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51 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
DE LOS MEJORES DOCUMENTALES DE LA HISTORIA DEL CINE DOCUMENTAL
Suerte. Baraka. La mayoría de los que salen en este filme casi seguro que nunca lo verán. Nosotros, aquéllos que lo hemos visto, podemos dar gracias al universo entero por la suerte de haber contemplado una obra de arte tan hermosa.

Comienza acentuando la idiosincrasia del máximo representante de la inteligencia en nuestro universo conocido, el ser humano, como homo religiosus, y finaliza también dejando latir esta característica naturalmente antropológica de apertura a la Trascendencia. Maravillosa película documental que quedará registrada como arte fotográfico espléndido, de culto, de contemplación, de oración, de talento singular para abrirnos a la inmensidad, preciosidad y desencantos de nuestro mundo.

Ron Fricke nos regala una bellísima exposición de escenas del planeta Tierra y de lo que lo alberga, con el sólo acompañamiento de música meditativa y sonidos ceremoniales. También nos presenta una aguda denuncia y crítica sin palabras de los estragos que el ser humano le causa a su madre Naturaleza: por ejemplo, la belleza de ésta junto a la fealdad de las numerosas edificaciones para agrupar a miles de personas pobres o de clase media; la esclavización, mecanización y animalización de los seres humanos (alternando imágenes de multitudes de personas pasando velozmente por puertas, escaleras mecánicas, estaciones o calles, con otra similares de huevos y pollitos transportados por cintas mecánicas, catalogados y seleccionados hasta acabar integrando jaulas de granjas para el consumo); los megabasureros de las grandes urbes con legiones de excluídos rebuscando en la basura para sobrevivir diariamente; la militarización y enajenación de la gente a la par que muestras de lo que fueron los holocaustos nazi y el de los gemeres rojos en Camboya; los restos de grandes civilizaciones junto a los restos de humanos concretos incinerados en las orillas del río Ganges; etc. Y un epílogo donde aparece la cabeza por detrás de un hombre orando y a continuación diversos panoramas celestiales con estrellas y nubes que pasan a cámara rápida e indican que a fin de cuentas nuestra gran evolución con la belleza e inteligencia de toda la Naturaleza planetaria en su conjunto, quedamos supeditados al misterio de la inmensidad espacial y celestial que nos envuelve.

Para mí, uno de los mejores documentales o quizás el mejor de todos los que he visto en mi vida, con un contenido esencial e inolvidable.

Fej Delvahe
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128 de 157 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
He visto cosas que vosotros no creeriais...
He visto lugares de los que no había oido hablar en mi vida...

He visto los paisajes más impresionantes de La Tierra...

He visto las costumbres de las sociedades más inóspitas...

He visto de cerca la pobreza de los países más lejanos...

He visto las danzas más poéticas de las culturas más remotas...

He visto a gente que con menos desarrollo viven mejor espiritualmente...

He visto las construcciones y lugares más hermosos...

He visto montañas, cráteres, cataratas, eclipses, amaneceres y anocheceres que te dejarían boquiabierto...

He visto las imágenes más hermosas que he contemplado en mi vida, acompañadas de una de las mejores bandas sonoras que jamás he escuchado...

He visto poesía en imágenes...

He visto una obra maestra...

He visto "Baraka".
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90 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
7º ARTE
Si podemos definir cada una de las manifestaciones artísticas por medio de los materiales que éstas emplean para conmover al receptor (en este caso, al espectador), el cine sería el arte de la imagen filmada, en movimiento (en contraposición con la imagen estática, que dependiendo de sus diferentes soportes, serían la base de la pintura, la escultura o la fotografía). Teniendo esto en cuenta, podemos afirmar que nos encontramos ante una injustísimamente infravalorada obra de arte cinematográfico, o quizás, incluso, ante la más pura manifestación del cine como 7º arte realizada en los últimos tiempos. Nunca hasta este momento música e imágenes, por sí mismas y sin el apoyo de la palabra, habían llegado a tan altas cotas de significación. Baraka es una película que combina deleite de los sentidos con una carga significativa implícita en la contraposición de tantos mundos diferentes que conviven en este minúsculo planeta; en esa contraposición surgen todos los mensajes posibles que analizan al ser humano con una perspectiva totalmente objetiva y, casi, extraterrestre: la sociedad de consumo, la contaminación, la deshumanización industrial, las desigualdades sociales y políticas entre los distintos países, la pluralidad cultural, la belleza de un planeta amenazado... y un sinfín de lecturas que subyacen bajo unas bellísimas imágenes que tan pronto asombran como conmueven, apoyadas siempre por una banda sonora esplendorosa.
Por otra parte, nos encontramos ante una obra de arte totalmente imperecedera, que futuras generaciones podrán observar con renovados intereses por ser representativa de un estadio específico de la evolución de la humanidad. No sería de extrañar que Baraka, en un futuro, fuese una clara referencia para comprender mejor el orden mundial en el que actualmente nos encontramos y, por lo tanto, una muy recomendable fuente informativa de los estudiosos de la transición del siglo XX al XXI.
Por todo esto y mucho más, Baraka merece indudablemente el calificativo de obra de arte, y su actual desconocimiento por parte de una inmensa mayoría demuestra la ineficacia absoluta de nuestros avanzadísimos (y económicamente monopolizadísimos) medios de comunicación, pues son los causantes más directos del denigrante nivel cultural medio de las masas de una sociedad de consumo en la que la cultura se ha convertido también en eso, en un superficial bien de consumo inmediato, y no en lo que debería ser, un medio imperecedero de reflexión, de conocimiento analítico de la realidad y de enriquecimiento intelectual. Quizás sea que interese más que el rebaño no piense demasiado..., no sea que se acabe armando la gorda y terminen echando abajo el chiringo. Por eso resulta bueno que tenga más calado social el Tomate o los Transformers que trabajos como éste.
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43 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Impresionante. Única.
La relación Humanidad-Naturaleza contada desde sus inicios hasta hoy en día, y sin una palabra, sólo imágenes y música. ¡Pero qué imágenes!

Rodada en 70 mm, tardaron más de 7 años en realizarla, y el esfuerzo les valió la pena puesto que nos legaron una joya.

Para verla en silencio, tranquil@ y en una pantalla lo más grande posible...
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26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Maravillosa
Baraka, no sabría por dónde empezar, veamos:

Fotografía: Magistral
Banda Sonora: Excelente
¿Historia?: Nuestra historia como humanidad.
En Baraka se encuentra belleza visual, imágenes que te sensibilizan y una banda sonora que es un complemento perfecto para las imágenes que apreciamos.
Baraka tiene un claro mensaje de "denuncia" por las consecuencias (ya palpables hoy en dia) de este mundo globalizado, muestra al hombre como el ser libre que fue concebido por Dios o la naturaleza (dependiendo de si eres creyente o no), pero también nos muestra al hombre automatizado, casi digitalizado, analógico a una máquina más.
Baraka representa la epítome de las denuncias contra la globalización pero sobre todo es la epítome de la belleza de nuestro planeta captada como nunca antes por una cámara.
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22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cuando sobran las palabras
La ví por primera vez y me gustó. Sus imágenes perfectas, su hipnótica músca; era como ver a esa chica de caderas bonitas.
La ví por segunda vez y me enamoró. Sus imágenes, que además de perfectas, te dicen cosas, te susurran sin pronunciar una palabra. Que te embaucan, que se te graban a fuego.
Su música, la segunda narradora, esta te susurra lo que las imágenes no han podido, esta vez con un idioma distinto, un idioma de sentimientos, no de palabras.
Su narración. Sutil, casi invisible, pero ahí al fin y al cabo. Ese mensaje de amor, miedo y esperanza. Ese nuevo amanecer.
Su gente. Te miran y te preguntan ¿Por qué? Y tú no puedes mirar a otro lado. Ni 1000 anuncios de 1000 ONG distintas podrían decirte lo que esos rostros en silencio te dicen. Una mirada de incomprensión en un mundo incomprendible.
Su historia. Sus construcciones, con demasiadas historias a sus espaldas. Imágenes de tiempos mejores, peores, iguales.
Sus paisajes. El mensaje de nuestro planeta, la belleza que a veces sólo puede mostrarte una cámara. Su inmensidad, tan grande como su belleza.
Baraka. Porque es el documental que me consiguió enamorar.
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19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Imagenes que valen más que mis palabras
En ocasiones hay películas que al verlas parece como si las imágenes traspasaran la pantalla y te contagiaran de algo especial, como si al acabar te quedaras impregnado de algo invisible. Personalmente esto me ocurre con Baraka, palabra proveniente de la lengua Sufí (comunidad religiosa islámica) que, precisamente, significa algo así como bendición o esencia de vida.
Intentando ser lo mas objetivo posible, Baraka seria un documento visual sobre la vida en nuestro planeta, intentando reflejar la interacción existente entre el hombre y el mundo que le rodea, siguiendo la línea de las “nuevas” tendencias documentalistas en las que se elimina la presencia del narrador y se da más importancia a las imágenes y la música.
Pero qué decir de una película que en sus 96 minutos de duración no se pronuncia ni una palabra entendible por el espectador y en la que aparentemente no existe un hilo de unión entre la numerosa cantidad de imágenes que se suceden. Pues que en este hecho es donde reside su principal atractivo. Cada imagen de Baraka, brillantemente fotografiada por el propio director, posee una fuerza casi hipnotizadora que no necesita ser subrayada por ningún comentario, haciendo del dicho “una imagen vale más que mil palabras” un arte. Heredando de las tradiciones narrativas audiovisuales de las primeras décadas del siglo XX esa pureza de la imagen capturada “in fraganti”, como en época de los Lumière y completando así un giro de 360º en el que las nuevas tendencias del documental se asemejan con las de sus iniciadores. Valiéndose únicamente como apoyo de la partitura de Michael Stears, que la compuso mezclando gran variedad de instrumentos de diferentes regiones de la Tierra, consiguiendo un total hermanamiento entre imagen y música.
Analizando con un mayor detenimiento cada una de las imágenes de Baraka podríamos diferenciarlas temáticamente a partir de algunos aspectos que retrata. La religión, la guerra, el genocidio, la pobreza, la destrucción del medio ambiente y los últimos paraísos de la Tierra son algunos de ellos. Captando perfectamente lo bueno y malo del ser humano, su aparente fragilidad en comparación con la magnitud de sus obras y como telón de fondo la espiritualidad de la Humanidad como principal diferencia del resto de especies. Todo esto reflejado de manera que sea el propio espectador el que saque su propia conclusión de todo lo visto.
A pesar de que la película date del 92, podemos comprobar que las cosas no solo siguen igual, sino que en algunos casos han empeorado, convirtiéndose en un documental que te hace pensar, que al verlo se sufre y se disfruta y que sobre todo no te deja indiferente.
Para terminar me quedo con una frase del director, que expresa perfectamente el espíritu de Baraka: “Somos unos invitados a este planeta y él, no ha hecho lista alguna para que todo y todos tengamos cabida en él”.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Un regalo
Un regalo para los sentidos y el espíritu. Un retrato fiel, una ventana al mundo, a la naturaleza en su sentido más amplio, incisivo y sobre todo de una belleza sublime,mística. El miedo inconsciente a perder un solo fotograma te impide parpadear. Imprescindible.
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16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El Tercer Planeta
Ron Fricke se lanzó con su equipo a filmar uno de los documentales más audaces y hermosos sobre nuestro planeta que he tenido el placer de contemplar.
Su cámara se transmuta en un elemento más del paisaje a través de cuyos ojos subjetivos se nos abre una puerta inmensa hacia la explosión de milagros que es este pedazo de materia que se desplaza por el universo en su eterna órbita.
La mano de la Naturaleza y la mano del hombre se combinan a la perfección en este poema de imágenes y música celestial, dando lugar a una composición donde los prodigios naturales y los artificiales se descubren en toda su incalculable dignidad; donde la variedad de pueblos, culturas, etnias, creencias, costumbres y tradiciones crean un collage embriagador e hipnótico; donde las lacras y dolores humanos duelen como llagas abiertas; donde el juego del sol, de la luna y de las estrellas da lugar a la danza envolvente del cosmos; donde las nubes se desplazan en su viaje perpetuo como un océano de algodón blanco; donde la música se eleva como un canto emitido por el espíritu del cielo y de la tierra.
Tan pequeños que somos, tan insignificantes en el devenir cósmico, y sin embargo osando desafiar las fronteras del abismo.
Ron Fricke enfoca a la perfección esa grandeza intangible, así como los lastres y las amenazas de este planeta al que llamamos hogar. Y lo hace con los efectos adecuados para cada contexto: a tiempo real para las cosas sencillas y cotidianas, ralentizaciones que inyectan mayor espectacularidad a algunas impresionantes escenas de la naturaleza y también a rituales ancestrales humanos, así como un mayor impacto a las duras condiciones de vida de mucha gente y a la belleza de los primeros planos donde las miradas absorben al espectador. También aceleraciones que transmiten el paso del tiempo y los cambios constantes en los paisajes, así como el estrés de la rápida vida en las ciudades.
Todo rodado con cambios de ritmos, de escenarios, de sonidos y de música en sabia combinación y sincronización, dando la sensación en ocasiones de que existe una mano invisible que dota a los movimientos de todas las cosas de una coreografía singular, como si todo lo que ocurre aquí abajo sirviese para el deleite de unas divinidades que observaran desde arriba el espectáculo de la Tierra. Como si en el caos aparente y heterogéneo reinase en el fondo una especie de latido común que estableciese una conexión global.
La Tierra, un milagro en sí misma, el Planeta Azul que no es más que uno entre unos cuantos atraídos por la gravedad solar, una mota diminuta que baila en el silencio y el vacío interestelar destinada algún día a extinguirse como todo en este Universo.
Y, al mismo tiempo, eterna porque ha engendrado unas formas de vida que le han ofrecido su lugar en una eternidad soñada.
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Me cago en el new age
Sí, los paisajes son fascinantes y el principio te hace creer que vas a disfrutar de un increíble poema visual. Pero después de 15 minutos, la música comienza a hacerse molesta y después insorportable. Y encima tiene pretensiones de transmitir toda la espiritualidad del mundo, cuando sólo responde a una moda causada porque yuppies y gentes estresadas varias se ven faltos de sentido en la vida y, en lugar de perder el tiempo buscando su propio camino, prefieren consumir productos descafeinados y fáciles de digerir que les hagan creer que están viviendo un momento auténtico de conexión con el mundo y la trascendencia.

A mí lo que me despierta es unas ganas terribles de caer en la terrenalidad más baja y sucia y de gritar: si esto es la espiritualidad prefiero revolcarme en el fango y vivir como un animal!

Las imágenes preciosas, aunque muchas de ellas llevan una buena carga de tópicos: los africanos saltando, los budistas rezando (¿por qué salen tanto? Creo que por consonancia con esta moda de la religiosidad étnica desinfectada para el consumidor occidental tan aficionada al budismo)...

Pero bueno, se disfrutaría mucho más si en lugar de esa repetitiva e insulsa banda sonora hubieran tenido buen gusto con la selección musical, o si, simplemente, hubieran dejado los sonidos del ambiente.

Para mí, irritante. Pero para ver después de una sesión de acupuntura o aromaterapia, mientras uno/una se toma una bebida ligth y unas bayas de goji, es perfecta; y luego puedes comentarla en tu clase de yoga y quedas como el/la más sensible del grupo.
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49 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Quizás la mejor película muda
Siendo el mundo tan ancho y 100 minutos tan breves, la selección de escenarios para representar al planeta y al hombre no podía ser sino arbitraria.
Pero tiene un acierto inmenso, la de hacerlo en silencio, o mejor aún, con una conseguida banda sonora. Y efectivamente, el mundo visto con los ojos de este director se nos presenta de manera humilde, de manera tal que no parece una prédica ni una propaganda, sino una expresión de lirismo, un poema visual. Se nos presenta como una obra de arte abierta a la interpretación de cada uno, pero que esencialmente inspira libertad, comprensión y grandeza de espíritu.

En definitiva, una mirada honesta y humilde.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
PELICULA DE DOMINIO PUBLICO
DEBERIA SER OBLIGATORIO EL QUE LOS NIÑOS EN LAS ESCUELAS LA MIRASEN, ASI COMO TODOS LOS ADULTOS.
SIMPLEMENTE MARAVILLOSA
De hecho, he llamado a mi empresas asi, BARAKA
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12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Diversidad y ecología
Para mí es una película de culto. No es sólo la relación del hombre con la Naturaleza o la diversidad cultural, es un auténtico discurso sobre la globalización y sus peligros, la devastación del medio ambiente, el imperio de las grandes compañías, etc. Una peli para la reflexión pausada que cautiva por la belleza de sus imágenes y la calidad de su banda sonora. Si existe un "cine ecologista", Baraka sería uno de sus principales ejemplos. El único punto negativo: la falta de ubicación geográfica, unos lugares se reconocen y otros no.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Mil imágenes
Hermosa, no es historia, es el presente. Es un viaje por el mundo y sus mundos, la naturaleza, el espíritu, el hombre. Simplemente, real.
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10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Lo que la verdad esconde...
Aquí es donde se cumple el dicho: "vale más una imagen que mil palabras". Sin decir nada, Baraka ha logrado mostrarnos el paso del tiempo, y los problemas que este ha ocasionado, con imágenes y musica. Pero si una palabra puede definir mil imágenes esa es REALIDAD. Realmente impresionante, y totalmente recomendable.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Seré sucinto
Y hablaré en plata. Si usted se dispone a ver este film, cuídese de verlo en las circunstancias óptimas, pues de ser así, se expone a pegar un viaje místico y a alcanzar una serenidad reflejas a la del coma del éxtasis. Dopamina para la córnea. Fumadón sin hachís. Viajazo sin setas.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Belleza a raudales
Que puedo decir, sencillamente espectacular. Un paseo absorbente por la historia de la civilización conectada con la naturaleza. Imágenes y una inmejorable banda sonora es todo lo que encontraremos en este film, acaso hace falta más?, aseguro a cualquiera que vaya a verla que las palabras sobran. Buscad un momento y lugar tranquilos y dejaros llevar por esta maravilla, no os arrepentireis.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El hombre, ¡esa hormiga amenazante!
Baraka cuenta sin palabras más que la mayoría de documentales, porque a lomos de la música y con cámaras aladas nos lleva al pie de la inmensidad natural y nos sitúa ante la verdad incuestionable para que veamos con nuestros propios ojos, de hormiguitas ridículas, qué somos, qué hacemos y hacia dónde caminamos; convirtiendo en pecata minuta siglos de introspección y filosofías existencialistas.

Las miradas de los otros, de culturas exóticas y milenarias, nos hablan de mundos que están siendo exterminados por quienes se han puesto la etiqueta de "nosotros, los más civilizados". Las religiones, en todas partes, venden mágicas recetas para solventar la brevedad de la vida prometiendo paraísos en el más allá y atribuyéndose el monopolio de la espiritualidad. Mientras los ricos intentan embotellar el Iguazú y transformar en dinero el oxigeno del Amazonas, un simple estornudo de cualquier volcán o un bostezo de la tierra nos devuelve a nuestra condición de amedrantados homínidos irresponsables.

Baraka es un bombardeo pertinaz de imágenes, que sin orden preestablecido nos coloca ante los miles de trozos de un espejo que comenzó a hacer añicos el primer primate, ¿inteligente?, que averiguó que golpeando con una porra se conseguía poder.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Es.
328/35(29/09/09) Un regalo para los sentidos, un Monumento filmado es este documental que nos obsequia con un recorrido en lo que representa un día por el planeta, comienza en el amanecer en las majestuosas montañas del Himalaya y acaba de noche en el Monument Valley, con unas imágenes de una belleza descomunal, donde la naturaleza, el poder del hombre, sus costumbres, la religión, el poder destructor de la humanidad, es un mosaico sin palabras, con el único hilo conductor de una esplendorosa banda sonora de Michael Stearns, que consigue elevar la poderosa fuerza de lo que vemos, donde la fotografía de Ron Fricke es el tapiz en el que se desarrolla esta colosal crisol. Lo maravilloso de este documental es que al estar sin narración cada cual que lo ve le puede dar la interpretación que quiera, cada uno puede ver el argumento que desee, simplemente es un Gran Ojo que nos muestra lo bueno y lo malo de este nuestro mundo. Nos pasea por la apacible y sosegada vida religiosa en distintos continentes, diferentes cultos pero a la vez los ritos se parecen tanto, asistimos al folklore de tribus donde la danza es el motor, da igual Maories, Masais, Tribus en el Amazonas, vemos lo caprichoso de la naturaleza en el extraordinario Monte Uluru australiano, así como el poder de la misma en magnas cataratas que te empequeñecen, te hacen ver lo frágiles que somos, para a continuación mostrarnos nuestro poder autodestructor en visiones de minas, explosiones, talas de bosques, luego nos lleva por el otro poder autodestructor, el que es diario, el que se produce sin darle importancia, el que socaba el poder del espíritu, la masificación de favelas, trabajos despersonalizadores en cadena, un ir venir por la ciudad y vuelta a empezar, nos hunde en las miserias de gente que para subsistir busca en canteras de basura, mendigos por las calles, salta a los campos petrolíferos ardiendo de Kuwait donde se nos hace una sutil referencia a la guerra, para después catapultarnos al poder maligno de las ideas intolerantes reflejado en los Campos de la Muerte de Auschwitz y Camboya, para rebotar en un salto en el tiempo a imágenes de civilizaciones antiguas desaparecidas, Guerreros de Terracota, Persépolis, Pirámides en Egipto y en la ciudad templo de Angkor, en lo que interpreto como el mensaje de que todas las grandes civilizaciones han desaparecido, nosotros podemos ser los siguientes, para llegar a la noche en el mágico Monument Valley y acabar a su bellísimo cielo estrellado. Esta es un cinta de una belleza suprema, donde se demuestra la máxima que más vale una imagen que mil palabras. Recomendable a TODOS. Fuerza y honor!!!
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una pelicula que no necesita de las palabras para cautivar al espectador....es un regalo.
Hace años que vi esta película por primera vez (aunque no la única), y todavía sonrío al recordarla.
Las imágenes, junto a la música y los sonidos de la naturaleza (salvaje y humana) te van llevando a sensaciones que envuelven, invaden, despiertan, sacuden la mente y el corazon del espectador/a.
La característica de esta película que más me fascina es precisamente la neutralidad que otorga la falta de diálogo, que me recuerda a esa naturaleza, que simplemente ejecuta las acciones, sin juzgar, ya le daremos cada uno el valor que veamos oportuno.
A dia de hoy, no he vuelto a ver una película con esta magia, por ello, se merece un voto de obra maestra.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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