- Sinopsis
- Tony es una gran estrella del teatro. Britta, su pareja en los escenarios, lo fue también en la vida real aunque llevan divorciados más de dos años. En cuanto empiezan los ensayos de "Otelo", Tony vuelve a transformarse una vez más hasta perder su personalidad y adquirir la del celoso moro veneciano. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Melodrama Teatro
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1947 / Estados Unidos
- Título original:
- A Double Life
- Duración
- 96 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
(B&W)- Compañías
- Links
Premios
EXCESO DE MÉTODO
17 de noviembre de 2011
Recurriendo a la ya clásica confusión entre realidad y ficción, a la identificación enfermiza entre la persona y el personaje, Cukor realiza esta buena película, que siendo un drama, adopta sin embargo la estética del cine negro, por entonces en plena eclosión.
Y es que tras sus ligeras comedias de los años treinta -algunas de ellas meramente pasables-, Cukor emprendió un breve viraje (después de este filme volvería a la comedia), realizando una serie de dramas en los que puso mayor atención en los aspectos formales, como revela el uso dramático de la luz, claramente inspirado en el género negro.
Aunque se pueda pensar que "Gaslight" es el mejor ejemplo de esta nueva tendencia, yo opino que esta película se adecúa mejor a los esquemas del mencionado género, mientras que la anterior posee un argumento más cercano al policiaco clásico. En "Doble vida" se aborda la personalidad patológica de un actor teatral brillante y extremadamente exigente consigo mismo; su perfeccionismo, rayano en lo obsesivo, le empuja a interiorizar los rasgos de personalidad y carácter de los personajes que interpreta, exceso de método que se revela peligroso cuando el papel a interpretar es nada menos que el de Otello.
Así, nuestro actor, como un moderno Alonso Quijano, se identifica a tal punto con su personaje que acaba viendo la realidad a través de los ojos de éste, y no de los propios, consumiéndose por unos celos y sospechas infundados, pero que para él son reales, y que finalmente le empujan al crimen.
Debe destacarse la excelente fotografía de Milton Krasner, tanto en lo que atañe a la creación de ambientes como en la forma de iluminar a Colman, especialmente en sus momentos de mayor confusión mental. El guión desarrolla bien el conflicto dramático central, aunque utiliza a algunos personajes de forma un tanto caprichosa (el personaje de la joven Shelley Winters parece un parche de conveniencia más que una necesidad dramática o argumental). Bien interpretada, aunque destacando inevitablemente sobre todos Ronald Colman en el papel protagonista, la película avanza irremisiblemente hacia un final que no por esperado resulta menos hermoso o consecuente.
Y es que tras sus ligeras comedias de los años treinta -algunas de ellas meramente pasables-, Cukor emprendió un breve viraje (después de este filme volvería a la comedia), realizando una serie de dramas en los que puso mayor atención en los aspectos formales, como revela el uso dramático de la luz, claramente inspirado en el género negro.
Aunque se pueda pensar que "Gaslight" es el mejor ejemplo de esta nueva tendencia, yo opino que esta película se adecúa mejor a los esquemas del mencionado género, mientras que la anterior posee un argumento más cercano al policiaco clásico. En "Doble vida" se aborda la personalidad patológica de un actor teatral brillante y extremadamente exigente consigo mismo; su perfeccionismo, rayano en lo obsesivo, le empuja a interiorizar los rasgos de personalidad y carácter de los personajes que interpreta, exceso de método que se revela peligroso cuando el papel a interpretar es nada menos que el de Otello.
Así, nuestro actor, como un moderno Alonso Quijano, se identifica a tal punto con su personaje que acaba viendo la realidad a través de los ojos de éste, y no de los propios, consumiéndose por unos celos y sospechas infundados, pero que para él son reales, y que finalmente le empujan al crimen.
Debe destacarse la excelente fotografía de Milton Krasner, tanto en lo que atañe a la creación de ambientes como en la forma de iluminar a Colman, especialmente en sus momentos de mayor confusión mental. El guión desarrolla bien el conflicto dramático central, aunque utiliza a algunos personajes de forma un tanto caprichosa (el personaje de la joven Shelley Winters parece un parche de conveniencia más que una necesidad dramática o argumental). Bien interpretada, aunque destacando inevitablemente sobre todos Ronald Colman en el papel protagonista, la película avanza irremisiblemente hacia un final que no por esperado resulta menos hermoso o consecuente.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa trabazón entre cine, teatro y literatura
19 de agosto de 2007
Ver esta película sublime es asistir a una mágica representación artística. El mito literario, el escenario teatral y el lenguaje cinematográfico se conjugan de forma extraordinaria.
Partiendo de la representación teatral de Otelo asistimos a un homenaje precioso de lo que significan las reprensentaciones teatrales. Nunca se ha plasmado mejor la preparación artística de un actor ante su papel. Y mientras, el mito se hace carne. Lo que para el espectador racional del siglo XX puede ser esquizofrenia aquí se muestra como sublimacion de la esencia literaria de la figura shakesperiana. Todo ello aderezado con el lenguaje cinematográfico que nos proporcina Cukor: el ritmo narrativo in crescendo y el uso q hace los primeros planos, sobre todo en la parte final.
Ronald Colman está sencillamente magnífico. Del asombro de ver lo bien que actúa al sobrecogimiento que desprenden sus expresiones desagarradoras.
Partiendo de la representación teatral de Otelo asistimos a un homenaje precioso de lo que significan las reprensentaciones teatrales. Nunca se ha plasmado mejor la preparación artística de un actor ante su papel. Y mientras, el mito se hace carne. Lo que para el espectador racional del siglo XX puede ser esquizofrenia aquí se muestra como sublimacion de la esencia literaria de la figura shakesperiana. Todo ello aderezado con el lenguaje cinematográfico que nos proporcina Cukor: el ritmo narrativo in crescendo y el uso q hace los primeros planos, sobre todo en la parte final.
Ronald Colman está sencillamente magnífico. Del asombro de ver lo bien que actúa al sobrecogimiento que desprenden sus expresiones desagarradoras.
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15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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