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Casi un caballero (1964)

Casi un caballero
98 min.
5,4
214
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Sinopsis
Susana, una ladrona inexperta e ingenua que trabaja con dos ladronzuelos de poca monta, conoce a Alberto, un ladrón hábil y elegante. La rivalidad que surge entre ellos es inevitable, sobre todo porque Alberto siempre se queda con el botín. Adaptación de la obra de Carlos Llopis titulada "¿De acuerdo, Susana?". (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Casi un caballero
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Carlos Llopis
7
La bella Susana
Casi un caballero es una película de José María Forqué realizada en 1964, en la que se narran las vicisitudes de unos cuantos ladronzuelos y un elegante y sofisticado ladrón de guante blanco, de cómo llegan a confraternizar ambos especímenes apropiadores de lo ajeno y de cómo resuelven sus problemas antes de ser sorprendidos por un inspector dedicado a su trabajo: encontrar pistas.

En escena Agustín (Alfredo Landa), ladronzuelo melómano, todo un padrazo que en todo momento se acuerda de su querida família, incluso cuando trabaja. Entregado a su faena no percibe la presencia de los propietarios de la casa: Susana (Concha Velasco) y Gabriel Mostazo (José Luis López Vázquez), sorprendidos por descubrir al ladronzuelo no tardan mucho tiempo en dejarse convencer para llegar a un acuerdo mediante la ñoñería ramplona del ladronzuelo, hasta que aparece un nuevo personaje en escena.

Alberto (Alberto Closas), representa a la alta clase social entre ladrones de guante blanco, que utilizan la discreción y el sofisticado disimulo en sus fechorías, combinando las relaciones amorosas con la eficacia del robo sin violencia con mínimos desperfectos. Se presenta como el propietario de la casa. Utilizando el subterfugio, les convence hasta el punto en el que han de abandonarla, pero algo inesperado ocurrirá en sus vidas.

El elegante ladrón les propone a los sorprendidos pillastres un plan meditado largo tiempo para hacerse con una obra de arte de incalculable valor. En la visita al edificio de estilo renacentista donde se custodia la pintura, Agustín, Gabriel, Susana y Alberto, se unen a un grupo de visitantes conducidos por la sin par Gracita Morales, Guia turística del museo, momento que aprovechan para conocer mejor el edificio. Con lo que no contaban los ladronzuelos es con el factor sorpresa.

Eduardo Montalbán (Alfredo Mayo), es un inspector de policía que sigue el caso de un robo, casualmente conoce a Alberto, amigo de infancia, entablándose una conversación que aclararán la situación de los pillastres Agustín y Gabriel, torpes hasta para huir; de la sensual Susana, aprendiza de ladrona que dudará hasta el último minuto sobre sus verdaderos sentimientos hacia Alberto quien, liberado de su peligrosa carga artística decide, junto a la bella ladronzuela enderezar sus destinos...

Interesante metraje de Forqué en el que el exhaustivo trabajo en la profundidad de campo aplicado a las múltiples escenas de Casi un caballero, convierte el metraje en objeto de estudio para conocer los espacios escénicos con distintos fondos de los personajes en plano fijo, a lo que colaboró la excelente fotografía del experimentado Juan Mariné que tanto hizo por su oficio junto a directores como (además de Forqué), Neville, Masó, Fernán Gómez o Sáenz de Heredia. Película de corte elegante y de notables contrastes entre sus personajes, donde lo que impera es el cerebro frío y calculador que poco puede hacer ante la bella Susana y su destacado mimetismo aplicado al personaje en el cuerpo de la genial actriz Concha Velasco.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
MUCHO QUE OFRECER
Un fino humor, orientado por la mejor tradición española, inspiró a C. Llopis esta deliciosa obra que J.M. Forqué convirtió en estupenda película, divertida, muy bien hilvanada y de guiños constantes, en cuya factura se advierte el buen saber hacer del cineasta zaragozano.
El largometraje es coherente desde el punto de vista argumental, ingenioso en la utilización de recursos materiales, eficaz en la composición escénica y con un primoroso repertorio lúdico en el que los enredos chispeantes asoman a la pantalla para regocijo del público.
El toque de intriga y de suspense le confiere un aire cosmopolita en el que los cuatro protagonistas -A. Closas, C. Velasco, J.L. López Vázquez y A. Landa- coordinan sus respectivos papeles para demostrar que el cine español de los años sesenta tiene mucho que ofrecer..
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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