Sugar Colt (1966)

Sorprendentemente, bastante entretenido (antes) spaguetti western, ahora western europeo, que creo le define mejor, que no es que sea bueno, es mediocre, como casi todas las cintas de este simpatiquísimo género, pero hay que reconocerle un loable intento de hacer pasar bien el rato al espectador, sin marearle la perdiz y sin intentar vericuetos pedantes y efectistas propias también del género.
No, aquí todo es bastante sencillo, honesto a carta cabal, y la peli es seria aunque haya abundantes momentos presuntamente divertidos por su comicidad. Una comicidad que no llega a convencer pues los gags son bastante torpes, pero que, al menos, sirven de apuntalar la historia.
Y es que el argumento, el guión, no es malo, sobre todo lo que concierne a su primer tercio. Más tarde llega la presunta comicidad, para dar paso a un último tercio donde los disparos y muertos que tanto abundan en el spaguetti , campan a sus anchas.
Tiene sus cosas inverosímiles, pero en conjunto funciona, gracias a la aquilatada fotografía del gran Alejandro Ulloa, a la efectividad de la bonita aunque repetitiva música de Bacalov, y a la grata presencia de las dos protagonistas femeninas.

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Salvo en los Spaghetti Western en los que aparecen los arriba citados, este tipo de películas suelen ser bastante malas y el único aliciente es ver esos grandes paisajes de Almería, Colmenar, etc en los que han sido rodadas (al igual que mucha gente ve el Tour o la Vuelta por los paisajes); en este caso, el escenario del desenlace de la película es el palacio de Nuevo Baztán, en Madrid. Sólo por eso merece la pena ver este tipo de películas, aunque sean un poco rollo, como ésta..