Shaft vuelve a Harlem (Shaft 2) (1972)

En los 70, tiempos convulsos en USA, fueron numerosas las series y películas policíacas y de detectives privados. Shaft fue una buena respuesta para presentar al protagonista negro que faltaba para dicho papel. Sintetizadores y música disco afroamericana característica, más Harlem como buen escenario, exigían la puesta en marcha de la propuesta y llegó hasta con una serie de televisión.

John Shaft difiere en personalidad con los detectives blancos, no es irónico ni cínico aunque sí muy rudo. No soporta las bromas ni las provocaciones y las responde con mucha agresividad. Richard Roundtree supo meterse en el papel muy bien dotándolo de gabardina de cuero granate y mucha amoralidad (alterna las relaciones sexuales sin ningún compromiso o también puede ser que estuviera en la onda de por el entonces movimiento del Amor Libre). Es muy popular por el barrio, conoce un montón de gente y trata con la mafia. Otra característica es que siendo detective privado posee una licencia especial para llevar armas e identificarse como policía, con la que colabora continuamente como si fuera un agente más. Puede deberse a que sus procederes superan los límites de la ley y no soporta el trato con los jefes policiales; así que siendo detective privado puede alejarse de la correcta conducta policial.

Este Shat vuelve a Harlem está muy bien planteada, mejor que la parte primera, posee la acción característica de las series policíacas y el final de persecución espectacular.

Segunda entrega del tríptico sobre el Shaft original. Cine negro negro. Blaxexploitation puro al 100 %. Cuando los afroamericanos no tenían que usar cupos absurdos para aparecer en películas. Orgullo negro. Película muy urbana, que nos presenta el submundo afroamericano en New York, en Harlem, con sus organizaciones delincuenciales y apuestas. Donde tenemos capitanes negros de la policía, y mafiosos italianos sensu stricto. Shaft debe proteger a una de sus amantes investigando la muerte del hermano de ésta. Un asunto turbio en el que tendremos idas y venidas, conoceremos rápidamente a los culpables, tiroteos, muertos y un final con una persecución espectacular larguísima, quizás demasiado, usado coches, lanchas motoras y helicópteros. Es gracioso lo del póster ¡con tres helicópteros! Eso es publicidad engañosa. uno y no más. Y sexo, con chicas en ocasiones muy fáciles. Un tipo de cine que hoy no se haría, con tanto lenguaje políticamente correcto que sin embargo empobrece las historias.