Charlie Chan in London (1934)

Lograda trama en la que Charlie Chan tiene que descubrir, a contrarreloj, al auténtico asesino, mientras espera en el cadalso a su ejecución un pobre inocente. Warner Oland interioriza el personaje de Chan y se mimetiza con él. Los otros personajes tienen su peso, llevando el contenido emocional la hermana del falso culpable. La historia es tan compleja, llena de trampas y pistas falsas para el espectador, que es todo un gozo seguirla sin saber quién puede ser el homicida.

De nuevo W. Oland encarna al inefable C. Chan que, dirigido por E. Forde, mantiene su prestancia e interés de entregas anteriores.
Episodio breve pero intenso, de sabor concentrado y aroma de cine negro, adornado por fintas sutiles de inducción y de deducción que proporcionan armonía, equilibrio y una permanente sensación de credibilidad.
Y todo para desentrañar un misterio cuyo móvil resulta inimaginable y las pistas contradictorias.
Estupendo capítulo en el que, una vez más, el reputado detective chino se adapta a los requerimientos del argumento y el magnífico actor lo interpreta con dominio pleno de la escena gracias a una excelente actuación.