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Cocodrilo Hunter (1987)

Cocodrilo Hunter
91 min.
5.2
55
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Sinopsis
En el interior de Australia, un guardacostas y dos guias locales intentan localizar a un cocodrilo de grandes dimensiones que esta matando y aterrorizando a la población local. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Aventuras Animales Cocodrilos
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Australia Australia
Título original:
Dark Age
Duración
91 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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6
Hay cosas peores que un cocodrilo gigante que se come gente ...
Extraña película a medio camino de la película de terror con monstruos - en este caso un cocodrilo gigante - y la película de reivindicación ecológica. Un mejunje entre "Tiburón" y "Liberad a Willy". ¿Se imaginan a Roy Scheider intentando salvar al escualo que se comía a la gente en su playa, porque se lo pidieran los pieles rojas? Pues eso, un poco rarito.

Los filmes australianos, sobre todo en los 80, incluían personajes aborígenes con toda la filosofía y etnografía propia de aquel anciano pueblo, muy conectados a los sueños y a la naturaleza. Así que aquí el cocodrilo es conocido por los aborígenes desde tiempos inmemoriales como Namunwari y está integrado sus tradiciones. Como contraposición tenemos unos blancos racistas, borrachos, violentos y repugnantes, cazadores furtivos que serán la némesis del cocodrilo y de los protagonistas blancos buenos, los agentes forestales que quieren preservar la fauna nativa. Los malos siempre están con la lata de cerveza en la mano, guarros, sudorosos y sin pareja que se les conozca. Recuersan mucho a los malos de otros filme australiano de terror llamado "Razorback, los colmillos del infierno", también de esos años, con un jabalí gigante - en Australia todo es gigante- pero sin tema ecologista, puesto que dicho jabalí era un mal bicho comegente.

No obstante, el cocodrilo gigante se merienda a además de a mala gente a alguna persona inocente, lo que lleva a cuestionar como los buenos pretenden salvarlo cuando se ha comido alguien que conoces. Por mucha tradición que sea ...

Bien rodada, en lugares exóticos australianos, las escenas nocturnas en los manglares son lo mejor de la película, con planos generales pictóricos y sabia combinación de planos cortos en el enfrentamiento con el bicho. Un bicho animatrónico que da el pego. Miembros mutilados, mordiscos en plano corto. Sin embargo el filme se aleja del terror -que lo hay- hacia temas más reivindicativos respecto a la conservación de la fauna local y consiguen que los malos no sean los cocodrilos sino sus víctimas.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La joya del pantano
Esta película es una bomba. Por su clima inquietante y pegajozo. Por el tenebroso suspenso de los pantanos a la noche. Porque su gigantezca bestia subacuática podría estar bajo el bote. Por la maestría en la narrativa audiovisual (hay momentos cinematográficos únicos y memorables). Por lo cojonudo que se vuelve el argumento (la misión es mucho más peligrosa que el sólo enfrentamiento con la bestia). Por que los indígenas generan una atmósfera mágica y encantadora; no solo aportan el halo de misterio propio del género de aventuras protagonizado por un científico o antropólogo. En este caso, se trata de un guardaparque, con suficiente amor por la naturaleza. Un tipo noble como el más, que se jugará el pellejo junto a dos indígenas, con nuestro corazón en vilo. Entretenida y tensa de pe a pa, y por momentos, visualmente asombrosa.

Califica como película donde la naturaleza más salvaje se enfrenta a la civilización más degradada. Pero el mensaje ecolista no interrumpe la explotación sensacionalista del cine de género, ni tampoco se banaliza por éste. Casi se podría decir, todo lo contrario. El suspenso se tensa en la delgada línea que dibuja una inoportuna frontera entre la depredación del humano, y la reacción de la bestia. En estos pantanos, que se pretenden civilizar para el turismo, la problemática explota, potencia la gravedad del asunto. Llegó el momento de encarar a la bestia, y el suspenso flota como la bruma sobre un espeso pantano. Imagínese usted, haciendo equilibro en un pequeño botecito: sus piernas lo traicionan, y su torso es un alfajorcito para esa bestia camuflada con el tono verde musgo del espeso pantano.

El terror del hombre civilizado es esta bestia, la joya del pantano, último bastión incolonizable de una era en la que los humanos no eran enemigos de la naturaleza. Una joya del cine de superacción australiano, un país en donde no sólo civilizados y salvajes tienen encontronazos, también se cruza, de manera increible, el cine de género y la sensibilidad de autor. Imperdible.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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