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Miguel Ángel (El pecado) (2019)

Miguel Ángel (El pecado)
134 min.
6,2
397
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Sinopsis
Florencia, principios del siglo XVI. Miguel Ángel vive momentos de angustia y éxtasis de su genio creativo, mientras dos familias nobles rivales se disputan su lealtad, la cual se pone a prueba cuando el Papa León X, de la familia Medici, accede al papado y le entrega un nuevo encargo lucrativo: la fachada de la basílica de San Lorenzo. Obligado a mentir con el fin de mantener los favores de ambas familias, Miguel Ángel es atormentado gradualmente por sospechas y alucinaciones que lo llevan a examinar su propia moral y sus fracasos artísticos.
Género
Drama Biográfico Histórico Siglo XVI
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Il peccato
Duración
134 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Rusia;
7
"El pecado": Konchalovsky peca, pero peca muy bien
El pecado (Il peccato) es la última película del cineasta ruso Andrey Konchalovsky, que se centra en la figura del artista Miguel Ángel y que en realidad es una coproducción entre Rusia e Italia. La película ha causado sensación y realmente es tan bella como fallida, a unos niveles divinos, como el propio artista. Sin fecha de estreno.

El pecado, en realidad, lo comete el propio Konchalovsky, cuando convierte a su propio Miguel Ángel en un muñeco que sirve como representante de sus propios traumas e individualismos. Porque el director es un "monstruo" (como el mármol de piedra al que continuamente hacen referencia), en cuanto se refiere a lo estético, y es capaz de crear imágenes de la propia naturaleza que resultan majestuosas. Pero en cuanto a lo argumental, El pecado (Il peccato) acaba con un final tan burdo que parece resuelto por un aficionado. De eso, ya hablaremos más adelante. Quedémonos con que estamos ante una película de un director no apto para todos los públicos, como a la vez era el artista florentino.

Uno de los problemas principales de El pecado (Il peccato) es que ofrece una trama totalmente dispersa. Por una parte, se centra en las rencillas políticas entre la familia de los Rovere y la familia de los Médici. Hay que decir que las conspiraciones, los diálogos entre familias y los vaivenes de la suerte están muy bien relatados y sin duda es uno de los pilares por los que más se disfruta de la película. En este sentido, incluso puede recordar a las intrigas políticas que se han puesto de moda actualmente por series como Juego de Tronos, pero que, evidentemente, tienen mucha más historia detrás, y quizá la crónica de Miguel Ángel sea precisamente uno de esos paradigmas en los que confluyen con más fuerza todos estos tipos de intrigas.

Por otra parte, tenemos la trama del mármol de Carrara. Para el que no lo sepa, como bien explica El pecado (Il peccato), es totalmente cierto que Miguel Ángel fuera a las canteras de mármol para escoger personalmente el material con el que iba a trabajar. Como se ha recogido, el decía que la "obra ya estaba dentro, en el bloque de mármol y sólo había que sacarla". Sin embargo, parece que se alarga en exceso esta trama, y que el director no es capaz de unirla del todo con la primera parte de las intrigas palaciegas. Además, que ver escenas reiterativas de cómo se extrae mármol puede tener un pase como material documental, pero cuando se alarga a más de la mitad de metraje, puede resultar pesado para cualquier espectador.

Una recreación sublime, una película documental magistral

Lo que sí resulta de diez, es la recreación que hace el director de la vida cotidiana del siglo XVII. Y que es evidente que esta tiene una importancia al mismo nivel que la historia de Miguel Ángel, porque Konchalovsky se complace en completar con muchas escenas que tienen la intención de dar precisamente ese paisaje, tanto urbano como natural. No nos encontramos con un biopic de esos acaparadores donde el genio sobresale por encima de cualquier otro personaje, sino que aquí el genio convive en todo momento con la sociedad y lo que le rodea. Y sin duda, estos numerosos momentos minimalistas que nos regala la película son sencillamente perfectos, trasladándonos a unos épocas que no eran ni mejores ni peores, simplemente diferentes.

Podemos poner muchísimos ejemplos: La contabilidad de la época, donde vemos ese primerizo capitalismo que también tiene sus víctimas y sus vencedores, mientras los contables hacen cuentas sobre el dinero que debe o deja de tener el artista. La propia extracción del mármol y los aspectos técnicos que este acarreaba. La mendicidad en las calles, la oscuridad peligrosa de la noche, el pecado carnal, la ambición por conseguir un proyecto artístico...

La propia rivalidad entre los clanes papales, que deja en bragas cualquier episodio de series de política contemporánea. La Roma, llena de esplendor y corrupción sí, pero también libre de turistas y única para nosotros mismos. Y de igual manera con Florencia. Pocas veces se han visto en el cine estas dos ciudades de una manera tan bella.

El concepto filosófico que desarrolló el filósofo Edmund Burke en su investigación "Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y lo bello", obra por cierto, totalmente recomendada porque explica el porqué ahora somos capaces de admirar positivamente una obra con un pathos desbocado, aparece en la película con todo su esplendor. Lo que quiere hacernos sentir Konchalovsky con esas divinas panorámicas sobre el cielo es transmitirnos los propios delirios divinos que debía sentir Miguel Ángel mientras hacía su obra, y como esta le acercaba a Dios. Porque sólo el mármol, la piedra, el trabajo, el arte, eran cosas divinas, y no el Papa, los Médici o los asuntos financieros.

Y así, una vez ha encontrado a Dante, puede entregarse en cuerpo y alma solamente a Dios (y por eso, en la escena final le vemos con la maqueta de la basílica de San Pedro en las manos, y no cualquier otro capricho dominical). Solo por estas imágenes divinas (me permito el lujo de repetir adjetivo), la película debe verse en pantalla grande. Uno no es creyente, pero Miguel Ángel te hace dudar, y Konchalovsky igual.

Una pena, que Konchalovksy no fuera capaz de hacer esta transición de otra manera que no fuera tan apresurada, incluyendo imágenes de archivo de obras de Miguel Ángel que no aportan absolutamente nada.

Conclusión

Quizá tenga un pase totalmente menor en España, pero  El pecado (Il peccato) es una película imprescindible. Imperfecta para cualquier aficionado al cine, pero totalmente subyugante. Seguramente debería darse en las escuelas de cine para enseñar cómo retratar un contexto histórico sin complejos. Gracias Konchalovsky.

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16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica de Miguel Ángel (El pecado) por Cinemagavia
*Las obsesiones del talento

Miguel Ángel Buonarroti es uno de los artistas más famosos, habiendo dejado tras de él un legado que todavía perdura hoy. Creador de la Capilla Sixtina, su famoso David y otras creaciones, Andrei Konchalovsky aborda la vida del autor en un espacio concreto de su vida. Así se evita realizar un biopic que recoja la vivencia completa del italiano, para mostrar su personalidad y decadencia hacia las obsesiones que le embadurnan. Asimismo, aprovecha para analizar el contexto histórico y político en el país mediterráneo, con las guerras entre las familias Médici y della Rovere. Por lo tanto, la densidad del libreto va más allá de los trabajos del autor, sino también las envidias, conspiraciones y decisiones que marcaron este lapso de su vida. Por un lado, se vive con interés aquellos detalles específicos, que le dan verdad y humanidad a su personaje.

Sin embargo, hay momentos en los que se siente que hay una narrativa excesivamente espesa al ofrecer una multitud de datos y sucesos. Aun así, se valora que hayan sabido establecer una estructura coherente, donde se expone la manera de vivir de la época y nace una necesidad por ver más allá del mito. Gracias a ello, el espectador obtiene un retrato verosímil y con una carga combinada de cotidianidad en Miguel Ángel (el pecado). Su mayor flaqueza es una duración excesiva sin un gancho más potente en el último tercio del film, pese a tener algunas de las escenas más emotivas y el giro que desemboca en el final de la propia cinta. En consecuencia, el espectador puede sentir que se aletarga en exceso y se podría haber apostado por una condensación más efectiva de las acciones, aprovechando el simbolismo creado.

*El retrato

Uno de los puntos más fuertes de Miguel Ángel (el pecado) es la interpretación entregada de Alberto Testone como el mismísimo Miguel Ángel. Desde la primera escena se puede ver una construcción muy cuidada en todo los aspectos que se ven en su personaje. Desde la vertiente psicológica, con una expresividad que transmite ese revoltijo de sensaciones y pensamientos, al igual que los focos de luminosidad. También sabe dar ese efecto de carácter, haciendo posible que no caiga en un solo perfil, sino que obtenga distintos matices con una coherencia interna espléndida. Por lo cual, hay que aplaudir el excelente trabajo que hace en la pantalla, siendo uno de los pilares fundamentales del resultado global del largometraje. Asimismo, mencionar la conexión que mantiene con sus compañeros de escena, lo cual indica que no acapara pantalla.

Tanto Massimo De Francovich como Nicola De Paola ofrecen dos trabajos que indican un buen espejo del poder del Papa en sendos casos. Mientras que De Francovich expone esa relación personal con Miguel Ángel con una interpretación más cercana, incluso tierna, De Paola apuesta más por la pomposidad y la superficialidad que se desea dar a su personaje. Después, Francesco Gaudiello regala jovialidad y conecta muy bien con la cámara, ofreciendo un atractivo visual muy seductor. Por otra parte, hay que aplaudir la actuación de Federico Vanni, quien pese a ser uno de los personajes secundarios del film, logra quedarse en la retina del público. Además, consolida esa dicotomía más campechana con lo colérico, dando esas pinceladas que terminan por completar su interpretación. En general, el reparto presenta un rendimiento positivo, con actores muy bien elegidos.

*La recreación del mármol

La producción de Miguel Ángel (el pecado) apuesta por una realización de altura, en el que abundan multitud de escenarios naturales que acercan al espectador a la realidad del artista. Gracias a ello, el film adquiere un tono diferente, en el que se aprecia el cuidado de la selección de los distintos lugares por los que se pasea el film. También hay que valorar que se dé importancia al propio proceso creativo de Miguel Ángel, aunque se puede echar en falta una mayor influencia en su estilo artístico en las referencias visuales que hay en el film. A pesar de ello, deja esa sensación de estar realizando un paseo por la historia, lo que da mayor verosimilitud al discurso desde el apartado técnico. Gracias a ello, se comprueba que hay un despliegue de medios importante.

También hay que aplaudir la labor del diseño de vestuario y maquillaje, que establecen una línea artística en consonancia con el sello de identidad del propio largometraje. Por lo cual, adquiere una cohesión y una armonía estética, que se transfiere de principio a fin. Además, no solo busca lo bello, sino también la propia suciedad y el estilo de vida precario que rodea al mítico artista. Por otro lado, el diseño de sonido tiene un resultado potente, en el que también cabe espacio para los silencios y el misterio de algunas partes más introspectiva. Sin embargo, peca en una duración excesiva con un ritmo que se encalla en algunos momentos. En consecuencia, se fragua una sensación de menguar la velocidad, mediante una justificación poco tangible. Aun así, el interés que despierta el conjunto hace que sea un film recomendable, por los entresijos en torno al famoso escultor.

*Conclusión

Miguel Ángel (el pecado) un retrato bastante realista de la figura de Miguel Ángel, rompiendo la elevación del mito, para exponer lo que hay detrás de su figura. Asimismo, lo mejor de la película es el reparto, liderado por un magnífico Alberto Testone, el cual brilla en su propuesta interpretativa. También hay que mencionar que el resto de intérpretes principales realizan una labor más que notable. Después, a nivel técnico, se debe destacar la selección amplia y efectiva de paisajes naturales, así como el cuidado del vestuario y maquillaje, que son atractivas. El análisis exhaustivo de una figura histórica, que gana en la humanidad de su relato y el contexto en el que lo envuelve.

Escrito por Diego Da Costa
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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