El vigilante (2016)

Una especie de thriller con destellos de comedia negra que en su trama involucra algunas pequeñas facetas sociales mexicanas, no exclusivas pero algo típicas. No es un filme localista, lo que me pareció positivo, aunque por otro lado podría haber explotado un poco más los elementos que maneja, tanto las situaciones de la trama como los temas que flotan en el aire incluyendo esos aspectos de la cotidianidad mexicana. La trama comienza planteando a un personaje totalmente simple y su involucramiento en situaciones cada vez más extrañas lo que va generando tensión, una tensión se consigue de forma progresiva y con solidez, sin hacerlo a uno ponerse al borde del asiento pero con cierta naturalidad que hace que no solo resulte creíble, también realista. Todo con sencillez y sin grandes pretensiones, cosa que quizá le faltó tanto para ser importante temáticamente como para ser realmente emocionante. Sin embargo todo funciona, es eficaz -que no eficiente- y esos pequeños toques que resultan graciosos dimensionan la historia en algo "extraño". Y es que no construye propiamente una historia, sino más bien un pequeño episodio para el protagonista y el trabajo que desempeña con una casualidad atípica que indirectamente asoma algunas problemáticas. En resumen, la película es pequeña (dura poco), el concepto es pequeño y su logro es bueno a secas. Pero sobre todo, ese estilo misterio-humor, con sus mínimas facetas sociales y dramáticas, la vuelven algo interesante por ser ligeramente diferente a lo que se hace en este país, donde pareciera que solo existe el narco y la miseria por un lado, y una burguesía idiota flotando en una burbuja por el otro. Aquí no se ve ninguna muestra ante el mundo de lo que es México, solo un trabajo auténtico, entretenido y curioso, que vale la pena ver si los distribuidores (quizá el mayor obstáculo para el cine de autor mexicano) tienen algo de criterio.

El debut de Diego Ros con su película ‘El vigilante’ anuncia a un director con una tremenda capacidad para conseguir un clima opresivo y atrapante, con un inicio que promete, que logra sostener durante el resto del metraje a pesar de ciertos excesos en el guion.

Un vigilante de una obra en construcción llega temprano para cubrir su turno, se llama Chava y mira como la policía investiga lo sucedido en el interior de un auto estacionado en las cercanías del lugar, Chava da su versión, pero esta no coincide con la de su compañero que le antecede. El policía les sugiere que unifiquen su declaración para evitarles problemas.

Chava trata de convencer a su compañero, pero este se niega y lo persuade a él para que la cambie, como si tratase de ocultar algo, cuando Chava ha terminado su turno descubre que el otro vigilante tiene a una chica oculta en el lugar, supuestamente su sobrina, por lo que de ahí en más las cosas empiezan a complicarse.

Diego Ros consigue narrar con solvencia una historia que inicia de una manera impecable, con un dominio total del espacio físico, el cual se convierte en un personaje más, llevando al relato a un alto nivel de tensión y suspenso.

Pero conforme la trama avanza, diversos sucesos dentro de la misma, los cuales se van sucediendo de manera progresiva, pero con ciertas fallas en el verosímil, terminan atentando contra un relato narrado de manera solvente.

Una ópera prima con un gran director en potencia detrás, que logra un relato eficaz a pesar de sus fallas, pero que logra remontar transmitiendo esa sensación de desesperación y narrado con pulso firme y con una gran determinación para crear climas de manera eficaz.


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