Guerra bajo la tierra (1967)

Bizarrismo en estado puro. Una actualización sesentera de Fu-Manchú pretende destruir a los USA mediante la excavación ¡atravesando el Pacífico! con túneles que provocan hundimientos y demás desgracias. Una especie de Julio Verne ye-yé. No desvelo nada que no hayan contado en la sinopsis. Como explica uno de los protagonistas "mientras nosotros mirábamos al espacio y su exploración, ellos nos sacan ventaja en la exploración del subsuelo, donde tienen todos los recursos que necesitan".

Aunque el guión ya es de por sí parece el resultado del consumo de algún estupefaciente, esa insensatez y delirio hacen del filme un entretenimiento bufo, donde hay acción cutre, con tiros y rayos, tanques perforadores que parecen limpia-aceras, ascensores circulantes por el subsuelo, la amenaza amarilla blanqueada, donde actores occidentales son maquillados de chinos, por eso del whitewashing, una geóloga cañón con un mono rojo impecable, un protagonista algo salido y bastante baboso con la geóloga, bombas atómicas, más bombas atómicas ...en fin, un producto irrealizable hoy en día, con un mercado asiático pujante al que no se puede ofender y unos activistas cinematográficos que no pasan una...

Una muestra más del demencial cine anticomunista desarrollado por los USA durante la Guerra Fría. La pena es que no sea ni tan sólo divertida, pese a contar con el entrañable Kerwin Mathews, el Simbad de los niños de mi generación en Simbad y la princesa, aquella joya de Nathan Juran y Ray Harryhausen.