Tercera parte de 'Depredador' que intenta parecerse más a la primera que a la secuela y que, aunque lo consiga en el envoltorio, no se acerca lo más mínimo en el contenido.

Nimród Antal está al mando de la tercera (o quinta) parte de una saga que comenzó en el ya lejano 1987. Cuenta con un guión que, si bien no es del todo malo, tampoco tiene el nivel suficiente como para que alguien en su sano juicio lo comprase. Pero así fue.
La película podríamos decir que no tiene principio. Directamente nos metemos en el nudo de la historia dentro de esa selva. Ahí es cuando comienza a sobrevolar la estancia el fantasma de la serie 'Perdidos'. Hay planos que directamente son calcados a algunos de los de la famosa serie, habiendo también muchas de las situaciones en las que se quiere crear suspense que utilizan el mismo método de 'Perdidos' (planos del bosque - ruido - planos de los personajes en ese orden o en cualquier otro). Intentando pasar eso por alto, vemos una película en la que practicamente no nos importa nada ni nadie. Los personajes, como en la mayoría de estas películas, están desarrollados con el "libro básico de los personajes" en la mano. La historia, idem: "Incertidumbre" - Peligro - Descubrimiento - Revolución. Más de lo mismo e igual de mal llevado que en la mayoría de los casos.

Adrien Brody es un gran actor, de eso no hay duda. El problema está en que el resto del reparto no acompaña. Solamente Laurence Fishburne intenta destacar un poco pero le cortan el grifo enseguida. Pese a la calidad de la interpretación de Brody, surgen, como siempre, las comparaciones. Schwarzenegger era un auténtico soldado. Uno de esos que ves y piensas: "coño, un soldado". Brody es un pianista y cosas así, pero si se lo encuentra un Predator, ijo que no lo mata por lástima. En ese mismo papel, probablemente hubiese estado mejor alguien como Vin Diesel, Dwayne Johnson o, tirándome a la piscina, incluso Will Smith.

Resumiendo, que es gerundio: película totalmente innecesaria dirigida con torpeza y sin la menor señal de originalidad. Basada únicamente en los efectos especiales de hoy en día para mantener el pulso a 'Depredador' y con un guión insulso de "equipo azul contra equipo rojo". Trabajo actoral pésimo, salvado por un gran Adrien Brody que, repito, no es el mejor "militar" posible, pero sí un gran actor que sabe adaptarse a las situaciones.

Lo único destacable es la lucha final, que tiene cierto interés por su desarrollo, aunque pierde la gracia a los diez segundos. Y lo mejor de todo es que el papel de la chica no lo hace Michelle Rodriguez, porque parece que en Hollywood creen que va bien en esos personaje... y no. Ni en esos ni en los otros. En ninguno.

Toda secuela que se precie de una película que se desarrolle en el campo, la selva o los verdes prados de Asturias, debe desarrollarse en la ciudad. Eso lo sabe todo Dios, por lo visto.

En esta ocasión, la película pretende introducir al depredador dentro de la jungla de cristal y de una lucha de bandas. Lo hace con poco acierto, la verdad.

Stephen Hopkins dirige con más efectismo que efectividad una película que podría haber sido mucho mejor. Los guionistas (increible que sean los mismos que en la primera 'Depredador') se endiosan y envían al bicho a la ciudad. En la primera, gran parte del encanto, era la caza real que se vivía en la selva. En la ciudad todo queda mucho más falso y se ven situaciones nada originales, pero que son las que se buscaban cuando decidieron ubicar la historia en suelo urbano. Los duelos entre jurisdicciones y otras gaitas, corresponden más a otro tipo de película. El cambio radical no siempre es malo, pero en este caso le sienta fatal a la obra. Por otra parte, el clímax es excesivamente largo y acaba haciéndose pesado, incidiendo en la constancia de Glover y en lo difícil de matar que es el monstruo.

Danny Glover, en su línea, es el policía que se huele algo y persigue el caso porque es un justiciero nato y hay algo que le cuadra. Otro estereotipo clásico de este tipo de películas, como el personaje de Gary Busey, quiere ser tan misterioso que al final te da un poco igual lo que quiera (en parte porque lo sabes desde el principio y el único que no se entera es el bueno de Glover). Las actuaciones de los dos están a la altura de la película. Ni bien ni mal. Simplemente están. Los secundarios (la poli dura, el compañero del protagonista desde hace años y el graciosete) importan más bien poco. Y la verdad es que no destacan precisamente por sus interpretaciones. Rubén Blades como colega de Glover, vale que le da un punto carismático, pero poco más.

Resumiendo, que es gerundio: podría haberse hecho una buena secuela teniendo en cuenta que los guionistas eran los mismos, pero se ve que se subieron a la parra y se crecieron, pensando que podían meter al bicho en la ciudad. La cagaron. Además, la película pierde la intriga de la primera, y con ella gran parte de su aliciente. El hecho de querer rizar el rizo tanto hace que la obra se pierda. Curiosamente, los responsables de 'Alien vs Predator' tropezaron en la misma piedra.

A pesar de todo lo malo, puede llegar a entretener, aunque le sobren unos cuantos minutos. Para la historia quedarán las míticas palabras del bicho: "hijo de puta" y "es una cabronada".

Clásico del cine de acción en su época más gloriosa. Schwarzenegger y Weathers, dos grandes exponentes, junto a un pequeño ejército musculado se meten en la selva y hay tiros. Muchos tiros.

John McTiernan descubrió con 'Depredador' el tipo de cine que iba a marcar su carrera. El mejor punto que tiene su dirección en esta película es, posiblemente, la fantástica utilización de la luz. Además, crea suspense y eso se agradece. La primera media hora de metraje es tirando a aburrida, pero justo cuando la cosa está en caida libre, aparece "el peligro" y la cinta remonta el vuelo. Hemos visto cientos de películas con una premisa parecida, pero 'Depredador' consigue que sea efectiva por dos cosas: está bien dirigida y goza de buen presupuesto. El director mide muy bien el tempo de la película, que comienza lenta y va acelerando cada vez más a medida que nos acercamos al final. Clásica fórmula de película de acción, pero en este caso bien llevada y además contando con el duelo entre Chuache y el Depredador. Todo un dulce para los amantes del género.

Aquí el tío Arnold hace una actuación bastante potable. Sin expresión facial y con un lenguaje visual robótico: lo que toca en su personaje. Como actor era malo, pero tuvo la suerte (o el acierto) de encontrar los papeles que mejor le venían (aunque tuviese desvaríos en clave de comedia). Carl Weathers siguió siendo 'Apollo Creed' y bueno, ¿qué queréis que os diga?, creo que le va bien a la película porque tampoco trata sobre interpretaciones. En ese sentido, el que más destaca a mi entender es Bill Duke (aunque salga poco).

Resumiendo, que es gerundio: tiros, explosiones y buenas muertes llevadas a cabo con habilidad y con lo necesario para convertir la película en lo que es: un clásico. Y con todo merecimiento.

Da igual que el director se llame Ryan Schifrin o Pepito Carapapa: todas las películas de serie Z son iguales. Tremendamente malas y absolutamente descacharrantes.

Siguiendo la linea de estas películas, nos encontramos con lo de siempre: jóvenes incautos, un peligro que alguien ve mientras los demás no le creen e imágenes del peligro (en este caso un Critter gigante) de unos dos segundos de duración. Puestas las bases, a partir de ahí lo de siempre. No creo que cuente nada que no se sepa si digo que van muriendo uno tras otro a manos del bicho mientras el protagonista mantiene su propia lucha, intentando que alguno de todos le crea. Obviamente, nadie hace caso de un hombre que sufrió un shock como el suyo cuando pasó lo que pasó y a la postre quedó viudo y en silla de ruedas (el momento en el que cuenta a la chica lo que le pasó en la montaña es para matar a los responsables. Lo cuenta así sin más, solo para que el espectador lo sepa). Debe decirse que cuenta también con los otros detalles clásicos de estas películas: mala iluminación y desnudos femeninos.

El trabajo actoral es la leche. Siempre veo estas películas con la idea de que tal vez puede haber alguna buena interpretación que haya pasado desapercibida en los castings y que accidentalmente acabe haciendo películas por las que cobra lo justo para comer. De momento no he encontrado ninguna, pero no pierdo la esperanza. En esta, como curiosidad, aparecen Jeffrey Combs (Re-Animator) y Lance Henriksen ('Terminator'. 'Escape de Absolom' y protagonista de la serie de televisión 'Millenium'). El caso del segundo me sorprende bastante. No es Marlon Brando, pero tampoco merece estar donde está.

Resumiendo, que es gerundio: película típica de serie B (así está catalogada, aunque yo creo que la Z le va mejor) que lo tiene todo. Monstruo mal hecho, dirección robótica, guión ligeramente modificado respecto a otras del mismo género y chicas jóvenes con buen cuerpo. Y para los que la vemos en español, tiene algo más característico del género: actores de doblaje de cine porno.

Irregular película de F. Gary Gray que tiene grandes momentos y otros desastrosos. En general la película consigue aguantarse por si misma, aunque hay algunos momentos en los que la construcción está cerca de venirse abajo.

Un personaje mezcla de Hannibal Lecter, Puzzle y el equipo A al completo provoca un caos "sin precedentes en América". Con una dirección que representa la irregularidad en su máxima expresión, Gray zarandea al espectador sin dejar claro en ningún momento la dirección que quiere que tome su película. ¿Es lo que se propone? Pues en cierto modo, así es. Pero eso no quita que se le vaya de las manos. El guión tiene que echar mano de varios elementos de relleno, ya que no tiene nada que ofrecer. Así, detalles como los de "el cómplice" o "los tratos" no sirven sino para el bien de la película, sin tener importancia real en el desarrollo de la trama. Volviendo al cineasta, el "desfile de venganza" que lleva a cabo Butler intenta que la acción sume puntos en una película que intenta evocar a los mejores thrillers y que por momentos está cerca de conseguirlo. La pena es que, el escalador en el que se convierte la cinta, se derrumba tras ascender unos metros. Una y otra vez. Al final, se queda a mitad de camino y con heridas por todo el cuerpo.

Gerard Butler es un actor al que ya no sé como coger. Algunos de sus papeles le colocan en lo que sería la unidad de "segundas espadas" de Hollywood y otros sin embargo le dejan en la cola de la interpretación. Aquí consigue aguantarle el pulso a Jamie Foxx. Eso es algo que no puede hacer cualquiera, ya que hablamos de un actor que, si bien es cierto que no tiene muchos registros, se mueve como pez en el agua en este tipo de películas. En 'Un ciudadano ejemplar' sigue en su línea y consigue un sólido personaje.

Resumiendo, que es gerundio: La película toca el tema de lo moral y lo ético. Intenta profundizar en el tema tanto que consigue descolocarse a sí misma. No obstante, algunas de las ideas que contiene son interesantes aun sin ser novedosas y saca el máximo provecho de ellas. Cuando el director cree que más controla la película es cuando comete los tremendos errores de los que está plagada. Por otra parte, Jamie Foxx y Gerard Butler no tienen química, pero como pasan el metraje separados, importa poco. Grandes actuaciones las dos. Pese a sus incontables fallos, 'Un ciudadano ejemplar' consigue entretener. Pero nada más.

Tarde o temprano tenía que pasar. Consideraba 'Los inmortales: el origen' la peor película que había visto jamás. Cerca de ella estaban 'Mentiras y gordas' y 'American Playboy'. En la lista entra, directamente al número uno, 'Perdona si te llamo amor'.

Federico Moccia ya dirigió películas hace años, aunque no he visto ninguna (y tras esta, ni ganas). En 2008, doce años después de su último filme, se pone al mando de la adaptación de su propia novela homónima. La dirección no es mala, sino lo siguiente. Es difícil explicarlo sin recurrir a tópicos como "absurdo sinsentido", "enorme tontería" o "previsible y aburrida"´, así que intentaré poner unos ejemplos más o menos gráficos.
Si uno entra en un sitio y dice "buenas", ¿qué va a pasar? Exacto. La gente responderá: "buenas".
Si un mono se fuma un cigarro, ¿qué va a pasar? Efectivamente. Carcajadas.
Si te rompes una pierna, ¿qué va a pasar?. Escayolado, claro.
Pues así durante hora y media. Estás vieno una película que sabes perfectamente como empieza y como acaba. Estás viendo escenas en las que te sabes los diálogos. Federico Moccia se muestra absolutamente ridículo en la narración. Con una especie de"jugar a Amelie" nos presenta algunos planos. Luego, construye un guión en el que cada lapidaria frase pretende ser memorable. Lo peor es que al final casi que te acostumbras. Intenta poner ante nosotros a una legión de pintorescos secundarios y el tiro le sale por la culata. Ninguno de todos tiene el menor interés. Es más: sobran desde el minuto uno. La iluminación, exactamente igual en todas y cada una de las escenas, no es que esté mal, simplemente es que no varía. Da la sensación de que cada plano que se nos presenta, corresponda a la misma hora exacta en días distintos. Claro, si tienes en cuenta que aquí iluminan igual los exteriores que los interiores, pues como que la cosa pierde bastante más, ¿no?

Tema actuaciones. Raoul Bova no hace ni mucho menos un papelón, pero bueno, entre lo malo, lo menos malo. Michela Quattrociocche (vaya apellido, maja. Te libras por estar buena) da vergüenza ajena. Bastante tonto es el retrato de las chicas jóvenes, como para encima toparte con una tía que hace una interpretación vomitiva. No es que sea masoca, pero cuando comienzo una película la termino. Aquí el tema viene en que a los diez minutos ya estaba cansado de verla (cuando se produce el grotesco desencadenante sospechas fuertemente que todo va a ser así de agilipollado). Las coleguillas de la chica son una mezcla entre "Bratz" y "Spice Girls", todas tan generosas que actúan de puta pena para no dejar mal a las otras.

La banda sonora satura. Se salva "She's the one" de Robbie Williams. El resto, cargante a más no poder.

Resumiendo que es gerundio: aquí si que voy a decirlo; la película es un absurdo sinsentido, una enorme tontería, previsible y aburrida.

Mala. Muy mala. Malísima. Y ya hay segunda parte...

Tom Ford debuta en la dirección con 'Un hombre soltero', una de esas películas no recomendadas para todos los públicos más por su forma que por su fondo, aunque sus pretensiones sean precisamente las opuestas.

Teniendo en cuenta que es una adaptación de una novela y que la historia tiene un peso importante, se da uno cuenta de que probablemente el libro será intenso y lleno de unos matices que no posee la película. En el cine lo que vemos es una trama practicamente vacía y demasiado empeñada en mostrar el drama de un personaje interpretado con fuerza pero totalmente unidimensional. Una continua ostentación de la "inteligencia" que se convierte en arma de doble filo y acaba por convertir lo inteligente en superficial. Con unos planos a caballo entre lo innecesario y lo absurdo, el montaje no logra enganchar, y cuesta demasiado meterse dentro de la historia.

Colin Firth es lo que la salva de caer en la inmundicia con una actuación magistral. La sobriedad con la que interpreta al personaje se amolda a la frialdad de la historia, con la diferencia de que en el caso de la interpretación, un personaje frío, si tiene que ser así, está bien interpretado. Sin embargo una película, aunque tenga que ser dura, nunca puede ser fría. El espectador necesita algo más que una intensa música de fondo. Colin Firth consigue dar sentido a unas frases lapidarias que tendrían valor si no fuese porque de uno u otro modo, se nos dice exactamente lo mismo durante una hora y media.

Yo de moda entiendo poco, pero Tom Ford debería quedarse diseñando con lápiz y papel. Sin embargo, hay que admitir que para lo visual (más fotográfico que cinematográfico), tiene buen gusto. Eligió al español Eduard Grau como director de fotografía y acertó. Tras Colin Firth, el color y la acentuación de la luz son lo mejor de la película.

Mítica película de serie B de los ochenta que fue pionera en muchas cosas y casi todas malas, aunque el producto original sea algo más que pasable.

Normalmente divido las críticas en dos apartados: técnico y artístico. Aquí voy a ahorrarme unas cuantas líneas y voy a hablar de la película en general.

Resulta que Jeffrey Combs da con una solución para devolver la vida a los muertos, y a partir de ahí se desarrolla una historia llena de sangre y vísceras. Un gore absurdo que traspasa la frontera del terror para situarse en la comedia. Desde que comienza el nudo de la película, no podrás parar de reir con ese hombre cabeza en mano y con sus peculiares "secuaces".
La historia no da demasiado de si, siguiendo una única línea argumental que no tiene subtrama alguna ni escenas fuera del camino principal, con lo que se agradece que sea una película corta ya que, pese a las risas, poco más hay que destacar. Rodada en interiores por completo y con un presupuesto visiblemente bajo, 'Re-Animator' ha conseguido convertirse en un clásico del cine gore, y con merecimiento. No es una película para los amantes del género zombi (al que se asemeja en ciertas cosa) ni para los que gusten de las pelis de terror. Es simplemente un absurdo divertimento en el que el reparto se compone de 6 ó 7 personajes que acaban llenos de sangre por uno u otro motivo. El maquillaje es pésimo y eso suma también puntos a la diversión.

Para ver cuando no hay nada más y quieres descojonarte vivo un rato. Si buscas argumento, actuaciones, iluminación o dirección, lo siento, pero esta no es tu película. Si quieres que te sangre el ojaldre de partírtelo, te van a sobrar motivos. Muy recomendable para ver con los colegas.

Ridley Scott dirige a Russell Crowe (oscarizado por esta actuación) y a Joaquin Phoenix (que vuelve a dejar claro que es uno de los mejores actores de nuestra generación) en la que es posiblemente la mejor película épica de los últimos tiempos. Para mi gusto, superior a 'Braveheart' y obviamente también a 'Troya' y 'Alejandro Magno'.

Ridley Scott es uno de esos irregulares directores a los que todo se les perdona porque se han ganado el cielo dirigiendo obras maestras. Scott lo hizo con 'Blade Runner' y, en menor medida, también con 'Alien, el octavo pasajero'. Aquí vuelve a subir a los altares y se casca dos horas y medias absolutamente imprescindibles. Bebiendo del tono de color de las mejores películas épicas (ahí la cagó en 'El reino de los cielos'), Scott construye un imperio asombroso sin dejarse detalle alguno. Lo llena de personajes bien diseñados con unas funciones claras dentro de la trama (que sí, que eso es el guión, pero que si te dan unos personajes de la hostia y no los ubicas bien, la cagada es aún mayor). El director mueve la película de manera que nos parece estar viéndola casi a tiempo real, y magnifica las escenas más emotivas con absoluta maestría.

Russell Crowe ganó el Oscar arrebatándoselo a Tom Hanks por 'Náufrago'. Fantástico el señor Hanks en aquella, pero el personaje de Máximo Décimo Meridio es sin duda alguna superior. Construido desde un guión sólido y una dirección firme, Crowe lo evoluciona hasta el límite. Se convierte realmente en uno de los personajes más carismáticos del cine épico, y teniendo en cuenta la gran competencia que hay, eso es algo muy meritorio. La ya legendaria frase de: "Me llamo Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejércitos del norte...", es parte de la historia del cine como aquella de: "¡Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán la libertad!" que suelta un Mel Gibson en estado de gracia con la cara pintada en esa maravillosa película que es 'Braveheart'.
En el otro lado del ring tenemos a Joaquin Phoenix. Ese "César" despiadado y con mente de dictador del que llegamos a creer que es capaz de hacer cualquier cosa. La conversación con el jóven Spencer Treat, con esas miradas asesinas a Connie Nielsen, hablando entre dientes, es realmente inquietante.

Los papeles de "tercer nivel", fantásticos desde el primero hasta el último. Tal vez el más carismático sea Djimon Hounsou, pero son Derek Jacobi y Oliver Reed quienes sobresalen un poco por encima del resto.

Resumiendo, que es gerundio: La película se basa en un guión poco original de caída y renacimiento, y a partir de ahí envuelve la historia con elementos que, pese a parecer innecesarios, son totalmente imprescindibles. Ridley Scott maneja lo que tiene en sus manos como mejor sabe, y las actuaciones dan un punto extra a una fantástica película de dos horas y media que se ve perfectamente del tirón y que no aburre ni un solo minuto. Asombrosa.

Jerry Zucker debutaba en solitario con 'Ghost' tras haber co-dirigido comedias. Se le presentaba una oportunidad única, con un Patrick Swayze que lo petaba (incomprensiblemente) por aquel entonces y una Demi Moore que tiene (aunque hayan muchos y la elección sea difícil) los ojos más bonitos que pueda uno encontrarse. El plus de Whoopi Goldberg, que ya tenía varios papeles bien valorados por aquel entonces, vino de perlas a la producción (el Oscar dio la razón).

Es una película ñoña. La primera parte, en la que Swayze todavía vive, es bastante patética. Es incomprensible que una pareja que vive junta tenga conversaciones que tienen dos quinceañeros que se acaban de conocer. Tampoco tiene sentido que Swayze comience la película haciendo el mismo personaje que en Dirty Dancing, aunque las jovenzuelas de aquella época fuesen grandes amantes de los tipos que llevaban un par de botones desabrochados y esos pelos tan cutres de los 90. Pero como se convierte en fantasma, su personaje cambia. Menos mal.

No voy a hablar bien de la dirección, porque simplemente no podría. El guión supera a la labor de Zucker (deberíamos recordar que se llevó el Oscar al guión original, aunque cada vez mi fe en los premios va decreciendo más y más) y aunque no en todo el mundo funciona, en mi caso sí. La película es un dulce no apto para diabéticos. Tan dulzona y con diálogos tan ridículos que convierten ciertas escenas en absurdas. No puedo discutir eso, porque me estaría intentando engañar a mí mismo. Pero, de alguna forma que no puedo explicar, esas sensiblerías cutres y caramelizadas, me tocan la fibra. Disfruto viendo esta película de un modo que no consigo entender. Ver a Demi Moore con esa gran interpretación derramar unas lágrimas tan sinceras me llega al alma. Esos preciosos y enormes ojos vertiendo lágrimas, esa Whoopi Goldberg tremendamente graciosa, el fantástico rescate de 'Unchained Melody' y varias escenas que son ya parte de la historia del cine, hacen que haya visto esta película incontables veces, y que cada vez que la echen por la tele no pueda evitar verla.

Resumiendo, que es gerundio: la película es bastante mala, está rodada con más torpeza que destreza, es cutre hasta saciar y más dulzona que un caramelo con una capa de chocolate metido dentro de un tarro de miel hecho con un molde de azúcar. Por lo general, sería suficiente para que me muriese de asco viendo lo ridícula que és (tipo Crepúsculo), pero me encanta. Me encanta. Es una mala película, sí. Pero para quien suscribe, es una de las más bellas historias de amor. La historia no tiene pies ni cabeza, pero sabe transmitir perfectamente ese complejo sentimiento. Y eso la convierte en una hermosa obra que no me canso de ver.

Hay dos formas de ver esta película: compararla con la serie o valorarla como película. Como película de acción, claro. Tampoco puedes esperarte una trama de la hostia.

No sé si fue Joe Carnahan o alguno de sus productores el que dijo que "por muy mal que quede decirlo, Liam Neeson es el auténtico 'Hannibal', y no George Peppard". Vaya cagada, macho. Principalmente debo decir que Liam Neeson no es ni mucho menos santo de mi devoción (más bien todo lo contrario), pero puedo decír (creo) que con objetividad, que Hannibal Smith es el que más pierde en esta "adaptación". Es difícil ponerle otras caras a los personajes que vimos durante tantos años, pese a que el vestuario esté más o menos acertado. Aún así, no creo que haga daño a la vista el cambio.

La película, vista desde adaptación, es floja... pero con reservas. Las personalidades de los personajes distan mucho en lo básico, y los planos de las escenas de acción son muy diferentes. Sí, son solo dos detalles, pero son muy importantes, ya que están presentes durante todo el metraje. En cambio, hay cosas que se parecen: el guión es casi inexistente y totalmente previsible, y hay montones de acciones imposibles que se llevan a cabo. ¿Que eso debería restarle puntos? En mi opinión, no. La serie era "misión-complicación-resolución" en su estado más básico, y la película también lo es. En ese sentido, los incondicionales de la serie no se sentirán defraudados, aunque probablemente se violenten al ver a "otro" equipo A.

Como película de acción es aceptable. Buenas escenas de acción y algunas explosiones muy bien mostradas. Peleas cuerpo a cuerpo y frases lapidarias. Personajes "engañosos" y momentos "épicos". Tiene todos los componentes del cine de acción, y bueno, siendo ese el género, no vamos a pedirle que se convierta en una película legendaria en cuanto a guión. Son casi dos horas que mejoran ligeramente a cada minuto, comenzando como una mala película y acabando de manera aceptable.

Una revisión melancólica adaptada a nuestros días que no dejará huella ni aporta nada nuevo, pero que se puede ver y, en ciertos momentos, incluso disfrutar. Por mi parte, aprobada.

Christopher Nolan sube a los altares con 'Origen'. El director, que ya no tiene nada que demostrar, entra en el club privado de los que han dirigido obras maestras.

Tras 'Memento' y las dos partes de 'Batman', Nolan se descuelga guionizando y dirigiendo su mayor película en todos los sentidos. Una película profunda, de las que te marca y te deja pensando en ella. Un thriller de ciencia ficción que recoge el testigo de '2001: una odisea del espacio', 'Blade Runner' y 'Matrix'. Se la juega con un gran actor y reparte diversión para todos los públicos. La iluminación lateral con fuerte contraste, los planos concisos, el montaje de cirujano, el guión, el mensaje, el ritmo y la capacidad imaginativa de Nolan (responsable absoluto de todo, aunque como todos, tenga operarios de cámara, iluminación...) asombrarán a los amantes del cine en toda su complejidad. Para los "menos exigentes" tenemos una historia de héroe-misión, aderezada con disparos, buenos efectos especiales y explosiones. Todos contentos.

En lo que a actores y actrices se refiere, obviamente DiCaprio sobresale. Si alguien ha vivido en un bunker durante años y sigue pensando que aquel chico que llevaban las niñas en las carpetas es un pelele, que vea 'Diamante de sangre', 'Infiltrados', 'Shutter Island' o, mismamente, 'Origen'. El actor se sale. Espectacular la capacidad dramática que tiene. Ellen Page ('Juno') Ken Watanabe ('Cartas desde Iwo Jima'), Marion Cotillard ('La vida en rosa', 'Big Fish') o Joseph Gordon-Levitt (conocido sobretodo por ser el niño en la serie 'Cosas de marcianos') apuntalan un reparto de lujo que completan Michael Caine y Cillian Murphy, con quien Nolan ya ha trabajado en sus dos películas de 'Batman' y Tom Hardy, con quien trabajará en la siguiente: 'The dark knight rises'. Ninguno desentona. Todos están a su mejor nivel, y eso es algo que solamente los grandes directores pueden conseguir.

Dice el señor Carlos Boyero que es "una de las películas más estúpidas que he visto en mucho tiempo". Hablamos de alguien que, normalmente, no es muy "fan" de las nuevas tecnologías, de los guiones demasiado vanguardistas (y mucho menos si son americanos). Yo me lo haría mirar.

Obra maestra que ganará con el tiempo y que consigue hacer que DiCaprio y Nolan suban el último escalón. Eran gigantes del cine y ahora ya son dioses.

Por poner un punto negativo, diré que hay diálogos que parecen solamente elaborados para liar al espectador sin ningún otro fin y que el final, muy "estilo Nolan", se pasa de rosca un poco (me refiero al final final - esto no es spoiler)

Fantástica película la que se saca de la manga el genial David Lynch. Cuenta una historia real modificándola solo ligeramente y consigue una moraleja duradera. Profundiza en la superficialidad del ser humano y en sus consecuencias y nos damos cuenta, una vez más, de que en ese aspecto nadie está libre de pecado.

La película es dos cosas: un personaje y un retrato social. En la parte referente al personaje, Lynch consigue mostrarnos el alma desnuda de Merrick. La expresión facial del personaje es practicamente nula, pero lo que para otros sería un obstáculo insalvable, para Lynch es una oportunidad de profudizar en el interior de un tipo amable, inteligente y simpático. El director nos presenta la historia de tal modo que acabamos viendo el interior de una persona, convirtiéndose Merrick en un personaje casi literario. Tremendo el trabajo de David Lynch en ese aspecto.
En lo que a la parte social se refiere, se nos muestra la oscuridad húmeda que inundaba aquella Inglaterra del siglo diecinueve. Esa gente de tabernas, con ese estilo de vida tan similar al de los piratas, con la palabra amistad olvidada en el diccionario y con el dinero siempre en la cabeza y un vaso siempre en la mano. Aquella depravación callejera que surgía cuando el sol se ponía y los oscuros callejones se convertían en hervideros de sexo (no hemos cambiado tanto, ¿no?) Cuando ésto se combina con el fenómeno que supuso Merrick, nacen unos mimbres que el director aprovecha para calcar con dureza la frivolidad humana.

Anthony Hopkins demuestra sin salir de la película que igual te sirve para un roto que para un descosido. Alegría, tristeza, emoción, desencanto... Plasma tantas emociones que es difícil no entender algo de lo que está pensando. Sus lágrimas son las lágrimas de todos nosotros. Destacable también Freddie Jones en un personaje que, en cierto modo, es la máxima expresión de una parte de los demás.

Lo menos bueno (porque no llega a malo) de la película es que tiene tramos un poco lentos y por momentos te parece estar en una especie de bucle en el que pasa lo mismo una y otra vez.

Preciosa historia bien contada que se mete un poco dentro de todos nosotros y que, aunque no revela nada, sí nos hace pensar en temas relevantes que, por cotidianos, acabamos pensando que no son importantes.

Un puntazo el hecho de rodarla en blanco y negro para remarcar esa atmósfera lúgubre lóbrega en la que se desarrolla la historia y, con ello, meternos más en la época en la que sucedieron los hechos.

El maestro Eastwood debuta como director en esta inquietante y sombría película que apuntaba ya que el que fuese uno de los más reconocidos actores de westerns y películas policíacas iba a convertirse en uno de los mejores directores de la actualidad.

Sin alardes ni excentricidades, Eastwood se dirige a sí mismo y a una fantástica Jessica Walter en una angustiosa película que te mantiene en tensión y llega a acojonarte vivo, gracias al acierto del director, que consigue que vivas la historia casi como uno más de sus personajes. Un soberbio montaje hace de la película un ejercicio lleno de ansiedad que en ningún momento deja de ser creible pese a lo (digamos) poco común de la situación.

Eastwood está correcto en el papel de canalla con frases lapidarias (el que ha desarrollado en la mayor parte de su carrera) y cumple su cometido a la perfección en un papel que le va como anillo al dedo. Pero si hay que destacar a alguien en el apartado interpretativo, sin duda es a una Jessica Walter a la que no se le puede poner ningún pero. Perturbador personaje, como pocos en el cine (recuerdo ahora a la Catherine Keener de 'An american crime') el que construye Jessica Walter que hace de psicótica tan bien que llegas a pensar que, o en la vida real és así o Bette Davis por fin encuentra una actuación a su altura.

El gran acierto de la película es el de no conformarse con la gran actuación de Jessica Walter, sino además hacer de su personaje alguien creible. Por muy bien que lo hiciese la actriz, sus actos fuesen absurdos, la cinta perdería calidad (ver 'El cabo del miedo'). Pero aquí todo está al nivel de lo que le rodea. Eastwood hace un buen trabajo delante de las cámaras y uno fantástico detrás de ellas en su ópera prima y Jessica Walter construye un personaje memorable al que ninguno de nosotros quisiera conocer. Duro, sombrío, perturbado, inteligente, violento, obsesivo y creible. Aprende, Max Cady.

Último remake (de momento) de 'La invasión de los ladrones de cuerpos'. Y debo decirlo: no me ha disgustado del todo. Era difícil hacerlo peor que la primera adaptación del libro y la tercera, y bueno... digamos que la de la Nicole Kidman (que sigue estando jamona) las supera ligeramente.

Los directores cometen, de entrada, dos grandes errores: el primero es pasar de los terroríficos gritos de los "bichos" y el segundo es decantarse tanto por el lado político, que la ciencia-ficción y el terror quedan apartados. Su gran acierto reside seguramente en que consiguen hacer la histora más llevadera. Aunque sea con una historia típica (madre protege a hijo), consiguen darle una línea argumental a la película, algo de lo que carecieron sus predecesoras.

No llega a ser como 'La invasión de los ultracuerpos', pero probablemente esté mejor rodada. Con una dirección sólida que, si bien no tiene destellos de grandeza, tampoco tiene grandes errores técnicos. A pesar de todo, al final, acaba sucumbiendo bajo la fábrica de dinero que es Hollywood y en los últimos 20 minutos hay poco más que disparos que hacen mucho ruido, gritos que hacen mucho ruido, ruedas chirriando que hacen mucho ruido y persecuciones que... ¿como decirlo...? Digamos que hacen mucho ruido. Luego, por si en esos 20-25 minutos finales no te han acabado de destrozar una película que era floja pero que ganaba cuando te ponías a comparar, te sueltan una moraleja con la que piensan que te van a cambiar la vida con esa tremenda revelación. Tu cara se queda a medias entre el asco y la vergüenza ajena.

Aunque soy consciente de que las comparaciones son odiosas, al haberme tragado las cuatro adapaciones en dos días, quieras que no pues como que tiendes a comparar. 'La invasión de los ladrones de cuerpos' sentó las bases. Fue un zurullo de película, pero las sentó; 'La invasión de los ultracuerpos' avanzó la historia y la desarrolló acercándola al género de terror; 'Los secuestradores de cuerpos' se burló en la cara del público con una historia sin pies ni cabeza e 'Invasión' deja de lado todo atisbo de terror y se centra totalmente en la crítica social. Lo haría bien si en vez de salir con minifalda saliese con pantalones, porque así... se le ve el plumero.

Resumiendo que es gerundio: supera a dos de sus tres predecesoras y potencia el enfoque social de la historia dejado de lado el terror. Demasiado evidente desde el principio, patina al creer que lo que cuenta nos hará pensar.

Algunos consideran esta película como el segundo remake de 'La invasión de los ladrones de cuerpos', pero quienes la hayan visto se darán cuenta de que es más un adaptación (supongo que libre) de la novela de Finney que, personalmente, tengo cada vez más ganas de leer para ver si es tan buena como dicen o, por el contrario, es una cagada del tamaño de las películas.

Abel Ferrara dirige esta película de puta pena. Los encargados del guión debieron darse cuenta que ls gritos en 'La invasión de los ultracuerpos' funcionaban e hicieron bien en intentar aprovecharlo. ¿El problema? Que fue lo único que hicieron bien. El resto es para mear y no echar gota. El aroma que tenía "los ultracuerpos" y en parte también "los ladrones de cuerpos" se pierden por completo. Aquí el director se empeña en señalar con el dedo y gritando a todos y cada uno de los bichos. Por momentos me ha recordado a alguna de las secuela de 'Los chicos del maíz'. Aquí no hay misterio, ni miedo ni mucho menos algún interés. Los personajes son planos a más no poder y las interpretaciones ayudan más bien poco. Un soldadito chungo-guay, una adolescente en plena rebeldía emocional, una chica que se escapó de la movida madrileña y un niño que hace que te preguntes por qué no abortó su madre.

La película ganaría algún punto si se quitaran unos diálogos que son absolutamente vomitivos. No tienen el más mínimo interés y se componen de cuatro palabras sin sentido cada vez que alguien abre la boca. Los no "invadidos" podrían serlo perfectamente, porque tienen la misma expresividad que el mando de mi PlayStation. Sabemos quienes son los "malos", repito, porque el director se empeña en que te des cuenta. Planos absurdos y personajes que hablan como Chuache en 'Terminator' son las armas de Ferrara para que veamos qué malos son los bichos.

Resumiendo que es gerundio: tras ver en un par de dias 'La invasión de los ladrones de cuerpos' y 'La invasión de los ultracuerpos' y ver un enorme cambio a favor de la segunda, llegué a pensar que la tercera podría mantener el listón. Pues sí. Mantiene el de la primera.

Remake de 'La invasión de los ladrones de cuerpos' que supera, con mucha diferencia, al film original de Siegel. Philip Kaufman dirige con mucha más calidad este "remake", por muy mal que pueda caer esto en los sectores más puristas.

El guión, aunque sigue siendo absurdo, corrige varios de los errores que más pesaban en la original (como el hecho de que la lógica de los invasores entrara en continuo conflicto con su ilógica construcción). A pesar de seguir siendo un guión digno de una mente perturbada, al menos marca una linea a seguir en la película sin hacerla aburrida, y llenándola de pequeños detalles que, si bien no son claves, sí que pueden considerarse minimamente importantes.

La dirección de Kaufman, mucho más agitada que la de Siegel, estremece al espectador con planos repentinos que no espera, aprovechando al máximo las posibilidades que se le ofrecen. No realizando un trabajo brillante ni mucho menos, el director logra entretenernos durante casi dos horas con una tensión que en ningún momento consigue su predecesora. Nos muestra a los "invasores" más terroríficas y, si bien no juega tanto con la mente del espectador, juega mejor. La lleva a su terreno (el terror) y lo hace con valentía y asumiendo unos riesgos que, finalmente, salva.

El principio es curioso, cuando se cruza aquel hombre repitiendo unas palabras que quizás nos sean bastante familiares. Bonito guiño. Pero no es el único, ya que la película está repleta de ellos.

Grande Donald Sutherland como protagonista. Un joven Jeff Goldblum acertado, Brooke Adams ni bien ni mal, y Leonard "Spock" Nimoy bastante aterrador ayudan a la película a mejorar a su "madre". Tampoco era muy complicado, ya que la primera es una absoluta mierda.

La película trata temas tan duros como la represión socio-política y la corrupción en los altos mandos y es muy admirable que alguien se atreviese a llevar a la gran pantalla una adaptación de la obra literaria de Jack Finney, pero voy a ser claro: esto es cine.

En lo que a mí se refiere, busco en una película el placer que traen consigo un buen guión, una buena dirección, una bonita fotografía o unas actuaciones que me hagan creer en lo que estoy viendo. Y la verdad, aquí no me encuentro nada de eso.

Mi enhorabuena al cámara porque es de lo poco que se salva. Mantiene los planos firmes y se mueve con soltura, aunque para su desgracia, muchas veces toma el peor camino, haciendo caso a las órdenes del señor Siegel. El director, la verdad, es que no sé lo que pretende. Asustar, inquietar, iluminar al mundo o simplemente subirse al lema "Juntos por una buena causa", pero a mi la verdad es que me deja con una cara de gilipollas cuando termino de verla que ni Ed Wood. Teniendo en cuenta que el guión es una de las mayores basuras que he tenido ante mis narices, le daría a Siegel el beneficio de la duda en cuanto a su trabajo en esta película (no hablo de sus otras obras y no dudo de su capacidad cinematográfica), pero es que el tipo se empeña en que una película que no llega a la hora y media se te haga eterna. Y lo peor de todo es que se te hace interminable una historia que un niño de cinco años te puede resumir en diez minutos sin dejarse nada. Igual la caga tanto porque no sabía que estaba haciendo una película con tintes políticos.

La primera media hora es pasable. "Interesante", pensaba mientras daba comienzo la película y llegaba el primer giro. Luego, llegado un punto, el castillo comienza a derrumbarse a gran velocidad, de modo que pasas del interés al hastío casi sin darte cuenta. Cuando los fallos en la trama se cubren con calidad, se convierten en meros detalles, pero cuando se toma al espectador por tonto, pasan a ser cagadas.

Luego leo en una crítica a alguien que dice que "si da para tres remakes será por algo". Tócate los huevos Manolete. Entonces Casablanca debe de ser una mierda como un piano, porque de momento no tiene remake (y esperemos que si algún día se hace no sea a través de la disparatada idea de Madonna)

Se puede utilizar el cine para "salir" de una dura opresión y para expresarse libremente, y es algo muy de admirar, pero de ahí a que sea la hostia la película solo por tener crítica social... Por esa regla de tres, 'Jarabe de palo' es el mejor grupo actual y Tim Allen es el tipo más altruista del mundo por hacer películas de Santa Claus, criticando que la magia de la navidad se está perdiendo.

Resumiendo que es gerundio: admirable crítica social, mala película. Y si, se puede hacer todo junto y hacerlo bien. ¿Las uvas de la ira? ¿La ley del silencio? ¿Matrix? ¿Cualquiera de zombis?

"Solo soy una chica delante de un chico pidiéndole que la quiera". Es ya una de las frases míticas del cine. La dice una encantadora Julia Roberts que pocas veces ha estado tan hermosa.

Roger Michell está al mando en esta película que desde un principio contaba con unas magníficas bases para convertirse en clásico. Un soberano guión que busca la fibra y la encuentra, un reparto de lujo y una época en la que el género estaba especialmente de moda. El director maneja con desparpajo la película e incluso aporta interesantísimos detalles que parece que no ha sabido o podido confirmar en el resto de su filmografía.

El director consigue que el paso de los minutos se convierta en un paseo memorable gracias a una fantástica capacidad para mantener el ritmo sea cual sea la dirección que toma la película en cada momento. Su acierto es extensible, también, a un efectivo enfoque desde el principio de la película, haciendo crecer una comedia romántica exponencialmente hasta convertirla en una preciosa historia de amor con grandes dosis de humor. Gran trabajo el suyo.

Julia Roberts, como ya he dicho, está encantadora y evoca a las bellezas clásicas como Audrey Hepburn o Shirley Maclaine y se saca del bolsillo una actuación memorable, de la que todos nos enamoramos un poco. Hugh Grant está enormemente simpático y también consigue atraer hacia sí al espectador desde su primer minuto en pantalla. Los secundarios son otro de los grandes placeres de la película, sobretodo un Rhys Ifans que nos arranca una carcajada cada vez que pasa por delante de la cámara.

Gran película comercial que encuentra rapidamente al público que va dirigida y que no tarda en hacerse con los espectadores más "escépticos". Quien suscribe se encuentra a medio camino entre unos y otros y se lleva un gran sabor de boca.

La mayoría de las comedias románticas se basan en una historia con doble de azucar y unos secundarios graciosos. 'Cuatro bodas y un funeral' utiliza lo segundo en detrimento de lo primero.

Mike Newell maneja a la perfección el tiempo para convertir la tragedia en comedia. Debo decir que la película me ha dejado una grata impresión gracias, en parte, a la labor de la dirección. Combinando momentos de "humor sonrisa" con otros auténticamente descojonantes, el guión ofrece a Newell una oportunidad para lucirse que éste no solamente aprovecha, sino que diría que le saca más partido del que nadie imaginó en un principio. Los encuadres tienen en muchas ocasiones algo que mostrar en segundo plano, y suele ser incluso más divertido que la acción en la que se centran.

Pese a la buena dirección de Newell, el puntazo de la película está en los secundarios. Por muy bien que dirjas, si no tienes material, te quedas a medio camino. Aquí, los amigos de Charlie (Hugh Grant) dan un punto especial que se ha utilizado, con más o menos fortuna, en la mayoría de comedias románticas que hemos visto a lo largo de los años. Aquí funciona de maravilla, ya que lo matices que marcan las diferencias en la personalidad de unos y otros los hacen únicos y, cada uno a su manera, entrañables y desternillantes. Hugh Grant, que atravesaba una de sus mejores épocas, no solo se basa en esa sonrisa que hace que sea tan "majo" para ellas, sino que define perfectamente las líneas de un personaje bastante más completo que la mayoría de protagonistas de este género. Andie Macdowell está correcta en un personaje que es, para mi gusto, de los más planos de la cinta (pese a ser de los principales) dado que parece que lo que vemos es lo que hay y no se sugiere que tenga nada más que lo que se nos muestra.

No es la película de mi vida ni mucho menos, pero debo reconocer que me ha provocado sonoras carcajadas y me ha divertido mucho durante casi dos horas. Muy de agradecer.