Suspenso en comunismo (1956)

Me ha sorprendido muy gratamente. No cabe duda que es una película nacida en el régimen franquista, con el único fin de echar por tierra la filosofía comunista. Para ello, se hace valer de símbolos rojos que estaban censurados en la época, y lo hace sin ocultarlo: bandera de la URSS, retrato de Lenin, críticas al capitalismo, etc.

Para contrarrestar, nos muestra una España verdadera a medias. Ni mucho menos las mujeres gozaban de esa libertad en los años 50, no eran tan independientes, ni había tanto trabajo como se decía. Tampoco el turismo había comenzado, mostrándonos Madrid como destino turístico inevitable para aquellos que quisieran conocer nuestro país, como el que ahora viaja a Ghana o Sierra Leona, pues va a la capital, no va a ir al último pueblo.

Pero me ha resultado entretenida. No hay apología descarada al régimen, pinceladas que a nosotros ni nos va ni nos viene, pero con unas buenas actuaciones, sobre todo de Juanjo Menéndez.

La francesa sirvienta del principio, con su vestido de hombros al aire, muestra también una libertad de la que no gozaban en España.

Hay ideas que están condenadas a llegar a mal puerto y este es el caso de "Suspenso en comunismo", pero no porque sea mala, de hecho ésta podría dar muchísimo juego, si no por los condicionantes políticos. Hacer una película sobre el comunismo, no voy a decir amparada pero sí al menos tolerada por una dictadura que tenía posiblemente su mayor razón de ser en el anticomunismo es condenarse al fracaso. Eduardo Manzanos Brochero, que aprovecha una idea de Miguel Mihura, está atado de pies y manos porque no puede criticar al régimen, y si a esto le añadimos su impericia y su desconocimiento del marxismo, lo que sale es algo flojillo.

El problema no es tanto el de ser una caricatura excesivamente estereotipada, simplista y a veces tonta, después de todo, el retrato de Govi (Juanjo Menéndez) como comunista ortodoxo entregado al partido no deja de ser real, sino la ligereza de sus personajes, la ocultación de la situación en España y los ataques gratuitos que sirven para cualquiera que se llevan los rojos. No es serio que alguien quiera dejar la lucha porque prefiere ver el fútbol. De acuerdo es comedia pero tampoco es que haga mucha gracia, tres o cuatro chistes que es cuando consiguen entrar en la mentalidad marxista. En fin, mucha propaganda y una crítica anticomunista muy tosca.