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Los misterios del organismo (1971)

Los misterios del organismo
85 min.
6,2
432
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Sinopsis
En 1971, en plena resaca del Mayo del 68, el cineasta yugoslavo Dusan Makavejev se convierte en el artista escandaloso del momento con esta especie de falso documental sobre sexo y política, en el que se combinan noticiarios, entrevistas, ficción y ocurrencias surrealistas varias. El guion, apenas esbozado, gira en torno a la vida y obra del psiquiatra austriaco Wilhelm Reich, descubridor de la energía orgásmica, y a las peripecias de dos jovencitas comunistas con muchas ganas de experimentar con sus respectivos y pimpantes cuerpos. Todo ello mezclado con imágenes manipuladas de Stalin, escenas de sexo explícito e incluso una sesión de electroshock real. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Drama Comedia Falso documental Sátira Política Erótico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Yugoslavia Yugoslavia
Título original:
W.R. - Misterije organizma (W.R.: Mysteries of the Organism)
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Yugoslavia-Alemania del Oeste (RFA);
Links
Premios
1971: Festival de Chicago: Hugo de Oro - Mejor película
9
Una mirada caleidoscópica al socialismo erótico.
Declarado persona non grata en su ahora inexistente Yugoslavia natal tras la realización de WR: Misterios del organismo, el Braque del cine europeo de los sesenta presenta en esta oportunidad, deliberadamente e incuestionablemente, una de las películas más subversivas de la cinematografía de la época.

Esta sátira política contenida de alta explicitud erótica es revolucionaria en tanto subvierte los cánones narrativos y de montaje tradicionales, que él consideraba una fórmula impuesta opresiva, una prisión para la libertad creativa, una mentira (¿o una no verdad?). Para darle cuerpo a este ejercicio de “antinarración” audiovisual el yugoslavo hace uso del collage, un tanto popular en los sesenta y setentas, imbricando escenas cinematográficas de las más peculiares procedencias, algunas propias y otras tomadas prestadas, sin un hilo conductor narrativo aparente a simple vista. También apreciamos como, entre otros mecanismos más detallados, se vale de la utilización de sonidos dispares respecto a la imagen en muestra. De esta manera logramos ver cómo desfila en pantalla el entrecruzamiento de extractos documentales de la vida y obra del excéntrico Wilhelm Reich, de quien provienen las iniciales del título; fragmentos de filmes propagandísticos de la unión soviética, protagonizados por un heróico Stalin; imágenes reales de un sanatorio psiquiátrico, con terapia electroconvulsiva incluída; un travesti de la Factory de Warhol paseando con un amante por Manhattan ante miradas inquisidoras; una pareja de jóvenes follando al aire libre; multitudinarias movilizaciones en la China comunista; el vocalista de The Fugs (Kill for peace) vestido de soldado de juguete, que cuando no masturbada su rifle deambulaba por calles atacando transeúntes burgueses y rampando por edificios institucionales; el proceso de erección inducida y réplica artesanal de un pene a manos de una hacendosa artista; y la historia ficticia de Milena, jóven comunista admiradora de W.R., que germina una relación con un artista ruso también comunista.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Nota a pie de página de los sucesos del 68
Desde sus confines orientales hasta sus costas atlánticas Europa aparece indefectiblemente condicionada en todos sus aspectos por la tradición judeo-cristiana que, al fin y al cabo, es una parte esencial de ese complejo entramado poliédrico que llamamos civilización europea. Esta curiosa obra de Makavejev ahonda en estas y en muchas otras cuestiones, así, de algún modo nos muestra cómo la cultura cristiana ha cumplido dos roles fundamentales en la configuración del carácter de las sociedades europeas: en primer lugar incitar al individuo a avergonzarse de su aspecto externo y, en segundo lugar, a rechazar las manifestaciones de su microcosmos mental que se salieran de los términos de lo establecido o lo políticamente correcto. Así pues el cristianismo ha enseñado al hombre a rechazar tanto su desnudez y transparencia como la de los demás, tanto en el ámbito puramente físico como en el espiritual. Esto es lo que permite a Wilhelm Reich y a Makavejev después (junto a ellos muchos otros) observar la naturaleza humana como una enorme estructura artificial - las mentalidades, la cultura, los prejuicios, la religión, el Estado - que se superpone a las necesidades mismas del ser tratando de contener sus impulsos primarios y su naturaleza misma bajo una capa de superficialidad: la razón (entendida como orden) que oculta a la verdadera razón (entendida como desorden), dando lugar a una auténtica sinrazón, a algo verdaderamente insoluble. He aquí la doblez del mundo mostrada y atacada por Makavejev en su película (de hecho esta es una idea muy trabajada en la Yugoslavia comunista, estoy pensando por ejemplo en las magníficas obras literarias de Aleksandar Tisma).

De algún modo los años 60 fueron revolucionarios en muchos sentidos y vinieron marcados por su colofón por el convulso 68, que tuvo ramificaciones de lo más interesantes a nivel mundial. Makavejev nació en 1932, de modo que era suficientemente joven en aquel momento como para empaparse de toda la revolución cultural en ciernes que, en su máxima expresión, supuso poco menos que el cuestionamiento de las bases mismas sobre las que se sustentaba la sociedad. El 68, tanto en Francia - paradigma por excelencia - como en Nuevo Belgrado se pudieron escuchar discursos muy similares donde se defendía que las cosas podían ser distintas y mejores, aunque no supiesen exactamente cómo. Frente a ellos se encontraban sus padres y abuelos que, acostumbrados a sangrientas coyunturas bélicas y épocas de grandes privaciones - más aún en la antigua Yugoslavia, dado el impacto brutal de la Segunda Guerra Mundial -, por primera vez podían contemplar retrospectivamente aquella larga racha de inusual paz y prosperidad que venían disfrutando desde los 50. Esto hacía que la mayor parte de la población yugoslava se desentendiera con facilidad de la política. Lo que Makavejev plantea es que sobre ese relativo bienestar y sobre la bendición brindada por el silencio y la connivencia de las masas se asentó la injusticia.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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