a su instinto de supervivencia para encontrar la manera de comunicar a la Tierra que sigue vivo. (FILMAFFINITY)
26 de octubre de 2015
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Con permiso de Stanley, Ridley Scott sigue siendo (perdón por la expresión) "el puto amo" en esto de la ciencia ficción. Cuando eres el director de "Blade Runner" y "Alien", dos de las películas que reputados científicos (fervor del público aparte) han mencionado en más de una ocasión como destacadas e incluso inspiradoras para sus respectivas áreas de estudio, es difícil desbancarte del primer puesto en este género

No obstante hasta los mejores patinan de vez en cuando, baste recordar ese “Prometheus” que nos regaló en 2012 y que, siempre a mi juicio claro está, podría habernos ahorrado. En esa ocasión Ridley se centró tanto en la impresionante puesta en escena, con paisajes y atmósferas de enorme poderío visual, que se olvidó del contenido. El resultado fue algo así como un regalo que te cautiva por su envoltorio colorido y original pero que, cuando abres, está vacío. Ni siquiera supo aprovechar el potencial de los actores. Si, como propuse en su día, hubiera reprogramado a David, robot interpretado por Michael Fassbender, como “unidad de placer" (unhmmm), al igual que la replicante a la que interpreta Sean Young en "Blade Runner", la película hubiera sido un éxito, sobre todo entre el público femenino, porque gracias a la maravillosa “Shame” a todas nos consta que para ese menester a Fassbender méritos le sobran.

Con “The Martian” Ridley, que no ceja en su empeño de trasladarnos a mundos futuros, esta vez nos conduce hasta el planeta rojo a quien presta su imagen carmesí el espectacular Wadi Rum, un valle desértico al sur de Jordania. Durante una misión tripulada a Marte, Mark Watney, astronauta y botánico, tras una fuerte tormenta es abandonado por su compañeros que lo creen muerto. Solo, con escasos recursos, debe sobreponerse a la desesperación y recurrir a toda su fortaleza mental, inteligencia e ingenio para tratar de sobrevivir a la espera de un rescate.

Nos enfrentamos a la peripecia vital de este naufrago espacial que carga sobre sus hombros el grueso del metraje de la película con la difícil tarea de mantener la atención del público con su casi única presencia. ¡Y lo consigue, vaya si lo consigue! Pese a estar arropado desde Huston (ese lugar al que, ya saben, siempre se llama cuando tenemos un problema) y otros lugares del mundo por un eficaz elenco de actores (Jessica Chastain, Kate Mara, Chiwetel Ejiofor o Sean Bean), es la presencia y el buen hacer de Matt Damon lo que consigue que durante casi dos horas y media, te rías, te emociones, y hasta bailes, con una maravillosa película que aúna ciencia, aventura, humor, sentimiento y espectáculo, de una manera perfectamente sincronizada, todo ello al ritmo de clásicos irrepetibles de la música disco como “Hot Stuff” de Donna Summer, “Waterloo” de Abba o “I Will Survive” de Gloria Gaynor, una de mis canciones favoritas.

Puede que, en ocasiones, les parezca que peca de un exceso de optimismo difícil de justificar cuando crees que el mundo te ha olvidado y que tu destino, como el de todos, es la muerte pero antes de lo que te tocaba. Yo supongo que una característica que se debe tener en cuenta en la selección de los futuros astronautas es su capacidad de resistencia tanto física como mental; igualmente supongo que parte fundamental de su adiestramiento será el comprender y asumir que existe el riesgo de no regresar a la Tierra. Si damos eso por supuesto, el proceder lógico es, como afirma el protagonista, no pensar y dedicar todas tus energías a ir resolviendo, uno a uno, los problemas que se te vayan planteando. Además, ¡que coño!, tampoco viene mal unas dosis de esperanza y confianza en la condición humana ¿no les parece?

La película sin aturdir al personal con un exceso de teorías o conceptos astronómicos, matemáticos o físicos (aprende Christopher Nolan) resulta instructiva pero, sobre todo, resulta muy entretenida.

Y es que si hay algo que nunca, nunca, olvida Ridley Scott cuando rueda ciencia ficción es la importancia del factor humano.... por eso en sus películas hasta los robots tienen alma:

“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.
MAFALDA
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