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Críticas ordenadas por:
Vengadores: Infinity War
Vengadores: Infinity War (2018)
  • 7,5
    45.117
  • Estados Unidos Anthony Russo, Joe Russo
  • Robert Downey Jr., Chris Hemsworth, Benedict Cumberbatch ...
1
La pandilla chiflada
Cuando te enteras de que esta inmunda bazofia ha cosechado más dos mil millones de dólares en todo el mundo; cuando lees que los usuarios de IMDB le otorgan una puntuación media de 8,5, lo cual le coloca en el puesto 57 de las mejores películas de la historia, muy por delante de joyas como Vértigo, Érase una vez en América o Ciudadano Kane, y que nuestro FilmAffinity le dispensa un escandaloso 7,6; cuando has comprobado con tus propios ojos, entre llanto y rechinar de dientes, que no existe guión, ni argumento, ni montaje racional, ni interpretaciones (¿para qué?), ni una música mínimanente potable; entonces ha llegado el momento de chingarse en el puto Stan Lee y sus abominables criaturas, en la desgracia que ha supuesto este individuo no sólo para el comic, sino para el cine, y en todos los adolescentes con acné y la azotea vacía de muebles enganchados a este tipo de subcultura, y preguntarse qué será de quienes amamos el cine con cara y ojos. Imagino que seremos gaseados en algún momento, o simplemente relegados a la categoría de seres inferiores. La crítica, salvo honrosas excepciones, entregada a este desfile de psicóticos insufribles, a esta ensalada de pimpampum que empieza y acaba en sí misma, falta de sustancia y fundamento, como diría aquel. Un insulto, una vejación de dos horas y media, un despropósito sin otro objetivo que vaciar bolsillos.
Ya nadie se acuerda de los comics en que cada viñeta era una obra maestra en sí misma: El Príncipe Valiente, El Hombre Enmascarado, Flash Gordon, Rip Kirby, Mandrake el Mago... Qué inmensa pena, qué espantoso horror. Y la fórmula no da señales de agotamiento, antes al contrario. En fin...
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18 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Proyecto Rampage
Proyecto Rampage (2018)
  • 4,8
    11.303
  • Estados Unidos Brad Peyton
  • Dwayne Johnson, Naomie Harris, Jeffrey Dean Morgan ...
4
Sobredosis de testosterona
El cinéfilo, tras diez días de vacaciones durante los cuales no ha pisado una sala de cine, ni visto en una pantalla otra cosa que los descacharrantes Cachitos de hierro y cromo de Nochevieja, vuelve a casa con un mono como King Kong y se precipita a examinar las grabaciones de su plataforma digital. ¿Y qué creéis que elige el cinéfilo para su estreno en 2019? ¿Algo sesudo, algo serio, abstruso, profundo, algo estimulante para la neurona? ¡¡¡No!!! El cinéfilo elige bazofia, basura en estado puro, algo descerebrante y embrutecedor. Nada mejor que un bodrio protagonizado y producido por Dwayne Johnson, aka The Rock, un alborotador de plateas que convierte en oro toda la mierda que toca. La Roca, pues, aparece aquí en plan primatólogo (no, el simio no es él, malpensados), que interactúa con un gorila mediante el lenguaje de los signos (no cuesta mucho dilucidar cuál de los dos es más inteligente). Pero una malvada corporación dedicada a la manipulación genética ha cometido un espantoso error y, tras la destrucción de una estación espacial, los restos caídos a la Tierra afectan al pobre gorila, a un lobo y a un cucudrulu, que empiezan a crecer y crecer, y no se les ocurre otra cosa que ir a Chicago,sede de la corporación, para armarla a lo bestia (nunca mejor dicho) Después...
Pues efectos especiales y ya está, hombre, con una banda sonora bien cargada de decibelios para enloquecer al pobre espectador. El guión no existe, la planificación es innecesaria, los actores son tan malos que los personajes, ya de por sí caricaturescos, alcanzan dimensiones grotescas. Eso sí, me reí un buen rato y a carcajada limpia. No es que sea mucho para empezar al año, pero teniendo en cuenta lo que nos espera durante este 2019, mejor reír, que ya lloraremos.
P.S.: El cinéfilo ha mentido. Acunado por un hogar bien encendido y el jamón recién cortado del cuñau, revisó Desfile de Pascua, un prodigioso musical con Fred Astaire y Judy Garland, y El beso mortal, uno de los noirs más brutales jamás filmados. Un día de éstos hablaremos de estas maravillas.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
John y Yoko
John y Yoko (2018)
Documental
  • 6,8
    221
  • Reino Unido Michael Epstein
  • Documental, (Intervenciones de: Yoko Ono, Julian Lennon) ...
7
Gritos y susurros
Recién estrenado en M+, John y Yoko es un documental de visión imprescindible para fans, estudiosos y seguidores de The Beatles, el grupo más grande de la historia del pop. Contiene entrevistas actuales con, entre otros, Klaus Voorman, que tocó el bajo en la grabación del disco "Imagine", Julian Lennon, hijo del Beatle y de su primera mujer, Cynthia (pobre chaval, tener que lidiar con un padre como ése y la madrastra-bruja que le tocó en suerte; no es de extrañar que cayera en el "infierno del alcohol y las drogas", como suele decirse), y el fotógrafo David Bailey, que aportan nueva luz a los hechos. Curioso que no salga Ringo Starr, todavía en activo a sus 78 tacos. El documental plasma el carácter irascible y cambiante de Lennon, su rigor a la hora de grabar, su cuelgue de la japonesa (que no para de hacer gansadas durante el metraje), y las contradicciones de dos millonarios que pretendían liderar una revolución. Pero lo importante es la música, las intuiciones instrumentales, los cambios de última hora, la creación del mejor disco que el ex Beatle grabó en solitario, con permiso de Plastic Ono Band. Podría haberse ahorrado How do you sleep at night?, himno a la envidia y a la mala hostia, probablemente instigado por la bruja de Tokio, pero es lo que hay y ya no tiene remedio. Algunas escenas inéditas poseen un gran interés, y algunas despiertan interrogantes, como aquella que tiene lugar con el veterano de Vietnam traumatizado. ¿Qué hacía tanta gente grabando la escena?
En cualquier caso, insisto, de visión obligatoria para todo fanático de The Beatles que se precie.
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Lou Andreas-Salomé
Lou Andreas-Salomé (2016)
  • 5,6
    363
  • Alemania Cordula Kablitz-Post
  • Nicole Heesters, Katharina Lorenz, Liv Lisa Fries ...
6
Por delante de su tiempo
En 1977, después de escandalizar con su Portero de noche, Liliana Cavani volvió a dar caña a los mojigatos con su versión del presunto triángulo entre Lou Andreas-Salomé, su compañero Paul Rée y el filósofo Friedrich Nietzsche. Aunque no la he visto, he leído que el folleteo ocupaba gran parte de la película. Ahora, en este mi año de biopics, Cordula Kablitz-Post nos informa de que Lou no practicó sexo con esos dos, sino que fue desflorada por el delicado Rainer Maria Rilke. Eso sí, una vez superado este obstáculo, se tiró todo lo que se movía. Pero esto no es lo nos interesa de esta mujer extraordinaria, pues se adelantó a su tiempo, era muy versada en filosofía, se sometió al psicoanálisis para después recibir a sus propios pacientes, y escribió obras de gran valía. Cuatro mujeres distintas encarnan a la escritora rusa en las diferentes etapas de su vida, pero el conjunto queda algo deslavazado. Los famosos entran y salen de la pantalla sin casi tiempo de recrear su relación con Lou, como en el caso de Freud, apenas una pincelada. Queda una visión sesgada de la rebelde hija de buena familia (judía, por más señas) que desde adolescente ya tuvo claro que los hombres no iban a mandar en su vida, postura que sostuvo hasta el fin de sus días. No sé si será posible encontrar todavía la importante obra Lou Andreas-Salomé. La aliada de la vida, biografía de Stéphane Michaud, de lectura obligatoria para quien decida ahondar en la obra y personalidad de esta mujer excepcional. La película tiene sus méritos, pero quizá no es demasiado didáctica ni profunda. No obstante, vale la pena echarle un vistazo.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ojo en la oscuridad
El ojo en la oscuridad (1975)
  • 5,0
    202
  • Italia Umberto Lenzi
  • Martine Brochard, John Richardson, Ines Pellegrini ...
4
Visita turística a la ciudad de los prodigios
¿Qué falta por decir ya de Umberto Lenzi? Sabemos que atormentó diversos géneros y subgéneros con la alegría homicida de un elefante en una cacharrería. El giallo no fue ajeno a sus desmanes. Recordemos Orgasmo, Una droga llamada Helen, Siete orquídeas manchadas de rojo... La magia del Blu Ray nos ofrece ahora esta lejana cinta rodada en Barcelona, mucho antes del '92, cuando era una ciudad briosa, cosmopolita y ajena a ramplonerías pueblerinas. Unos desnortados turistas estadounidenses llegan a la Ciudad Condal y las chicas comienzan a palmar, cuando un asesino provisto de un impermeable rojo, con su correspondiente capucha, se dedica a mutilarles el ojo izquierdo y a cortarlas en pedacitos. Todos los estilemas del giallo están presentes: guión confuso, cuando no espasmódico, asesino psicópata que maneja los cuchillos como un cirujano el bisturí, bonitas postales de los lugares de rodaje, músicas coloristas de cabaret barato, fotografía chillona, cámara algo mareante... Y señoras en pelotas, por supuesto. Aparecen y desaparecen los personajes sin ton ni son, deambulan como Pedro por su casa entre Sitges y Barcelona, cuando el comisario les ha ordenado quedar a su disposición, todo el mundo gasta miradas huidizas y frases ambiguas, para que vayamos sospechando de todos ellos, incluido el pastor protestante (inefable George Rigaud). Evidentemente, nada que ver con Bava, ni con el primer Argento, salvo la imitación apresurada, casi una parodia.
John Richardson está de pena. Este hombre se paseó por el cine europeo después de haber fracasado en sus Estados Unidos natales, y asomó su guapa jeta en unos cuantos subproductos, desde el spaghetti western al poliziesco. No es que los demás le superen por mucho, salvo quizá Andrés Mejuto, un curioso trasunto de Chistopher Plummer. Las chicas que se desnudan son, por orden de aparición en cueros, Mirta Miller, Ines Pellegrini y, cómo no, Martine Brochard, especialista en tan noble arte. Sólo senos, no hay culos ni felpudos. Los señores, abrigados hasta el cuello, para variar. Eso sí, Barcelona luce radiante y los exteriores están bien elegidos. ¡Si hasta sale la iglesia románica donde me casé por primera vez, el mismo año en que se produjo la película!
Para amantes y completistas del (sub)género.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rebelde entre el centeno
Rebelde entre el centeno (2017)
  • 5,7
    1.212
  • Estados Unidos Danny Strong
  • Nicholas Hoult, Kevin Spacey, Zoey Deutch ...
6
El recluso de Comish
Más de uno ha escrito que J.D. Salinger odiaría esta película, en el supuesto de que hubiera perdido el tiempo visionándola. Es mi año de biopics, sin duda, a cual más correcto, soso y aburrido. Los personajes desfilan como títeres arrastrados por el viento, sin oficio, beneficio ni sustancia. Es tan sumamente pulcro que resulta imposible suspenderlo, pero sí anhelar que el enfoque hubiera sido otro. La vida del escritor eremita daba para mucho más. Un hombre que, en pleno éxito, se retira y dice aquello de que "seguiré escribiendo, pero no lo publicaré", debería inspirar un libreto más atrevido, más acerado, más proclive incluso a fantasear sobre su existencia retirada. La interpretación de Nicholas Hoult no colabora a elevar la función. Es muy guapo, pero demasiado impertérrito, incluso en escenas que exigirían más carnaza. La realización es inexpresivamente televisiva, de manual. Los intérpretes son correctos, cómo no, salvo el gran Kevin Spacey, el maldito Kevin Spacey, el crucificado Kevin Spacey, que podría haberse metido las manos en otro sitio y no dar excusas a los nuevos inquisidores para arrojarlo al averno de la ignominia. ¿Tan difícil es distinguir al hombre del artista? Hay que denunciar, en efecto, pero también dar otra oportunidad. Y si no, que se lo digan al pobre Woody, masacrado por una histérica y un hijo biológico clavado a Frank Sinatra. En fin...
Si no os interesa Salinger, si no habéis leído nunca El guardián entre el centeno, podéis pasar...
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roma
Roma (2018)
  • 7,0
    27.570
  • México Alfonso Cuarón
  • Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf ...
10
El Amarcord de Cuarón
He dejado transcurrir varios días antes de escribir esta crítica, para que todo el caudal de sensaciones y emociones que me asaltaron durante el visionado de la película se sosegara, sedimentara y me permitiera contemplarla con cierta lejanía. Decir que Roma es lo mejor del año, en dura competencia con Cold War, ya es un tópico, pero aún así aquí lo dejo negro sobre blanco. Y en prístino B&N son ambas obras, las dos arrancadas de las entrañas de sus realizadores, de sus recuerdos infantiles, de sus experiencias cuando la vida era nueva a cada instante. Cuarón llevaba décadas alimentando su pasión por esta historia, un caudal de recuerdos de su niñez en el exclusivo barrio de Roma, México D.F. En su afán por reproducir con la mayor exactitud posible una época y un país, ha rodado en el mismo barrio, en la misma casa, recuperado los muebles desperdigados entre otros miembros de la familia, reconstruido en un set la manzana del cine, el cine en el que pasó tantas horas y que puso las bases para su futura carrera. Cuando los chicos están viendo Atrapados en el espacio (Marooned, John Sturges, 1969), vemos un fragmento que Cuarón guardó en su memoria para reproducirlo en Gravity, y tras acabar la proyección de La gran juerga, tiene lugar un hecho capital para la historia.
Me sorprendí en diversas escenas con los ojos húmedos, set pieces gigantescas, descomunales, portentosas. Véase la escena de la matanza de estudiantes, la escena del parto, la escena del oleaje. En su Amarcord, Fellini apostó por el sexo y el humor, teñido de ternura, para construir su obra maestra indiscutible, que giraba en torno a sus años adolescentes en su Rímini natal. Cuarón centra la narrativa en la tata, un personaje que forma parte de la familia y que fue de capital importancia en esos años decisivos, y a la cual dedica la película. La historia de la tata es indisociable de la historia de esa familia cuarteada tras la desaparición del padre en busca de una nueva vida. Parece que no suceda gran cosa a lo largo del metraje, pero ocurren cosas terribles y otras más dulces, más propias de la niñez. Los personajes son auténticos, de carne y hueso, todas las situaciones son creíbles, las hemos vivido de cerca, son páginas de la vida. Cuarón no emplea actores profesionales, con la excepción de Marina de Tavira, lo cual suma credibilidad a las imágenes. En las escenas del hospital, por ejemplo, los actores son médicos y enfermeras de la propia institución, que actúan con una naturalidad sorprendente, como si estuvieran rodando un documental sobre su vida cotidiana.
Cuarón maneja él mismo la cámara con una maestría asombrosa, crea imágenes tan aterradoras como el momento del terremoto (da la impresión de que estás en ese edificio), los policías esperando el momento de cargar contra los manifestantes, la surrealista secuencia de los aprendices de artes marciales, futuros asesinos de extrema derecha, el mar embravecido de olas vertiginosas. Como dice mi admirado Carlos Boyero, "todo en esa película extraordinaria transmite verdad y complejidad, atributos del gran cine".
Para abundar en la controversia, no me siento muy predispuesto a permitir que las grandes empresas de streaming se adueñen del cine, pero si es preciso Netflix para producir obras de este fuste, inclinaré la cabeza y aceptaré la inevitable transformación de un arte, confío, inmortal. No os perdáis Roma por nada del mundo.
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29 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un sol interior
Un sol interior (2017)
  • 5,4
    1.891
  • Francia Claire Denis
  • Juliette Binoche, Gérard Depardieu, Nicolas Duvauchelle ...
5
Vaivenes del amor
Una decepción. No basta con tener una estrella, una gran actriz, para lograr una buena película. Sobre todo si el guión anda perplejo y desorientado, y enormes lagunas, flecos e insensateces se alían para aguar la fiesta. Repasemos:
Isabelle es una mujer de edad madura, torturada por una inmadurez afectiva monumental. Elige mal a sus hombres, lo pasa fatal y, en general, se comporta en todo momento como una adolescente aquejada de terribles picores. Sufre una fijación, o quizá se deba achacar al destino, aunque yo no lo creo, por los hombres casados, un pelín impresentables, cuando no del todo, como en el caso del banquero (faltaría más). Por otra parte, es presa favorita de depredadores nocturnos, que captan a un kilómetro de distancia su fragilidad emocional y su facilidad a la hora de encamarse a las primeras de cambio (así le luce el pelo). Sigue acostándose con su ex marido, aunque llevan años separados, y se supone que vive con su hija, aunque no la vemos en ningún momento (tal vez se olvidaron del "pequeño detalle" a la hora de confeccionar el libreto.
Isabelle persigue el amor con una constancia encomiable, pero es como si llevara un anuncio luminoso en la frente: "FÓLLAME, ESTOY DISPONIBLE", y así no hay manera. La historia coquetea con el drama existencial y con la comedia romántica, sin decidirse por ninguna de ambas alternativas, de manera que ni una sonrisa acudió a mis labios, ni me sentí conmovido en ningún momento. Más bien ardía en deseos de que la película se terminara, aunque dura hora y media.
La película naufragaría en el proceloso mar de la inanidad de no ser por Juliette Binoche.¡Qué bien ha madurado esta mujer! Es un placer verla y oírla. Incluso tiene el bonito detalle de mostrarnos su cuerpo desnudo, todavía hermoso y deseable. Es lo mejor de esta cinta dirigida y escrita por mujeres que se columpia demasiado. Una pena, porque habría podido dar lugar a una historia más sólida y profunda. Aún así, se le puede echar un vistazo.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amante por un día
Amante por un día (2017)
  • 6,6
    1.706
  • Francia Philippe Garrel
  • Eric Caravaca, Esther Garrel, Louise Chevillotte ...
6
Celos y sexos
Philippe Garrel, cual fleco de la Nouvelle Vague, sigue dirigiendo a su bola, al margen de modas, tendencias o influencers, siempre en hermoso B&N, con la complicidad de hijo, padre y/o cónyuge, breves historias narradas en menos de 90' (siempre hay alguna excepción), diseccionando los celos y los sexos, la mujer, eterna obsesión, el amor, eterna fijación, en el más puro estilo del cine francés de qualité, pero trascendiéndolo con un buscado minimalismo. En Amante por un día, el amante de Jeanne (Esther Garrel, hija del director) da por finalizada su relación, y ella se refugia en casa de su padre, Gilles, donde descubre que vive con una joven de su misma edad (23 años), Ariane, propensa a encamarse con el primero que se cruza en su camino, para desesperación de Gilles, quien, a pesar de invocar una relación abierta, no soporta las frecuentes cornamentas que le obsequia su amante. Entre Jeanne y Ariane se forjará una repentina complicidad, sobre todo a partir de determinado momento, en que ambas comparten un secreto. Silencios, miradas, gestos son los mimbres con los que el realizador parisino teje su historia, en la que parece que no pase gran cosa, porque las tormentas van por dentro. Más que actuar, los actores viven sus papeles, existe una sensación general de improvisación, de dejarse llevar por las situaciones, si bien estoy seguro de que Garrel sujeta las riendas en todo momento. Es una de esas películas intemporales, propias de las salas de Arte y Ensayo que frecuentábamos en tiempos lejanos, hijas de Godard, Eustache y Rohmer. Y de los Garrel, claro, Maurice y Philip, sin olvidar al hijo, Louis, quien también ha iniciado una carrera como director.
Para verla con paciencia y sin mirar el reloj.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peggy Guggenheim: Adicta al arte
Peggy Guggenheim: Adicta al arte (2015)
Documental
  • 6,7
    123
  • Estados Unidos Lisa Immordino Vreeland
  • Documental
8
Arte y sexo
Peggy Guggenheim, nacida millonaria, dedicó su vida a dos actividades que la mantuvieron ocupada hasta sus últimos días: coleccionar arte y follar, no necesariamente en este orden. Con la facilidad de los ricos para pasar de las convenciones, hizo de su existencia una novela y se rodeó de los hombres (y las mujeres) más influyentes del mundo artístico. Fue una mecenas considerable y descubrió valores como Jackson Pollock y John Tunnard, entre otros. Sus excesos fueron tan desmedidos como su olfato para la genialidad. Todo ello narra este documental, que cuenta con el testimonio oral (sin segundas intenciones) de la propia Peggy, quien habla con un desparpajo asombroso sobre sus proezas sexuales, y con una estudiada nonchalance sobre su intensa entrega a la causa del arte, en especial la pintura. La directora mezcla hábilmente imágenes de documentales, noticiarios, memorabilia de su protagonista, y ofrece un cuadro bastante aproximado de cómo debía ser esta mujer adelantada a su tiempo. Considero que se trata de una obra importante, un excelente documental sobre una de las personalidades más apabullantes del siglo XX.
Imprescindible para amantes y estudiosos del arte.
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El aviso
El aviso (2018)
  • 5,2
    6.829
  • España Daniel Calparsoro
  • Raúl Arévalo, Aura Garrido, Hugo Arbués ...
4
Naufragio
Aunque el cine negro español goza de una excelente salud desde hace varios años, no siempre se cumplen las expectativas. Así sucede en El aviso, una película confusa, errática, con un guión deshilvanado, lagunas abismales y mal acabada en todos los apartados. El giro final acaba de rematarla. Raúl Arévalo, desaprovechado, y Aura Garrido, un punto histérica, no acaban de encontrar su lugar. No es Calparsoro santo de mi devoción, si bien me reconcilié algo con él en Cien años de perdón. En su favor, diré que con este libreto poco podía hacer. Tan poco, que no deseo demorarme más en esta crítica. Reseñar la (breve) aparición de la veterana Julieta Serrano.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un amor de verano (La belle saison)
Un amor de verano (La belle saison) (2015)
  • 6,8
    2.717
  • Francia Catherine Corsini
  • Cécile De France, Izia Higelin, Noémie Lvovsky ...
7
El amor en llamas
Delphine vive en una granja, en un entorno rural y alejado de las grandes ciudades. Cuando descubre que su amiga se va a casar, decide marchar a París. Allí conoce a Carole, profesora de español, abanderada del movimiento feminista (estamos en 1971), en apariencia heterosexual. Un día, salta no una chispa, sino un incendio entre ellas, y se zambullen en una entrega absoluta a sus cuerpos y sus sentimientos. Por desgracia, el padre de Delphine sufre un ictus y ella ha de volver a la granja para ayudar a su madre. Ese verano, Carole la sigue hasta la Francia profunda, tan alejada de las sofisticaciones parisinas, incluso hostil hacia ellas. Su historia de amor se verá afectada por la nueva situación...
Dirigida, escrita, fotografiada y protagonizada por mujeres, La belle saison se aleja del panfleto político para centrarse en la sensualidad de los cuerpos femeninos abandonados al deseo, en la dificultad de amar en tiempos y entornos difíciles, en la lucha de la mujer por hacerse oír, por hacerse ver, por gozar de los mismos derechos que los hombres. En 1971, el movimiento feminista en Francia empezaba a salir a la calle para exigir el fin de una cultura patriarcal y machista. Pero no basta ser de izquierdas para aceptar que tu chica se vaya con otra. El compañero de Carole se siente herido, traicionado, ofendido y, sobre todo, humillado, pese a compartir su militancia. Delphine lucha por lograr ser reconocida entre los rudos campesinos que la rodean, que sólo esperan de ella que se case con algún zagal y se dedique a sus labores. Cuando la madre de Delphine descubre su verdadera relación, trata a Carole como si fuera una emisaria de Satanás. La película borda con maestría y sensibilidad el tapiz de su historia, primero en París y después en la hermosa campiña francesa, de sus encuentros y desencuentros, del atormentado camino que han de recorrer para salvar su amor... Sin tremendismos ni sensiblería, sino con ternura y un gran afecto por los personajes. Creíble en todo momento, la película cuenta con una delicada fotografía de Jeanne Lapoirie, una veterana del cine galo con 83 títulos a sus espaldas, y una hermosa banda sonora de Grégoire Hetzel, especializado en películas intimistas.
En el capítulo interpretativo, no puedo ahorrar los elogios para Cécile de France, en un personaje difícil, pleno de matices, capaz de pasar de la alegría más desbordante a la mayor tristeza. Nos deslumbró en Quand j'étais chanteur (aquí titulada Chanson d'amour), y desde entonces no ha dejado de depararnos satisfacciones. Se desnuda literal y figuradamente para entregar quizá la interpretación más intensa de toda su carrera, un prodigio de sensualidad y pasión. Frente a ella, Izïa Higelin, quince años más joven, le da la réplica en una composición que la califica como una de las actrices más interesantes y prometedoras de su generación (esa voz ronca, esa mirada desesperada, las expresiones que desfilan por su rostro).
En suma, una hermosa película para seres sensibles, sin diferencia de sexos ni inclinaciones sexuales.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cold War
Cold War (2018)
  • 7,1
    16.485
  • Polonia Pawel Pawlikowski
  • Joanna Kulig, Tomasz Kot, Agata Kulesza ...
8
Ni contigo ni sin ti
Igual que me sucedió con Ida, Cold War me zambulló al instante en otro tiempo y en otro país: la España de finales de los 60 y principios de los 70, cuando proliferaban los cines de Arte y Ensayo, y toneladas de celuloide en blanco y negro desfilaban ante nuestros ojos ávidos de cine distinto (aparte de algún pestiño colado para poder mostrar unas tetas o unos culos). Dejadme deciros que Cold War es una película portentosa, con una fotografía en un B&N de tonalidades incluso ominosas (el paseo por el Sena nocturno, con París apenas iluminada, podría pertenecer a una película de terror o a un polar muy inquietante), que retrata una época, la posguerra estalinista en Polonia, y una situación, un amour fou que jamás consigue estabilizarse debido a la idiosincrasia de la pareja: los amantes no pueden estar juntos, y separados se añoran y desean. Wiktor es pianista y el comunismo se la suda. Sólo le interesa la música, y ha de contemporizar con lo que le exige el Estado, convertir un grupo de música folclórica campesina en una herramienta de propaganda al servicio del Partido. Zula es una hermosa muchacha de voz excepcional que enseguida llama su atención. Entre ambos se inicia una historia de amor desgarrada, desesperada, feroz y funesta. A lo largo de los años se encuentran y desencuentran, tienen otras parejas, pero siempre vuelven a la fuente primigenia de su deseo insaciable, hasta llegar a uno de los desenlaces más conmovedores jamás filmados. No diré nada más. El realizador polaco consigue una asombrosa descripción de la atmósfera reinante en aquellos tiempos con apenas unos pocos trazos, como un cuadro impresionista del que hay que alejarse unos metros para poder apreciar mejor el conjunto. La música folclórica, reconvertida con posterioridad en odas escandalosamente ridículas al comunismo (o lo que ellos llamaban comunismo) teje una banda sonora de inusitado poderío (véase la escena que abre la película). Los intérpretes son excelentes. No querría dejar de señalar el sorprendente parecido entre Joanna Kulig y la estrella francesa del pop Sylvie Vartan.
Es una película que detesta las prisas, el postureo, las extravagancias. Es una inmersión en un mundo de sentimientos al borde del estallido. Conviene abandonarse a su tempo y a sus imágenes, paladear cada escena y guardarla en nuestros pliegues más secretos.
Queremos más obras de Pawel Pawlikowski.
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El león duerme esta noche
El león duerme esta noche (2017)
  • 6,5
    715
  • Francia Nobuhiro Suwa
  • Jean-Pierre Léaud, Pauline Etienne, Arthur Harari ...
6
Fin de trayecto
Mirad, no me andaré con rodeos: no soporto a Jean-Pierre Léaud. Sabido es que este hombre no deja indiferente: o lo odias o lo amas. Sus muecas, manierismos, personajes y diálogos improvisados me arrastran al borde del ataque de nervios. Pero no es por eso que puntúo tan bajo la película, sino porque se trata de una de esas obras fallidas, que no se te acaban de meter dentro, pero sin embargo intuyes lo que habría podido llegar a dar de sí en manos de otro realizador. Que también es el guionista, y es posible que de ahí emane el fracaso. No basta con rodar un canto al cine para lograr una obra maestra. Truffaut, el mentor y padre putativo de Léaud, sí lo logró, de una forma contundente y absoluta con La noche americana, que siempre logra conmoverme, visionado tras visionado. El león duerme esta noche fracasa en su empeño.
Un actor de edad avanzada se queda empantanado en un rodaje y escapa a la casa donde vivió su gran amor. Un grupo de niños, que están buscando un lugar donde rodar una película de terror, le descubren y le animan a participar en el proyecto. El hombre accede... El homenaje a la Nouvelle Vague está servido. Incluso aparece Isabelle Weingarten (La maman et la putain) en un breve papel. Pero algo no acaba de cuajar, pese a las buenas intenciones de Nobuhiro Suwa, realizador japonés enamorado del cine francés. Lo que tendría que haberme desgarrado el corazón, lo que habría debido humedecer mis ojos, se halla ausente. Y no es por el pobre Léaud, que está hecho una piltrafa (pero conserva todo el pelazo, el muy...), sino por algo indefinible, algo inasible, tal vez la sensación de que se podría haber hecho más, ahondado más, no sé, es como un quiero y no puedo. O tal vez no era mi día. Me cuidaré muy mucho de desaconsejar su visionado. Tampoco es tan desechable. Pero no me llegó.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Detrás de las paredes
Detrás de las paredes (2011)
  • 5,1
    9.283
  • Estados Unidos Jim Sheridan
  • Daniel Craig, Rachel Weisz, Naomi Watts ...
4
La mansión de los despropósitos
¡Y qué manía tienen los estadounidenses con irse a vivir a casas aisladas donde han sucedido toda clase de perrerías! Debe de ser verdad, porque la acumulación de películas basadas en esa premisa necesitaría una enciclopedia para desglosarse. El esquema es idéntico hasta la saciedad: parejita con adorables niñit@s, harta de la gran ciudad, decide cambiar de vida, siempre en pro de la familia, faltaría más, y se mudan a un casoplón, casi siempre necesitado de onerosas remodelaciones, apartado de la civilización, y de repente empiezan a suceder... cosas. Las mismas cosas, más o menos. Aquí va de alto ejecutivo editorial que lo abandona todo para escribir una novela de éxito (¡qué original!), y se muda a un caserón de Nueva Inglaterra (¡qué original bis!) con su mujer y sus hijas. ¿Y a qué demonios se dedica la esposa? ¿Y por qué no van al colegio las repelentes niñatas, de 7 y 5 años respectivamente? ¿Y por qué no les avisó nadie de que se habían cometido unos atroces crímenes en la susodicha morada? Os suena, ¿no? Bien a su pesar, nuestro héroe tendrá que averiguar esto último.
El guión da más vueltas que un circuito de Fórmula 1, y se adentra en honduras que no puedo revelar, porque luego me riñen. Todo anda cogido por los pelos, y la realización es agarrotada y estereotipada, pese a venir firmada por el otrora exitoso Jim Sheridan, que convocó a las masas cinéfilas con Mi pie izquierdo, The Boxer o En el nombre del padre. Está claro que no le sienta bien ausentarse de su Irlanda natal. Tampoco es que el reparto haya digerido bien el traslado al otro lado del Atlántico. Daniel Craig no se lo cree, y sus dos peinados estomagan al espectador en cuanto los ve. Rachel Weisz presiente el pestiño, pero cumple con profesionalidad y punto. Naomi Watts... Bueno, esta chica nos pone, de modo que me limitaré a glosar su dignidad. También salen Elias Koteas y Jane Alexander en pequeños papeles. Para los amantes de chismorreos, fue en esta película donde Rachel Weisz tuvo el buen gusto de cambiar al plasta de Darren Aronofsky por James Bond, digo Daniel Craig, una señal de sensatez.
En suma, ya estamos hasta el pelo de este subgénero de terror. Pero seguimos picando...
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La casa junto al mar
La casa junto al mar (2017)
  • 6,2
    1.160
  • Francia Robert Guédiguian
  • Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan ...
7
Y al volver la vista atrás...
Una vez jubilado Ken Loach (aunque parece que está haciendo de las suyas una vez más, de lo cual nos alegramos), el último mohicano del cine marxista es Robert Guédiguian, el cineasta de Marsella que, desde L'Estaque, nos cuenta los avatares de gente como vosotros o yo, enfrentadas a sus miserias y alegrías. Rodeado de su troupe habitual, encabezada por su esposa, Ariane Ascaride, y el tercer vértice del triángulo, Jean-Pierre Darroussin, nos cuenta en La villa la historia de tres hermanos que se reencuentran tras veinte años de separación. Angèle se marchó tras una experiencia terrible, y en casa quedaron Joseph, obrero amargado liado con una jovencita, y Armand, propietario del restaurante local. El motivo de dicho reencuentro es... ¡Sí, lo habéis adivinado! El padre ha sufrido un ictus y se encuentra en estado prácticamente vegetativo. Ante la proximidad de la muerte, los hermanos hablan, tanto del pasado como del presente, meditan sobre sus vidas, sus amores, sus frustraciones, en esa casa junto al mar preñada de recuerdos y vivencias. Pero en esta ocasión, Guèdiguian evita amargarnos la existencia y construye una fábula amable, un cuento de hadas con happy end. Otra tragi(comedia) geriátrica, para entendernos. Yo agradezco los diálogos, frescos como extraídos de una conversación cazada al vuelo, el trabajo de unos actores que nunca me canso de ver, las bellas postales del Mediterráneo soleado, la capacidad de evocar sentimientos que se creían perdidos, la plasmación de unos seres humanos que no son simples monigotes. Agradezco que la lucha de clases todavía sobrevuele historias actuales, aunque ya sea con una cierta desesperanza, un regusto a fracaso. Agradezco, en fin, la lucha de Guédiguian por no tirar la toalla y hablarnos de cosas que nos quedan muy cerca. Francotirador del cine francés, me alegra verle metido en proyectos tan dispares como la producción de El joven Karl Marx (cómo no) y de un thriller franco-turco rodado en Estambul. ¡Sus y a ellos!
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bailando la vida
Bailando la vida (2017)
  • 6,0
    971
  • Reino Unido Richard Loncraine
  • Imelda Staunton, Timothy Spall, Celia Imrie ...
6
Bebiendo la vida
¡Albricias! ¡Ya está aquí la nueva (tragi)comedia geriátrica de la temporada! Con un nítido mensaje: ¡hay vida después de los 60! ¡E incluso sexo, si te lo curras!
Sandra es una burguesa tontorrona que, el día de su cumpleaños, se entera de que su marido le está poniendo los cuernos con su mejor amiga. Despechada, va a refugiarse en casa de su hermana, a la que hace años no ve. Bif es todo lo contrario que ella: alegre, vivaz, se rodea de amigos, nunca sabe cómo o con quién terminarán sus noches. Sandra se irá integrando poco a poco en el universo de su hermana, entre sonrisas, lágrimas y un renacer de sus sentimientos. Como veis, esto está más visto que el tebeo, y los británicos son unos expertos en este tipo de películas. Loncraine logra contener el arrebato de sacarina (por los pelos) y poner coto a la sensiblería (justito justito), y lo hace con una puesta en escena convencional, unos diálogos brillantes y un cuadro estelar de lujo. Tanto Imelda como Celia compiten en demostrar lo buenas actrices que son, secundadas por un Timothy Spall al que cada día queremos más. No olvidemos a Joanna Lumley, una hermosa mujer a sus 72 años, con la cual no nos importaría en absoluto bailar algo "agarrado". Es cierto que este nuevo subgénero triunfa debido a que siguen siendo eso que se llama "personas mayores"·las que más visitan las salas cinematográficas, mientras que los jóvenes se dedican al pirateo y a tonterías como ver series en las pantallas de sus móviles. También es cierto que en lugar de tratar a las "personas mayores" como patéticos deshechos humanos, se los muestra tanto en el dolor como en el placer, y se apuesta por vivir a tope, dentro de sus límites, como receta eficaz contra la decadencia y la muerte. De ahí la ejemplarizante última escena.
Para jóvenes de mente de cualquier edad.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido Fotogramas
Querido Fotogramas (2018)
Documental
  • 5,6
    188
  • España Sergio Oksman
  • Documental, (Intervenciones de: Javier Bardem, Leonor Watling) ...
7
Oleadas de nostalgia
La revista Fotogramas es referencia obligatoria de cualquier cinéfilo que se precie en este país. Recuerdo que todos los viernes, como premio a la dura semana lectiva (jejeje), mi madre, gran culpable de mi cinefagia, me compraba la revista, junto con los tebeos que atizaban otra de mis pasiones, la lectura. Ya sabéis, donde hoy hay un tebeo, mañana habrá un libro, o algo por el estilo. Fotogramas me acompañó durante muchos años, y en sus páginas conocí a gente como Maruja Torres, el gran Terenci Moix, Ángel Casas, Jaume Picas, Mr. Belvedere, aka Jaume Figueras, el siempre añorado José Luis Guarner, Enrique Vila-Matas, que tenía el morro de inventarse entrevistas falsas (claro que entonces bebía, me refiero a él, y no poco). Viví el cambio a mensual, el destape, la eclosión de las nuevas culturas... Luego la compró Hachette y ya no fue lo mismo, se notaba la dependencia de las majors, y las críticas siempre eran positivas, incluso de bodrios insufribles. Al final, dejé de comprarla, aunque me mantuve fiel a Dirigido, que ya se merecería algún documental también. Ahora la trasladan a Madrid y ya no será lo mismo, porque Fotogramas era un producto netamente barcelonés, de la Barcelona cosmopolita, europeísta, universal, abierta y un pelín ácrata, nada que ver con el constructo tristón y provinciano en que quieren convertirla los inmundos supremacistas.
Fotogramas nos contaba la historia del cine español y del cine universal, y en este documental actores, realizadores, críticos y hasta un fan nos cuentan la historia de la revista. Un ejercicio de nostalgia por un pasado irrecuperable e irrepetible. Seguro que no llega al 7 que le otorgo, pero ¿y qué más da? Fotogramas se merecía un homenaje, y punto.
Estrictamente para cinéfilos y fans de la revista.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La noche que Evelyn salió de la tumba
La noche que Evelyn salió de la tumba (1971)
  • 5,0
    156
  • Italia Emilio Miraglia
  • Anthony Steffen, Marina Malfatti, Erika Blanc ...
5
El castillo de Tócame Roque
Pues veréis, lord Alan está como una regadera desde que su santa esposa salió en pelotas al bosque del castillo y se puso a follar afanosamente con un zagal que andaba por allí con el culo al aire. Parece ser que la pobre murió del resfriado, pero eso no queda claro, como tantas otras cosas. Traumatizado, lord Alan (Anthony Steffen, carne de fotonovela) se dedica a buscar prostitutas pelirrojas para hacer de las suyas. Disfrazado de cura o similar, les da con el látigo y luego les rebana el pescuezo, que para eso estamos en un giallo y hay que dar color al difunto. Su psiquiatra, el doctor Timberlane (Giacomo Rossi Stuart, debía hacer la competencia a Steffen en lo de las fotonovelas), intenta curarle de sus traumas, pero no hay manera, el pobre erre que erre. Un día, en una fiesta, conoce a una joven con cara de cualquier cosa excepto virtuosa (Marina Malfatti, especialista en destapes, bonitos pezones), y decide casarse con ella ipso facto. A partir de ahí, la trama enloquece y los giros y contragiros del guión se multiplican y magnifican, hasta que el espectador acaba preguntándose si, en realidad, no será él el misterioso asesino. Como ya he dicho, nos encontramos en el universo del giallo, donde todo es posible: guiones con lagunas como el Mar Caspio, actores horripilantes (ver al tal Steffen intentar interpretar provoca momentos de angustia casi insufribles), juegos de luces tomados del maestro Bava, toques gore como la escena de los zorritos (no diré más), asesinos implacables, y tías en pelotas, muchas tías en pelotas (eso sí, ellos siempre tapados con la toallita). La labor de Emilio Miraglia es pedestre, aunque al menos no abusa de los zooms. Bruno Nicolai compone una música adecuadamente intrigante y temblorosa para la ocasión y, en conjunto, te relajas y diviertes un rato, pese a que algunas escenas no tengan perdón. No puedo describirlas por aquello del spoiler. Atención a las prestaciones de Erika Blanc, muy puesta ella. Acaba de salir en B-Ray. ¡Ánimo, fans!
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bohemian Rhapsody
Bohemian Rhapsody (2018)
  • 7,2
    51.354
  • Reino Unido Bryan Singer
  • Rami Malek, Joseph Mazzello, Ben Hardy ...
6
We Will Rock You
Antes de proceder, permitidme dos consideraciones personales. Nunca he sido especialmente fan de Queen, aunque, como casi todo el mundo, he tarareado y bailado muchas de sus canciones. Me parecían unos tipos hábiles, que tomaban prestados elementos de aquí y de allí, una pizca de glam, un poco de heavy, un añadido de AOR, mucho pop, y tuvieron la inmensa suerte de contar con un líder carismático y energético, dotado de un vozarrón espectacular. Con ello quiero significar que no aportaron nada a la historia del pop, aparte de iniciar la moda de los grupos "de estadio" y proporcionar montones de horas de placer a sus admiradores. Que no es poco.
Segunda consideración: nunca he sido especialmente fan de Bryan Singer, un tipo al que considero monstruosamente sobrevalorado por esos críticos que, ante la escasez de auténticos autores, se los inventan y listos. Como David Fincher, por ejemplo. Singer deslumbró con su debut, Sospechosos habituales (gracias sobre todo al elenco actoral), y después se dedicó a vivir del cuento. Su Superman es el peor de todos, y los X-Men los podría haber dirigido cualquier otro estajanovista. Lo siento, pero alguien tenía que decirlo. Su labor en Bohemian Rhapsody es correcta y punto, al servicio del mito y de los productores, que por algo son Brian May y Roger Taylor.
Como biopic, el film es conservador y convencional, los mismos adjetivos que atribuí ayer a la labor del mismo guionista, Anthony McCarten, en Churchill. Desde el momento inicial, Queen a punto de salir al escenario del concierto Live Aid, principia un largo flashback que finalizará cuando aparecen ante los cientos de miles de fans congregados en Wembley. El momento en que Freddy conoce a Brian y Roger, su inclusión en el grupo, sus primeros éxitos, su amor por Mary Austin, su gira por los USA, el (re)descubrimiento de que es perdidamente homosexual... Como tampoco querían beatificar a Freddy, se nos muestran algunas de sus debilidades humanas: era caprichoso, voluble, tiránico, grosero, fanfarrón, adicto a todo tipo de sustancias, promiscuo... Pero un buen muchacho, en el fondo, faltaría más. La película se cuida muy mucho de recalcar que, vale, Queen no era nada sin Freddy, pero ojo, Freddy no era nada sin Queen: sus dos álbumes en solitario fueron fracasos comerciales y tuvo que volver al redil.
Y así, entre sonrisas y lágrimas, exhibiciones de egos y momentos de intimidad, discurre el metraje, que deja a un lado la parte más oscura de Mercury y se centra en los grandes años de un grupo que ha hecho historia. Por supuesto, Rami Malek compone un Freddy Mercury excepcional (aunque los postizos de la boca se notan demasiado), hasta el punto de a que veces no sabes muy bien quién es quién. Su mayor virtud es que dura más de dos horas y no te aburres en ningún momento. Hasta has de reprimir tus piernas en algún momento, como en la escena de la presentación en público de We Will Rock You.
En suma, para fans de todas las edades. En mi caso, la vi en una primera sesión, rodeado de ancianitas que hablaban de sus nietos y de algunos adolescentes despistados huidos del instituto. Una experiencia religiosa.
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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