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Críticas ordenadas por:
En busca de la felicidad
En busca de la felicidad (2006)
  • 7,4
    84.314
  • Estados Unidos Gabriele Muccino
  • Will Smith, Thandiwe Newton, Jaden Smith ...
7
Cuando el dinero, es la felicidad.
Recuerdo haber visto con mucho agrado esta película, en la que es innegable que el director pretende llegar al corazón del público a través de una atmósfera melodramática, un hecho inevitable teniendo en cuenta los hechos reales en los que se basa el argumento. Will Smith alcanza su cima interpretativa con un papel grandioso, firmemente secundado por su propio hijo, Jaden Smith. Como poco, la película es buena, muy entretenida y llena de sugerentes reflexiones que animan a la gente más humilde dentro de un clima en el que sus personajes se encomiendan a la confianza plena dentro de la unión familiar para resolver sus problemas (derivados de la falta de dinero), resultando enternecedora la relación entre un padre desesperado y su encantador hijo.

Personalmente no me tocó la fibra sensible, quizá por cierta previsibilidad, o simplemente porque a cada persona le afecta el mensaje de una película de forma distinta. En cualquier caso, su visionado se agradece, garantizando al espectador (de todos los públicos) un cine elegante, de gran belleza visual y musical.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra
Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra (2003)
  • 7,2
    156.059
  • Estados Unidos Gore Verbinski
  • Johnny Depp, Orlando Bloom, Keira Knightley ...
8
Un fenomenal viaje a través de los mares
Probablemente la carrera de Gore Verbinski no sea de las más dilatadas de Hollywood, pero hay que reconocer que el director -o más bien sus películas- ha conseguido hacer mucho ruido dentro de su limitada pero intensa filmografía. Fue en 1997 cuando hizo las delicias de pequeños y mayores con “Un ratoncito duro de roer”, película precedida por la discutible “The Mexican” (2001), seguida ésta de la incursión del director en el género de terror con “La señal (The Ring)” (2002). Pero fue con la primera entrega de la saga de acción y aventuras “Piratas del Caribe” con la que el nombre de Verbinski se impulsó hasta adquirir un ligero reconocimiento como un director que garantiza gozosos momentos de entretenimiento con unas películas que, si bien no figurarán habitualmente en un listado de las mejores de la historia, son de agradecida factura y de muy fácil digestión.

Y esto a pesar de la larga duración de cintas como la que aquí se comenta, con casi dos horas y media de metraje a sus espaldas, llevadas en volandas por un reparto que brilla entre la calidad de su faceta histriónica y la corrección que se espera de los actores de una película de estas características: todo controlado palmo a palmo por su principal productora, la Walt Disney Pictures, quien trata que nada se le escurra entre las manos para cumplir con su objetivo de ofrecer un film apto para toda la familia, que es lo mismo que para toda la taquilla. Pero detrás de la atmósfera comercial de esta trepidante película se esconde un conjunto con carácter, ritmo alocado, una historia central rica en diversas ramificaciones sin desperdicio, mucha acción, diversión, humor, abordajes, efectos especiales de impagable resultado, encuadres maravillosos y la vida pirata ofrecida desde un tono más liviano y simpático que documental, que huye de lo sangrante y lo calamitoso en beneficio de un retrato universal -con todos los tópicos que se adjudican a los corsarios- bañado aquí en lo fantástico.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Origen
Origen (2010)
  • 8,0
    158.378
  • Estados Unidos Christopher Nolan
  • Leonardo DiCaprio, Joseph Gordon-Levitt, Elliot Page ...
5
El laberinto de la pirindola y lo presuntuoso
Si los sueños de verdad son lo representado por Christopher Nolan en esta película, una de tres: o el director sueña muy raro, o yo sueño muy distinto, o me han tomado el pelo. Lo onírico que engalana la promoción de esta cinta brilla por su ausencia, pues me han hablado de sueños y a cambio me han dado la acción más tópica del cine, con disparos y persecuciones. La dirección, que hasta el momento había realizado trabajos admirables (desde “Following” a “Batman Begins”, y desde “Memento” o “Insomnio” a “El caballero oscuro”) peca de presuntuosa mientras presume de ofrecernos un “trabajo de autor”.

Sinceramente, creo que este es el trabajo menos personal de Nolan y el más cercano a las exigencias de taquilla de los productores. Todo está disfrazado de innovación, pero detrás del telón hay una trama simple, absurda y estúpida, con personajes que buscan solucionar una payasada de grandes dimensiones en tiempo récord, siempre con la excusa de unos sueños que jamás hacen presencia. Las interpretaciones son de lo más sosas. La gota que colma el vaso es su ingenuo final abierto, en el que se utiliza un recurso que a pesar de estar revestido de insólita intriga, deja al descubierto las miserias de una originalidad tramposa.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La quimera del oro
La quimera del oro (1925)
  • 8,4
    28.459
  • Estados Unidos Charles Chaplin
  • Charles Chaplin, Mack Swain, Georgia Hale ...
8
Amor, amistad, frío y hambre.
Charlie Chaplin fue, es y será eternamente el actor, director y todoterreno cinematográfico que más capaz es de transmitir al público la máxima crudeza de las situaciones dramáticas que representa, desde una perspectiva cómica que hace que no sólo podamos digerir sus mensajes con mayor tolerancia, sino que encima consigamos entretenernos y divertirnos. En el caso de "La quimera del oro" podremos llegar al desternille con un montón de escenas capaces de perdurar en la retina, pero también llegaremos, como ya pasó en "El chico", pasaría en "Luces de la ciudad", o cualquiera de las exquisitas obras del inimitable genio inglés, a tocar el drama con la punta de nuestros dedos, sufriendo porque un personaje tan ingenuo, inocente y encantador llegue a pasar tantos calvarios por culpa de unos prejuicios y un sistema que no son cosa de aquellos años en los que estas cintas se rodaban. Las denuncias de Chaplin -como su legado- son de factura eterna, trasladándose perfectamente hasta nuestro tiempo todo aquello que el mítico personaje de Charlot hacía llegar a la gente con sus imágenes.

Y llegaron los Oscar. Y se rieron de lo necesario de su mensaje y la belleza de sus postales. Nominaron -sin llegar al premio- a "La quimera del oro" en 1942, en las categorías de sonido y música... a una película muda. Y es que a los miembros de la siempre polémica Academia le valieron más que la película añadiese efectos de audio diecisiete años después, que el hecho de que esos grandes momentos en los que se hablaba de hambre, desesperación, amor y amistad y soledad (algo que venía de presentarse en otros films suyos, y que se volvería a repetir en el futuro) consiguieran tener mayor fuerza que las palabras sobre estas situaciones que cualquier persona en cualquier punto del mundo pudiera pronunciar.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deadwood (Serie de TV)
Deadwood (2004)
Serie
  • 7,8
    11.073
  • Estados Unidos David Milch (Creador), Ed Bianchi ...
  • Timothy Olyphant, Ian McShane, Molly Parker ...
10
Deadwood: ese bendito pueblo de hijos de puta.
No me lo puedo creer. Las tres únicas temporadas de la magistral serie Deadwood han llegado a su fin y nunca jamás podré volver a ver los devenires de los emblemáticos personajes que han aparecido en todos y cada uno de sus episodios, transmitiendo rechazo, aceptación, amor, odio, ternura, despotismo y un sinfín de calificativos que el servidor que escribe estas líneas no tiene la ocurrencia de expresar, debido a que el final de esta serie me ha dejado tocado, hundido, confundido y lleno de incredulidad al no aceptar que una de las mejores producciones que he visto en mi vida no haya tenido la oportunidad de expresar su calidad durante más temporadas. Me invade la alegría de saberme un privilegiado por haber podido asistir a tan bello ejercicio del mejor western que recuerdo, estando esta serie a la altura de cualquiera de las mejores películas que haya podido parir tan inagotable género. Deadwood es sin duda algo más que un producto para la televisión, pues supera las grandes expectativas que pudiéramos esperar de algo exclusivamente dirigido a la pequeña pantalla. Técnicamente brillante, con un argumento poderoso, guiones que desbordan calidad, una ambientación inmejorable y un reparto de auténtico lujo. Así es esta joya de la corona del Viejo Oeste que tiene su corazón en el pueblo que hoy es ciudad, y que presume de historias de héroes y villanos dentro de los límites del Condado de Lawrence (Dakota del Sur, EEUU).

¿Y qué es lo que pasa en Deadwood? De todo lo que podríamos esperar de un pueblo de estas características durante los años en los que se basa la serie, en la década de 1870. La estética austera de sus calles y la sórdida personalidad de sus habitantes esconde tras de sí una ciudad rica por las minas de oro que la acompañan, y que centran la atención, influyen de alguna manera o son el motivo principal de la llegada al pueblo de los personajes que dan vida al argumento. Hay burdeles (Gem Saloon o Bella Union), almacenes y tiendas, bares como el acogedor Nº 10 de Tom Nuttall, en el que se dan cita las historias más irrelevantes (algunas no tanto), periódico local (“El pionero”), hotel... toda una serie de servicios que irá viéndose aumentada según vaya pasando el tiempo. Desde los puntos más diversos del país llegan a Deadwood personas de lo más variopintas, con la vista puesta en sacar rentabilidad del jugo que se pueda exprimir de una ciudad de reciente creación y garantizado crecimiento.

Absolutamente todos hacen un trabajo extraordinario, aunque yo pongo sobre la mesa el papel del fabuloso actor británico Ian McShane. Treinta y seis premios Oscars concedería yo a este actorazo por todos y cada uno de los capítulos que ha protagonizado en Deadwood. Su personaje arrasa con una interpretación soberbia, y se echa a las espaldas el mayor interés del visionado de esta serie, gracias a centrarse en él la parte más poderosa del argumento.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
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23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué bello es vivir!
¡Qué bello es vivir! (1946)
  • 8,2
    54.989
  • Estados Unidos Frank Capra
  • James Stewart, Donna Reed, Lionel Barrymore ...
8
Aprendiendo a valorar la vida
Gracias a esta película acabo de comprender que incluso la persona más insignificante de este mundo, es importantísima en el desarrollo de nuestras vidas. La más minúscula expresión, situación, problema, tropezón… lo más inesperado, aquello a lo que apenas le mostramos interés, puede ser lo más grande, lo que cambie nuestras vidas. No nos damos cuenta, por orgullo, complejos o una vida de un ritmo trepidante, de lo importantes que son todos los detalles de la vida.

El mensaje de Capra es transmitido con poderío desde escenas maravillosas e interpretaciones para enmarcar, como las del protagonista, el siempre genial James Stewart, o el entrañable Henry Travers como Clarence. Lionel Barrymore transmite, en su papel del señor Potter, todo el desprecio y angustia que un personaje de sus características puede llegar a producir. La película es, en su conjunto, una obra de imprescindible visionado en fechas navideñas, que ayuda a comprender el verdadero significado de estas festividades debido a su ambientación en esa época, pero también es absolutamente recomendable por algo tan maravilloso e importante como lo es entender el verdadero sentido de nuestras vidas.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Silent Hill
Silent Hill (2006)
  • 5,6
    25.368
  • Canadá Christophe Gans
  • Radha Mitchell, Laurie Holden, Sean Bean ...
7
Aquel inolvidable pueblo
En el año 1999 se producía el lanzamiento al mercado del conocido videojuego Silent Hill. Tentado por su argumento y con el deseo de pasar un poco de miedo, alquilé esta opción obteniendo muy buenos resultados: aunque mi incompetencia me impidió pasarme aquel juego en el tiempo que lo dispuse, recuerdo haber disfrutado enormemente con él. El terror invadió mis sensaciones y su atmósfera me agobió hasta tal punto que creo que ese fue el motivo por el cual no pude continuar las fases. Hasta el momento, no recuerdo ningún otro juego que haya pasado por mis manos que haya conseguido transmitirme de la misma forma el horror opresivo y desesperadas impresiones que sí me hizo llegar el citado trabajo de Konami, que fue el primero de lo que hoy es una extensa e intensa trilogía compuesta por hasta ocho títulos y otras tantas variantes para varias plataformas.

El director Christophe Gans, que no era nuevo en esto del terror, habiendo realizado años atrás “El libro de los muertos” (1993) y “El pacto de los lobos” (2001), se tiraba a la piscina varios años después, arriesgándose con un peligroso triple salto mortal: ese que siempre hace rodar cabezas en la industria cinematográfica al convertir un videojuego en película. Para llegar a esto, Gans conduce sobre un camino tan lleno de errores y carencias como de virtudes y aplausos, obteniendo como resultado la sobriedad de un producto sumamente interesante que a pesar de aprobar como adaptación, no logra deshacerse de las garras de muchas equivocaciones y fallos que van extendiéndose a lo largo de la duración de esta película.

Para aquellos que no recuerden o simplemente desconozcan la trama que da pie a esta historia, decir que se centra en las vivencias de una madre, Rose (Radha Mitchell) y su hija adoptiva Sharon (Jodelle Ferland), quien padece una extraña enfermedad que le hace abandonar de un chispazo su estado mental normal, para correr con miedo -y sin ser consciente ni de dónde está- pronunciando las palabras “Silent Hill”. La intriga de Rose sobre la obsesión de su hija le lleva a tomar una determinación: conocer el pueblo que lleva ese nombre. Un lugar completamente abandonado, incluido en los listados de pueblos fantasma de Norteamérica. Un lugar en el que buscar respuestas que aclaren el misterioso comportamiento de la niña. Pero un accidente mientras se dirigía al lugar, se interpone entre sus intenciones, y Rose aparece inconsciente en mitad de la nada, bajo un extraño manto blanco de nieve de ceniza y con la desagradable sorpresa de que su hija, ha desaparecido. Toca ir en su búsqueda, en mitad de un panorama desolador, agobiante e infinitamente enigmático. Una agente de policía de carretera, Cybil Bennett (Laurie Holden) prestará su colaboración a Rose.

Los hechos que dan pie a crear ciertas situaciones parecen, muchas veces, demasiado impuestos.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conociendo a Jim
Conociendo a Jim (2005)
  • 5,8
    905
  • Estados Unidos Steve Buscemi
  • Liv Tyler, Casey Affleck, Mary Kay Place ...
8
Portentoso paseo a través de la melancolía
La carrera de Steve Buscemi (“Trees Lounge (Una última copa)“, 1996) en el cine ya empieza a adquirir ciertas tonalidades faraónicas, pues no sólo es uno de los actores más reputados de Hollywood, ya como secundario o con primeros papeles que sabe sacar del paso extraordinariamente, sino también como director, productor, guionista, compositor de bandas sonoras, etc. En este caso veremos, y no por primera vez (lleva ya su tiempo detrás de muchos proyectos cinematográficos y de series para la televisión) su faceta como realizador.

Y tengo que reconocer que aunque haya creado un filme que en ciertos momentos puede pecar de excesiva liviandad y/o corrección (por lo menos para lo que uno se puede esperar de alguien que actor suele dar vida en muchas ocasiones a personajes que más que peculiares, parecen desquiciados. Véase: “Fargo“, 1996), ha dado de lleno en el centro de la diana de la melancolía. De esa tristeza que cuando llama a la puerta es para quedarse -o al menos, intentarlo- eternamente. Pocas veces en el cine he encontrado un retrato tan fiel, acertado y tan bien representado sobre la tristeza más profunda que el que aquí nos ocupa. Además, se podría decir que el encargado de dar vida a estas cuestiones, el actor Casey Affleck, nació para realizar este papel.

Para poder llegar a las entrañas de la melancolía, Buscemi ha apostado por una historia que transpira verismo en cada uno de sus fotogramas, desde una película tan seca, fría y cruda como el propio sentimiento que ese desánimo crónico produce sobre las personas. Aquí, Jim (Casey Affleck) encarna a un joven solitario que regresa -después de un período de dos años en Nueva York- al hogar familiar situado en Indiana, junto a sus padres y su hermano (este último también sumido en la infelicidad permanente). Jim no puede asegurar por qué se fue de allí, pero tampoco puede confirmar la razón de su regreso. Busca algo, pero no sabe qué es. Quizá sea su lugar en este mundo, una pregunta que se formula constantemente. La vida del pueblo al que vuelve es tan tranquila como la del mismo protagonista. Jim no trabaja, se levanta tarde y sorprendentemente, desprecia el cariño familiar: las únicas personas que parecen preocuparse de él en este mundo (al menos su madre lo parece) no merecen para Jim, la dedicación y el amor que debiera corresponderles. Pero esta opción no es algo que nuestro protagonista pueda escoger libremente. Es lo que el demonio de la melancolía le impone, obligando a que sus actos confundan a la gente, pareciendo que su desinterés por la vida y por las personas sea propio de un carácter prepotente, cuando en realidad todo tiene su explicación en esa tristeza infinita que… no tiene explicación.

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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Red Hill
Red Hill (2010)
  • 5,8
    394
  • Australia Patrick Hughes
  • Ryan Kwanten, Steve Bisley, Claire van der Boom ...
8
Infierno en Red Hill
Fabuloso western actual dirigido, escrito, producido y editado por Patrick Hughes, quien firma de esta manera su primera película después del éxito conseguido con el cortometraje “Sings (Señales)”, estrenado en el año 2008. La esencia más pura del western, con su tensa intriga cargada de personajes misteriosos, tiroteos, situaciones copadas por miradas dignas de partida de póker y valores tan clásicos como el honor y el valor, se ha sabido encajar a la perfección dentro de la vida urbana y policial de una pequeña ciudad australiana. La condición del filme como ópera prima se deja ver en errores tales como artificios incluidos en el argumento con el fin de exagerar la historia, algunas secuencias con un resultado que se intuye, pequeños descuidos o leves incongruencias entre escenas, y un guión carente de contundencia y amigo de lo convencional. Son datos que fácilmente pueden omitirse al centrarnos en el notable desarrollo de la trama y lo sobresaliente de los apartados musical y fotográfico. La presentación inicial, tanto del pueblo como de sus personajes, es brillante. Contiene todo un recital de escenas poderosas, que radian calidad por los cuatro costados.

Con un fuerte aroma a “Infierno de cobardes” (1972), la trama se centra en una pequeña localidad australiana llamada Red Hill. Sobre ella aterriza el personaje principal, Shane Cooper (Ryan Kwanten), un agente de policía recién trasladado de la ciudad a ese pueblo con su mujer, Alice (Claire van der Boom), quien luce un avanzado estado de gestación. Cooper se enfrenta a su primer día de trabajo en su nuevo destino (en una comisaría local que guarda todas las similitudes con cualquier 'oficina del Sheriff' de Estados Unidos), teniendo todo en contra: ha perdido su arma reglamentaria y el ambiente laboral, marcado por la terquedad de algunos compañeros y la dureza del jefe, no hace más que presentar obstáculos para el protagonista. Teniendo que cabalgar cual vaquero a los lomos de un caballo por falta de vehículos patrulla, Cooper adelanta desde las primeras escenas el rumbo que va a llevar la cinta durante el resto de su metraje, con ese sello tan característico del western adaptado a los tiempos actuales. Ahora los agentes de la ley hablan de sanciones disciplinarias, y aunque siguen calzándose como antaño unas buenas botas, llevan walkie-talkie y disponen de centralita. Ya no se escupe al suelo tabaco de mascar o se dice aquello de “esta ciudad no es lo bastante grande para los dos”. Pero el resto, sigue igual: el jefe de policía, el “viejo Bill”, actúa como los sheriff de antaño. Nada se le escapa ante sus ojos y controla minuciosamente las visitas que llegan al pueblo. El estallido de western definitivo se produce cuando la televisión anuncia la fuga de prisión de Jimmy Conway (Tommy Lewis), un peligroso criminal estrechamente ligado a Red Hill, que estaba cumpliendo cadena perpetua.

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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los nuevos centuriones
Los nuevos centuriones (1972)
  • 6,9
    482
  • Estados Unidos Richard Fleischer
  • George C. Scott, Stacy Keach, Jane Alexander ...
7
La ley de Kilvinski
Segunda colaboración de Richard Fleischer (“Fuga sin fin”, 1971) con el inolvidable actor George C. Scott. Relata las vivencias de varias patrullas de la policía de California que realizan, principalmente, el peligroso pero también atractivo turno de noche. Los agentes más veteranos acompañan en un principio a los novatos que están en proceso de formación, siendo la pareja formada por el agente Kilvinski (George C. Scott), que ve cercano el horizonte de su jubilación, y su compañero recién entrado en el cuerpo, Fehler (Stacey Keach), la más destacada. Ellos, como el resto de policías de su unidad, alternan el atractivo de su trabajo con la peligrosidad que representa el mismo, sucediéndose las situaciones simpáticas dentro del desarrollo de sus funciones, con los peligros y amenazas que pudieran producirse. Los policías son mostrados como personas cercanas y de gran humanidad que se han convertido en honrados agentes de la ley por las más variadas razones: hay quienes escapan de un destino incierto y hay quienes ven en el uniforme azul oscuro el trabajo que dará sentido a sus vidas. Muestra especial interés en retratar hasta qué punto tiene influencia el trabajo policial dentro de la vida personal, alterando o condicionando la misma en función de los intereses que marquen las directrices de su empleo.

Resulta muy entretenido patrullar las calles más peligrosas de California durante los años setenta, en compañía tan destacada como la de ofrecida por los protagonistas de esta película. Es un gran acierto acercar al espectador el trabajo policial desde una objetiva visión que ofrece la rutina más monótona (patrullas, detenciones preventivas, comprobación de avisos, intervenciones en pequeños altercados o discusiones familiares...) de los agentes hasta llegar a un punto en el que la dirección apuesta por un giro más cinematográfico, efectista y de acción. El desarrollo del argumento presenta carencias reprochables, pues siendo el enfoque de esta trama sumamente interesante, ésta se termina rompiendo por lo irregular de su fuerza, afectada por abandonar la línea de las primeras -y excelentes- escenas para recorrer un mundo más tedioso, compuesto por diálogos de desigual interés y obcecado en estancarse en los aspectos más personales de los agentes (relación de Fehler y su familia) en detrimento de las apasionantes rondas de vigilancia. Pero también, la película es capaz de resucitar los mejores momentos cuando los creíamos desaparecidos, incluso introduciendo otras secuencias más contundentes que hasta dan cabida a la reflexión personal. En conjunto, “Los nuevos centuriones” es una cinta sumamente interesante y entretenida, que conserva la línea de muchas otras películas de acción de la década de los setenta, con el añadido de una trama profunda que, salvo excepciones, resulta de un aceptable realismo.

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23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Satanás, perfil de un asesino
Satanás, perfil de un asesino (2007)
  • 6,6
    2.100
  • Colombia Andrés Baiz
  • Damián Alcázar, Blas Jaramillo, Marcela Mar ...
8
“Si esto y yo somos muy poco para usted, es mejor que se vaya”
Primer largometraje del director de cine colombiano Andi Baiz, que llega y besa el santo con una impactante producción de sobrio resultado, magníficas interpretaciones y consistente argumento. Una historia de historias, basada en unos aterradores hechos reales que prefiero no recordar para conservar la sorpresa que esta película pudiera hacer caer sobre aquellos espectadores que, como un servidor, se lanzaron a los brazos de esta cinta desconociendo por completo los acontecimientos que inspiraron la novela de Mario Mendoza que comparte nombre con esta película y que sirvió de base para el guión escrito por el propio director de la misma. Realizada con elegancia, distinción y meticulosidad, los detalles cobran vital importancia dentro de una trama intrigante, reflexiva y sobrecogedora. Se palpa una atmósfera tensa y confusa, construida desde la buena mano de una realización seria, directa y que no se permite artificios que conviertan lo narrado en una historia políticamente correcta. Se conserva la elegancia narrativa y fotográfica en cada una de las escenas, sin recurrir a sentimentalismos, exageraciones o personajes controvertidos que se adapten a las exigencias de lo cinematográfico. El realismo es la mayor virtud de esta película.

El argumento es un abanico que presenta tres historias paralelas que buscarán unirse de alguna manera en un punto de la película. La primera es la vivida por un confundido párroco, el padre Ernesto (Blas Jaramillo), que trata de prestar consuelo a una madre con muchas dificultades para dar de comer a sus tres hijos. La segunda está protagonizada por la preciosa y solitaria Paola (Marcela Mar), que trabaja en un mercado sirviendo el café a sus trabajadores hasta que le surge una oportunidad mucho más rentable: la de estafar, junto a otros dos hombres, a pobres diablos a los que después atracan para repartirse los beneficios. La tercera, es la historia central. El árbol que ramifica los otros relatos mencionados. Es la de Eliseo (Damián Alcázar), un profesor que da clases particulares de inglés y que años atrás fue marine del ejército de los Estados Unidos. Su enigmática actitud presenta una profunda aflicción y frustración por el mundo en el que vive. Desprecia la compañía de su madre por resultarle incómoda, le niega la ayuda a los pobres y a los desvalidos porque valora que éstos tienen el destino que les corresponde. Paradójicamente, le agobian la incomprensión de las personas, su egoísmo, su materialismo y su hipocresía. Le persiguen la melancolía y la soledad. Es alguien que, como aquel inolvidable Travis Bickle que dibujó Martin Scorsese en “Taxi Driver”, 1976 (inevitable comparación), desea limpiar las calles de lo que a sus ojos, es basura. Todas estas historias se alternan entre sí, girando como las hojas secas que al final se detienen en un único rincón.

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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crónicas
Crónicas (2004)
  • 6,4
    1.070
  • Ecuador Sebastián Cordero
  • John Leguizamo, Leonor Watling, Damián Alcázar ...
8
El monstruo de Babahoyo
Destacada y vigorosa película de Sebastián Cordero (producida por los también realizadores Alfondo Cuarón y Guillermo del Toro), que compone un retrato social de la realidad ecuatoriana alternando sus alusiones al sistema político, presidiario y policial de aquel país con la historia periodística que protagoniza la trama y que plantea cuestiones sobre la libertad de prensa o la ética de los profesionales que la practican. Para conseguirlo, el director se sirve de un reparto de garantías que ejecuta un argumento sin artificios, con olor a auténtico y con escenas sobrecogedoras que lo mismo trazan con escalofriante rigor un linchamiento, que esbozan postales sobre la pobreza vivida en Ecuador o completan diálogos con brillantez y autenticidad.

Para esto, la realización sitúa sobre el escenario a Manolo Bonilla (John Leguizamo), un periodista de Miami enviado a Ecuador para hacer un reportaje sobre un violador y asesino de niños a los que posteriormente hace desaparecer, y que es conocido como “el monstruo de Babahoyo”, ciudad ecuatoriana en la que se desarrolla la trama. Acompañado por su equipo, compuesto por la reportera Marisa Iturralde (Leonor Watling) y el cámara Iván Suárez (José María Yazpik), Manolo Bonilla choca con lo que parece una ramificación del caso que está investigando: Vinicio Cepeda (Damián Alcázar), un hombre que va en compañía de su hijo, atropella accidentalmente a un chaval ante los ojos de una multitud que se le echa encima acusándole de asesinato. Tras ser detenido por las autoridades, Cepeda ofrece al periodista información sobre “el monstruo de Babahoyo” a cambio de un reportaje en su favor que le haga salir de prisión.

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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La habitación del niño - Películas para no dormir (TV)
La habitación del niño - Películas para no dormir (2006)
TV
  • 6,4
    8.074
  • España Álex de la Iglesia
  • Javier Gutiérrez, Leonor Watling, Sancho Gracia ...
7
La paradoja de Schrödinger
“Si intentas salvar al gato, a lo mejor eres tú el que termina metido en la caja”

Álex de la Iglesia (“La comunidad”, 2000) resuelve con soltura el trámite de realizar una película para la serie coordinada y supervisada por Narciso Ibáñez Serrador, “Películas para no dormir”. Y lo hace con la picardía del que se sabe un director de calidad, de aquel al que le das unas migajas y te hace unos buñuelos. De aquel al que le das un par de actores y un caserón y deja para la posteridad una buena película de terror que, sin romper moldes en el género, desde luego contribuye a que el mismo mantenga un buen nivel, al menos en lo que respecta al panorama español. Todo esto hecho esto en un filme que tenía su destino en una cadena de televisión nacional y que posteriormente iría directo las vitrinas de las grandes superficies para ser puesto a la venta en DVD.

El argumento de esta película gira en torno a un tenebroso caserón del que podemos recabar cierta información durante los primeros minutos del metraje. Ambientados aproximadamente en la década de los años 40, nos deja ver a un niño que, jugando en compañía de otros chavales acaba entrando en esa misma casa, siendo sorprendido por extrañas circunstancias que hacen que al salir de la misma, hagan que se muestre con un comportamiento extraño, hasta perderse entre las sombras, iniciándose entonces una trama que se sitúa en nuestros días. El caserón sigue en pie, y es el hogar de los sueños de Juan (Javier Gutiérrez) y Sonia (Leonor Watling), un feliz matrimonio que acaba de adquirirlo a la inmobiliaria pertinente. Tras el visto bueno de sus padres, la joven pareja vive en su nueva casa en compañía de su apreciado bebé. La situación parece de ensueño e incluso los protagonistas dudan de si la felicidad de la que son propietarios, es o no merecida. Pero la armonía con la que viven pronto se verá quebrada por una serie de extrañas situaciones nacidas en unas supuestas psicofonías.

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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Following
Following (1998)
  • 7,2
    12.002
  • Reino Unido Christopher Nolan
  • Jeremy Theobald, Alex Haw, Lucy Russell ...
8
Bingo
Ópera prima del hoy celebérrimo director Christopher Nolan (“El caballero oscuro”, 2008), que ofrece desde esta amena película todo un recital de buenas intenciones, delimitando el contenido de la misma en un argumento que utiliza el drama como despegue hacia una espiral de intriga que irá transformándose en un intenso thriller. El rodaje en blanco y negro y una atmósfera que oprime a sus personajes hasta prácticamente no dejarles salir de un pequeño perímetro que apenas deja ver la ciudad, contribuye a que veamos este filme desde una perspectiva que bien pudiera asumir que la película sea una realización de los años setenta, y que de entre los personajes se diese la posibilidad de que apareciera en cualquier momento el inolvidable Michael Caine como el “Asesino implacable” (1971). “Following” es como poco, un trabajo muy interesante, un ejemplo de buen cine realizado con un presupuesto irrisorio durante los días libres del equipo. Sorprende cómo de esta manera se puede llegar a labrar una historia tan bien hilvanada, hasta el punto de hacer ver que esta producción es tan seria como cualquier otra nacida de una gran cantidad de billetes. Además, lejos de encontrarnos con las típicas cámaras 'amateurs' de este tipo de producciones noveles, que ofrecen distorsionadas o incompletas imágenes, presentan bruscos movimientos o dejan tras de sí un repertorio de tembleques, veremos un apartado de fotografía cuidado al detalle y hasta peculiar.

La trama comienza con un sentido dramático y bastante reflexivo, situando a su personaje protagonista, Bill, un joven extraño interpretado por Jeremy Theobald, sobre una serie de cuestiones que despiertan su interés. La gente le inquieta y para matar su curiosidad, la sigue sin ningún otro motivo aparente que el de comprobar de dónde viene, a qué se dedica y a dónde va. En principio es un complemento que le inspire en su faceta como escritor. Después, todo se va convirtiendo en un vicio. Durante una de sus “jornadas de vigilancia” se cruza con Cobb (Alex Haw), otro hombre enigmático que provocará que su maniática singularidad del fisgoneo, se eleve hasta lo más alto. Se inicia entonces un profundo recorrido a través de toda una maraña de situaciones que se adentrará en algunos recónditos lugares que sabrán transmitirnos la tensión del momento.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dies irae
Dies irae (1943)
  • 8,1
    6.452
  • Dinamarca Carl Theodor Dreyer
  • Thorkild Roose, Lisbeth Movin, Sigrid Neiiendam ...
6
Dies iræ, dies illa, Solvet sæclum in favilla, Teste David cum Sibylla!
Comentario breve

Aunque esté construida dentro de un fresco repleto de lírica que deja para la retina preciosas postales, su calma excesiva y la historia vivida por el círculo Anne-Absalón-Martin hizo que me invadiera el tedio hasta llegar al bostezo. Lo mejor: una sobresaliente Anna Svierkier, la aterradora Sigrid Neiiendam y el carácter documental de la obra. Muy interesante pero arriesgada si elegimos para su visionado un momento en el que pretendamos ver algo con un tempo más rápido.
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13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para entrar a vivir - Películas para no dormir (TV)
Para entrar a vivir - Películas para no dormir (2006)
TV
  • 6,1
    4.554
  • España Jaume Balagueró
  • Macarena Gómez, Adriá Collado, Nuria González ...
6
La comunidad de Balagueró
Has vendido tu casa, te quedan menos de quince días para dejarla y que la ocupen los compradores y por ello buscas apresuradamente un nuevo hogar junto a tu pareja. Tras tantear sin éxito los anuncios de los periódicos y haber visitado una infinidad de viviendas, cae entre tus manos la publicidad que lleva adjunta la corazonada de creer que esta vez es la definitiva: zona tranquila, 3 habitaciones, 2 baños completos, cocina equipada, muy luminoso e ideal para parejas. Para entrar a vivir. Esta es la historia que protagonizan Clara (Macarena Gómez) y Mario (Adrià Collado), dos jóvenes enamorados que esperan su primer hijo y que se han citado con la comercial de una agencia que les enseñará lo que pretende convertirse en el hogar de sus vidas y lo que sin duda será una experiencia muy especial.

Desconozco los motivos exactos que motivaron la idea de Jaume Balagueró para realizar un año después de esta película su exitosa “[REC]” (2007), pero contemplando el camino recorrido de “Para entrar a vivir” se puede asistir a toda una declaración de intenciones: cámara inquieta, antigua y tenebrosa comunidad de vecinos en un estado ruinoso como escenario, interminables pasillos de viviendas que en su final guardan el misterio, una chica como la previsible heroína... Son elementos que también se darían cita en los dos siguientes filmes del director leridano.

El resultado de este filme es bastante interesante -aunque irregular- y su visionado es recomendable para los amantes del terror, estando copada esta historia por el protagonismo de una correcta Nuria González (“Mataharis”, 2007) como la portera de la finca, que tan pronto ofrece destellos de una gran y aterradora interpretación, como echa todo por tierra con algunas expresiones que navegan entre lo ridículo y nos hacen recordar uno de sus papeles más célebres, en la serie “Manos a la obra” (1997). Aunque la película va de menos a más y mantiene un gozoso nivel de entretenimiento representado por los cumplidores papeles de Macarena Gómez (“Sexykiller”, 2008) -la mejor del pequeño reparto- y Adrià Collado (“Proyecto dos”, 2008), se ve muy perjudicada además de por la contrariedad citada anteriormente, por la presencia de una inexpresiva Ruth Díaz ("Aparecidos", 2007) y lo exagerado del 'Hulk' Roberto Romero, en su papel de calvo gigantesco. El realismo más asumible y un desarrollo grisáceo de algunas ideas mal ejecutadas se dan la mano en una película que se deja ver muy bien dentro de sus limitaciones, entre ellas la del metraje: tan sólo una hora para hacer llegar al espectador una historia que procura ser espeluznante. No alberga grandes sustos, ni momentos que puedan considerarse terroríficos, pero contiene unas muy buenas dosis de adrenalina y una inquietud casi permanente.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las sandalias del pescador
Las sandalias del pescador (1968)
  • 6,8
    4.157
  • Estados Unidos Michael Anderson
  • Anthony Quinn, Laurence Olivier, Oskar Werner ...
8
"Jesucristo nuestro señor, cuyo vicario soy, fue coronado de espinas..."
Sin ser un religioso confeso ni creer firmemente en la existencia de Dios, siempre me he sentido atraído, o mejor dicho fascinado, por el mundo paralelo que significa la religión, muy especialmente la católica, a la que respeto enormemente a pesar de no practicarla. La jerarquía eclesiástica, con sus cardenales, obispos y arzobispos. La política que desarrolla la Iglesia desde el interior del Vaticano. La diplomacia que practica su pequeño a la par que gran Estado, con el resto de los países del mundo. El nivel de influencia que puede tener la palabra del Papa sobre los demás o, al menos, sobre sus cientos de millones de fieles. La forma en que la Santa Sede pretende acercarse al mundo para hacerles llegar la religión que defienden. Las catedrales, las vestiduras y los ornamentos sagrados. La espiritualidad gobernando una mente. Pero también los pecados que pueden significar las envidias, rivalidades e imposición de opiniones entre los propios párrocos, manifestadas en, por ejemplo, en una votación sobre la elección de un nuevo Pontífice. Son elementos sumamente importantes que siempre he buscado contemplar en el cine y que, afortunadamente, he podido encontrar en esta notable, absorbente e interesantísima película en la que su narrativa de un excelente guión y la magnífica interpretación de su principal protagonista, hacen todo el trabajo, combinado todo esto, eso sí, con una maravilloso vestuario, fotografía y música, que se encargan de representar con gran acierto la parte artística de la película.

Película, he dicho. Y es que algunos hombres de poca fe (aprovechando el recurso religioso) ponen trabas a esta historia, tan ficticia como perfectamente aceptable, olvidando que lo que se muestra en ella es el resultado de una producción cinematográfica. Se pueden hacer películas sobre policías que saltan de una a otra azotea. O dramas en los que las situaciones se resuelven con una táctica engañosa. Hemos visto de todo en el cine, dentro de productos aparentemente realistas. Pero nos cuesta asumir que se pueda hacer una película generalmente respetuosa con la Iglesia, marcada por un obvio tono religioso que nos deja ver que en alguna parte, y en algún momento, puede haber algún Dios que nos esté observando y sea Él quien marque los designios de nuestra vida. Cierto es el escepticismo respecto a cuestiones de fe, pero desde luego creo que para ser testigo de una buena película de estas características no hace falta ser licenciado en teología, pues de ella podemos sacar cosas muy buenas sin tener la sensación de una mano que intente manipularnos. En “Las sandalias del pescador” se muestra a una Iglesia, la verdadera, con sus devenires, preocupaciones y tópicos asignados. Con sus criticadas opulencias, en forma de piedras preciosas, coronas de oro o tronos milenarios.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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36 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Regreso al futuro
Regreso al futuro (1985)
  • 7,5
    143.530
  • Estados Unidos Robert Zemeckis
  • Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Lea Thompson ...
8
Una completa evasión mental y una enseñanza perenne
Producida por Steven Spielberg y dirigida por Robert Zemeckis (“Forrest Gump” 1994), esta película de viajes en el tiempo es, además de una completa evasión mental por lo entretenido y trepidante de su conjunto, una enseñanza perenne sobre la conducta de muchos, pues aún resultando muy familiar el mensaje que lleva fundido el argumento de “Regreso al futuro”, es en esta cinta donde realmente podemos sentir los efectos de una vida fracasada, producida por un error fatal a la hora de tomar una decisión o por no disponer de la valentía suficiente para tomarla con firmeza. Y todo esto, encuadernado con tapas de lujo en una obra dirigida para todos los públicos, realizada con el mayor de los aciertos (temática, ambientación o su ya citado mensaje) y sellada por unas convincentes interpretaciones que para muchos han sido, o serán, inolvidables.

Llegar tan al fondo de un pensamiento (el de nuestra indecisión) sin apenas rozar el melodrama es un gran éxito. Pero hacerlo mientras consigues entretener al espectador dibujando un mundo fantástico como el de la película, que te deja detalles que sencillamente embelesan, es de maestro y de una notabilidad digna de aplauso. Todo lo mencionado se consigue desde su inicialmente, sencillo argumento, en el que el protagonista, un adolescente llamado Marty McFly (Michael J. Fox) termina trasladándose, sin quererlo ni beberlo, a un tiempo pasado, después de introducirse en un automóvil, el De Lorean DMC-12, convertido en máquina del tiempo por su amigo y científico Doc (Christopher Lloyd). A partir de este punto, la sencillez de la trama se esfuma y se procede a la fascinación que significa el hecho de ser testigos de una época que no es la nuestra. El escenario del personaje principal cambia, pasando de 1985 a 1955. Los radio-casettes, las tostadoras automáticas, los relojes digitales, los vaqueros levi's y las pick-up Ford Ranger desaparecen de nuestros ojos para dar paso a gramolas, bares en los que la bebida estrella es el batido (muy fresquito y bien cremoso) de chocolate, y característicos coches como el Chrevrolet Bel Air ruedan por unas calles repletas de curiosos que se extrañan del 'ochentero' aspecto de Marty, quien se encontrará con sus padres (a quienes ve como adolescentes) y tendrá como tarea el hecho de consolidar la relación de los mismos, intentando que su presencia en 1955 no altere -pues peligra su propia existencia- las previsiones que el destino tenía preparado para ellos en el futuro. Sin duda, uno de los fuertes de esta película es el contraste producido entre dos épocas dispares, que recuerdan datos tan curiosos como la perplejidad de quien se asombraba en 1955 de que el entonces actor Ronald Reagan, protagonista ese mismo año de una cinta llamada “El jugador”, llegase a convertirse en uno de los mejores y más brillantes presidentes de los Estados Unidos.

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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salidos de cuentas
Salidos de cuentas (2010)
  • 5,6
    20.051
  • Estados Unidos Todd Phillips
  • Robert Downey Jr., Zach Galifianakis, Jamie Foxx ...
7
"¿Por qué tienen los ojos vidriosos? ¿Han estado de fiesta?"
Lo que pudo haber sido, fue, y Todd Phillips, después de su exitoso “Resacón en Las Vegas” (2009) ha ofrecido al espectador sencillamente lo que prometía: un buen puñado de escenas simpáticas y muy divertidas que sin llegar a tocar -ni rozar- el desternille hacen las delicias de aquellos que buscábamos una comedia fresca, movida y con risas leves arrancadas a base de guión, con muchas situaciones de acción frenética en las que lo visual es, también, inmensamente atractivo. No podíamos esperar menos de una comedia que deja en manos de la carretera el porvenir de sus dos principales protagonistas, viéndose obligados a aguantarse el uno al otro por ser ambos la única bala que les queda en la recámara para llegar a tiempo a los lugares que pretenden y, por esto, ser partícipes de dispares acontecimientos que dan como resultado un entretenimiento muy grato.

Y esta es la fórmula, en la que Peter Highman (Robert Downey Jr.), un impulsivo, serio y ciertamente arrogante arquitecto que se encuentra de viaje de negocios y que se dispone a regresar a casa para ver el nacimiento de su primer hijo, y el estrafalario, arrollador (como él mismo se define) e incansable personaje Ethan Tremblay (Zach Galifianakis), coinciden por obra y gracia del azar en un aeropuerto que se convertirá en el punto de partida para justificar el viaje que ambas figuras protagonizarán. A partir de esto, la misión de ambos es cruzar los Estados Unidos, de punta a punta, en coche, siendo los miles de kilómetros de carretera y sus pertinentes moteles y establecimientos de las vías de servicio el principal recurso de un escenario que también incluye algunas vistas maravillosas de las que también es testigo Sonny, un encantador perro con cara de pocos amigos que se permite el lujo de robar varias escenas en las que su mirada, lo dice todo. También decir que, como en toda 'road-movie', nos iremos encontrando individuos sin desperdicio a lo largo y ancho del territorio recorrido, que ayudarán a inflar el globo cuando éste más lo necesite. Entre esas fugaces apariciones podremos ver a Jamie Foxx (prácticamente un simple pero activo extra) en el papel de amigo de Peter, y al rapero RZA como guardia de seguridad del aeropuerto.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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40 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arma fatal
Arma fatal (2007)
  • 6,7
    28.765
  • Reino Unido Edgar Wright
  • Simon Pegg, Nick Frost, Timothy Dalton ...
7
"¿Alguna vez has disparado dos pistolas saltando en el aire?"
Las promesas realizadas por el envoltorio y la crítica generalizada de “Hot Fuzz” se ven cumplidas al término del visionado de esta original, divertida, descarada, alocada y más que entretenida comedia del director Edgar Wright, quien después de su “Zombies Party” (2004), repite con dos de sus figuras protagonistas: el también co-guionista de esta historia Simon Pegg (“Big Nothing”, 2006) y el bueno de Nick Frost (“Radio encubierta”, 2009). Entre ambos dan lugar al nacimiento de una química que denota que su relación ya viene de atrás, combinando sus trabajos en esta película con una brillantez y una soltura que ayuda mucho a seguir con entusiasmo el argumento.

¿Qué razón podría existir para que uno de los mejores policías de Londres, más capacitado y preparado que ninguno, siempre entregado a su trabajo, con un historial de detenciones admirable y cientos de distinciones por sus empresas, sea trasladado a Sandford, un pequeño pueblo en el que nunca pasa nada? ¿Una pelea con un superior? ¿Una negligencia en su trabajo? ¿O quizá abuso de sus funciones? ¡Nada de eso! La razón es que el policía es tan, pero tan bueno, que sus 'mandamases' han valorado que “deja en mal lugar” a sus compañeros, por la increíble diferencia entre los susodichos y el mencionado protagonista. Así que la solución es quitárselo del medio y enviarlo a un lugar tranquilo, de esos en los que la máxima acción policial es una pintada en una fuente o un hombre-estatua que mendiga por los alrededores. Desde luego que enviar a un agente así a un lugar tan recóndito es todo un desperdicio para el cuerpo -perdón, servicio, que es como a él le gusta que se llame para evitar sexismo- de policía, pero también una sorpresa por parte del director de la cinta. Y es que Edgar Wright, con el agente ya situado en su nuevo destino, se permite recordarnos muchas e inolvidables películas de dispar calidad dentro de su filme, parodiando con gracia un montón de situaciones y haciendo por ello una cinta que a pesar de no salir nunca de su estatus de comedia, su segunda categoría es el multigénero, por la variedad de estilos que se cruzan en las historias de la llamada en España “Arma fatal” (otra rotura de neuronas por parte de los “ponetítulos” patrios).

Pero para llevar a cabo todas estas... locuras, sí, Angel necesita un compañero. Un agente que se adecue -o al menos, intente hacerlo- a sus exigencias. Alguien que, como él, sepa que “siempre está pasando algo”. Y ahí es donde entra en escena el preguntón Danny Butterman (Nick Frost), sediento de tiroteos y persecuciones y con un currículum muy diferente al del “superpoli”, en el que por ejemplo, podemos incluir su intensa videoteca de películas del estilo de “Bad Boys 2”, la única ventana que ha encontrado para vivir ese tipo de trances.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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