38 Críticas de los usuarios

Sea lo que sea, esta es una película que no deja indiferente a nadie. Eso le pasaba a Sócrates, que no era del gusto de todos, pero no podía pasar desapercibido.

Yo todavía estoy rumiando si en realidad me gusta o no la película, hasta es posible que no sea el momento de escribir una "Crítica", el largometraje da que pensar y para bien o para mal -seguro que a muchos muy para mal, es asquerosa en ocasiones- se te instala en la cabeza irrefutablemente.

Eso sí, no me cabe duda de que artísiticamente es una maravilla. Tiene una fotografía hermosa y unos valores bien criticables que el director húngaro pretende transmitirnos a lo bestia -disculpen el vocablo, pero si han visto el filme se comprenderá- y que en ocasiones más nos recuerdan al rechazo al estilo de vida estadounidense que a la propiamente húngara -Pero poco sé sobre Hungría, por lo que no me aventuro a decir nada más-.

Muchos aspectos no se comprenden y cuesta hilar ciertos hechos con otros. No dudo de la capacidad artística del director, pero esta película no es apta para gustos sensibles y mesurados -si bien más de una vez me entró flato a lo largo de la película-.

Me basta con decir que, cuando me giraba en múltiples ocasiones para observar al público cual curiosa Amelie, todo se me antojaba una gran mueca de ojos desorbitados.

Al acabar la película se la abucheó, se la insultó y se la aplaudió. La polémica está servida.

La película de Pálfi es un híbrido de lo más curioso de poesía, crítica y asco. Sí, asco, porque "Taxidermia" acude a las zonas más nauseabundas del ser humano para extraer belleza buscando la simple provocación a ratos y hallando en otros muestras de oro emocional. A sus 33 años Pálfi demuestra ser un culo inquieto, un director de sobria y poderosa puesta en escena pero tal vez demasiado desconectado del público, su última película no dejará indiferente a quien la vea por la cantidad de veces que acude a la repulsión más visceral, directo al nervio de las arcadas, y tal vez al final eso juegue en su contra y acabe restando valor al mensaje intrínseco de la película, ése que hace referencia a las relaciones de padres e hijos a través de varias generaciones. "Taxidermia" no es fácil de recomendar porque se juega uno la credibilidad posterior pero para cinéfilos ávidos de cosas diferentes, de enfoques nuevos a veces acertados y otras excesivos, este film es indispensable.

El director húngaro György Pálfi pretende con esta película algo muy difícil de conseguir: que algo vomitivo y sórdido se convierta en algo bello y sublime. Pero encontrar a alguien que deguste de lo repugnante y que a la vez sepa ver en ello algo "bonito" no es sencillo, con lo que es normal que se encuentre con miles de detractores. Así, una persona que, engañado por la fotografía à lo Jeunet, que crea que está ante una bella y agradable película de autor, tendrá que armarse con una bolsa de plástico para poder vomitar al ver tan asqueroso espectáculo, en el que se incluyen masturbaciones en cadáveres de animales, automutilaciones, y concursos de a ver quién es el que más come. En cambio, el degustador del gore más fácil y barato, se encontrará con un producto demasiado elaborado para su gusto, e incluso pretencioso. con planos demasiado perfeccionistas para el género y simbologías incomprensibles y gratuitas.

Conseguir ver la belleza de esta película requiere estar hecho de otra pasta, la de aquel que lloró con Amelie y rio con Mal Gusto, la de aquel supo ver la poesía en los anzuelos-dentro-de-personas de La Isla, o la de aquel que toma a Miike como una referencia para el cine moderno.

La película es inmensamente sórdida, sí, pero también inmensamente bella en su asquerosidad, como una pintura negra de Goya. Aunque no todos estén preparados para verla, nos encontramos ante una obra maestra; difícil, dura, sórida, pero obra maestra.

¿Cuál es la finalidad de la película? Me parece muy bien que la escatología sea la base de una película, pero siempre que conduzca a un fin, que me lleve a emocionarme o a sentir cualquier cosa por los personajes, las situaciones...

Pero en esta película, el Pálfi este se olvida de lo que es un guión, de otorgar psicología a sus personajes, que son planos, sin ninguna motivación. Por lo único que están en la pantalla es porque lo pone en el guión, pero si les quitásemos y sólo mostráramos 90 minutos de vómitos, cortes y masturbaciones, la película sería igual.

A Pálfi no le interesa contar una película, sino mostrar lo que se supone que nadie ha mostrado, contar lo que se supone que es un tabú, colocar la cámara donde nadie antes lo había hecho... Pero todo esto para ser cine debe tener un trasfondo, una historia que contar.

No entiendo por qué me coloca una grúa de 12 metros, un plano giratorio lleno de efectos de ordenador, antes de una secuencia de planos fijos frontales al más puro estilo de Jaime Rosales. Pálfi no tiene un lenguaje propio en esta película, no sabe qué hacer. Sólo quiere provocar.

Pálfi sería el mejor director de operaciones quirúrjicas de un hopital.

Catálogo de asquerosidades varias muy adecuado para los tiempos que corren, en los que para hacerse famoso no hay nada mejor que escandalizar al público (que tiende a tener cada vez más difuminado el límite entre lo escandaloso y lo enfermizo), ya sea confesando con orgullo haber limpiado todos los tubos de escape de la plantilla del Real Madrid, plastificando cadáveres diseccionados, o zampándose un truño en medio de un escenario. Señores: todo vale a cambio de los cinco minutos de fama.

La repugnancia que aquí nos ocupa se vertebra en tres historias (las de abuelo-padre-hijo), a cada cual más estrambótica y sin sentido, y todas ellas repletas de escenas repulsivas con secuencias cuya única finalidad es hacer vomitar al respetable público, a base de ofrecer primerísimos planos de eyaculaciones, disecciones humanas, masturbaciones, vomitonas, cagadas, penetraciones vaginales, y todo aquello que en tiempos más sensatos hubiese sido directamente catalogado como pornografía.

Lo único destacable en positivo de esta vergüenza es la fotografía, con planos inverosímiles y extraños, que puede llegar a recordar al Jeunet de Delicatessen o La ciudad de los niños perdidos. Lo demás, entre que apenas tiene ninguna coherencia y que tan sólo se ha buscado la manera de producír arcadas, es una competición por conseguír que la siguiente escena sea aún más repugnante que la anterior, cosa que -eso si- consigue con total y absolutamente despreciable éxito.

En mis críticas a pelis que me han parecido una mierda, suelo incluír (sobre todo en la conclusión) chistecillos y chorradas de cosecha propia, pero esta vez no pienso hacerlo, porque no creo que el tal Pálfi se lo merezca: después de soportar la contemplación de tantísimas asquerosidades, solo puedo ver al directorcillo éste como una especie de Yola Berrocal, Gunther Von Hagens, u otro ejemplar por el estilo que no duda en dejar de lado la verguenza, el decoro, y el buen gusto, por cuestiones tan poco loables como hacerse notar.
El dia en que el genial Oscar Wilde soltó aquello de que sea bien o mal, lo único importante es que hablen de uno, debería haberse callado porque ya son demasiados los que han tomado esa frase como directríz de su vida.

Sólo recomendable para amantes del gore más extremo, gentes que quieran probar cual es el aguante de su estómago, e intelectualoides de esos que derrochando imaginación e ideas pilladas por los pelos, pretenden encontrar poesia, metafísica, o filosofía en el excremento de un bufón.

Curiosa experiencia la de la obra de Pálfi: ha conseguido que se hable más de las chabacanas y groseras pseudo-realidades que inundan su film antes que de sus calidades como obra cinematográfica per se. Y ahí voy: más allá de por su en ocaciones hiriente visualidad, poco hay que reseñar en este divertimento. El húngaro pretende elaborar un relato matizadamente surrealista, mezclando para conseguirlo imágenes de gran hermosura con pinceladas de sal muy gruesa, muy al gusto del genial Lauzon. Pero en donde el canadiense triunfa (imprescindible "Léolo"), gracias sobre todo a sus dotes como gran narrador, Pálfi fracasa. El guión es pesado, esquivo, está mal construído y escasamente perfilado. El montaje, atroz: no existe armonía entre las tres historias que vertebran el relato, haciendo del todo fílmico un aburrimiento de proporciones alarmantes. Y esto es lo peor: debajo de todo ello, una única conclusión, el tedio. A resaltar su poderío visual y un gran sentido de la puesta en escena. Pena de idea.

Extraña película, que narra momentos en la vida de tres generaciones de una familia húngara. Repleta de imágenes poéticas, absurdo sentido del humor y impactante y desagradable historia. Esta no es seguramente una obra maestra del cine, pero sin duda se trata de una película que no dejará a nadie indiferente, a unos gustará, otros repudiaran. No recomendable en absoluto para personas sensibles, por las imágenes desagradables y sangrientas de algunas historias, y tampoco para personas conservadoras por algunas imágenes sexuales. Esta película la pude ver subtitulada en el último festival de Sitges, y realmente uno no sabe que está viendo, ni tan siquiera meses después de haberla visto, aun así es recomendable para cinéfilos sin prejuicios.

A pesar de que la película carece de argumento, hay que decir, que la fachada técnica es fenomenal. Buenos planos que llaman la atención, a pesar de tener que recurrir a lo grotesco y enfermizo, buen ritmo, buenos efectos especiales y yo diría que buenas interpretaciones por parte de los actores. Pero aún así, se trata de una película que se basa unicamente en la sucesión de imágenes repulsivas, inconexas y en la recreación de situaciones inverosímiles y surrealistas.

Seguramente pueda trasmitir un mensaje diferente dependiendo de la persona que la vea. Esta claro que dios no me ha dotado de la capacidad necesaria para apreciar esta poesía visual. Al menos he tenido la capacidad de reírme (por no llorar) en algunos momentos.

Se podría decir que esta película es una obra de arte, al igual que lo puede ser una sucia taza de váter de bar de mala muerte expuesta en una gran galería de arte, por la cual, cualquier magnate ruso estaría dispuesto a pagar un millón de euros. Unos verán un objeto bello y precioso que trasmite un montón de cosas, y otros solamente verán una taza sucia.

El punto de partida ya es friky, pero es además está llena de secuencias que conducen a la pota por la vía rápida.
Los concursos de comida son asquerosos, y no le falta humor de lo más escatológico o absurdo. La fotografía es muy buena, aunque la mitad de lo fotografiado es repugnante. Ejemplo: polinizar con una súper gorda después de la matanza de un cerdo…. Encima del propio cerdo.
Si no fuera tan asquerosa me hubiera pasado media peli riéndome, pero es gore visceral. A mí me sacaría hasta de un coma.

Palfi, uno de los prometedores nuevos cineastas húngaros vuelve a sorprendernos tras su experimentación cinematográfica en Hukkle.El objetivo de Taxidermia no es otro que transgredir el ojo del espectador, algo que consigue de principio a fin. Pero no recurre a su propósito de forma gratuita. Trata de romper tabúes. Hace una crítica a los valores de la sociedad húngara -y por extensión mundial- desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. Para ello, enlaza magistralmente tres historias donde hay una clara experimentación sobre la utilización de los patrones de los géneros cinematográficos. En primer término expone un relato que se debate entre la realidad y la ficción, narrado en forma de cuento, donde además se permite intercalar elementos propios de la animación. En segundo término, su relato responde a las carácterísticas del film histórico-documental. Por último, entra en los caminos de la ciencia ficción. De tal forma que rompe primero con los tabués sexuales, critica duramente acto seguido los valores sociales del comunismo en Hungría, y todo, para llegar a una conclusión final donde echa por tierra los valores de la sociedad cotemporánea. Su objetivo es provocar. Con su actitud de denuncia incita a la reflexión, exponiendo sin pudores todo aquello a lo que no estamos acostumbrados. Retoma las maneras de artistas y pensadores como Baudelaire, Flaubert o Lautrèamont en su objetivo de criticar a su sociedad desde lo grotesco y lo desagradable, desde aquello "prohibido". Testigo que retomaron otros tantos artistas en la carrera del s.XX por desmaterializar el arte y crear utilizando las vísceras, desde Schiele a Duschamp, a los accionistas vieneses, la performance o el body art. En definitiva, una obra difícil de ver por la dureza de unas imágenes de magistral fotografía. Un film único e indispensable.

Curioso film húngaro que, sin embargo, es muy difícil de recomendar, ya que a muchos les puede parecer una genialidad y a otros un bodrio, así que sin duda estamos ante una película polémica. La polémica que tiene este film (hubo festivales en los que se la aplaudió y abucheó a partes iguales) seguramente es debido a lo desagradables y grotescas que son ciertas escenas, algunas llegando incluso al mal gusto (hay momentos de los primeros veinte minutos en los que casi tienes que quitar la vista de la pantalla, y no porque sea una escena gore o algo parecido, ojo). Quitando lo anterior comentado es una buena película, entretenida, con personajes de lo más bizarros y curiosos, bien dirigida por György Pálfi (este hombre es un fiera, ha hecho muy pocas películas y sin embargo ha ganado muchos premios), y unos minutos finales increíbles pero que también pueden resultar desagradables. Simplemente buena e interesante.

El cine europeo resurge bajo el signo de la escatología y la casquería fina, y lo hace desde un país cuya cinematografía me pilla en fuera de juego: Hungría. Intuyo que su cultura popular incluye anécdotas tan grotescas como las que recoge el escritor magiar Lajos Parti Nagy en el libro que inspira la película, una especie de genealogía familiar marciana y casi surrealista cuya existencia se antoja poco menos que imposible. Cuesta penetrar en el extrañísimo catálogo de imágenes que Pálfi despliega a través de las tres generaciones de la particular saga familiar, pero cuando se entra ya no se sale.

Abuelo, padre e hijo: una excusa para registrar una poesía inédita que bascula entre la candidez y lo nauseabundo, logrando algo parecido a un poema visual en torno a la diferencia y el sufrimiento de los inadaptados que no dejará a nadie indiferente. El resultado: una obra purísima, fascinante y de un talento audiovisuable notable y personal. Pálfi ha conseguido el milagro de extraer belleza de algo eminentemente feo y, de paso, ha insuflado vida a un panorama cinematográfico europeo que empezaba a dar muestras de agotamiento.

Lo mejor: la increíble, brutal autodisección.
Lo peor: puede espantar al sector de público más impresionable.

Taxidermia es ante todo un festín de imágenes escatológicas, una descarada apología de la imagen como excusa para conseguir la polémica y el asco; esa es la primera conclusión que acierto a vislumbrar en medio del K.O. mental al que me he visto sometido después de semejante experiencia visual; porque ése es el punto fuerte y la protagonista de Taxidermia, la imagen... una imagen directa, con fuerza, instintiva, casi animal; pero también de una cuidada fotografía que no tiene ningún tipo de reparos a la hora de mostrar detalles de discutible "gusto visual".

La esencia de esta película va muy unida a la imagen; y aquí la esencia no es otra que la piel, las entrañas, los fluidos, lo carnal... esos aspectos tan instintivos en los que poco reparamos conscientemente, pero que residen en nosotros como los animales que somos.

Y es que no podemos engañarnos, por muy humanos que nos autoproclamemos somos fruto de la naturaleza, y en nuestro instinto llevamos la meta de reproducirnos, todos buscamos aunque sea inconscientemente dejar nuestra simiente como cualquier ser vivo irracional. "El mundo gira alrededor de los coños..."; es lo que se nos dice al principio de la película, y es el permanente mensaje que reluce en esta cinta de György Pálfi. Ya el mundo puede estar en las circunstancias que sea, tu vida estar en el contexto que haga falta, que da igual... la mayoría nacemos, hacemos y vivimos por y para el coño.

Eso es en mi opinión Taxidermia; una teoría que para muchos resulta incómoda por su mensaje, y que se torna en una bofetada aún más incomoda por valerse de unos recursos narrativos y visuales que tienden al uso por principio de la metáfora agresiva, visceral, y casi surrealista... creo que esa definición es la que más se le acerca de todas las que se me ocurren ahora mismo, la de ser una metáfora interesante en su concepto, pero torpe a la hora de expresarse.

Ni es fácil de ver, ni es una obra maestra; es simplemente una experiencia que se vale de su apología del asco para aturdirnos y removernos. ¿Diferente?, sí... y quizás única. Pero no es una película buena; se queda en curiosa y atrevida, pues sus mismas virtudes le estorban, y le hacen perder el rumbo entre tanto regodearse en la mierda. Le dejo un 4 de nota.

Disfrútenla.

¿No puede controlar la ansiedad?, ¿harto de esos kilitos de más?. No malgaste más dinero en vídeos para adelgazar de la Crawford y alquílese Taxidermia, una película que le quitará las ganas de comer de forma radical.

Contraindicaciones: Se han dado casos, en el transcurso del visionado del vídeo, de incremento del apetito sexual; si es el suyo, podrá encontrar algunos métodos de alivio en la cinta. Si tiene bascas, no se preocupe, es un síntoma de lo más inocuo.

En caso de duda, consulte a filmaffinity.

Esta es una de esas películas que puedes llegar a quererla o puedes terminar odiándola. Es una de esas películas que jamás olvidarás, ya sea por su argumento o por la sensación de nauseas que pasaste.
Una vez más el cine europeo nos trae una historia que nunca sería contada en el fascinante mundo
hollywoodense.
Con un argumento no muy sobrio, Taxidermia puede ser una de las películas más grotesca, rara y vulgar de todo los tiempos.
El director nos traslada a un ambiente hostil, recio y brutal. Con personajes descabellados y poco atractivos, esta película nos trasmite sensaciones ásperas y fuera de lo común.

Film sin pies ni cabeza, pero interesante.
Los personajes como el abuelo, el padre y el hijo dan ejemplos, como cuando a veces somos malos en algo y solemos soñar en lo que queremos, y a veces cuando lo intentamos, puede ser nuestro ultimo gran error, aunque tiene su premio.
La vida del padre es la mas recordada, que cuando nos enamoramos, podemos hacer aquellas cosas por placer, lo mas recordado es la afición de comer y comer del padre.
A veces cuando tenemos un hijo, sale diferente a nosotros, y a veces buscamos ser inmortales.

El surrealismo y la brutalidad están presentes en esta película, solo apta para explorar lo mas bizarro del cine.

Me siento vulnerable al intentar criticar esta película. Como si no pudiera expresar todo lo que me hizo sentir...

TAXIDERMIA podría ser la perfecta mezcla entre el cine poético y violento en un solo visionado.

Podría ser algo así:

"Jean Pierre Jeunet" + "Javier Fesser" + "Takeshi Miike" + Relatos del Marqués de Sade


Colorida, asquerosa, fascinante, atrayente... pocos son los adjetivos tanto para el filme como para sus actores. Excelentes.

LO MEJOR: Las secuencias de campeonatos olímpicos y las raras y fascinantes ubicaciones de cámara.

LO PEOR: Algun despistado con el estómago sensible pueda pasarlo mal. Bastante mal la verdad.

Repugnante, así es esta película, claro está, hecha a propósito y muy bien lograda.
Como he leído anteriormente, no es una película para recomendar, y es cierto, pero a mí, me la recomendaron…pero antes me dijeron que no la viese ni antes ni después de comer y después de verla, lo entiendo.
Es cierto que la película resulta asquerosa, hay momentos vomitivos como los vómitos de los actores pero reconozcamos que está hecha con ese fin, causar asco.
Mezclando la historia de tres generaciones, entre el realismo y el surrealismo, la película analiza, a su manera el sistema comunista, con una ambientación muy buena la película crea unos personajes medio creíbles y medio surrealistas.
La primera generación analiza la historia de un pobre hombre que vive como un animal en una cuadra y busca fornicar de alguna manera aunque sean con trozos de la matanza de un cerdo, con una ambientación bastante decadente, refleja el director la decadencia de la sociedad en la que vive, esa sociedad comunista donde no existe ni la libertad para poder masturbarse con naturalidad.
De la relación sexual entre este pobre hombre y su dueña y los restos de la matanza del cerdo nace la segunda generación con el rabo de un cerdo, una idea bastante ingeniosa ya que de cerdos se tratará, auténticos deportistas de la época.
Había visto Svankmajer pero esto si que es surrealista, estrellas del deporte, deporte que consiste en ver quien come más y más, lo vomitan y siguen comiendo, es de las escenas más asquerosas que haya podido ver, el enfoque de los vómitos en primer plano resulta imprescindible….la historia resulta graciosa y súper…repugnante.
La tercera generación nace de este matrimonio de campeones, un niño escuálido y todo lo contrario a sus padres.
El padre convertido en una bola de grasa gigante y obsesionado con ser el campeón del mundo mantiene a unos gatos a base de manteca y con un hijo dedicado en disecar animales.
La repugnancia y lo absurdo tocan fondo con esta historia, donde lo absurdo llega a su propio fin, es imposible algo más asqueroso y absurdo.

Aún no se si me ha gustado o no; me quedo con el gusanillo de verla otra vez, por romper este estado meditativo en el que me ha dejado. Quizás sea por haber oído/leído tantas y tantas opiniones destacando la repugnancia y el asco extremo que desata, el caso es que no me ha parecido tan asquerosa ni me ha producido arcadas incontrolables. Justamente, lo sorprendente es su capacidad para mostrar la belleza de un amplio espectro de fluidos corporales humanos, generalmente catalogados como 'sucio, caca, eso no se toca' sin adentrarse en el gore gratuito.
Pero que quede claro que aquí TODOS cagamos, vomitamos, sudamos, sangramos, y nos masturbamos; y además es muy sano hacerlo (y disfrutarlo. si si, he dicho disfrutarlo). Lo enfermizo es considerar el cuerpo y sus fluidos como una parte a esconder, e incluso a erradicar (ya basta, llevamos siglos de progreso de la ingeniería del tabú y la vergüenza): la mierda acaba desbordando, lo queramos o no. En cuanto a la taxidermia o el arte de embalsamar, lo hacían los mayas, lo hacían los guanches, lo hacían las ordenes religiosas (ahí están las reliquias), lo hacían los egipcios y los vikingos, e incluso hoy en día hacemos algo parecido (pero en vida) gracias a los 'avances' de la cosmética.
La mezcla de realidad histórica/social y fantasía le da un aire de cuento al film, aunque el hilo de la historia es un poco aleatorio y sin interés aparente. Eso si, la realidad que plasma, un tanto parodiada y surrealista, es, en mi opinión, mucho mas repugnante que las cacas y los pises que tanta polémica han traido. Quizás, en definitiva, no se trata más que de una película pretenciosa; aunque quizás lo pretencioso sea querer sacarle significado a todo, y además querer que sea El Significado que quería darle El Artista.
Le doy un seis porque describe mejor la película que cualquier otra nota. Ni buena, ni mala; ni obra maestra, ni bodrio: "Interesante".

Si les da asquito, pues no la vean.
Y si quieren pasar un mal rato de verdad y acabar con el corazón en el estómago, y viceversa, alquílense "Itchy the killer" de Miike, o "Braindead: tu madre se ha comido a mi perro"; la primera por su protagonista esquizofrénico con cuchillas en las extremidades, que se dedica a destripar sin ton ni son, ni belleza alguna; la segunda por sus escenas gore que, aunque en clave de parodia, resultan realmente asquerosas. Eso sí que es casquería, y no muy fina.

Tratado del trastorno mental. Tratado de la imposición ideológica. Tratado del aprendizaje. Tratado de la nutrición. Tratado de algunas sociedades modernas. Tratado del sado-masoquismo. Tratado del determinismo biológico. Tratado de la parafilia. Tratado de la concepción del niño. Tratado de la destrucción de la Naturaleza. Tratado de un Homo Sapiens.