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Voto de Quatermain80:
7
Drama Tony es una gran estrella del teatro. Britta, su pareja en los escenarios, lo fue también en la vida real aunque llevan divorciados más de dos años. En cuanto empiezan los ensayos de "Otelo", Tony vuelve a transformarse una vez más hasta perder su personalidad y adquirir la del celoso moro veneciano. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recurriendo a la ya clásica confusión entre realidad y ficción, a la identificación enfermiza entre la persona y el personaje, Cukor realiza esta buena película, que siendo un drama, adopta sin embargo la estética del cine negro, por entonces en plena eclosión.

Y es que tras sus ligeras comedias de los años treinta -algunas de ellas meramente pasables-, Cukor emprendió un breve viraje (después de este filme volvería a la comedia), realizando una serie de dramas en los que puso mayor atención en los aspectos formales, como revela el uso dramático de la luz, claramente inspirado en el género negro.

Aunque se pueda pensar que "Gaslight" es el mejor ejemplo de esta nueva tendencia, yo opino que esta película se adecúa mejor a los esquemas del mencionado género, mientras que la anterior posee un argumento más cercano al policiaco clásico. En "Doble vida" se aborda la personalidad patológica de un actor teatral brillante y extremadamente exigente consigo mismo; su perfeccionismo, rayano en lo obsesivo, le empuja a interiorizar los rasgos de personalidad y carácter de los personajes que interpreta, exceso de método que se revela peligroso cuando el papel a interpretar es nada menos que el de Otello.

Así, nuestro actor, como un moderno Alonso Quijano, se identifica a tal punto con su personaje que acaba viendo la realidad a través de los ojos de éste, y no de los propios, consumiéndose por unos celos y sospechas infundados, pero que para él son reales, y que finalmente le empujan al crimen.

Debe destacarse la excelente fotografía de Milton Krasner, tanto en lo que atañe a la creación de ambientes como en la forma de iluminar a Colman, especialmente en sus momentos de mayor confusión mental. El guión desarrolla bien el conflicto dramático central, aunque utiliza a algunos personajes de forma un tanto caprichosa (el personaje de la joven Shelley Winters parece un parche de conveniencia más que una necesidad dramática o argumental). Bien interpretada, aunque destacando inevitablemente sobre todos Ronald Colman en el papel protagonista, la película avanza irremisiblemente hacia un final que no por esperado resulta menos hermoso o consecuente.
Quatermain80
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