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12 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Por favor, descubránla.
Me parece increible, que sólo haya una crítica para una película tan maravillosa como esta.
Ya la vi porque soy amante del baile y por el redescubrimiento de Barysnikov gracias a Sexo en NY.
La vi sola, por no "aburrir" a mi novio con una de danza pero...me sorprendió muy gratamente la profundidad de esta pelicula. No es la historia de un bailarín, si no una búsqueda de la libertad y del mejor de los mundos para cada uno. Es fantástica el enfrentamiento ruso en america y americano en Unión Soviética, es un juego dialéctico fantástico.
Por favor, es el momento de descubrir esta película.
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25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Magnifica película
Creo que Noches de Sol es una de esas películas que ha quedado irremediablemente en el olvido, o a la sombra de otras mejor calificadas y aún no se por qué.
Impresionantes las coreografías de Baryshnikov.
No es una película romántica, ni tampoco de guerra, sin embargo el amor y la lucha por la libertad están presentes en todo momento.
Muy recomendable.
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13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Triste es salir en busca del sol y encontrar un cielo completamente nublado
“Los bailarines se hacen, no nacen”, decía en un acto de humildad Mikhail Baryshnikov, de seguro para no desalentar a sus alumnos de la academia… o para que a nadie se le ocurra pensar que no ha sido, el suyo, un enorme esfuerzo. Pero ésta es media verdad, porque bien sabemos de nuestra herencia trascendental previvida y de la heredad genética de la que nadie puede sustraerse, lo cual nos genera un talento innato que es, precisamente, lo que cada ser humano debería proponerse descubrir.

Además de que heredó parte de su talento para el baile, también Baryshnikov heredó un enorme ego que lo llevó a sentir que no quería ser tratado como uno más en la sociedad comunista que le tocó como cuna, y probablemente pensó, que su talento como bailarín le merecía vivir a sus anchas como los más famosos bailarines europeos y americanos, ganar más dinero que el resto del mundo y darse los lujos que, “con tanta bondad”, ofrece el capitalismo. Es decir, se sintió como la recordada, Ninotchka, cuando viajó a los Estados Unidos de Norteamérica. A ésto, que suele tener más cercanía con el libertinaje, es a lo que llaman libertad.

Y lo más curioso del mundo, es que -sólo por una estatua- se sigue mirando a los EE.UU. como la tierra de la libertad, porque por lo demás es un gran sofisma: Libertad sin posibilidad. Estamos en el año 1974 -fecha en que Baryshnikov, ávido de radicarse en el país del tío Sam, aprovechó la realización de una gira por Canadá para pedir asilo en Toronto- y en ese entonces ¿Podía un negro ser libre, sin mayores trabas, de entrar en la marina estadounidense, en las grandes universidades o a cualquier lugar? ¿Cuántas mujeres tenían libre acceso a los cargos públicos? ¿Podía la comunidad LGBTI decir que vivía libre? ¿Contaban el cine y demás medios con plena libertad de expresión? ¿Sentirían que eran libres las minorías raciales que trabajaban en las grandes factorías?

En fin que, a Baryshnikov lo atrajo la “libertad” estadounidense, ¡y claro!, como tenía fama internacional, de inmediato fue acogido con los brazos abiertos y él se creyó cuán importante era. Pero ingenuo bailarín… porque, al pisar suelo americano, se convirtió en “preso” de políticos y empresarios que, de inmediato, quisieron usarlo como títere anti-soviético y entonces lo comprometieron en toda suerte de tareas (entrevistas con los medios, aparición en filmes de propaganda, exaltación del arte estadounidense...) para que le contara al mundo –una y otra vez- de “la opresión y escasez que se sufría en la Unión Soviética”. Al tiempo, lo compensaron convirtiéndolo en rutilante estrella de un gran ballet; le dieron títulos honoris causa; le ofrecieron una gran vida social… y para seguir exaltando su ego, Baryshnikov se matriculó luego como libre empresario creando su propia marca de ropa y hasta su propio perfume.

Con poca sutileza, sin muchos argumentos y muy tácticamente contrastado con el proceso a la inversa (el estadounidense que emigra a Rusia), el irregular director, Taylor Hackford, sirve de nuevo a los intereses de Estado, con un filme tendencioso hasta la médula que pasó sin pena ni gloria por nuestras salas. Muy débilmente protagonizada por, Baryshnikov y Hines, queda la satisfacción de haber visto al también director, Jerzy Skolimowski, en su acertada caracterización del coronel Chaiko; y a, Helen Mirren, como la coherente actriz de teatro, Galina Ivanova... pero triste es ir en busca de sol y encontrar un cielo completamente nublado.

Título para Latinoamérica: SOL DE MEDIANOCHE
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Ballet, claqué y la Perestroika
Curiosa película la cual uno no sabría como catalogarla. Si de musical se trata, mucha música no hay; Como comedia es demasiado dramática y como drama tiene demasiado de comedia, al menos es la sensación que me dió por la forma en la que se desarrollan los acontecimientos de esta historia con un desenlace final algo inverosímil. Parece como si el autor de esta obra no lo tuviera muy claro y al final se quedó en una especie de melodrama.

En muchos momentos parece verse como ciertos toques autobiográficos de los protagonistas aunque los hechos narrados se emplacen a la época en que las cosas empezaban a cambiar radicalmente en la URSS y obligaban a que el famoso telón de acero se convirtiera en una frontera de lo más convencional y probablemente sea el desarrollo de estos acontecimientos lo que más hace seguir con interés esta historia.

Nunca supe que existía esta película pero la ví recientemente y me gustó aunque parece hecha más bien para destacar las habilidades en el baile que nos muestran sus dos protagonistas que otra cosa.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Hay películas que es mejor verlas solo.
Noches de sol la vi yo solo de madrugada hace años, el ambiente era el mejor para verla, el que no salieran muchos personajes, y el que las calles siempre estuvieran solitarias y con poca luz, contribuían a la impresión de que la emitían solo para mí, (eso es una impresión mía de cuando la vi) esta película es mejor verla así, que no en una sesión de tarde.
Rusia es un país que me interesa y sobretodo en aquellos tiempos, y la película tiene un poco de todo, el tema del ballet, el claqué, los típicos personajes del gobierno soviético , (la estrella de la película es el Coronel Chaiko (Jerzy Skolimowski) que hace de soviético entregado a la causa , y tiene que tratar con el personaje de Ródchenko que es un desertor al que ha de convencer para que vuelva a bailar en el teatro nacional), hasta hay un momento tipo “Evasión o victoria” que es emocionante. 
Hay otras buenas películas que tienen ese país como fondo, como “La casa Rusia” o “Gorky Park” , que también son buenas, pero si tuviera que elegir una quizá elegiría ésta.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El cine ya no baila
Durante mucho tiempo el baile fue el centro de Hollywood. Desde Fred Astaire a Gene Kelly el cine siempre ha mantenido una apasionada relación de amor con la danza. Pero un buen día el romance terminó. John Travolta ha sido el último gran bailarín del cine con sus acrobacias imposibles en "Fiebre del sábado noche".

Sin la danza el cine ha perdido algo importante que tenía que ver con la ilusión. Durante los años 50 la danza representaba la alegría y el final de la guerra mundial. Los espectáculos de Broadway y sus candilejas eran el portal al sueño americano. Por muchos esfuerzos que haga Spielberg en su nueva versión de "West Side Story" aquel entusiasmo no volverá.

"Noches de sol" nos habla de ese espíritu perdido. El baile como utopía vital. Ver bailar a Mikhail Baryshnikov y a Gregory Hines es una delicia no sólo como goce estético sino como desigual combate donde la danza vence a los implacables engranajes del estado soviético. Los años ochenta vivieron un feliz periodo de cine de danza: "Footlose", "Flashdance", "Dirty Dancing" y por supuesto Leroy de la serie "Fama". Era sin embargo una danza más hedonista que alegre, los tiempos estaban cambiando. Sin la danza el cine actual ha perdido inocencia y libertad. Tarantino debió pensar lo mismo cuando recuperó a Travolta para "Pulp Fiction".
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Música, baile, libertad, amor.
¿Qué más quieren que les diga? Es una película compuesta por música y baile (escenas de baile en un gimnasio al estilo ochentero de Flashdance, pero mucho más espectaculares), una reflexión acerca de qué es la libertad y cuál es o puede ser su precio, y amor (¿qué seríamos capaces de hacer por amor?).
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8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Me paso el día bailando....
No pensé que me gustara tanto una película así, con la guerra fría de trasfondo y el baile como hilo conductor, dos cosas que me interesan poquísimo. Sin embargo me ha acabado gustando mucho más de lo que creía aunque la historia es en muchas partes poco creíble. Es sabido que la vida en la URSS no era fácil, lo mismo que en la RDA, y hay numerosos testimonios que pudieron escapar de la enorme cárcel que suponía el estado soviético. Lo que sucedió fronteras adentro no es un secreto ya, y no dudo que dentro de la ficción, el drama que vive el bailarín ruso que sin querer cae de nuevo atrapado pudiera ser igual de real que la del bailarín negro. Lo que pongo más en duda (sólo lo detallo en el spoiler) es la manera de escapar, rompe con la lógica que lo envuelve todo y aunque sea un final necesario, tampoco esperaba otro, no puedo dejar de quejarme.

También he echado de menos una profundización mayor en la amistad que indudablemente crece entre los dos bailarines. Durante toda la película no demuestran demasiado apego así que más datos sobre la construcción de la amistad hubiera ido muy bien. Y eso a pesar de que dura más de dos horas, no negaré que los numeritos musicales de bailoteo me han encantado, así de claro, en lugar de despreciarlos los aprecio, nunca llegué a pensar que me pudiera gustar tanto: un tío (o dos), música, y a dar botes de todo tipo durante unos minutos. No es la típica paja, no, es contenido de calidad. Me ha encantado, qué barbaridad, yo confesando algo así...
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Imprescindible
Magnífica película por su guión y los actores que actúan. Mihjail Barishnikov es un lujo, Isabella Rosellini y Gregory Hines hacen estupenda interpretación. Hellen Mirren siempre tan profesional. Y Chaiko...aggg
Merece mejores críticas este film de 1985 poco antes de la caida del Muro de Berlin en 1889 y de Unión Soviética en 1990. Le pongo un 8 por ser buena, entretenida y tener un buen guión que muestra la represión soviética. Al fin, las cosas cambiaron ...y la historia acaba bien.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El barniz del tiempo la ha machacado
La vi en su época. Peliculilla de moda, actores en boga (menos Mirren, sin duda la mejor en su corto papel) y música, eso si, muy buena. Pero se abusa en exceso de las cualidades de los actores. Los números de baile, salvo algún sólo del ruso, son excesivos y petulantes..La trama es simple y forzada en extremo. Todo lo encajan a placer (la ubicación de los hechos, los personajes situados de salida ya geográficamente, el inspector ruso multiusos...etc) y algunas situaciones rozan lo infantil.
En su tiempo se le perdonaba todo, incluso el escaso carisma del dúo protagonista, totalmente faltos de química y nivel interpretativo, pero con el tiempo.......chas! la cosa cambia.

Para nostálgicos
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8
Maravillosa
Es doloroso ver lo olvidada que está esta película. A pesar de ser un niño de los 80 la tuve muchísimos años presente pero nunca se presentó la ocasión de verla hasta muy recientemente, y qué acierto: me ha parecido una confluencia irrepetible de elementos y buenas decisiones que intentaré resumir:
- Los protagonistas. Lo reconozco. Se me han caído los huevos al suelo con Baryshnikov. Nunca he sido aficionado a la danza pero ver bailar a este hombre ya justifica la película: el control que tiene de su cuerpo es sencillamente de otro planeta. Y Gregory Hines... aunque en los números que comparte con Mikhail puede llegar a parecer un paralítico (en comparación), lo cierto es que está perfecto en su papel, y el momento en el que cuenta su historia acompañando la narración con el sonido de sus zapatos es sin duda el más sobrecogedor de la cinta. Inolvidable.
- La historia. Películas sobre la Guerra fría hay muchas, y sobre gente que cambia de bando también, pero aquí le dan un giro que me fascina. El retrato que hace sobre una URSS que estaba viviendo sus últimos momentos quizás es muy arquetípico, pero pone el dedo en la llaga sobre por qué alguien podía llegar a preferir jugarse la vida que seguir allí.
- El lugar. Es un grandísimo acierto situar la historia en las noches blancas, porque la película adquiere una atmósfera única (a lo Insomnio de Nolan, pero con más encanto). Ver una ciudad tan monumental siempre con esa claridad fantasmagórica le hace mucho bien a la historia.

En definitiva, muy recomendable película de los 80.
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4
Bailarín blanco de danza y bailarín negro de claké
Película regular regularísima.

Un bailarín de fama mundial, de origen ruso pero huido y afincado en EE.UU., en un viaje desde Gran Bretaña a Japón, cuando el avión va pasando por territorio de la URSS en plena "Guerra fría", tiene problemas y se ve obligado a aterrizar. El bailarín se verá entonces descubierto por los servicios policiales de la URSS y vigilado-privado de libertad con objeto de que no vuelva a salir del país.

En principio se sigue con mucho interés, pero a medida que avanza el guión se hace un plomazo de mucho cuidado, máxime porque encima cada dos por tres el argumento está cortado por una demostración del citado bailarín y de otro especialista en claké, ya saben ese baile moderno caracterizado principalmente por el zapateo que el bailarín realiza con la punta y el tacón de sus zapatos, y esto ya es demasiado, para lo cual hay que armarse de paciencia.
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7 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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