Viaje al séptimo planeta (1962)

Curioso film de viajes espaciales que nos recuerda más a un episodio de la serie clásica de Star Trek que a una película al uso. Tras la llegada a Urano, los tripulantes del cohete deben enfrentarse a una entidad maléfica y cerebral que les obsequia con aquello que más desean sus mentes, esto es, señoritas pin-up esculturales y curvilíneas, siempre dispuestas a lo que haga falta.

Resulta curioso que en el filme es el primer encuentro de la humanidad con otro ser y que, lejos de querer entenderle, deciden exterminar a tan único ejemplo de vida inteligente, por muy malvada que sea.

Una rareza, con más enjundia que otras de aquellos años, aunque con todos los tópicos de éstas: machismo, alienígenas malvados, astronautas que piensan con la entrepierna y planetas hostiles. Para aficionados al género.

No es una película en la que se vea compensado su escaso presupuesto con ideas brillantes, no es una película que pasados cincuenta años de su realización podamos elevarla a la altura de joyas por descubrir, no es una película buena, ni antes ni ahora. Todo lo bueno que se suele decir de una película de serie B que llega a nuestros días con la consideración general de que sea una buena película, en este caso, en este "Viaje al séptimo planeta" no puede aplicarse. Ni ideas buenas, ni ritmo acelerado, ni actuaciones notables. No hay mucho que destacar. Es una prueba de que la ciencia-ficción también tiene capítulos para olvidar, en este caso lo que tiene que ver con unos tripulantes que llegan a Urano y se encuentran allí una serie de escenarios que son creados por su misma memoria, bueno, unos sí, otros no, vaya usted a saber, el caso es que una conciencia de supuesta inteligencia superior quiere acabar con la vida de ellos y lo que hace es caer en ridículo tras ridículo. Mención espectacular se merecen los disfraces de nuestros astronautas, con sus pistolas y sus escafandras, más propio del peor Ed Wood, con imágenes de una tarántula persiguiendo a nuestros desdichados amigos, unas tías buenas que aparecen por ahí... En fin, un despropósito tras otro, para olvidar. Lo peor de todo es que hasta se me ha hecho larga, pésima, pésima...