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La caída del imperio americano (2018)

La caída del imperio americano
128 min.
6,6
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Sinopsis
Pierre-Paul, de 36 años, un intelectual y doctor en filosofía se ve obligado a trabajar como repartidor para tener un salario decente. Un día, mientras entrega un paquete, se topa con la escena de un robo a mano armada que ha salido mal con un resultado de dos muertos. Se encuentra con dos bolsas de deporte repletas de billetes. Pierre-Paul se enfrenta a un dilema: largarse con las manos vacías o coger el dinero y huir... Sucesora temática de las películas de Denys Arcand 'El declive del imperio americano' y 'Las invasiones bárbaras'. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
La Chute de l'empire américain
Duración
128 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Saga 'El declive' de Arcand
Links
Premios
2018: Festival de Valladolid - Seminci: Premio FIPRESCI
6
La caída del imperio americano - El fluir del dinero
A las 08:30 volvíamos al Teatro Calderón un año después para disfrutar de un pase de la Sección Oficial: la canadiense La caída del imperio americano/La chute de l´empire americain, tercera parte de la trilogía sobre la burguesía de Denys Arcand tras las aplaudidas El declive del imperio americano y Las invasiones bárbaras que fue estrenado en el Festival de Toronto. Landry es un inteligente joven doctorado en filosofía que malvive como repartidor de paquetes con una caravana. Un día asiste accidentalmente a un atraco que sale mal y en el que todos los implicados quedan malheridos, quedándose con unas bolsas de gimnasia cargadas de ingentes cantidades de dinero. Con la ayuda de una escort de lujo y un motero recién salido de la cárcel, estudiará como dirigir, mover e invertir ese flujo de dinero esquivando la opresiva vigilancia de la policía y las autoridades. Una sátira mordaz sobre las gentes de clase alta, en concreto sobre el dinero, la avaricia desatado por poseerlo y las fraudulentas maneras por las que se desplaza entre estados esquivando la fiscalidad. Filme divertido, que sin embargo no se arredra a la hora de filmar la violencia, que brilla por un guión cargado de mala baba que ataca a todos lados: ONG´s, ministros evasores, paraísos fiscales, Comité Olímpico, fortunas de las familias de dictadores…usar la carcajada para mirar directamente a las fosas de un abismo cotidiano del que poco sabemos. Parodia de atracos entretenida y vibrante que no decae. Pero, una pena, la realización carece de interés, hay elementos muy rancios en la definición de personajes y el prisma humorístico y la planificación de momentos de acción es torpe. Una película eficaz, de visionado agradable y mucho para disfrutar, pero que palidece conforme avanzan las horas.
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31 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El apogeo del lucro personal
O la compasión como una de las Bellas Artes. He visto durante los últimos treinta años algunas de las películas del veterano director canadiense Denys Arcand (de 77 años) y casi siempre me han gustado, al mostrarme las inquietudes de un cineasta comprometido con los individuos y preocupado con la realidad del momento reflejado. Parecen obras realistas, aunque bañadas con una irreal pátina de ensoñación sombría que las vuelve vitriólicas y lacerantes a cualquier atento espectador que se adentre en su juego seductor de espejos deformantes o en su microcosmo de esperpento amoral y mezquino. Las personas pueden ser rectas y bondadosas, pero basta cualquier mínimo resquicio u ocasión para convertirse en pirañas que olfatean la sangre y enloquecen.

La trama arranca con una locuaz, triste y melancólica ruptura entre dos amantes – un joven e inseguro licenciado en filosofía que trabaja como repartidor de correos y una desilusionada empleada de banca que es, además, madre soltera – para luego pasar a un incompetente atraco cruento que ofrece la inesperada oportunidad al retraído e insulso protagonista de hacerse con el ingente botín que los ladrones extraviaron durante su huida. Esto marca el tono de la cinta: el azar y el provecho sobrevenidos que ofrece un mundo tan injusto como ineficaz, donde lo bueno y lo malo depende de circunstancias aleatorias y no de su contenido ético o moral intrínseco. Quizás evoquemos el sentencioso refrán de ‘quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón’, aunque sazonado con un agrio y mordiente humor negro que no deja títere con cabeza ni corruptela sin explorar, ya que hay situaciones que es mejor aprovechar y cazar al vuelo, no sea que la diosa fortuna pase de largo.

Tal vez la visión del mundo que se nos ofrece sea sesgada y parcial – con una indisimulada orientación izquierdista de parvulario – rebosante de moralina y tendente al sermón virtuoso y dominical, pero no deja de tener su coherencia incisiva ni su pertinencia social. Todo lo que se desvela nos resulta muy reconocible y cercano como para poderlo impugnar; puede que no se confronten todas las alternativas, pero las que se nos ofrecen resultan demasiado verosímiles e irrebatibles. El dinero – y, sobre todo, las formas de esquivar su transparencia y fiscalidad – se ha convertido en un lastre endémico de nuestras opulentas y escurridizas sociedades del bienestar. Mientras más poderoso y adinerado seas, tanto más fácil será eludir la supervisión y vigilancia que los cándidos políticos – parte interesada, al fin y al cabo – quieran introducir para su control y seguimiento.

El gran acierto de la cinta es revestir sus sarcásticas denuncias con un ácido y mordaz tono burlón. Nada novedoso pero chispeante.
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24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
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